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Reseña de los bosques boreales

K. Kuusela

El Dr. Kullervo Kuusela es Profesor Emérito del Instituto Finlandés de Investigaciones Forestales. El presente artículo se basa en gran medida en su libro The dynamics of boreal coniferous forests, publicado en 1990 en Helsinki, por el Fondo Nacional Finlandés para la Investigación y el Desarrollo (SITRA).

Los bosques boreales, cuya extensión representa un 29 por ciento de la superficie total de bosques del mundo, ciñen el casquete septentrional del globo terráqueo. Constituyen el mayor depósito de carbono en forma orgánica viva de toda la tierra y, con seguridad, contribuyen significativamente a determinar el clima global. Son una considerable fuente de madera y constituyen un hábitat importante para el ser humano y la fauna. A pesar de todo, sus especiales características no suelen ser bien comprendidas. Este artículo describe los bosques boreales y esboza los desafíos que se plantean en su futura administración.

Los bosques boreales constituyen un cinturón circumpolar homogéneo de materia vegetal (véase la figura) en que la temperatura es el factor ambiental que más contribuye a determinar los límites geográficos. El límite septentrional corresponde a la isoterma de 13°C en julio, y el meridional coincide con la isoterma de 18°C en julio. Esto implica que todos los bosques boreales del mundo quedan dentro de las fronteras de la actual Rusia, Canadá, Alaska (EE.UU.) y los países escandinavos (Finlandia, Noruega y Suecia).

Recursos forestales

Dado que la zona de bosques boreales de coníferas abarca distintos países y distintos distritos administrativos - en los que también se incluyen otras zonas forestales - no es posible establecer de manera precisa su extensión. No obstante, se calcula que ésta asciende a 920 millones de hectáreas (FAO/CEPE 1985; Korotkov, comunicación personal), es decir el 29 por ciento de los bosques de todo el mundo y el 73 por ciento de los de coníferas. El Cuadro 1 presenta los recursos forestales de los países boreales (incluyendo Alaska) y el porcentaje que cada uno representa del total mundial; obsérvese que, del área total de bosque boreal cerrado, el 73 por ciento se encuentra en la ex URSS, el 22 por ciento en el Canadá y Alaska, y el 5 por ciento en los países escandinavos. El Cuadro 2 presenta un cálculo aproximado de la madera en pie en estos mismos países.

El Cuadro 3 indica las principales especies de árboles boreales; aunque casi todos los géneros se encuentran en toda la zona, en Alaska no se encuentra pino, ni tampoco abeto balsámico al oeste de los 125° de longitud oeste. En Eurasia el límite occidental del alerce y del abeto está cerca de los 40° de longitud este pues es posible que ambos géneros sean propios de clima continental, o que no hayan tenido tiempo desde la última glaciación para adaptarse e invadir la parte noroccidental de Eurasia, en la cual las únicas coníferas que se encuentran son el pino albar y el abeto rojo.

500 000 habitantes en 1950

CUADRO 1. Extensión de los principales tipos de bosques existentes en la parte boreal de cada país

Tipo de bosque

ex URSS

Alaska

Canadá

Noruega

Suecia

Finlandia

Total

Totales de cada país según FAO/CEPE, 1985

(Millones de hectáreas)

Bosque y otras tierras arboladas

929,6

52,2

436,4

8,7

27,8

23,2

1 477,9

Bosque terrado

791,6

8,5

264,1

7,6

24,4

19,9

1 116,1

Bosque cerrado explotable

534,5

6,4

214,8

6,6

22,2

19,4

803,9



De los cuales quedan dentro de la zona boreal *

(Millones de hectáreas)

Bosque y otras tierras arboladas

(790)

46

327

(7.0)

21,4

22,7

(1 214)

Bosque cerrado

673

5

198

5,9

18,4

19,5

920

Bosque terrado explotable

(450)

5

144

5,1

16,1

19,0

(639)

* Notas:

Ex URSS: Todo el bosque es «bosque cerrado». Según cifras de 1989, esa extensión es de 810,9 millones de hectáreas y no de 791,6 millones de ha como figura en este cuadro. Según cálculos de un corresponsal de la ex URSS, el 85 por ciento de los bosques queda dentro de la zona boreal.

Canadá: Según el inventario forestal de 1986, en la zona boreal se encuentran 299,2 millones de ha del total inventariado de 397 9 millones de ha. Se ha utilizado la misma proporción (75 por ciento) para deducir cuáles son las extensiones de «Bosque y otras tierras arboladas» y de «Bosque cerrado» pertenecientes a la zona boreal. De la misma fuente se deduce que el 67 por ciento de los bosques inventariados productivos se encuentran en la zona boreal. Se ha aplicado este porcentaje al «Bosque cerrado explotable».

Alaska: La citada fuente FAO/CEPE proporciona datos sólo para el conjunto de los EE.UU. pero, dado que indica cómo convenir cifras nacionales a las correspondientes de la FAO/CEPE, ha sido posible deducir los datos referentes a Alaska de la publicación Forest Statistics of the United States, 1987. Se ha tomado el total de bosques de los EE.UU. como «Bosques y otras tierras arboladas», la superficie cubierta de madera en pie, reservada y no reservada, como «Bosque cerrado», y la superficie cubierta de madera en pie, reservada y no reservada, como «Bosque cerrado explotable». Para la zona boreal de Alaska, me ha gentilmente proporcionado información el Sr. La Bau del Servicio Forestal de los Estados Unidos

Noruega: La zona boreal cubre todos los condados excepto los de Østfold, Akershus y Oslo, Vestfold, Aust-Agder, Vest Agder, Rogaland y Hordaland. De estadísticas oficiales se deduce que el 78 por ciento de la «tierra forestal productiva» pertenece a la zona boreal. El mismo porcentaje se ha aplicado al «Bosque cerrado» y al «Bosque cerrado explotable».

Suecia: El bosque boreal cubre Värmland, Örebro, Västmanland, Gävleborg y los condados situados más al nene de los mismos. La proporción que corresponde a la zona boreal se ha deducido de las estadísticas nacionales.

Finlandia: Pertenecen a la zona boreal todos los bosques excepto los de los distritos de Ahvenanmaa y Helsingin. Según estadísticas oficiales esto corresponde al 98 por ciento del bosque productivo, por lo tanto se ha usado este porcentaje en todo el cuadro.

Ecología de la zona boreal

La zona boreal tiene tres subzonas: marítima, continental y nordcontinental, de las cuales la continental es la más extensa. En la subzona marítima la variación de temperaturas a lo largo del año es relativamente ligera; el invierno es generalmente templado y el verano fresco. La temperatura media del mes más caluroso varía de 10 a 15 °C, y la del mes más frío de 2 a -3 °C. La precipitación anual, nieve en su mayoría, oscila entre 400 y 800 mm, pero alcanza 1000 mm y aún más en la parte occidental de Noruega y en Terranova.

En la subzona continental los inviernos son prolongados y fríos y hay nieve abundante durante 5 a 7 meses. La temperatura media mensual, sobre todo en invierno, varía mucho, lo cual exige considerable adaptabilidad por parte de los árboles; en la parte septentrional de la zona, el viento seco y las temperaturas de -20 a -40 °C pueden ser letales para los árboles. En primavera el recalentamiento es rápido pero puede variar mucho el momento en que comienza la fotosíntesis. En verano el tiempo es relativamente cálido pero puede ser muy variable. El período vegetativo, medido por el número de días en que la temperatura media diaria es superiora 10 °C, duro de 100 a 150 días. La temperatura media del mes más cálido varía entre 10 y 20 °C. Durante el año, la temperatura media mensual oscila entre 20 y 40 °C y la variación de la máxima puede estar comprendida entre 60 y 70 °C. La precipitación anual media varía entre 400 y 600 mm, la mayor parte de los cuales se registran en los meses de verano.

En la subzona nordcontinental, que comprende territorios de Siberia oriental y del Extremo Oriente, el invierno es muy prolongado, extremadamente frío y seco. La temperatura media anual está comprendida entre -7 y -10 °C. La temperatura media mensual puede variar en más de 40 °C y la mínima de -50 a -60 °C, mientras que la temperatura media del mes más frío llega a ser inferior a -25 °C. La primavera se presenta súbitamente y el verano es corto y relativamente cálido, aunque puede helar por las noches, incluso en verano. La precipitación anual es en general más baja que en las otras subzonas, variando entre 300 y 400 mm; la mayor parte se registra en la temporada vegetativa, a pesar de lo cual la razón de la precipitación sobre la evaporación es inferior a la unidad en los meses cálidos de verano.

Dinámica de las especies arbóreas

La composición por especies en el ecosistema de los bosques boreales cambia constantemente. Los principios básicos de la dinámica de las especies boreales son ilustrados por la sucesión natural de rodales colonizadores, en que dominan las especies latifoliadas, a rodales estables (clímax), en que domina la picea.

CUADRO 2. Madera en pie

Madera en pie

Ex URSS

Alaska

Canadá

Noruega

Suecia

Finlandia

Totales de cada país según FAO/CEPE, 1985

(m³/ha)

Bosque y otras tierras arboladas

90,5

...

62

...

87

70

Bosque cerrado

...

158

...

87

97

80

Bosque cerrado explotable

125

158

107

...

100

81

 

Zona boreal *

(m³/ha)

Bosque y otras tierras arboladas

90

...

54

...

...

69

Bosque cerrado

...

100

...

65

86

79

Bosque cerrado explotable

125

100

94

...

89

80

* Notas:

Ex URSS. Se da por supuesto que los volúmenes en la zona boreal son iguales a los de toda la ex URSS. Hasta ahora se ha talado sólo una pequeña parte

Alaska. Hemos usado el volumen por hectárea que La Bau atribuye al bosque boreal productivo de Alaska, para «Bosque cerrado» y «Bosque cerrado explotable».

Canadá. El volumen por hectárea de bosque boreal deriva directamente de las cifras que contiene el inventario forestal canadiense de 1986 para bosque productivo.

Noruega, Suecia y Finlandia. Se ha clasificado la madera en pie por hectárea de la zona boreal y de las otras zonas en las mismas proporciones que lo hacen las estadísticas nacionales recientes.

CUADRO 3. Principales especies arbóreas boreales

América del Norte

Eurasia

Coníferas

Pinus conforta Douglas

Pino torcido

Pinus sylvestris L.

Pino albar

Pinus banksiana Lamb.

Pino de Banks

Pinus cembra L. var. sibirica

Pino cembro siberiano

Pinus resinosa Aiton

Pino rojo de América

Pinus pumila Rig.

Pino japonés enano

Pinus strobus L.

Pino de Quebec

Larix sibirica Ledeb.

Alerce de Siberia

Pinus rígida Miller

Pino bronco

Larix gmelini (Rupr.) Litv.

Alerce

Larix laricina (Du roi) K. Koch

Alerce americano

Picea abies (L.) Karsten

Falso abeto

Picea mariana (Miller) Britton, Sterns y Pogg.

Picea negra

Picea abies var. abovata Ledeb.

Picea de Siberia

Picea glauca (Moench) Voss

Picea blanca

Picea jezoensis (Sieb. et Succ.) Carr

Falso abeto de Siberia

Picea rubens Sarg.

Picea roja

Picea glehnii (Fr. Schmidt) Masters

Picea de las Sacalinas

Tsuga canadensis (L.) Carrière

Falso abeto del Canadá

Abies sibirica Ledeb.

Abeto siberiano

Thuja occidentalis (L.)

Tuya occidental

Abies nephrolepis Maxim.

Abeto de Okhtsk

Abies balsamea (L.) Miller

Abeto balsámico

Abies sachalinensis Masters

Abeto de las Sacalinas



Abies gracilis Komar

Abeto de Kamchatka

Latifoliadas

Alnus raposa (Du roi) Sprenger

Aliso americano

Alnus incana L.

Aliso blanco

Alnus incana L. Moench

Aliso americano

Alnus hirsuta Tures.

Aliso de Manchuria

Betula neoalaskana Sarg.

Abedul de Alaska

Alnus kamtschaitic Cali. Kam.

Aliso de Kamchatka

Betula papyrifera Marshall

Abedul de papel

Betula pendula Roth

Abedul blanco

Betula occidentalis Hook.

Abedul

Betula pubescens Ehrh.

Abedul pubescente

Betula alleghaniensis Britton

Abedul

Betula plaatyphylla Sukacs.

Abedul blanco asiático

Populus balsamifera L.

Alamo balsámico

Betula ermani Cham.

Abedul de Erman

Populus tremuloides Michaux

Chopo temblón americano

Betula dahurica Patt.

Abedul

Populus deltoides Bartram ex Marshall

Chopo negro norteamericano

Betula japonica Sieb.

Abedul blanco japonés

Populus grandidentata Michaux

Chopo americano de hoja dentada

Betula costaba Trautv.

Abedul amarillo



Populus tremula L.

Alamo temblón



Populus suaveolensis

Alamo mongol



Populus sibolda

Chopo Siebold

En los bosques boreales, gran parte de la precipitación anual tiene lagar en forma de nieve

Bosque mixto de latifoliadas y coníferas de la Finlandia central

Rodal de picea en el norte de Suecia

Abedul (Betula spp.)

Norte de Finlandia: picea regenerándose bajo pino, en tierra pobre, 90 años después de quemado el bosque

Especies colonizadoras. Su especialidad es invadir suelos forestales no modificados, como los de tierra emergente de mares y lagos o de la retirada de glaciares, áreas devastadas por incendios, vientos huracanados y otras calamidades, así como campos abandonados y eriales. Las especies colonizadoras propiamente boreales géneros latifoliados Alnus, Betula y Populus - son característicamente multiformes. Hibridizan con facilidad y la diversidad genética les resulta ventajosa para la colonización.

Su estrategia para la reproducción se caracteriza por la abundante producción de semilla pequeña, liviana y alada que se dispersa con el viento, y por brotes vegetativos; la germinación requiere un suelo desnudo, húmedo y nutritivo. Por la rapidez con que ganan altura en las primeras fases del crecimiento rivalizan victoriosamente con la vegetación herbácea circundante.

Se considera que las especies colonizadoras mejoran el microambiente y activan el ciclo de los nutrientes. Su hojarasca contiene más nutrientes y se descompone más rápidamente que la de las coníferas; la de abedul limita la propagación de hongos causantes de la podredumbre de la raíz y del tallo de algunas coníferas. Es indispensable, al menos hipotéticamente, que se alternen como dominantes especies latifoliadas y coníferas para mantener la productividad de algunos lugares boreales.

Especies intermedias. Se denominan así las especies que reúnen cualidades de las especies colonizadoras y de las estables. Son capaces de invadir lugares desarbolados y, en ciertas condiciones, constituir rodales verdadera o aparentemente estables. Así ocurre con un alerce (Larix gmelini) en la parte septentrional del Extremo Oriente, único árbol que, además del pino japonés enano (Pinus pumila), resiste los rigores de aquel clima.

El pino albar (Pinus sylvestris) es un caso ambiguo. A pesar de que es eminentemente una especie colonizadora, con frecuencia se nota que en suelos pedregosos y secos constituye rodales estables. Sin embargo, parece ser que esto sucede sólo cuando repetidos incendios impiden que las especies verdaderamente estables, como la picea, logren ser dominantes, ya que éstas crecen lentamente en suelos baldíos y no logran desarrollarse suficientemente antes de que un nuevo incendio las destruya. En la Eurasia occidental el pino albar constituye una especie verdaderamente estable en la mayoría de los baldíos arenosos y turbáceos cuyo suelo es demasiado pobre para la picea y el abeto.

Especies estables. La función de las especies estables en el ecosistema forestal boreal es invadir rodales de árboles colonizadores, dominar en ellos y crear un microambiente desfavorable para otras especies rivales. Para ello se valen de dos mecanismos principales: tolerancia de la sombra y tolerancia de la supresión. Al principio su crecimiento es lento, pero aumenta rápidamente en cuanto quedan libres de supresión, y así continúan creciendo hasta edades más avanzadas que la mayoría de los árboles colonizadores. La biomasa por hectárea es considerable en lugares donde la calidad del suelo es apropiada. Su sombra y su hojarasca crean microambientes favorables a la formación de humus bruto.

En años buenos producen abundante semilla, con lo que brotan numerosos plantones capaces de esperar una oportunidad favorable para dominar el lugar. Las exigencias en cuanto a nutrientes y avenamiento varían de unas especies a otras; la mayoría de las especies estables requiere tierra franca o arcillosa y mucha agua en movimiento, aunque algunas soportan condiciones más estériles. El autoaclareo y la estratificación por tamaños son relativamente escasos, por lo cual el número de árboles por hectárea y las diferencias de tamaño y edad de los árboles son mayores que en el caso de las especies colonizadoras. La edad de maduración también es variable por especies; algunas maduran y degeneran a edad relativamente temprana, mientras que otras alcanzan edades avanzadas, aunque no tanto como las de los pinos y alerces más longevos. Las principales especies estables de América del Norte son la picea negra (Picea mariana), la picea blanca (Picea glauca), la picea roja (Picea rubens), el falso abeto del Canadá (Tsuga canadensis), la tuya occidental (Thuja occidentalis) y el abeto balsámico (Abies balsamea). Las especies estables de Europa y Asia son él falso abeto (Picea abies) y su variante siberiana (Picea jezoensis), la picea de las Sacalinas (Picea glehnii), el abeto siberiano (Abies sibirica) y los abetos de Okhtsk (A nephrolepis) y de las Sacalinas (A. sachalinensis).

Las especies estables son más susceptibles a la sequía, al hielo, a los vendavales, insectos y hongos que la mayor parte de las especies colonizadoras, y son extremadamente sensibles al fuego. En las reservas forestales del Canadá los incendios afectan a un millón de hectáreas anuales y las plagas a medio millón de ha. En Noruega, Suecia y Finlandia las pérdidas de esa naturaleza son insignificantes, ano si es necesario tener en cuenta los efectos negativos de la falta de incendios sobre la fertilidad del suelo. (Nota de Redacción: véase el otro artículo de Kuusela en este mismo número de Unasylva), mientras que en Rusia los incendios forestales afectan por lo menos a un millón de hectáreas anuales. Se calcula en aproximadamente 140 millones de ha la extensión talada o quemada que actualmente está poblada por vegetación arbustiva en un lento proceso hacia la dominación de las coníferas estables.

Amenaza para los bosques la península de Kola, cerca de Montsegorsk, Rusia (1991)

El impacto de la acción del hombre

Además de las alteraciones naturales, el comportamiento del hombre afecta la sucesión y la composición de las masas arbóreas. Antes del período preindustrial, la mayor parte de la zona boreal estaba lejos del permanente dominio del hombre. La hostilidad del clima y la falta de fertilidad impedían la agricultura con las rudimentarias herramientas y técnicas que entonces existían. El crecimiento demográfico se localizaba en zonas templadas o en aquellas partes de los trópicos en que la tierra era fértil y en que la posible falta de agua se podía suplir con agua de riego.

Cuando la población de Europa sobrepasó la capacidad de producción de las técnicas agrícolas entonces conocidas, el hombre se lanzó a colonizar la zona boreal. Al principio, los colonos vivían de la caza, de la pesca, de las limitadas cosechas de la agricultura migratoria, y de los animales que apacentaban en los pastizales boscosos. No cambiaban mucho el ambiente, aunque hay indicios de que los pastores nómadas quemaban bosques deliberadamente para mejorar los pastizales destinados al ganado.

Hacia el siglo XIX los bosques vírgenes más fácilmente accesibles habían sido considerablemente alterados por la agricultura migratoria, el pastoreo, la extracción de brea, la fabricación de carbón vegetal, la construcción de casas de madera y el uso de ésta como leña o en otros usos domésticos, así como en la construcción de barcos. En la época de la agricultura migratoria y el pastoreo, la intervención del hombre perturbó las sucesiones naturales y dio lugar a una falsa estabilidad que favorecía a las especies colonizadoras e intermedias.

La agricultura migratoria y el pastoreo disminuyeron rápidamente y hacia fines del siglo XIX y principios del XX la picea se estaba estableciendo de nuevo en sus antiguos lugares, pero en ese momento entraron en escena la producción industrial y la consiguiente demanda creciente de materia prima, incluyendo la madera proveniente de los bosques de coníferas. Se consideró que las masas arboladas vírgenes equivalían a inmensas minas que podían ser explotadas provechosamente, primero a mano, después con máquinas. La producción de madera pasó a ser la más grave perturbación de los ecosistemas boreales.

CUADRO 4. Extracción anual de madera en los países de la zona boreal, promedio anual 1978-82



Alaska

Canadá

Noruega

Suecia

Finlandia

Países escandinavos

ex URSS

Total

Porcentaje del total mundial

(1000 ha)

Bosque cerrado explotable

4 512

214 780

6 600

22 230

19 445

48 275

534 500

802 067

41

Coníferas

...

137 910

5 280

21 103

17 884

44 267

405 900

588 077

591/


(Millones de m3)

Madera en pie (cc)

1 294

22 958

575

2 264

1 568

4 407

66 996

95 655

45

Coníferas (cc)

1 222

18 310

459

1 934

1 290

3 683

54 669

77 884

53


(1000 m3)

Incremento neto anual (cc)

3 583

356 000

17 310

78 500

61 930

157 740

750 300

1 267 623

31

Coníferas (cc)

1 863

267 000

13 710

65 155

48 119

126 984

601 500

997 347

45

Extracción anual (cc)

3 132

152 048

9 103

50 404

42 460

101 967

357 220

614 367

21

Coníferas (cc)

2 999

139 459

8 339

43 251

34 464

86 054

297 680

526 192

45

Madera industrial (cc)

2 900

147 182

8 461

46 278

38 376

93 115

277 420

520 617

37

Nota: cc = considerando la corteza.
1/ Aproximadamente.

Cuando la demanda de madera superó la cantidad que podían suministrar los recursos forestales accesibles, se adoptaron métodos para cultivar y cosechar árboles siguiendo técnicas silvícolas apropiadas. Esta silvicultura, basada en los resultados de investigaciones científicas y en la experiencia práctica, comenzó en el siglo XVIII en Europa central y, a principios del siglo XX, en Escandinavia. En el Canadá y Rusia (ex Unión Soviética) hasta hace muy poco tiempo se consideraba que los recursos forestales no tenían límite y, en realidad, todavía su capacidad potencial es mayor que la demanda de madera. Sobre todo en la parte asiática de la ex Unión Soviética hay enormes extensiones de bosque virgen, mientras que en Rusia hay muchas partes en que la extracción ha alcanzado el límite de la producción sostenible. Cuánto más se alejan las actividades de extracción de las fábricas y de los centros de consumo, más suben los costos de la corta, transporte y construcción de infraestructura. El peligro de rebasar los límites de sostenibilidad económica de la provisión de madera ha fomentado la aplicación de medidas silvícolas viables y provechosas en estas condiciones de explotación extensiva.

Consecuencias del cambio del medio ambiente

En estos últimos años, las emanaciones gaseosas provocadas por el hombre han cambiado la composición de la atmósfera y de las lluvias de manera que, comparadas con las condiciones naturales, repercuten considerablemente en los ecosistemas boreales. En las proximidades de los puntos de emisión los humos sulfúricos y nitrosos han matado a los árboles, pero en la mayoría de los casos los bosques han logrado reponerse. Emisiones excepcionalmente abundantes, sobre todo de industrias relacionadas con la minería, han extinguido bosques enteros en áreas limitadas y todavía no se conocen exactamente los efectos - en cualquier caso significativos - de las precipitaciones radioactivas subsiguientes a la catástrofe de Chernobyl.

Especialmente viva ha sido la controversia centrada en la lluvia ácida como causante de la decadencia de los bosques. En muchos casos se sostiene que la defoliación observada puede considerarse como indicio de una decadencia provocada por la lluvia ácida, tesis no necesariamente cierta, pues hay otras causas de defoliación cuyo impacto no se llega a comprender totalmente: densidad excesiva de las masas forestales, demasiada edad, períodos de sequía y de frío, poca resistencia de los renuevos naturales, etc.

CUADRO 5, Extracción de las regiones de la zona boreal como porcentaje de los totales mundiales y boreales, promedio anual 1978-82



Alaska

Canadá

Países escandinavos

ex URSS

Total

Porcentaje de los totales mundiales

Extracción

0,1

5,2

3,5

12,2

21,0

Coníferas

0,3

11,9

7,3

25,4

44,9

Madera industrial

0 2

10,4

6,6

19,7

36,9


Porcentaje de los totales boreales

Extracción

0,5

24,8

16,6

58,1

100,0

Coníferas

0,5

26,5

16,4

56,6

100,0

Madera industrial

0,5

28,3

17,9

53,3

100,0


(m³/ha)

Extracción

0,69

0,71

2,11

0,67

0,76

Aprovechamiento de los recursos forestales boreales

Extracción de madera

Anualmente se talan 0,9 millones de ha en el Canadá, 0,4 millones de ha en Noruega, Suecia y Finlandia y, por lo menos, 2,0 millones de ha en la ex URSS. El Cuadro 4 presenta la extracción anual de madera hacia 1980 en los países boreales y Alaska, así como su porcentaje correspondiente de los totales mundiales, mientras que el Cuadro 5 registra la extracción de cada país como porcentaje de los totales mundiales y boreales. Se debe tener en cuenta que, en ambos cuadros y en lo que sigue, salvo indicación en contrario, los datos se refieren a los totales de cada país, pues en general, no se dispone de datos referentes sólo a los bosques boreales; sin embargo debe considerarse que en todos los países que poseen recursos boreales, la extracción y producción de éstos constituyen una elevada proporción del total.

La extracción por hectárea de los países escandinavos es tres veces mayor que en el resto de la zona boreal. Entre 1960 y la primera mitad del decenio de 1980, la extracción aumentó en un 30 por ciento en el mundo y en un 35 por ciento en el Canadá. En los países escandinavos aumentó hasta 1975 pero después ha disminuido al nivel de 1960, mientras que en la ex URSS la extracción disminuyó de un 8 por ciento hacia 1975.

Hay motivos para pensar que las extracciones continuarán aumentando en el Canadá a un ritmo más rápido que el promedio mundial. Las extracciones también han empezado a recuperarse en Rusia, y en los países escandinavos, la extracción de madera se ha estabilizado al nivel de 1980 a pesar de que crece la producción industrial; en efecto, aunque la extracción es de un 15 a un 20 por ciento inferior al máximo permisible para que el rendimiento sea sostenible, la mayor parte de los bosques de esos países son de propiedad privada y sus dueños prefieren no explotarlos a fondo. La demanda de madera se satisface por consiguiente con un aumento de las importaciones.

Aclareo comercial de árboles de 30 años

Aclareo comercial de rodales de abedul de 25 a 30 años

CUADRO 6. Toneladas anuales producidas por las industrias forestales de los países boreales, promedios anuales 1978-82



Canadá

Noruega

Suecia

Finlandia

Países escandinavos

Ex URSS

Total

Porcentaje del total mundial

(Toneladas)

(%)

INDUSTRIA PRIMARIA

Madera aserrada

18 174

1 001

4 742

3 714

9 457

42 948

70 579

38

Tableros

2 254

267

846

745

1 858

4 926

9 039

19

Pasta mecánica

7 386

886

1 870

2 276

5 032

1 773

14 191

53

Pasta química y otras

11 614

628

6 645

4 612

11 885

7 274

30 773

32

Total

39 428

2 782

14 103

11 347

28 232

56 921

124 581

35

PAPEL Y CARTON

Papel periódico

8 641

600

1 441

1 482

3 523

1 384

13 548

53

Papel para escribir e imprenta

1 453

301

978

2 015

3 294

1 166

5 913

15

Otros

3 187

437

3 624

2 268

6 329

6 376

15 892

16

Total

13 281

1 338

6 043

5 765

13 146

8 926

35 353

21

CUADRO 7. Porcentaje de la producción mundial correspondiente a las industrias forestales de los países boreales, 1978-82


Canadá

Noruega

Suecia

Finlandia

Ex URSS

Total

Producción

Madera

5,2

0,3

1,7

1,5

12,1

20,8

Madera aserrada

9,7

0,5

2,5

2,0

22,9

37,6

Tableros

4,8

0,5

1,8

1,6

10,4

19,1

Pasta mecánica

27,5

3,3

6,9

8,5

6,6

52,8

Pasta química y otras

12,1

0,6

6,9

4,8

7,6

32,0

Total de las industrias primarias

11,0

0,8

3,9

32

15,9

34,8

Papel periódico

33,7

2,3

5,6

5,8

5,4

52,8

Papel para escribir e imprenta

3,6

0,7

2,4

5,0

2,9

14,6

Otros productos derivados del papel

3,1

0,4

3,6

2,3

6,3

15,7

Total de papel y cartón

7,9

0,8

3,6

3,5

5,3

21,1

Valor de las exportaciones

Madera rolliza

2,0

0,4

0,7

1,5

10 6

15,2

Madera aserrada

26,3

0,5

10,5

8,4

9,1

54,8

Tableros

5,6

0,4

3,3

7,7

3,9

20,9

Pasta de madera

34,6

2,5

15,8

8,9

3,8

65,6

Papel y cartón

20,8

2,8

13,3

13,6

2,0

52,5

Total

20,0

1,7

10,3

9,3

5,3

46,6

Valor de las importaciones

Madera rolliza

0,9

0,6

1,9

1,2

0,3

4,9

Madera aserrada

1,8

0,9

0,5

0,1

0,6

3,9

Tableros

1,9

1,4

1,9

0,2

0,8

6,2

Pasta de madera

0,8

1,1

0,3

0,2

1,4

3,8

Papel y cartón

1,2

0,6

0,9

0,3

2,8

5,8

Total

1,3

0,8

1,0

0,4

1,5

5,0

Población

0,5

0,1

0,2

0,1

6,0

6,9

CUADRO 8. Valor de las exportaciones e importaciones de productos forestales, promedio anual de 1978-82




Exportaciones

Importaciones

Valor

Total mundial

Valor por habitante

Valor

Total mundial

Valor por habitante

(Millones de dólares EE.UU.)

(%)

(Dólares EE.UU.)

(Millones de dólares EE.UU.)

(%)

(Dólares EE.UU.)

Todo el mundo

48 144

100,0

11

54 040

100,0

12

Canadá

9 650

20,0

403

701

1,3

29

Noruega

802

1,7

196

438

0,8

107

Suecia

4 949

10,3

596

527

1,0

63

Finlandia

4 502

9,3

942

221

0,4

46

Países escandinavos

10 253

21,3

597

1 186

2,2

69

Ex URSS

2 548

5,3

10

789

1,5

3

Total boreal

22 451

46,6

73

2 676

5,0

9

Producción de las industrias forestales

El Cuadro 6 presenta la producción de las industrias forestales de los países boreales y el porcentaje correspondiente de la producción mundial hacia 1980; el Cuadro 7 presenta los porcentajes de cada país del total mundial. Como se puede observar, durante el período 1978-1982 los países boreales produjeron como media el 52,8 por ciento de la cantidad total de pasta mecánica y papel para periódico, el 37,6 por ciento de la madera aserrada y el 21,1 por ciento del papel y del cartón.

El Canadá es un importante productor de madera aserrada, pasta mecánica y papel para periódico, mientras que la ex Unión Soviética producía cantidades considerables de madera aserrada y de tableros a base de madera. Por otro lado, los países escandinavos son abastecedores de papel y cartón, así como de papel para escribir y para imprenta como en el caso de Finlandia.

La producción canadiense siguió aumentando rápidamente en el decenio de 1980, en todos los ramos, pero sobre todo en el de papeles para escribir y de imprenta. En los países escandinavos la producción de madera aserrada se ha mantenido estable durante los últimos 15 años mientras que la de tableros ha disminuido desde 1973. Las utilidades medias de los aserraderos han sido escasas y los elevados costos de producción y sobre todo de transporte, han dado lugar a que se contraigan las exportaciones de tableros de partículas y de fibra.

En el decenio de 1980 continuó la especialización de los países escandinavos en productos del papel. En el decenio anterior había aumentado más la producción de pasta mecánica que la de pasta química, pero hacia fines de 1980 empezó a reportar más utilidades la pasta química, lo cual, unido a la incertidumbre acerca del precio de la electricidad, dio lugar a que aumentara la proporción de pasta química, por lo menos en lo que respecta a la creación de nueva capacidad de producción.

La producción de Rusia (ex Unión Soviética) se ha recuperado hasta cierto punto después del estancamiento en que estuvo en el decenio de 1970. Sin embargo, la producción real no ha alcanzado las metas establecidas por los organismos de planificación y se presentan dificultades para satisfacer la demanda nacional de toda clase de productos forestales debido a la antigüedad e insuficiente tamaño de muchas fábricas y a la necesidad de reducir las emisiones deletéreas. Además, es probable que los recientes cambios políticos repercutan en las industrias forestales de manera considerable y difícil de predecir.

El Cuadro 8 presenta el valor total de las exportaciones e importaciones de cada uno de los países boreales, el valor per cápita y la proporción que representan del comercio mundial. Obsérvese que estos países exportaron el 46,6 por ciento e importaron el 5 por ciento de los totales mundiales. Por productos (véase el Cuadro 7), el porcentaje de las exportaciones correspondientes a madera aserrada fue del 54,8 por ciento, el de pasta del 65,6 por ciento y el de papel y cartón del 52,5 por ciento.

Porvenir de los bosques boreales

Los bosques boreales son claves para la resolución de muchos de los desafíos más vitales que se plantean a la humanidad a fines del siglo XX. La población mundial ha superado los 5000 millones de personas y sigue creciendo exponencialmente; la demanda de productos materiales aumenta aún más de prisa. Los países en desarrollo se esfuerzan por igualar el nivel de vida de los países industrializados, que a su vez siguen elevando el propio.

De las estadísticas demográficas, de producción y de consumo se deduce que inevitablemente aumentará la demanda de madera de los bosques boreales. Sin embargo, las dimensiones del bosque boreal pueden conducir a un cálculo exagerado de las posibilidades efectivas para producir madera: los bosques muy alejados de los centros de población y consumo, así como los situados en terreno de difícil acceso o de clima extremado, quedan fuera de los límites económicos de la extracción y el transporte: incluso en las montañas cercanas a centros de población, los rigores del clima, los vendavales, la erosión y los aludes pueden impedir que se aproveche su potencial a plenitud. Según cálculos del Comité de la Madera de la CEPE, las extensiones de bosque cerrado inexplotable y el porcentaje que representan del total de bosque cerrado eran en 1980: Canadá 49,3 millones de ha (19 por ciento); Noruega 1 millón de ha (14 por ciento); Suecia 2,2 millones de ha (9 por ciento); Finlandia 0,4 millones de ha (2 por ciento); ex Unión Soviética 257,1 millones de ha (32 por ciento). También quedan excluidos de la producción de madera la mayoría de los bosques propiamente boreales de Alaska.

Por consiguiente, la tarea que se presenta es armonizar el cultivo y la extracción de madera en sitios accesibles con los otros beneficios que se esperan de los bosques boreales. En el Canadá y en Rusia lo más importante desde el punto de vista de la producción sostenible de madera es determinar con qué especies conviene repoblar las extensiones taladas o quemadas, cuánto tiempo tardarán en evolucionar hasta constituir masas valiosas de coníferas y cuáles son las medidas silvícolas viables y remuneradoras que será preciso adoptar para acelerar el proceso en diferentes condiciones. Entre esas medidas se cuentan la manera de cuidar y espaciar los plantones, escoger entre la repoblación por medios naturales o artificiales, establecer cuándo hacer los aclareos para producir madera aprovechable, así como el uso de maquinaria y otros equipos.

En muchas regiones en que se han estado explotando a fondo los bosques, hay una creciente necesidad de incrementar la producción por unidad de superficie de bosque aprovechable y garantizar la producción sostenible de madera por medios silvícolas. Será imposible basar el abastecimiento de madera, como se hacía en el pasado, en la explotación de bosques vírgenes cada vez más distantes.

Hay límites inevitables más allá de los cuales el costo de la extracción, el transporte y la infraestructura sobrepasan el precio que los consumidores están dispuestos a pagar por la madera. Con toda probabilidad la superficie de bosques en que se deberán prohibir parcial o totalmente la producción de madera por razones de protección o por otras razones ambientales, será siempre mayor; como en el caso de las zonas más remotas del Canadá, de los bosques siberianos y de otras partes de Rusia en que está prohibida la tala rasa.

Posibilidades silvícolas

Aumentará la proporción de rodales en los que se inicie la repoblación manejando silvícolamente la siembra natural, estimulando el crecimiento de las plantas jóvenes que queden en pie al talar los árboles maduros y utilizando medios artificiales. Habrá que cuidar y espaciar debidamente los rodales de árboles jóvenes mediante aclareos y se deberá aprovechar la madera procedente de esos aclareos en un modo más eficiente que el actual. Una de las medidas más beneficiosas es eliminar la maleza y los árboles de escasa utilidad de los rodales de plantas jóvenes que crecen en lugares talados o quemados, pues de esta manera se acelera la evolución hacia una población arbórea estable. No obstante, será preciso investigar y acumular más experiencia para poder orientar eficazmente las sucesiones y para intervenir en la composición por especies de los diferentes rodales.

En el actual estado de las técnicas forestales se suele considerar que los aclareos son antieconómicos; puede que así sea en lugares en que el autoaclareo de los árboles es escaso y la finalidad es producir madera para pasta. Lo normal es dejar en cada rodal solamente el número de árboles por hectárea que se desea tener finalmente, esperando que las pérdidas por mortalidad sean pequeñas.

En cambio si lo que se persigue es producir madera aserrada de buena calidad, probablemente convendrá practicar aclareos con maquinaria adecuada. Los aclareos reducen las pérdidas por mortalidad y la cantidad de residuos de la corta, abreviando la rotación e incrementando el valor de la cosecha final ya que gracias a ellos aumenta el diámetro medio de los árboles y disminuye su variación.

Las opiniones referentes a la economía de los aclareos pueden estar basadas más en la tradición maderera que en un análisis imparcial de la economía o de la tecnología disponible. Tradicionalmente era frecuente cortar y arrastrar el tronco, o todo el árbol, hasta el borde de los caminos para transportarlos después en camiones con remolques hasta los depósitos o los consumidores. Este método es impracticable, o por lo menos demasiado costoso, para aplicarlo a los aclareos.

En cambio, algunas técnicas ideadas en Escandinavia, en que hace ya tiempo que se practica la extracción selectiva de troncos, podrían ser útiles para los aclareos en otras partes del mundo. Consisten en talar los árboles, cortar las ramas y trozar los troncos con sierras de cadena o con maquinaria de tamaño pequeño o medio. Las trozas se trasladan al borde de las carreteras por medio de maquinaria pesada y luego se transportan en camiones con remolque equipados con cargadores.

Problemas de insuficiente aprovechamiento

En los países escandinavos el problema más grave es la imposibilidad de aprovechar a fondo los recursos forestales; en estos países, a fines del decenio de 1980 el incremento neto anual del volumen de los troncos, incluyendo la corteza, en los bosques cerrados explotables, fue de 178 millones de m³ y la extracción anual de 144 millones de m³. Por consiguiente, queda sin aprovechar un 19 por ciento, con lo que los rodales se están haciendo cada vez más espesos y maduros, aumentando las pérdidas por causas naturales.

Cuánto más densos y maduros son los rodales en que domina la picea, mayor es el peligro de que empobrezca el suelo, particularmente donde los incendios repetidos han sido eliminados. Sólo es posible impedir el empobrecimiento del suelo intensificando debidamente las talas finales, acortando las sucesiones en las fases de regeneración y aplicando medidas silvícolas apropiadas, tales como el cambio de especies, la preparación del terreno y su fertilización.

En Noruega, Suecia y Finlandia existen los requisitos físicos para una administración eficaz de los recursos forestales. Las técnicas silvícolas y de extracción son modernas, la infraestructura es satisfactoria y el precio de la madera en pie es elevado. Sin embargo, ni los propietarios de los bosques, ni las organizaciones pertinentes, están dispuestos a aprovechar plenamente las posibilidades de producción. La opinión pública, por su parte, prefiere bosques que no presenten muestras de estar produciendo madera.

No es probable que esta situación cambie en el futuro inmediato, pose a que hay objeciones contra el punto de vista naturalista: «Si bien es cierto que lo más barato es dejar que el bosque crezca sin interferencia alguna, no por ello es necesariamente cierto que así se consigan las mayores utilidades netas tangibles o intangibles» (Spurr y Barnes, 1980).

Consideraciones ambientales

Según opiniones frecuentemente contradictorias, el bióxido de carbono y otros gases causantes del efecto invernadero darán lugar a que, en el curso de los próximos decenios, aumente la temperatura de la atmósfera y cambien los regímenes de vientos y lluvias. En la zona boreal la temperatura subiría más en invierno que en verano y aumentarían las precipitaciones.

Desde el punto de vista forestal, la subida de la temperatura y el aumento de las lluvias causarían algunos efectos benéficos y otros perjudiciales. Evidentemente, aumentaría la productividad de los bosques; resultarían aventajadas las especies latifoliadas rivales de las coníferas, de modo que si no se aplicaran medidas silvícolas adecuadas cambiaría la composición de los bosques, los cuales evolucionarían hacia bosques mixtos templados de latifoliadas verdes sólo en verano.

De todos modos, se mantendrían las masas más valiosas con predominio de coníferas, al igual que en Europa Central, donde de manera natural son dominantes el roble y la haya. Si alguna especie pierde su capacidad para regenerarse naturalmente, siempre podría reponerse de manera artificial.

Evidentemente se agravaría la amenaza de insectos y hongos, pues las especies dañinas procedentes de las zonas templadas invadirían la zona boreal antes de que fuera posible introducir genotipos de árboles resistentes a las mismas. Por consiguiente, habría que aplicar más medidas preventivas de las que ahora se usan.

Los bosques propiamente boreales se retirarían hacia el norte y quedarían formando un estrecho cinturón comprendido entre el Océano Artico y el bosque mixto templado. El permafrost se derretiría en grandes extensiones, con perjuicio para la infraestructura y los sistemas de transportes existentes.

Los esfuerzos por fomentar el desarrollo y aprovechamiento del bosque boreal y por determinar su papel en un medio ambiente futuro como el que aquí se describe deberán tener como base los resultados de investigaciones y experiencias realizadas en un marco ecológico en que se tome especialmente en cuenta la dinámica de las especies.

Bibliografía

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