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6. FUNCIONES DE LA INVESTIGACIÓN, LA TECNOLOGÍA Y LA VIGILANCIA

6.1 Investigación científica marina

El rápido crecimiento de los conocimientos humanos sobre los ecosistemas marinos y su respuesta a las medidas humanas en las últimas décadas no pueden encubrir el hecho de que el conocimiento que tenemos de estos sistemas sigue siendo fragmentario. Son varias las disciplinas académicas que han proseguido sus investigaciones sobre componentes del ecosistema marino de forma en gran parte independiente hasta hace muy poco, y sus esfuerzos necesitan todavía de una integración más formal.

Para favorecer la debida ordenación de los recursos marinos, la investigación pesquera se ha concentrado fundamentalmente en las poblaciones de peces comerciales y en el problema concreto de medir la abundancia de las poblaciones, la migración (rutas y tasas), la reproducción (ciclo vital y estrategias de reproducción), las interacciones de las especies, las interacciones bioeconómicas entre pesquerías, los problemas de asignación de recursos, la estrategia de pesca (distribución del esfuerzo por zonas y estaciones con respecto a las especies de interés pesquero), y la dinámica de la flota.

El desarrollo sostenible exige un aprovechamiento racional y la conservación del medio ambiente. Una parte importante del desarrollo pesquero se ha demostrado no sostenible debido parcialmente a la falta de investigación sobre las repercusiones ecológicas y unas estrategias óptimas. El desarrollo pesquero debe por lo tanto ir estrechamente unido a los programas de investigación sobre preservación del medio ambiente. Hasta la fecha, la demanda en materia de investigación ha tendido a seguir el agotamiento de las poblaciones y la degradación ambiental en lugar de practicar un enfoque precautorio.

Los costos de la investigación pesquera necesaria para apoyar unos sistemas, acordes a la realidad, de ordenación de las pesquerías han sido una de las dificultades principales que afrontan los países en desarrollo. En una investigación de recursos no sesgada debe primar la capacidad de evaluación independiente. Las organizaciones internacionales y los programas de ayuda bilateral de Estados desinteresados pueden asesorar a otros Estados con capacidades limitadas que lleven a cabo evaluaciones de recursos; las necesidades de los pequeños Estados ofrecen un interés especial a este respecto. Esta creación de capacidad es un elemento importante que está a la base de la posibilidad de lograr un desarrollo sostenible.

En el Estudio sobre Investigación Pesquera Internacional (Banco Mundial, 1992) se señalaba que el elemento predominante de la investigación dentro del sector pesquero de los países en desarrollo ha sido hasta ahora el estudio de la biología íctica, quedando otras disciplinas relativamente relegadas. De una Consulta de Expertos sobre Investigación Pesquera, de abril de 1994 (FAO, 1994a), se desprendieron algunas prioridades de investigación. Aunque ha habido logros en el campo de la evaluación de las poblaciones, de la tecnología de capturas y poscapturas y de la acuicultura, se ha prestado escasa atención a los usuarios de los recursos pesqueros. Y ello a pesar de que los problemas socioeconómicos con que se enfrentan los usuarios constituyen el factor principal que da lugar a una explotación excesiva del recurso y, a la postre, al éxito o fracaso de la ordenación y el desarrollo.

Las capacidades de investigación de los países en desarrollo difieren mucho. Las mayores diferencias son las que se dan entre regiones, como consecuencia principalmente de diferencias en las fases de desarrollo, diferencias en el gasto público y prioridades de investigación, lo que, a su vez, reflejan principalmente diferencias en la importancia económica de las pesquerías dentro de las economías nacionales. Sin embargo, hay unos patrones análogos de logros y fallos en la realización de investigaciones y en la aplicación de sus resultados a la ordenación y desarrollo pesqueros. Aunque muchas instituciones de investigación pesquera en los países en desarrollo están relativamente bien desarrolladas y pueden impartir una formación básica, muchas siguen todavía dependiendo de las universidades extranjeras para una formación superior. Otro problema consiste en que los investigadores pesqueros siguen teniendo todavía a menudo un prestigio e ingresos bajos en un contexto nacional dado, disponen de escasos servicios y recursos y a veces tienen un acceso también limitado a la información sobre investigaciones científicas de fuera.

En el Estudio sobre Investigación Pesquera Internacional se insiste también en la necesidad de mejorar la aplicación de los resultados científicos al desarrollo pesquero. Sigue habiendo una falta notable de comunicación entre los productores (hombres de ciencia) y los usuarios (gestores) de los resultados científicos; los programas de investigación no abordan muchas veces los problemas prioritarios que tienen las pesquerías; y, en general, se nota falta de coordinación entre las instituciones de investigación, las autoridades pesqueras y las empresas de pesca, y a veces incluso entre las instituciones de investigación pesquera y otras instituciones de investigación científica. Estas deficiencias y dificultades suelen deberse a la falta de una política nacional de desarrollo pesquero elaborada con la participación de todos los sectores e intereses afectados.

En el Estudio se señalaban cuatro áreas generales de investigación que, practicadas a nivel nacional, facilitarían el nexo con la investigación cooperativa internacional (regional), lo que permitiría la posibilidad de compartir equipos y servicios que son costosos. Estas cuatro esferas son:

  1. Conservación y ordenación de recursos: que comprende la ordenación de las influencias medioambientales en la producción pesquera, los efectos ecológicos de las actividades pesqueras (incluidos los efectos sobre la salud humana), la conservación de ecosistemas y la diversidad genética, y la ordenación y explotación sostenible de los recursos marinos. En las pesquerías de capturas marinas, concretamente, hace falta más investigación sobre la evaluación cuantitativa de poblaciones.

  2. Productividad pesquera: que abarca la cría de organismos acuáticos (acuicultura) y el mejoramiento de los recursos pesqueros; en acuicultura concretamente se requieren más investigaciones sobre gestión de estanques, calidad de piensos y de agua.

  3. Conversión y utilización de los productos pesqueros: que abarca todos los aspectos de la transformación de un recurso pesquero en alimento: captura; manipulación del pescado; elaboración y comercialización; tecnología poscaptura, especialmente control de calidad, comercialización y protección al consumidor; hasta ahora, se han dedicado escasísimas investigaciones al desarrollo de nuevos productos pesqueros de calidad aceptable, como la transformación de la materia prima (p. ej., pequeños peces pelágicos como sardina y anchoa) para fabricar harina de pescado en forma de productos aceptables y económicamente viables para el consumo humano directo.

  4. Hace falta investigar sobre el diseño de buques de pesca y el aprovechamiento de combustible.

  5. Vinculaciones humanas: que abarca las relaciones entre la población y los recursos marinos que emplean; concretamente, hace falta más investigación sobre los aspectos socioeconómicos de las comunidades pesqueras, sobre cuestiones de acceso a los recursos, sobre la incorporación de las pesquerías costeras en planes de la OIZC, y sobre fomento de la política pesquera.

Mediante la investigación internacional se puede prestar apoyo a los esfuerzos locales de investigación concentrando la atención en el desarrollo de nuevas teorías de investigación (como modelos multiespecies para los sistemas de recursos tropicales), así como metodologías aplicables al desarrollo pesquero nacional y regional; se está prestando especial atención a los factores económicos, demográficos y ecológicos locales, incluida la evaluación de las repercusiones de los cambios medioambientales mundiales para los recursos pesqueros y su explotación.

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar ofrece un marco completo para la investigación marina internacional. Los objetivos deseables se prevén en los Artículos de la Convención 239 (Fomento de la investigación científica marina) y 242 (Fomento de la cooperación internacional). Aunque para la investigación marina se requiere el consentimiento de un Estado ribereño dentro de su ZEE, según la Convención un Estado ribereño sólo puede no rehusar su consentimiento por motivos técnicos, jurídicos o políticos bien fundados y admisibles para la comunidad internacional en su conjunto.

La investigación cooperativa, al igual que los programas de cooperación técnica, deben tener objetivos, responsabilidades, prioridades y plazos claramente señalados, e integrarse en las políticas y planes de ordenación y desarrollo pesqueros nacionales pertinentes. Dentro de un programa de investigación cooperativa podría ser esencial, y desde luego sería rentable, que la investigación la realizase un buque de investigación en todas las ZEE que contengan el recurso que interese (con objeto de reducir la penosa necesidad de calibrar el equipo de arrastre o de localización acútica del pescado cuando hagan falta dos o más buques de investigación). Debiera facilitarse este tipo de arreglos cooperativos, con científicos a bordo de buques de todos los Estados interesados.

La incertidumbre es alta en el medio ambiente marino y es cuantioso el costo de esta incertidumbre para el desarrollo. La investigación encaminada a reducir la incerteza con que tropiezan las autoridades responsables supone desarrollar una base de datos/información y de instrumentos (p. ej., modelos de simulación electrónica) para el análisis de riegos como ayuda a las tomas de decisiones).

Sin embargo, hay un reconocimiento general en los países en desarrollo, así como en los organismos de desarrollo (donantes) sobre la necesidad de reforzar las capacidades nacionales de investigación, y por lo tanto aumentar la autosuficiencia nacional en este terreno, sobre todo porque la investigación debe ser específica según las especies y los ecosistemas pesqueros locales (nacionales), y el marco de la política socioeconómica marina local.

Aunque la gestión de los recursos marinos tiene que basarse en la mejor información científica disponible, exige también una infraestructura costera gubernamental y local, sistemas de divulgación informativa y consulta entre las partes interesadas. Obedece esto a que, aunque a menudo se dispone de bastante información, se siguen produciendo grandes cambios en la idea que nos hacemos de los factores que regulan la abundancia de los organismos vivos en el mundo silvestre y que exige que los sistemas arriba mencionados se adapten a la situación local.

Hay que insistir en que, para una buena conservación de los recursos exportados en común dentro de dos o más ZEE, un marco común de investigación, que comprenda el intercambio de datos sobre capturas y resultados de reconocimientos pesqueros, es una condición previa indispensable para una buena ordenación, y hay que incorporarla al marco de un acuerdo sobre la explotación de los recursos en base a un estudio común. La negociación de los acuerdos conjuntos de pesca y la formulación de unos buenos planes de desarrollo o gestión exigen también una capacidad nacional adecuada de reconocimiento de recursos.

La capacitación de medios humanos es indispensable para la ordenación de los recursos, lo que requiere, entre otras cosas: una competencia multidisciplinal sobre la evaluación de los recursos pesqueros; un análisis bioeconómico y socioeconómico; técnicas de ordenación; tecnología pesquera, comercialización y control de la calidad; seguimiento de los recursos; vigilancia pesquera, y legislación pesquera. Algunos gobiernos han hecho grandes esfuerzos para hacerse con unos recursos humanos capacitados y para potenciar su competencia nacional mediante la formación, giras de estudio y becas para científicos y administradores jóvenes. Sin embargo, las organizaciones internacionales tienen que organizar cursillos de capacitación regionales en esos sectores, y estos cursillos, al igual que otras modalidades de formación, deben ser revisados periódicamente para asegurar su eficacia y su correspondencia con las necesidades.

Aunque los recursos financieros y de personal constituyen factores limitadores para muchos países en desarrollo, no se trata de un obstáculo insuperable si los organismos internacionales reconocen la importancia de la investigación marina para la ordenación adecuada de los recursos del mar.

Es esencial una financiación suficiente de los institutos nacionales que se ocupan de los recursos marinos vivos y, en el caso de grandes Estados ribereños, lo que no debiera descuidarse en aras de uno o dos grandes centros superiores en la región que no tienen ninguna responsabilidad directa en la ordenación de determinados recursos marinos. El mantenimiento de una lista de expertos en la región y los arreglos de CTPD pueden ser más rentable para los países en desarrollo y asegurar una mejor aplicación del asesoramiento científico disponible para la evolución de las actividades socioeconómicas correspondientes que el emplear expertos procedentes exclusivamente del mundo desarrollado.

6.2 Aplicaciones de la nueva tecnología

La aplicación de la nueva tecnología al desarrollo de buques y equipo pesquero ha mejorado la seguridad y la eficacia de los pescadores individualmente considerados, pero ha tenido muchas veces efectos colaterales sobre otros recursos capturados incidentalmente por aparejos de pesca no selectivos. La introducción de nuevas técnicas también ha aumentado las presiones sobre los recursos y el medio ambiente y, especialmente, cuando éstas van asociadas a operaciones a escala industrial, pueden ser de gran intensidad de capital, derrochadoras de energía y es más probable que favorezcan a los mercados de exportación y no que satisfagan las necesidades locales de proteína. No obstante, las pequeñas pesquerías se están volviendo cada vez más eficaces como consecuencia de la introducción de nuevas técnicas. Disfrutan ahora de un reparto más amplio de los beneficios de la explotación de los recursos marinos y de unas oportunidades de empleo mayores, aunque todavía limitadas, en el sector primario, así como de oportunidades de elaboración y comercialización de base comunitaria en las zonas costeras. Sin embargo, han de distribuirse más equilibradamente los beneficios que derivan de los recursos marinos en la cadena que va del pescador al consumidor, y hay que subrayar mucho más ampliamente la importancia tradicional de la mujer en la elaboración y comercialización del pescado.

La capacidad de resistencia de los recursos y de las comunidades de la costa puede aumentarse reduciendo su dependencia de recursos individualmente considerados. La diversificación de la tecnología de pesca, con ingresos estacionales o a tiempo parcial procedentes de la elaboración del pescado, la acuicultura, el turismo y prácticas agrícolas en pequeña escala, permitirán a los recursos marinos sobrevivir en años de baja abundancia de recursos tanto mejor que una gran fuerza de trabajo de pescadores con dedicación completa. La aplicación irreflexiva de nuevas tecnologías de un modo no precautorio (Hey et al., 1991) puede constituir motivo importante de controversia y conflicto respecto al uso apropiado de los recursos, y de los derechos de equidad de los que ya participan en las pesquerías.

6.3 Vigilancia de evolución de las poblaciones

Para una buena ordenación y conservación de los recursos es indispensable una vigilancia adecuada de la situación de las poblaciones, aunque esto plantea problemas concretos de muestreo de los recursos marinos cuyo estado por lo general sólo puede determinarse indirectamente. A menudo, un grado demasiado elevado de incertidumbre puede sólo reducirse (pero nunca eliminarse) con grandes desembolsos en investigaciones tecnológicas intensivas, de las cuales son principales elementos integrantes el empleo regular y sistemático de buques de investigación, la vigilancia pesquera y los sistemas estadísticos.

El seguimiento de las capturas comerciales requiere una red eficaz de servicios nacionales y regionales para compilar estadísticas y establecer bases de datos sobre desembarques por especies y tamaños, sobre el esfuerzo pesquero por tipo y artes de pesca, un registro actualizado de buques por tamaño y características principales, información sobre el número de pescadores registrados, y sobre las principales fuerzas socioeconómicas que operan en el sector pesquero.

La toma directa de muestras de las poblaciones marinas mediante arrastre o reconocimientos acústicos, y la investigación oceanográfica son elementos ambos que exigen grandes inversiones en barcos de investigación y equipo científico, personal especializado, y el mantenimiento de un equipo permanente de investigación a cargo de esa labor. El traducir su asesoramiento en medidas de ordenación práctica exige aportaciones por parte de la industria pesquera.

En el caso de muchas poblaciones que migran o se dispersan a través de los límites marítimos, la necesidad de cooperación en materia de ordenación plantea una nueva dimensión internacional bastante compleja para la ordenación pesquera, especialmente si terceras partes o pesquerías de alta mar explotan la misma población íctica en aguas internacionales adyacentes.

De la situación del medio ambiente marino pueden obtenerse indicaciones sobre los recursos marinos. Para ello hace falta una investigación interdisciplinal entre oceanógrafos e investigadores de pesca, físicos, geólogos,químicos, meteorólogos y muchos otros, con el objetivo de reducir la incertidumbre que lleva consigo la gestión de ambientes susceptibles y sistemas y de ayudar a los pronósticos pesqueros. A nivel nacional y regional habrán también de desplegarse esfuerzos para mejorar la identificación, la vigilancia y la protección de hábitat críticos importantes para los recursos marinos vivos. Esta información geográfica se está integrando y desplegando cada vez más dentro de los sistemas de información geográfica (SIG).

El estado de las poblaciones ícticas puede muchas veces deducirse de las variaciones que se registran en los parámetros ecológicos que se sabe guardan relación con la abundancia de peces; los datos recogidos por los reconocimientos mencionados pueden complementarse convenientemente mediante, por ejemplo, telepercepción y datos oceanográficos/meteorológicos. El equipo correspondiente es costoso y la mayoría de los laboratorios de los países ribereños en desarrollo no tienen suficientes medios para seguir de cerca debidamente los recursos de sus Zonas Económicas Exclusivas. Lo ideal sería que los países que comparten problemas o intereses comunes mancomunen, directamente o a través de un organismo internacional, su personal especializado y buques de investigación. Esta solución se ha visto favorecida por varios programas internacionales; y son iniciativas multilaterales que merecen el pleno apoyo de los organizmos de financiación. Es menester hacer más hincapié en la construcción de modelos ecológicos en relación con las pesquerías y su entorno, con objeto de mejorar así el pronóstico de se las variciones en abundancia y distribución; esto supone que se utilice más equipo electrónico, cada vez más barato, en las pesquerías e institutos oceanográficos de los países en desarrollo, asícomo un mayor acceso a programas informáticos especializados.


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