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TEMA 8 : LA INFLUENCIA HUMANA

  • La degradación de los recursos naturales
  • Los problemas más urgentes
  • El manejo sostenible de los recursos

LOS SERES HUMANOS Y EL MEDIO AMBIENTE

La degradación de los recursos naturales

En el pasado, los seres humanos pensaban que los recursos naturales eran inagotables, o creían que siempre se renovarían rápidamente y por sí mismos.
Desde hace miles de años, hombres y mujeres han trabajado y modificado su entorno, utilizando habilidades y herramientas cada vez más poderosas. Pero en los últimos dos siglos su acción se ha multiplicado, debido al aumento de la población y del potencial técnico y científico.
Como consecuencia, los cambios en la biosfera producidos por la actividad humana durante las últimas décadas son comparables con los cambios naturales que suceden en miles de años. Se ha provocado una acelerada degradación de los recursos naturales, erosión del suelo, deforestación, desertificación, contaminación y pérdida de la diversidad biológica.
Por otra parte, la demanda de productos agrícolas aumenta día a día, con el crecimiento de la población y el progreso de sus condiciones de vida. Para satisfacer esta demanda, ya no es posible recurrir a tierras aún sin explotar: la única respuesta es intensificar la producción sin agotar los recursos básicos ni degradar el ambiente.

Los problemas más urgentes

Debemos recordar que los recursos naturales de nuestro planeta son limitados, y que debemos tratar de vivir sin malgastarlos ni destruirlos. La erosión del suelo, la deforestación y la mala utilización de los recursos, especialmente del agua, ocasionan hambre y pobreza.
El ser humano ha causado graves daños, pero no toda intervención fue negativa. Algunas zonas de la tierra son ahora más productivas que en su estado natural. Estas nuevas posibilidades de producción se han logrado, por ejemplo, con la selección de variedades de cultivos resistentes a ciertas plagas, con canales para regar regiones secas o desecando pantanos. Pero todos estos procedimientos deben considerarse con cuidado, para evitar que a largo plazo aparezcan consecuencias negativas no previstas.
Los problemas del medio ambiente varían de región en región, pero se repiten con mayor o menor intensidad en casi todos los países del mundo.

La erosión del suelo:
El uso del suelo es indispensable para el desarrollo humano: agricultura, ganadería, bosques, extracción de minerales y materiales de construcción, base para casas y carreteras, son formas tradicionales de utilizar el suelo.
Las funciones del suelo son diversas, pero las principales son:

La actividad humana influye constantemente en el funcionamiento del suelo, casi siempre vulnerando su fertilidad.

Repercute en forma directa y negativa cuando se talan bosques, no se rotan los cultivos ni se deja descansar el suelo y se concentra el ganado en espacios reducidos. La tierra se erosiona cuando pierde la protección vegetal o se cultiva en surcos en el sentido de la pendiente; se compacta con el sobrepastoreo y se agota cuando disminuye la actividad de los microorganismos y la producción de materia orgánica.
El sobrepastoreo o exceso de ganado sobre una parcela tiene las siguientes consecuencias:

Las consecuencias del sobrepastoreo son mayores cuando se trata de cabras y ovejas, porque reducen demasiado el tamaño de la hierba, afectando su recuperación.
Es posible evitar estas consecuencias perjudiciales si se traslada periódicamente al ganado, cuidando no exceder el número de animales. Así se permite descansar a las parcelas para que la hierba y el suelo se recuperen.

La escasez y contaminación del agua

El agua es imprescindible para la vida vegetal y animal. La fotosíntesis se produce bajo la influencia de la radiación solar, a partir de dióxido de carbono y agua.
Distintas especies vegetales se han adaptado a climas con diverso grado de humedad. Para cada tipo de cultivo, el agua puede ser excesiva, adecuada o insuficiente. En el primer caso, para evitar inundaciones se necesitan canales de desagüe que canalicen las lluvias. Cuando es insuficiente, se recurre a obras de riego para utilizar el agua de algún río o pozo cercano, o para traerla de zonas más húmedas.
En los países de América Latina se dan distintas situaciones. En la región ecuatorial, se producen inundaciones. La pampa argentina, uruguaya y del sur de Brasil es una llanura húmeda con lluvias que permiten variados cultivos. En gran parte de México, la sierra peruana, el altiplano boliviano y el noreste del Brasil las lluvias son escasas y se concentran en pocos meses.
Tanto el riego como el drenaje pueden tener efectos negativos en la composición del suelo. El riego puede ocasionar una pérdida progresiva de nutrientes, que penetran en el suelo fuera del alcance de las raíces. Si el agua contiene sales, se produce por evaporación una concentración superficial, que en algunos casos en perjudicial. El drenaje también puede provocar el arrastre de materia orgánica.
El agua de los lagos y ríos se contamina con los vertidos de las industrias, las minas, las cloacas de las ciudades y los pesticidas usados en la agricultura.
El agua tiene capacidad de purificarse, debido a la acción de la luz solar y a microorganismos especializados que descomponen los residuos e incorporan los elementos resultantes de su descomposición al ciclo general de la materia.
Pero si la cantidad de residuos supera esta capacidad, o estos no son degradables, el agua no puede usarse para el riego ni para dar de beber a los animales. En los lagos y ríos contaminados desaparece gran parte de la flora y fauna acuática.

La deforestación

Las causas de la deforestación son varias. Algunas son de origen natural, como los incendios causados por rayos, las erupciones volcánicas y los terremotos. Generalmente, los bosques destruidos por causas naturales se recuperan.
Por el contrario, las actividades humanas pueden tener consecuencias graves para los bosques y selvas. El rápido crecimiento de la población y el aumento de los requerimientos de alimentos han transformado tierras forestales en terrenos de cultivo y pastoreo. Se ha intensificado la tala de los bosques y ha aumentado su explotación.

Si no se manejan en forma sostenible los recursos naturales, los cultivos que reemplazan los bosques causan un empobrecimiento progresivo del suelo. Al cabo de unos años las tierras se vuelven improductivas y son abandonadas. La erosión y la pérdida de fertilidad hace que los bosques no se vuelvan a restablecer.
El empobrecimiento de la diversidad de plantas y animales, que pierden su hábitat natural, es otra de las graves consecuencias de la deforestación.
Los efectos negativos no se limitan a la zona deforestada: toda la cuenca se perjudica. Las partículas de suelo erosionado, arrastradas por el viento y el agua, se depositan en las zonas bajas. Los sedimentos pueden obstruir canales de riego, provocar inundaciones de los ríos y cubrir las tierras de cultivo.

Los cambios climáticos

La actividad humana puede ocasionar cambios locales en el clima. Y, de manera indirecta, parece ser la causa del calentamiento global de la atmósfera terrestre registrado en los últimos años y del ascenso del nivel del mar por el aumento del volumen del agua a causa del calentamiento.
Los rendimientos de los cultivos y la producción de alimentos están ligados al clima, especialmente a la temperatura y a la disponibilidad de agua. Por dicha razón, el uso sostenible de los recursos naturales significa también evitar el deterioro de las condiciones climáticas locales, o lograr mejorarlas.
Si las lluvias son escasas, para mantener la humedad necesaria para los cultivos es importante proteger el suelo del escurrimiento y evaporación rápida del agua, de los bruscos cambios de temperatura, de los vientos fuertes y de la insolación excesiva. Un suelo rico en materia orgánica con una cubierta vegetal que lo proteja atenuará el impacto de la lluvia y el viento y retendrá la humedad para que las raíces la absorban.

La desertificación

En las zonas en que llueve poco, la vegetación es pobre y las variaciones de temperatura son mayores. Son zonas áridas o semiáridas, de suelo poco profundo y sin reservas de agua dulce. La fauna y la flora se han adaptado a la escasa humedad, aprovechando al máximo los cortos períodos de lluvia.
Son ecosistemas muy frágiles y el sobrepastoreo y los cultivos en los que no se aplican técnicas de conservación de los recursos naturales los degradan o destruyen rápidamente. Pierden en pocos años la capacidad de mantener su productividad, conservar el suelo y regular su escasa humedad. Como consecuencia de la pérdida de componentes esenciales y de la armonía entre ellos, el ambiente se hace cada vez más árido, transformándose en un desierto.
Entre las técnicas inapropiadas podemos mencionar el monocultivo o el cultivo de especies inadecuadas, el arar en el sentido de la pendiente y la falta de barreras o setos vivos que protejan contra la erosión. Asimismo, la necesidad de utilizar para leña los escasos arbustos que crecen y el uso indiscriminado de pesticidas producen un impacto negativo sobre estos ecosistemas.
Cuando las tierras se dedican a la ganadería, si se concentra una cantidad excesiva de ganado o se crían especies no apropiadas, el suelo se compacta y las plantas comestibles se agotan, multiplicándose sólo aquéllas no comestibles.
La vegetación natural desaparece cuando los nutrientes son arrastrados por el viento y las raíces no tienen suelo donde fijarse. A su vez, la falta de materia orgánica vegetal impide la formación de humus por acción de los microorganismos.
Este proceso de degradación de los suelos de las zonas áridas y semiáridas se llama desertificación. Se ha acentuado en las últimas décadas y está provocado por variaciones del clima, pero se agrava por la actividad humana.
En el pasado, las tierras áridas se dejaban descansar para que se regeneraran después de períodos de cultivo o de extrema sequía. Actualmente, son degradadas por el uso intensivo, la tala de bosques y algunas formas equivocadas de riego. Esta explotación intensiva es causada por presiones económicas, el aumento de la población y por la falta de previsión y de conocimientos sobre el manejo sostenible de los recursos.
Con la desertificación disminuye la productividad de la tierra y aumenta la pobreza. Al desaparecer la fertilidad del suelo, la cobertura vegetal y los cultivos, se producen grandes pérdidas económicas y la población tiene que emigrar.
También se perjudican las poblaciones cercanas. La tierra arrastrada se sedimenta en los lechos de los ríos y obstruye los canales de riego. Pueden ocurrir tormentas de polvo que dañan cultivos.

Para asegurar una alimentación satisfactoria a la creciente población, en los próximos años será necesario multiplicar la producción de alimentos. Sin embargo, si el proceso de desertificación no es prevenido, detenido y revertido, los rendimientos de la tierra bajarán en numerosas regiones.
La desertificación está considerada como uno de los problemas ecológicos más importantes. Para evitar que la erosión causada por el viento y el deterioro de la calidad de la tierra aumenten, es imprescindible manejar los recursos naturales de manera sostenible.

La pérdida de la diversidad biológica

Muchas especies animales están en peligro de desaparición debido a la destrucción de sus hábitat naturales, la caza indiscriminada, la introducción inadecuada de plantas y animales de otras regiones y la contaminación de las aguas por residuos mineros, industriales o pesticidas usados en agricultura.
Es el caso de las nutrias, lobitos de río, zorros, pumas, jaguares, chinchillas, caimanes y lagartos, perseguidos por su piel. Los venados y las iguanas se cazan para aprovechar su carne. Monos, tapires, armadillos, papagayos, tucanes, flamencos y garzas desaparecen cuando se destruye su hábitat natural. Peces y patos mueren en aguas contaminadas.

El manejo sostenible de los recursos naturales.

La única manera de evitar la destrucción de los recursos naturales de los que depende nuestro bienestar, es utilizarlos sin agotarlos.
El control de la erosión y el mantenimiento de la fertilidad del suelo, el correcto aprovechamiento del agua y la conservación de los bosques son los puntos fundamentales en los que se basa el desarrollo rural sostenible.

El suelo

La erosión se produce por la acción del agua o del viento que arrastran las partículas de tierra. Su intensidad depende de la composición y textura del suelo, de la pendiente y de la vegetación que lo cubre.
Para proteger el suelo es necesario detener la acción erosiva del agua y el viento, aumentar su fijación y enriquecerlo de materia orgánica.
Se evita que el agua se escurra velozmente y arrastre la tierra, si se colocan barreras perpendiculares a la dirección del agua (terrazas, cercos de piedra, cortinas de árboles y setos de arbustos) y se construyen zanjas de desagüe.
Los árboles amortiguan con su follaje el impacto de la lluvia, retienen la humedad y la liberan lentamente. Además, fijan la tierra con la red de sus raíces y contribuyen a la formación de nuevo suelo con las hojas secas y frutos que caen y son transformados por los microorganismos.
Los pastos bajos y tupidos también detienen el impacto de la lluvia. Con el entramado de sus brotes y múltiples raíces evitan que el suelo sea arrastrado.
Los cultivos de ladera se deben hacer siempre respetando las curvas de nivel. Si la pendiente es muy acentuada, conviene no cultivarla y plantar árboles. El bosque conserva el terreno y si es explotado adecuadamente, brinda madera y frutos y alberga la fauna silvestre por muchos años.
Para proteger la tierra de la erosión causada por el viento, sirven las barreras cortavientos formadas por árboles y arbustos, en particular especies autóctonas y leguminosas, plantados en forma perpendicular a la dirección del viento que predomina en la región. Cuando el viento es muy fuerte, se necesitan barreras paralelas y de varias hileras.
Si hay dunas en la cercanía, para evitar que la arena y el polvo arrastrados dañen los cultivos y obstruya las acequias, se puede intentar fijarlas con especies vegetales rastreras.
La fertilidad del suelo disminuye si se lo dedica al monocultivo (plantar siempre una misma especie) o si se lo agota con cosechas sucesivas sin dejarlo descansar ni agregarle abonos naturales. Cuando se rotan los cultivos, o se asocian especies diferentes que no requieren los mismos nutrientes, los elementos del suelo mantienen su equilibrio. Enterrar los residuos de las cosechas y agregar abonos orgánicos contribuye a conservar la fertilidad.

El agua

La producción de alimentos depende cada vez más de prácticas eficaces de utilización y conservación del agua.
Tan importante como la cantidad anual de lluvia es su distribución a lo largo del período de crecimiento de las cosechas. Cuando se concentra en pocos meses, es posible almacenarla con diques y embalses. La nieve que se derrite en primavera origina arroyos y manantiales, cuya agua se puede aprovechar para riego.
La calidad del suelo influye en el aprovechamiento del agua. Cuando es rico en materia orgánica puede retener más agua que libera lentamente. Un suelo arenoso la deja filtrar sin conservarla. Cuando es arcilloso, el agua no penetra y se escurre o evapora.
El bosque es el mejor regulador del agua de las vertientes. La capa de hojarasca del suelo conserva la humedad, evita la escorrentía, y facilita la penetración lenta.

El aire

La contaminación del aire tiene influencia sobre la salud humana y la vida animal y vegetal. Los problemas más graves los originan las industrias y los residuos de la combustión de petróleo o carbón.

Conservación de la flora y la fauna

La tala y la quema indiscriminadas de bosques, para dedicar las tierras a la agricultura y ganadería o para aprovechar su madera como combustible o en la industria, han destruido valiosos ecosistemas naturales.
En todos los países de América Latina afectados por la deforestación existen proyectos para crear nuevos bosques. De esta forma se espera detener la erosión, mejorar la calidad de los suelos que han perdido parte de su fertilidad, aumentar la retención de agua, proteger los cultivos del viento, etc.
Pero de la misma manera es importante que hombres y mujeres campesinos planten algunos árboles y arbustos dentro de su propia parcela. Se los puede utilizar como setos vivos, barreras rompevientos, para proteger las riberas de los arroyos, dar sombra, como reserva de leña, con fines medicinales y recreativos, para aprovechar sus frutos, etc.
También se intenta proteger especies animales cuyo número de ejemplares se está reduciendo peligrosamente. Varios países andinos han juntado esfuerzos para proteger la vicuña y evitar que sea cazada para quitarle su finísima lana.

FICHA DE ACTIVIDADES

Tema: la influencia humana en el medio ambiente, la degradación de los recursos, el manejo sostenible.

OBJETIVOS:

  • Entender los procesos de degradación de los recursos.
  • Advertir los problemas de erosión y pérdida de fertilidad en la comunidad.
  • Conocer las principales prácticas agrícolas en las que se basa el desarrollo rural sostenible.

ACTIVIDADES

  • Recorrer el entorno, observando las áreas donde se vean signos de erosión, pérdida de vegetación, deforestación, cárcavas.
  • Comprobar si en la zona se han realizado obras para detener la erosión (barreras rompevientos de árboles y arbustos, surcos de infiltración, barreras de piedras para detener la escorrentía, etc.). Comparar las diferencias existentes entre las parcelas protegidas y las no protegidas contra la erosión.
  • Averiguar si las labores agrícolas se realizan tratando de conservar o mejorar la fertilidad del suelo (utilización de abono orgánico, cobertura vegetal, plantación de leguminosas, etc.)
  • Observar qué arbustos y árboles son capaces de crecer en situaciones adversas.
  • Indagar si existen experiencias de manejo sostenible de los recursos naturales en poblaciones cercanas. Organizar una visita con campesinos interesados para comprobar los resultados obtenidos y conocer las técnicas que aplican.
  • Conversar con campesinos de la zona, explicándoles los problemas detectados y las mejoras que pueden obtenerse con la agricultura sostenible.

EVALUACION

Conteste a las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo influyen las actividades humanas en el medio ambiente?
  • ¿Por qué se degradan los recursos naturales?
  • ¿Cuáles son las consecuencias del sobrepastoreo? ¿Cómo evitarlas?
  • Qué es la desertificación? ¿Cómo se produce?
  • ¿Por qué muchas especies silvestres están en peligro de desaparición?
  • ¿Cuáles son los problemas ambientales más urgentes de la zona donde vive?
  • ¿Que mejoras introduciría en el manejo de los recursos naturales de su comunidad?
  • ¿En qué consiste el manejo sostenible? ¿En qué prácticas agrícolas se basa la agricultura sostenible?

PARA REFLEXIONAR - LA AGRICULTURA

  • El uso del terreno para la agricultura no equivale, necesariamente, a la destrucción de los recursos naturales.
  • Si una superficie del bosque se tala dejando algunos árboles, se cultiva durante pocos años y después se deja la tierra en barbecho, el bosque se reproduce.
  • Puede usarse el suelo para cultivarlo por mucho tiempo si se manejan los recursos naturales en forma sostenible, con el aporte de materia orgánica, rotación o asociación de cultivos y protección contra la erosión.
  • El problema comienza cuando la población aumenta y ya no hay tierras suficientes para rotarlas ni se usan otras técnicas de la agricultura sostenible.
  • No se dejan los terrenos en barbecho para que su fertilidad se restaure naturalmente ni se les incorpora abonos orgánicos. Así, el suelo se degrada y las cosechas son cada año más pobres.
  • La erosión se produce cuando no se actúa para evitar el arrastre de partículas de suelo. Para impedirlo, se debe atenuar el impacto de la lluvia y del viento.
  • Cuando la tierra se degrada y se agota, erosionada y sin nutrientes, es abandonada y se cubre de malezas.
  • Para controlar la erosión y la pérdida de fertilidad, existen técnicas agrícolas propias de la agricultura sostenible:
    • Para evitar la erosión: plantar barreras rompevientos, setos vivos y cobertura vegetal, hacer barreras de piedras y zanjas de infiltración y drenaje. En terrenos de ladera, además, cultivar en curvas de nivel y construir terrazas y andenes. Cuando la pendiente es muy acentuada, es preferible dedicarla a la producción forestal.
      Se debe cuidar que el pisoteo del ganado no compacte el suelo en forma irreparable, o que los animales hagan desaparecer las especies de pastos que prefieren. Para evitar el sobrepastoreo, alternar las parcelas donde pasta el ganado, dando tiempo para su recuperación.
    • Para conservar la fertilidad: aplicar abono orgánico, rotar o asociar los cultivos, plantar leguminosas. Asimismo, no usar pesticidas que matan a los insectos benéficos, lombrices desmenuzadoras del suelo y microorganismos que liberan nutrientes.

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