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Capítulo 4: Eliminación


Introducción general a las técnicas de eliminación
Métodos de eliminación que pueden ser aceptables dependiendo del tipo de producto y de las circunstancias locales
Métodos de eliminación inadecuados para grandes cantidades de plaguicidas
Novedades alentadoras 1
Selección del método de eliminación
Eliminación de envases vacíos de plaguicidas

Introducción general a las técnicas de eliminación

Los productos que no puedan utilizarse para el fin o los fines a que estaban destinados, o con un fin alternativo autorizado, ni puedan volver a formularse para ser de nuevo utilizables, se considerarán productos destinados a la eliminación.

En el presente capítulo se examinan las técnicas de eliminación disponibles y se ofrece una orientación sobre la preparación de un plan de eliminación. Los métodos de eliminación se dividen en tres categorías (Recuadro 4) y se evalúan teniendo en cuenta su idoneidad para la eliminación de grandes cantidades de plaguicidas en desuso en los países en desarrollo. Los criterios principales son: la inocuidad de la tecnología para el medio ambiente, la seguridad de los trabajadores, la viabilidad técnica en lo que respecta a la destrucción de grandes cantidades de plaguicidas en desuso, la adecuación a las circunstancias habituales en los países en desarrollo y la eficacia en función de los costos.

A continuación se ofrece una descripción detallada de los métodos de eliminación que pueden aceptarse dependiendo del tipo de producto y de las circunstancias locales. Se describen brevemente las opciones que no son adecuadas, junto con los motivos que las descalifican, y se resumen algunas novedades alentadoras.

RECUADRO 4
Perspectiva general de los métodos de eliminación para grandes cantidades de plaguicidas en desuso en los países en desarrollo

A. METODOS DE ELIMINACION QUE PUEDEN SER ACEPTABLES DEPENDIENDO DEL TIPO DE PRODUCTO Y DE LAS CIRCUNSTANCIAS LOCALES

· incineración a alta temperatura;

· tratamiento químico;

· vertedero especialmente proyectado (para materiales inmovilizados, cenizas y escoria de incinerador);

· almacenamiento controlado a largo plazo.

B. METODOS DE ELIMINACION INADECUADOS PARA GRANDES CANTIDADES DE PLAGUICIDAS

· quema al aire libre;

· enterramiento o eliminación en vertederos;

· descarga en la red de alcantarillado;

· evaporación solar;

· aplicación a la superficie del suelo o a tierras de cultivo;

· inyección profunda;

· otros métodos concebidos primordialmente para bonificar el suelo y descontaminar aguas subterráneas (incluido el tratamiento mediante radiación ultravioleta, ozonización, intercambio de iones, precipitación o floculación, adsorción en carbón activado).

C. NOVEDADES ALENTADORAS

· pirólisis de energía de plasma;

· reducción química en fase gaseosa;

· proceso de oxidación con sal fundida;

· tratamiento de carácter metalúrgico (método del metal fundido).

La idoneidad de las distintas técnicas de eliminación depende por lo general en gran medida del tipo y la cantidad de producto que ha de eliminarse. Una determinada técnica puede ser aceptable para un grupo de productos, pero totalmente inadecuada para otro. Esto significa que es esencial examinar siempre la combinación de tecnología y producto estudiando cada caso por separado.

Pueden encontrarse recomendaciones relativas a la eliminación de distintos productos en los documentos siguientes:

· Treatment and disposal methods for waste chemicals (PNUMA/RIPQPT, 1985).

· Fichas internacionales de protección frente a los productos químicos (IPCS/OMS).

Sin embargo, hay que subrayar que los métodos de eliminación recomendados en los documentos susodichos suelen referirse a pequeñas cantidades, por lo que tal vez no sean adecuados para cantidades grandes.

En el Anexo 1 se ofrecen indicaciones generales sobre métodos de incineración adecuados para determinados grupos de plaguicidas.

Métodos de eliminación que pueden ser aceptables dependiendo del tipo de producto y de las circunstancias locales

Incineración a alta temperatura

Cómo funciona la incineración

La incineración es un proceso de oxidación térmica a alta temperatura mediante el cual las moléculas del plaguicida se descomponen en gases y sólidos incombustibles. Los sólidos se denominan residuos y comprenden las cenizas y la escoria. Una chimenea de gran altura descarga en la atmósfera los gases residuales, que pueden contener agua, dióxido de carbono, gases ácidos o tóxicos y partículas tóxicas, entre ellas cenizas y óxidos metálicos. Con el fin de controlar la contaminación, se puede dotar al incinerador de un equipo para el lavado de los gases, como por ejemplo un depurador y/o filtros electrostáticos. Los residuos sólidos se eliminan en vertederos.

Los incineradores de desechos peligrosos tienen una cámara principal para quemar desechos y un posquemador para conseguir la máxima destrucción de los subproductos orgánicos peligrosos manteniendo los gases de combustión a la temperatura apropiada (más de 1 100 °C) durante al menos dos segundos (tiempo de permanencia). Dado que el equipo de lavado de los gases no puede funcionar a la temperatura elevada a la que salen los gases del horno, los gases de chimenea se enfrían hasta una temperatura de unos 200 °C.

Una incineración debidamente realizada puede en principio destruir desechos de plaguicidas con una tasa de rendimiento del 99,99 por ciento o más, llegando en ciertos casos a tasas declaradas del 99,99995 por ciento. Sin embargo, la eficacia de la incineración depende de muchos factores, entre ellos el diseño, el control del proceso y el mantenimiento del tiempo de permanencia, la temperatura y la turbulencia correctos, el tipo de productos incinerados y la capacidad y eficacia de los dispositivos de control de la contaminación atmosférica. Un uso inapropiado de los incineradores puede dar lugar a la formación de subproductos transportados por el aire y sólidos peligrosos que representan una grave amenaza para el medio ambiente y la salud pública. Estos subproductos son a menudo más tóxicos que el producto original. Es especialmente preocupante la formación de dibenzodioxinas policloradas y dibenzofuranos policlorados (habitualmente denominados dioxinas y furanos), los cuales son extremadamente tóxicos y persistentes en el medio ambiente. Las dioxinas y los furanos se forman como resultado de una reacción durante el enfriamiento de los gases de chimenea. Los factores que influyen en esta reacción son la temperatura del gas de chimenea, la aparición de cloro u otros halógenos y la presencia de un catalizador. El riesgo de formación de dioxinas y furanos puede reducirse diseñando un incinerador en el que los gases de la chimenea se enfrían muy rápidamente (extinción) una vez superada la gama de temperaturas a las cuales se forman las dioxinas y los furanos (de 250 a 350 °C), y que está dotado de un depurador para combinar halógenos (por ejemplo, un hidroseparador que utiliza una solución de hidróxido sódico). Además, las emisiones de dioxinas y furanos pueden reducirse mediante sistemas especiales de filtración. Los plaguicidas halogenados no deben incinerarse si no se dispone de un sistema eficaz de extinción y depuración.

Selección de los plaguicidas que han de incinerarse

El que los plaguicidas puedan o no incinerarse depende del tipo de plaguicida, la clase de incinerador y el sistema de lavado de los gases. Los plaguicidas inorgánicos no pueden incinerarse. Tampoco deben incinerarse los plaguicidas orgánicos que contienen mercurio. Los plaguicidas orgánicos deben quemarse a temperaturas relativamente altas de más de 1 100 °C, y el gas debe mantenerse en la llama durante dos segundos como mínimo. Los productos orgánicos que contienen metales pesados como son el estaño y el plomo sólo pueden incinerarse en casos concretos, en condiciones muy rigurosas y en instalaciones para desechos peligrosos equipadas con dispositivos de lavado de los gases de chimenea que permiten recuperar dichos elementos. En algunos casos es posible exportar productos que contienen metales pesados con miras a su reciclado. Para determinar si un producto concreto puede incinerarse, véanse el Anexo 1, las fichas de seguridad o la documentación que se enumera en el Cuadro 3, pág. 21. También puede consultarse al fabricante del producto o a un experto en incineradores.

Para más detalles técnicos sobre funcionamiento y diseño de incineradores, véanse The safe disposal of hazardous wastes: the special needs and problems of developing countries: Volume III (Banco Mundial, OMS/PNUMA, 1989) y Technical guidelines on incineration on land (D10) (PNUMA/SCB, 1994c).

A continuación se examina la idoneidad de las diversas opciones en materia de incineración a alta temperatura, entre las que se incluyen las siguientes:

· incinerador fijo en gran escala;
· incinerador fijo en pequeña escala;
· incinerador móvil;
· homo de cemento.

En el Cuadro 3 se ofrece una breve exposición general de las ventajas e inconvenientes de cada opción y se presentan conclusiones al respecto. En el Anexo 1 se indica qué grupos de plaguicidas pueden incinerarse en cada tipo de incinerador.

Examen de las opciones en materia de incineración

Incinerador fijo en gran escala

Los incineradores de desechos peligrosos en gran escala son el método preferible de eliminación para casi todos los plaguicidas en desuso. Son instalaciones construidas expresamente para incinerar desechos peligrosos. Por lo general son incineradores provistos de un horno giratorio con un posquemador y varios dispositivos de control de la contaminación atmosférica. La temperatura se mantiene entre 1 100 y 1 300 °C y el tiempo de permanencia en el posquemador es de dos segundos como mínimo. La tasa de rendimiento es de más del 99,99 por ciento, llegando hasta el 99,99995 por ciento. La capacidad varía según el modelo y está comprendida entre 0,5 y 7 toneladas por hora con un funcionamiento de 24 horas. En estos incineradores se pueden eliminar sólidos y líquidos, así como suelo, materiales, envases y desechos envasados contaminados. También se pueden incinerar todo tipo de plaguicidas orgánicos (incluidos los plaguicidas organoclorados), aunque algunas empresas de incineración no aceptan los productos que contienen metales pesados, como por ejemplo mercurio, u otros elementos específicos, como por ejemplo yodo, o fijan límites rigurosos.

Dado que los grandes incineradores son costosos (la inversión inicial varía entre 10 y 200 millones de dólares EE.UU., dependiendo de la capacidad, la eficacia del lavado de los gases de chimenea y del tratamiento del agua, la infraestructura, etc.), sólo resultan rentables si existe un volumen apreciable y constante de desechos químicos destinados a la incineración. Teniendo en cuenta que los costos de inversión inicial y los gastos de funcionamiento (que incluyen grandes cantidades de líquido para el depurador, el transporte de los desechos hasta el incinerador, la eliminación de cenizas y escoria en vertederos, técnicos altamente especializados, mantenimiento sistemático de las instalaciones y procedimientos de control intensivos, incluidos servicios de análisis) son muy altos, los grandes incineradores sólo se encuentran en los países industrializados adelantados. Por estas mismas razones, el establecimiento local de un incinerador en gran escala no es una solución realista para el problema de los plaguicidas en desuso en los países en desarrollo. Sin embargo, en algunos países industrializados hay empresas que explotan incineradores de este tipo en los que en ocasiones se permite quemar plaguicidas en desuso importados de países menos adelantados. Los países menos adelantados pueden concertar contratos con esas empresas.

Para más información sobre la posibilidad de transportar plaguicidas a un incinerador de un país dispuesto a aceptar los desechos, véase pág. 22.

Incinerador fijo en pequeña escala

Hay en el mercado varios incineradores fijos en pequeña escala que varían en cuanto a capacidad y diseño. Cuanto más complejo es el diseño y mayor es la capacidad, más alto es el precio. Los modelos más sencillos tienen una sola cámara sin posquemador y/o depurador. Los modelos más avanzados tienen una cámara principal con posquemador y depurador.

FIGURA 2. Típico incinerador a alta temperatura: con permiso de Rechem International Ltd, Reino Unido

Los modelos sencillos sin posquemador ni dispositivos para el lavado de los gases no son obviamente adecuados para destruir grandes cantidades de plaguicidas en desuso o cualquier cantidad de desechos que contengan cloro, fósforo, azufre o nitrógeno. La falta de dispositivos de este tipo entraña un alto riesgo de contaminación atmosférica, especialmente cuando se incineran compuestos organoclorados. Muchos modelos sencillos no alcanzan la temperatura requerida de 1 100 °C, lo que agrava ulteriormente ese riesgo. Por lo general, tienen una capacidad reducida, de 10 a 100 kg por hora. En ocasiones es necesario interrumpir cada cierto tiempo el proceso de incineración para abrir la cámara y sacar las cenizas.

Los modelos más avanzados, con un depurador sencillo, cuestan en torno a un millón de dólares. Pueden alcanzar la temperatura requerida, pero suelen tener también una capacidad relativamente pequeña, de 1 a 2 toneladas diarias. Esto significa que se puede tardar un año en incinerar una cantidad típica de 300 toneladas. Una actividad que dura un largo período implica gastos de funcionamiento elevados. Estos incineradores necesitan una supervisión permanente, mantenimiento y reparaciones a cargo de técnicos (contratados en países extranjeros), un suministro continuo de agua dulce y grandes cantidades de sustancias químicas para el depurador, una eliminación inocua de las cenizas y el licor del depurador, y un suministro continuo y fiable de electricidad y combustible. Los costos iniciales de inversión de un incinerador avanzado en pequeña escala y los gastos de funcionamiento adicionales son considerables. Esto significa que, la mayoría de las veces, el uso de incineradores en pequeña escala no es rentable, ni resulta práctico habida cuenta de su baja capacidad, las grandes cantidades de suministros que necesita y las grandes cantidades de residuos que sigue siendo necesario eliminar. En casi todos los casos, será más práctico y más barato transportar los desechos hasta un incinerador especializado de un país industrializado. Otra consideración importante es que, por lo general, los dispositivos de control de la contaminación atmosférica de los incineradores en pequeña escala son menos eficaces que los de los grandes incineradores, especialmente durante un período prolongado de uso intensivo. La contaminación atmosférica puede llegar a ser un problema cuando se incineran «sustancias de riesgo», como por ejemplo plaguicidas organoclorados.

Antes de utilizar un incinerador en pequeña escala, es importante asegurarse de que el modelo ha sido sometido a ensayo y aprobado para el tipo de plaguicidas que es necesario incinerar. Se han planteado algunos problemas en lo que respecta a la aceptación de los incineradores en pequeña escala por los gobiernos. En Europa es difícil y costoso obtener una licencia para probar un nuevo modelo de incinerador. Como resultado de ello, los fabricantes europeos ofrecen en ocasiones pequeños incineradores que no han sido sometidos a ensayos de incineración de plaguicidas, los cuales habrán de probarse sobre el terreno antes de entrar en funcionamiento. Algunos gobiernos no son partidarios de sistemas que no han sido sometidos a ensayo en su país de fabricación y han rechazado por ello esta opción.

Los hospitales disponen a veces de incineradores en pequeña escala para incinerar sus desechos. Se recomienda que estos incineradores no se utilicen para plaguicidas sólidos, plaguicidas que contienen cloro, azufre o nitrógeno, plaguicidas que contienen metales o grandes cantidades de plaguicidas en general. Sólo se deberán tomar en consideración para cantidades relativamente pequeñas de plaguicidas líquidos, a condición de que el diseño, la temperatura y el tiempo de permanencia sean adecuados, tengan los dispositivos necesarios de control de la contaminación atmosférica, se solicite asesoramiento técnico con antelación y la reglamentación nacional permita usar esos incineradores de hospitales.

En ocasiones, los incineradores en pequeña escala pueden ofrecer una solución a determinados usuarios, como las fábricas locales de formulaciones, que generan constantemente cantidades relativamente pequeñas de desechos no halogenados poco peligrosos (por ejemplo, envases contaminados y equipo protector desechable). Puede que estas fábricas dispongan también de la competencia técnica necesaria para explotar el incinerador.

Incinerador móvil

Existen varios modelos de incineradores móviles de desechos en pequeña y mediana escala. El término «móvil» resulta bastante engañoso, porque pueden tardarse varias semanas en desmantelar la instalación; el término «movible» sería más preciso. Por lo general, son unidades bastante grandes con un incinerador dotado de un homo giratorio y dispositivos de control de la contaminación atmosférica. Se utilizan sobre todo en los Estados Unidos para llevar a cabo una limpieza sobre el terreno de depósitos de desechos peligrosos. Pueden eliminar grandes cantidades de desechos líquidos y sólidos, lodos y suelo contaminado con niveles de destrucción y emisiones similares a los de los incineradores fijos en gran escala. Los incineradores móviles se transportan en dos o tres remolques normalizados y pueden tener un peso bruto comprendido entre 50 y 80 toneladas. El precio de los incineradores móviles varía entre 1,5 y 15 millones de dólares, dependiendo de la capacidad y de las prestaciones. Algunas empresas proporcionan servicios de incineración móvil mediante contrato. En ocasiones se tarda hasta seis meses en recibir en el lugar un incinerador móvil (preparación, expedición, transporte interno, montaje y ensayo) y los gastos de movilización pueden ser superiores al millón de dólares (transporte, montaje, ensayo, desmontaje y transporte). Los gastos adicionales de funcionamiento varían entre 600 y 2 000 dólares por tonelada, dependiendo del modelo de incinerador y del tipo de desechos. La capacidad de los modelos más pequeños es de 2 a 20 toneladas por día.

Estos incineradores pueden alcanzar una tasa de rendimiento del 99,999 por ciento y satisfacen la mayoría de las normas relativas a las emisiones atmosféricas. Llevando el incinerador al lugar donde están los desechos se evitan los problemas jurídicos del transporte internacional de éstos. Sin embargo, el uso de un incinerador móvil no suprime la necesidad de desplazar los productos, ya que sigue siendo necesario llevar los plaguicidas al lugar de la incineración. El transporte de un incinerador móvil exige una buena red viaria (las carreteras y los puentes deben estar en condiciones de soportar el peso). Por consiguiente, las limitaciones de peso y altura pueden impedir el uso de un incinerador de este tipo en algunas regiones. Los incineradores móviles, como los incineradores en gran escala, requieren también energía eléctrica, grandes cantidades de agua dulce y sustancias químicas para el depurador y un equipo de técnicos altamente especializados. En algunos casos, puede que haya límites al contenido máximo de cloro de los plaguicidas que han de eliminarse. Será necesario vigilar y eliminar de manera apropiada el líquido, las cenizas y la escoria del depurador. Como sucede con todos los posibles lugares de combustión, deberán efectuarse estudios de impacto ambiental antes de iniciar las operaciones.

La incineración móvil es una opción relativamente costosa. El incinerador debe ser trasladado al lugar de la incineración, montado, probado, desmontado y trasladado nuevamente. Las existencias de plaguicidas han de ser transportadas hasta el lugar. Sólo vale la pena tomar en consideración el uso de incinerador móvil si existe un volumen muy grande de productos y/o suelo contaminado para incinerar (entre más de 1 000 y 5 000 toneladas, dependiendo del modelo y de los desechos) y si el incinerador se utiliza para quemar existencias de más de un país de la misma zona. Hay que señalar que a finales de 1995 no se había hecho aún uso de incineradores móviles para destruir plaguicidas en desuso en países en desarrollo. Hay empresas dedicadas a la eliminación que tienen incineradores móviles y ofrecen todo un conjunto de servicios que incluye la utilización del incinerador, el personal necesario, materiales y logística.

Incineración en horno de cemento

Un homo de cemento es un homo que gira lentamente a fin de someter por igual la cal, la arena y la arcilla a temperaturas muy altas para obtener «clinker». Para la incineración de plaguicidas sólo pueden utilizarse ciertos tipos de hornos (hornos giratorios con un precipitador electrostático y un sistema de derivación. Es posible quemar los plaguicidas mezclándolos con el combustible o inyectándolos en la llama. Para inyectar los plaguicidas es necesario efectuar adaptaciones especiales que pueden resultar costosas. Si los plaguicidas tienen un poder calorífico alto, pueden sustituir en parte al combustible. Los hornos de cemento permiten destruir plaguicidas porque las temperaturas en su interior están comprendidas entre 1 400 y 2 000 °C. El tiempo de permanencia de la fase gaseosa es de seis a diez segundos. Estos hornos pueden eliminar desechos líquidos o semilíquidos, reduciendo el gasto en combustible. El cemento alcalino neutraliza los gases ácidos resultantes de los plaguicidas organoclorados, por lo que no es necesario que haya un depurador. Las formulaciones en polvo son difíciles de manejar pero pueden añadirse en forma de pasta o inyectarse en el homo en la pared principal. Las cenizas que se formen se incorporarán al «clinker». No se pueden incinerar suelos contaminados ni productos sólidos de grandes dimensiones como por ejemplo materiales de envasado. La incineración de formulaciones líquidas deterioradas puede causar problemas si contienen partículas sólidas (por ejemplo, cristales, copos, partículas de metales corroídos que se han desprendido de los recipientes) que podrían atascar el mecanismo a través del cual se inyecta el líquido en el horno. La incineración de pequeñas cantidades de desechos orgánicos influye relativamente poco en la calidad del cemento, aunque algunos contaminantes pueden rebajarla. Aparte de las consideraciones técnicas, puede haber factores psicológicos que disuadan a los fabricantes de cemento de utilizar sus instalaciones para incinerar plaguicidas. Si el proceso de incineración se desarrolla sin contratiempos, el riesgo ambiental de la incineración ocasional de plaguicidas parece ser mínimo. Sin embargo, no siempre se pueden controlar todos los aspectos. Durante el proceso pueden producirse perturbaciones que den lugar a una combustión incompleta, con la consiguiente emisión de contaminantes. Un uso continuo y prolongado de hornos de cemento para eliminar desechos peligrosos puede causar problemas ambientales.

CUADRO 3
Breve resumen general de diversas opciones relativas a la incineración y conclusiones al respecto

Técnica

Ventajas

Inconvenientes

Conclusión

Incinerador fijo en gran escala

Gran capacidad. Permite quemar grandes cantidades de líquidos, sólidos, fangos y pastas, así como suelos y desechos envasados. Puede funcionar 24 horas al día. Temperatura elevada (1 200 °C); alta tasa de rendimiento, de hasta un 99,99995 por ciento; lavado de gases eficaz. Permite eliminar plaguicidas clorados sin problema

Los costos de inversión iniciales y los gastos de explotación son muy altos. Exige un volumen constante y apreciable de desechos para ser rentable. Esas cantidades no se generan habitualmente en los países en desarrollo. Su costo hace que en la práctica no sea utilizado en los pequeños países menos avanzados

El establecimiento local de un incinerador en gran escala no es una solución realista al problema de los plaguicidas en desuso en los países en desarrollo

Sin embargo, la exportación de los desechos a un incinerador de este tipo de un país industrializado parece ser en muchos casos la opción más realista y preferible en lo que respecta a la eliminación

Incinerador fijo en pequeña escala

La principal ventaja de los pequeños incineradores es que pueden instalarse en el lugar donde se generan los desechos

Los modelos sencillos sin depurador no son adecuados para la incineración de la mayoría de los plaguicidas, ni tampoco para grandes cantidades. Los modelos más avanzados con un depurador sencillo cuestan en torno a un millón de dólares y aun así tienen una capacidad limitada (de 100 kg a 2 toneladas al día). Con frecuencia no pueden funcionar ininterrumpidamente porque es necesario sacar las cenizas de la cámara antes de poder incinerar el lote siguiente, por lo que no son adecuados para los sólidos. Los gastos de funcionamiento son relativamente altos a causa de la baja capacidad, el elevado volumen de liquido del depurador utilizado, los residuos que sigue siendo necesario eliminar y la constante supervisión a cargo de expertos que requieren. Puede haber límites al contenido máximo de cloro de los productos

No es rentable para grandes cantidades de plaguicidas. Es engorroso de manejar. Es necesario confirmar la idoneidad para el medio ambiente de los distintos modelos. Muchos de ellos no son adecuados para la incineración de plaguicidas clorados

Puede constituir una solución para determinados usuarios, como los fabricantes locales de formulaciones que generan continuamente pequeñas cantidades de desechos no clorados poco peligrosos (por ejemplo, materiales y envases contaminados)

Incinerador móvil

Las unidades móviles permiten eliminar plaguicidas sólidos y líquidos, así como suelos contaminados. Tasa de rendimiento de hasta un 99,999 por ciento; cumplen casi todas las normas para emisiones atmosféricas. Llevando el incinerador al lugar donde están los desechos se evitan problemas jurídicos relacionados con el transporte internacional de dichos desechos

El peso y la altura de los incineradores móviles pueden impedir su uso en algunas regiones. Requieren energía eléctrica, grandes cantidades de agua dulce y sustancias químicas para el depurador y un equipo de técnicos altamente capacitados. Para algunos modelos, puede que haya límites al contenido máximo de cloro de los plaguicidas que han de incinerarse. Es necesario vigilar y eliminar de manera apropiada el líquido del depurador, las cenizas y la escoria. Antes de iniciar las operaciones deberán efectuarse estudios del impacto ambiental

Los incineradores móviles son una opción relativamente costosa, ya que requieren infraestructuras y servicios satisfactorios. Sólo vale la pena tomarlos en consideración si existe un volumen muy grande de productos y de suelo fuertemente contaminado que han de destruirse. Para cantidades inferiores a las 1 000 toneladas, será mucho más barato transportar los plaguicidas a un incinerador en el extranjero. El incinerador móvil puede seguir siendo poco rentable incluso para cantidades de hasta 5 000 toneladas

Homo de cemento

Muchos países tienen hornos de cemento que en principio podrían utilizarse para destruir plaguicidas. No necesitan depuradores de ácidos. Pueden ser una opción eficaz, dado que se necesita una inversión relativamente modesta (de 100 000 a 150 000 dólares EE.UU.) para un sistema de introducción de desechos, al tiempo que se ahorra dinero en combustible

La mayoría de los hornos de cemento de los países en desarrollo no son adecuados para este fin. Estos modelos adecuados para eliminar líquidos, pero no suelos ni materiales contaminados. La incineración de formulaciones en polvo es posible pero difícil. Los líquidos que contienen partículas sólidas (cristales, emulsiones precipitadas) pueden causar problemas Perturbaciones en el sistema o proceso pueden dar lugar a emisiones tóxicas. Un uso prolongado para incinerar plaguicidas puede ocasionar problemas ambientales. Es posible que haya límites al contenido máximo de cloro de los productos que pueden incinerarse

Los hornos de cemento sólo pueden utilizarse para la eliminación de plaguicidas si se cumplen las especificaciones técnicas requeridas. Su uso sólo debe tomarse en consideración para operaciones ocasionales de eliminación y no para la incineración prolongada de desechos peligrosos. Habida cuenta de la experiencia limitada en cuanto a su uso para este fin específico, se recomienda que, por el momento, este método sólo se emplee para formulaciones líquidas de plaguicidas no clorados. Si se cumplen todas las condiciones, los hornos de cemento pueden ofrecer una solución práctica y rentable

Nota: En el Anexo 1 se ofrecen mayores detalles sobre las limitaciones de los diversos métodos para cada producto.

Aunque la mayoría de los hornos de cemento existentes en los países en desarrollo no son adecuados para la incineración de desechos, muchos países tienen como mínimo un horno que podría en principio utilizarse con ese fin. Se trata de una opción potencialmente rentable, especialmente en el caso de los líquidos, ya que para adaptar los quemadores sólo se requiere una inversión relativamente modesta (unos 100 000 dólares para un sistema de introducción de desechos líquidos y unos 150 000 para un sistema de introducción de formulaciones en polvo), al tiempo que se ahorra dinero en combustible.

En los países de la OCDE, el recurso a la incineración de desechos (principalmente líquidos orgánicos) en hornos de cemento a escala comercial es cada vez mayor, pero en los países en desarrollo la experiencia relativa a su utilización para incinerar plaguicidas en desuso es todavía muy limitada. En 1995, se habían realizado pruebas en Pakistán y Malasia, donde se dispone de hornos de cemento modernos. En la República Unida de Tanzania, estaba prevista para 1996 la incineración en un homo de una cantidad bastante grande de DNOC. Habida cuenta de esta experiencia limitada, se recomienda que, por el momento, el método sólo se tome en consideración para la eliminación ocasional de formulaciones líquidas que puedan bombearse.

Otros métodos de incineración

En teoría, los altos hornos de acero podrían utilizarse para quemar plaguicidas, pero en la práctica no son adecuados porque las reacciones de reducción que tienen lugar en ellos pueden dar lugar a una combustión incompleta y ser causa de contaminación. Se ha recurrido a la incineración en el mar, en barcos fabricados expresamente para ese fin, como medio de eliminación de líquidos peligrosos. Consideraciones ambientales, como la descarga de gases no tratados y su absorción subsiguiente en el agua del mar, así como el temor a la grave contaminación resultante de los accidentes, motivaron su restricción en el marco de la legislación internacional. Este método ha dejado de utilizarse para la eliminación de plaguicidas y otros desechos peligrosos.

Transporte de plaguicidas a países desarrollados con miras a su incineración

En muchos países menos adelantados, no existen sistemas locales rentables de eliminación de plaguicidas que sean ecológicamente racionales. En esos casos, debe examinarse la posibilidad de exportar los plaguicidas a países con instalaciones en gran escala para la incineración de desechos peligros. La exportación no es siempre una solución fácil: antes del transporte, es necesario envasar y etiquetar

· de nuevo todos los desechos con arreglo a los tratados internacionales y a las recomendaciones para el transporte internacional de mercaderías peligrosas;

· el transporte internacional de desechos peligros se rige por el Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación y por varios convenios regionales análogos (por ejemplo, el Convenio de Bamako). Es necesaria la accesión a los procedimientos de notificación estipulados en tales convenios;

· la empresa encargada de la incineración debe contar con la aprobación de su gobierno para importar los desechos que han de incinerarse. La mayor o menor facilidad para obtener esta aprobación depende de muchos factores, entre los que se incluye la capacidad nacional de incineración en ese momento. La aprobación será probablemente más fácil si la capacidad es mayor que las necesidades. Puede que la legislación nacional prohiba la importación de desechos peligrosos.

El transporte de plaguicidas en desuso está sujeto a diversos convenios internacionales que regulan el transporte de mercaderías peligrosas, todos ellos basados en las Recomendaciones sobre el transporte de mercaderías peligrosas (Naciones Unidas, 1995). El más importante es el Código internacional marítimo de mercancías peligrosas, que se aplica al transporte por mar. Entre otras cosas, este Código incluye normas rigurosas sobre envasado y etiquetado. Todo el material de envasado para mercaderías peligrosos ha de ser aprobado por las Naciones Unidas para el producto en cuestión. Por lo que respecta a los países en desarrollo, esto significa que han de importar recipientes y sacos especiales aprobados por las Naciones Unidas. Las reglamentaciones nacionales que rigen el transporte y manipulación de sustancias peligrosas pueden ser más severas para los desechos peligrosos que para los plaguicidas.

El Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación fue aprobado en 1989 y entró en vigor en mayo de 1992. En el Convenio se definen los desechos como sustancias u objetos que se eliminan o están destinados a ser eliminados, o que han de ser eliminados porque así lo exigen las disposiciones de la legislación nacional. Por lo general, los plaguicidas en desuso entran dentro de esta categoría, por lo que su transporte internacional se rige por el Convenio. De conformidad con éste, es necesario realizar varios trámites antes de la exportación. Estos trámites se complican si el país que envía o recibe los plaguicidas no es parte del Convenio.

Para más detalles sobre la reglamentación del transporte internacional de plaguicidas en desuso, véase el Anexo 5.

Antes de que pueda realizarse la exportación, debe haber un acuerdo entre el exportador o generador, el país exportador y el país importador (y posiblemente los países de tránsito). El exportador y el receptor deben suscribir también un contrato relativo a la eliminación de los desechos. Por lo general, el propietario de los desechos sigue siendo responsable de éstos hasta que son aceptados en el lugar de la incineración. Si la empresa encargada de la incineración rechaza los desechos por cualquier motivo (por ejemplo, porque los productos recibidos difieren de los descritos en la declaración), incumbe al exportador devolver los desechos al país de origen.

Varias empresas comerciales de incineración de países de la OCDE tienen permiso para quemar plaguicidas en desuso importados de países menos adelantados. Algunas de ellas ofrecen servicios completos, que comprenden la inspección de los desechos, su confinamiento, transporte y eliminación y la limpieza del lugar. La operaciones sobre el terreno pueden ser realizadas directamente por un departamento de la propia empresa o a través de acuerdos de cooperación con una empresa de consultoría que se ocupa de la inspección, el reenvasado y el transporte.

Las ventajas de recurrir a un acuerdo de servicios completos son considerables. Expertos que garantizan el cumplimiento de las normas internacionales se encargan de todo. Si hay donantes que sufragan la eliminación, puede que estén dispuestos a hacerse cargo del costo de los servicios completos para asegurar la conformidad con las normas ambientales y evitar repercusiones políticas. Los acuerdos de servicios completos reducen también al mínimo el riesgo de que una empresa rechace los desechos que han de incinerarse porque los productos recibidos difieren de los que figuraban en la declaración.

Varios países de Africa y el Cercano Oriente han eliminado la totalidad o parte de sus existencias de plaguicidas en desuso enviándolas a incineradores en gran escala de Europa para desechos peligrosos. En 1995, los gastos en la eliminación de grandes cantidades de plaguicidas oscilaron entre 2 500 y 4 000 dólares por tonelada (precio todo incluido del suministro de envases aprobados por las Naciones Unidas, el reenvasado, la limpieza del lugar, el transporte y la incineración).

Los países que tienen la intención de exportar plaguicidas en desuso no deben reenvasarlos sin el asesoramiento de un experto. La exportación se complicará si los desechos se envasan en envases de un tipo que no es el adecuado, si los productos se mezclan o si los nuevos envases no están correctamente etiquetados o no llevan ninguna etiqueta.

CUADRO 4
Ejemplos de operaciones de eliminación realizadas satisfactoriamente con el apoyo de organismos de asistencia

Año

País

Producto

Cantidad
(toneladas)

1991

Niger

Dieldrina

60

1993

Uganda

Dieldrina

50

1993

Madagascar

Dieldrina

70

1994

Mozambique

DDT/monocrotofos

160

1995

Tanzania (Zanzíbar)

Diversos productos

280

1996

Yemen

Diversos productos

260

1996

Tanzania

DNOC

55

Tratamiento químico

El tratamiento químico puede lograr que ciertos grupos de plaguicidas sean menos tóxicos y que su almacenamiento, transporte y eliminación sean más seguros. También permite destruir algunos ingredientes activos.

Un método común es la hidrólisis, que consiste en la reacción de una sustancia con el agua para romper los enlaces de la molécula. La hidrólisis alcalina, en la que se añade una sustancia alcalina fuerte, como hidróxido sódico, lejía o cal, puede destruir los organofosfatos y los carbamatos, reduciendo considerablemente su actividad biológica y el peligro que representan para el medio ambiente. La hidrólisis ácida se aplica a algunos otros grupos de plaguicidas.

Sin embargo, el tratamiento químico presenta algunas limitaciones evidentes:

· aunque la hidrólisis puede afectar al ingrediente activo, por lo general no influye en los disolventes orgánicos utilizados en la formulación, por lo que sigue siendo necesario eliminar el disolvente orgánico restante de modo inocuo;

· el tratamiento químico es difícil y peligroso. El uso de sustancias químicas o procedimientos inadecuados puede dar lugar a reacciones violentas o subproductos sumamente tóxicos;

· el tratamiento químico produce por lo general un volumen mayor de desechos menos tóxicos, los cuales deben ser también eliminados.

El tratamiento químico sólo debe ser realizado por un profesional calificado (experto químico) y aun así solo en el caso de que el tratamiento reduzca la toxicidad hasta tal punto que el residuo sea susceptible de ser eliminado por un método de fácil acceso. Si los plaguicidas han de ser exportados, no hay necesidad de un tratamiento químico avanzado.

Para decidir si el tratamiento de un producto específico es posible y recomendable, habrá que estudiar cada caso por separado. Dicha decisión requiere el asesoramiento de un experto. En las fichas de seguridad y en Treatment and disposal methods for waste chemicals (PNUMA/RIPQPT, 1985) puede encontrarse información sobre la posibilidad de someter un determinado producto a un tratamiento químico.

Los subproductos del tratamiento químico han de ser objeto de una eliminación inocua, la cual puede entrañar un tratamiento biológico de líquidos de baja concentración. Es posible solidificar los subproductos precipitados de baja toxicidad y eliminarlos en un vertedero revestido.

La destoxificación sobre el terreno de plaguicidas en cubetas de productos químicos, como se hace en Estados Unidos y Europa, puede reducir la toxicidad de plaguicidas altamente tóxicos, como los organofosfatos, antes del transporte. Sin embargo, el costo de la destoxificación sobre el terreno y la necesidad de técnicas especializados, sustancias químicas e instalaciones para el tratamiento hacen que esta opción no sea adecuada para muchos países en desarrollo. Los riesgos relaciones con el transporte pueden evitarse también aplicando las normas sobre envasado de las Recomendaciones sobre el, transporte de mercaderías peligrosas (Naciones Unidas, 1995).

El tratamiento químico de grandes cantidades de plaguicidas en desuso requeriría cubetas de reacción especiales, dispositivos para el control del proceso, instalaciones para realizar análisis de las sustancias químicas y los residuos, supervisión constante por expertos e instalaciones para la eliminación de los residuos. Este tratamiento puede ser una solución para cantidades relativamente pequeñas de plaguicidas, siempre que la operación sea dirigida por un experto químico. En ciertas circunstancias, se puede recurrir al tratamiento con cal o con un líquido alcalino para destoxificar un suelo contaminado con insecticidas organofosforados.

Para una información más detallada sobre el tratamiento químico, véase también The safe disposal of hazardous wastes: the special needs and problems of developing countries (Banco Mundial/OMS/PNUMA, 1989).

Vertederos especialmente proyectados (vertederos revestidos)

En general, un vertedero no es una opción aceptable para la eliminación de plaguicidas, ya que éstos pueden migrar y contaminar el agua subterránea o superficial. Además, existe el riesgo de que sean desenterrados para usos no autorizados. Sin embargo, hay algunas excepciones. Un vertedero debidamente revestido puede ser adecuado para la eliminación definitiva de cenizas y escoria de incineradores, suelos contaminados con plaguicidas y/o formulaciones en polvo con un contenido bajo de ingrediente activo. Hay que prestar especial atención a la selección del emplazamiento de los vertederos. No es conveniente que estén situados en zonas con capas freáticas altas o con precipitaciones abundantes. El vertedero deberá estar bajo control del gobierno, al que se deberá solicitar autorización antes de verter el producto de que se trate.

Cenizas y escoria de incineradores

Las cenizas y la escoria resultantes de la incineración de plaguicidas a alta temperatura se consideran en principio inertes. Sin embargo, para despejar cualquier duda en lo que respecta a la composición de las sustancias, las cenizas y la escoria deberán eliminarse en un vertedero revestido, a no ser que un análisis químico haya establecido que las sustancias son totalmente inertes y que no hay riesgo de lixiviación de cualquier componente tóxico, en cuyo caso no es necesario que el vertedero esté revestido.

Suelo contaminado

El hecho de que el suelo contaminado pueda eliminarse o no en un vertedero depende del tipo y grado de contaminación. Puede que sea necesario solidificar el suelo o tratarlo químicamente antes de eliminarlo en el vertedero. Es necesario el asesoramiento de un experto. El vertedero deberá estar provisto de un revestimiento apropiado.

Formulaciones en polvo fijadas/solidificadas con un contenido bajo de ingrediente activo

Dependiendo de las circunstancias, puede ser posible eliminar en vertederos formulaciones en polvo con un contenido bajo de ingrediente activo, una vez solidificadas/fijadas. Estas formulaciones deben encapsularse en un cemento especial, o mezclarse con agentes aglutinantes, como silicatos o polímeros, que hacen que la mezcla forme una masa sólida e impermeable. Deberán realizarse pruebas preliminares para determinar la imposibilidad de que los contaminantes sean objeto de lixiviación. Es necesario el asesoramiento de expertos.

Para más detalles sobre los métodos de solidificación y sobre los vertederos, véase The safe disposal of hazardous wastes: the special needs and problems of developing countries (Banco Mundial/OMS/PNUMA, 1989) y Technical guidelines on specially engineered landfill (D5), (PNUMA/SCB, 1994b).

Almacenamiento controlado a largo plazo

Si todos los métodos locales de tratamiento y eliminación plantean graves riesgos para el medio ambiente, los trabajadores o la salud pública, puede que el almacenamiento en espera de la exportación o de un futuro perfeccionamiento de la técnica resulte una opción atractiva. Se deberá inspeccionar el almacén periódicamente, solucionar de inmediato las pérdidas y derrames y seguir las recomendaciones sobre disposición y apilamiento. Hay que tener en cuenta que la asignación o construcción de un almacén especialmente destinado a plaguicidas en desuso puede ser costosa. Para recomendaciones detalladas sobre el almacenamiento de plaguicidas, véase también el Capítulo 3 y Pesticide storage and stock control manual (FAO, 1996).

Por lo general, no se recomienda el almacenamiento a largo plazo en minas, refugios subterráneos, etc., ya que no es posible controlar y mantener las existencias. Antes o después, los envases empezarán a perder y su contenido podría dispersarse en el medio ambiente.

Métodos de eliminación inadecuados para grandes cantidades de plaguicidas

Quema al aire libre

La quema de plaguicidas al aire libre es altamente desaconsejable. No se deben quemar nunca sustancias químicas, incluidos plaguicidas, en hogueras al aire libre. La temperatura de estas hogueras (de 500 a 700 °C) es demasiado baja para que se destruyan por completo los plaguicidas y puede ocasionar una emisión de vapores tóxicos perjudiciales para los seres humanos, el ganado, los cultivos y el medio ambiente. El humo puede arrastrar cantidades considerables del producto parcialmente quemadas, las cuales pueden ser muy tóxicas y contaminar gravemente la zona.

Enterramiento, eliminación en vertedero

La eliminación en vertedero suele consistir en la eliminación de desechos domésticos no tóxicos en hoyos excavados en el suelo, ya sean basureros al aire libre, fosas sanitarias, canteras o explotaciones mineras. Si no tienen un fondo revestido de plástico y una gruesa capa de arcilla no son adecuados para eliminar sustancias tóxicas, incluidas las existencias de plaguicidas no deseadas. En ciertas circunstancias, los vertederos provistos de un revestimiento apropiado pueden utilizarse para eliminar cenizas y escoria de incineradores, formulaciones en polvo solidificadas con un bajo contenido de ingrediente activo y suelo contaminado (véase supra).

Muchos países que habían enterrado plaguicidas están sufriendo ahora una grave contaminación ambiental y se enfrentan con unos gastos enormes para recuperar los plaguicidas y mitigar los daños causados al ambiente y a la salud pública.

Descarga en la red de alcantarillado

Los plaguicidas influyen en la calidad del agua y son tóxicos para los ecosistemas acuáticos. Pueden hacer que el agua de las fuentes utilizadas para el abastecimiento no sea potable. Los peces son muy sensibles a muchos plaguicidas relativamente inocuos para los seres humanos. Por consiguiente, no se debe descargar nunca plaguicidas en aguas superficiales o acequias. Ni siquiera es aceptable la descarga indirecta a través de una instalación de tratamiento de efluentes, ya que la mayoría de los plaguicidas son tóxicos para los microbios que intervienen en la degradación de las aguas residuales.

Evaporación solar

Para favorecer la evaporación solar, los productos se colocan en estanques poco profundos protegidos de la lluvia pero expuestos al viento y al sol. El lugar donde están emplazados los estanques debe vallarse totalmente para impedir la entrada de personas no autorizadas o de ganado. Este método se utiliza para concentrar agua contaminada, como por ejemplo la procedente del lavado de bidones. En ciertas condiciones, la evaporación solar puede ser una solución para pequeñas cantidades de materiales volátiles y relativamente no tóxicos, pero libera vapor en la atmósfera. El método de la evaporación solar no debe emplearse para grandes cantidades de plaguicidas, dados los riesgos que entraña para la salud humana y el medio ambiente.

Aplicación a la superficie del suelo o a tierras de cultivo

La flora microbiana natural biodegrada los compuestos orgánicos que se depositan sobre la superficie del suelo o se introducen en él. Este método no es adecuado para la eliminación de grandes cantidades de plaguicidas, ya que los seres humanos o los animales podrían entrar en contacto con ellos, y los productos descompuestos podrían pasar a las aguas superficiales y subterráneas.

Inyección profunda

Se inyectan desechos líquidos peligrosos a gran profundidad, por medio de tubos, en formaciones como por ejemplo arenisca, caliza y esquisto, de donde no puede escapar el material inyectado. Este método es costoso y requiere técnicos altamente especializados y equipo ultramoderno. No es adecuado para eliminar plaguicidas a causa de los riesgos ambientales y de la falta de control.

Otros métodos

Se han elaborado o se están elaborando varios métodos para extraer concentraciones bajas de plaguicidas del agua o del suelo, o para destruirlas. Entre esos métodos se incluyen la adsorción en carbón activado, el intercambio de iones, la radiación ultravioleta, la ozonización, la radiación ultravioleta y la oxidación con ozono y/o peróxido de hidrógeno, el flujo solar concentrado, el tratamiento químico de deshalogenación, los sistemas de lecho fluidizado y el tratamiento biológico y mediante biorreactores.

Estos métodos no son adecuados para eliminar plaguicidas primarios, aunque puede que alguno de ellos ofrezca a la larga una solución para las formulaciones con un contenido de ingrediente activo muy bajo.

Novedades alentadoras 1

1 Para más detalles sobre algunas de las técnicas a que se hace referencia, véase Superfund innovative technology evaluation program: technology profiles (US-EPA, 1994b) e Innovative site remediation technology; thermal destruction: Volume 7 (US-EPA, 1994a).

Se están elaborando varias nuevas técnicas, algunas de las cuales parecen ser eficaces para la destrucción sobre el terreno de grandes cantidades de plaguicidas. No obstante, se encuentran todavía en una fase de experimentación o empiezan ahora a estar disponibles en escala comercial. Por el momento, ninguna de estas técnicas parece ofrecer una alternativa local rentable a la exportación con fines de incineración, aunque esta situación podría cambiar si continúan evolucionando las aplicaciones de dichas tecnologías. A continuación se describen algunas de las más interesantes.

Pirólisis de la energía de plasma

En un soplete de plasma, la energía eléctrica se convierte en energía calorífica y se utiliza para calentar el interior de una cámara de tratamiento a 1 650 °C. El soplete funciona con corriente continua y emite una llama eléctrica llamada plasma (comparable a un relámpago). Permite eliminar los plaguicidas y sus envases. Los residuos están formados por una escoria vítrea homogénea y no lixiviable y gases que se enfrían y se depuran. Se consiguen tasas de rendimiento elevadas. La tecnología es compleja y sigue siendo muy cara. Está empezando a explotarse comercialmente.

Reactor de reducción química en fase gaseosa

Este método se basa en la reacción de reducción del hidrógeno en fase gaseosa con compuestos orgánicos y clorados a temperaturas elevadas para convertir desechos peligrosos acuosos y aceitosos en un producto gaseoso rico en hidrocarburos. Los gases pasan a través de un depurador. La tasa de rendimiento varía entre un 99,9 y un 99,99999 por ciento. Se ha construido un primer modelo en escala comercial que se ha exportado a Australia para destruir 200 toneladas de plaguicidas en desuso. Este modelo puede transportarse en dos remolques. La tecnología se conoce también como proceso ECO LOGIC.

Proceso de oxidación con sal fundida

Esta tecnología se basa en la combinación de un tratamiento térmico y reacciones químicas para destruir desechos. Estos desechos pasan a través de un baño de sal fundida (carbonato sódico) que se mantiene a una temperatura de 900 a 1 000 °C. Se consiguen tasas de rendimiento de hasta un 99,99999 por ciento. Es un método adecuado para la destrucción de plaguicidas pero no para el tratamiento de suelos contaminados. Los residuos consisten en gases (N2, CO2 y O2), vapor y sales. Entre éstas últimas se incluyen sales de sodio (por ejemplo, cloruro sódico y fosfato sódico) y óxido de hierro. Este sistema puede utilizarse también como depurador en seco para el tratamiento secundario de los gases expulsados por el incinerador. Todavía no está disponible en escala comercial. Se ha propuesto una unidad móvil de combustión con sal fundida.

Procesos basados en un tratamiento metalúrgico (metal fundido)

Los desechos pasan a través de un baño de metal fundido que se mantiene a una temperatura de 800 a 1 800 °C. Las propiedades catalíticas del metal fundido hacen que se disuelvan los enlaces moleculares, con lo que los compuestos se reducen a sus elementos individuales. Los residuos están constituidos por gases, materiales cerámicos y metales. La tecnología se encuentra en una fase de transición a la explotación comercial.

Selección del método de eliminación

Factores que han de tenerse en cuenta

Hay varios factores que es necesario considerar al seleccionar el método idóneo de eliminación y preparar un plan de eliminación. A continuación se indican algunos de los más importantes:

Volumen y variedad de los productos, sus formulaciones, tipo de envase y tamaño

· el tipo de producto puede excluir, o favorecer, ciertas opciones: por ejemplo, en muchos casos los productos organoclorados no deben incinerarse en incineradores en pequeña escala; el contenido de cloro puede limitar el uso de un horno de cemento; el tratamiento químico de casi todos los productos organoclorados es complicado; por lo general no pueden incinerarse los productos que contienen mercurio; y pueden ser difícil incinerar formulaciones en polvo en un horno de cemento (véase también el Anexo 1);

· el volumen de los productos puede excluir, o favorecer, ciertas opciones: por ejemplo, cantidades inferiores a 1 000 toneladas excluyen el uso de un incinerador móvil; cantidades superiores a 100 toneladas excluyen el uso de muchos modelos de incineradores en pequeña escala.

Aspectos jurídicos

· las reglamentaciones o acuerdos nacionales, regionales o internacionales pueden constituir un obstáculo para ciertas modalidades de eliminación.

Seguridad de las instalaciones de eliminación localmente disponibles

· idoneidad ambiental de las instalaciones de eliminación localmente disponibles: por ejemplo, puede darse el caso de que las instalaciones no hayan sido aprobadas para la destrucción de plaguicidas y que el emplazamiento de las instalaciones no sea adecuado para la eliminación de plaguicidas debido a su proximidad a una zona densamente poblada o a una masa de agua.

Condiciones locales que influyen en la idoneidad de las técnicas disponibles

· determinadas condiciones locales pueden reducir la idoneidad de las posibles opciones en materia de eliminación. El clima puede excluir el uso de ciertas técnicas durante la temporada de las lluvias o en los períodos de más calor; por ejemplo, puede que no sea posible que un incinerador móvil funcione 24 horas al día durante todo el año en la región del Sahel.

Disponibilidad de la infraestructura y los servicios públicos necesarios

· el peso máximo permitido de los vehículos que circulan por carreteras y puentes puede excluir el transporte de un incinerador móvil (de 50 a 80 toneladas) o el de una carga de plaguicidas envasados para la exportación (30 toneladas por camión);

· la inexistencia de ciertos servicios públicos (electricidad con el voltaje o amperaje necesario; suministro suficiente de agua dulce y sustancias químicas para el depurador; lugar seguro para las operaciones y el almacenamiento temporal de productos en desuso; instalaciones apropiadas para eliminar los residuos y el líquido del depurador de manera inocua y ecológicamente racional) puede limitar la posibilidad de utilizar incineradores móviles o en pequeña escala;

· la disponibilidad de diversos servicios públicos y privados, materiales y equipo (por ejemplo, servicios de análisis necesarios para el tratamiento químico y el uso de un incinerador móvil; equipo apropiado de protección personal y de lucha contra incendios; transporte para el personal y para los productos hasta el lugar del tratamiento o el puerto; y servicios médicos para casos de urgencia) puede influir en la posibilidad de utilizar ciertos métodos de eliminación.

Disponibilidad de servicios locales de expertos

· disponibilidad de expertos capacitados para coordinar y supervisar las operaciones;

· disponibilidad de mano de obra capacitada para realizar las operaciones en condiciones de seguridad.

Aspectos relacionados con los costos

· eficacia en función de los costos de las opciones locales disponibles, especialmente en comparación con la exportación de los desechos hasta un centro de incineración extranjero;

· disponibilidad de fondos (con cargo al presupuesto nacional; posibilidad de recibir asistencia de organismos de ayuda o del fabricante/proveedor).

Medidas para seleccionar un método de eliminación

Establecer la cantidad exacta y el tipo de productos que han de eliminarse:

· realizar un inventario detallado;

· ¿existe la certeza de que no se puede seguir utilizando ninguno de los productos? En caso negativo, analizar muestras de productos antiguos que por su aspecto parezcan estar aún en buenas condiciones; si el análisis establece que el producto es todavía utilizable, usarlo para el fin a que estaba destinado o examinar usos alternativos para dicho producto, y envasarlo y etiquetarlo de nuevo con miras a su utilización.

Determinar las opciones de eliminación aprobadas para cada producto:

· utilizar materiales de referencia con objeto de determinar las opciones en materia de eliminación para los distintos productos. (Véase también el Anexo 1.)

Determinar qué instalaciones de eliminación están en principio disponibles localmente y evaluar la idoneidad de cada una de ellas:

· determinar qué instalaciones, equipo, materiales, competencia técnica y servicios están disponibles localmente. Utilizar la lista de control que se ofrece al final de esta sección;

· ¿cómo afectarán las condiciones locales a la idoneidad de estas opciones?;

· ¿existen cuestiones jurídicas o políticas que han de tenerse en cuenta?;

· ¿qué posible impacto ambiental tendrá cada una de estas opciones? Antes de tomar una decisión definitiva, habrá que evaluar los factores siguientes: posibles descargas en la atmósfera, el agua y el suelo y riesgo de tales descargas; peligro que entrañan los componentes de las descargas; grado de competencia técnica necesaria para realizar las operaciones en condiciones de seguridad; ¿existen puntos peligrosos a lo largo del itinerario de los medios de transporte (zonas densamente pobladas, masas de agua, zonas protegidas, etc.)?; ¿son los riesgos controlables y aceptables?;

· ¿existe la probabilidad de que la opinión pública exprese su preocupación o proteste contra las opciones locales, especialmente en lo que respecta a los emplazamientos y los itinerarios de los medios de transporte?

Comparar las opciones locales con la alternativa de exportar los desechos:

· ¿existen reglamentaciones o acuerdos nacionales, regionales o internacionales que impidan la exportación (véase el Anexo 5)?;

· comparar los riesgos ambientales de eliminar los desechos a nivel local, exportarlos y dejarlos donde están;

· comparar el costo de la eliminación local con el de la exportación de los desechos. Si se puede eliminar localmente una parte de los desechos, pero es necesario exportar el resto, la suma de los costos de la eliminación local de una parte y la exportación de otra parte podrían ser mayores que los de una sola operación para exportar la totalidad de los desechos;

· sopesar los riesgos ambientales y las diferencias de los costos tanto de la eliminación local como de la exportación.

Investigar las posibilidades de financiación

Preparar un plan de financiación si hay fondos disponibles

Disponer lo necesario para un almacenamiento controlado si no hay fondos disponibles

Lista de control para evaluar la viabilidad de las diversas opciones de eliminación

Incineración a alta temperatura: incinerador fijo en gran escala (ya disponible)

Sería la opción preferible desde el punto de vista de la idoneidad ecológica y la seguridad en el trabajo. Controlar si se pueden incinerar todos los productos en las instalaciones.

Incineración a alta temperatura: incinerador fijo en gran escala (no disponible todavía)

La construcción de un nuevo incinerador en gran escala con la finalidad de eliminar plaguicidas en desuso no es una opción realista desde el punto de vista económico.

Incineración a alta temperatura: incinerador fijo en pequeña escala (ya disponible)

¿Se ha instalado un equipo apropiado para controlar las emisiones? ¿Se ha ensayado/aprobado el modelo disponible para la incineración de plaguicidas? ¿Está permitido su uso para la incineración de plaguicidas con arreglo a la legislación nacional? ¿Existen riesgos concretos (para la salud pública, los trabajadores o el medio ambiente) relacionados con el tipo de incinerador o con su emplazamiento? ¿Están acostumbrados los operarios a manejar sustancias altamente tóxicas? ¿Están capacitados para manejar plaguicidas en condiciones de seguridad? ¿Qué productos pueden eliminarse en el incinerador? ¿Pueden eliminarse productos sólidos y organoclorados? ¿Tiene el incinerador capacidad suficiente para las cantidades que es necesario eliminar?

Incineración a alta temperatura: incinerador fijo en pequeña escala (no disponible todavía)

¿Se ha ensayado/aprobado el modelo previsto para la incineración de plaguicidas? ¿Existe una legislación nacional que pudiera afectar a esta opción? ¿Es el modelo previsto adecuado para los productos que es necesario eliminar (sólidos, organoclorados)? ¿Se dispone de un emplazamiento que sea seguro y cuente con todos los servicios necesarios (electricidad, agua, almacenamiento para las sustancias químicas del depurador, almacenamiento temporal de los plaguicidas que han de eliminarse)? ¿Puede garantizarse un suministro continuo de insumos? ¿Existen opciones inocuas y ecológicamente racionales para la eliminación de los residuos y del líquido del depurador? ¿Se dispone de capacidad técnica suficiente (técnicos capacitados) para hacer funcionar y mantener el incinerador y para manejar los plaguicidas en condiciones de seguridad? ¿Es esta opción rentable en comparación con la incineración en un homo de cemento (si procede) o con la exportación a un incinerador del extranjero? ¿Se prevé una oposición de la opinión pública a esta opción (especialmente en lo que respecta a su emplazamiento)?

Incineración a alta temperatura: incinerador móvil (que ha de llevarse hasta el lugar de eliminación)

¿Qué cantidades de plaguicidas en desuso han de eliminarse? (Es probable que esta opción no sea rentable para cantidades inferiores a 1 000 toneladas. Su rentabilidad para cantidades comprendidas entre 1 000 y 5 000 toneladas sigue siendo dudosa y ha de ser calculada.) ¿Es la infraestructura suficiente para soportar el transporte de un incinerador móvil (instalaciones de descarga/carga en el puerto, carreteras, puentes, etc.)? ¿Se dispone de alojamiento y servicios de comunicación para el personal que se encargará de manejar el incinerador? ¿Se dispone de laboratorios de análisis? Además, son pertinentes las mismas preguntas que se plantean en el apartado Incinerador fijo en pequeña escala (no disponible todavía).

Incineración a alta temperatura: horno de cemento

¿Se dispone de un homo de cemento apropiado (homo giratorio con un precipitador electrostático y un sistema de derivación)? ¿Está recomendada la incineración en un homo de cemento para los productos que es necesario eliminar? ¿Existe una legislación nacional que pudiera afectar a esta opción? ¿Está dispuesto el propietario a permitir el uso del homo para la incineración de plaguicidas? ¿Existen riesgos concretos (para la salud, los trabajadores o el medio ambiente) relacionados con el modelo del horno o con su emplazamiento? ¿Se dispone de técnicos capacitados para supervisar la manipulación de sustancias altamente tóxicas? ¿Se dispone de instalaciones locales para el almacenamiento temporal de plaguicidas en condiciones de seguridad? ¿Qué modificaciones es necesario hacer para alimentar el homo con plaguicidas y cuáles son los costos de esas modificaciones? ¿Es rentable el uso de un horno de cemento en comparación con la exportación de los desechos hasta unas instalaciones de incineración? ¿Se prevé una oposición de la opinión pública a esta opción (especialmente en lo que respecta a su emplazamiento)?

Exportación con miras a la incineración a alta temperatura o al reciclado

¿Se ha localizado un incinerador que quiera y pueda aceptar los desechos? ¿Existen objeciones legales a la exportación de los plaguicidas (véase el Anexo 5)? ¿Se dispone de instalaciones portuarias para embarcar los plaguicidas (cargados en contenedores de 20 toneladas)? ¿Se dispone de mano de obra local que ayude a reenvasar los productos?

Tratamiento químico

¿Está recomendado el tratamiento químico? (Esta opción sólo está recomendada si el tratamiento hace que el plaguicida sea adecuado para un método de eliminación ya disponible.) ¿Se dispone de las instalaciones necesarias para realizar el tratamiento químico en condiciones de seguridad (cubetas de reacción; cantidades suficientes de sustancias químicas apropiadas, y servicios de análisis)? ¿Se dispone de los servicios de expertos químicos necesarios para supervisar las operaciones? ¿Se dispone de personal capacitado? ¿Se dispone de un emplazamiento apropiado en el que puede realizarse el tratamiento químico en condiciones de seguridad? ¿Se dispone de instalaciones para la eliminación inocua de los residuos? ¿Es rentable el tratamiento químico en comparación con la incineración local o con la exportación con miras a la incineración?

Eliminación de materiales inmovilizados en vertedero

¿Se dispone de técnicas y materiales para inmovilizar formulaciones en polvo de baja toxicidad? ¿Se dispone de un emplazamiento apropiado (revestido), designado por el gobierno para ese fin, en el que no haya riesgo de lixiviación y contaminación de las aguas subterráneas y que esté bajo el control del gobierno? ¿Está permitida la eliminación en vertedero del producto en cuestión? ¿Es rentable la opción en comparación con la exportación con miras a la incineración?

Almacenamiento controlado a largo plazo

¿Se dispone de un almacén apropiado en un lugar apropiado? ¿Se dispone del personal, equipo y material necesario para un almacenamiento controlado?

Eliminación de envases vacíos de plaguicidas

En los países en desarrollo, la reutilización de envases de plaguicidas para almacenar agua, alimentos y combustible representa un problema importante. El alto costo de los bidones nuevos de acero o de plástico hace que los envases usados de plaguicidas sean artículos valiosos. Sin embargo, en la mayoría de los casos es imposible descontaminar por completo los envases usados de plaguicidas. Por mucho que se laven, las paredes internas del envase seguirán soltando residuos que podrán contaminar todo lo que se introduzca en él. Por ello es importante tomar las medidas oportunas para que todos los envases usados de plaguicidas se destruyan, eliminen o reciclen con objeto de impedir su utilización con fines no autorizados.

En las limpiezas en gran escala, puede que sea conveniente procurarse un equipo especial para el tratamiento de los envases vacíos, como por ejemplo una trituradora, una prensa y/o una máquina para enjuagar o lavar bidones mediante descarga previa de agua. Este equipo es relativamente fácil de transportar y necesita una cantidad limitada de energía.

Las opciones disponibles para la eliminación de envases usados son la incineración, el reciclado o el vertedero. Los envases sólo deberán ser reciclados o eliminados en vertederos después de haber sido enjuagados tres veces y prensados. Sólo deben eliminarse en vertederos designados para ese fin y controlados por el gobierno. El triple enjuagado deberá ser realizado exclusivamente por expertos que sepan qué líquido ha de utilizarse y cómo se han de manejar los productos resultantes del enjuagado.

Reciclado

En los grandes almacenes de plaguicidas, se puede conservar cierto número de bidones de acero vacíos que estén todavía en buenas condiciones, como piezas de repuesto para reenvasar el mismo producto procedente de bidones que pierden o están deteriorados, o para envasar material de control de derrames contaminado después de una operación de limpieza. No es necesario limpiar los bidones que se conserven con este fin, pero deberán almacenarse en lugar seguro para evitar su robo.

Si es posible devolver los envases al proveedor, ésta será la opción preferible. Se podría examinar la posibilidad de negociar un acuerdo (por ejemplo, como parte de la orden de compra) por el cual el proveedor conviniera en recuperar los envases vacíos una vez que el producto se hubiese utilizado.

Los bidones viejos y deteriorados, al igual que los sobrantes, pueden utilizarse como materia prima en un una fundición de acero. Antes de enviarlos a la fundición, es necesario enjuagarlos, agujerearlos o prensarlos. En ocasiones es posible venderlos a la fundición de acero, ya que un bidón vacío de acero de 200 litros representa unos 25 kg de chatarra de buena calidad.

Los bidones vacíos que están aún en buen estado pueden venderse a una empresa de reacondicionamiento de bidones. Sin embargo, ésta deberá aceptar y garantizar previamente que los bidones se recuperarán solo para usos no alimentarios. Será necesario comprobar y vigilar las operaciones de la empresa de reacondicionamiento y pedirle un certificado de eliminación.

Incineración

En principio, todos los tipos habituales de envases contaminados pueden destruirse sin riesgo en un incinerador en gran escala para desechos peligrosos.

Las normas internacionales sobre el transporte de materiales peligrosos son aplicables cuando los envases vacíos se exportan para ser destruidos. De acuerdo con estas normas, se considera que los envases vacíos contaminados y no enjuagados son productos peligrosos de la misma categoría que sus contenidos originales. Esto significa que es necesario limpiar o envasar los envases vacíos de plaguicidas antes de proceder a su transporte internacional. Los envases pueden introducirse en su forma original dentro de otros mayores o envasarse una vez cortados o triturados. No es necesario envasarlos si han sido limpiados a fondo (triple enjuagado). El inconveniente del envasado es que requiere nuevos materiales de envasado, mientras que como resultado del enjuagado se producen nuevos desechos.

Puede que sea posible incinerar pequeñas cantidades de sacos, cajas, cestas, etc. contaminados en un incinerador en pequeña escala. Los envases han de ser cortados o triturados primero y sólo deben incinerarse en instalaciones equipadas con depuradores.

Vertederos

Los sacos y cajas pueden cortarse y almacenarse en sacos de plástico antes de ser eliminados en un vertedero sanitario designado para ese fin y controlado por el gobierno. Los envases vacíos de plástico y acero han de ser vaciados totalmente, sometidos a un triple enjuagado con agua o disolvente y agujereados, prensados o triturados antes de enviarlos al vertedero. Es necesario drenar, recoger y almacenar por separado los productos resultantes del enjuagado en envases apropiados y etiquetados claramente. Estos productos deberán manejarse de la misma manera que el plaguicida. En caso de que el plaguicida fuera todavía utilizable, los productos resultantes del enjuagado podrán aplicarse junto con el producto.

Almacenamiento temporal de envases vacíos en espera de su eliminación

Todos los envases vacíos que se almacenan temporalmente en espera de su eliminación habrán de ser limpiados e inutilizados triturándolos o agujereándolos. Los sacos y cajas pueden ser cortados y envasados en sacos de plástico.


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