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IX Programas educativos


IX Programas educativos

28. La reunión reconoció que la educación y capacitación de los manipuladores, vendedores y consumidores de alimentos vendidos en la vía pública era una cuestión sumamente necesaria y urgente. La finalidad de los programas de este tipo era sensibilizarlos acerca de los aspectos higiénicos, sanitarios y tecnológicos de la venta y el consumo de alimentos en la vía pública. Sólo a través de esta capacitación y de la posterior vigilancia de la situación podrían los vendedores ambulantes de alimentos integrarse en el sistema de suministro de alimentos de la ciudad y ser considerados una parte responsable de éste. Los consumidores que eran conscientes de las necesidades en materia de higiene de los alimentos y nutrición pasaban a ser compradores exigentes y por tanto no sólo se protegían a sí mismos y a sus familias, sino que influían en los vendedores para que aplicaran buenas prácticas de manipulación y preparación de alimentos.

29. La reunión tomó nota de que muchos proyectos y estudios sobre alimentos vendidos en las calles que se habían realizado en Africa, Asia y América Latina incluían importantes componentes de capacitación. Se habla realizado una labor notable en este sector y se habían ensayado diversos métodos y estrategias. Se hablan llevado a cabo programas oficiales de capacitación para grupos de vendedores que habían incluido sesiones de orientación individual, cursos para la capacitación de instructores, programas de educación pública a través de los medios de información, y programas destinados a determinados grupos, como por ejemplo niños en edad escolar. En el marco de estos proyectos se hablan preparado médulas de capacitación sobre diversos aspectos de los programas educativos.

30. La reunión recomendó que se intensificaran las actividades de capacitación, teniendo presentes las enseñanzas adquiridas. Debían especificarse claramente los objetivos de los programas de capacitación. Se consideró que la selección de los participantes en los cursos de capacitación era un elemento fundamental para el éxito de un programa. El diseño de los médulas de capacitación debía ajustarse a las necesidades concretas de cada categoría de cursillistas, ya se tratara de inspectores, vendedores o consumidores de alimentos. Se consideró que la experimentación previa de los médulas de capacitación era una práctica conveniente. La reunión subrayó la especial importancia de la capacitación de los instructores. Si bien los métodos tradicionales basados en sesiones teóricas y prácticas podían seguir siendo válidos para la capacitación de inspectores, se consideró que para los vendedores era necesario idear enfoques más innovativos. En general, el programa de capacitación debía centrarse en la identificación de los peligros y en las medidas de control que habían de aplicarse. Sería necesario seguir de cerca los cambios en las actitudes y las prácticas después de la capacitación y revisar constantemente las actividades futuras teniendo en cuenta la experiencia adquirida. La participación de ONG en la capacitación de vendedores garantizarla en muchos casos la sostenibilidad de esos programas.

31. La reunión insistió en que se debían especificar los medios para poner en práctica programas amplios de capacitación y para asegurar su sostenibilidad en relación con su dirección y financiación. La colaboración con las ONG y el sector privado podría facilitar la financiación de tales programas.

32. La reunión examinó también detenidamente la necesidad de educar a los consumidores. Reconoció que era preciso seguir trabajando en este ámbito, con miras a definir mejor los objetivos, metas y estrategias. Se destacó la función positiva de las demostraciones sobre el terreno en zonas de venta de alimentos en la vía pública tomadas como modelo.

33. La reunión subrayó la importancia decisiva de los inspectores de alimentos o de salud pública pertenecientes a la administración local para garantizar la calidad e inocuidad de los alimentos vendidos en las calles. Se consideró imprescindible que dichos inspectores recibieran capacitación no sólo en la identificación de peligros alimentarios y medidas de control, sino también en tecnologías de preparación de alimentos en la vía pública. Esto les permitiría transmitir a los vendedores sus conocimientos sobre los medios para mejorar la manipulación de alimentos. Para llevar a cabo esta labor, era necesario que tuvieran conocimientos prácticos en materia de capacitación. Varios países hablan preparado médulas de capacitación para inspectores y estaban impartiendo cursos de capacitación a instructores con resultados satisfactorios. Esta experiencia debía utilizarse y ampliarse en todas las regiones. La reunión opinó que este tema merecía atención prioritaria.

34. Considerando las características especiales y las necesidades lingüísticas de cada región, la reunión estimó oportuno que los diversos programas y médulas de capacitación se elaboraran a nivel regional y se adaptaran luego a nivel nacional y local. Había otras esferas relacionadas con las tecnologías aplicables a los alimentos vendidos en las calles, los aspectos socioculturales de estos alimentos, etc. a los que era necesario prestar atención a nivel regional. La reunión recomendó que la FAO examinara la posibilidad de establecer o reconocer algunas de las instituciones nacionales ya existentes como "centros de excelencia regionales para los alimentos que se venden en la vía pública". Estos centros podrían colaborar e intercambiar experiencias sobre los alimentos vendidos en las calles basándose en la CTPD. También se debería estudiar cuidadosamente la creación de una red electrónica de información e intercambio de bibliotecas sobre alimentos que se venden en la vía pública, con el asesoramiento de un grupo de expertos internacionales cuando fuera oportuno.

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