Indice Página siguiente


1. ANTECEDENTES

Las actividades pesqueras mundiales han tenido un crecimiento acelerado en los últimos cincuenta años. El estado actual de la pesca y de los recursos pesqueros indica que para muchos se ha alcanzado su utilización plena, o se está llegando a ella, en las regiones tradicionales de pesca. Esta situación se aprecia en la estabilización de la producción o en la disminución de la captura de ciertas especies que con frecuencia está asociado a una menor disponibilidad de biomasa capturable, al crecimiento desordenado de algunas flotas, al uso de equipos de pesca poco selectivos y consecuentemente a bajos rendimientos de la industria, así como, a pérdidas económicas y biológicas.

En la actualidad, la mayoría de los sistemas y métodos de pesca utilizados por las flotas industriales y artesanales implican la captura de diversos recursos pesqueros que comúnmente son descartados, debido a su escaso valor comercial o tamaño (Fauna acompañante), pero que una vez regresados al ambiente acuático tienen pocas posibilidades de supervivencia, originándose un impacto cuyas consecuencias aún no han sido suficientemente estimadas.

La disminución de algunas poblaciones de peces, crustáceos, moluscos y de algunas especies amenazadas por la extinción, así como el impacto de las operaciones de pesca y de la industria sobre el ambiente marino, han contribuido a incrementar la conciencia social sobre la fragilidad de los ecosistemas acuáticos y a buscar alternativas tecnológicas para llevar a cabo una pesca más selectiva. Algunos esfuerzos por disminuir el efecto de las operaciones de pesca, principalmente en cuanto a la selectividad de los equipos de pesca, datan de hace varias décadas.

En países como Islandia, Noruega, Países Bajos, Reino Unido, Bélgica y Francia, se crearon algunos dispositivos para redes de arrastre con el fin de aumentar la selectividad de las redes utilizadas para la captura de especies bentónicas (FAO, 1973) y disminuir el efecto sobre las especies que no son objetivo de captura, tales como los peces planos y redondos, mediante mecanismos de exclusión. Entre esos aditamentos destacan los paneles de paño para el desvío de peces hacia aberturas de escape, el doble bolso para la separación de especies por tamaño, secciones de red con mallas grandes o cuadradas para facilitar el escape de algunas especies de talla pequeña y las parrillas rígidas como aditamentos desviadores (Figuras 1 y 2).

Los Dispositivos excluidores de la tortuga marina (DET) se originan a partir de los diversos aditamentos que se empezaron a usar experimentalmente en las décadas de los 60's y 70's. Entre 1978 y 1983 se adaptaron algunos modelos de aditamentos excluidores a las redes de arrastre camaroneras para probar su eficiencia en la exclusión de tortugas marinas cuyas poblaciones han sido afectadas, entre otros factores, por la captura incidental de que son objeto en diversas pesquerías.

En general se reconoce que existen ocho especies de tortugas, las cuales habitan temporal o permanentemente en aguas tropicales de los Océanos Pacífico, Atlántico e Indico, en donde se desarrollan importantes pesquerías de recursos pelágicos, demersales y bentónicos. En los litorales tropicales de la costa pacífica y atlántica de América del Norte y Central, son siete las especies de tortugas que anidan en playas próximas a las zonas de operación de las flotas pesqueras. Estas embarcaciones utilizan diversos equipos de captura, los cuales a menudo tienen un impacto en las especies no deseadas.

Figura 1

Figura 1 Redes de arrastre selectivas con separadores de paño

Figura 2

Figura 2 Red de arrastre para camarón de aguas profundas con sistema de separación que utiliza parrilla rígida desviadora

Particularmente, desde los años 80's se aprecia una disminución en el tamaño de las poblaciones de tortuga marina que arriban a las playas de la parte norte del Golfo de México. Este hecho se ha atribuido al efecto de actividades humanas, tales como la degradación de playas de anidación, la contaminación de aguas costeras, la sobreexplotación en algunas regiones en donde se capturaba comercialmente y su captura incidental durante la pesca de otros recursos (Bjordal, 1981; Hopkins y Richardson, 1984; Caillouet et al., 1991).

Obviamente esas causas no corresponden a una región geográfica específica, las actividades humanas, en todas las áreas de distribución de las tortugas, han afectado las poblaciones de estos chelonios y el efecto se hace más evidente en aquellas regiones donde su presencia es mayor. Esto generó que a escala mundial se intensificaran las acciones para fomentar su conservación y preservación, aunque, en algunas áreas de anidación su protección se inició en los años 20's, como en el caso de México en donde a partir de 1927 se estableció una regulación para prohibir la explotación de huevos de tortuga y la destrucción de nidos (D.O.F. 14feb. 1927, 2 oct. 1927).

Asimismo, derivado de las disminuciones en las poblaciones de estos organismos, en los Estados Unidos de América se les catalogó como recursos “amenazados o en peligro”, sujetas a protección según el Acta de Especies en Peligro (ESA) de 1973 y enmiendas de 1988. Por su parte, otras naciones establecieron áreas de protección, zonas de refugio y áreas de pesca exclusiva para grupos étnicos específicos y, posteriormente, vedas temporales o permanentes.

Mediante acuerdos internacionales las tortugas quedaron clasificadas como especies en peligro de extinción o amenazadas, en el Apéndice I y II de la Convención Internacional sobre Comercio de Especies de la Flora y Fauna en Peligro de Extinción (CITES).

Actualmente las tortugas marinas constituyen un recurso biológico agotado en varias regiones del mundo. La aplicación inadecuada, incumplimiento o carencia de regulación para su aprovechamiento y/o protección generó sobreexplotación y abatimiento de algunas de sus poblaciones, contribuyendo a ello la pesca ilegal, la destrucción y la fragmentación de playas de anidación, la contaminación del ambiente acuático, la elevada extracción de huevos para consumo humano y la pesca incidental.

Un aspecto al que se le ha dado mucha importancia, quizá más que a otros efectos de las actividades humanas sobre las tortugas marinas, es el relativo a la captura incidental que ocurre en las pesquerías de camarones peneidos (Thompson, 1986, Magnuson et al., 1990).

Un estudio del Servicio Nacional de Pesquerías Marinas de los Estados Unidos de América (NMFS), concluyó que anualmente más de 17,000 tortugas marinas son capturadas incidentalmente y que una cantidad importante (más de 11,000) muere debido a las operaciones de arrastre en la parte norteamericana del Golfo de México; en donde incurren cinco especies de tortugas. En 1978, el NMFS inició investigaciones para desarrollar equipos y métodos de pesca enfocados a reducir su captura incidental, originándose los dispositivos excluidores de tortuga marina (DET), y en 1980 el NMFS introduce un modelo de dispositivo separador en las redes de arrastre. Este modelo resultó eficiente para eliminar tortugas, fauna selecta, medusas, tiburones juveniles, rayas, esponjas y broza, por lo que su nombre fue sustituido por el de “dispositivo de eficiencia del arrastre” (Watson et al., 1986).

En relación con la captura incidental de tortugas marinas, Henwood and Stuntz (1987) estimaron que una cantidad de alrededor de 47,000 tortugas era obtenida anualmente en las redes de arrastre camaroneras en la región sudeste de los Estados Unidos de América, desde la frontera con México hasta Cabo Hatteras, Carolina del Norte, con aproximadamente 20% de ahogamiento de esos organismos. La información proveniente de arrastres experimentales indica que la captura incidental es variable en las diferentes regiones para pesquerías análogas; mientras en EUA se ha estimado de 0.003 a 0.5 organismos/hora de arrastre, en México fluctuó de 0.0003 a 0.0009 organismos/hora, durante los períodos de presencia de tortugas que coinciden con la pesca comercial, y en Australia es del orden de 0.013/hora.

Asimismo, Schroeder y Maly (1989) presentaron las primeras evidencias de la influencia de la pesquería de camarón sobre uno de los más importantes hábitats de juveniles y pre-adultos de tortuga lora y caguama, y en menor proporción de tortuga verde en la región sudeste de los E.U.A., en donde existen evidencias de que la mortalidad por pesca incidental ejerce un efecto negativo sobre los niveles demográficos (Dredge y Trainor, 1994).

En la década de los 80's la industria pesquera norteamericana, agencias federales y algunas universidades continuaron investigando para mejorar el funcionamiento de los DET. El uso obligatorio de estos dispositivos, en aguas marinas del Golfo de México frente a los Estados Unidos de América, se inició en 1989. Por su parte, tecnólogos pesqueros de México iniciaron en 1984 la etapa experimental para probar los DET en las redes de arrastre utilizadas en los litorales del Golfo de México, Mar Caribe y Océano Pacífico mexicanos.


Inicěo de página Página siguiente