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PARTE I - SITUACIÓN Y PERSPECTIVAS DE LA CONSERVACIÓN Y DESARROLLO DE LOS BOSQUES

Situación y tendencias de la ordenación forestal

La ordenación forestal sostenible supone alcanzar un esquilibrio entre las funciones y valores económicos, ambientales y sociales de los bosques en beneficio de las generaciones actuales y futuras. Sin duda, se trata de una tarea compleja y difícil en este período de rápido crecimiento demográfico y de demanda creciente de productos y servicios forestales. Si embargo, un conjunto de elementos positivos permite abrigar un prudente optimismo. Entre ellos cabe señalar el nivel de atención, energía y compromiso, sin precedentes, de miles de organizaciones oficiales u oficiosas, mundiales o locales, gubernamentales y no gubernamentales (véase en la Parte III el examen de las iniciativas internacionales).

Aunque en las publicaciones se mencionan con frecuencia zonas en las que los bosques no son objeto de una ordenación sostenible, se desconoce realmente la magnitud del problema a escala mundial. En un estudio realizado por la FAO (1982) se estimaba que en 1980 menos del 5 por ciento de los bosques tropicales del mundo clasificados como bosques productivos estaban sometidos a una ordenación intensiva8. En la ERF 2000 se evaluarán datos cuantitativos y cualitativos referentes a la ordenación forestal sostenible en todo el mundo. Se dispone de cifras recientes para Europa que indican que la casi totalidad de los bosques europeos están sujetos a ordenación, es decir, que se aplica en ellos un plan formal o informal de ordenación con el fin de conseguir uno o varios objetivos, por ejemplo, la producción de madera, la conservación de la diversidad biológica, la conservación de suelos y aguas y las actividades recreativas 9 (Tercera Conferencia Ministerial para la Protección de los Bosques en Europa/Ministerio de Agricultura, Desarrollo Rural y Pesca de Portugal, 1998a).

La ordenación sostenible de los bosques comporta el suministro de una diversidad de bienes y servicios. Si bien es cierto que todos los bosques son, por naturaleza, polivalentes y que cada vez se presta más atención a la ordenación con fines múltiples, en la mayor parte de los bosques sujetos a ordenación existe un objetivo principal: la producción (de madera y/o de productos no madereros), la protección (principalmente para la conservación de suelos y aguas), o la conservación (de la diversidad biológica, de lugares de valor cultural, etc.). Las secciones que siguen, referentes a los bosques naturales y las plantaciones forestales, se centran en la ordenación cuando la producción de madera es el objetivo principal, dado que las cuestiones relativas a la extracción de madera figuran entre las más controvertidas del debate forestal en la actualidad. Para más información sobre las funciones sociales y ambientales de los bosques, consúltese la sección infra.

LA ORDENACIÓN DE LOS BOSQUES NATURALES

Existe un compromiso a nivel mundial para mejorar la ordenación de los bosques, lo cual entraña reequilibrar los objetivos de ordenación, con los consiguientes cambios en la forma de manejar los bosques y, en algunos lugares, la redistribución de las zonas forestales entre usos distintos. Esto puede dar lugar a la reducción de la extracción de madera en los bosques naturales y a un aumento de la producción de otros bienes y servicios. Aunque es posible que la ordenación forestal sostenible comporte una disminución del aprovechamiento a corto plazo, se prevé un aumento del suministro de madera a largo plazo.

En la actualidad, los cambios registrados en la disponibilidad de recursos, la evolución de los objetivos y prácticas de ordenación y las modificaciones institucionales que han dado lugar a la aparición de un conjunto más diverso de responsables de la gestión de los bosques está influyendo en la ordenación de los bosques naturales.

Tendencias en la disponibilidad de recursos y en el suministro de madera

Superficie de bosques naturales disponible para el suministro de madera. Casi la mitad (1 563 millones de ha) de la superficie estimada de bosques naturales (3 221 millones de ha) existente en todo el mundo se considera disponible para el suministro de madera en las condiciones legales y comerciales existentes en la actualidad (es decir, no existen restricciones legales ni impedimentos físicos o económicos para el acceso a los mismos) (FAO, 1998a)10 (véase el Cuadro 2). Las preocupaciones acerca de la extracción de madera y la necesidad de fomentar prácticas de explotación forestal respetuosas con el medio ambiente son aplicables en esta esfera. Se estima que al menos el 42 por ciento (665 millones de ha) de la superficie disponible para el suministro de madera no ha resultado «alterado por efecto de la intervención del hombre». Casi las tres cuartas partes de esos bosques se encuentran en la Federación de Rusia.

 

CUADRO 2
Superficie disponible y no disponible para el
suministro de madera en los bosques naturales

Clasificación de los bosques naturales en el marco
del Modelo del suministro mundial de fibra

Superficie
(en millones de hectáreas)

Superficie disponible para el suministro de madera

1 563

Seminaturala

898

Inalterada por el hombreb

665

   

Superficie no disponible para el suministro de madera

1 657

Restricciones legalesc

290

Restricciones económicas:

 

    Razones físicasd

256

    Limitaciones de transporte/infraestructurae

365

    Otros factoresf

746

   

Superficie total de bosques naturales

3 221g

Fuente: FAO, 1998a.
aBosques que no son ni «bosques inalterados por el hombre» ni «plantaciones».
bBosques en los que existe una dinámica forestal natural, como una composición natural de especies arbóreas, la existencia de leñas muertas, una estructura natural de edades y unos procesos naturales de regeneración; cuya superficie es lo suficientemente extensa para mantener sus características naturales; y en los que no ha existido una intervención humana significativa, o si la ha habido, el tiempo transcurrido desde que se produjo ha permitido que se restablezcan la composición y procesos de las especies naturales.
cBosques en los que existen restricciones legales o derivadas de otras decisiones políticas, que excluyen por completo o limitan fuertemente el suministro de madera. Las zonas incluidas en las categorías de ordenación I y II de la UICN se consideran protegidas frente a la extracción de madera.
dLa explotación es inviable económicamente a los precios vigentes de la madera porque las condiciones del terreno exigen disponer de un equipo extraordinario o invertir un tiempo excesivo.
eBosques situados en zonas remotas en las que el costo del transporte de las trozas o productos resulta desmesurado o a los que no se puede acceder. Sin embargo, estas zonas podrían ser accesibles para el suministro de madera si, por ejemplo, el gobierno o la industria realizaran inversiones en infraestructura.
fPor ejemplo, un volumen escaso de existencias, la calidad demasiado baja de la madera o la ausencia de especies comerciales.
ga suma de las cantidades parciales puede no coincidir con el total por haberse redondeado las cifras.

 

Debido a las limitaciones en materia de transporte o infraestructura, 365 millones de ha adicionales no pueden destinarse actualmente al suministro de madera, pero podrían ser explotadas para el aprovechamiento de madera comercial si se modificaran las condiciones económicas y/o las políticas oficiales fomentaran el desarrollo comercial de este recurso. Los países tendrán que adoptar decisiones importantes acerca de la utilización idónea de esas tierras con miras al desarrollo nacional sostenible. Sin duda, algunos de esos bosques se talarán para dedicarlos a otros usos, otros podrán ser incluidos en los sistemas de espacios protegidos nacionales y otros serán manejados para la producción comercial de madera. Ciertos bosques seguirán estando en zonas demasiado remotas y, por lo tanto, las actividades forestales comerciales resultarán antieconómicas. Los países deberán actuar con el máximo cuidado al adoptar decisiones relacionadas con la utilización de la tierra en esas zonas y, asimismo, fomentar la ordenación forestal sostenible, incluso prácticas de aprovechamiento forestal respetuosas con el medio ambiente y tratamientos silvícolas adecuados en los lugares que se destinen a la producción de madera.

Variaciones en la superficie de bosques naturales disponible para el suministro de madera. La deforestación y la clasificación de algunos bosques como zonas estrictas de conservación están haciendo disminuir la superficie de bosques naturales disponible para la producción de madera. Por ejemplo, en Filipinas se ha prohibido recientemente la explotación de todos «los bosques primarios y vírgenes», que han pasado a formar parte del Sistema nacional integrado de espacios protegidos, y en China se decretó una prohibición similar del aprovechamiento de madera en los bosques naturales en julio de 1998. Se ha formulado la propuesta de integrar alrededor del 60 por ciento de los bosques naturales de propiedad estatal (25 millones de ha, aproximadamente) en el sistema de espacios protegidos del país, de manera que la producción de trozas en los bosques propiedad del Estado se reduciría un 43 por ciento (The China Daily, 7 de mayo de 1998; OIMT, 1998). En Suriname, se integraron en la categoría de reserva natural virgen 1,5 millones de ha de bosques naturales (la décima parte de la superficie total de tierras de país) en 1998. En abril de 1998, el Gobierno del Brasil anunció el propósito de calificar 25 millones de ha de selva tropical como zona protegida. Además, el Brasil, Camboya, Nueva Zelandia, Sri Lanka, Tailandia y los Estados Unidos, entre otros países, han prohibido o limitado fuertemente el aprovechamiento de madera en los bosques primarios.

Otros acontecimientos recientes que pueden afectar a la superficie de bosque natural disponible para el suministro de madera son la devolución de extensas zonas forestales a sus antiguos propietarios en Europa oriental, la descentralización y delegación de la responsabilidad de la ordenación forestal (por ejemplo, en Filipinas) y la calificación de áreas extensas de bosques públicos como reserva para su utilización por las comunidades indígenas (por ejemplo, en países de la región amazónica, Filipinas y el Canadá). En muchos países desarrollados, los nuevos propietarios de bosques o espacios arbolados de reducida dimensión muestran una tendencia creciente a utilizar los bosques con fines estéticos o de esparcimiento, en lugar de dedicarlos a la producción de madera. En algunos casos, la modificación del régimen de propiedad, que conlleva la división de bosques naturales de gran extensión en unidades forestales más reducidas, puede convertir la producción de madera en una actividad antieconómica. La consecuencia de todo lo anterior será, previsiblemente, la reducción de la superficie de bosque natural disponible para el suministro de madera.

Variaciones en los tipos de bosque disponibles para el suministro de madera. La deforestación, la explotación maderera en períodos anteriores y la integración reciente de zonas de bosque natural que antes estaban disponibles para la producción maderera en los sistemas nacionales de espacios protegidos están provocando la sustitución gradual de los bosques no alterados por la intervención humana por los bosques seminaturales11, las plantaciones y los espacios arbolados situados fuera de los bosques para la explotación maderera (véase también la sección infra sobre tendencias mundiales en el ámbito de los productos forestales). Este fenómeno ya es un hecho real en Europa, donde el 85 por ciento de la superficie forestal se considera como bosques seminaturales (Tercera Conferencia Ministerial para la Protección de los Bosques en Europa/Ministerio de Agricultura, Desarrollo Rural y Pesca de Portugal, 1998a). Se prevé un incremento de la extensión de los bosques seminaturales y de los barbechos forestales en las tierras agrícolas, principalmente en el mundo en desarrollo. Ello ha despertado en los últimos años un interés creciente en ordenar este recurso para la producción de madera y se han dedicado importantes esfuerzos a la búsqueda de los medios necesarios para hacerlo de forma sostenible.

Repercusiones de la ordenación forestal sostenible en el suministro futuro de madera. Más de 150 países participan en procesos regionales y ecorregionales destinados a establecer criterios e indicadores para la ordenación forestal sostenible (véase la Parte III). Los países miembros de la Organización Internacional de las Maderas Tropicales (OIMT), que abarcan en conjunto más del 80 por ciento de los bosques tropicales del mundo y más del 95 por ciento del comercio mundial de madera tropical, se han comprometido a conseguir para el año 2000 que sus exportaciones de madera tropical y sus productos procedan de bosques ordenados de forma sostenible. Los países consumidores de la OIMT han asumido también el compromiso de mantener o introducir la ordenación forestal sostenible en sus propios bosques antes del año 2000. El Banco Mundial y el WWF han aunado sus esfuerzos para formular un programa anunciado recientemente, cuyo objetivo consiste en alcanzar la cifra de 200 millones de ha de bosques certificados para el año 2005 (el tema de la certificación se afronta en la sección sobre tendencias mundiales en el ámbito de los productos forestales). Hay otras iniciativas en curso, como los bosques modelo, proyectos de investigación y programas de ONG, encaminadas a fomentar la ordenación forestal sostenible.

En un estudio realizado conjuntamente con el Modelo del suministro mundial de fibra de la FAO, se examinaron las estimaciones recientes relativas a las repercusiones de la ordenación forestal sostenible en el suministro de madera (FAO, 1997a). Una gran parte de la información disponible se basaba en modelos de simulación y ensayos y, por consiguiente, debe ser interpretada con cautela. De cualquier forma, los estudios examinados indicaron que la aplicación de la ordenación forestal sostenible reduciría la extracción de madera, particularmente a corto plazo, y que los costos de gestión aumentarían en promedio entre el 5 y el 25 por ciento.

No obstante, se prevé que la puesta en práctica de la ordenación forestal sostenible permitirá aumentar el suministro a largo plazo. En los trópicos, el incremento se producirá, en buena medida, mediante la mejora de los métodos de aprovechamiento, que permitirá mantener la productividad de las estaciones e impedir que se causen daños a los pies inmaduros. En los bosques de la zona templada, el aumento a largo plazo será menor, debido a que la productividad ya es muy elevada, y sólo se podrá conseguir mediante la intensificación de la silvicultura12.

Acontecimientos recientes en los ámbitos de la ordenación de los bosques naturales y la silvicultura

Muchos países productores seguirán dependiendo de los bosques naturales como fuente principal para el suministro de madera, cuando menos a corto plazo; actualmente son muy pocos los países que obtienen la mayor parte del suministro de madera de las plantaciones forestales y de los árboles situados fuera de los bosques13. El reto consiste, pues, en ordenar los bosques naturales destinados a la producción de madera de tal forma que sea posible satisfacer las necesidades económicas y socioculturales, manteniendo y fortaleciendo al mismo tiempo las funciones ecológicas y ambientales de los bosques.

Cada vez adquiere mayor fuerza en muchos países la ordenación de los ecosistemas forestales con fines múltiples. La consideración de las repercusiones a largo plazo de las intervenciones en materia de ordenación se lleva a cabo a nivel del paisaje y a escala subnacional y nacional. Esta tendencia se ha visto reforzada por las iniciativas recientes encaminadas a determinar y aplicar criterios e indicadores para la ordenación forestal sostenible.

La importancia concedida a la ordenación forestal sostenible ha impulsado una serie de cambios en los sistemas silvícolas y las prácticas de explotación maderera. A nivel operacional, a las personas responsables de las operaciones de extracción se les asigna la tarea de adoptar medidas de silvicultura antes y después de la extracción como parte integrante del sistema de explotación en diversos países donde esto no ha sido una práctica común.

Acontecimientos recientes en el ámbito de la silvicul-tura. En todos los tipos de bosques (templados, boreales, tropicales y subtropicales) se están produciendo cambios en los sistemas silvícolas.

En la zona templada, varios países y grupos de países están elaborando directrices revisadas en materia de silvicultura como resultado de las iniciativas adoptadas recientemente en relación con la identificación y aplicación de criterios e indicadores para la ordenación forestal sostenible. Así, las Directrices operacionales paneuropeas para la ordenación forestal sostenible14 contienen directrices generales en materia de regeneración, elección de los sistemas silvícolas, cuidados de mantenimiento y extracción, utilización de plaguicidas y herbicidas, protección de biotopos clave, zonas sensibles y lugares de especial significado histórico, cultural o espiritual, entre otros. La nueva normativa forestal del Reino Unido (DANI, 1998), constituye un ejemplo de directrices nacionales preparadas de conformidad con las directrices paneuropeas.

Por lo que respecta a los bosques templados y boreales de América del Norte, entre los conceptos que reflejan los cambios acaecidos en materia de ordenación silvícola adoptados a finales de los años ochenta y en el decenio de 1990 figuran los de «actividad forestal sostenible», «integridad ecológica», «imitación de las perturbaciones naturales» y «ordenación del ecosistema». Los sistemas silvícolas correspondientes se identifican con otro conjunto de términos como «nueva actividad forestal», «sistema silvícola de retención variable» o «corta de mejora». Se han elaborado códigos de práctica forestal y códigos de prácticas idóneas de ordenación, casi para todas las regiones del Canadá y los Estados Unidos. Estos códigos, que pueden tener carácter voluntario o ser impuestos mediante leyes y reglamentos, han tenido importantes repercusiones en la ordenación forestal en ambos países.

En los trópicos hay indicaciones claras de que se está registrando un cambio gradual en las prácticas silvícolas, que reflejan más adecuadamente los múltiples objetivos de la ordenación forestal sostenible. El sistema de ordenación CELOS15, en cuyo marco se llevan a cabo ensayos sobre el terreno en Suriname desde hace varios años, se está adoptando también en otras partes de América Latina y Asia. Por ejemplo, en Indonesia y Nepal se ha puesto en práctica un sistema de cortas por aclareos sucesivos y plantación de enriquecimiento para las dipterocarpáceas, y en Malasia y Uganda se está adoptando el sistema de ordenación por entresaca16. Recientemente, también se está prestando más atención a la mejora de la ordenación de los bosques secundarios, particularmente aquéllos que han surgido en tierras labrantías como barbecho (es decir, barbecho forestal) o tras el abandono de la tierra17.

Iniciativas encaminadas a desarrollar prácticas de extracción forestal. Se han puesto en marcha varias iniciativas encaminadas a elaborar métodos de extracción de madera que permitan mantener el potencial futuro de producción y los servicios ambientales que proporcionan los bosques. En el plano internacional, la FAO y el CIFOR han venido trabajando en la elaboración de códigos y directrices para un aprovechamiento de los bosques respetuoso del medio ambiente. La FAO publicó en 1996 un Código modelo de prácticas de explotación forestal (FAO, 1996b), y el CIFOR ha preparado recientemente un conjunto de directrices para reducir el impacto de la explotación en los bosques de dipterocarpáceas de Indonesia (Sist et al., 1998). Los países miembros de la Comisión Forestal para Asia y el Pacífico (APFC) aprobaron en su XVII reunión celebrada en febrero de 1998 un Código de prácticas de explotación forestal elaborado para la región bajo los auspicios de la APFC. Actualmente, varios países de la región están elaborando códigos nacionales de conformidad con el código regional y se han organizado una serie de cursillos de capacitación sobre su aplicación. En el Recuadro 6 se enumeran algunos de los resultados que se esperan alcanzar mediante la aplicación del Código modelo de prácticas de explotación forestal de la FAO y de las directrices elaboradas por el CIFOR.

 

RECUADRO 6
El aprovechamiento forestal respetuoso con el medio ambiente


Un requisito esencial para la aplicación generalizada de tecnologías de extracción maderera respetuosas con el medio ambiente consiste en demostrar que esas operaciones pueden ser económicamente viables, racionales desde el punto de vista ambiental y socialmente aceptables. Para responder a esas necesidades se han emprendido estudios de casos patrocinados por empresas privadas en diversos bosques tropicales del Congo (FAO, 1997b), el Brasil (FAO, 1997c) e Indonesia (FAO, 1998c), para experimentar algunas de las aplicaciones sugeridas en el Código modelo de prácticas de explotación forestal de la FAO.

He aquí los principales resultados de estos estudios:

- la extracción de madera respetuosa con el medio ambiente no es necesariamente más costosa que los métodos tradicionales;
- con la utilización de esas tecnologías se redujo hasta un 60 por ciento (del 51,5 al 22,2 por ciento en el estudio del Brasil) el daño causado aplicando los métodos de aprovechamiento tradicionales;
- una planificación apropiada antes de la explotación permitió reducir considerablemente la superficie de caminos forestales, vías de arrastre y cargaderos (del 20 al 4,5 por ciento en el estudio del Brasil);
- los daños causados a la cubierta de copas se redujeron del 25 al 11 por ciento;
- la pérdida de madera se redujo más de un 50 por ciento (del 8,5 al 3,9 por ciento del volumen de madera aprovechable).

Esos resultados se corresponden con las previsiones relativas a la reducción del impacto de la explotación en los bosques de dipterocarpáceas de las tierras bajas y las montañas de Indonesia, reflejadas en las directrices del CIFOR (Sist et al., 1998):

- reducir la alteración del suelo y la vegetación residual en un 50 por ciento como mínimo con respecto a las operaciones convencionales de explotación en las que no se aplican estas directrices;
- limitar los efectos directos de carácter general en el bosque a menos del 25 por ciento;
- conservar la fauna silvestre y otros recursos forestales, incluidos los productos forestales no madereros (PFNM), las especies amenazadas y en peligro, los recursos vegetales más importantes y el agua;
- disminuir cuando menos un 15 por ciento los costos directos de la explotación de madera;
- proteger la integridad y el valor del patrimonio forestal permanente a largo plazo.

Un requisito indispensable para la aplicación eficaz de una tecnología de vanguardia que permita reducir el impacto ambiental de la explotación maderera es un programa bien diseñado de capacitación permanente del personal encargado de la explotación, sus supervisores y las personas responsables de la planificación de las operaciones de aprovechamiento.

Los logros alcanzados en la construcción de caminos ambientalmente racional utilizando excavadoras hidráulicas y técnicas avanzadas de voladura han sido documentados de forma exhaustiva en los estudios de casos que se han llevado a cabo recientemente en Austria (FAO, 1998b) y Bhután (FAO, 1998d). Las pruebas efectuadas con un mecanismo central para el inflado de los neumáticos en un camión de arrastre (que permite al conductor modificar la presión de los neumáticos mientras el camión está avanzando) pusieron de manifiesto que un camino que normalmente habría estado cerrado durante un período de capacidad reducida de carga (por ejemplo, durante el deshielo primaveral) soportó sin problemas 30 trayectos realizados por un camión equipado con ese mecanismo de inflado. Un camión convencional con una presión normal en los neumáticos habría producido profundos baches en tan sólo seis trayectos (SkogForsk, 1998).

 

Nuevos responsables y nuevas funciones de la ordenación: la participación de la población en la ordenación forestal

Los cambios introducidos recientemente en la política y la legislación forestales reflejan el apoyo a una mayor participación del sector privado (propietarios de bosques, industrias forestales, organizaciones no gubernamentales y comunitarias, poblaciones indígenas y el público en general) y de la administración local en la ordenación forestal. La privatización, la delegación de funciones y la descentralización, el reconocimiento de los derechos de la población indígena a las tierras ancestrales y los enfoques participativos en la ordenación forestal han modificado las funciones de las administraciones forestales y han hecho que aparezca un conjunto de responsables de la ordenación forestal nuevos y distintos (véase también la Parte II).

Las presiones internas y externas, dimanantes del reconocimiento cada vez mayor durante los dos últimos decenios de que la participación activa de los interesados es un factor esencial en la ordenación forestal sostenible, han impulsado diversos enfoques para fomentar la participación de las comunidades locales en la ordenación de los bosques naturales. En los últimos años se ha acelerado notablemente la aplicación de programas comunitarios de ordenación forestal y la experiencia -tanto positiva como negativa- acumulada ha permitido obtener resultados mucho más halagüeños.

Asia se ha situado en el primer plano en materia de ordenación forestal participativa. Una de las primeras iniciativas fue la de la ordenación forestal conjunta en la India, cuyas raíces se remontan a la labor efectuada en Bengala occidental a comienzos de los años setenta. En el marco de la ordenación forestal conjunta, se asignan a las comunidades derechos para gestionar zonas de bosque, con arreglo a lo establecido en un plan de ordenación, a cambio de lo cual reciben una parte de los beneficios conseguidos. En el programa forestal comunitario del Nepal (véase el Recuadro 7), grupos de usuarios manejan los bosques con arreglo a un plan de ordenación elaborado en cooperación con el oficial forestal de distrito y aprobado por él. En Filipinas, se han delegado recientemente en la administración local algunas de las funciones de ordenación forestal. Se ha adoptado una estrategia comunitaria de ordenación forestal como enfoque principal para el desarrollo sostenible de los recursos forestales públicos del país.

 

RECUADRO 7
Algunos ejemplos de ordenación forestal comunitaria


Nepal

En el marco de la actividad forestal comunitaria, el Gobierno de Nepal puede conceder a los usuarios locales de los bosques el derecho de gestionar una zona de bosques estatales. Los usuarios constituyen grupos de usuarios de los bosques, que tienen la responsabilidad de establecer y hacer cumplir normas para la ordenación forestal concebidas para garantizar que la extracción de productos forestales no supere los niveles de sostenibilidad. Las normas se integran en un plan forestal operacional que debe contar con la aprobación de la oficina forestal de distrito. El grupo de usuarios puede vender productos forestales, incluso madera, a los precios que establecen sus propios miembros, y puede utilizar los ingresos obtenidos para llevar a cabo actividades de desarrollo forestal y comunitario.

Gambia

El establecimiento de la propiedad comunitaria de las tierras forestales se ha convertido en una estrategia importante para promover la ordenación forestal sostenible en Gambia. Anteriormente, la población local tenía escasos incentivos para conservar los recursos forestales de propiedad pública y con frecuencia los sometía a una explotación excesiva.
El reconocimiento de que el acceso a la propiedad forestal constituye una motivación para la conservación de los bosques ha inducido a desarrollar actividades forestales comunitarias en Gambia. El proyecto forestal gambiano-alemán ha fomentado la cooperación entre comités forestales locales y el Departamento de asuntos forestales para elaborar planes de ordenación a nivel local. Dichos planes, que se conocen como acuerdos preliminares de ordenación forestal comunitaria, prevén la ordenación forestal de base comunitaria durante un período de tres años. Si la comunidad se muestra capaz de manejar adecuadamente los bosques, se le conceden derechos de propiedad sobre esos recursos. Las comunidades tiene derecho a percibir los beneficios derivados del bosque, a cambio de manejar los bosques con arreglo al plan establecido. En la actualidad, más de 300 aldeas participan en este proyecto y muchas otras se muestran también deseosas de hacerlo.

Guatemala

En 1994, el Parlamento guatemalteco aprobó una ley que facultaba a las comunidades locales a solicitar concesiones forestales en las zonas de amortiguación de la Reserva de la biosfera maya, una zona protegida del norte de Guatemala. Las comunidades deben registrar legalmente su organización o asociación, solicitar la utilización de una zona determinada, elaborar un plan de ordenación forestal para un lapso de 30 ó 40 años y preparar un plan operacional de un año de duración. Todos esos documentos se presentan al Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP). Los técnicos del CONAP contribuyen a la preparación de planes de ordenación y una ONG brinda asesoramiento a la comunidad sobre los aspectos técnicos y jurídicos. La organización comunitaria se aviene a pagar al CONAP el 1 por ciento de los ingresos generados por el bosque y contrata con empresas privadas la extracción de madera y de productos forestales no madereros y supervisa la ordenación forestal. Hasta la fecha se han adjudicado, en esas concesiones locales, alrededor de 92 000 ha.

 

También otras regiones están aplicando criterios participativos en la ordenación forestal. En África, por ejemplo, varios países han puesto en marcha la ordenación forestal comunitaria como estrategia central para el manejo de los recursos forestales. Las técnicas participativas se utilizan también ampliamente en América Latina, donde hay que destacar los esfuerzos desplegados para promover la participación de las poblaciones indígenas. Por otra parte, la ordenación cooperativa de los espacios protegidos ha pasado a ser el enfoque esencial de ONG internacionales como el WWF y la UICN en diversos proyectos ejecutados en Asia, África y América Latina.

Estas iniciativas tienen algunas características comunes. Por ejemplo, lo que obtiene la comunidad no es la propiedad de la tierra, sino el derecho a utilizar los recursos de los bosques. Otro elemento común es que aunque la responsabilidad del manejo de las zonas forestales es una tarea compartida o se transfiere básicamente al usuario, en la mayor parte de los casos la administración forestal conserva la autoridad. Así, cuando se produce un conflicto entre el grupo de usuarios y el organismo del Estado, este último tiene autoridad para solucionarlo. En general, los gobiernos apoyan cada vez más la ordenación forestal local, en parte porque ha dado buenos resultados y también porque permite reducir los recursos financieros y humanos a nivel central.

Aunque la ordenación forestal participativa se está aplicando desde hace relativamente poco tiempo, la información de que se dispone indica que estos enfoques están redundando de forma positiva en la situación de los recursos forestales. La razón estriba en parte en que los beneficios revierten directamente en las comunidades locales, lo que constituye para ellas un mayor incentivo para ordenar y conservar los recursos. Además, las administraciones forestales afrontan mayores limitaciones financieras y de recursos humanos, lo cual dificulta la ordenación centralizada. Se han llevado cabo varios estudios sobre los beneficios derivados de la ordenación forestal compartida, como el que realizó la Dirección de Desarrollo de Ultramar del Reino Unido (ODA, 1996). En este estudio se afirmaba que los proyectos de actividades forestales comunitarias influían de forma positiva en el medio ambiente, por ejemplo, respecto del abastecimiento de agua, la erosión del suelo y la diversidad biológica. Además, originaban beneficios sociales y económicos, como el fortalecimiento de la capacidad institucional local, la mejora de las relaciones entre las partes interesadas (particularmente entre las comunidades y los departamentos forestales), un mayor intercambio y diversidad de productos y un mejor acceso a los mercados.

Un importante desafío que se debe afrontar en el futuro es la mejora de los vínculos entre la política forestal y la ejecución práctica. En la formulación de las políticas es necesario tener en cuenta la experiencia -tanto tradicional como no tradicional- de los usuarios y gestores locales de los bosques, y las políticas forestales han de ser mejor comprendidas, aceptadas y aplicadas a nivel local.

LAS PLANTACIONES FORESTALES

En los últimos años, las plantaciones forestales han sido objeto de elogios y de críticas. Las plantaciones tendrán cada vez más importancia como fuente de madera industrial, lo cual permitirá reducir, potencialmente, el nivel de extracción de madera en los bosques naturales. Sin embargo, algunos grupos se oponen a ellas al considerarlas monocultivos no sostenibles que no pueden proporcionar los múltiples bienes y servicios disponibles en los bosques naturales. Suscita preocupación el hecho de que algunos bosques tropicales naturales están siendo talados y sustituidos por plantaciones forestales. Un análisis más puede arrojar alguna luz sobre su potencial para satisfacer la demanda de productos madereros industriales y, por consiguiente, sobre su función indirecta en la conservación de los recursos forestales naturales.

La extensión de las plantaciones forestales

La extensión de las plantaciones forestales no ha dejado de crecer a escala mundial durante los dos últimos decenios y se cree que esta tendencia proseguirá en el futuro (véase la sección sobre tendencias mundiales en el ámbito de los productos forestales). Por ejemplo, Viet Nam anunció recientemente el proyecto de rehabilitar 5 millones de ha de tierras forestales, de los que alrededor de 3 millones de ha serían plantaciones forestales. La Argentina, el Brasil, Chile, China, la India, Indonesia, Marruecos, Tailandia y el Uruguay (así como otros países) también están aplicando programas de forestación.

En algunos países desarrollados de las regiones templadas y boreales, los bosques de especies nativas se regeneran, en buena medida, de forma natural, aunque se lleva a cabo una plantación complementaria en la medida necesaria. La dificultad de distinguir las plantaciones forestales de los bosques naturales, o más bien, el hecho de que se haya impuesto un híbrido de ambos, particularmente en muchos países europeos, hace totalmente imposible la tarea de cuantificar con exactitud la superficie de las plantaciones forestales del mundo desarrollado. No obstante, se estima que su extensión supera los 60 millones de ha, de los cuales 29 millones corresponden a los países europeos (incluidos los más de 17 millones de ha de la Federación de Rusia), más de 13 millones de ha a los Estados Unidos, más de 10 millones de ha al Japón (Tercera Conferencia Ministerial para la Protección de los Bosques en Europa/Ministerio de Agricultura, Desarrollo Rural y Pesca de Portugal, 1998b)18, 1,5 millones a Nueva Zelandia (Ministerio de Asuntos Forestales de Nueva Zelandia, 1997)19 y 1 millón de ha a Australia (Oficina de Ciencias de los Recursos, 1997)20. Las plantaciones forestales representan una proporción importante de la cubierta forestal total en algunos países (por ejemplo, el 44 por ciento en el Japón y el 19 por ciento en Nueva Zelandia). Sin embargo, no todas las plantaciones se han establecido para el suministro de madera; en muchos casos, tienen funciones de protección, como la conservación de suelos y aguas, la estabilización de pendientes y la protección frente al viento.

La distinción entre el bosque natural y las plantaciones forestales está más claramente establecida en los países en desarrollo.

En el Cuadro 3 se presenta la superficie total de plantaciones forestales establecidas para el suministro la madera, según el examen de las publicaciones pertinentes realizado recientemente por la FAO. Casi el 75 por ciento de las plantaciones forestales están situadas en la región de Asia y el Pacífico (China tiene 21 millones de ha y la India 20 millones de ha), alrededor del 15 por ciento en América Latina y el 10 por ciento en África. La tasa anual de forestación en los trópicos y subtrópicos notificada para 1995 fue de unos 3 millones de ha por año.

 

CUADRO 3
Superficie notificada y tasa de establecimiento anual de plantaciones forestales
en los países en desarrollo en 1995
(miles de hectáreas)a

 

Superficie notificadab

   

Región

Industrial

No industrial

Total

Superficie neta estimada

Superficie establecida por año

África

3 787

3 025

6 812

5 861

288

Asia y Oceanía

31 781

21 216

52 997

40 471

2 330

América latina

7 826

2 134

9 960

8 898

401

Total

43 394

26 375

69 769

55 230

3 019

aLas cifras incorporan las revisiones más recientes derivadas de los últimos inventarios. Se refieren a las plantaciones forestales establecidas para el suministro de la madera y no incluyen aquellas cuya finalidad es la protección o la obtención de productos forestales no madereros. Por consiguiente, son considerablemente inferiores a las publicadas en el SOFO de 1997 para el año de referencia 1995.

b Se entiende por «superficie notificada» la extensión obtenida en diversas fuentes publicadas. La «superficie neta estimada» se obtiene a partir de las zonas notificadas mediante la aplicación de coeficientes de reducción, para tener en cuenta las pérdidas ocasionadas por un bajo índice de supervivencia o por otras causas, sobre la base de los datos de inventarios, cuando están disponibles, y de la opinión de expertos, cuando no lo están.

Se estima que el 57 por ciento de las plantaciones son de caducifolias y el 43 por ciento de coníferas (el 61 por ciento de las cuales está formado por diversas especies de pinos). En las plantaciones de frondosas establecidas con fines industriales predomina el eucalipto (el 30 por ciento), seguido de la acacia (el 12 por ciento) y la teca (alrededor del 7 por ciento). Desde hace muchos años se cultivan plantaciones de especies de frondosas de rotación corta, pero sólo recientemente se ha mostrado interés en cultivar especies de frondosas valiosas, debido a que su crecimiento es lento y tardan en rendir beneficios económicos. Sin embargo, la perspectiva de que se reduzca el suministro de trozas de frondosas de gran calidad procedentes de los bosques naturales está modificando esa situación y una serie de países -la India, Malasia, Costa Rica y Ghana, entre ellos- han comenzado a invertir en el cultivo de especies valiosas, especialmente la teca21.

Continúa aumentando la utilización de madera y fibra de especies que tradicionalmente no se han considerado «cultivos forestales», siendo el caucho, el coco y la palma de aceite las más importantes. Los troncos del coco y la palma y las ramas del caucho se utilizan en distintas formas de madera reconstituida y los troncos del caucho se emplean para el aserrío. Casi el 80 por ciento del mobiliario fabricado en Malasia es de madera de caucho; la actividad de este sector se valoró en 750 millones de dólares EE.UU. en 1997. También existe una industria del mueble de madera de caucho en Tailandia y se está implantando en China, la India, Indonesia y Viet Nam. De hecho, el caucho ha alcanzado un valor tan elevado que el Instituto de Investigación del Caucho de Malasia está produciendo clones con una doble finalidad (látex y madera), que se han distribuido recientemente para su plantación comercial (Instituto de Investigación Forestal de Malasia, Comunicación personal, 1998).

La superficie total de las plantaciones de estas tres especies «no forestales» (datos referentes a 1995) es de más de 26 millones de ha (véase el Cuadro 4) frente a 14 millones en 1990 (FAO, 1997d). Aunque en gran medida este aumento aparente se debe en realidad a las mejoras conseguidas en la recogida de datos, existen sólidas pruebas de que las plantaciones de palma de aceite están aumentando significativamente y las de caucho de forma gradual, mientras que están disminuyendo las plantaciones de coco. La mayor parte de las plantaciones se encuentran en Asia y Oceanía, pero están concentradas en un número reducido de países. Casi todas las plantaciones de coco están ubicadas en Indonesia y Filipinas, las de caucho en Indonesia, Tailandia y Malasia y las de palma de aceite en Malasia y la India. Aunque no en todas esas plantaciones se aprovecha la madera y la fibra, las cifras de la superficie que ocupan ilustran su potencial de producción.

 

CUADRO 4
Superficie notificada de las plantaciones de las principales especies «no forestales»
en los países tropicales y subtropicales en 1995
(miles de hectáreas)

Región

Caucho

Coco

Palma de aceite

Total

América Latina

238

269

265

772

África

529

461

922

1 912

Asia y Oceanía

8 718

10 546

4 587

23 851

Total

9 485

11 276

5 774

26 535

 

Contribución de las plantaciones al suministro de madera

Las plantaciones forestales establecidas para el suministro de madera industrial pueden contribuir a compensar la menor producción de los bosques naturales que se prevé como consecuencia de la deforestación o de la reserva de mayores extensiones con fines de conservación o de otro tipo. Por ejemplo, entre 1992 y 1997 se establecieron más de 25 000 ha de plantaciones de álamos híbridos de alto rendimiento en el noroeste de los Estados Unidos, en razón del aumento de la demanda de madera de álamos para la fabricación de tableros de partículas orientadas y de la disminución del suministro de los bosques públicos (USDA-Servicio Forestal, 1996). Se considera también que si se establece un número suficiente de plantaciones forestales se reducirá la explotación maderera en los bosques naturales, al ofrecer otras alternativas para el suministro. Por ejemplo, uno de los tres objetivos del programa de plantaciones forestales del Séptimo Plan de Malasia es «reducir la presión sobre los bosques naturales aumentando la producción de madera de las plantaciones forestales concentradas». En Nueva Zelandia se ha adoptado una estrategia análoga (véase el Recuadro 8).

 

RECUADRO 8
Sustitución de la madera procedente de los bosques naturales por
la obtenida en las plantaciones forestales: el caso de Nueva Zelandia


Cuando no existían asentamientos humanos, los bosques cubrían casi el 80 por ciento de la superficie de Nueva Zelandia, pero con el paso del tiempo la mayor parte de ellos fueron talados para dedicar las tierras al pastoreo. En la actualidad, los bosques naturales densos ocupan tan sólo el 23 por ciento de la superficie del país, aproximadamente. Desde el decenio de 1920, se ha registrado un aumento progresivo de las plantaciones forestales en Nueva Zelandia, hasta adquirir proporciones significativas, en buena medida por el reconocimiento de que los bosques naturales no tardarían en desaparecer si no se hacía un esfuerzo concertado para conseguir nuevas fuentes de suministro de madera. Hoy en día, las plantaciones forestales cubren el 5 por ciento del territorio (1,5 millones de ha) y producen el 99 por ciento de la madera de Nueva Zelandia para usos industriales.

Las tres cuartas partes de los bosques naturales son de propiedad estatal y forman parte de parques y reservas naturales protegidos. Cuatro quintas partes del 25 por ciento restante son inaccesibles o están protegidas. Por consiguiente, sólo el 5 por ciento de los bosques naturales (unas 300 000 ha) se destina a la producción de madera y, en general, sólo se puede explotar con arreglo a un plan de ordenación sostenible aprobado por el gobierno. (Con la excepción de los bosques sujetos al Acuerdo Forestal de la Costa Occidental o a la Ley de 1906 sobre los maoríes carentes de tierra en la zona meridional).

La experiencia de Nueva Zelandia pone de manifiesto que la sustitución de los bosques naturales por las plantaciones forestales para la producción de madera no es un proceso sencillo ni carente de dificultades. He aquí algunas consideraciones al respecto:

- La sustitución no puede hacerse de forma inmediata. Para mantener los niveles de producción es necesario seguir explotando los bosques naturales hasta que sea posible conseguir un suministro suficiente de madera de las plantaciones.
- Con frecuencia, la sustitución de los productos de los bosques naturales por la madera de las plantaciones exige una labor de investigación técnica y de desarrollo de mercados. El Gobierno de Nueva Zelandia tuvo que realizar una inversión inicial con el fin de establecer instalaciones adecuadas de elaboración de la madera en las plantaciones que permitieran demostrar que el proceso se podía efectuar de forma eficaz y para superar las dificultades técnicas iniciales.
- Por lo general, es mucho más fácil imponer restricciones en la explotación de los bosques naturales de propiedad estatal que en los de propiedad privada, ya que los propietarios de las tierras pueden pedir compensaciones en concepto de violación de los derechos de propiedad y pueden sentir inquietud acerca de los costos de unas prescripciones rigurosas impuestas para conseguir la ordenación forestal sostenible de los bosques naturales.
- La política forestal orientada a la ordenación de los bosques naturales puede resultar conflictiva durante un largo período de tiempo. En Nueva Zelandia, el manejo de los bosques naturales explotados en el marco del Acuerdo Forestal de la Costa Occidental sigue siendo origen de un conflicto importante. Continúan existiendo tensiones entre el sector relativamente reducido que sigue elaborando la madera procedente de bosques naturales, los grupos ecologistas y las comunidades. Entretanto, la actividad en las plantaciones forestales está sujeta a estrictas normas ambientales y es objeto de críticas.
- El éxito de esta estrategia depende en parte de las especies cultivadas y del uso final de la madera. Las especies plantadas para obtener trozas de aserrío o trozas para chapas son de crecimiento más lento y pueden resultar difíciles de cultivar en las plantaciones. No ha ocurrido así en Nueva Zelandia porque el objetivo principal del programa de establecimiento de plantaciones es una especie maderera común, el pino radiata, cuyo cultivo en las plantaciones es relativamente sencillo y cuyo crecimiento es lo suficientemente rápido como para producir un rendimiento comercialmente aceptable.

Fuentes: FAO,1997e; Ministerio de Asuntos Forestales de Nueva Zelandia, 1996.

 

Aunque no se dispone de cifras sobre la producción mundial de las plantaciones forestales, se estima que el crecimiento potencial anual de madera industrial en las plantaciones forestales de los países en desarrollo es aproximadamente el 5 por ciento del incremento de los bosques naturales (datos correspondientes a 1995) (FAO, 1998a). No obstante, en algunos países la producción de las plantaciones constituye una proporción importante del suministro de madera industrial: por ejemplo, en 1997, el 99 por ciento de la producción de madera en rollo industrial de Nueva Zelandia procedía de las plantaciones; en Chile ese porcentaje era el 84 por ciento, en el Brasil el 62 por ciento y en Zambia el 50 por ciento.

Las proyecciones sobre la contribución futura de las plantaciones forestales al suministro de madera se basan en distintos supuestos, el más importante de los cuales es la tasa de forestación. Se estima que para el año 2010, si se mantienen las tasas actuales de deforestación y forestación, el incremento potencial del suministro de madera procedente de las plantaciones forestales alcanzaría alrededor del 40 por ciento del correspondiente a los bosques naturales en Asia, Oceanía y América Latina y en torno al 15 por ciento en África (FAO, 1998a).

El perfeccionamiento de las técnicas de manejo, el mejoramiento genético y la arboricultura siguen produciendo un aumento de la productividad de las plantaciones forestales. De hecho, la selección por sí sola, particularmente de las proveniencias, puede dar resultados tan importantes (y muchas veces menos susceptibles a las influencias externas) como el mejoramiento genético intensivo de los árboles. Los últimos adelantos conseguidos en el campo de la biotecnología se aplican cada vez más al sector forestal, con el consiguiente incremento de los rendimientos. Por ejemplo, algunos investigadores de Aracruz Florestal, una plantación que suministra a una empresa brasileña de pasta y papel, han desarrollado híbridos sintéticos interespecíficos de Eucalyptus grandis x Eucalyptus urophylla que dan un rendimiento de más de 70 m3/ha/año en plantaciones comerciales situadas en lugares óptimos, frente a los 45 m3/ha/año de los híbridos naturales anteriores. Los programas de mejoramiento genético pueden dar lugar también a un aumento de la densidad de la fibra o de la proporción de fibra utilizable frente a la no utilizable, lo cual puede suponer un beneficio mayor que el aumento de los rendimientos. Como ilustra el ejemplo de la madera de caucho, el mejoramiento genético puede contribuir a efectuar ajustes con el fin de adaptarse a la nueva demanda del mercado. Por último, los programas de mejoramiento se pueden orientar a reducir el riesgo que suponen las amenazas biológicas para las plantaciones.

Problemas ambientales, sociales y normativos relacionados con las plantaciones forestales

Muchos de los problemas ambientales y sociales que se plantean en las plantaciones forestales guardan relación con la forma en que se establecen, como bloques de árboles de la misma edad y la misma especie plantados en líneas rectas con un espaciamiento regular. Las críticas de que han sido objeto los monocultivos han suscitado un mayor interés en utilizar más de una especie en las plantaciones. La mezcla de especies en las plantaciones puede comportar los siguientes beneficios: un riesgo menor de enfermedades y plagas, la mejora del ciclo de nutrientes en los suelos forestales, un menor riesgo de daños provocados por incendios cuando se utilizan especies resistentes al fuego, una mayor diversidad de hábitat para las especies vegetales y animales autóctonas, una mayor seguridad del mercado gracias a la diversificación de especies y productos y una mejora de las condiciones desde el punto de vista visual y del esparcimiento. Sin embargo, la experiencia y la información cuantificada de que se dispone sobre el establecimiento y manejo de ese tipo de plantaciones de especies mezcladas son todavía escasas, salvo las que derivan de algunos ejemplos, como la larga práctica de utilizar especies protectoras en las plantaciones de caoba del África occidental, América Central y Oceanía para obtener sombra y protección frente a los ataques del insecto Hypsipyla.

La disponibilidad de tierra para las plantaciones forestales suscita una creciente inquietud. Las empresas privadas son cada vez más conscientes de los problemas ambientales y sociales que comporta el establecimiento de grandes bloques de árboles. Al parecer, en Chile, la Argentina y el Brasil se ha interrumpido la tala del bosque para el establecimiento de plantaciones, aunque todavía continúa en Indonesia y algunos otros países. Cada vez resulta más difícil encontrar grandes extensiones de tierra desocupada, incluso de baja fertilidad, particularmente en Asia, que es donde ha crecido con mayor rapidez la superficie de plantaciones forestales. Ello ha dado lugar al cultivo de árboles para la producción de madera en rollo industrial en tierras situadas fuera de los bosques, por ejemplo, en tierras de cultivo donde los árboles se plantan en pequeños bloques o se integran con la agricultura en sistemas de agrosilvicultura. Por ejemplo, en el Pakistán, el 45 por ciento de las personas que respondieron a una encuesta realizada sobre la agrosilvicultura afirmaron que cultivaban árboles para la producción de madera en tierras cultivables de regadío, lo que supone una contribución importante al suministro de madera (Leach, 1993).

Los sistemas de contrata inducen a los campesinos a cultivar árboles en sus propias tierras para venderlos a las empresas de elaboración. Estos planes están muy extendidos, por ejemplo en la India (Populus deltoides para la obtención de trozas de desenrollo), Filipinas (Albizzia falcataria para la obtención de pasta de madera) y Sudáfrica (Acacia mearnsii para la obtención de cortezas tánicas y de eucaliptos para conseguir pasta). En el marco de esos planes se proporcionan a los cultivadores préstamos, material de plantación mejorado, asesoramiento técnico y un precio garantizado por el producto.

Los planes de reforestación por contrata consisten en la asignación de parcelas de tierras públicas a los agricultores u otras personas para el cultivo de árboles a cambio de la entrega de una parte de los beneficios obtenidos de la venta del producto. Estos métodos se aplican principalmente en Asia, incluidos Tailandia, Indonesia y Viet Nam, y se financian en gran parte con préstamos concedidos por el Banco Asiático de Desarrollo.

La participación del sector privado, desde industrias comerciales en gran escala hasta pequeños cultivadores, en el establecimiento de plantaciones forestales en todo el mundo está adquiriendo una importancia considerable y creciente. En casi todos los países se otorgan distintos incentivos en forma de subvenciones públicas para el establecimiento o la ordenación de las plantaciones forestales.

Sin embargo, la falta de financiación no es un problema tan grave como la inseguridad de la tenencia y la falta de tierras adecuadas para el establecimiento de plantaciones forestales. En un estudio regional de Asia y el Pacífico (Chipeta, 1996), un conjunto de países, donantes y organizaciones internacionales señalaron que las políticas inadecuadas, la falta de capacidad institucional y los complicados procedimientos burocráticos eran las principales dificultades para la inversión en el sector forestal (no únicamente en las plantaciones forestales). Los problemas más graves que debían afrontar muchos países en desarrollo de la región eran: la escasa orientación comercial de las administraciones forestales; las demoras burocráticas y las políticas, leyes o prácticas inadecuadas en materia de tenencia de la tierra. Las personas a las que se entrevistó indicaron que los agricultores y las comunidades rurales, que tienen un importante potencial de inversión en las plantaciones forestales, experimentaban problemas de liquidez antes de recoger la cosecha arborícola y no tenían acceso al crédito. La buena marcha de los programas de plantación en todo el mundo dependerá de la capacidad de los países para solucionar esos problemas. Además, si, como se prevé, aumenta la extensión de las plantaciones, se intensificarán los esfuerzos para garantizar su ordenación forestal sostenible. Previsiblemente, en el futuro se utilizarán criterios e indicadores de sostenibilidad para el mantenimiento de la productividad y la ordenación de las plantaciones.

8En el estudio mencionado (FAO, 1982) se define como la aplicación controlada y estricta de la regulación de la extracción de madera, combinada con tratamientos silvícolas y medidas de protección contra los incendios y enfermedades.
9Las cifras excluyen la Federación de Rusia.
10Este estudio (FAO, 1998a) no incluye a los «países con una cubierta forestal muy reducida» ni a aquellos cuya situación política hace imposible compilar estadísticas. Por ello, la superficie total de la cubierta forestal es ligeramente inferior a la que se refleja en los resultados intermedios de la ERF de 1995, recogida en la Situación de los bosques del mundo 1997 (FAO, 1997d). Las estimaciones referentes a la superficie disponible para el suministro de madera se basan en la evaluación de la FAO de la información más fidedigna de que se dispone, teniendo en cuenta la situación del mercado y las políticas gubernamentales vigentes. En Asia, África, América Latina y América del Norte se celebraron reuniones regionales para examinar las estadísticas. Las cifras correspondientes a Europa proceden del Quinto estudio sobre tendencias y perspectivas de la madera en Europa realizado por la CEPE/FAO (División Mixta CEPE/FAO de la Agricultura y de la Madera, 1966), y las correspondientes a la Federación de Rusia del Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados.
11Los bosques «seminaturales» son bosques naturales en los que son todavía evidentes los efectos de intervenciones humanas anteriores (es decir, bosques, que no son ni «inalterados por el hombre» ni plantaciones).
12En algunos países de la zona templada, particularmente en Europa, donde los bosques han sido objeto de una explotación intensiva durante largo tiempo, el incremento del suministro de madera puede depender de la explotación más intensiva de zonas boscosas reducidas de propiedad privada. También la transformación de zonas agrícolas marginales en bosques puede dar lugar a un aumento del suministro de madera.
13Por ejemplo, Bangladesh, Chile, el Japón, Nueva Zelandia, Sudáfrica, Sri Lanka, el Pakistán y Zambia.
14Ratificadas en la Tercera Conferencia Ministerial para la Protección de los Bosques en Europa, Lisboa, Portugal, 1998.
15El sistema de extracción y silvicultura (CELOS), es un sistema de entresaca policíclico basado en intervalos de corta de 20-25 años y un tamaño mínimo de extracción de 35 cm de diámetro a la altura del pecho (DAP).
16Al igual que CELOS, el «sistema de ordenación por entresaca» es un sistema policíclico en el que se tala en cada corta un menor volumen de madera, especialmente en el primer ciclo, con el fin de sostener los volúmenes aprovechables a largo plazo. El sistema se basa en intervalos de corta de 20-25 años y un tamaño mínimo de extracción de 35 cm de diámetro a la altura del pecho (véase FAO, 1997l).
17Hay varias definiciones de bosques secundarios. Algunas de ellas comprenden bosques primarios aprovechados anteriormente y otras únicamente bosques formados en tierras labrantías, ya sea como barbecho o tras el abandono de la tierra. Entre los acontecimientos y actividades recientes hay que mencionar una reunión subsidiaria sobre el bosque tropical secundario celebrada en el XI Congreso Forestal Mundial; el Seminario internacional FAO/Países Bajos sobre el desarrollo sostenible de los bosques secundarios tropicales en Pucallpa (Perú), junio de 1997; el establecimiento de una red de bosques secundarios tropicales; y los proyectos ejecutados por el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) y la Organización de Estudios Tropicales (OET) en Costa Rica; el Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR) en Indonesia y el Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agrícola para el Desarrollo (CIRAD-Forêt) en África occidental y central. También se está prestando una atención prioritaria a los bosques secundarios y su ordenación en el marco del Tratado de Cooperación Amazónica.
18Cifra correspondiente a 1997.
19Cifra correspondiente a 1996.
20Cifra correspondiente a 1994.
21Sin embargo, existe el riesgo de que se suscite una «controversia sobre la teca» a causa de preocupaciones de carácter ambiental, como la erosión del suelo relacionada con el establecimiento de plantaciones densas y puras de teca en las pendientes y del temor de que los cultivadores se sientan decepcionados si no se materializan los rendimientos prometidos debido a las condiciones del mercado.

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