Comercio agrícola: hojas informativas de la FAO
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EL COMERCIO Y LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

El comercio contribuye a la seguridad alimentaria en varias formas: aumenta los suministros internos para poder atender las necesidades de consumo; reduce la variabilidad de la oferta, aunque no necesariamente la inestabilidad de los precios; promueve el crecimiento económico; utiliza en forma eficiente los recursos mundiales, y permite que la producción mundial tenga lugar en las regiones mejor adaptadas para ello. El comercio reviste una importancia constante tanto para los países desarrollados como para las naciones en desarrollo.

Figura 1: Comercio de alimentos y productos agropecuarios del mundo en desarrollo

EL COMERCIO MUNDIAL DE ALIMENTOS Y PRODUCTOS AGROPECUARIOS SIGUE SIENDO PUJANTE

Desde 1980 el valor del comercio agrícola mundial, con inclusión de los productos pesqueros y forestales, se ha duplicado con creces hasta un valor de casi 650 000 millones de dólares de los Estados Unidos en 1995-1997. La proporción de los productos agropecuarios en el comercio de mercancías ha disminuido con el tiempo y se cifra ahora en alrededor del 12 por ciento a nivel mundial. Sin embargo, este promedio oculta la dependencia de muchos países en desarrollo respecto del comercio agrícola, tanto en calidad de exportadores como de importadores. En el 25 por ciento, aproximadamente, de los países, la proporción de las exportaciones de productos agropecuarios asciende a más de dos tercios de las exportaciones totales, al tiempo que en otro 20 por ciento de ellos es superior a un tercio. Los países de bajos ingresos siguen siendo los que más dependen del comercio agrícola, y, con frecuencia, el grueso de sus ingresos de divisas proviene de uno o unos pocos productos agropecuarios de exportación.

El comercio de productos alimenticios también ha venido registrando tendencias análogas desde los primeros años setenta. En 1995-1997 el valor del comercio mundial de alimentos, que ascendía a casi 315 000 millones de dólares de los Estados Unidos, fue el doble de la cifra registrada en 1980-1982. En 1995-1997, los países en desarrollo realizaron un 26 por ciento del comercio total de alimentos, pero registraban casi la misma proporción que en 1980. En ese período, el costo de las importaciones totales de alimentos de los países en desarrollo aumentó en un 70 por ciento hasta la cifra actual de 100 000 millones de dólares de los Estados Unidos (figura 1). Estas tendencias ponen de relieve no sólo la creciente importancia del comercio para la satisfacción de las necesidades de consumo alimentario, especialmente en el caso de los países en desarrollo, sino también el costo creciente de sus importaciones de productos alimenticios.

LA SITUACIÓN DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO SIGUE SIENDO INACEPTABLE

El número de personas desnutridas en todo el mundo sigue siendo inaceptablemente grande. Se calculaba que, en 1995-1997, unos 820 millones de personas estaban desnutridas, la mayoría de ellas -790 millones- en los países en desarrollo. En los últimos años se han observado algunos progresos: el número de esas personas en el mundo en desarrollo disminuyó en 40 millones entre 1990-1992 y 1995-1997. Sin embargo, este descenso representa el extraordinario logro alcanzado por 37 países tan sólo, que registraron una reducción total de 100 millones en el número de personas desnutridas. En los restantes países del mundo en desarrollo, la cifra de personas crónicamente desnutridas se incrementó, de hecho, en casi 60 millones. En el caso del grupo de países menos adelantados, la proporción de personas desnutridas es del 38 por ciento y no ha variado en los 16 últimos años (figura 2).


Figura 2: Porcentaje de población

El objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de reducir el número de personas hambrientas en el mundo a la mitad para el año 2015 no se alcanzará. La disminución de su número en los últimos tiempos ha sido de 8 millones de personas al año, lo cual no es suficiente. Para lograr el objetivo de la Cumbre, el ritmo de avance tiene que aumentarse en un 150 por ciento hasta llegar a 20 millones menos de personas hambrientas cada año.

UN MAYOR VOLUMEN DE COMERCIO ES NECESARIO, PERO NO SUFICIENTE, PARA REDUCIR LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA

Aun cuando unas mayores importaciones de alimentos permiten aumentar el consumo de productos alimenticios y coadyuvan a reducir la desnutrición, no es probable que el comercio contribuya en grado sustancial al problema de la inseguridad alimentaria en la mayoría de las naciones en desarrollo. La mayor parte de las personas que sufren de inseguridad alimentaria en el mundo viven en el medio rural y sus medios de subsistencia se basan en el empleo y los ingresos agrícolas y no agrícolas, que a su vez dependen, de una manera u otra, de la agricultura. Y es el sector agrícola el que crea los vínculos económicos más fuertes en la mayoría de esos países. Históricamente, muy pocos países han experimentado un desarrollo económico y una reducción de la pobreza rápidos sin un crecimiento de la agricultura, que les precediera o acompañara.

La mayoría de las proyecciones muestran que los países en desarrollo seguirán siendo grandes importadores de alimentos básicos. Ello plantea algunas cuestiones importantes: ¿puede el resto del mundo producir los excedentes para exportación requeridos? ¿Y cómo afectará el nuevo marco normativo que rige la producción y el comercio agrícolas en el mundo a esas perspectivas? Al mismo tiempo, ¿correrán los ingresos de exportación de los países en desarrollo parejos con la creciente dependencia de éstos respecto de las importaciones de alimentos?

La experiencia anterior ha mostrado que, a menos que los alimentos se suministren en forma gratuita, las personas pobres y las que sufren de inseguridad alimentaria en los países en desarrollo no tendrán acceso a un volumen suficiente de ellos. En el caso de esas personas, el acceso económico sólo queda garantizado si ellas mismas producen los alimentos o disponen de medios económicos para adquirirlos, los cuales, en el estado actual de su economía, deben provenir de una mayor producción alimentaria y agrícola.

EL MARCO REGULADOR INTERNACIONAL QUE RIGE LAS POLÍTICAS Y EL COMERCIO AGRÍCOLAS DEBE SER PROPICIO PARA PODER REDUCIR LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA

De lo que antecede se desprende claramente que el desarrollo agrícola debe ocupar un lugar prioritario en todo programa nacional o internacional encaminado a erradicar la inseguridad alimentaria. Por la misma razón, es indispensable que el marco regulador internacional que rige las políticas y el comercio agrícolas tenga en cuenta este hecho.

Así pues, ¿qué cuestiones se plantean, desde el punto de vista del crecimiento agrícola de los países en desarrollo, en el contexto de la próxima ronda de negociaciones comerciales multilaterales sobre la agricultura? Las cuestiones son varias, pero los cuatro puntos siguientes abarcarán la mayoría de ellas:

  • Esos países deberán poder actuar con bastante flexibilidad en el marco de las normas, a fin de poder aumentar su capacidad para desarrollar plenamente la agricultura. Ello comportará diversas consideraciones en varias esferas, inclusive cierta flexibilidad en las medidas internas de ayuda y la fijación de niveles apropiados de protección en frontera.

  • Es importante garantizar que dichos países puedan incrementar la proporción de sus exportaciones de productos agropecuarios, que por largo tiempo se ha mantenido estancada en alrededor del 30 por ciento del comercio agrícola mundial. Un aumento adicional del acceso a los mercados de las principales naciones desarrolladas puede aportar una enorme contribución a ese proceso.

  • Una fuerte reducción del alto nivel de ayuda a la agricultura, que distorsiona el comercio, en muchas naciones industrializadas contribuiría asimismo a crear un ambiente propicio para el desarrollo agrícola de dichos países.

  • Muchos países en desarrollo necesitan urgentemente asistencia para fortalecer la capacidad por el lado de la oferta. Varios Acuerdos de la Ronda Uruguay contienen disposiciones sobre asistencia financiera y técnica, que exigen una aplicación eficaz.