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2.  ORDENACION REGULADORA DE LAS PESQUERIAS DE LAGUNAS Y ESTEROS

2.1  Prácticas de pesca en lagunas y esteros que se tienen que regular

Bloquear los canales de comunicación entre la laguna y el mar mediante material de pesca fijo o móvil, parece ser un problema universal donde las pesquerías de las lagunas son intensivas, particulamente cuando se practican sin distinciones entre las migraciones de entrada o salida de reproducción y las de entrada de larvas de camarones o peces. Ejemplos de este problema se conocen en las lagunas de Chilka (Jhingran y Natarajan, 1969) y Pulicat (Menon y Raman, 1977) de la India. En la última, se dice que redes fijadas en estacas ‘estrangulan’ la boca de la laguna durante la marea alta y que impiden el movimiento de camarones y peces de escama,, independientemente de su tamaño. En el primer caso, se ha expresado preocupación por dificultar las emigraciones de desove hacia el mar de Mugil y Lates. También se sabe que pescar cerca de las bocas de las lagunas los peces que emigran hacia adentro o hacia afuera es perjudicial para la pesca de peces de escama en la laguna Madre de Tamaulipas (México) por Meza (1980) y para la pesca de camarón en ella por Martínez Mata (1980). Existen muchas encañizadas pesqueras que cierran por completo el canal que conecta las lagunas del río Inharrime (Mozambique) con el mar. La abundancia de peces de origen marino en el sistema parece guardar relación inversa con el número de encañizadas que tienen que atraversar en sus migraciones hacia el interior (Matthes, 1981).

Los emplazamientos de las diversas clases de artes de pesca empleada principalmente para la captura del camarón en diversos cursos de agua conectados de la Lagõa de Araruama, Brasil, han sido determinados por Slack-Smith et al. (1977) (figura 1). También en este caso, el cierre de los canales con artes de pesca se reconoce como uno de los factores que han causado una disminución del rendimiento del camarón en los últimos años. Un biturón impedía de tal manera el movimiento del agua, y había una diferencia de 10 cms en el nivel de ésta entre la laguna y el canal, una situación que perjudicaría la entrada durante todo el año del camarón poslarval en la laguna.

Otros problemas relacionados con el funcionamiento de las artes de pesca en lagunas son la pesca en las partes que se sabe que son zonas de cría, donde se concentran los camarones juveniles (Slack-Smith et al., 1977; Martínez Mata, 1980). Generalmente esta práctica se combina con el empleo de mallas de poca luz (Barrera Huerta, 1976). Meza (1980) también observa que el empleo de artes móviles que se arrastran a lo largo del fondo para pescar peces de escama en la Laguna Madre de Tamaulipas, deja espacios sin vegetación y además destruye los ostreros naturales.

2.2  Métodos reguladores de ordenación

Entre las soluciones propuestas por Slack-Smith et al. (1977) para reducir la pesca excesiva de camarón por los pescadores artesanos de la Lagõa de Araruama, fue la supresión de artes de pesca que bloqueasen por completo los canales de acceso a la laguna (los que dejaran un cierto paso libre, podrían continuar mientras no aumentaran sus números). Matthes (1981) propuso una solución análoga en el caso del bloqueo de las emigraciones de peces en el sistema de lagunas de Inharrime. Se diseñó un biturón que permite el paso de peces en sus emigraciones hacia el interior y el exterior en lugar de las encañizadas (figura 2).

Figura 1

Figura 1: Ubicación de varias clases de artes pesqueras con respecto a los canales de la laguna de Araruama, Brasil (de Slack-Smith et al. (1977)).

Figura 2

Figura 2. Encañizadas existentes y sustitución recomendada por biturones con cámaras de captura que permiten las migraciones (de Matthes, 1981)

Entre otras medidas de ordenación propuestas por Slack-Smith et al. (1977) estaba la inscripción de unos 1 000 pescadores y su material de pesca. Basándose en esta inscripción, no se permitiría que entrase en la pesquería a los pescadores o equipos nuevos. También se recomendó una restricción que limitaría el empleo de algunas artes a las partes más profundas de la laguna.

No se recomendó la limitación de los tamaños de las mallas de las artes camaroneras por falta de información sobre selectividad, y porque una tentativa anterior de limitar la luz de malla hizo disminuir de tal manera los ingresos de los pescadores que su sobrevivencia económica quedó amenazada. Además, las artes que empleasen mallas de menos luz que las actuales, quedarían inutilizadas por cegarlas las plantas que tanto abundan en la laguna.

En la laguna de Bardawil, en la costa mediterránea de Egipto, se redujo en 1970 la hipersalinidad manteniendo comunicación continua con el mar, lo que dio por resultado un aumento de las poblaciones, pero también estimuló una rápida expansión de la pesquería. El resultado fue una explotación excesiva del valioso recurso de Sparus aurata (Ben-Tuvia, 1979). En los últimos años sesenta, la pesquería era principalmente de subsistencia y la pesca se practicaba desde 50 embarcaciones de vela. Para 1972 el número de embarcaciones había aumentado a 179, 68 de las cuales eran de motor (Pisanty, 1980). Las redes de algodón fueron sustituidas por las de fibras sintéticas y aumentó el número de ellas y sus longitudes. Investigaciones biológicas hechas posteriormente demostraron que era urgente regular la pesquería, por lo que se adoptaron varias medidas de ordenación pesquera, comprendida la regulación de la luz de malla, la fijación de una longitud legal mínima, una veda para proteger la emigración de reproducción hacia el mar de Sparus así como para proteger la clase anual más joven que no emigra, y que pasa el invierno en la laguna (Ben-Tuvia, 1979). Otras medidas de ordenación pesquera tomadas fueron: dar licencias a los pescadores, embarcaciones y artes, implantar un sistema de permisos regulador del esfuerzo pesquero por turno y restringir las dimensiones de las artes (Pisanty, 1980).

Como resultado de los programas de ordenación hidráulica y pesquera, el rendimiento de la laguna se duplicó y el valor de la pesca se decuplicó entre 1968 y 1978 (Pisanty, 1980).

Es digno de mención que el impuesto de cerca del 15 por ciento sobre el valor bruto de la captura fue más que suficiente para sufragar los costes de la ordenación hidráulica de la laguna así como los de investigación, administración y ordenación de la pesquería en ella.

Otro factor que debió contribuir al éxito de la pesquería, además del propio programa de ordenación pesquera global, aunque no lo mencionan específicamente Ben-Tuvia (1979) o Pisanty (1980), es que la laguna está bastante aislada y por tanto se pueden aplicar más fácilmente las medidas de ordenación. Además, estas medidas se formularon e implantaron antes de que la pesquería se desbandara y las seleccionadas resultaron ser eficientes desde el primer momento.

En el lago Borullus, que es uno de los cinco costeros del delta del Nilo, la regulación de la pesca comprendía su prohibición en los canales entre el lago y el mar, limitación de la luz de malla, restricciones de algunas clases de artes y limitación de la velocidad de arrastre. No obstante, Libosvarsky, Lusk y El-Sedfy (1972) dicen que estas regulaciones no se respetan, probablemente por falta de vigilancia.

En el lago Chilka, India, cuya superficie varía de 96 500 a 116 500 hm², se ve una aglomeración increíble de material de pesca de toda clase: redes, biturones, y ‘janos’ (cercos). Jhingran y Natarajan (1969) presentan una lista de 13 clases distintas de redes usadas en el lago, que son variaciones de las de arrastre, enmalle y esparaveles. La pesca con redes se practica en lugares alquilados (derechos de pesca exclusivos) y en otros no alquilados libremente. Hay 112 ‘janos’ que se alquilan y que tienen un total de 13 550 hm² (13 por ciento de la superficie media del lago) y 67 pesquerías de camarones arrendadas. Un mapa de toda la laguna y de varias de sus secciones en mayor escala (figura 3) dan una idea de la densidad del equipo de pesca empleado en los lugares arrendados.

La pesquería se basa en 10 especies de peces de escama principales, de importancia comercial, dos especies de camarones y cangrejos de mar. Los recursos están algo sobreexplotados, como lo indica el pequeño tamaño de los individuos, su poca edad en el momento de la captura y los índices de mortalidad por pesca relativamente altos.

Entre las medidas de ordenación propuestas para esta pesquería por Jhingran y Natarajan (1969) están la limitación de la pesca cuando la lisa efectúa la emigración reproductiva hacia el mar y la prohibición de la pesca durante la emigración hacia el lago de pececillos de lisas, ambas de las cuales ocurren en el estrecho canal que une la laguna y el mar.

Jhingran y Natarajan (1969) propusieron que dentro de la laguna se fijaran tallas mínimas para los peces de escamas de importancia comercial, y que se echaran al agua vivos los que tuvieran menos que el tamaño mínimo. Las restricciones sobre tales tamaños se aplicarían mediante la inspección en los mercados. Se consideró que con tal diversidad de tipos de artes serían inexplicables las restricciones sobre las luces de malla. Otras medidas de ordenación recomendadas fueron la cría inducida de lisas para la repoblación de los lagos y para el cultivo; el empleo de las partes someras del lago para la acuicultura con parte de la semilla que suministraría el lago, la reducción del número de masas camaroneras en lugares que influyen en las rutas de emigración de peces y camarones; y la ingeniería hidráulica para mantener la comunicación entre el lago y el mar.

Figura 3

Figura 3: La distribución de varias clases de caladeros y zonas de pesca en el lago Chilka, India (adaptado de Jhingran y Natrajan, 1969)

Una técnica de ordenación favorecida en las pesquerías de camarón de las lagunas mexicanas es la veda, que se aplica de manera que proteja al crustáceo durante su período de crecimiento rápido en las lagunas, y antes de que emigre hacia el mar para reproducirse. Se han hecho muchas investigaciones para racionalizar el momento y duración de la veda (Castro Meléndez y Santiago Villalobos, 1976; Barrera Huerta, 1976, por ejemplo) y sincronizar debidamente el empleo de dispositivos de captura de camarón (tapos, atravesadas) con su emigración hacia el mar (Reyna Cabrera, 1976; Gezan Soto, 1976). No obstante, ha continuado siendo un problema el facilitar la entrada en las lagunas de camarón poslarval, huevos y juveniles de peces de escama y larvas de cangrejos, evitando simultáneamente el exceso de escape hacia el mar de camarón emigrante de tamaño pescable (Barrera Huerta, 1976) y sin perder demasiada agua de la laguna (Edwards, 1978a). Por ejmplo, Barrera Huerta (1976) menciona que en los sitemas de lagunas de Oaxaca (costa del Pacfico) la estructura que favorece la primera fase de la emigración de camarón hacia la laguna, tendría que estar abierta para que entrasen poslarvas hasta fines de junio y cerrada posteriormente. No obstante, en septiembre hay otro máximo de emigración hacia la laguna de camarón poslarval que coincide con la emigración hacia el mar del de tamaño pescable. Edwards (1978a) ha propuesto un plan en virtud del cual se emplearían dos tapos en serie en el mismo canal, abriéndolos y cerrándolos alternativamente, lo que permitiría el acceso del camarón poslarval inmigrante y la captura del emigrante. Por otro lado, observa que tal ordenación exigiría el enlace entre las cooperativas pesqueras propietarias de cada uno de los tapos.

En el estero de Casamance (Senegal) surgió una pesquería artesanal de Penaeus duorarum gracias al estímulo que le dio la construcción en el lugar, en 1960, de un establecimiento elaborador de camarón. Históricamente, el desarrollo de la pesca del camarón se ha destacado por un aumento más o menos regular de su rendimiento y del esfuerzo de pesca hacia 1968. A partir de ese año y hasta 1976, el esfuerzo aumentó progresivamente mientras la captura variaba. En el período 1974–76 la captura disminuyó en cerca de un 30 por ciento lo que hizo suponer a las autoridades que el recurso estaba en peligro.

Se creyó que el problema consistía en que el aumento del esfuerzo de pesca había ido acompañado de una ampliación de la pesca de camarón hacia lugares en los que no se había pescado antes y que estos caladeros explotados por primera vez albergaban camarón de pequeño tamaño que anteriormente no habían aparecido en la captura. Por esto se creyó que la disminución de la captura se debía a una explotación excesiva de camarón juvenil.

De acuerdo con esta hipótesis, en 1977 se tomó una serie de medidas reguladoras de ordenación, comprendido el vedado de ensenadas de mangles, la limitación de la pesca de camarón en una parte bien definida del canal principal del río Casamance, la prohibición del empleo de redes de cerco y arrastre a lo largo de la costa y fijando una luz de malla mínima para las artes que no estuvieran rentrigidas.

Por otra parte, Le Reste (1980, y manuscrito), en un estudio posterior a la institución de las regulaciones, ha observado que en los rendimientos de camarón anuales en el estero influía mucho más la variación de la salinidad que los efectos de su pesca. En particular, los resultados de los análisis demostraron que el momento de la emigración hacia el mar del camarón del estero y, lo que es más importante para la pesquería, su tamaño al emigrar, los controlan las variaciones anuales de la salinidad. Además, estas variaciones influyen en la distribución en el espacio del camarón dentro del estero.

Dado que los objetivos de la ordenación de la pesca de camarón en el estero de Casamance consiste en elevar al máximo el valor de la captura, lo que a su vez implica que la ordenación se tiene que dirigir hacia una estrategia que también lleva al máximo la cantidad del camarón grande, que es el más valioso, Le Reste (manuscrito) propone que continúen en vigor las regulaciones sobre la luz de malla. Sin embargo, con respecto a los lugares vedados, observa que las reacciones biológicas del camarón ante los cambios anuales de la salinidad se reflejarán en las distintas modalidades de su distribución dentro del estero. Por tanto, no es realístico esperar que el camarón grande se encontrará siempre dentro de las zonas del estero en las que actualmente se permite pescar y recomienda una cierta flexibilidad en la legislación relativa a los límites geográficos de los lugares vedados, junto con la implantación de un sistema de inspección de la pesca de camarón.

Una perspectiva un tanto diferente de las técnicas reguladoras directas que se han mencionado anteriormente, es el enfoque ‘administrativo’ de la ordenación de pesquerías a pequeña escala mediante la creación de exenciones pesqueras. Con esto, la exención es un medio para moderar o suprimir la condición de propiedad común (Christy, en preparación). Otorgando derechos exclusivos para la explotación de recursos pesqueros, existen buenas razones para autoregular y autoaplicar la ley para obtener el máximo de beneficios de los recursos mediante la organización a la que se ha otorgado la exención.

El arrendamiento de zonas de pesca de esteros y lagunas parece ser una práctica común en la India, como ocurre en el lago Chilka (Jhingran y Natarajan, 1969) y en el sistema de esteros de Mahanadi (Shetty, Chakraborty y Bhattacharya, 1965), pero la amplitud en que esto se emplea como un medio de ordenación, no está clara en la literatura de que se dispone, aunque se saca la impresión de que el arrendamiento se considera predominantemente como una fuente de ingresos para el Gobierno.

Con respecto a las pesquerías del sistema de esteros de Mahanadi (Orissa), Shetty, Chakraborty y Bhattacharya (1965) mencionan la explotación de los pescadores por efecto del sistema de arrendamientos por los ‘Mokaddams’ (propietarios) en el pasado, debido a que los pescadores tenían que dar más de la mitad del valor de sus capturas a cambio de derechos de pesca. Posteriormente, el Gobierno intervino en la asignación de derechos de pesca mediante arrendamientos, pero, por lo menos en algunos lugares, de los arrendamientos se han hecho cargo algunos ‘propietarios’ opulentos y de nuevo los pescadores se ven obligados a pagar muy caro por sus derechos de pesca.

El sistema de arrendamiento en el estero de Mahanadi parece ser análogo al que se practica actualmente en las pesquerías continentales de Bangladesh. En el pasado, en los sistemas de llanos anegadizos, lagos y ríos, los propietarios ricos arrendaban los derechos de pesca directamente a los pescadores por períodos hasta de 20 ó 30 años. En estas condiciones, los pescadores tenían el mayor interés en ordenar la explotación de manera que se asegurase un rendimiento grande y constante año tras año. Se tenía gran cuidado de mantener las zonas de cría y los canales y diques se conservaban para el control hidráulico que beneficiaba la producción de peces. Con la desintegración de las grandes propiedades por efecto de la reforma agraria después de la independencia, el arrendamiento de los derechos de pesca quedó bajo la administración pública. El arrendamiento de derechos de pesca se acortó a uno, dos y tres años y como resultado cambió la estrategia de la explotación hacia la extracción del máximo en el mínimo tiempo posible y disminuyeron las capturas, así como los ingresos del Gobierno (Kapetsky, inédito).

Si las condiciones son favorables, el arrendamiento de bancos de pesca puede ser el poderoso mecanismo de ordenación pesquera que, además proporciona enormes beneficios sociales y económicos a los pescadores, a la vez que reduce parte de los costos de la ordenación. Entre las condiciones que tienen que existir están: 1) arrendamientos relativamente largos como incentivos de la explotación racional; 2) límites del arrendamiento geográficamente bien definidos (laguna, parte de un estero); 3) una pesquería preferiblemente basada en poblaciones que completan su ciclo vital dentro de la zona arrendada o fijación de lugares o épocas de veda de modo que los peces migratorios puedan completar sus ciclos vitales y de que cada caladero arrendado tenga la misma oportunidad de recibir juveniles y adultos migratorios, y 4) una infraestructura del Gobierno central vigorosa e incorruptible que administre el sistema de arrendamientos en beneficio de los pescadores.

2.3  Perspectivas de la ordenación reguladora de las pesquerías de lagunas y esteros costeros

Los ejemplos presentados anteriormente demuestran la existencia de varias necesidades observadas y algunas aplicaciones de diferentes clases y combinaciones de técnicas de ordenación reguladora para varias pesquerías de lagunas y esteros costeros.

Se han añadido estas breves observaciones para poner de relieve otros aspectos importantes de la ordenación de pesquerías de lagunas y esteros costeros, que no se han mencionado explícitamente en estos ejemplos.

2.3.1  Objetivos de la ordenación reguladora

Queda implícito en casi todos los ejemplos que los objetivos de la ordenación reguladora son asegurar el rendimiento máximo o el valor económico máximo del rendimiento. En realidad, en la gran mayoría de las pesquerías de lagunas y esteros costeros de los países en desarrollo, las condiciones socioeconómicas - principalmente el subempleo o la falta de otras oportunidades de empleo para los pescadores - determinan que las pesquerías se tengan que ordenar de manera que se asegure el máximo empleo, aun si este objetivo da por resultado beneficios económicos marginales para el pescador individual e incluso si sufre el total de la producción pesquera. Por tanto, uno de los mecanismos más poderosos de la ordenación reguladora, la limitación de la entrada, bien en términos de regulación directa del total de pescadores, regulación indirecta de la entrada por clase de arte o por épocas de veda, puede no ser aceptable en muchas pesquerías de lagunas y de esteros costeros, excepto donde los pescadores tienen otras oportunidades de empleo o donde pueden crearse estas oportunidades.

2.3.2  Dificultades en la formulación e implantación de métodos de ordenación reguladora

Además de las situaciones socioeconómicas que militan contra la limitación de la entrada a las pesquerías de lagunas y esteros costeros como un medio de ordenación, existen otros factores que también limitan las posibilidades de la ordenación. En cuanto a la formulación de normas y estrategias de ordenación apropiada, la falta de información suficiente, como la biología básica de los peces, el rendimiento, el esfuerzo, los datos económicos y ambientales, pueden circunscribir el diseño de programas de ordenación o dar por resultado la aplicación de regulaciones inapropiadas. Los estudios de Le Reste (1980 y manuscrito) de la pesca de camarón en el estero de Casamance, citada en la sección anterior, es un caso concreto de la aplicación de una serie de regulaciones de ordenación basadas en información insuficiente o inexacta.

Como resultado de la misma falta de información, la situación pesquera se ha desorganizado antes de que la necesidad de la ordenación reguladora se reconozca oficialmente y, por tanto, en estas circunstancias resulta más difícil la implantación de un programa de ordenación apropiado.

Hay todavía otras características de las pesquerías de laguna y estero que limitan las posibilidades de aplicar técnicas de ordenación reguladora. Entre ellas están el que los pescadores están muy desperdigados y que los caladeros, momentos de pesca y puntos de descarga pueden variar muchísimo. Por esto, las técnicas reguladoras que significarían la inspección de los pescadores mientras están pescando, o los puntos de descarga, tendrían que ser costosas en cuanto al personal inspector necesario, por lo que el Gobierno tendría dificultades para encontrar fondos con los cuales sufragar esta costosa aplicación.

Otro factor que complica la regulación de la pesca y las artes en los caladeros es la naturaleza con frecuencia compleja y variada de las artes utilizadas, de lo que es ejemplo la pesquería del lago Chilka (Sección 2.2). En este caso, la selectividad de las artes no se puede medir y, por tanto, las características de las artes y el esfuerzo de pesca no pueden regularse en la práctica a menos que se legisle para suprimir por completo un tipo específico de arte.

Dentro del contexto de las pesquerías de lagunas y esteros costeros como existen actualmente en casi todos los países en desarrollo, es probable que la ordenación de la pesca se aplique con más facilidad (y tenga más posibilidades de ser más eficaz en el futuro) cuando las regulaciones se dirigen en primer lugar hacia los sistemas de pesca más destructivos. En esta situación, la mayoría de los pescadores se dan cuenta fácilmente de los beneficios de la regulación. Un ejemplo de tal situación, en la que la ordenación reguladora puede aplicarse fácilmente, es el bloqueo de las migraciones reproductivas hacia el interior y hacia el exterior y la pesca de juveniles mediante artes fijas caladas en canales de acceso a la laguna o el mar.

Otra posibilidad que parece ser práctica a primera vista, es el mantenimiento de las regulaciones relativas al tamaño o longitud mínima mediante la inspección de la captura enviada al mercado o haciendo responsables a los mercaderes del mantenimiento de las normas de tamaño mediante sanciones. Este método tiene la ventaja de que necesita un grupo de inspectores relativamente pequeño, y por tanto no costoso, para mantener un objetivo de ordenación directo. No obstante, aun ese método tan poco complejo podría presentar dificultades en algunas pesquerías en el sentido de que en muchas artesanales una parte importante de la captura puede destinarse a la subsistencia o a la venta local y puede no entrar en los canales comerciales oficiales. Otro inconveniente es que en algunas pesquerías los propios pescadores pueden encargarse de la elaboración y los peces y crustáceos de tamaño regulado puede ser imposible identificarlos para medirlos después de la elaboración. Ejemplos de casos extremos son las costumbres de emplear peces y camarones de tamaño insuficiente para preparar salsas y pastas, pero el secado al sol, empleado mucho como método de conservación en los trópicos y subtrópicos, tendría un efecto similar. Por esto, la aplicación de las regulaciones relativas al tamaño tendría que hacerse en lugares muy distantes de los puntos de descarga. Por tanto, este método regulador conviene más aplicarlo a los peces, crustáceos y moluscos de gran valor, donde las demandas del mantenimiento de la calidad centraliza la elaboración y la inspección puede hacerse con relativa facilidad.

2.3.3  Revitalización de las prácticas de ordenación tradicionales

La alternativa a la regulación de las pesquerías de lagunas y esteros mediante la intervención del Gobierno central, es la posibilidad de revitalizar o reforzar las prácticas tradicionales de ordenación pesquera. Estas prácticas han evolucionado a lo largo de los siglos para conservar los recursos pesqueros, al mismo tiempo que ofrecen una distribución equitativa de ellos entre las comunidades pesqueras.

Es probable que la ordenación pesquera de la manera tradicional desaparezca rápidamente, pero la tradición continúa en algunos lugares. Por ejemplo, la ‘autoregulación’ por controles tradicionales todavía funciona en partes del sistema de las lagunas de Ghana, en las que la propiedad de la laguna es de la aldea o población adyacentes y la propia laguna tiene un carácter religioso. La pesca la regúla un sacerdote máximo y se ejerce en forma de épocas de veda (Mensah, 1979). Los fetiches desempeñan una función en la regulación y asignación de la pesca en el sistema de lagunas de Benin (Welcomme, comunicación personal). En Nigeria, donde la pesca de la ostra en las lagunas disminuye desde hace tiempo, para evitar una depauperación ulterior los propios aldeanos han aplicado regulaciones de ordenación, comprendidas las licencias, las vedas y los cupos (Ajana, 1980).

Aunque la industria pesquera tradicional en la laguna Ebrié de la Costa de Marfil ha sido desorganizada por la llegada de pescadores, artes y capital extranjeros, en otra laguna del mismo país los propios pescadores decidieron no permitir la entrada de nuevos equipos (García, comunicación personal).

En las pesquerías de los esteros del Estado de Bahía, Brasil, Cordell (1974, 1978a y 1978b) ha demostrado que a lo largo de cuatro siglos ha surgido un complejo de factores que equilibran la explotación tradicional de la pesca con canoas y los recursos disponibles para la pesca. Entre los procedimientos que han surgido para asegurar la explotación racional del recurso, está el de conservar el conocimiento detallado necesario para la predicción de las corrientes y mareas de que depende la pesca dentro de grupos muy pequeños de familias muy unidas. El establecimiento de derechos de pesca en propiedad en ciertas zonas pesqueras, que pasan de una generación a la siguiente, es probablemente el hecho más importante para racionalizar la explotación. Otros factores incluyen una actitud cooperativa dentro de la comunidad pesquera y la presión social de ésta.

Para revitalizar la ordenación pesquera tradicional donde su práctica desaparece rápidamente, o reforzarla donde no está todavía en vigor, se necesitarán muchos estudios de los aspectos sociales, antropológicos y económicos de las pesquerías tradicionales, como los realizados por Cordell, mencionado anteriormente. Pero parece ser que este enfoque, de dar buenos resultados, sería viable y, a la larga, económico de compararse con los costes y dificultades de los programas de ordenación instituidos y totalmente aplicados por los gobiernos centrales. Después de estudiar y comprender los mecanismos que participan en la orden ción pesquera tradicional, se podrían tomar medidas por parte del gobierno central para legalizar oficialmente las instituciones reguladoras tradicionales y reforzar la autoridad reguladora tradicional. Por ejemplo, la primera tentativa de unificar el derecho pesquero del Japón en 1901, reconoció y legalizó una gran parte de las instituciones y prácticas pesqueras tradicionales existentes (Asada, 1973).

En resumen, se han propuesto muchas técnicas ‘clásicas’ de ordenación reguladora de las pesquerías para solucionar las diversas clases de problemas pesqueros encontrados en las lagunas y esteros de los países en desarrollo: vedas, cotos, entrada limitada de pescadores y regulaciones de las artes. No obstante, en la literatura hay muy pocos ejemplos del empleo satisfactorio de estas medidas que vayan acompañados de la cuantía de los beneficios obtenidos por los pescadores y de los costos en que se han incurrido por causa de las estrategias de ordenación adoptadas. La laguna de Bardawil fue la única excepción encontrada. En ella se demostró que el enfoque regulador clásico de la ordenación pesquera puede dar buenos resultados si se implanta en las condiciones casi ideales de recursos de gran valor, una administración vigorosa pero benévola, investigación adecuada y apropiada en la cual basar las estrategias de la ordenación y medios suficientes para la aplicación estricta de las regulaciones de la ordenación. Por otro lado, en las circunstancias que son más usuales en las pesquerías de lagunas y esteros costeros de los países en desarrollo, las formas más poderosas de ordenación pueden ser inapropiadas o inaplicables por una serie de razones sociológicas, económicas y políticas, o la información puede no ser suficiente para formular políticas de ordenación apropiadas. No obstante, en esta situación puede comenzarse tratando de enfrentarse con los problemas más graves mediante la regulación de las prácticas de pesca más destructivas. Como una alternativa a la imposición y aplicación de regulaciones de ordenación por el Gobierno central, o como un complemento de tal ordenación, puede ser posible revitalizar o reforzar las características del control pesquero tradicional que históricamente han conservado los recursos pesqueros, a la vez que han dado a las comunidades pesqueras una parte equitativa de la riqueza del recurso.


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