CFS:2001/3




COMITÉ DE SEGURIDAD ALIMENTARIA MUNDIAL

27º período de sesiones

Roma, 28 de mayo - 1º de junio de 2001

EFECTOS DEL VIH/SIDA EN LA SEGURIDAD ALIMENTARIA



Índice


I. INTRODUCCIÓN

1. En toda la historia, pocas crisis han representado una amenaza para la salud humana y el progreso económico y social como la epidemia del VIH/SIDA1. Este hecho resulta aún más preocupante si se tiene en cuenta que gran parte de los sufrimientos y privaciones causadas por la enfermedad podrían haberse evitado. Es de esperar que, con una acción concertada, se pueda todavía salvar vidas humanas, aliviar los sufrimientos y reducir al mínimo el empobrecimiento que frecuentemente acompaña a esta enfermedad. Con todo, la epidemia mundial de VIH/SIDA difundirá sus efectos nocivos en el desarrollo económico y social durante los años venideros. El VIH/SIDA no puede considerarse ya como un problema de salud solamente; se necesita desplegar esfuerzos suficientes para afrontar sus consecuencias sociales, económicas e institucionales. La epidemia de VIH/SIDA tiene cada vez más un efecto enorme en la nutrición, la seguridad alimentaria, la producción agrícola y las sociedades rurales de muchos países. Todas las dimensiones de la seguridad alimentaria - disponibilidad de alimentos, su estabilidad, acceso y utilización - resultan afectadas donde hay una prevalencia elevada del VIH/SIDA.

2. En este documento se presentan los principales desafíos con que se enfrentan las personas, comunidades y naciones. Se examinan las estimaciones de la prevalencia de la enfermedad y las pautas de la propagación de la infección y se describe la forma en que el VIH/SIDA afecta a los mecanismos comunes de subsistencia de los hogares y trastornar las comunidades. Se destacan las repercusiones de este empeoramiento en la producción agrícola y los efectos en las economías nacionales. Este análisis va seguido de un examen de las medidas y limitaciones para mejorar la situación. Se sugieren enfoques para afrontar este urgente problema y se buscan orientaciones sobre la función de la FAO.

II. DIMENSIONES MUNDIALES DE LA EPIDEMIA

3. Actualmente se estima que en todo el mundo unos 36 millones de personas están infectados con el virus de la inmunodeficiencia humana, el 95 por ciento de los cuales vive en países en desarrollo. En el Cuadro 1 se muestra, por regiones, el número de personas que se estima han estado viviendo con el virus en 1999. Trágicamente, la prevalencia de la enfermedad está aumentando todavía. Como la enfermedad suele afectar a los miembros económicamente más productivos de la sociedad, el VIH/SIDA es un problema de importancia decisiva para el desarrollo agrícola, económico y social. Como se muestra en la Figura 1, el VIH/SIDA es una epidemia auténticamente mundial. La India, con más de cuatro millones de personas infectadas, tiene la mayor población que vive con el VIH, pero la región donde mayor es la magnitud de la epidemia es la del África Subsahariana, donde más de 24 millones de personas están infectadas por el virus.

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Cuadro 1: Número estimado de personas que viven con el VIH/SIDA en el mundo (1999)

Región Número de infectados Proporción de adultos infectados
(%)
Total general 34 300 000 1,07
África Subsahariana 24 500 000 8,57
Asia Oriental y Pacífico 530 000 0,06
Australia y Nueva Zelandia 15 000 0,13
Asia Meridional y Sudoriental 5 600 000 0,54
Europa Oriental y Asia Central 420 000 0,21
Europa Occidental 520 000 0,23
África del Norte y Oriente Medio 220 000 0,12
América del Norte 900 000 0,58
Caribe 360 000 2,11
América Latina 1 300 000 0,49

Fuente: ONUSIDA 2000.

4. En algunos casos la rápida propagación de la infección es un elemento decisivo de la catástrofe que hace muy difíciles los esfuerzos encaminados a paliar sus efectos. Por ejemplo, en 1984 estaban infectados menos del 1 por ciento de los adultos de Botswana, pero en 2000 la tasa de prevalencia ha ascendido al 35 por ciento (véase la Figura 2).

Figura 2. Propagación del VIH 1984 - 1999

III. EL VIH/SIDA Y EL EMPEORAMIENTO DE LAS FAMILIAS Y COMUNIDADES RURALES

5. El VIH/SIDA puede tener efectos devastadores en la seguridad alimentaria2 y nutrición de los hogares. El estado nutricional está determinado por varios factores, clasificados frecuentemente en las categorías de seguridad alimentaria, salud y asistencia, todos los cuales resultan afectados por el VIH/SIDA. El efecto específico del VIH/SIDA se relaciona con los sistemas de subsistencia de los hogares afectados y variará según sus actividades productivas (agrícolas y no agrícolas) y el contexto económico y sociocultural en que viven.

6. Efectos directos en los hogares: Normalmente, cuando cae enfermo el primer adulto de un hogar, se pone en marcha una espiral descendente del bienestar de la familia/hogar. Aumentan los gastos de atención de salud, disminuye la productividad y hay una mayor demanda de asistencia. La producción de alimentos y los ingresos bajan dramáticamente a medida que quedan afectados más adultos. Cuando se han acabado los ahorros, la familia busca ayuda de los parientes, toma dinero en préstamo o vende sus bienes productivos. Un estudio realizado en Uganda mostró que el 65 por ciento de los hogares afectados por el SIDA se vieron obligados a vender los bienes para pagar las curas. Frecuentemente, los niños se ven obligados a interrumpir la asistencia a la escuela, porque la familia necesita ayuda y no puede pagar los gastos escolares. Se sacrifica el tiempo que debería dedicarse al cuidado de los hijos, la higiene y la elaboración y preparación de alimentos. Cuando muere un enfermo de SIDA, se realizan gastos para el funeral y se reduce la capacidad productiva del hogar. Según un estudio realizado en Tanzanía, los gastos de funerales representan un 60 por ciento de los costos directos relacionados con una víctima del SIDA.

7. En la etapa siguiente, enferma el cónyuge y se acelera la espiral descendente. El hogar puede llegar a reducirse a un grupo de ancianos y niños empobrecidos. Estas personas tendrán probablemente un limitado poder de decisión y acceso a los recursos, así como menos conocimientos, experiencia y fuerza física para poder mantener el hogar. Es posible que los parientes no puedan hacerse cargo de los niños cuyos padres han muerto. En algunas zonas, el porcentaje de huérfanos varía del 7 - 11 por ciento (frente al 2 por ciento en zonas menos afectadas).

8. Cuestiones de paridad hombre-mujer: Las mujeres son especialmente vulnerables en los hogares afectados por el VIH/SIDA. Normalmente, cuidan de los enfermos y moribundos, además de encargarse de trabajos pesados relacionados con el aprovisionamiento y la alimentación del hogar. Muy probablemente las mujeres serán analfabetas y de condición socioeconómica inferior, y tendrán menos derechos legales, lo que contribuye en conjunto a limitar su acceso a los recursos y servicios sociales. En algunas sociedades, prácticas socioculturales, como el que las viudas no puedan mantener el acceso a la propiedad del marido difunto o beneficiarse de ella equitativamente, pueden agravar aún más los problemas. La pobreza, la tradición y la presión social tienden a limitar la capacidad de las mujeres para expresar sus deseos con respecto a la elección de sus compañeros sexuales y para adoptar prácticas de relaciones sexuales menos peligrosas. Los bajos ingresos, la desigualdad en los ingresos y la baja condición de las mujeres van unidos a altos niveles de infecciones de VIH. Biológicamente, las mujeres corren mayor riesgo de quedar infectadas.

9. Efectos en la nutrición: En los hogares que se enfrentan con el VIH/SIDA, disminuye generalmente el consumo de alimentos. La familia suele carecer de alimentos y del tiempo y los medios para preparar algunas comidas, especialmente cuando muere la madre. Investigaciones hechas en Tanzanía mostraron que el consumo de alimentos per cápita disminuyó un 15 por ciento en los hogares más pobres cuando murió un adulto. Un estudio realizado en Uganda mostró que la inseguridad alimentaria y la malnutrición figuraban entre los principales problemas inmediatos con que se enfrentaban los hogares afectados por el SIDA encabezados por mujeres.

10. Para el enfermo, la malnutrición y el VIH/SIDA pueden formar un círculo vicioso en el que la desnutrición incrementa la susceptibilidad a infecciones y, por consiguiente, empeora la gravedad de la enfermedad del VIH/SIDA, lo que a su vez provoca un empeoramiento ulterior del estado nutricional. Incluso cuando una persona no muestra todavía los síntomas de la enfermedad, la infección con el VIH puede empeorar su estado nutricional. La persona puede perder el apetito, ser incapaz de absorber los nutrientes y hacerse más débil.

11. La buena nutrición es importante para la resistencia a la enfermedad y puede mejorar la calidad de la vida de los enfermos del SIDA. La aparición del mismo SIDA, así como de las enfermedades secundarias y la muerte, pueden retrasarse en las personas con un buen estado nutricional. La asistencia y ayuda nutricional pueden contribuir a prevenir el desarrollo de carencias nutricionales, la pérdida de peso y la disminución de la masa corporal, y mantener la fortaleza, el bienestar, el nivel de funcionamiento y la propia imagen del paciente.

12. En la mayoría de los países, no se hallan a disposición ni se tienen los medios para adquirir las medicinas contra el SIDA y los suplementos nutricionales especiales que se necesitan. Aunque el asesoramiento nutricional desempeña una importante función en la asistencia a los enfermos de VIH/SIDA, también es imprescindible tener un acceso mejor a los medicamentos y a la asistencia médica. La mejora del estado nutricional de los enfermos de VIH/SIDA puede contribuir también a incrementar la eficacia del tratamiento, en caso de que se tenga acceso a él.

13. Trastornos en las instituciones informales y la cultura: El VIH/SIDA afecta a las instituciones informales, las prácticas consuetudinarias y la tradición. Cuando se halla afectada una gran proporción de los hogares, quedan desbordados los mecanismos tradicionales de seguridad para cuidar de los huérfanos, los ancianos, los enfermos y los pobres. La gente no tiene tiempo para dedicarlo a organizaciones comunitarias. Los efectos en las instituciones rurales informales son la creación de una crisis, especialmente entre los sistemas de familias extensas y parentela. Esto repercute no sólo en la propagación del VIH, sino también en la viabilidad de las instituciones rurales.

14. La pérdida generalizada de adultos activos reduce la capacidad de toda la sociedad para mantenerse y reproducirse. Se trastornan los mecanismos para la transferencia de conocimientos, valores y creencias de una generación a otra, y se mina la organización social. Pueden perderse técnicas agrícolas ya que los niños no pueden observar el trabajo de sus padres. Debido a las divisiones de función según los sexos, el cónyuge que sobrevive no siempre puede enseñar las técnicas y conocimientos que poseía el fallecido. Dentro de un hogar rural, hay una marcada diferencia en los efectos según sea el hombre o la mujer quien primero contrae el VIH. En realidad, la propagación del VIH/SIDA puede desgarrar el tejido mismo de una sociedad.

15. La pobreza y la enfermedad: El VIH/SIDA se ceba especialmente en los pobres. Las familias rurales afectadas cambian su actividad a trabajos que permiten obtener ingresos fuera de la agricultura, como el comercio, la elaboración y la prestación de servicios en pequeña escala, todos los cuales se realizan en comunidades urbanas o periurbanas. La gente suele emigrar en busca de empleo o de ingresos rápidos, lo que entraña comportamientos de riesgo elevado como el abuso de drogas o la prostitución. De esta forma, las consecuencias de la pobreza acrecientan el riesgo de infección y la enfermedad, a su vez, acentúa la pobreza.

16. Comunidades enteras llegan a padecer así inseguridad alimentaria y a empobrecerse. Por ejemplo, en algunas comunidades con incidencia elevada, se ha producido un colapso irreversible de la base de bienes sociales, que podrá ser difícil superar sin asistencia. Es más, la epidemia tiene un efecto importante en las instituciones oficiales y en su capacidad de aplicar políticas y programas para ayudar a los hogares rurales. Las instituciones pueden sufrir pérdidas considerables de recursos humanos cuando el VIH infecta a sus funcionarios y familias. El cuidado de los miembros enfermos de la familia, la asistencia a funerales y la observancia de lutos reduce la productividad laboral. En muchos casos la epidemia afecta en primer lugar al personal cualificado. El trastorno de los servicios agrava ulteriormente las dificultades para atender las necesidades de la población afectada por el VIH/SIDA.

IV. EFECTOS EN EL SECTOR AGRÍCOLA Y LAS ECONOMÍAS RURALES

17. En la mayoría de los países con elevada incidencia, la agricultura suele ser el medio de vida de la mayor parte de la población. La actividad agrícola, especialmente la producción de alimentos, resulta afectada por el VIH/SIDA de distintas formas. En primer lugar, reduce la fuerza laboral agrícola. La FAO ha estimado que en los 27 países más afectados de África, 7 millones de trabajadores agrícolas han muerto de SIDA desde 1985, y es probable que en los dos próximos decenios se produzcan otros 16 millones de muertes. En los diez países africanos más afectados, se prevén reducciones de la fuerza laboral del orden del 10 -26 por ciento (véase el Cuadro 2).

Cuadro 2: Efectos del VIH/SIDA en la fuerza laboral agrícola en los países africanos más afectados
(Pérdidas previstas en porcentajes)
  2000 2020  
Namibia 3,0 26,0  
Botswana 6,6 23,2  
Zimbabwe 9,6 22,7  
Mozambique 2,3 20,0  
Sudáfrica 3,9 19,9  
Kenya 3,9 16,8  
Malawi 5,8 13,8  
Uganda 12,8 13,7  
Tanzanía 5,8 12,7  
Rep. Centroafricana 6,3 12,6  
Côte d'Ivoire 5,6 11,4  
Camerún 2,9 10,7  

Fuente: FAO/SDWP

18. Un estudio realizado en Etiopía determinó que los hogares afectados por el SIDA dedicaban a la agricultura un 50 66 por ciento menos de tiempo que los hogares no afectados. En Tanzanía, los investigadores determinaron que las mujeres dedicaban a actividades agrícolas un 60 por ciento menos de tiempo, debido a que sus maridos estaban enfermos. Se calcula aproximadamente que, cada vez que muere una persona de SIDA, se han perdido 2 años-persona de trabajo, a causa del debilitamiento de la persona fallecida y del tiempo dedicado por otras a cuidarla.

19. En segundo lugar, las enfermedades y muertes causadas por el SIDA afectan a la producción alimentaria de distintas formas:

20. En tercer lugar, el VIH/SIDA puede ejercer un efecto perjudicial en la producción comercial. En las pequeñas explotaciones agrícolas, es posible que se abandonen los cultivos comerciales porque no hay mano de obra suficiente para atender a la vez a ellos y a los de subsistencia. Como los pequeños agricultores dejan de producir cultivos comerciales o que requieren mucha mano de obra, disminuye también la disponibilidad de alimentos a nivel nacional. Otros efectos son:

21. Los efectos del VIH/SIDA en la producción agrícola y la disponibilidad de alimentos se manifestarán en términos de cantidad y calidad de los alimentos. En Zimbabwe, la producción agrícola comunal ha disminuido un 50 por ciento en un período de cinco años, debido principalmente al VIH/SIDA. Han resultado especialmente afectadas la producción de maíz, algodón, semillas de girasol y maní.

22. El efecto de la enfermedad es sistémico: el VIH/SIDA no sólo afecta a determinados componentes subsectoriales del desarrollo agrícola y rural, dejando indemnes a otros. Si resulta afectado un componente del sistema, es probable que también otros lo estén directa o indirectamente.

V. EFECTOS A NIVEL NACIONAL

23. Los efectos negativos del VIH/SIDA en la nutrición y la seguridad alimentaria se extienden desde el hogar hasta la comunidad y a distintas partes del país. El deterioro socioeconómico llegará a ejercer un efecto importante a nivel nacional. La reducción de la fuerza laboral, de la productividad por trabajador, de los productos totales y del crecimiento económico general puede provocar un descenso de los suministros alimentarios y una subida de los precios de los alimentos, incluso en las zonas urbanas. El desmoronamiento de empresas comerciales puede minar la capacidad del país para exportar y obtener divisas.

24. El grave retroceso experimentado en el desarrollo por varios países no puede captarse en las cifras del producto interno bruto (PIB) per cápita. Es más, la epidemia ejerce un efecto importante en el desarrollo porque reduce tres de los principales determinantes del crecimiento económico: el capital físico, humano y social. Por ejemplo, según estimaciones del PNUD relativas a Sudáfrica, el índice de desarrollo humano podría ser un 15 por ciento más bajo en 2010 debido a la epidemia del VIH/SIDA. Pese a las dificultades metodológicas inherentes, el Banco Mundial ha calculado que el VIH/SIDA ha reducido en un 0,7 por ciento la tasa anual de crecimiento del PIB per cápita de África.

25. Salud y educación: El costo social de la epidemia es abrumador. El suministro de medicamentos a las personas infectadas por el VIH entraña costos enormes, los cuales se hallan fuera del alcance de muchos gobiernos y de la mayoría de las personas. Los costos del tratamiento de los enfermos de VIH/SIDA son muy elevados y la carga que representan para los gobiernos puede hacer que se desvíen fondos de inversiones productivas. Se prevé que los costos del tratamiento del SIDA e infecciones conexas superarán el 30 por ciento del presupuesto del Ministerio de Sanidad en Etiopía en 2014, y el 50 y 60 por ciento respectivamente, en Kenya y Zimbabwe, en 2005. A esto hay que añadir el costo de la asistencia a los huérfanos y a los hogares empobrecidos.

26. Para afrontar la epidemia los gobiernos se ven obligados a reducir la calidad de los servicios que prestan. Las reducciones en el sector de la educación pueden poner en peligro la capacidad de la fuerza de trabajo en el futuro. En los 10 primeros meses de 1998, Zambia perdió 1 300 maestros a causa del SIDA, es decir, el equivalente de los dos tercios del total de nuevos maestros formados anualmente. El período de formación de los maestros de escuelas primarias se ha reducido de 2 años a 1 para poder afrontar la pérdida de personal.

27. Recursos humanos: Muchas instituciones de desarrollo agrícola y rural no pueden alcanzar ya los productos previstos de sus programas. Los ministerios y departamentos experimentan retrasos y trastornos en la aplicación de sus políticas y planes. Al carecer del apoyo institucional necesario, los sectores del desarrollo agrícola y rural no consiguen alcanzar las tasas de crecimiento previstas y los objetivos de producción planificados.

VI. ELABORAR RESPUESTAS EFICACES A LA EPIDEMIA DEL VIH/SIDA EN APOYO DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

28. El VIH/SIDA presenta un enorme desafío humanitario y para el desarrollo. Sin embargo, la experiencia de varios países indica que es posible afrontar este desafío y reducir la epidemia. Por ejemplo, en Uganda, la infección alcanzó su cota máxima a comienzos de los años noventa en que se estimaba que afectaba a un 15 por ciento de la población. Diez años más tarde, se han reducido a la mitad los niveles de la infección gracias a la adopción de métodos apropiados de prevención y programas de mitigación. El Programa nacional de lucha contra el SIDA en Uganda incluyó la capacitación de dirigentes comunitarios y la movilización de la comunidad; la aplicación de técnicas innovadoras de comunicación para cambiar las actitudes; la reducción de las prácticas discriminatorias y la participación de la gente afectada por el SIDA en las actividades de atención y prevención.

29. De igual forma, en Tailandia las tasas de infección proyectadas para 2000 disminuyeron a 984 000 frente a 1,4 millones en 1994. Esta rápida inversión de la tendencia se halla estrechamente vinculada a la adopción en Tailandia de un enfoque de desarrollo más completo y multisectorial. El Plan nacional de prevención y mitigación del SIDA movilizó a la sociedad contra la estigmatización; utilizó medios de comunicación de masas; estimuló el uso de preservativos; e incorporó información sobre el VIH/SIDA en los programas de servicios y educación comunitaria.

A. PRINCIPIOS RECTORES PARA RESPONDER A LA CRISIS DEL VIH/SIDA

30. Aunque las medidas para responder al VIH/SIDA pueden ser distintas, la experiencia indica que las iniciativas aplicadas con éxito para combatir la epidemia se basan en varios principios:

Sin el apoyo comprometido de las instituciones políticas y sociales, no se obtendrán los recursos necesarios para afrontar la epidemia. El empeño en una acción intersectorial al más alto nivel político es un paso esencial.

Si no se detiene la propagación de la enfermedad, los esfuerzos para mitigar sus efectos nunca serán suficientes. Cada gobierno debe decidir la forma en que sus ministerios y asociados para el desarrollo pueden contribuir a los esfuerzos de prevención.

El objetivo fundamental es contribuir a crear las condiciones en que las personas tanto infectadas como no infectadas puedan vivir con dignidad y seguridad incluso en zonas muy afectadas. Es imprescindible satisfacer las necesidades inmediatas, alimentarias y de otro tipo, de los hogares indigentes. Para conseguir este objetivo es fundamental interrumpir comportamientos sexuales y sociales en riesgo, tales como el intercambio de favores sexuales por alimentos, bienes y servicios. Este ejemplo concreto es especialmente importante ya que la pobreza causada por el VIH/SIDA difunde y crea una mayor indigencia entre los adolescentes y adultos jóvenes, los cuales deben buscar las formas de sobrevivir.

En muchos aspectos los problemas relacionados con la propagación del VIH/SIDA - pobreza, inseguridad alimentaria, discriminación y marginación social, limitaciones de tiempo y fuerza de trabajo, discapacidad y, en último término, la muerte- son similares, pero más graves que los problemas registrados en las comunidades más pobres. Deberían aplicarse los mismos enfoques básicos de diagnóstico y planificación participativos para la elaboración y aplicación de soluciones apropiadas.

Es necesario garantizar que las limitaciones que produce el VIH/SIDA - tanto si afecta a los hogares y comunidades como a los países - se reconozcan y afronten mediante políticas y programas en los correspondientes sectores social, económico y agrícola. El reconocimiento del problema del VIH/SIDA y las medidas contra el mismo deben incorporarse en la planificación de la agricultura y del desarrollo, lo mismo que es preciso que las políticas y programas relacionados con el VIH/SIDA afronten cuestiones de seguridad alimentaria.

B. LIMITACIONES COMUNES PARA UNA ACCIÓN EFICAZ

31. En muchos casos no se reconoce el VIH/SIDA porque en la mayoría de las culturas no se tratan abiertamente las actitudes y prácticas relacionadas con el comportamiento sexual. Es común una fuerte reluctancia a reconocer y afrontar las situaciones reales que contribuyen a la propagación del VIH/SIDA. En los países tanto desarrollados como en desarrollo, el comportamiento sexual de alto riesgo y el abuso de drogas intravenosas son los principales medios de contagio; sin embargo, la mayoría de los gobiernos y sociedades temen abordar eficazmente las causas radicales.

32. Es difícil, pero necesario, enfrentarse con muchos temas, por ejemplo, la vulnerabilidad de la mujer a prácticas sexuales de alto riesgo, como la multiplicidad de compañeros sexuales fuera del matrimonio o de otras uniones estables; la propagación de la enfermedad por personas que viajan mucho; la explotación y venta de niños y mujeres para la prostitución y prácticamente la esclavitud; el VIH/SIDA en las cárceles; y la miseria y desamparo de los huérfanos del SIDA que luchan por vivir en las calles. Cuando estos factores sociales se unen a la gran carencia de información pública sobre las dimensiones, causas y consecuencias del VIH/SIDA, así como sobre los medios para evitarlo, se limitan gravemente los esfuerzos para afrontar la epidemia.

33. Otro obstáculo es la estigmatización y marginalización de las personas y hogares que viven con el VIH/SIDA. Esta discriminación puede entorpecer la transmisión de mensajes de prevención; impedir que las personas busquen voluntariamente consejo, análisis médicos y acceso a una atención temprana; dar la impresión de que el rechazo individual y social es legítimo y hacer que la gente que vive con el VIH/SIDA no pueda participar en los esfuerzos de mitigación y que las personas no infectadas no hablen sobre el virus ni adopten prácticas más seguras.

34. Frecuentemente los agentes del desarrollo rural no prestan atención específica a la epidemia del VIH/SIDA y a las estrategias para mitigar sus efectos. Proyectos que trabajan en zonas de elevada prevalencia prescinden inadvertidamente de los hogares azotados por la epidemia, ya que éstos no tienen tiempo ni recursos para participar en las actividades del proyecto y beneficiarse de ellas. Esto provoca frecuentemente la ulterior marginalización y desamparo de los hogares afectados.

35. La falta de una adecuada atención de salud y de servicios sociales limita las iniciativas para combatir la epidemia mediante tratamiento médico. El costo elevado y la disponibilidad limitada de las medicinas que combaten tanto las infecciones primarias del VIH como las infecciones secundarias y las enfermedades oportunistas conexas, constituyen graves obstáculos para la eficacia de los programas de VIH/SIDA.

C. ELEMENTOS DE UN MARCO PARA COMBATIR EL VIH/SIDA Y ESTABLECER UNA PROTECCIÓN PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

36. Dada la importancia de la información y comunicación, se necesitan sólidas estrategias de publicidad para sensibilizar a los gobiernos, responsables de las políticas, ministros, líderes de opinión y público en general sobre los efectos del VIH/SIDA. La sociedad en su conjunto debe reconocer el problema del VIH/SIDA y aceptar la responsabilidad de afrontarlo. El efecto negativo del VIH/SIDA sobre las personas y comunidades exige una acción inmediata para impedir su transmisión y mitigar sus efectos. Hace falta un apoyo especial para garantizar que los niños desamparados y otros miembros de hogares afectados por el SIDA puedan satisfacer diariamente sus necesidades de alimentos y otro tipo.

37. También es importante reconocer que la lucha contra el VIH/SIDA no es únicamente una responsabilidad de los hogares afectados por el mismo y del sector de la salud. Es preciso que actúen de forma concertada diversos actores de las comunidades afectadas, los gobiernos locales y nacionales, las instituciones religiosas y sociales, los organismos de las Naciones Unidas, las ONG, el sector privado y las personas afectadas.

38. En algunos países en desarrollo, la lucha contra la epidemia generalizada de VIH/SIDA debe llegar a ser una prioridad en las políticas y programas de los gobiernos y de los organismos y las instituciones locales que trabajan para promover la seguridad alimentaria y el desarrollo económico y social. En particular, los ministerios encargados de la alimentación y la agricultura deben participar plenamente en los esfuerzos por prevenir y mitigar los efectos de la epidemia.

39. Aunque las estrategias concretas variarán según la magnitud del problema, los recursos disponibles y el contexto socioeconómico de cada país, los elementos de los enfoques nacionales, que se señalan a continuación, deberán considerarse fundamentales para combatir la epidemia:

40. Deberán aplicarse estrategias nacionales, basadas en un alto compromiso político, una acción multisectorial concertada y la participación eficaz de todas las partes interesadas, comprometiendo los recursos necesarios.

41. Es preciso evaluar las dimensiones y gravedad de la infección del VIH y reconocer sus probables consecuencias para la seguridad alimentaria. Los departamentos de seguridad alimentaria deberán dirigir el seguimiento de las repercusiones del VIH/SIDA en las zonas afectadas y a nivel nacional, y alertar sobre sus consecuencias.

42. Deberá analizarse el efecto de la enfermedad sobre los sistemas de seguridad social rural, los bienes y otros recursos necesarios para mantener los medios de subsistencia rurales, las pautas demográficas, la dinámica de las funciones según los sexos y otros procesos sociales y económicos. Deberán examinarse las leyes y prácticas relativas al acceso a la tierra y los recursos a fin de asegurar que se protejan los medios de subsistencia a las viudas, huérfanos y otros hogares pobres afectados por el VIH/SIDA.

43. Se necesitan programas de extensión agraria para promover tecnologías que satisfagan las nuevas necesidades de los hogares rurales. Las actividades podrían incluir la reorientación de la producción, elaboración y preparación de alimentos; el fomento de iniciativas para mitigar las limitaciones de mano de obra y capital; el fomento de la utilización de instrumentos y cultivos que ahorran mano de obra; la introducción de agrotecnologías más productivas y el cambio a cultivos de mayor valor.

44. El personal del sector agrario debe tomar conciencia del VIH/SIDA y se le deberá capacitar y alentar para que identifique y ayude a los hogares, comunidades e instituciones afectados. Todo el personal del gobierno y los organismos deberá comprender tanto los riesgos del VIH/SIDA como las formas en que se trasmite. Y sobre todo, los funcionarios de los ministerios deberán querer y poder protegerse a sí mismos y a sus familias contra la enfermedad.

45. Los programas participativos de seguridad alimentaria en los hogares y nutrición comunitaria constituyen un medio neutral y aceptable para iniciar los debates sobre el VIH/SIDA cuando la enfermedad provoca la estigmatización. De esta forma se pueden abordar simultáneamente los problemas de seguridad alimentaria, salud y atención de los hogares, mejorando a la vez la situación nutricional de las personas que viven con VIH/SIDA. Deberá buscarse la colaboración de los dirigentes locales, tanto hombres como mujeres.

46. Todo el personal de campo, en particular los extensionistas agrarios, deberá estar informado por la importancia de un buen estado nutricional. Las estrategias de educación y comunicación en materia de nutrición deberán incluir recomendaciones dietéticas apropiadas para las personas que padecen la enfermedad, teniendo en cuenta las fuentes de alimentos y sistemas de producción locales.

47. Deberán difundirse mensajes populares para evitar la marginalización de los hogares afectados y ayudar a las comunidades a afrontar la epidemia. Se prestará atención especial a la comunicación participativa. Deberán compartirse, entre las comunidades afectadas, las instituciones locales y al nivel nacional, las respuestas locales innovadoras y que se hayan aplicado con éxito.

48. Los países donantes deberán ayudar a prevenir la propagación de la enfermedad y mitigar su efecto negativo en la seguridad alimentaria, facilitando asesoramiento y recursos a los países gravemente afectados por la epidemia de VIH/SIDA. Esta asistencia podría incluir la ayuda alimentaria para proporcionar una alimentación complementaria a los hogares y huérfanos.

D. FUNCIÓN DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN

49. La FAO tiene una importante función que desempeñar en la lucha mundial contra el VIH/SIDA. Las finalidades fundamentales de la Organización a este respecto son: fomentar en los más altos niveles el reconocimiento del problema del VIH/SIDA y el compromiso político para afrontarlo; reducir los efectos del aumento de la inseguridad alimentaria y la malnutrición; promover la reconstrucción, mantenimiento y fortalecimiento de los medios de subsistencia rurales y las redes de seguridad social, y movilizar respuestas multisectoriales y participativas eficaces para satisfacer las necesidades de seguridad alimentaria de la población y los países afectados por el VIH/SIDA.

50. Durante el último decenio, la FAO ha realizado evaluaciones de los efectos del VIH/SIDA sobre la agricultura, la seguridad alimentaria y el desarrollo rural, y ha prestado asistencia a los países para la elaboración de sus programas. Por ejemplo, en determinados países del África Austral se hicieron investigaciones acerca de los efectos del VIH/SIDA sobre las organizaciones de extensión agraria y las actividades de las explotaciones agrícolas. La Organización ha ayudado al Ministerio de la Agricultura de Uganda a incorporar consideraciones del VIH/SIDA dentro de sus servicios de extensión agraria. En Namibia, se evaluó el impacto del SIDA en el ganado. En Asia, se están aplicando con éxito, para la prevención del VIH/SIDA, metodologías participativas innovadoras de las escuelas de campo de los agricultores y del manejo integrado de plagas. Con respecto a la nutrición, se están elaborando directrices para la asistencia nutricional basada en el hogar con vistas a su utilización a nivel comunitario. La FAO ayudará a los países del África Austral a elaborar políticas agrarias que tengan en cuenta el SIDA.

51. En 1999, la FAO firmó un acuerdo con ONUSIDA para colaborar en la elaboración de respuestas de amplia base al VIH/SIDA en relación con el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria. Se va a dar carácter oficial a un Grupo de trabajo interdepartamental oficioso sobre el VIH/SIDA, que elaborará un programa de trabajo normativo de la FAO sobre el VIH/SIDA, la seguridad alimentaria y el desarrollo rural. Se están preparando directrices para incorporar sistemáticamente una dimensión de VIH/SIDA en todas las actividades de campo y operaciones de emergencia pertinentes de la FAO en zonas de elevada prevalencia.

E. RECOMENDACIONES PARA EL EXAMEN DEL CSA

52. La epidemia mundial de VIH/SIDA presenta un reto humanitario enorme para todos los países. Sus consecuencias amenazan impedir el progreso social y económico y ponen en peligro especialmente la seguridad alimentaria y la nutrición en muchos países, sobre todo en las comunidades rurales. Se recomienda a los gobiernos que apliquen estrategias y mecanismos para afrontar la epidemia. La comunidad internacional tiene la responsabilidad de ayudar a los gobiernos y comunidades en este esfuerzo. A tal efecto, se pide la orientación del CSA para dirigir la labor continua de la FAO en relación con el VIH/SIDA.

53. Se invita al Comité a examinar y aprobar lo siguiente:

  1. Que los gobiernos enfrentados con la epidemia del VIH/SIDA y sus repercusiones negativas en la seguridad alimentaria y la nutrición utilicen los principios rectores y elementos pertinentes del marco propuesto en este documento para elaborar sus estrategias y programas nacionales y actividades locales.
  2. Que la FAO:

REFERENCIAS

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1 Virus de la inmunodeficiencia humana/Síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

2 Hay seguridad alimentaria en los hogares cuando éstos pueden asegurar que todos sus componentes tengan en todo momento acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos para satisfacer sus preferencias alimentarias y necesidades dietéticas a fin de llevar una vida activa y sana.