Página PrecedenteÍndicePágina Sucesiva

II. Introducción

Guatemala está localizada en un área que contiene uno de los niveles más altos de diversidad genética vegetal en el mundo. Su peculiar geografía y tipos de vegetación están manifiestos en el hecho que el país tiene 14 zonas de vida. Adicionalmente, la población Maya que vivió en Guatemala antes de la conquista europea desarrolló una de las culturas más avanzadas. La interacción riqueza-humana-riqueza-botánica existente hace del país un lugar que permite estudiar la diversidad genética y evolución de plantas cultivadas, tanto del maíz como de otros cultivos como el frijol, cacao, algodón, chile, cucúrbitas, achote, yuca, camote.

Muchos estudios se han enfocado en los cambios que han sufrido los materiales vegetales silvestres sometidos a evolución; sin embargo, poco se ha estudiado acerca del papel preponderante que ha jugado la cultura humana en la realización de dichos cambios, básicamente por domesticación del recurso vegetal. Muchos estudios sobre el origen y evolución de los cultivos toma muy poco en cuenta la acción de la sociedad, y menos aún la acción que en ella ha desempeñado la mujer.

Aunque la mujer ha estado estrechamente vinculada al proceso de domesticación de las plantas, existe poca documentación sobre el papel que han tenido en la conservación de los recursos fitogenéticos. En tal sentido, es necesario una mayor comprensión del tema, lo cual constituye un aporte a la discusión sobre la biodiversidad y la contribución que las poblaciones indígenas mesoamericanas, y las mujeres en particular, han hecho a la agricultura.

En este trabajo se asume que los enfoques del desarrollo social deben revalorizar el espacio rural, la agricultura campesina y a sus actores hombres y mujeres. Esto está ligado al postulado de no desvincular la dinámica social de la dinámica de la naturaleza.

Otro aspecto central del planteamiento es la revalorización del papel de la mujer en el mundo rural. Su función en la unidad familiar como elaboradora de alimentos, responsable de la administración del hogar, transmisora del idioma y patrones culturales a los hijos, y artesana que genera ingresos familiares, son papeles que tradicionalmente no son reconocidos como una contribución al desarrollo socioeconómico; más aún en casi todas las sociedades la función que tiene la mujer como agente de cambio social y económico y como preservadora de los conocimientos locales es generalmente ignorado. Esto nos pone frente a las distintas formas en que generalmente se desvaloriza la función de la mujer en la sociedad: la invisibilidad (ella y su trabajo no son considerados significativos, o no son visibles), los estereotipos (el papel de la mujer se asocia a sumisión, resignación, abnegación, etc.), la subvaloración de su trabajo y responsabilidades (su trabajo es visto como complementario o ayuda a la economía familiar), los prejuicios (poca capacidad, carencia de liderazgo, etc.), y la falta de equidad.

Es objetivo del presente estudio identificar el papel que ha desempeñado la mujer en la conservación de los recursos genéticos del cultivo Maíz (Zea mayz L.) en el Departamento de Huehuetenango.

Aunque la mujer participa en varias de las labores del cultivo, el papel central que desempeña en la selección de los tipos de maíces (razas y subrazas), presentes en las diferentes regiones muestra la importancia que tiene su función en la conservación de los recursos genéticos del maíz.

Página PrecedenteTop Of PagePágina Sucesiva