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6. LA FUNCIÓN DE LOS PROFESIONALES DE LA ADMINISTRACIÓN DE LA TIERRA


6.1

Los administradores de la tierra no deben subestimar su función, que realizan conjuntamente con otros profesionales, de asignar, arbitrar, proteger y modificar la forma en que las personas ejercen derechos sobre la tierra. En otro tiempo, el impacto principal de la administración de la tierra se ejercía principalmente en el tamaño y la forma de las parcelas de tierra, en el otorgamiento de derechos sobre esas parcelas y en la labor judicial al respecto. Hoy en día, los administradores de la tierra intervienen también en la reforma general de la tenencia y en la mejora de su seguridad a través de las leyes, la economía de la tierra y la gestión de la información. Deben velar por que los sistemas de administración, la legislación y los procedimientos sobre la tierra que se implanten en el curso de esas reformas no afecten negativamente a los derechos colectivos e individuales.



6.2

Conocer mejor la forma de enfocar la dimensión de género tanto en los proyectos dinámicos de gran alcance como en las operaciones cotidianas es un primer paso para conseguir los objetivos deseados. Para poder abordar los problemas de género y de equidad, los administradores de la tierra necesitan adquirir un conocimiento mucho más profundo de la complejidad de los sistemas de tenencia de la tierra. En la siguiente sección se plantean algunas de las medidas que deben considerar los profesionales que desarrollan su labor tanto en el entorno rural como urbano, aunque hay que admitir que tal vez no sea posible o práctico aplicar todas esas medidas en el ciclo de un proyecto.

Incluir a todos los sectores de la población

6.3

Conocer la situación local. Para que los directores de los proyectos conozcan si existen problemas de género en relación con el acceso a la tierra, es necesario evaluar adecuadamente la situación antes de iniciar el proyecto. El nivel de detalle y complejidad de la evaluación dependerá de la situación local y de los objetivos del proyecto. No obstante, si parecen existir problemas de género, deberán adoptarse medidas especiales para comprender sus posibles efectos sobre el proyecto y cómo podría influir éste sobre el problema. Los estudios de base y el seguimiento de los cambios que se producen durante el proyecto ayudarán en este proceso. Es importante obtener retroinformación de los dirigentes de la comunidad, pero también de todos los miembros de la misma, antes de comenzar el proyecto y durante su ejecución. La evaluación posterior a la conclusión del proyecto (a la que se le da poca o nula importancia con demasiada frecuencia) es esencial para saber qué fue lo que dio buenos resultados y lo que no y qué enseñanzas se deben extraer.



6.4

Asegurar la participación activa de hombres y mujeres en los procesos. Esto supone conseguir que los hombres y las mujeres que forman parte del personal del proyecto y de las comunidades afectadas participen plenamente en todas las fases de los procesos del proyecto. La integración no debe ser un elemento secundario, sino que debe estar presente desde la planificación hasta la ejecución y la evaluación de los resultados. En algunas comunidades será necesario buscar medios adecuados para que hombres y mujeres compartan sus puntos de vista y sus experiencias abiertamente, especialmente con las personas extrañas o ante los dirigentes de la comunidad. Una forma de alentar la participación de las personas que conforman la comunidad u organización consiste en seleccionar entre el personal clave del proyecto modelos de género.



6.5

Explicar los derechos y obligaciones que comporta estar en posesión de un título de propiedad de la tierra. Quienes reciban un título de propiedad deben sentirse satisfechos de poseerlo o de ser titulares de derechos formales. Han de ser conscientes de los derechos, responsabilidades y oportunidades que comporta un título de propiedad y de los cambios y consecuencias que puede tener sobre su condición (por ejemplo, la obligación de satisfacer tasas e impuestos durante la transacción, la posibilidad de que surjan tensiones con los parientes, etc.).



6.6

Dar la posibilidad de que se reconozca explícitamente a todos los titulares de derechos. Si se diseña un proyecto de titulación de tierras, de catastro o de un sistema de información sobre la tierra para documentar los derechos sobre la tierra, será necesario decidir:




  • qué derechos se incluirán;

  • qué nombres se documentarán;

  • qué pruebas se utilizarán; y

  • cómo se actualizaran esos nombres.

Además, las decisiones que se adopten sobre esas cuestiones deberán ser aceptadas por la comunidad receptora para asegurar la sostenibilidad de los sistemas adoptados.



6.7

Incluir el nombre del cónyuge o compañero en todos los documentos jurídicos, según proceda. La identificación del cónyuge en los documentos referentes a los derechos sobre la tierra, incluso en todo registro oficial de dichos derechos, ayuda a impedir el fraude, da mayor seguridad a los dos miembros de la pareja más allá del reconocimiento familiar o legislativo (por ejemplo, la legislación matrimonial) y contribuye a asegurar que ambos conozcan sus derechos. Los casos en que existe más de un cónyuge o en que los cónyuges están ausentes deben considerarse también conjuntamente con la comunidad. Además, se han de adoptar disposiciones para registrar debidamente los cambios de estado civil. Se pueden promover reformas legislativas que prevean que si una persona contrae matrimonio, la tierra o la casa se posea como propiedad conjunta, salvo disposición en contrario.



6.8

Considerar que muchas personas sólo cuentan con recursos económicos limitados. Es posible que muchos miembros de la comunidad tengan un acceso limitado a los recursos económicos fuera del círculo familiar inmediato. Todo procedimiento que comporte unos honorarios económicos (por ejemplo, las tasas por concepto de servicios en los sistemas de recuperación de costos o los impuestos por registro) ha de ser cuidadosamente examinado para asegurarse de que no constituya una carga para los sectores desfavorecidos, que por tanto quedarían excluidos de los beneficios del proyecto.



6.9

Simplificar y descentralizar el registro y otros procedimientos de administración de la tierra. Por lo general, los sectores muy pobres y los analfabetos no están en condiciones de hacer frente a unos requisitos de documentación excesivos. Es difícil también que puedan defender sus intereses de forma eficaz en la forma exigida en unos procedimientos concebidos para los sectores más acomodados de la sociedad. Un elemento a considerar puede ser el transporte y la necesidad de ausentarse del trabajo.



6.10

Establecer instituciones de administración de la tierra que tengan en cuenta tanto a los hombres como a las mujeres. Los organismos de administración de la tierra eficientes y descentralizados prestarán mejor servicio a la comunidad. Las metodologías y estructuras de decisión participativas favorecen la integración.



6.11

Reconocer a las mujeres y a los hombres como partes interesadas. Zwarteveen20 subraya la importancia de la participación de hombres y mujeres cuando se determinan los derechos de acceso al agua y a la tierra. La participación activa de todos los interesados en las distintas fases del programa -desde la investigación hasta la ejecución y la evaluación del proyecto una vez concluido- es esencial para que se tomen en consideración sus intereses. Es importante conocer bien los grupos comunitarios cuando se efectúa un análisis de las partes interesadas. Se han de promover y fomentar las asociaciones de mujeres que intervienen en la agricultura y otras actividades conexas.



6.12

Proponer modelos alternativos de tenencia de la tierra. En algunos casos, la combinación de la propiedad individual, comunal, pública o de grupo puede favorecer la integración de género más que los sistemas de tenencia existentes. Por ejemplo, en algunas sociedades los títulos individuales pueden privar a determinadas personas de sus derechos de uso si no están protegidas de alguna otra forma.



6.13

Asegurar el acceso efectivo a la tierra mediante otras formas de apoyo. No basta con proporcionar un acceso equitativo a la tierra. Para que sea efectivo, el acceso a la tierra debe incluir la posibilidad de acceder a otros recursos (tales como la financiación, la tecnología y la capacitación) y a los sistemas de apoyo necesarios (carreteras, cooperativas de comercialización, etc.). Si no se garantiza el acceso de hombres y mujeres a esos recursos y sistemas de apoyo, es posible que los proyectos no dejen tras de sí otra cosa que títulos de propiedad sobre el papel e indicadores de los límites.



6.14

Asegurar que los mecanismos de salvaguardia y observancia de los derechos sobre la tierra sean sostenibles. Pottier21 y otros autores indican que los sectores de la comunidad que carecen de poder e influencia (con frecuencia se trata de mujeres o personas marginadas) pierden a menudo el acceso a determinados recursos cuando resultan más rentables o se les concede mayor atención. Generalmente, eso ocurre cuando el equipo del proyecto de desarrollo ya se ha ausentado. Para impedir que las élites u otros grupos poderosos se apropien de los beneficios del proyecto, se deberá fomentar el establecimiento de estructuras comunitarias duraderas, como comités integrados por hombres y mujeres.



6.15

Apoyar la participación de hombres y mujeres en las organizaciones de administración de la tierra. Eso contribuirá a que los encargados de la ejecución del proyecto consigan que los miembros extranjeros del proyecto y el personal de la organización receptora comprendan mejor los problemas locales relativos al género y la tierra. Esta forma de integración de género puede establecer también canales de comunicación con la comunidad que reduzcan los obstáculos de género para la participación en el proyecto. Asimismo, los proyectos pueden promover la participación de los dos sexos en un proyecto agrario mediante actividades de educación y capacitación. Algunos donantes exigen la participación igualitaria de hombres y mujeres en actividades de capacitación y educación sobre la administración de la tierra en el extranjero y esta estrategia ha servido para potenciar enormemente la sostenibilidad de las medidas de integración de género..

Eliminar los obstáculos al acceso a la información

6.16

Compartir el conocimiento de los problemas y su complejidad. La mera conciencia de que pueden existir problemas de género es un gran paso adelante. Ello contribuirá a que los directores de los proyectos y otros participantes en la formulación de políticas o el diseño de proyectos comprendan que es necesario tener en cuenta los posibles impactos. Conocer las complicaciones de lo que tal vez se consideraba un proyecto de administración de la tierra sin problemas, ayuda a los profesionales a decidir si es necesario disponer de personal especializado. También es importante que los administradores de la tierra compartan esa información con el personal que tienen a su cargo y con otros participantes en los proyectos.



6.17

Difundir información de manera que pueda ser fácilmente comprendida por hombres y mujeres. A menudo, la tasa de analfabetismo es mucho más elevada entre las mujeres que entre los hombres y entre la población rural que entre la población urbana y además, puede ser muy distinta la forma en que los hombres y las mujeres afrontan algunas cuestiones como el acceso eficiente de las familias al agua. Es necesario disponer de material de capacitación y asesoramiento para distintos tipos de audiencias, pues no sólo habrá diferencias en razón del género, sino también del nivel económico y de la instrucción. Deberán emplearse los medios de comunicación que permitan llegar mejor a todas las personas, incluso en las zonas rurales y en los distritos más pobres de las ciudades. En determinados entornos culturales, la radio y la televisión son medios de comunicación más eficaces que los foros públicos.



6.18

Consultar a las personas a las que afectarán directamente los resultados del programa. Una consulta directa permite conocer de forma más precisa las prioridades e intereses de todas las partes. Para ello tal vez sea necesario adoptar enfoques que tengan en cuenta la diferente idiosincrasia de hombres y mujeres y conocer los hábitos culturales.



6.19

Asegurarse de que exista un mecanismo bidireccional de comunicación entre las mujeres y los encargados de la ejecución del proyecto. La experiencia y los conocimientos de las cuestiones de género deben formar parte de la evaluación inicial de la comunidad. Los hechos que sean pertinentes para la ejecución del proyecto han de ser comunicados a todas las partes interesadas y a todos ellos deberá dárseles la oportunidad de expresar sus preocupaciones en la forma apropiada. Antes de iniciar las actividades será necesario conocer las leyes religiosas y consuetudinarias que rigen la relación entre hombres y mujeres que deberán integrarse en el proyecto.



6.20

Asegurar una presencia equilibrada de hombres y mujeres en el personal que ha de trabajar con las comunidades locales. Generalmente, tanto los hombres como las mujeres se relacionan mejor con las personas ajenas a la comunidad o con quienes ejercen la autoridad cuando son del mismo sexo. También será necesario instruir al personal, pues no se ha de dar por sentado que un hombre o una mujer está dispuesto o es capaz de asumir la función de tender puentes entre hombres y mujeres en el proyecto.



6.21

Documentar y compartir las enseñanzas aprendidas y las prácticas idóneas. En ocasiones es difícil conseguir información fiable y pertinente sobre las cuestiones de género relacionadas con la tierra. Por esa razón, es de enorme importancia compartir información y experiencias en el seno de la comunidad más amplia de administración de la tierra.

Afrontar los obstáculos que impiden la participación

6.22

Tener en cuenta el programa de actividades cotidianas. Se han de planificar las reuniones y las sesiones informativas en las horas del día en que los hombres y las mujeres puedan asistir; estas horas pueden ser diferentes. Hay que considerar también que la población rural pobre tiene grandes dificultades para recorrer largas distancias con el fin de asistir a reuniones o cumplir con los procedimientos. Se deberá estudiar con atención el lugar en que tendrán lugar las reuniones, pues a algunas mujeres les puede resultar incómodo o imposible salir de sus casas sin ir acompañadas. Así, preparar las reuniones en el hogar de una mujer, por ejemplo, puede facilitar la participación.



6.23

Analizar el proceso de adopción de decisiones en las unidades familiares. Aunque con frecuencia se considera que es el hombre cabeza de familia quien toma las decisiones, esa percepción no siempre se ajusta a la realidad. Se ha puesto también de manifiesto que el hombre o la mujer que adopta las decisiones no siempre representa los intereses de todos los restantes miembros de la unidad de familia. Conocer en forma independiente las opiniones de hombres y mujeres es esencial cuando un proyecto puede influir en su bienestar.



6.24

Reconocer las necesidades diferentes de la gente. No todas las mujeres son iguales y esa afirmación es también válida para los hombres. Por otra parte, los sectores en mejor posición económica y educativa tendrán distintos intereses que la población rural más pobre. Su participación y aportación no deben sustituir a las de los menos favorecidos. También exigirá una atención especial la situación de los divorciados, las familias monoparentales y los ancianos.

Trabajar con las comunidades locales

6.25

Identificar instituciones rurales responsables de la aplicación de normas consuetudinarias. A menudo es una labor compleja y las instituciones puede ser diferentes en unas y otras comunidades. Uno de los elementos importantes del proyecto o programa puede ser la adopción de un enfoque interdisciplinario. Por lo general, los administradores de la tierra no son sociólogos ni antropólogos, ni expertos en microfinanciación. Saber cuando hay que recurrir a los expertos forma parte del éxito en cualquier proyecto.



6.26

Supervisar la legitimidad de todas las reivindicaciones sobre la tierra. El acceso a los recursos sólo será sostenible si la comunidad -tanto los hombres como las mujeres- lo consideran legítimo. Los proyectos deben esforzarse por establecer un marco en el que se asignen los recursos de forma más equitativa. Es necesario asegurarse de que los miembros de la comunidad acepten los resultados de los proyectos.



6.27

Analizar qué derechos prevalecen en los conflictos. Es preciso identificar los derechos (de herencia, divorcio, propiedad, familia, etc.) que prevalecen en caso de conflicto entre las leyes escritas y consuetudinarias. Una vez más, los expertos pueden ayudar a los encargados de diseñar y ejecutar proyectos a comprender mejor los problemas, la situación de la ley y las posibles contradicciones.



6.28

Reconocer la existencia de un problema relacionado con el acceso inequitativo a la tierra y a los recursos conexos. Las desigualdades de género en el acceso a la tierra no son siempre transparentes. Los sistemas consuetudinarios de tenencia varían de un lugar a otro y experimentan trasformaciones a lo largo del tiempo conforme el tejido social y económico de las comunidades rurales sufre la influencia de nuevas fuerzas. No siempre resulta cómodo señalar ese problema a las autoridades competentes, pero debe ser considerado como una parte del código de ética del profesional.


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