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Capítulo 9 ENSAYO DE LA SEMILLA

Introducción

En varios momentos del trayecto que recorre la semilla desde el árbol padre hasta el lecho de siembra se han de realizar ensayos sobre su calidad y otras características. En las páginas 52–54 se han descrito los ensayos para determinar la madurez y viabilidad de la semilla antes de la recolección en el bosque y durante ella, ensayos que por lo general están comprendidos en estudios sobre la abundancia de la fructificación; su finalidad es asegurar que tanto la cantidad de la semilla como su calidad justifican el esfuerzo y el costo de la recolección. Es posible que sea necesario efectuar varios ensayos en la instalación de procesamiento de la semilla, después de la extracción y limpieza pero antes de que se envíen a los viveros o inicien el período de almacenamiento. En muchas especies es esencial efectuar un ensayo para determinar el contenido de humedad de la semilla antes de que ésta inicie un almacenamiento prolongado, pero este ensayo no suele ser necesario cuando la semilla se va a sembrar inmediatamente en el vivero; por otra parte, cuando se va a enviar semilla a una estación forestal lejana puede ser necesario someterla a un secado parcial para reducir el riesgo de deterioro en tránsito, y toda operación de secado deliberada debe ir acompañada de ensayos para determinar el contenido de humedad. Los ensayos de germinación o viabilidad deben repetirse al término del período de almacenamiento cuando éste es superior a unos meses, y, cuando se trate de almacenamiento prolongado con fines de conservación de recursos genéticos, deben efectuarse ensayos periódicos durante todo el período de almacenamiento (Ellis y otros 1980).

La eficiencia y el éxito de la producción de plantas en el vivero y de su establecimiento ulterior en plantaciones forestales dependen en gran medida de la calidad de la semilla que se utiliza. De ello se deriva que los ingenieros forestales, los viveristas, los comerciantes en semillas y otros necesitan unas estimaciones exactas de la calidad de la semilla con que comercian o que constituyen la base de sus proyectos de forestación (Turnbull 1975d). Esto es especialmente importante cuando las semillas son objeto de compraventa o cuando pasan de un país a otro en el comercio internacional. En el ejemplo de cálculo de la demanda de semilla que figura en el Cuadro 3.1, página 39, se utilizan estimaciones del número de semillas germinadas por kilogramo de Pinus kesiya y Tectona grandis que son los promedios correspondientes a esa especie. En la práctica, esta cifra varía considerablemente entre unos años y otros y entre unos lotes de semilla y otros, de manera que el ingeniero forestal necesita una estimación precisa de la germinación de cada lote de semilla que recibe, pues de lo contrario no podría cumplir sus objetivos de plantación evitando al mismo tiempo el despilfarro de valiosa semilla que supone sembrar una cantidad excesiva de ella. Análogamente, el viverista debe contar con una buena estimación de la germinación, pues de lo contrario no podría ajustar las tasas de siembra para obtener el espaciamiento óptimo de las plántulas en el semillero.

Justice (1972) ha señalado como objetivos de la elaboración de normas para el ensayo de semillas los siguientes: (a) establecer métodos mediante los que pueda determinarse con precisión la calidad de las muestras de semilla; (b) prescribir métodos mediante los cuales analistas de semillas que trabajan en distintos laboratorios en distintos países de todo el mundo puedan obtener unos resultados uniformes; (c) relacionar en la mayor medida posible los resultados de laboratorio con el valor de plantación; (d) completar los ensayos en el mínimo tiempo posible, adecuado a los objetivos antes mencionados, y (e) realizar los ensayos de la manera más económica. En la práctica, para el ingeniero forestal el objeto más importante del ensayo de semillas es proporcionar una estimación precisa de la capacidad de un determinado lote de semillas para producir plantas sanas, vigorosas y adecuadas para la plantación en el campo. En el presente contexto, al hablar de “calidad” de la semilla se hace referencia más a su vigor fisiológico que a su calidad genética.

La esencia de un buen ensayo de semillas es la aplicación de métodos de examen que sean normalizados y fiables, de manera que los resultados que se obtengan sean uniformes y reproducibles (Turnbull 1975d). La normalización se ha facilitado considerablemente desde que diversos países adoptaron las Reglas Internacionales para el Ensayo de Semillas, formuladas por la Asociación Internacional para el Ensayo de Semillas (ISTA). La ISTA se fundó en 1921, elaboró su primera serie de Reglas en 1931 y las revisó a fondo en 1953, 1966 y 1976. En los primeros tiempos, la ISTA se ocupó sobre todo de las semillas agrícolas, pero los árboles y los arbustos han ido cobrando poco a poco más importancia, y así en las Reglas de 1976 (ISTA 1976) se ofrecen “prescripciones” (firmes) o “sugerencias” (más provisionales) en cuanto a los métodos de ensayo que están indicados para 61 géneros diferentes de árboles y arbustos, frente a las 26 que había en las Reglas de 1953. Las Reglas se publican en inglés, francés y alemán.

Aunque en las listas de la ISTA han empezado a figurar especies y géneros de árboles de los trópicos y del hemisferio sur (sobre todo eucaliptos), la balanza sigue estando enormemente inclinada hacia las especies septentrionales y templadas. Así, figuran especies importantes como Tectona grandis, Pinus patula, P. oocarpa y P. kesiya, pero lo hacen solamente en la lista de métodos de ensayo “sugeridos” (no prescriptivos), y en un estudio reciente (ISTA 1981a) se señala que otras 20 especies tropicales importantes están ausentes por completo; entre ellas figuran Cupressus lusitanica, Gmelina arborea, Cordia alliodora y los géneros Albizzia, Araucaria, Casuarina, Swietenia, Terminalia y Triplochiton. Su omisión refleja simplemente la falta de información fiable, procedente de la investigación sobre cuáles son los mejores métodos para el ensayo de estas especies y géneros.

Los métodos de ensayo de la ISTA comportan el mantenimiento de condiciones de laboratorio controladas y la utilización de algunos componentes de equipo que son relativamente costosos. Por consiguiente, son métodos que están indicados sobre todo para los laboratorios de semillas grandes y bien equipados, mientras que su aplicación es imposible en las pequeñas estaciones forestales que no poseen laboratorio y que deben efectuar los ensayos de germinación en el vivero o la oficina. La falta de equipo no es razón suficiente para omitir por completo los ensayos de semillas. Por ejemplo, sencillos ensayos de germinación efectuados en el vivero pueden producir resultados que son perfectamente satisfactorios para el uso local. Sin embargo, si no se ha utilizado un método normalizado, los resultados deben ir siempre acompañados de detalles metodológicos precisos, de manera que el usuario de la semilla pueda interpretarlos en relación con las condiciones de su propio vivero.

En la publicación de la ISTA titulada “Survey of Equipment and Supplies” (ISTA 1982) figura una guía actualizada sobre los diversos equipos que existen para el ensayo de semillas. Se relaciona en ella el equipo por tipos, usos, especificación de modelos y proveedores. Un catálogo anterior, titulado “Equipment and supplies for collecting, processing, storing and testing forest tree seed” (Bonner 1977), contiene referencias a equipo de ensayo de semillas y ofrece las direcciones no sólo de los proveedores, sino también de los laboratorios usuarios.

Van der Burg y otros (1983) describen la forma de establecer una estación de ensayo de semillas en zonas tropicales o subtropicales. Se ofrecen dos posibilidades: el llamado “Seedlab 2000”, capaz de realizar ensayos sobre unas 2 000 muestras al año, y el “Seedlab 5000”, cuya capacidad mínima es de 5 000 muestras al año. Se ofrecen orientaciones y consideraciones generales en materia de dotación de personal, organización del trabajo, disposición interna del edificio y equipo necesario. Mediante 46 figuras y dos cuadros se ofrece un panorama del equipo y los formularios administrativos que se utilizan. Se recomienda equipo que en la experiencia de los autores ha demostrado su idoneidad para el trabajo, y se citan descripciones detalladas y direcciones de empresas. Se describe asimismo equipo que no está disponible en el mercado, y se incluyen instrucciones para su construcción. Como apéndice figura una lista de libros y revistas con los que formar una biblioteca básica sobre ensayo de semillas.

Los ensayos que pueden ser necesarios son los de pureza, autenticidad, peso, germinación, el ensayo indirecto de viabilidad, contenido de humedad y salud y daños de la semilla. Un requisito previo de todo ensayo es la correcta toma de muestras, operación que se describe en la sección siguiente.

Toma de muestras

Cuando se efectúa un ensayo, la muestra sobre la que se realiza ha de ser representativa del conjunto. Por preciso que sea el trabajo técnico que se realiza en el ensayo, los resultados de éste no pueden indicar más que la calidad de la muestra que se ha analizado (Aldhous 1972). Por consiguiente, hay que hacer todo lo posible para garantizar que la muestra seleccionada refleje exactamente la composición del lote de semilla en su conjunto. Este requisito es tan esencial cuando se va a efectuar toda una serie de ensayos en el laboratorio como cuando se efectúa un sencillo ensayo en el vivero para determinar el número de semillas germinadas por kilogramo de semilla sin limpiar. El tiempo que se emplea en realizar ensayos con muestras que se han tomado de una manera descuidada puede ser tiempo perdido (Carter 1961).

Sería fácil tomar muestras de los lotes de semilla totalmente homogéneos, pero no existen tales (Bonner 1974). Pueden adoptarse medidas de sentido común para reducir lo más posible la heterogeneidad, como por ejemplo no mezclar lotes de semilla de la misma especie cuando vienen de distintos orígenes (procedencias), tienen una edad muy distinta o, aun cuando tengan las mismas procedencias introducidas, provengan de plantaciones ubicadas, en el país introductor, en lugares tipológicamente muy distintos. Pero un lote de semilla puede ser heterogéneo aunque se haya recolectado de un rodal homogéneo. Paul (1972) da el sencillo ejemplo de semilla de pino transportada por malas carreteras en la parte trasera de un landrover. Las sacudidas y vibraciones a que se ve sometida la semilla hacen que los distintos tipos de material se asienten de distinta manera. Todas las semillas pequeñas y vacías y los residuos ligeros acabarán subiendo a las capas más altas, y una muestra tomada exclusivamente de la parte superior ofrecerá una impresión completamente falsa del potencial de rendimiento de ese conjunto de semillas.

Mezclado

Cuando se trata de lotes pequeños, de únicamente varios kilogramos de semilla, se puede mejorar su homogeneidad mezclando concienzudamente todo el lote antes de tomar la muestra. Cuando se trata de lotes muy grandes que se transportan y almacenan en muchos recipientes distintos, no es posible mezclar la totalidad del lote. En ese caso se toman varias muestras distintas, tal como se describe en las páginas 283–284, y son esas muestras las que se mezclan a conciencia para formar una muestra de ensayo que es “compuesta” y homogénea. Los métodos de mezclado que se indican a continuación, tomados de Paul (1972), son igualmente aplicables a los pequeños lotes completos y a las muestras compuestas.

Métodos de mezclado. Hay dos maneras sencillas de mezclar bien la semilla.

  1. Con ayuda de un partidor mecánico. Los partidores mecánicos se utilizan para reducir el tamaño de los lotes o muestras de semilla partiéndolos sucesivamente por la mitad. Esta operación se describe infra. Los partidores tienen la ventaja añadida de que pueden utilizarse también para mezclar semilla de la manera siguiente:

    1. Pasar todo el lote de semilla por el partidor.
    2. Tomar las dos porciones iguales y echarlas al mismo tiempo en el partidor.
    3. Repetir la operación que se indica en 2.
    4. Repetir una vez más la operación que se indica en 2.
    5. Tomar las dos porciones iguales y echarlas simultáneamente en el recipiente de almacenamiento.

  2. Manualmente. Es sorprendente lo difícil que puede ser conseguir un lote de semilla homogéneo utilizando este método. Se extiende todo el lote sobre una hoja de papel u otra superficie lisa adecuada y se mezclan las semillas moviéndolas de un lado a otro y de arriba a abajo. Tras mezclarlas concienzudamente, se extienden las semillas por igual y se divide el lote en cuatro partes iguales. Se colocan éstas por separado en cuatro recipientes y, con ayuda de un asistente, se vierte simultáneamente su contenido en el recipiente de almacenamiento. Después se repite otras dos veces el proceso de extender las semillas, dividirlas en cuatro partes y echarlas a la vez en el recipiente.”

Utilización de sondas tomamuestras

Cuando se trata de un lote grande que está repartido en distintos recipientes, se utilizan estas sondas para tomar submuestras de diferentes partes del lote. Todas estas muestras “primarias” se mezclan después para formar una muestra “compuesta” o general, que a continuación se reduce de tamaño mediante sucesivas divisiones hasta que es lo bastante pequeña para ser la “muestra de trabajo”, en la que se efectúan los diversos ensayos.

Según la descripción de Turnbull (1975d), se trata de una sonda lo suficientemente larga para llegar a todas las zonas de la bolsa de semillas y diseñada de tal manera que toma un volumen igual de semilla de todas las zonas por las que pasa. La de uso más frecuente es la sonda de tipo “funda”, que consta de un tubo metálico hueco y enfundado sin holgura en otro cuerpo exterior. El tubo y la funda tienen unas ranuras abiertas en las paredes, de manera que, cuando el tubo se gira o desliza, las ranuras del tubo coinciden con las de la funda y las semillas se introducen en el tubo; al volver a girar o deslizar el tubo, pero ahora en la dirección opuesta, los orificios se cierran. Las sondas para tomar muestras no deben tener una única cavidad a lo largo de todo el tubo con varias aberturas, sino una serie de compartimentos distintos. Existen tubos de distintas longitudes y diámetros, de manera quee se ajusten a los diferentes tamaños de recipiente y tipos de semilla. Deben evitarse las sondas que reciben el nombre de “ladrones” y que tienen un único orificio abierto, pues pueden dañar las semillas (Magini 1962).

En términos ideales, las muestras primarias deben distribuirse proporcionalmente a los volúmenes de las distintas partes del lote (Bonner 1974). Por ejemplo, si un lote está repartido entre diez recipientes de 10 kg y otros diez de 20 kg, dos terceras partes de la muestra compuesta deben proceder de los recipientes de 20 kg y una tercera parte de los de 10 kg. Cuando se trata de lotes contenidos en recipientes de un solo tamaño, la ISTA (1976) ha dado instrucciones pormenorizadas sobre el número de muestras primarias que resulta adecuado para diversos números de recipientes. Por ejemplo, cuando se tienen entre seis y treinta recipientes debe tomarse muestras como mínimo de uno de cada tres, y en ningún caso menos de cinco muestras en total.

Las sondas tomamuestras no se pueden utilizar con las semillas que por su gran tamaño o por otra razón no se deslizan con fluidez. En estos casos la muestra debe tomarse introduciendo la mano en las semillas y sacando porciones pequeñas (Bonner 1974). La mano debe introducirse estirada en plano, con los dedos extendidos y juntos. Al cerrar la mano y sacarla del recipiente no deben separarse los dedos. Con este método resulta difícil tomar muestras más allá de unos 40 cm de profundidad, por lo que es posible que para facilitar la operación haya que vaciar parcialmente los recipientes.

Reducción del tamaño de las muestras compuestas

La siguiente descripción de la reducción del tamaño de las muestras compuestas está tomada en gran parte de Turnbull (1975d).

Es frecuente que para efectuar el ensayo haya de reducir la muestra compuesta a fin de convertirla en una muestra de trabajo de peso normalizado. Siempre que sea posible, la muestra debe dividirse con un partidor mecánico, para reducir el sesgo que puede introducir el operario. Se describe a continuación, para los casos en que no se dispone de un partidor mecánico, el método no mecánico de división, pero hay que señalar que para la mayoría de los tipos de semilla es el método menos conveniente. Los métodos manuales deben utilizarse, no obstante, con las semillas que no se deslizan con fluidez.

Métodos de división no mecánicos

Método de división en dos. Se coloca la muestra en una superficie limpia y se mezcla concienzudamente a mano; se divide después en cuatro partes con una espátula afilada y se descartan las cuartas partes opuestas. Este proceso se repite hasta que se obtiene una muestra final del peso aproximado que se requiere.

Método aleatorio con cubetas. Se coloca en una bandeja una serie de cubetas o dedales, en una disposición determinada, y se vierte sistemáticamente la muestra sobre esta zona. La muestra de trabajo se obtiene de unos recipientes elegidos aleatoriamente (Thomson y Doyle 1955). En lo que es una variación de este método, se utiliza también una bandeja dividida en un número igual de compartimentos cuadrados, de los que uno de cada dos, en alternancia, carece de fondo (Justice 1972).

Métodos de división mecánicos

Casi todos los partidores mecánicos tienen por finalidad dividir la muestra en dos partes aproximadamente iguales. La muestra de trabajo se obtiene dividiendo repetidamente la muestra general hasta que se obtiene el peso exigido. La ISTA recomienda como equipo apropiado tres tipos de partidores. Son el partidor cónico (tipo Boerner), el partidor de tierra y el partidor centrífugo (tipo Gamet). He aquí una breve descripción de los tres tipos:

Partidor Boerner. Se fabrica en diferentes tamaños. Consta como partes esenciales de una tolva o cono invertido y una serie de deflectores que dirigen las semillas hasta dos bocas. En los deflectores alternan canales y espacios de igual anchura. Están dispuestos en un círculo en la parte superior y dirigidos hacia dentro y hacia abajo, de manera que los canales desembocan en una boca y los espacios en la boca contraria. En la base de la tolva hay una válvula o compuerta que controla el flujo de semilla. Cuando la válvula está abierta las semillas caen por gravedad sobre el cono invertido, donde se distribuyen por igual a los canales y espacios; después pasan por las bocas hasta los recipientes situados debajo.

En Zimbabwe se utiliza un sistema parecido, en mayor escala, para dividir y mezclar los lotes de semilla grandes. El cono invertido tiene ocho salidas por las que las semillas pasan a unos cubos, y se dispone de una batería de ocho cubos para cada salida. En cada cubo caben 6 kg de semilla de pino, de manera que en una única operación de división y nuevo mezclado se puede manipular un lote de hasta 384 kg (Seward 1980).

9.19.2
9.1 Sonda para tomar muestras de semilla.
(Centro de Semillas Forestales de DANIDA).
9.2 Partidor aleatorio de cubetas.
(Centro de Semillas Forestales de DANIDA)
9.3A9.3B
9.3 Partidores de cono invertido que se utilizan en Zimbabwe con cantidades (A) pequeñas y (B) grandes de semilla.
(Comisión de Silvicultura de Zimbabwe) 
9.4A9.4B
9.4 Partidores de semilla (A) Boerner (B) Gamet. (División de Investigaciones Forestales, CSIRO)
9.59.6
9.6 Dos tipos de balanza para pesar semilla que se utilizan en laboratorios. (Centro de Semillas Forestales de DANIDA)
 
 
 
 
 
9.5 Pantalla de cristal opaco, iluminada desde abajo, que se utiliza en Zimbabwe para realizar ensayos de pureza y determinar el número de semillas por kilogramo.
(Comisión de Silvicultura de Zimbabwe)
 

Partidor de tierra. El llamado partidor de tierra o de canales es un aparato sencillo que se basa en el mismo principio que el partidor cónico. En este caso los canales están dispuestos en línea recta, no en círculo como en el partidor cónico. Consta de una tolva a la que están unidos unos canales o conductos, un bastidor en el que descansa la tolva, dos recipientes colectores y un recipiente vertedor. Para utilizarlo, se distribuye de manera relativamente uniforme la semilla en el recipiente vertedor y se va echando, más o menos igual, a lo largo de toda la tolva. Este tipo de partidor está indicado para las especies que tienen la semilla grande y muchos residuos, pero pueden construirse también tipos adecuados para especies de semilla pequeña.

Partidor Gamet. En este tipo de partidor se utiliza la fuerza centrífuga para mezclar y distribuir las semillas por la superficie de división. Las semillas caen desde una tolva hasta una cubeta de goma, de escaso fondo, que está situada debajo. Al girar esta cubeta impulsada por un motor eléctrico las semillas son expulsadas hacia afuera por la fuerza centrífuga y caen hacia abajo. El círculo o zona de caída de las semillas se divide en dos partes iguales mediante un deflector fijo y afilado, de manera que la mitad de las semillas cae por una boca y la otra mitad por la otra. Al utilizar este partidor hay que tener especial cuidado cuando se trata de dividir muestras muy pequeñas, pues es posible que una mayoría de las semillas salga despedida hacia una sola boca. Hardin y otros (1965) compararon la eficacia de los partidores Boerner y Gamet y llegaron a la conclusión de que, siempre que se utilice correctamente, con el partidor Gamet se obtienen submuestras algo más precisas.

Magini (1962) advierte que los partidores que se basan en la acción de la fuerza centrífuga no deben utilizarse con semillas que son sensibles al daño por vibración, como las de las especies de Abies.

Peso de la muestra

El peso de la muestra de trabajo depende del tamaño que tengan las semillas de la especie de que se trate. En las Reglas de la ISTA el objetivo es llegar a un mínimo de 2 500 semillas en todas las especies salvo las que tienen semillas muy grandes, en las que se prescribe un mínimo de 500 unidades. Estas cantidades se consideran suficientes para la mayoría de los ensayos habituales (pureza, autenticidad, peso, germinación o viabilidad), pero si se va a determinar el contenido de humedad hay que añadir otros 10 g en la mayoría de las especies (ISTA 1976). Entre las especies tropicales que recoge la ISTA, los tamaños mínimos que prescribe para la muestra de trabajo oscilan entre 2 g para Eucalyptus deglupta, en la que por término medio hay 4 000 semillas viables por gramo de “semilla más granzas” (Boland y otros 1980), y 1 kg para Tectona grandis, en la que por término medio hay 2 000 frutos por kilogramo. Cuando la semilla se envía a un laboratorio independiente para que se realicen en él los ensayos, la ISTA recomienda que el peso de la muestra que se envía sea el doble del de la muestra de trabajo.

Análisis de pureza

Las muestras de semilla de árboles pueden contener impurezas como semillas de malas hierbas, semillas, de otras especies arbóreas, estructuras seminales separadas, partículas de hoja y otros materiales. El análisis de pureza tiene por finalidad determinar la composición, en peso, de la muestra que es objeto del ensayo. Para ello se separa la muestra en las partes que la componen. Cuando se efectúa el análisis de pureza, es el primer ensayo que debe realizarse, pues los ensayos ulteriores se efectúan únicamente sobre el componente de semilla pura.

Con la expresión semilla pura se hace referencia a la semilla de la especie de que se trate, y además de las semillas maduras y sin daños se incluyen las semillas de tamaño inferior al normal, consumidas, inmaduras y germinadas, siempre que puedan identificarse claramente como pertenecientes a la especie de que se trate, y los trozos de semillas rotas cuyo tamaño es superior a la mitad del original (ISTA 1976). Las semillas de leguminosas y coníferas que han perdido por completo la cubierta se consideran materia inerte. Entre los otros componentes de la muestra pueden figurar otras semillas, correspondientes a todas las especies salvo la que es objeto del ensayo, y materia inerte. Esta última comprende trozos de semillas rotas o dañadas cuyo tamaño es inferior a la mitad del original, a las de coníferas, semillas de leguminosas y coníferas que han perdido por completo la cubierta y otros materiales como fragmentos de hoja, ramitas, piedras o tierra. En las coníferas (excepto Chamaecyparis, Cupressus y Thuja), las alas de semilla presentes, no retiradas en la operación de limpieza, deben separarse y clasificarse como materia inerte.

Se pesa la muestra de trabajo, que contiene todas las impurezas, y después se aparta y pesa por separado la semilla pura. Las Reglas de la ISTA (1976) prescriben que el pesado se efectúe en gramos con el mínimo número de decimales que sea necesario para calcular el porcentaje de sus componentes con un decimal.

El porcentaje de semilla pura se calcula de la manera siguiente:

Cuando un laboratorio está efectuando ensayos para determinar la pureza de gran número de muestras, el analista suele examinar y separar las muestras en una “tabla de trabajo” colocada encima de una mesa. Esta tabla de trabajo puede ajustarse a la altura deseada, por lo general 7–15 cm más que la altura de la mesa. El analista debe disponer del equipo necesario para realizar su trabajo con el mínimo de esfuerzo y tiempo, y también con el mínimo cansancio de la vista (Justice 1972).

Para realizar análisis de pureza se necesita el equipo siguiente: pinzas y espátula para manipular, separar y mover las semillas encima de una superficie; lentes manuales de amplio campo, de 5 a 7 aumentos; lupas con relativamente poca curvatura y distorsión; microscopio estereoscópico de amplio campo de 10 a 75 aumentos; balanza con capacidad de 1000 g y sensibilidad de 0,5 g; balanza de torsión con capacidad de 120 g y precisión de 0,01 g; balanza química de actuación rápida con precisión de 1 mg; recipientes pequeños para guardar las semillas separadas, y aventadora de semillas (Justice 1972). Un juego de pequeños tamices puede ayudar a eliminar muchas impurezas.

El análisis de muchas muestras puede facilitarse eliminando el material de poco peso con ayuda de una aventadora. Las aventadoras de semillas se describen en el Capítulo 6 (páginas 175–176).

Otros métodos que según Turnbull (1975d) reducen el trabajo manual son la separación de pesos específicos por diferencias de densidad, las separaciones por cargas electrostáticas, una mesa vibradora que actúa basándose en el peso, la textura superficial y la forma de las semillas, y la técnica de radiografías con rayos X.

Del componente de semilla pura que se obtiene en el análisis de pureza puede tomarse una submuestra para el ensayo de germinación, así como para determinar el peso de la semilla. Como el ensayo de germinación se basa en semilla pura, se advierte enseguida que el análisis de pureza y el ensayo de germinación se complementan entre sí. No se puede determinar el potencial productivo de un lote de semilla si no se tienen en cuenta a la vez el análisis de pureza y los ensayos de germinación (Turnbull 1975d).

Peso de la semilla

El peso de la semilla se mide en el componente de semilla pura que se ha separado mediante el ensayo de pureza. Se expresa normalmente como el peso de 1 000 semillas puras. Es muy sencillo convertir esta cifra en el número de semillas puras por gramo o por kilogramo, según se requiera. El peso puede determinarse sencillamente contando 1 000 semillas y pesándolas (Bonner 1974, Paul 1972), pero la utilización de varias muestras más pequeñas permite al analista estimar la variación que existe dentro de la muestra. La ISTA (1976) prescribe ocho réplicas de 100 semillas cada una, con las que se puede calcular la desviación típica y el coeficiente de variación, así como la media. Si el coeficiente de variación es inferior a cuatro, entonces se acepta la media, pero si es superior se prescriben otras ocho réplicas, se calcula una nueva desviación típica, ahora respecto de las 16 réplicas, y antes de calcular la media final de la muestra se descartan las réplicas que se alejen de la media en un valor superior al doble de la desviación típica.

El recuento de las semillas para hallar su peso puede efectuarse manualmente o con ayuda de tableros de recuento o contadores por aspiración o electrónicos. La descripción de las características principales de los aparatos para contar semillas que se ofrece a continuación está tomada en lo esencial de Magini (1962).

Los tableros de recuento son útiles cuando las semillas son relativamente grandes y tienen una forma regular, como las de Pinus pinea o algunas leguminosas. El aparato consta de dos tableros, uno superior y fijo con perforaciones y otro sólido delgado debajo, que sirve de falso fondo.

Para utilizarlo, se coloca una determinada cantidad de semilla en la esquina y se inclina el tablero moviéndolo de manera que en cada orificio entre una semilla. Después se sacan y pesan las semillas del tablero, cuyo número se conoce. Otra posibilidad, que se utiliza cuando las semillas se cuentan como preparativo para un ensayo de germinación, consiste en colocar el contador en el substrato y retirar el fondo, de manera que la semilla caiga por él con un espaciamiento uniforme. En algunos tipos hay un segundo grupo de perforaciones en el tablero que actúa como base. Al deslizar la sección superior más o menos 1 cm, las semillas caen al semillero atravesando los dos tableros. En otros tipos el aparato de recuento está perforado por unos agujeros que no son lo bastante grandes para que pasen por ellos las semillas, pero sí para que una corriente de aire las coloque en su sitio por succión (Tirén 1948).

En los ensayos que se efectúan en bandejas con tierra, puede emplearse también para efectuar el recuento un solo tablero perforado. En primer lugar se coloca el tablero sobre la bandeja. Luego se colocan las semillas en las perforaciones y se levanta el tablero dejando aquellas en la bandeja.

Los contadores por aspiración pueden utilizarse con semillas de diversos tamaños y formas. Cuando las semillas son muy pequeñas e irregulares pueden plantearse algunos problemas. No están indicados para las semillas muy grandes, como muchas nueces.

El mecanismo de recuento por aspiración consta de tres partes esenciales: un sistema de aspiración, incluidas tuberías; unas placas de recuento y una válvula de liberación rápida. Puede utilizarse también una pequeña aspiradora doméstica con placa de fabricación casera, pero en general se prefieren las que tienen una potencia especial (motores eléctricos de entre 1/4 y 1/2 CV). Las placas perforadas, que tienen unos orificios distribuidos por igual (generalmente 100) para que se introduzcan en ellos las semillas, sujetan éstas por succión. Cuando se corta la succión, las semillas quedan liberadas para pasar al pesado o al substrato en el que se va a efectuar el ensayo de germinación. Las placas de recuento son cuadradas, rectangulares o circulares, según la forma del substrato que se emplee. El espaciamiento y el diámetro de los orificios han de estar proporcionados con el tamaño de la semilla. Las placas pueden ser de plástico, cromo, latón o aluminio. La cara principal debe ser relativamente opaca y de un color que contraste con las semillas que se están contando, de manera que sea más fácil comprobar que todos los orificios están ocupados. Se necesita una buena válvula para que la liberación de la semilla sea rápida, así como para evitar que se succione una proporción demasiado grande de las semillas más ligeras. El riesgo de que en la muestra contada haya una proporción excesiva de semillas vacías y ligeras puede reducirse invirtiendo la placa de manera que los orificios queden hacia arriba y después echando por encima una gran cantidad de semilla (Robbins 1982b). Los contadores por aspiración que tienen la placa de plástica pueden verse negativamente afectados en su funcionamiento por la electricidad estática.

En los tipos modernos de contadores electrónicos, una taza que vibra hace que las semillas pasen en fila de una por una célula eléctrica. La máquina puede programarse para que cuente hasta llegar a un determinado tamaño de muestra, de manera que llegado ese punto se desconecta sola (Bonner 1974).

Se han expresado reservas en torno a la precisión de los contadores por aspiración y electrónicos sobre la base de que seleccionan una muestra sesgada (Gordon y Wakeman 1978). Es probable que los tableros de recuento manual, combinados con un cuidadoso muestreo aleatorio, sean más precisos, pero también son considerablemente más lentos.

El peso de 1 000 semillas puras puede convertirse en semillas por gramo o por kilogramo de la manera siguiente:

o

Si la muestra que se cuenta no tiene 1 000 semillas, sino otro número, la fórmula adecuada es la siguiente:

o

Dentro de una especie determinada, las semillas llenas tienen un peso específico superior y una tasa de germinación más alta que las semillas del mismo tamaño pero vacías o parcialmente llenas. Las semillas grandes tienen un mayor peso por semilla que las pequeñas del mismo peso específico y, como contienen más reservas nutricias, probablemente germinarán mejor y producirán inicialmente unas plántulas más vigorosas. Goor y Barney (1976) han notificado que las semillas grandes de Eucalyptus citriodora tienen una tasa de germinación más alta que la de las semillas de tamaño medio, las cuales tienen a su vez una tasa más alta que la de las semillas pequeñas. Por consiguiente, el número de semillas puras por unidad de peso no es por sí solo un buen indicador del potencial de producción de plantas, y debe complementarse con ensayos de germinación o ensayos de viabilidad indirectos. El efecto del tamaño de la semilla sobre el crecimiento de las plántulas germinadas de eucalipto suele persistir durante 8–14 semanas después de la siembra, y a partir de ese plazo pueden cobrar más importancia otros factores (Turnbull 1983).


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