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Panel 2: Ecología

Moderator: Arturo Gómez Pompa

TRABAJOS DE INVESTIGACION CON ESPECIES DEL GENERO PROSOPIS EN LA REGION SEMIARIDA DEL BRASIL

Paulo César Fernandes Lima
Ing. Forestal, M. Sc., Prof. Científico de EMBRAPA/CPATSA
Petrolina-PE Brasil.

1. INTRODUCCION

Semillas de algarrobo (Prosopis juliflora (SW) DC) procedentes del Perú fueron introducidas en el Brasil en 1942, en el municipio de Serra Talhada-Pernambuco. Posteriormente se le extendió a los demás estados de la región del nordeste. Por su resistencia a la sequía y su alta productividad, constituye una de las alternativas para reforestación de la región semiárida del Brasil.

Por constituir una fuente de alimentos para ganado bovino y caprino en la época seca, y de madera que suple las necesidades de energía a nivel familiar e industrial, el algarrobo ha despertado considerable interés en empresas y agricultores de la región, que han suscitado demanda de información complementaria sobre especies, métodos de plantío y sistemas de manejo adecuados a las condiciones ecológicas del nordeste. Por otro lado, el Gobierno Federal, a través de su política de incentivos fiscales para reforestamientos, está materializando la existencia de 65 mil há de algarrobo en la región.

Este trabajo relata las actividades desarrolladas y resultados obtenidos por el Programa Nacional de Investigación Forestal (PNPF) con el género Prosopis. El objetivo principal de estas investigaciones es generar tecnologías que posibiliten a los agricultores y empresarios la utilización económica del algarrobo, y su incorporación definitiva en la economía regional.

2. DIAGNOSTICO DE LA REGION

El nordeste brasileño está situado entre las latitudes 1° y 18°30'S, y longitud 30°30' y 48°20'W, representando aproximadamente 18,2% de la superficie total del país. El semiárido brasileño (Fig. 1) ocupa 75% de esta región y 13% del Brasil.

El clima predominante es de tipo Bsh, según la clasificación de Köppen, caracterizado por precipitaciones bajas e irregulares. Las lluvias se concentran en un período de 2 a 4 meses, con precipitación media anual entre 250 y 1.000 mm. La temperatura media anual es de 25°C, aproximadamente.

Los suelos, en general, son poco profundos, con frecuente afloramiento rocoso, baja capacidad de retención de humedad y reducido contenido de materia orgánica, predominando el latosolo rojo-amarillo.

La región está cubierta por una formación vegetal arbórea-arbustiva, xerófita, denominada caatinga, con predominancia de las especies leguminosas. A pesar de que muchas de estas especies son forrajeras, la capacidad de soporte de la caatinga es muy pequeña. Salviano et al., (1982) en estudios sobre la capacidad de esta vegetación natural del semiárido brasileño, demostraron que se requiere de 15 a 20 hectáreas para la mantención de l cabeza de ganado bovino adulto.

La productividad maderera es baja. En los inventarios forestales realizados en la región, se encontraron volúmenes medios de madera que variaron entre 7,3 y 14,2 m3/há (Tavares et al. 1970; Lima et al. 1979).

FIG. 1

FIG. 1. Localización de la región semiárida brasileña.

3. EL PROGRAMA NACIONAL DE INVESTIGACION FORESTAL EN EL NORDESTE

El Programa Nacional de Investigación Forestal (PNPF) es resultante del convenio firmado en 1977 entre la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria —EMBRAPA—, y el Instituto Brasileño de Desarrollo Forestal —IBDF—. Su actuación en el nordeste comenzó a partir del Centro de Investigación Agropecuaria del Trópico Semiárido —CPATSA—, en 1978, y actualmente alcanza todos los estados de la región, incluyendo instituciones oficiales de investigación y empresas particulares que utilizan la madera como fuente de energía.

El programa en el nordeste tiene como objetivo fundamental la selección de especies forestales de la región y exóticas para usos múltiples, económicamente potenciales para las diversas regiones. Trabajan directamente en el PNPF-nordeste 10 profesionales científicos y 2 técnicos forestales de nivel medio, con apoyo de otros profesionales de áreas relacionadas, actuando en las unidades de ejecución del sistema EMBRAPA en la región.

3.1. Consideraciones Sobre el Programa de Investigación con Prosopis

Los proyectos de investigación con especies del género Prosopis totalizan 32 experimentos, distribuidos en los estados de Bahía, Pernambuco, Paraíba y Río Grande del Norte. Son gestores de este programa el CPATSA y las Empresas de Investigación Agropecuaria de los Estados de Paraíba (EMEPA) y Río Grande del Norte (EMPARN). Empresas particulares de reforestación de la región también participan en las investigaciones que se llevan a cabo en áreas dentro de sus ámbitos de acción.

En los primeros informes del programa en la región, Silva et al. (1980) y Pires & Ferreira (1982) relatan la importancia de esta especie para el desarrollo de la región nordeste, y muestran su crecimiento en algunos sitios en el semiárido brasileño. En el Cuadro 1 están descritos su altura y sobrevivencia en comparación con especies forestales de crecimiento rápido en la región de Petrolina-PE, con 5 años de edad.

3.1.1. Introducción de Especies y Ampliación de la Base Genética

El diagnóstico de la problemática forestal del semiárido brasileño efectuado por el PNPF indica la necesidad de aumentar la base genética, y recomienda realizar estudios sobre el comportamiento de otras especies del género Prosopis en la región. En 1983 fueron introducidas del Perú, Chile y Estados Unidos nuevas especies del género Prosopis. Con este material se implantaron ensayos de selección de especies, procedencias y bancos de conservación genética.

Los lotes de semillas de P. tamarugo, P. chilensis y P. alba son procedentes de Chile, de la región de Pampa del Tamarugal (fundo Refresco), La Tirana, Pica, Ovalle, Combarbalá, Lampa y Santiago. Fueron recolectadas en trabajo conjunto del Instituto Forestal de Chile (INFOR), Corporación Nacional Forestal de Chile (CONAF) y el PNPF. Las semillas de P. velutina y P. glandulosa fueron introducidas de Texas, EE. UU. De la región de Piura, Perú, se trajeron semillas de P. pallida.

CUADRO 1
Altura y sobrevivencia de las principales especies de reforestación en la región de Petrolina-PE, con 5 años de edad, espaciado 3 × 2 m

 EspeciesSobr.
%
Alt.
(m)
Nativas  
 Anadenanthera macrocarpa (Benth) Brenan932,5
 Caesalpinia ferrea Mart. ex Tull932,2
 Tabebuia impetiginosa Mart100  2,3
Exóticas:  
 Eucalyptus crebra966,1
 Eucalyptus camaldulensis945,3
 Leucaena leucocephala (LAM) De Wit904,2
 Prosopis juliflora (SW) DC983,2

Las plántulas fueron producidas por el CPATSA al final de 1983, y los ensayos fueron ins talados a partir del mes de febrero de 1984 en los municipios de Petrolina (PE), Caicó (RN), So ledade (PB) y Patos (PB), por el CPATSA, EMPARN, EMEPA y Universidad Federal de Paraíba respectivamente. En el Cuadro 2 están relacionados la sobrevivencia de estas especies con 3 meses de edad, en Petrolina-PE.

3.1.2 Genética

La gran variabilidad de los árboles de algarrobo observada en el nordeste, evidenció la necesidad de un trabajo sistemático de selección de los mejores individuos de la región, hasta entonces inexistente, teniendo en vista la producción de semillas mejoradas en programa a corto plazo, y mejoramiento genético a medio y largo plazos. Así, 30 árboles matrices de P. juliflora fueron seleccionados en la Fazenda Pendencia (PB), en 1980, para integrar ensayos de progenie instalados en los municipios de Caicó (RN) y Soledade (PB). Los primeros resultados de los análisis muestran gran variabilidad en la forma, crecimiento en altura y número de ramas entre las matrices, y edad de inicio de la fructificación.

CUADRO 2
Competición de especies del género Prosopis en Petrolina-PE, con tres meses de edad

    EspeciesSobr.
%
Altura
(m)
P. tamarugo530,10
P. juliflora100  0,95
P. alba980,74
P. chilensis980,76
P. glandulosa940,53
P. velutina980,70
P. pallida100  0,76

Del material recolectado en Chile, fueron instalados ensayos de progenie de P. tamarugo, P. chilensis y P. alba. En los tres ensayos están comprendidos 25 árboles matrices, de donde se pretende seleccionar individuos con base en las características fenotípicas, a través de su producción maderera y/o de vainas, así como resistencia a las plagas y enfermedades.

Con el objetivo de seleccionar plantas con gran producción de vainas para las condiciones ecológicas del nordeste, se instalará en Petrolina, en CPATSA, un experimento de hibridación de P. juliflora con P. glandulosa var. torreyana, en trabajo conjunto con la Universidad de Texas A & I, adonde será enviada parte de las semillas obtenidas para estudios de resistencia al frío.

3.1.3 Propagación Vegetativa

La gran variabilidad fenotípica y la polinización cruzada del algarrobo indican la conveniencia de utilizar estacas enraizadas de árboles seleccionados en las plantaciones de esta especie. La investigación en propagación vegetativa objetiva viabiliza comercialmente el enraizamiento de estacas de P. juliflora, para implantación de una población con gran producción de vainas y madera.

Souza & Nascimento (1983) consiguieron 70% de enraizamiento de estacas de 10 a 15 cm de longitud y diámetro de 2,4 a 4,5 mm, cuando se utilizó material proveniente de brotación de cepa. Estos mismos autores relatan la desventaja de obtención de estacas por brotación de cepas, en virtud de la pérdida de material genético, debido a la necesidad de cortar los árboles. La obtención de estacas de las ramas superiores (copa), aunque con menor proporción de enraizamiento, es más fácil, y no es necesario cortar el árbol matriz.

Con el objetivo de verificar la acción de las auxinas y hojas en el enraizamiento de estacas provenientes de ramas de P. juliflora, con 7 años de edad, se investigaron diferentes concentraciones de ácido indolbutírico (AIB) y porcentaje de hojas en estacas de 15 cm de longitud y 4,4 cm de diámetro. De acuerdo con los resultados obtenidos —67% de enraizamiento—, se recomienda dejar 100% del área foliar en las estacas, y hacer tratamiento con solución de AIB, en una concentración de 2.000 ppm.

3.1.4 Plagas y Enfermedades

Santos & Silva (1980) comprobaron que P. juliflora es hospedero susceptible de Meloidogyne javanica (Treub 1885) Chitwood 1949. Sin embargo, no disminuyó la sobrevivencia de las plántulas.

Estudiando los insectos asociados a las semillas forestales de la región brasileña, Moraes et al. (1981) constataron la presencia de Bruchidae en semillas de P. juliflora, identificados como Mimosetes mimosae (F).

Periódicamente se observan señales de langosta Stiphra robusta Mello-Leitão, que disminuye considerablemente la cantidad de hojas en las especies de la caatinga. No obstante, no se observa perjuicio por esta plaga en P. juliflora.

Carvalho et al. (1968) relatan ataques del insecto serrador (Oncideres limpida Lates) en algarrobo, en municipios del estado de Pernambuco. Lima (1982) también observó la presencia y daños causados por el serrador (Oncideres sp.) en P. juliflora de 3 años de edad, en el municipio de Petrolina-PE.

3.1.5 Semillas

Las semillas de P. juliflora son de difícil extracción de las vainas, hecho que impone limitaciones en la obtención de material para las plantaciones en gran escala. Por este motivo, se desarrollaron metodologías de extracción de gran cantidad de semillas de P. juliflora a costos bajos y sin perjuicio para la germinación. Souza et al. (1983) obtuvieron los mejores resultados utilizando dos métodos: molino manual y máquina forrajera con vainas de algarrobo secas al sol.

Las semillas provenientes del beneficio en máquina forrajera no necesitan de tratamiento pregerminativo, pues este proceso causa una ranura en el tegumento de las mismas, facilitando la penetración del agua. Debido a la reducción en la viabilidad de germinación de estas semillas en almacenamiento a largo plazo, puesto que las ranuras tornan las semillas más susceptibles al deterioro, se realizó una investigación sobre su almacenamiento. Los resultados obtenidos en los primeros meses demuestran una viabilidad de 61% para las semillas beneficiadas en máquina forrajera, almacenadas en cámara fría a 8°C y humedad relativa de 50%, y 67% en condición ambiental. Para el proceso de extracción manual, los resultados fueron de 77 y 70% para las semillas almacenadas en camara fría y condición ambiental, respectivamente.

3.1.6 Agrosilvicultura

Los sistemas agrosilvopastorales constituyen una importante alternativa para optimizar el uso del suelo en el semiárido brasileño. CPATSA está desarrollando investigaciones de asociación de especies forestales madereras y/o forrajeras con algunos cultivos resistentes a la sequía, cuyo objetivo es obtener simultáneamente madera con finalidad energética en las propiedades rurales, y forraje para la alimentación de ganado bovino.

En el estudio de la influencia de los manejos sobre la sobrevivencia y desarrollo de P. juliflora asociada a Cenchrus ciliaris L. cv. gayndola, Ribaski (1983a) demostró la necesidad de mantener un área libre de cualquier vegetación, con un diámetro mínimo de 2 m alrededor de la planta de algarrobo. Ribaski (1983b) observó reducción en 60% de la población de P. juliflora asociada a Cenchrus ciliaris L. cv. biloela, en los 9 primeros meses de estabilización, debido a los daños causados por bovinos en pastoreo libre en la zona. Las plantas de algarrobo que no estaban protegidas por un cercado presentaban menor crecimiento en altura y diámetro de copa que los árboles con protección.

También se instaló en CPATSA un experimento de asociación de P. juliflora con Agave sisalana. Este estudio tenía como objetivo la determinación de la viabilidad biológica y económica de esta asociación. Las fibras de Agave serán utilizadas en la fabricación de celulosa, y el residuo de este cultivo, más las vainas de algarrobo, será utilizado en la complementación de la alimentación del ganado. Agave también es utilizado en la fabricación de cordeles en algunas regiones del nordeste.

En CPATSA se efectuaron trabajos de sombreamiento de Opuntia ficus indica con P. juliflora, utilizando espaciamiento de 5 × 5 m; 7 × 7 m; 10 × 10 m y 12 × 12 m para algarrobo, y 2,0 × 0,5 m para la palma forrajera. Este ensayo aún está en su segundo año de establecimiento, sin resultados significativos. En los campos de demostración del CPATSA para los agricultores de la región, se plantó P. juliflora, espaciado a 10 × 10 m, en asociación con Opuntia, plantada a espaciado de 3,0 × 1,5 × 0,5 m, y su producción a los 2 años de edad fue de 11,2 ton/há de materia seca. En los espacios intercalares entre la palma y algarrobo se plantó, en los dos primeros años, Sorghum bicolor Moench, con producciones de 437 y 583 kg/há cada año, respectivamente. Cerca del 5% de los árboles de algarrobo comenzaron su producción de vainas a partir del segundo año de edad; sin embargo, no fueron evaluadas las producciones totales de los árboles.

Se realizaron investigaciones sobre la influencia del espaciamiento en la producción de madera y vainas de P. juliflora asociada a Cenchrus ciliaris en Petrolina-PE, sin resultados significativos, debido a su corta edad.

3.1.7 Inoculación

EMBRAPA ha desarrollado investigaciones con el objetivo de obtener estirpes más eficientes de Rhizobium en la fijación de N atmosférico. El trabajo efectuado por Franco (1982) permitió seleccionar las estirpes Br 4001, Br 4002, Br 4003, Br 4007, más eficientes en el proceso de nodulación y fijación de N2. Básicamente, la inoculación en las semillas permite desechar cualquier fertilización nitrogenada, pues proporciona mejor desarrollo a las plantas.

Moreira et al. (1982), en un estudio de producción de plántulas de algarrobo en recipientes con altas concentraciones de fosfato, constataron que las estirpes de Rhizobium Br 4002 y Br 4007 producen nodulación en abundancia y con eficiencia, fijando el nitrógeno necesario para el desarrollo de la planta.

Actualmente, en todos los trabajos de investigación con algarrobo ejecutados por PNPF, las plántulas son inoculadas con Rhizobium específico para las condiciones regionales. Los forestadores de la región nordeste han recibido el inóculo para producción de plántulas en sus plantaciones.

3.1.8 Producción de Vainas

La gran variación individual de los árboles, en cuanto a la producción de vainas, fue demostrada recientemente en las condiciones del nordeste brasileño. Se encontró, en plantas de P. juliflora de 15 años de edad, en un mismo sitio y ocupando espacio vital semejante, producciones de vainas con rangos de 5 a 111 kg/ árbol/ año (Fig 2). En plantaciones de algarrobo de 2 años de edad, con espaciado de 10 × 10 m, la producción media de los árboles fue de 0,7 kg/árbol/ año. De una manera general, en la región, la producción de vainas se inicia al final del período lluvioso.

3.1.9 Manejo de Cuencas Hidrográficas

La influencia de la reforestación con algarrobo en la producción y calidad de agua de las cuencas hidrográficas de la región semiárida, está siendo investigada a través del proyecto implantado en Cruceta (RN) por EMPARN. Se está estudiando la influencia de la vegetación nativa y de la reforestación con algarrobo en relación al suelo desnudo ocupado con cultivos anuales.

3.1.10 Productividad Maderera

En ensayos efectuados en la región de Petrolina (Estado de Pernambuco), con P. juliflora y L. leucocephala, en esquemas de espaciamiento de 3 × 2 m, se obtuvo, a los 3 años de edad, 7,2 y 7,8 m3/ há de madera, respectivamente. A partir de esta edad, las plantas de algarrobo sufrieron un estancamiento en su crecimiento, atribuido a las condiciones limitantes de suelo y espaciamiento.

Todavía sin resultados significativos, CPATSA esta llevando a cabo un ensayo de espaciamiento con P. juliflora en la provincia de Euclides da Cunha (Estado de Bahía), con el objetivo de determinar su productividad maderera en esa región.

FIG. 2. Producción acumulativa de vainas de algarrobo (P. juliflora) con 15 años de edad, en Petrolina - PE (mayo 1983 – abril 1984)

FIG. 2

3.1.11. Fertilización y Ciclaje de Nutrientes

Los experimentos conducidos por CPATSA tienen la finalidad de evaluar, en análisis comparativo, el efecto de nutrientes minerales (P, K) y el uso de materia orgánica animal empleada en sistemas tradicionales de plantación. El efecto combinado de inoculantes y de la fertilización está siendo estudiado en programas específicos por la EMPARN, utilizando como plántulas estacas enraizadas de P. juliflora.

Estudios comparativos de P. juliflora, L. leucocephala y vegetación natural de caatinga muestran que la reposición de elementos minerales a través de peso seco de las hojas, frutas, brotes y flores, alcanzó en los 10 meses de observación un total de 463, 617 y 794 kg/há, respectivamente, para P. juliflora, L. leucocephala y vegetación natural.

3.1.12. Producción de Plántulas y Sistemas de Plantación

Pueden producirse plántulas de algarrobo en sacos de polietileno, laminados y fertil - pot. La mejor relación entre peso seco radicular y peso seco de la parte aérea se encuentra en plántulas producidas en tubos plásticos. Entretanto, las plántulas de todos los tratamientos ensayados presentaron ciento por ciento de sobrevivencia en el campo 30 días después de la plantación definitiva.

EMPARN está desarrollando trabajos de investigación sobre plantación de P. juliflora, utilizando plántulas podadas en la parte aérea y radicular (“stripling”), raíz desnuda y sembradío directo. Las plántulas de “stripling” presentan resultados plenamente satisfactorios en condiciones de semiaridez. Una de las ventajas de este sistema es la facilidad y economía del transporte de plántulas para la plantación.

Actualmente se están ensayando sistemas de plantación de P. tamarugo en CPATSA, utilizando potes de barro, captación de agua de lluvia “in situ” y cobertura del suelo con plástico para evitar pérdida de humedad por evaporación. Los primeros resultados de estos ensayos demuestran la viabilidad de la plantación de tamarugo, con el uso del sistema de potes de barro más vermiculita, en la región. En el Cuadro 3 se muestran los demás resultados de esta investigación, a los 3 meses de edad.

CUADRO 3
Porcentaje de sobrevivencia de las plántulas de P. tamarugo en diferentes sistemas de plantación a los 3 meses de edad en Petrolina-PE

Sistema de PlantaciónVermiculita
SinCon
Potes de barro5086
Captación de agua de lluvia7056
Sin captación agua de lluvia6670
Cobertura con plástico7070

Para el caso de P. juliflora, en período de 6 meses en área de captación de agua de lluvia “in situ”, asociada con abonos orgánicos y utilización de cobertura inerte, los resultados han sido satisfactorios.

Ensayos sobre plantación de P. juliflora con diferentes tipos de preparación del suelo fueron llevados a cabo por EMEPA en 1984, y los resultados de sobreviviencia en estos primeros meses son satisfactorios.

3.1.13. Utilización de Suelos Salinos

La salinización de suelos en áreas irrigadas de la región del nordeste constituye un serio problema. El Departamento de Agricultura del Nordeste (SUDENE) ha inventariado el 25 por ciento del área irrigada del nordeste con problemas de salinidad o en proceso de salinización.

Con la finalidad de introducir alternativas de uso efectivo de la tierra en esas áreas salinizadas, se implementó un experimento con carácter de evaluación de comportamiento con P. Alba, P. chilensis, P. juliflora, P. pallida y P. tamarugo, en el perímetro irrigado de São Gonçalo (Estado de Paraíba), cuya superficie salinizada representa 28 por ciento del área irrigada.

Otros ensayos instalados en esta misma área con P. juliflora, E. camaldulensis, L. leucocephala y diversas especies nativas de la región, destacaron a P. juliflora como única especie resistente a las condiciones de salinidad.

4. LINEAS DE INVESTIGACION

Los resultados iniciales obtenidos con la introducción del algarrobo en el nordeste brasileño demuestran la potencialidad para reforestación de la región semiárida con esta especie, con el objetivo de aumentar la producción de madera y vainas.

En vista de la alta variabilidad del algarrobo en la producción de vainas, precocidad de fructificación y crecimiento, deben incrementarse los estudios de mejoramiento genético para formar híbridos e identificar matrices de alta producción de madera y vainas.

La utilización del algarrobo para producción de leña ha sido limitada por la escasez de información relativa a la densidad de plantación, hábitat y manejo forestal, entre otros factores. Se recomienda, por tanto, la implementación de investigaciones que permitan indicar sistemas agro-silviculturales que incluyan el algarrobo, con múltiples finalidades.

La caída de árboles después de lluvias y vientos intensos puede afectar el rendimiento económico de las áreas reforestadas con algarrobo. Es necesario desarrollar medidas de conservación para la preservación de esas áreas.

REFERENCIAS

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ESTUDIOS REALIZADOS POR EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES AGROPECUARIAS (INIA) A TRAVES DE LA SUBESTACION EXPERIMENTAL LOS VILOS Y SU PROYECCION A LA ZONA DE TENDENCIA MEDITERRANEA ARIDA EN CHILE

Fernando Squella N.
Ing. Agr. M.S. Especialista en Ecología de Praderas de Secano
Estación Experimental La Platina, Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA)
Santiago, Chile

Raúl Meneses R.
Ing. Agr. Especialista en Praderas y Producción Animal de Secano
Subestación Experimental Los Vilos, Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA)
Los Vilos, Chile

En Chile la zona de tendencia mediterránea árida está presente preferentemente entre los paralelos 29° y 32° Lat. S (Figura 1). Comprende gran parte de la Región de Coquimbo (IV Región) y, en menor grado, la Región de Atacama (III Región).

El clima de esta zona se caracteriza por presentar una estación más fría y húmeda durante el invierno y una más calurosa y seca durante el verano. El factor climático dominante es la presencia de sólo una corta estación de lluvias, distribuidas en períodos que varían entre 3 meses en el norte y 5 meses en el sur, con el resto del año seco. La cantidad total de lluvias varía en forma importante en años distintos. En el borde norte la precipitación media anual es de 80 mm, con un 46% de probabilidad de año seco (65 mm o menos). En el borde sur, la precipitación es de 300 mm, con un 22% de probabilidad de año seco (219 mm o menos). Las lluvias caen principalmente en invierno, cuando las temperaturas son más bajas y la evapotranspiración potencial es de 1,3 a 1,1 mm por día (Gastó, 1966; e INIA, 1977).

En consideración a que los suelos agrícolas de secano de la región de Coquimbo están sometidos a un régimen climático mediterráneo árido, cuya pluviometría varía entre 96 mm al norte de La Serena y 312 mm al sur de Los Vilos, y a que el relieve es en su gran mayoría accidentado, las labores de desmonte y rotura para cultivos de secano encierran riesgos inminentes, no sólo por los bajos rendimientos, condicionados en gran medida por la escasa pluviosidad, sino que, a más largo plazo, por el deterioro progresivo de los recursos bióticos y abióticos. Es por esta razón que, dentro del contexto silvoagropecuario, la alternativa que mejor se ajusta a los recursos disponibles y a su conservación consiste en la transformación de la vegetación actual, inutilizable como tal por el hombre, en alimento y materia prima (carne, leche, lana, cueros, pieles, etc.) a través de su explotación racional con especies animales domésticas o silvestres.

El equilibrio entre la productividad primaria de las plantas y la productividad secundaria de los animales que las pastorean y ramonean es difícil de establecer, y más aún, de respetar una vez conocido, especialmente bajo estas condiciones, en donde una gran presión demográfica rural gravita sobre los escasos recursos productivos existentes (Lailhacar, Squella y Bernstein 1977).

Un estudio realizado en 1974 por la Oficina de Planificación Nacional (ODEPLAN) determinó que la región de Coquimbo tenía el más alto porcentaje de población en extrema pobreza (30%; de 102.230 personas en esta situación, 56.357 corresponderían al área rural). Alrededor de 70.000 personas, entre las que se incluyen estas últimas, y otras del sector semiurbano, habitan las comunidades agrícolas de la región.

Es en estas comunidades agrícolas, que cubren una superficie de 946.925 hectáreas y que se fundamentan en la propiedad común de las tierras de pastoreo, cultivo y recolección de leña, pero en la propiedad individual de muy pequeñas áreas de riego, en donde la sobredotación pecuaria, especialmente caprinos, compite con el cultivo indiscriminado de los suelos y la continua extracción de leña, acelerando el proceso de desertificación propio de este medio (Bonilla, Squella y Meneses 1983; Lailhacar, Squella y Bernstein 1977).

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) en su objetivo de contribuir al aumento de la producción agropecuaria del país a través de la creación, adaptación y transferencia de tecnología, y consciente del acelerado proceso de desertificación de este tipo de paisajes, producto de actividades extractivas tales como sobrepastoreo, cosecha de energía, cultivación, etc., estima que es absolutamente necesario obtener una mayor y más oportuna canalización de recursos tendientes a contrarrestar los efectos heredados de una inadecuada interpretación de la capacidad real de reacción de los recursos naturales involucrados (pérdida de la cobertura vegetal natural, disminución de la fertilidad natural del suelo, cambios a nivel microclimático, modificación de los aportes hídricos aprovechables de las hoyas hidrográficas y emigración de la fauna silvestre hacia condiciones de mayor estabilidad ecológica), con el fin de favorecer la productividad mediante la formulación de sistemas productivos capaces de generar condiciones y productos útiles para el ser humano, tales como medidas de conservación de los recursos suelo y agua, protección y producción de recursos alimenticios para ganado doméstico y vida silvestre, introducción de nuevas fuentes de producción primaria como fuente de alimentación humana, energía, protección de los animales domésticos y recuperación de áreas contaminadas por actividades mineras, industriales y otras, como, asimismo, el resguardo de recursos de interés científico, valor estético y de recreación (Squella y Meneses, 1981a).

Figura 1. Mapa Climático de Chile

Figura 1
 A. ZONA DE TENDENCIA DESERTICA
  1.— Región desértica litoral
  2.— Región desértica interior
 B. ZONA DE TENDENCIA TROPICAL
  3.— Región tropical marginal
  4.— Región tropical de altura
 C. ZONA DE TENDENCIA MEDITERRANEA
  5.— Región mediterránea perárida
  6.— Región mediterránea árida
  7.— Región mediterránea semiárida
  8.— Región mediterránea subhúmeda
  9.— Región mediterránea húmeda
10.— Región mediterránea perhúmeda
 D. ZONA DE TENDENCIA OCEANICA
11.— Región oceánica de influencia mediterránea
12.— Región oceánica templada fría
13.— Región oceánica subantártica
14.— Región oceánica transandina
 E. ZONA DE TENDENCIA CONTINENTAL
15.— Región andina

Fuente: Di Castri, 1968, en INIA (1977)

En la Subestación Experimental Los Vilos (INIA), localizada en el sector sur del secano árido de la zona costera, se han venido desarrollando desde 1976 actividades de investigación aplicada, orientadas a conseguir un manejo y utilización óptima de los recursos suelo y agua para maximizar la productividad primaria y secundaria, pero favoreciendo la conservación de los recursos naturales. Esto en el entendimiento de que aparentemente habría mayores posibilidades de generar y difundir tecnologías que permitan un mejor de los recursos ya existentes o de los que fuera factible de implantar en ese ambiente (Bonilla, Squella y Meneses, 1983).

Las actividades en dicha Subestación Experimental tuvieron un impulso importante en 1976, cuando entró en ejecución el Proyecto UNDP/RLA/74/018 sobre “Investigación Agrícola Aplicada en Regiones Aridas y Semiáridas”, producto de un convenio suscrito entre el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Gobierno de Israel, actuando el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) como contraparte nacional en representación del Gobierno de Chile. Además, participaron Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú y Venezuela.

El proyecto incluyó misiones de expertos para analizar aspectos hidrológicos, de producción primaria y secundaria y trabajos de investigación ejecutados por personal nacional establecido en dicha Subestación Experimental.

La primera misión, que se realizó en noviembre de 1975, tuvo por objeto analizar las características hidrológicas de la región, determinar las variables más importantes, y diseñar algunos trabajos sobre el manejo de cuencas y control de la erosión (Rosenzweig 1976a y 1976b; Rosenzweig, Harpaz y Bernstein, 1977). Hubo una misión similar en febrero de 1977.

Otra misión, relacionada con recursos forrajeros de secano, analizó las investigaciones en ejecución en diferentes centros experimentales y las prácticas de manejo propias del área. Se propusieron algunas acciones y se formularon recomendaciones que, considerando la problemática regional, daban las bases para un plan operativo (Forti y Squella, 1976).

Durante el mismo período, se realizaron otras dos misiones relacionadas con el mejoramiento de la producción ovina y caprina (Eyal y Crempien, 1976) y con la utilización de los arbustos forrajeros para incrementar la producción animal (Seligman et al. 1977). Se sugirieron soluciones técnicas, de carácter práctico, sobre el manejo agropastoral de la región, para crianza ovina y caprina, dentro de las extremas situaciones climáticas que caracterizan a esta zona (Benjamín 1980).

El apoyo del proyecto terminó con la formulación de un anteproyecto de inversión, para desarrollar una unidad piloto que sirviera para irradiar tecnología posible de aplicar en las comunidades agrícolas de la región (SERPLAC-IV Región, 1979).

RESULTADOS MAS RELEVANTES

A nivel local, se había observado que el pasto Sereno (Atriplex repanda) permanecía verde durante los períodos secos del año, y que los animales lo utilizaban especialmente en años de sequía. Así se empezó a estudiar la utilización de este arbusto en forma sistemática, durante los meses secos, para solucionar la escasez de forraje. Varias instituciones iniciaron proyectos de investigación relacionados con esta especie, sobre la que Olivares y Gastó (1981) entregan una muy completa recopilación de antecedentes.

En Los Vilos se prestó especial atención al estudio de las praderas naturales y al de los arbustos forrajeros (Squella, Gutiérrez y Meneses, 1981), para lo cual se iniciaron simultáneamente algunas observaciones y registros que permitieran establecer relaciones entre las variables climáticas, edáficas y biológicas. Después de algunos años ha sido posible integrar los principales factores y formular un sistema de producción ovina, que se está validando primero en la propia Subestación Experimental, para hacerlo posteriormente con los productores (Meneses y Squella 1981).

1. Sistemas de Pastoreo

En general, la productividad actual de la estrata herbácea es demasiado baja, debido principalmente a un permanente sobrepastoreo. Los niveles más altos de sustentación de la pradera no pasan de 0,4 ovejas/há, estando constituida por especies de muy bajo valor forrajero, tales como Aira caryophyllea, Plantago hispidula y Vulpia sp. Con el objeto de incrementar la disponibilidad de forraje, se inició una experiencia en praderas naturales sometidas a exclusión, a pastoreo diferido y a pastoreo continuo. Después de tres años, se obtuvo un rápido incremento de producción en la exclusión y en el pastoreo diferido. A los cinco años se registraron producciones de 3.500, 2.000 y 1.000 kg m.s./há en los tres tratamientos, respectivamente. Por otra parte, comenzaron a aumentar algunas especies perennes nativas como Piptochaetium stipoides y Stipa diriuscula, con coeficientes de presencia que sobrepasaron el 40%. Igualmente se incrementó la participación de Avena barbata y Erodium sp. (Gutiérrez, Squella y Meneses, 1979 y 1980; Squella y Meneses, 1981b, 1982a y 1983a).

2. Residuo Vegetal Post-Pastoreo

Resultados similares a los obtenidos en los experimentos se han observado en los predios que poseen superficies establecidas con arbustos forrajeros, cuando son sometidos forzosamente a exclusión durante un período relativamente largo post-plantación. A pesar de esta observación, los agricultores han sido reacios para aceptar y adoptar como práctica normal un ordenamiento en la utilización de los potreros en que no se han establecido arbustos. Era necesario identificar el o los factores que favorecían la recuperación de la pradera, al someterla a exclusión o pastoreo diferido, con el objeto de proponer a los agricultores una alternativa más viable y menos costosa de manejo de sus campos. Así, se ha demostrado que el residuo vegetal que permanece en el suelo después de un pastoreo es uno de los factores de importancia en el crecimiento futuro de la pradera. Limitar el pastoreo, para lograr un cierto volumen de forraje residual en el suelo hasta el inicio de un nuevo ciclo de crecimiento de las especies componentes del sistema, puede ser una práctica mejor aceptada por los agricultores.

Los resultados experimentales obtenidos durante tres años indican que existe una alta correlación entre el residuo vegetal que quedó en la pradera y los rendimientos de forraje que se obtienen en la próxima temporada. Pero lo más importante es el efecto sobre la composición botánica. Al disminuir el residuo vegetal remanente en la pradera, aumentan las especies de bajo valor forrajero, como Plantago hispidula y Vulpia megalura, y se incrementa la superficie del suelo desnudo (Squella y Meneses, 1982b y 1983b). Por otra parte, al aumentar la materia seca residual post-pastoreo, se aprecia un incremento de especies como Piptochaetium stipoides y Avena barbata, que son mejor aceptadas por el ganado.

La aplicación de prácticas como la descrita permite incrementar el recurso pratense y conservar el recurso suelo, sin necesidad de realizar inversiones de gran magnitud, como la plantación de arbustos forrajeros.

3. Fertilización y Especies de Autosiembra

También es posible aumentar los niveles productivos mediante la aplicación de fertilizantes nitrogenados y fosfatados. La sobreutilización agrícola de los suelos ha disminuido su nivel de fertilidad, en especial de nitrógeno, el que en muchos casos no sobrepasa de 4 a 10 ppm.

Aplicaciones experimentales de 16, 64 y 128 unidades de nitrógeno/há en forma de salitre potásico, controladas durante tres años de condiciones climáticas lluvioso, normal y lluvioso, según la clasificación propuesta por Gastó (1966), indican incrementos de 33,4%, 50,1%, 65,8% y 77,2%, respectivamente, sobre una producción de 2.381 kg m.s./há del tratamiento testigo. En cambio, la aplicación de fósforo como Superfosfato Triple no produjo aumentos significativos (Squella y Meneses, 1982c y 1983c).

Si bien esos aumentos de producción son interesantes, es necesario realizar un análisis ecónomico que considere estas prácticas productivas mejoradas dentro de un sistema agrícola global, capaz de maximizar la utilización de recursos. Lograr una mayor producción de la pradera en condiciones de aridez o semiaridez es bastante improbable, pero se pueden formular sistemas de manejo que permitan alcanzar y mantener las producciones indicadas.

En una experiencia sobre establecimiento de especies de autosiembra de bajo requerimiento hídrico, se lograron producciones de 3.530 y 2.812 kg m.s./há con Medicago truncatula cv. Ghor y Jemalong, respectivamente, pero la resiembra medida en la temporada siguiente no fue satisfactoria (Gutiérrez, Squella y Meneses 1979).

4. Arbustos Forrajeros

La estrata herbácea es un excelente recurso forrajero, pero la gran variación de las condiciones hídricas afecta a las especies que la componen, y el prolongado periodo seco todos los años limita este recurso a un corto tiempo. Por esto, el establecimiento de los arbustos forrajeros puede ser muy importante para nivelar el déficit de forraje, especialmente en la estación seca y en algunos períodos estratégicos de mayores requerimientos fisiológicos de los animales.

Los primeros trabajos para establecer arbustos forrajeros, como Atriplex repanda (Phil.) y Atriplex nummularia (Lindl.) buscaban aumentar el porcentaje de germinación de las semillas. Al tratar la semilla con ácido sulfúrico e hidróxido de potasio por 45 min, se logró germinación de 84 y 30% para A. nummularia y A. repanda respectivamente (Squella, Gutiérrez y Meneses 1981). Los especímenes obtenidos mostraron gran heterogeneidad, lo que ha sido confirmado también por Lailhacar, Cristi y Azócar (1980), al encontrar grandes diferencias genéticas entre distintas procedencias del género Atriplex, por lo cual se trató de obtener plantas de propagación vegetativa. En las dos especies mencionadas se pueden lograr buenos porcentajes de prendimiento, al utilizar esquejes con bajo nivel de lignificación, desarrollados en invierno y primavera. El procedimiento no necesita condiciones especiales ni aplicación de sustancias hormonales. Entre las especies estudiadas, no se ha podido lograr un buen porcentaje de prendimiento en Acacia cyanophylla, y hasta ahora se desconocen las causas (Peña 1979). Otras especies, como Galenia fecunda, Atriplex halimus, Atriplex lentiformis, Medicago arborea, etc., pueden ser propagadas también con buen éxito (Gutiérrez, Squella y Meneses 1979).

Como el desarrollo de los arbustos forrajeros después de la plantación es lento, se estudió el efecto de la aplicación de fertilizantes nitrogenados y fosfatados solos y combinados, demostrándose que la aplicación de nitrógeno produjo un mayor desarrollo, mayor producción de m.s., mayor tamaño del tronco basal y una mejor recuperación después del talajeo. No se obtuvo respuesta a la aplicación de fósforo ni interacción entre ambos elementos (García-Huidobro, Squella y Meneses 1983). Esto ha sido corroborado también por Cargano y Lailhacar (1980).

Los arbustos fueron establecidos en densidades de 1.100 plantas/há, de acuerdo a trabajos realizados por Gastó y Contreras (1972), con distancia de plantación de 3 × 3 m. Las observaciones realizadas en Los Vilos son concordantes con lo anterior y, aunque en los primeros años es mayor la producción de forraje por unidad de superficie en plantaciones más densas, posteriormente hay una clara tendencia a incrementar la producción en las plantaciones menos densas. Esta experiencia se está ejecutando con Atriplex repanda y Atriplex nummularia, talajeados con ovinos durante la estación seca (Gutiérrez, Squella y Meneses 1979; Squella y Meneses, 1981c, 1982d).

Especies como Galenia secunda (Squella y Gutiérrez 1980), y Atriplex semibaccata (Mancilla, Silva y Santibáñez 1976), han sido establecidas exitosamente por siembra directa, lo cual representa una considerable disminución del costo de establecimiento de recursos forrajeros de esta naturaleza.

5. Adaptación de Especies

En la actualidad, en la IV Región existen aproximadamente 20.000 hectáreas plantadas principalmente con Atriplex repanda y Atriplex nummularia y, en menor magnitud, Acacia cyanophylla y especies nativas. Se piensa que en un sistema de producción pecuaria, estas últimas debieran utilizarse en forma de pequeños bosques, que sirvan de reparo y sombreadero para los animales. Buscando otras especies de buena adaptación, en Los Vilos se estableció un jardín de introducción que incluía 33 especies procedentes de diferentes zonas áridas del mundo. Entre ellas destacaron Atriplex semibaccata, Galenia secunda, Atriplex halimus y Atriplex glauca (Gutiérrez, Squella y Meneses 1980; Squella y Meneses 1981d). Sin embargo, hay otras especies que pueden tener mejor adaptación en condiciones edafoclimáticas más favorables, en otros sectores de la región.

Por lo anterior, ese trabajo se amplió a la región sur de Los Vilos, estableciendo jardines de adaptación en una zona de mayor pluviometría (300–500mm), con el financiamiento del Gobierno de la V Región-Valparaíso. Después de 3 años de observación y registros, destacaron por su nivel productivo: Galenia secunda, Acacia cyanophylla, Atriplex nummularia y Atriplex lentiformis. Además, en estas condiciones se registró un gran incremento y producción de estrata herbácea, incluyendo cambios favorables en composición botánica. Obviamente, antes de establecer cualquier especie arbustiva que involucre inversiones considerables, es aconsejable manejar racionalmente el recurso natural existente (Squella, Meneses y Gutiérrez 1983).

6. Predicción de la Humedad Disponible en el Suelo

Los trabajos realizados en pradera natural reforzada con arbustos forrajeros, se complementaron con mediciones de la humedad del suelo resultante de las precipitaciones. Los análisis hechos durante 6 años indican que normalmente la humedad se encuentra disponible para las plantas entre los meses de mayo y octubre, con algunas variaciones según el régimen pluviométrico (Squella y Meneses 1983a).

Los datos obtenidos fueron utilizados para revalidar un método que permite predecir la humedad de los suelos estratificados en zonas semiáridas, utilizando una combinación de la Ecuación de Continuidad y la Ley de Darcy. Los resultados indican que el modelo diseñado se puede usar en zonas áridas para determinar el estado de humedad del suelo en cualquier condición, si se conocen algunos parámetros hidromecánicos del suelo. Además, se concluyó que la estrata arcillosa que existe en el perfil del suelo almacena agua paulatinamente durante el período húmedo del año, la que sería utilizada en parte por la vegetación arbustiva perenne durante los meses secos (Bernstein 1980).

Paralelamente, se diseñó otro modelo basado en el balance hídrico, para estimar el efecto de surcos en contorno sobre el contenido de humedad del suelo. La hipótesis de trabajo era que los surcos a nivel disminuyen la erosión y la pérdida de agua por escurrimiento, la que se acumularía en las estratas del suelo, incrementando así la oferta hídrica. Se confirmó que, efectivamente, los surcos en contorno aumentan la oferta hídrica del suelo, pero en forma diferente según el horizonte. En el horizonte A (franco arenoso) la oferta es restringida y no hay mayores diferencias entre surcos separados a 3 y 6 m; en el horizonte B (arcilloso), la oferta es marcadamente mayor, alcanzando valores máximos cuando la separación entre surcos es de 3 m. El modelo permite estimar la variación anual del contenido hídrico del suelo y también cuantificar la recarga hídrica por surcos, en ambos horizontes del suelo, dando un valor más exacto de la recarga en el horizonte B, que la propia medición experimental (Novoa 1979).

La mayor oferta hídrica del suelo debería traducirse en un mejor establecimiento y mayor productividad de las especies vegetales adaptadas a las condiciones de aridez, o en la posibilidad de establecer especies más productivas, que normalmente no se desarrollan en ese ambiente por limitaciones hídricas.

Por los resultados indicados, la mayoría de las plantaciones extensivas se han establecido de preferencia en surcos en contorno, y cuando en algunos sectores no ha sido posible aplicar este sistema, se introdujeron modificaciones que debieran resultar en efectos similares.

Al evaluar las producciones de Atriplex repanda y Atriplex nummularia, establecidos en surcos de contorno, en casilleros con colectores y en casilleros simples, se registraron mayores ventajas con los sistemas de cosecha de agua “in situ”. Sin embargo, en zonas de menor precipitación, fueron más eficientes los casilleros con colectores (Soto 1982).

7. Sistemas de Producción Pecuaria

De acuerdo con el censo agropecuario de 1976, en la Región de Coquimbo existen 150.000 ovinos y 500.000 caprinos. Los primeros se encuentran principalmente en los predios de propiedad individual, y los segundos en las comunidades agrícolas.

Todos los trabajos experimentales realizados en Los Vilos han tenido como objetivo central aumentar la disponibilidad de forraje para que, con tecnologías simples y fáciles de adoptar, los agricultores puedan producir más carne, lana o leche en forma estable y sostenida, conservando o mejorando al mismo tiempo los recursos naturales disponibles.

Con esta filosofía, en Los Vilos se diseñó e inició en 1981 un sistema de producción ovina que se sustenta en el uso de la pradera natural entre los meses de agosto y mayo, inclusive. Durante los meses restantes, se utiliza en forma estratégica una pradera natural reforzada con arbustos forrajeros, especialmente durante el último tercio de preñez y período de lactancia de las ovejas. Esta pradera ocupa el 25% de la superficie total. La pradera natural está dividida en tres potreros, que se pastorean en forma diferida. Siempre hay un potrero excluido durante todo el año; otro que es pastoreado desde agosto a octubre y que será excluido durante todo el año siguiente, y un tercero, que estuvo excluido todo el año anterior, que se usa desde enero a mayo o junio, y en noviembre y diciembre (Fig. 2). En la Fig. 3 se indica el esquema de flujo productivo de los animales en el sistema de producción.

La duración del pastoreo sufre algunas variaciones, de acuerdo con la disponibilidad de forraje resultante de las condiciones pluviómetricas de cada año. Así, en años lluviosos, los arbustos forrajeros se someten a talajeo liviano y la pradera natural a talajeo más intenso; por el contrario, en años secos, se intensifica la utilización de los arbustos forrajeros. Se ha empleado una carga animal promedio de 0,92 equivalente oveja/há, y se ha obtenido un 90% de parición. La cantidad de forraje disponible que se registró durante los 3 años, que correspondieron a normal, lluvioso y normal, respectivamente, indica la posibilidad de incrementar la carga animal. Sin embargo, es necesario tener siempre presente los años críticos de sequía. De todas maneras, el manejo que se ha dado a los recursos pratenses y animal ha significado obtener de este sistema de producción ovina un incremento de 60% de la producción, con respecto a los promedios de la zona. Esto es 19,1 y 3,3 kg/há de carne y lana, respectivamente.

Mediante el uso de otras prácticas complementarias se pueden lograr mayores incrementos de producción. Resultados experimentales obtenidos en Los Vilos indican que la suplementación prenatal con heno de alfalfa (Medicago sativa), mejora notablemente el peso vivo de las ovejas al destete y a la esquila, se obtiene una mayor producción de lana y un mayor peso de los corderos al nacimiento, a la señalada y al destete. Esta práctica, además, permitiría mantener un mayor residuo vegetal en la pradera, favoreciendo su crecimiento inicial en la temporada siguiente (Crempien y Squella 1978).

El nivel proteico de Atriplex repanda y Atriplex nummularia, obtenido en las praderas arbustivas usadas en Los Vilos, es de 18 a 20% y 14 a 15% de proteína bruta, respectivamente. Esto contrasta con el 6% de proteína bruta determinado en el heno en pie de la pradera anual. Sin embargo, estas grandes diferencias no se reflejaron en los pesos de borregas que pastorearon arbustos, ya que alcanzaron el mismo peso que otras que pastoreaban heno en pie (Meneses 1980). Sin embargo, la mayor disponibilidad de forraje en la pradera con arbustos permite obtener una mayor producción por unidad de superficie.

En el sistema de producción que se describió anteriormente, el aporte de los arbustos forrajeros fue bajo. Sin embargo, en otras mediciones realizadas en plantaciones extensivas, ubicadas al norte de Los Vilos, se obtuvo rendimientos de 600 y 800 kg m.s./há, niveles que en muchos casos representan más del 50% de la disponibilidad residual de los potreros rezagados. En estas condiciones, y con un manejo adecuado los arbustos forrajeros constituyen un aporte importante de forraje en el período seco (Meneses 1983).

Figura 2. Pastoreo diferido de la pradera natural en sistema de producción ovina, Los Vilos.

Figura 2

Fuente: Meneses y Squella (1982)

Figura 3. Esquema de flujo productivo de los animales en sistema de producción ovina, Los Vilos.

Figura 3

Fuente: Meneses y Squella (1981)

8. Estudios Económicos

Con los antecedentes técnicos obtenidos en Los Vilos, y usando precios del mercado local, en 1980 se realizó un estudio teórico en el que se comparó un sistema de producción con arbustos con otros sin arbustos. En año normal y año seco se obtuvieron mayores ingresos en el sistema con arbustos forrajeros. Los costos de producción, considerando los beneficios del subsidio estatal de la plantación, fueron mayores para el sistema con arbustos forrajeros, pero la rentabilidad del capital invertido fue de 9,13% y 9,58% para el sistema con y sin arbustos forrajeros, respectivamente. Es necesario validar los costos reales en un predio comercial, donde con toda seguridad variarían los costos fijos y mejoraría la rentabilidad del sistema con arbustos forrajeros. Cuando en el análisis se consideraron períodos de sequía y sus consecuencias en los precios de los productos en el mercado, por un período de 10 años, se obtuvieron resultados económicos favorables para el sistema con arbustos forrajeros (Arroyo y Meneses 1980).

En otro estudio económico más detallado (Cerda y González 1982), se consideraron las siguientes alternativas:

El estudio indicó una rentabilidad positiva para la segunda y tercera alternativa, con tasa interna de retorno (TIR) calculada de 47 y 33%, respectivamente. Estas tasas se reducen en períodos de sequía, pero en ningún caso se hacen poco atractivas. Por otro lado, quedó claramente en evidencia que no es posible realizar plantación de arbustos forrajeros sin los beneficios que ofrece la bonificación estatal a través del decreto 701.

Considerando la situación de extrema pobreza en que se encuentra el secano árido y semiárido de la Región de Coquimbo, esencialmente en las comunidades agrícolas, se concluye que el proyecto de establecimiento de arbustos forrajeros, con los beneficios del subsidio estatal y a la luz de los conocimientos actuales, es socialmente rentable.

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