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La ordenación territorial participativa es beneficiosa para los paisajes prioritarios de la cuenca del Congo

L. Usongo y J. Nagahuedi

Leonard Usongo es Biólogo conservacionista superior, Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Oficina Regional de Programas para África Central (CARPO), Yaoundé (Camerún).
Jonas Nagahuedi es Secretario ejecutivo, Comisión de Bosques del África Central (COMIFAC), Yaoundé (Camerún).

El presente artículo ha sido adaptado de una ponencia presentada en el simposio “Our Common Ground: Innovations in Land Use Decision-Making” [Nuestro acervo común: innovaciones en la toma de decisiones relativas al uso de la tierra], 8 y 9 de mayo de 2007, Vancouver (Canadá).

En el África central, la conservación se basa en la ordenación de doce paisajes prioritarios, y comporta el establecimiento de comarcas de protección rodeadas por zonas de usos múltiples.

El África central encierra más del 15 por ciento de los bosques tropicales remanentes del mundo, los cuales constituyen el segundo mayor bosque contiguo de la Tierra. El bosque proporciona alimentos, materias primas, agua dulce y resguardo a más de 75 millones de personas, y es una de las principales fuentes de riqueza de la región. Sin embargo, sus recursos se ven amenazados por la sobreexplotación y el desbroce para la obtención de terrenos agrícolas y el comercio de carne de caza, problemas éstos que el elevado crecimiento de la población no ha hecho sino exacerbar.

En el presente artículo se describe cómo el proceso de Yaoundé, la Comisión de Bosques del África Central (COMIFAC) y la Alianza para la protección forestal de la cuenca del río Congo (CBFP) han creado un ambiente institucional propicio para la cooperación regional en materia de conservación forestal y el desarrollo rural basado en una ordenación territorial efectiva. El núcleo del Plan de convergencia refrendado por los países miembros de la COMIFAC en 2002 –hoja de ruta para las iniciativas de conservación en la cuenca del río Congo– es la ordenación territorial en 12 paisajes prioritarios, que son grandes ecosistemas con características biológicas y socioeconómicas comunes. Los paisajes fueron seleccionados con arreglo a un enfoque de ordenación ecorregional fundado en la evaluación de la representatividad del ecosistema, la relevancia de la biodiversidad, la importancia socioeconómica y factores geopolíticos y estratégicos. En el proceso de selección participativo intervinieron los gobiernos, las organizaciones de conservación y partes interesadas locales.

UNA REGIÓN RICA EN RECURSOS NATURALES

Los bosques tropicales del África central cubren una superficie de más de 193 millones de hectáreas, es decir casi tres veces el tamaño de Francia (CBFP, 2006; OIMT, 2004). Alrededor del 76 por ciento de la superficie forestal total está formada por bosques productivos (Cuadro 1) (CBFP, 2006). Dada su ubicación en el ecuador terrestre, la región alberga una de las mayores concentraciones mundiales de biodiversidad. Pese a que no se dispone de registros exhaustivos, es sabido que en la cuenca del río Congo viven más de 10 000 especies de plantas, de las que probablemente el 80 por ciento son endémicas. La región contiene la mayor variedad de vertebrados de bosque tropical del mundo: alrededor de 1 000 especies de aves (16 amenazadas, 36 endémicas) y unos 400 mamíferos, entre los que hay 23 especies amenazadas tales como los gorilas occidentales y orientales, los chimpancés, los bonobos (chimpancés pigmeos) y los elefantes de bosque (WWF, 2002). El sistema fluvial del Congo es el segundo más rico del mundo en fauna íctica (700 especies), y tanto los peces como los moluscos presentan niveles excepcionales de endemismo. Los bosques de la cuenca del Congo también proporcionan valiosos servicios ecológicos de alcance mundial, ya que al absorber y almacenar carbono ayudan a ralentizar el ritmo del cambio climático.

La cuenca del río Congo contiene cuatro de las ecorregiones de agua dulce africanas que el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, 2008) ha calificado como excepcionales por su gran diversidad de especies de agua dulce. Se estima que entre el 75 y el 95 por ciento de la pluviosidad de la cuenca proviene de agua reciclada que se genera por evapotranspiración dentro de la región misma. En virtud de esta característica, la región difiere radicalmente de otras grandes cuencas hidrográficas del mundo: la cuenca amazónica por ejemplo recicla solo cerca del 50 por ciento de sus aguas (WWF, 2002). Esto determina que los bosques del África central sean quizá más sensibles y menos capaces de recuperarse ecológicamente que otros bosques pluviales tropicales.

CONTEXTO SOCIOECONÓMICO

Los países centroafricanos ocupan los últimos rangos respecto a la mayoría de los indicadores de bienestar humano, y los más altos en cuanto a índices de crecimiento demográfico y fertilidad (Cuadro 2).

Todos estos países, con excepción del Gabón (que goza de una urbanización e ingresos per cápita relativamente elevados), tienen altos índices de crecimiento demográfico y una población predominantemente joven. La baja tasa de alfabetización y las carencias educativas, particularmente en mujeres jóvenes, se han reconocido como algunos de los factores que determinan en el África central las altas tasas de fertilidad y problemas críticos relacionados tanto con la conservación como con el desarrollo humano. Los elevados índices de crecimiento demográfico, por último, repercuten también en el medio ambiente.

Las principales etnias tribales de la cuenca del Congo son los bantúes y los pigmeos. Los pigmeos baka, baaka y bakola, otrora cazadores-recolectores, se han ido convirtiendo en colonos, tanto por elección propia como de resultas de las políticas de los gobernantes. Su relación de interdependencia social con los bantúes se ve trastornada por rivalidades étnicas.

Los agricultores bantúes practican una agricultura de subsistencia de corta y quema de bosques para suministrar nutrientes a los cultivos. Además de los cultivos alimentarios, muchos agricultores cultivan coca bajo sombra en pequeños predios. Como la coca se exporta, sus precios están sujetos a los del mercado mundial.

Todos los países de la región dependen de sus industrias extractivas (aceite, minería, madera, fauna silvestre y otros productos forestales no madereros [PFNM]) para la obtención de un alto porcentaje de su producto interno bruto (PIB), casi todas sus divisas y gran parte de su recaudación tributaria. Exceptuando el sector de la minería artesanal del oro y los diamantes, la mayor parte de las industrias extractivas están en manos de grandes empresas multinacionales que manejan capitales importantes y están dotadas de sólidas competencias técnicas.

Los bosques de la región constituyen el principal motor del crecimiento nacional al generar ingresos que provienen de la explotación maderera, la minería, la caza, la pesca y el comercio de otros PFNM. La industria de la madera es una fuente importante de ingresos nacionales y de empleo para todos los países del África central, y determinará las suertes de los bosques de la región en el futuro (Brunner y Ekoko, 2000). Las exportaciones de maderas suministran no menos del 40 por ciento de PIB nacional. Las exportaciones de productos de maderas primarias del Camerún, la República Centroafricana, el Congo, la República Democrática del Congo y el Gabón generaron 995 millones de USD en 2003 (OIMT, 2004).

La flora y fauna silvestre también es un recurso importante de ingresos y empleo, en especial para las comunidades rurales. En la mayor parte del África central, los ingresos rurales provenientes tanto del comercio legal como ilegal de carne de caza probablemente equivalen o son superiores a los de la industria maderera. Los sacrificios de animales silvestres con fines alimentarios superan en el África central el millón de toneladas anuales (Eves et al., 2002). La carne de caza es una fuente barata de proteínas variadas y de elevada calidad, y representa entre el 30 y el 80 por ciento de las proteínas consumidas por las familias que viven en los bosques de la cuenca del Congo. Además, la caza de animales silvestres es una actividad económica de bajo riesgo, que casi no requiere inversiones en capital y produce ganancias rápidas. La cacería aldeana sostenible juega por lo tanto un papel considerable en la mitigación de la pobreza para la mayor parte de la población económicamente vulnerable.


Los pigmeos baka, cazadores-recolectores de los bosques del sudeste del Camerún, están experimentando un proceso de colonización creciente
D. Rouge

AMENAZAS QUE SE CIERNEN SOBRE LOS BOSQUES Y LA BIODIVERSIDAD

La rica base de recursos de la cuenca del Congo proporciona enormes oportunidades de expansión económica y desarrollo sostenible. Sin embargo, el uso y desarrollo de los recursos se ha llevado a cabo generalmente de manera descoordinada, incontrolada e insostenible. Se estima que las amenazas futuras que se ciernen sobre la biodiversidad son elevadas en toda la región (Figura 1). Si no se pone coto a la degradación ambiental, los recursos de que depende el desarrollo económico futuro y los medios de vida de la población se empobrecerán.

Las amenazas que pesan sobre la cuenca del Congo obedecen a diversas causas interrelacionadas; por ejemplo, la demanda local y mundial de productos forestales como la madera, la carne y el marfil –a menudo satisfecha mediante una producción insostenible–, así como los mercados mundiales de minerales y petróleo. Muchos PFNM también han sido sobreexplotados. Los problemas se complican debido a que para la gestión de los recursos no se cuenta con una financiación y capacidad adecuadas en ningún nivel, y a que no existen medios de vida alternativos para una población que produce de manera insostenible.

El cambio climático tendrá probablemente también efectos no leves en los bosques y cuencas hidrográficas. Aunque los pronósticos de los impactos regionales del calentamiento mundial están aún en su infancia, casi todos los modelos predicen un aumento aproximado de pluviosidad diaria de 1 mm en la mayor parte de la cuenca del Congo para 2050, en el supuesto de un incremento del 1 por ciento anual de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) (Parenti y Hanna, 2007).

Explotación maderera insostenible

El Instituto de Recursos Mundiales (WRI, 2000) estima que en el África central entre el 50 y el 90 por ciento de los bosques fuera de áreas protegidas están situados en concesiones madereras; por ejemplo, el 81 por ciento de los bosques del Camerún están abiertos a la explotación maderera. Muchos obreros forestales no rinden cuentas a las administraciones forestales o a otros sujetos interesados en la ordenación sostenible.

La extracción maderera insostenible constituye también una amenaza para el hábitat de la fauna silvestre, aunque considerando los niveles de caza actuales muchas especies se habrán extinguido antes de poder haber sufrido los efectos de la pérdida de su hábitat (Sayer y Campbell, 2004).

Caza insostenible

La caza para el comercio de fauna silvestre representa la principal amenaza para la biodiversidad animal en la cuenca del Congo. Los cerdos, primates, roedores y especialmente los duíqueros (pequeños antílopes de bosque) son los animales más cazados en el bosque (Hochschild, 1998; Wilkie et al., 2000). La demanda regional e internacional de marfil (sobre todo en proveniencia de China) también estimula la caza furtiva de elefantes. La caza insostenible amenaza en la región la supervivencia de muchos vertebrados y especies de grandes mamíferos, aves y reptiles.

La caza se vincula con la explotación maderera, no solo porque el consumo de carne de animales silvestres es mayor en las zonas de concesión, sino porque la explotación maderera conduce a la mejora de las infraestructuras viales y al movimiento de las personas, factores que a su vez facilitan el suministro de carne en los mercados urbanos y aumentan su rentabilidad comercial de resultas de un mayor índice de rotación.

Se espera que en la región la población humana se habrá duplicado en los próximos 25 a 30 años (CIA, 2007). Si la demanda de carne siguiera aumentando conforme a las expectativas, y los consumidores no quisieran o consiguieran modificar sus hábitos alimentarios y consumir carne de ganado doméstico, la caza de animales silvestres solo podrá intensificarse en el futuro, representando en el plano local o regional para la mayoría de los grandes mamíferos un riesgo de extinción.

Agricultura

En la actualidad, la mayoría de los habitantes de la cuenca del Congo suple sus necesidades alimentarias no proteínicas con cultivos migratorios y depende de la agricultura permanente en pequeña escala. Como la tasa de crecimiento de la población es de 2 a 3 por ciento anual, las talas con propósitos agrícolas significarán a largo plazo una grave amenaza para los bosques.

Si las prácticas agrícolas no se intensificaran y se mantuvieran invariadas, la mayor parte de los bosques de la ecorregión podrían terminar siendo convertidos en terrenos agrícolas para 2025. Incluso en el Gabón, país donde el 60 por ciento de la población de 1 millón de habitantes vive en las ciudades, y suponiendo que la mayoría de los alimentos se produce en el país, más de 20 000 km2 de bosque se podrían perder o sufrir degradación durante los próximos 25 años (véase la situación actual en el Cuadro 1). En el Camerún, la creciente deforestación y degradación forestal podrían afectar a más del 50 por ciento de los bosques.


La explotación maderera insostenible amenaza el hábitat de la flora y fauna silvestres y, por consiguiente, los medios de subsistencia de una población rural cuyos ingresos y empleos provienen del aprovechamiento de la vida silvestre (gorila de llanura, parque nacional de Lobeke, Camerún)
D. Rouge

CONTEXTO JURÍDICO

Los regímenes jurídicos de los diferentes países de la subregión propugnan los objetivos a largo plazo de un uso sostenible de los recursos forestales y la protección de la biodiversidad, y exigen el establecimiento de planes de ordenación para la explotación maderera y otras intervenciones.

Los sistemas de tenencia de la tierra siguen siendo fuente de tensiones, ya que coexiste en una misma zona tanto la propiedad estatal como los derechos territoriales consuetudinarios. Se crean así dos sistemas paralelos: el oficial, reglamentado por un estatuto según el cual la posesión de la tierra da derecho a un título de propiedad; y el consuetudinario, en el que la tierra se reglamenta con arreglo a la propiedad clánica. Desde un punto de vista jurídico, los bosques y recursos naturales, como los minerales, la madera y los animales silvestres, pertenecen al Estado, mientras que las comunidades que viven en tierras que consideran por derecho ancestral de su propiedad gozan de derechos de usufructo.

Por lo que respecta a la ordenación territorial, los bosques se dividen en patrimonios permanentes y no permanentes. Los bosques permanentes son del Estado (forêts domaniales) y comprenden los parques nacionales, las reservas faunísticas, los terrenos de caza, las estancias cinegéticas, los jardines zoológicos, las reservas de conservación de la naturaleza, las zonas tampón, las reservas naturales estrictas, los bosques productivos y los bosques de protección.

Los bosques no permanentes (o, en el Gabón, bosques rurales, domaine forestier rural) son los que según la ley no están sujetos a conservar a largo plazo su calidad forestal. En el Camerún, los bosques no permanentes comprenden tanto los bosques comunitarios como los que pertenecen a sujetos privados.

La legislación forestal proporciona un asidero jurídico adecuado para el mantenimiento de hábitats en vastas áreas, puesto que permite la creación de un patrimonio forestal amplio, que está compuesto por unidades de ordenación y protección. Los derechos de uso tradicionales son reconocidos por los gobiernos, que fomentan la ordenación en colaboración y la distribución de los beneficios a las comunidades.

COORDINACIÓN REGIONAL

La Declaración de Yaoundé de 1999, firmada por Camerún, República Centroafricana, Chad, Congo, Guinea Ecuatorial y Gabón, ha establecido el marco institucional para la colaboración en materia de asuntos transfronterizos, creación de áreas protegidas y la puesta en ejecución de la ordenación forestal sostenible.

En mayo de 2000, los Estados signatarios establecieron la Comisión de Bosques del África Central (COMIFAC), cuyo propósito es dirigir, coordinar, armonizar y controlar las políticas e iniciativas forestales y medioambientales en la subregión. En 2005, estos seis países más Angola, Burundi, Rwanda y São Tomé y Príncipe firmaron el tratado que dio a la COMIFAC capacidad jurídica para coordinar todas las iniciativas de conservación que se llevan a cabo en la cuenca del río Congo. El tratado también sienta los fundamentos de las negociaciones con organismos bilaterales y multilaterales destinadas a la financiación a largo plazo de los mecanismos relacionados con estas iniciativas.

El órgano rector supremo encargado de las labores en colaboración que se llevan a cabo en la cuenca del Congo es la cumbre de jefes de Estado, que se reúne cada cinco años; el Consejo de Ministros de la COMIFAC se reúne cada dos años. La secretaría regional de la Comisión tiene su sede regional en Yaoundé.

La implementación de la iniciativa de conservación corre a cargo de la Asociación Forestal de la Cuenca del Congo (CBFP), estructura regional que engloba gobiernos, organizaciones no gubernamentales, centros de investigación y universidades, donantes, el sector privado, grupos forestales indígenas y la sociedad civil. La asociación, refrendada con ocasión de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de 2002, promueve el desarrollo económico, la mitigación de la pobreza, la gobernanza y la ordenación de los parques nacionales circunvecinos a zonas forestales sostenibles en donde existen concesiones madereras o mineras, terrenos agrícolas y bosques comunitarios. El programa presta asimismo asistencia a comunidades locales cercanas cuya supervivencia depende esencialmente de los recursos del bosque. La Asociación es el programa medioambiental más abundantemente financiado del mundo: sus fondos provienen de donantes multilaterales y bilaterales, organizaciones internacionales de conservación y centros de investigación (Cuadro 3).

Con la finalidad de coordinar y ejecutar el programa de la CBFP, la COMIFAC ha creado las siguientes estructuras regionales especializadas, que también reúnen a otros socios técnicos:


EJECUCIÓN DE LAS TAREAS DE CONSERVACIÓN

La COMIFAC es el órgano que supervisa la ejecución del Plan de convergencia; el plan establece los aspectos prioritarios que es preciso atender en la cuenca del Congo, y comprende seis líneas de actuación estratégicas:

El Plan de convergencia se concentra en 12 paisajes prioritarios (Figura 2) que en muchos casos atraviesan las fronteras nacionales. La selección de los paisajes se ha basado en investigaciones y conocimientos exhaustivos sobre el endemismo de las especies, la unicidad respecto de la biodiversidad, la adaptabilidad del ecosistema, las amenazas y los factores socioculturales, incluidas las relaciones entre las comunidades forestales indígenas y su entorno. Más de 150 investigadores de diferentes disciplinas y organizaciones intervinieron en la cuenca del Congo produciendo estudios detallados y análisis de datos que condujeron a la selección de los paisajes prioritarios.

Los bosques comunitarios y otras zonas de aprovechamiento se establecen en el seno de los paisajes prioritarios en virtud de un proceso participativo de uso de la tierra, en el que trabajan la administración forestal de gobierno, las comunidades locales y asociados del sector privado tales como las empresas madereras y las organizaciones no gubernamentales (ONG). Cuatro ONG conservacionistas internacionales proporcionan asistencia técnica a los gobiernos en el diseño de los planes de uso de la tierra. El WWF por ejemplo, desarrolla una labor de avanzadilla en siete de estas áreas, y se concentra en la planificación participativa del uso de la tierra. Tras consultas con todos los interesados, el WWF ha producido una cartografía de las zonas de usos múltiples y áreas de conservación importantes que se encuentran en una red de áreas protegidas. El uso sostenible de los recursos naturales por las comunidades locales y partes interesadas, como las empresas madereras o mineras, se ha promovido en las zonas que rodean las áreas de conservación con el fin de garantizar a las comunidades locales el acceso a los recursos naturales y la participación en los beneficios generados por los ingresos forestales.

El modelo de paisaje transfronterizo es el resultado de un enfoque de planificación que considera la ecorregión como una unidad, en la cual las políticas y prácticas de conservación se armonizan dando lugar a una ensambladura eficaz de estructuras representativas de genes y especies dentro de un determinado ecosistema.

La coordinación de los programas transfronterizos se reglamenta mediante acuerdos firmados por los países miembros. Tras ser refrendados por los parlamentos nacionales, los acuerdos adquieren carácter legal. Los Gobiernos del Camerún, la República Centroafricana y el Congo, por ejemplo, han firmado un acuerdo que establece la zona transfronteriza trinacional de ordenación en colaboración de Sangha (4,5 millones de hectáreas), que representa un progreso importante en el control de la caza furtiva y la explotación maderera ilegal en la subregión.

Gracias al proceso de ordenación territorial de Sangha se han establecido áreas centrales de protección en una superficie de 780 500 ha y zonas circunvecinas de usos múltiples que abarcan alrededor de 3,7 millones de hectáreas (Figura 3). Se están diseñando directivas generales de ordenación aplicables a los diferentes patrimonios forestales. Las zonas de usos múltiples incluyen áreas comunitarias de caza de animales silvestres y áreas dedicadas a las actividades forestales comunitarias. Algunas comunidades, en el Camerún sudoriental por ejemplo, generan ingresos importantes arrendando áreas comunitarias para la caza de trofeo o vendiendo la madera producida en los bosques comunitarios. El modelo de ordenación territorial de Sangha se replicará en otros paisajes prioritarios seleccionados de la cuenca del Congo.

Otro paisaje prioritario de gran extensión es la zona transfronteriza trinacional de Dja-Odzala-Minkébé (TRIDOM), que comprende 14,5 millones de hectáreas de bosque en seis áreas protegidas en Gabón, Camerún y Congo y que contiene en su parte central algunas áreas protegidas de intensa riqueza ecológica. El acuerdo relativo a este paisaje fue firmado en 2005.

Los acuerdos transfronterizos suministran el marco institucional para una mejor cooperación en actividades tan esenciales como la vigilancia, la investigación y monitoreo, la ordenación de parques y la gestión participativa por las comunidades de aldeas a uno y otro lado de las fronteras. Cada programa transfronterizo está dotado de un comité técnico que reúne a las autoridades encargadas de las zonas de protección nacionales. Los comités actúan en colaboración con los gobiernos y la COMIFAC en labores como la coordinación y ejecución de los programas.

Desde la primera cumbre de Yaoundé de 1999 se crearon más de 6,5 millones de hectáreas de nuevas áreas protegidas. De éstas, alrededor de 4,5 millones de hectáreas son bosques protegidos (889 782 ha en el Camerún, 1 millón de hectáreas en el Congo, 515 000 ha en Guinea Ecuatorial y más de 2 millones de hectáreas en el Gabón). El Camerún y el Gabón han realizado estudios científicos de sus redes de áreas nacionales protegidas que han conducido a la aprobación de nuevas redes.

2
Paisajes prioritarios en la cuenca del Congo

3
Paisaje trinacional de Sangha, con el área central de protección y las zonas de usos múltiples

OBSERVACIONES CONCLUSIVAS Y LECCIONES APRENDIDAS

Las bolsas aisladas de protección y los bosquetes no permiten por sí solos una conservación efectiva de la biodiversidad, cuando son siempre mayores las presiones ejercidas por las prácticas de explotación insostenibles que se desarrollan en las zonas de usos múltiples que las circundan. Se necesitan extensos hábitats naturales, de unas superficies de millones de hectáreas, para que las especies puedan manifestar su adaptabilidad a las grandes perturbaciones, como las ocasionadas por el cambio climático. El enfoque conservacionista amplio del paisaje, que se ha adoptado en la cuenca del Congo, persigue ordenar de forma efectiva una red de áreas y promover el uso sostenible de los recursos naturales en los bosques circundantes en pro del desarrollo económico, el sostén de los medios de subsistencia y el bienestar de las comunidades locales vecinas.

El éxito de las complejas iniciativas en gran escala, que interesan zonas internacionales transfronterizas y deben mediar en las prioridades de los países, depende de un entorno institucional favorable, atento a la sensibilidad nacional y al contexto geopolítico de la subregión. El tratado de la COMIFAC, firmado por los dirigentes del África central, toma en consideración algunas de las cuestiones geopolíticas y estratégicas que se plantean, y obra en pro de la cooperación y el compromiso de los países miembros de trabajar juntos. La COMIFAC es en la actualidad una entidad jurídica a la que los gobiernos han conferido la capacidad de adoptar decisiones y formular políticas regionales que promueven la ordenación sostenible de los recursos naturales en la cuenca del Congo. El tratado es asimismo un texto de referencia para la armonización de la reglamentación forestal nacional, las políticas y los sistemas de gobernanza.

El proceso de Yaoundé ha sido un catalizador de la cooperación regional y de una ordenación más eficiente de los recursos naturales en la cuenca del Congo. Para alcanzar estos resultados alentadores han sido determinantes tanto el compromiso de los dirigentes del África central como el apoyo prestado por la comunidad conservacionista internacional. El tratado de la cuenca del Congo ha estimulado a los organismos bilaterales y multilaterales a comprometer fondos destinados a la cesta financiera de la cuenca del Congo.

Una de las características que singularizan el proceso de Yaoundé y la iniciativa de conservación de la cuenca del Congo es la índole participativa que ha primado en el diseño y ejecución del programa.
El programa da un alcance institucional al diálogo, la participación y la habilitación de los interesados, e incorpora la base comunitaria local en el proceso de planificación del uso de la tierra; el ejemplo del paisaje trinacional de Sangha muestra los beneficios que la comunidad obtiene de ello.

El proceso también ha evidenciado la importancia de un análisis científico riguroso para el desarrollo de programas de conservación en gran escala. En la cuenca del Congo, los paisajes prioritarios y las acciones se decidieron tras una evaluación metódica del valor socioeconómico y biológico de los sitios clave.

Las experiencias y lecciones aprendidas en la cuenca del Congo podrían ser útiles para otras regiones que afrontan problemas análogos, por ejemplo América Latina, que aún tiene también extensas zonas de bosque natural.

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