La zonificación del INF (1994) indica que, de acuerdo a las aptitudes y funciones de los terrenos forestales, existen 109 millones de ha (77% de la superficie forestal total incluyendo bosques, selvas y matorrales) con potencial de producción maderable y no maderable. De esta superficie, 31 millones de ha (22% de la superficie forestal total) requieren de algún tipo de restauración y 9 millones de ha (6%) se clasificaron como zonas de conservación.
Los bosques templados y selvas tropicales ocupan alrededor de 64 millones de ha (32% del territorio nacional). De esta superficie aproximadamente el 51% (31 millones de ha) están clasificados como templados, de los que casi dos tercios son bosques mixtos de coníferas y el resto de latifoliadas o mesófilos de montaña. Estos bosques se concentran en los estados de Chihuahua, Durango, Michoacán, Guerrero, Jalisco y Oaxaca. Las selvas perennifolias y subperennifolias ocupan casi 6 millones de ha, de las que más del 75% se localizan en los estados de Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo y Veracruz.
Se estima que, con base en la pendiente y calidad de los recursos, la superficie arbolada con potencial para la producción maderable comercial sostenible es de 22 millones de ha, de las que 11 millones corresponden a bosques de coníferas y latifoliadas, 7 millones a selvas altas y medianas, y 4 millones a latifoliadas de clima templado. De este total, se estima que solo 6 millones de hectáreas están bajo manejo y que otras 2.5 millones de hectáreas lo han estado en algún momento.
El inventario nacional forestal de 1994 estima que las existencias volumétricas comerciales en los bosques y selvas de México suman aproximadamente 2,800 millones de m3, de los cuales 1,000 millones se encuentran en el trópico. El incremento anual total en volumen de madera en los bosques de coníferas se estima en cerca de 25 millones de m3 que representan aproximadamente el 95% de la madera industrial. De este total, el 32% corresponde a bosques de coníferas cerrados y 24% a bosques de coníferas abiertos. El incremento restante, 10 millones de m3 (45%) corresponde a bosques mezclados de coníferas y latifoliadas. El INF (1994) estima que el incremento anual de las selvas pudiera ser del orden de 13 millones de m3, que junto con el incremento anual de los bosques de coníferas ofrecería un total de 38 millones de m3.
Se estima que México aprovecha con fines comerciales sólo entre 15 y 22% del potencial de corta anual producido por los bosques y selvas del país con una tendencia de extracción a la baja. Sin embargo varias estimaciones muestran que el aprovechamiento de leña combustible alcanza y en algunos periodos rebasa el potencial productivo nacional. La producción de madera industrial en rollo disminuyó de 8.9 millones de m3 en 1989 a 6.3 millones en 1995 (reducción del 29%). A partir de 1996 la producción ha incrementado hasta lograr un nivel cercano al de 1989 (Figura 4.1). Actualmente la tendencia de la producción nacional es a la alta y de acuerdo a la proyección de los datos históricos se estima que se puede lograr una producción cercana a los 12 Millones de m3r hacia el año 2025.
El 87% de la producción de madera está representado por maderas de coníferas. Dentro de este grupo, el pino representa el 96% de la producción de maderas de coníferas seguido por el encino (6%), las especies comunes tropicales (4%), y el oyamel (3%). Tal tendencia en estas proporciones ha permanecido prácticamente constante en los últimos diez años y no hay razón para que cambie considerando el potencial de las áreas forestales factibles de abrir a la actividad silvícola. En el trópico la producción de madera esta representado por varias especies. Una proporción muy baja (23%) corresponde a maderas preciosas y el resto se divide entre maderas suaves y duras.
Figura 4.1. Tendencias de la producción y precios de madera en rollo
Fuente: Estimación propia con datos derivados de la CNIDS y SEMARNAT.
El precio de la madera en rollo (en pie) ha mostrado un comportamiento cíclico en los últimos años. Tal comportamiento ha sido el producto de factores como tasa de cambio y crecimiento de los principales clientes comerciales. En promedio el precio de madera en pie en los últimos años ha sido de US$ 55 dólares americanos por m3r. El precio de la madera de primera calidad y de diámetros superiores a los 55 cm, ha aumentado considerablemente, así como el de algunas especies de alta demanda como el caso de Pinus ayacahuite.
Como se ha señalado, la producción de madera en rollo presenta varios problemas originados tanto por el bajo porcentaje de uso del potencial productivo19 como por la baja rentabilidad de los sistemas de producción implementados y las ineficiencias de los esquemas de organización para la producción. La baja rentabilidad tiene relación con los costos elevados de manejo, así como de alguna manera, con el aprovechamiento limitado del potencial de la producción forestal. La infraestructura deficiente, el alto costo de administración y el marco legal e institucional, son algunos de los factores más importantes que aumentan los gastos de producción.
La expansión del manejo sistemático esta inhibido por el hecho de que hay una desproporción entre las capacidades técnica y de organización requeridas y la disponibilidad de los recursos humanos: (i) la asesoría dirigida a las organizaciones de productores y autoridades comunitarias es deficiente; y (ii) la capacidad de los prestadores de servicios y de la administración pública es insuficiente. (iii). Los métodos de planificación y manejo requieren una alta capacidad técnica y mayores recursos extensivos.
La extracción y el transporte de madera sufren de diferentes obstáculos. Las técnicas son atrasadas y el parque de maquinaria consiste principalmente de equipos obsoletos. Los productores y contratistas no ganan lo suficiente para renovar su tecnología porque la productividad es baja y, por eso, los costos son también altos. Los trabajadores son sujetos a un alto riesgo de accidentes ocupacionales. El cuidado ambiental con las prácticas de extracción que se usan deja mucho que desear, sobre todo en el impacto sobre el suelo, la erosión en las áreas de saca y en el control del uso de combustibles y aceites. Las técnicas de extracción no permiten la optimización del valor de la madera y representan una pérdida económica, tanto para los productores primarios, como para la industria de transformación. Sin duda existe una marcada ineficiencia en las labores de extracción de materias primas forestales, inseguridad de los operarios y altos costos, sin embargo en gran medida se debe a que a las autoridades les ha interesado más controlar los volúmenes que se extraen, que los residuales y sobre todo el manejo de éstos últimos. Se autoriza el transporte solo de los volúmenes que se estiman en la distribución de productos, pero no de los reales que resultan del aprovechamiento, lo que inhibe la inversión en mejores caminos, mayor seguridad para los trabajadores, mejores medidas para la protección del medio ambiente y mejor equipo de extracción.
A pesar de que existe todavía un superficie forestal considerable (Aprox. 10 Millones de ha) con potencial maderable y que no está integrada al aprovechamiento forestal, las perspectivas en el corto y mediano plazos son de elevar marginalmente los actuales niveles de producción (entre 9-11 Millones de m3r/año). Modificar la actual tendencia de producción de madera en rollo requiere de la solución o mitigación de los principales problemas de producción tales como i) Manejo extensivo ii) Baja rentabilidad de la actividad forestal iii) sistemas de extracción ineficientes iv) baja calidad en la prestación de servicios técnicos.
Modificar el manejo extensivo requiere la identificación de sistemas de manejo adecuado a las diferentes condiciones ecológicas y socioeconómicas del país y acordes con principios de sustentabilidad. Los sistemas de manejo irregular aplicados de forma intensiva pueden brindar condiciones ideales para regiones donde los predios están demasiado fragmentados y existe una multitud de especies. Por su parte, los sistemas de manejo regular podrían aplicarse en predios muy grandes (mayores a 1,500 ha) y con rodales que presentan poca diversidad de especies. Estos cambios no solo requieren de mayor cantidad de prestadores de servicios técnicos (PST)20, sino también de una normatividad que establezca con toda claridad los estándares mínimos de un estudio técnico, que defina los criterios e indicadores para el control de las cosechas, así como todos aquellos mecanismos de monitoreo aplicables tanto en la definición de los niveles de corta como en la extracción, de forma tal que se garantice un aprovechamiento forestal sostenible. Todo esto, además de mejorar el manejo del bosque (cosechar lo que técnicamente es correcto), contribuiría a la generación de mayores impuestos y fuentes de trabajo y reduciría el clandestinaje.
La baja rentabilidad de la producción forestal es el resultado de un conjunto de factores tales como: i) baja inversión ii) deficiencias en manejo iii) sistemas de cosecha ineficientes iv) organización para la producción. La baja inversión parece generar un círculo vicioso ya que menor inversión tanto en silvicultura como en infraestructura vial genera menor rendimiento del bosque y costos mayores, lo que a su vez desmotiva la producción intensiva. Este problema es muy serio en el caso de México, dado que la alta liquidación de los bosques naturales los ha convertido en bosques “deficitarios” en volumen21 , lo que impide diseñar estrategias de liquidación de excedentes maderables que puedan ser usados para mejorar las condiciones de crecimiento o los sistemas de extracción. Hasta el momento el PRODEFOR y PROCYMAF han orientado sus subsidios al desarrollo de programas de manejo, sin embargo se ha olvidado la ayuda hacia actividades que impacten directamente en la productividad del bosque.
El acceso al crédito por contratistas y productores es muy limitado por lo que sin un esquema especial para el crédito con la banca comercial, donde los activos cosechables sirvan como garantía22 y los pagos de interés y capital sean programados según el flujo de ingreso, será muy difícil que se modernice la actividad forestal y se incremente la productividad del recurso. Por su parte los subsidios directos para el mejoramiento de los activos productivos en el sector social (ejidos y comunidades) han mostrado ser poco eficientes si no se consideran elementos de organización, capital social, liderazgo, gobernabilidad y administración dentro de los núcleos agrarios.
Los sistemas actuales de extracción no permiten un aumento de la producción en términos significativos a pesar de que el control de la calidad de la madera puede generar mejoras en el valor agregado. El uso de técnicas de optimización de troceo y transporte es una opción todavía casi desconocida en México, lo que se refleja en una pérdida del valor potencial de trozas de largas dimensiones y/o de buena calidad. De igual forma, la falta de sincronización de la cadena productiva resulta en pérdidas volumétricas y cualitativas de la materia prima para la industria sin olvidar la generación de impactos ambientales que se generan por el escaso uso de tecnología de impacto. Estos elementos contribuyen a aumentar el factor de riesgo del abastecimiento de materia prima, lo cual no solo motiva un almacenamiento sub-óptimo sino también incrementa notablemente los costos de transacción en que se incurre por reducir tal riesgo.
Sin el mejoramiento de los sistemas de extracción y transporte, tanto en tecnología como en beneficios sociales (aumento de salarios con tecnologías avanzadas, mejoramiento de la seguridad en el trabajo y reducción de accidentes ocupacionales) resulta difícil presuponer un avance notable en la producción forestal y en la conservación de áreas forestales.
Los PST son muy variados. Existen aquellos muy responsables y organizados que proporcionan no solo el servicio técnico forestal sino un sinnúmero de servicios de gestión y apoyo, mientras que otros solo se limitan a brindar el servicio de marqueo a cuotas muy bajas que por ningún motivo reflejan los costos de un servicio técnico de calidad mínima. Este problema se genera tanto por la falta de la normatividad específica sobre el manejo forestal sustentable, como por una regulación sobre los alcances y obligaciones de los servidores técnicos. Ambos elementos originan un mercado de servicios técnicos con problemas de información asimétrica y riesgo moral que no solo lo hacen muy ineficiente, sino que amenaza la sustentabilidad de las áreas bajo aprovechamiento.
El monitoreo de la actividad forestal ha sido muy deficiente tanto por la falta de personal para realizarlo, como por la ausencia de una metodología clara de seguimiento y una ausencia de coordinación entre instituciones encargadas de la administración del bosque. Por si fuera poco, el monitoreo a cargo de PROFEPA ha orientado su actividad a las autorizaciones de cosecha sin importarle mucho la actividad que verdaderamente tiene un impacto en el bosque que es la extracción maderable.
La organización para la producción es limitada, los contratistas regularmente están en una fuerte competencia por periodos muy cortos. Una estrategia que reduce este tipo de problemas de mercado es que las asociaciones con contratistas cuenten con contratos de mediano plazo (6-24 meses), que brinden precondiciones más atractivas a la inversión directa en el bosque y al mejoramiento de los sistemas de extracción.
La falta de información en el mercado es otro elemento que favorece las imperfecciones del mercado de madera en México. No existe un sistema de mercado en el que se hagan públicas las transacciones, un sistema en el que se publiquen ventas o subastas de madera en pie o bien se identifiquen demandas u ofertas de productores o compradores. Esto hace que cada transacción sea más costosa y que de alguna forma se fomenten los problemas de riesgo moral.
El número de aserraderos instalados en México se estima en 1,250. La mayoría son aserraderos pequeños con una producción diaria promedio de menos de 20,000 pt (94 m3r). Los aserraderos se localizan principalmente en los estados con recurso forestal de alta calidad, principalmente en Durango, Chihuahua, Michoacán, Jalisco, Oaxaca y Guerrero.
La producción de madera aserrada de coníferas declinó durante la crisis del 94-95, sin embargo ha habido cierta recuperación de su producción. Las tendencias muestran un crecimiento de la producción logrando alrededor de 2,400 Millones de pt hacia el año 2020. Se estima que el número de aserraderos se ha reducido en aproximadamente 11% desde 1991, y que la industria de aserrío opera al 56% de su capacidad instalada (Figura 4.2) durante un periodo breve durante el año.
Figura 4.2. Tendencias en la producción y precios de madera aserrada.
El precio de la madera aserrada bajó ligeramente durante el periodo de crisis económica debido fundamentalmente a la baja demanda. Cabe señalar que en este periodo existieron productores con cadenas de comercialización en el extranjero que se vieron beneficiados con una mayor participación en este mercado.
La productividad de los aserraderos es generalmente baja. El coeficiente de asierre a nivel nacional fluctúa entre 45-60% y la mayor parte de los aserraderos rara vez trabajan durante 6 meses. En aserraderos comunales o ejidales son frecuentes las ineficiencias relacionadas a la administración y falta de capacitación de los obreros.
Existe una marcada insuficiencia de estufas para el secado de madera, resultado principalmente del desarrollo histórico de la industria de aserrío en México, de prácticas comerciales viciadas, y de una limitada cultura de calidad de los productos entre los productores, los comerciantes y los usuarios de los productos de madera. Un alto porcentaje de la madera aserrada se vende en verde o secada al aire. La mayoría de la madera de coníferas se usa para la producción de madera aserrada (79%), y para producción de celulosa (12%). El cuadro 4.1 muestra un estimado de la composición del uso final de la madera aserrada.
El uso de la madera aserrada de coníferas con propósitos estructurales es prácticamente inexistente en México. Existen algunos proyectos de construcción con madera para casas pero el uso principal es industrial y decorativo.
Cuadro 4.1. Composición estimada del uso de madera aserrada.
Uso |
Participación (%) |
Industrial (empaque y embalaje) |
20 |
Formación de concreto en construcción |
30 |
Uso residencial (plafones falsos, puertas y usos no estructurales) |
5 |
Muebles |
20 |
Molduras, marcos, paneles, y otros usos decorativos |
25 |
Total |
100 |
Fuente: The Mexican Market for Treated Wood Products. Abel, Daft, Early & Ward International. 1997.
Se estima que la industria de aserrío nacional puede cubrir el consumo anual de madera aserrada en aproximadamente el 76%. Las importaciones para cubrir este déficit provienen principalmente de los Estados Unidos de Norteamérica (95%). En 1997, México fue el tercer mercado de exportación de madera aserrada de coníferas proveniente de los Estados Unidos de Norteamérica, seguido de Japón y Canadá, con 204,477 m3. La especie predominante es pino ponderosa, aunque también se han importado pino amarillo del sur de la Unión americana, blanco y rojo. Los otros proveedores pero en menor escala son Brasil, Canadá, y Chile.
El mercado de madera aserrada de pino en el periodo 1996-1999 se muestra en el siguiente cuadro. Observe el aumento desproporcional de las importaciones con respecto a las exportaciones.
Mercado |
1996 |
1997 |
1998 |
1999 |
miles de metros cúbicos | ||||
Producción nacional |
5,201 |
5,822 |
6,419 |
6,551 |
Importación |
1,022 |
1,177 |
1,718 |
2,731 |
Exportación |
374 |
361 |
251 |
475 |
Consumo Aparente |
5,848 |
6,638 |
8,454 |
8,807 |
Fuente: Anuarios Estadísticos de la Producción Forestal 1996, 1997, 1998.
Un alto porcentaje de las importaciones de madera de coníferas de los Estados Unidos de Norteamérica se procesa industrialmente en las empresas localizadas en las Franjas Fronterizas y Zonas Libres de la frontera con los Estados Unidos y regresa a ese país en forma de productos terminados. El uso de las maderas importadas es para la fabricación principalmente de molduras de madera, libreros, muebles, y marcos para fotografía, así como para la manufactura de los embalajes y empaques para su transporte. La madera importada es tanto de baja calidad para uso en la industria de la construcción, como de alta calidad para fabricar productos con mayor valor agregado en la industria maquiladora. El siguiente cuadro muestra los flujos de importación de Estados Unidos de madera aserrada de coníferas y su valor.
El efecto esperado de aumento de las importaciones de madera aserrada de coníferas estadounidenses asociado con el TLCAN no se materializó en los inicios del acuerdo comercial. De hecho, las importaciones se redujeron durante los años siguientes al inicio del TLCAN como resultado, fundamentalmente, de la recesión económica que siguió a la devaluación del peso contra el dólar estadounidense en 1995. A partir del inicio del TLCAN se establecieron tarifas arancelarias base para la mayor parte de los productos de madera. Estas tarifas arancelarias base quedan eliminadas totalmente en el año 2003.
Cuadro 4.3. Tendencia de las importaciones de E.U.A. de madera aserrada de coníferas.
Año |
Volumen (m3) |
Valor |
1986 |
301,523 |
31,488 |
1987 |
401,984 |
40,107 |
1988 |
678,155 |
69,428 |
1989 |
649,416 |
98,868 |
1990 |
866,184 |
121,486 |
1991 |
1,404,643 |
162,061 |
1992 |
948,838 |
207,583 |
|993 |
745,521 |
189,344 |
1994 |
573,908 |
129,490 |
1995 |
232,150 |
55,635 |
1996 |
191,683 |
34,043 |
1997 |
204,477 |
39,000 |
Fuente: USDA, Foreign Agricultural Service. Wood Products: International
Trade and Foreign Markets. Circular Series WP 1-98. April 1998. La industria de la construcción, principal demandante y usuaria de estos productos importados, registró una severa contracción en su operación después de la devaluación del peso en 94-95. Por su parte, la industria maquiladora de muebles y artículos de madera también redujo sus importaciones de madera aserrada de coníferas estadounidenses debido al aumento de los costos de producción y la pérdida de su competitividad en precio.
El caso de la madera aserrada de especies latifoliadas estadounidenses es significativamente diferente al de las maderas de coníferas. Las importaciones de estas especies no solo no se redujeron sino que aumentaron considerablemente después de la devaluación y aún durante la recesión económica que siguió. La razón principal que explica está situación es que una gran cantidad de la madera aserrada de especies latifoliadas estadounidenses es usada por la industria maquiladora y la industria no maquiladora para fabricar marcos, pisos y muebles que son posteriormente exportados al mercado estadounidense.
En cuanto a exportaciones México exporta madera aserrada de alta calidad al mercado estadounidense, principalmente madera clara suave del grupo ponderosa.
Existe una perceptible tendencia de incremento en la producción de madera aserrada. Se estima una tasa de crecimiento promedio de 1.0% durante los siguientes 15 años, ligeramente inferior al promedio registrado en los últimos 10 años (1.1%). Esta proyección se basa en (a) la tendencia de crecimiento de la producción, (b) la incorporación de nuevas áreas a la producción como resultado de la preparación de nuevos programa de manejo forestal (PMF), (c) la permanencia de programas de apoyo al Sector Forestal (PROCYMAF y PRODEFOR) que cuentan con mayor presupuesto; y (d) la disponibilidad de crédito y financiamiento al Sector Forestal con la reciente creación del Fondo Forestal Mexicano.
A pesar de la enorme capacidad instalada no utilizada y de las ligeras mejoras en la productividad de los aserraderos, la disponibilidad de materia prima sigue siendo el principal cuello de botella para que esta industria se desarrolle. En el sector social el desarrollo forzosamente tendrá que estar relacionado con una notable mejoría en los sistemas de administración y su desvinculación directa con la toma de decisiones de toda la asamblea ejidal.
Se estima que esta tasa de crecimiento no será suficiente para cubrir la demanda con una industria competitiva a nivel internacional. En los años posteriores es posible que la tasa de crecimiento disminuya como resultado de: (a) la eliminación total de impuestos a la importación de productos de madera dentro de tratados con países como Chile y otros de la Cuenca del Pacífico; (b) las variaciones en el tipo de cambio del dólar con respecto al peso, (c) los incremento relativos en los precios de la madera aserrada en los Estados Unidos de Norteamérica y México; y (d) las diferentes calidades entre los productos de importación y los de producción doméstica.
Bajo este escenario es muy probable que la poco competitiva industria de aserrío tienda a compactarse, se continúe con el cierre de aserraderos y haya una mayor integración horizontal de productores. En el corto plazo la importaciones seguirán aumentando y las exportaciones se reducirán a madera de alta calidad.
En el año 2000 funcionaban 48 fábricas productoras de chapa y madera contrachapada y 17 plantas productoras de tableros de madera. El estado de Durango concentró el mayor número de fábricas de chapa y madera contrachapada (23%), seguido por Chihuahua (19%), Campeche (10%), México y Quintana Roo (8% cada uno), Guerrero y Oaxaca (6% cada uno), Chiapas y Yucatán (4% cada uno), y el remanente localizado en el Distrito Federal, Michoacán, San Luis Potosí, Sinaloa y Tlaxcala con el 2% cada uno. La capacidad instalada en la industria de chapa y madera contrachapada en 1998 fue de 924 mil m3r, concentrada en los estados de Durango (36%), Chihuahua (27%), Guerrero (8%), y Oaxaca (7%).
La madera de pino es la principal materia prima para la fabricación de madera contrachapada para uso industrial (empaque) y construcción, mientras que las maderas latifoliadas templadas y tropicales de importación y producción nacional son usadas para fines decorativos y elaboración de muebles.
La capacidad instalada en la industria de tableros de madera en 1998 fue de 358 mil m3r, concentrándose en los estados de Michoacán (28%), Chihuahua (18%), Oaxaca (11%), y Durango (8%). La capacidad instalada en la industria de tableros de madera se utilizó en 63% en 1998.
La industria de tableros aglomerados de partícula fue en 1999 la industria líder con 485,646 ton producidas (1 m3 = 700 kg), que representó el 69% del total producido, seguida por la madera contrachapada con 182,243 ton producidas (1 m3 = 650 kg), y los tableros de fibra con 35,405 toneladas (1 m3 = 900 kg).
Los grosores de tableros aglomerados de partícula producidos por la industria nacional son de 3, 4, 5, 7, 9, 12, 19, y 25 mm. Los usuarios mexicanos de tableros aglomerados de partícula consideran los tableros aglomerados estadounidenses de mayor calidad que los tableros nacionales en términos del pegamento usado, uniformidad en el grosor, y mejor control de calidad pero los impuestos a la importación ponen en ventaja a los productos nacionales.
Los aranceles de madera contrachapada y tableros se han eliminado para productos con origen en Estados Unidos y Canadá a partir de 2003, con lo que las empresas mexicanas enfrentan un grave problema de mercado. Las importaciones de madera contrachapada de meranti provenientes de Indonesia están sujetas al pago de 23% de impuesto a la importación. Las cifras de consumo aparente para el período 1994-1999 de la industria de madera contrachapada y tableros aglomerados se presenta en el cuadro 4.4.
Respecto a las exportaciones se observa que con la devaluación del peso contra el dólar estadounidense, las exportaciones de madera contrachapada y tableros de partícula aumentaron considerablemente en 1995 y 1996. Sin embargo, éstas disminuyeron posteriormente para el caso de la madera contrachapada con una mejoría en 1999, se han mantenido constantes en el caso de tableros de fibra, y muestran una tendencia a aumentar en el caso de los tableros aglomerados (Cuadro 4.4).
Cuadro 4.4. Consumo aparente de madera contrachapada y tableros aglomerados.
Fuente |
1994 |
1995 |
1996 |
1997 |
1998 |
1999 |
Toneladas | ||||||
Madera contrachapada | ||||||
Producción |
101,554 |
136,400 |
139,300 |
175,765 |
185,016 |
182,243 |
Importación |
155,089 |
44,573 |
83,613 |
123,139 |
153,136 |
151,847 |
Exportación |
1,536 |
11,791 |
16,545 |
6,319 |
1,361 |
5,775 |
Consumo Aparente |
255,107 |
169,182 |
206,369 |
292,585 |
336,791 |
328,315 |
Tableros Aglomerados | ||||||
Producción |
285,700 |
401,700 |
409,305 |
420,340 |
429,783 |
485,646 |
Importación |
10,063 |
4,904 |
7,914 |
21,410 |
22,407 |
18,655 |
Exportación |
12,850 |
34,136 |
52,841 |
53,363 |
14,094 |
65,896 |
Consumo Aparente |
282,913 |
372,468 |
364,378 |
388,387 |
438,096 |
438,405 |
Tableros de fibra | ||||||
Producción |
24,000 |
23,400 |
38,022 |
38,022 |
39,829 |
35,405 |
Importación |
36,803 |
12,963 |
24,144 |
43,180 |
55,349 |
72,180 |
Exportación |
901 |
1,966 |
10,662 |
11,490 |
10,909 |
10,027 |
Consumo Aparente |
59,902 |
34,397 |
51,504 |
69,712 |
84,269 |
97,558 |
Fuente: ANAFATA.
Las importaciones de madera contrachapada y tableros muestran un comportamiento errático de 1994 hasta 1999. Las importaciones de contrachapados registran un decremento de 2% en ese período, aunque se nota una tendencia a aumentar en el futuro inmediato. Las importaciones de tableros aglomerados aumentaron en 85% entre 1994 y 1999 y en 96% en el caso de tableros de fibra. (Cuadro 4.4)
Los reportes muestran que la producción de madera contrachapada y tableros aglomerados de partícula ha aumentado entre 1994 y 1998 en 79% para la madera contrachapada, aunque en 1999 se registró una reducción del 1.5%; en 70% para los tableros aglomerados; y 47% para los tableros de fibra, aunque también en este caso se registró una reducción de 11% en 1999 con respecto a 1998; las tendencias se muestran en la figura 4.3
Las importaciones de madera contrachapada aumentaron en enero-septiembre 1999 con respecto al mismo período en 1998 en 40% para los productos provenientes de los Estados Unidos, 76% para los productos importados de Indonesia; 169% para los de Malasia; 187% para las importaciones de Chile; 144% para las de Ecuador; 58% para las de Perú; 69% para las de Guatemala; y 47% para las de Canadá. Estas cifras muestran la penetración creciente de productos del sudeste asiático, de Chile y Brasil en el mercado mexicano.
Figura 4.3. Tendencias de la producción y precio de chapa, madera contrachapada y tableros.
El precio promedio lab. México (US$ 290/millar pies cuadrados –año base=2000-) de tableros aglomerados nacionales fue sensiblemente superior al precio del producto estadounidense lab. frontera (US$ 270/millar pies cuadrados), que una vez incorporados los gastos de importación y transporte colocaron al producto nacional en ventaja contra el producto importado.
En el caso de madera contrachapada, el producto nacional, lab. México, fue 64% más caro que el producto estadounidense, lab. frontera, de US$ 84/millar pies cuadrados a US$ 50/millar pies cuadrados. Aún incorporando los gastos aduanales el producto importado resultó ser 35% más caro.
Los problemas de la industria de madera contrachapada y tableros aglomerados siguen siendo: (a) alto costo o insuficiencia de la materia prima, (b) desarticulación en la cadena productiva, (c) falta de inversión y actualización de la planta productiva, (d) falta de desarrollo tecnológico propio, y (e) desigualdad en costos financieros y fiscales con países productores competidores. La mayor parte de la maquinaria para madera contrachapada es de los Estados Unidos y la maquinaria para tableros regularmente proviene de Alemania.
Aún cuando los tableros contrachapados no se utilizan en forma intensiva en la construcción de vivienda existe una oportunidad de crecimiento para la industria en este segmento del mercado. El déficit estimado en 6.9 millones de viviendas y los materiales necesarios para amueblar esas viviendas ofrecen una oportunidad para que la industria aumente el uso de su capacidad instalada para satisfacer la demanda potencial por madera contrachapada.
La demanda de tableros continuará en los próximos años sobre todo incentivada por los cambios en diseño y construcción de vivienda que incluyen una mayor cantidad de estos materiales. No obstante, resultará difícil que la industria nacional pueda abastecer esta creciente demanda dadas sus enormes limitaciones sobre todo en lo referente a materia prima. Por su parte la fabricación de tableros con acabados en maderas finas muestra una acelerada sustitución por parte de los productos importados, principalmente de Asia.
El crecimiento de la industria se espera limitado tanto por la falta de materia prima como por la entrada de productos del extranjero de alta calidad a precios muy bajos. Un repunte en esta industria requerirá de un mejor control en la calidad de los productos y una fuerte inversión en la modernización de la infraestructura, misma que esta limitada a condiciones de materia prima inexistentes en el país.
La industria de fabricación de muebles es una de las principales usuarias de productos de madera. Se estima que hay aproximadamente 1,139 fabricantes de muebles formalmente establecidos, que emplearon en 1993 alrededor de 115,000 personas. El 86% de las empresas son pequeñas, el 12% son de tamaño mediano y sólo el 2% son grandes. En promedio, las empresas utilizan el 50% de su capacidad instalada. Cuarenta por ciento de las instalaciones se localiza en el estado de Jalisco, otro 40% en la zona metropolitana del Distrito Federal, y el remanente en los estados de México, Baja California, Aguascalientes, Nuevo León, Chihuahua, Puebla, Michoacán, y San Luis Potosí. En la tabla siguiente se indica la localización geográfica de la industria en 1993 (Cuadro 4.5).
Cuadro 4.5. Localización geográfica de la industria mueblera.
Entidad |
Madera |
Metal |
Distrito Federal |
130 |
78 |
México |
99 |
43 |
Jalisco |
93 |
34 |
Baja California Norte |
76 |
18 |
Chihuahua |
59 |
15 |
Nuevo León |
48 |
39 |
Aguascalientes |
-- |
13 |
Sonora |
30 |
-- |
Durango |
21 |
7 |
Total |
556 |
247 |
Porcentaje |
65.7 |
85.1 |
Fuente: BANCOMEXT. 1996. Oportunidades de Negocios para la Industria Mueblera. México.
Además existen aproximadamente 132 empresas maquiladoras de muebles (que emplean alrededor de 25,000 personas). El 96% se localiza en ciudades a lo largo de la frontera de México con los Estados Unidos en los estados de Baja California, Chihuahua, Sonora, Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León. Se ha estimado que estas plantas producen, en valor, tanto como las 2,000 fábricas no maquiladoras (US$ 540 millones en 1994). Estas fábricas dependen mayoritariamente de importaciones de madera aserrada de coníferas y latifoliadas, chapas y tableros de madera. El origen del capital es mexicano y estadounidense principalmente. Sólo 10 empresas incluyen capital de origen japonés, libanés, británico, taiwanés o español. La localización geográfica de estas plantas se indica en el cuadro 4.6.
Información actualizada respecto a las escalas de producción presentes en la industria de fabricación de muebles no está disponible, pero en estudios realizados a mediados de los años noventa se identificó que un gran número de “fábricas” en realidad son talleres, muchos de ellos familiares, cuya producción responde a pedidos específicos más que a una producción en línea.
El subsector de fabricación de muebles de madera se integró en 1996 por 849 empresas formalmente establecidas. El 87% son empresas pequeñas, el 11% son medianas y el 2% son grandes. La industria de muebles de madera está medianamente desarrollada y sus productos tienen una orientación artesanal (intensiva en mano de obra) y de bajo volumen de producción.
Cuadro 4.6. Distribución de empresas muebleras con capital extranjero.
Entidad |
Número de Empresas |
Baja California |
73 |
Coahuila |
6 |
Chihuahua |
25 |
Nuevo León |
3 |
Sonora |
11 |
Tamaulipas |
9 |
Durango |
1 |
Oaxaca |
1 |
Querétaro |
1 |
Sinaloa |
1 |
Zacatecas |
1 |
Total: |
132 |
Fuente: BANCOMEXT. 1996. Oportunidades de Negocios para la Industria Mueblera. México.
La industria del mueble de madera ha participado en promedio con menos del 1.0% al PIB, nacional y aproximadamente 2% al Producto Interno Manufacturero durante los años noventa. El Cuadro 4.7 muestra la participación de la industria del mueble en el PIB:
Cuadro 4.7. Tendencia de la participación de la industria mueblera en el PIB nacional.
Año |
Industria de la Madera |
Industria del Mueble | ||
Muebles de Madera |
Muebles Metálicos |
Total | ||
(miles de pesos a precios de 1980) | ||||
1989 |
39,662 |
23,586 |
4,912 |
28,498 |
1990 |
39,228 |
23,645 |
6,107 |
29,752 |
1991 |
39,457 |
24,301 |
6,305 |
30,606 |
1992 |
39,265 |
24,057 |
5,676 |
29,733 |
1993 |
37,731 |
24,163 |
5,321 |
29,784 |
1994 |
38,590 |
24,483 |
5,630 |
30,122 |
1995 |
33,126 |
19,522 |
4,512 |
24,034 |
TCMA |
-2.9 |
-3.1 |
-1.4 |
-2.8 |
Fuente: BANCOMEXT. 1996. Oportunidades de Negocios para la Industria Mueblera. México
Del total de ventas de muebles de madera, el 51% correspondió en 1995 a las empresas pequeñas, el 34% a las empresas medianas y el 15% a las grandes.
En la fabricación de muebles se combinan maderas de coníferas y latifoliadas (principalmente chapas), tableros de partícula y tableros MDF. La mayoría de los muebles se fabrican usando maderas de coníferas para la estructura y marcos cubiertos después con tableros MDF, tableros de partícula o madera laminada. Desde luego que también se fabrican muebles de madera maciza, principalmente para los estilos “rústico” y “colonial”, en donde el pino es la principal especie de madera usada.
Las maderas de coníferas y latifoliadas son ampliamente usadas en la ebanistería para manufacturar molduras y piezas de carpintería. En la fabricación de puertas de rejilla y entableradas también se usan estas maderas junto con madera de pino ponderosa mexicano, cedro, y abeto. El pino radiata, importado de Chile, compite en una forma muy leve todavía con las maderas de coníferas estadounidenses.
Tradicionalmente, la industria mexicana de fabricación de muebles ha usado pino nacional y maderas de especies tropicales, pero el abastecimiento es cada día más inseguro y problemas con la calidad de los productos han provocado que la industria haya incrementado las importaciones de madera aserrada, chapas, y tableros de madera en los años recientes. Los principales países proveedores son los Estados Unidos, Brasil, Chile, Bolivia, Perú y Guatemala.
La estructura de costos de muebles para el hogar de la industria mueblera mexicana, comparada con los Estados Unidos de Norteamérica, Italia, España, Alemania, y Taiwán, se muestra en el cuadro 4.8. Esta estructura muestra la baja competitividad de la industria mueblera mexicana sin considerar elementos de calidad.
Cuadro 4.8. Comparación de la estructura de costos de la industria mueblera.
Concepto |
México |
Estados Unidos |
España |
Italia |
Taiwán |
Alemania |
Materiales |
41 |
39 |
43 |
42 |
30 |
68 |
Gastos de fabricación |
16 |
20 |
22 |
21 |
11 |
34 |
Mano de obra |
19 |
12 |
14 |
14 |
13 |
20 |
Ventas y Administración |
16 |
14 |
15 |
15 |
11 |
24 |
Utilidades, Financiamiento e Impuestos |
8 |
4 |
5 |
4 |
6 |
6 |
Total |
100 |
89 |
99 |
96 |
71 |
152 |
Fuente: BANCOMEXT. 1996. Oportunidades de Negocios para la Industria Mueblera. México.
La mayoría de la maquinaria y equipo (aproximadamente 95%), utilizada por la industria mexicana de fabricación de muebles es semiautomática. El origen de la maquinaria es de Italia, Alemania, España y Brasil. También se usa maquinaria proveniente de los Estados Unidos y Taiwán. La notable dependencia tecnológica en este rubro, hace que las perspectivas de competitividad no sean muy alentadoras.
Casi la totalidad de las exportaciones de muebles de madera tiene como destino el mercado de los Estados Unidos, y las importaciones provienen de los Estados Unidos, Taiwán, Italia, y España. El Cuadro 4.9 muestra la dinámica de la balanza comercial en la industria de muebles.
Las principales fortalezas de la industria nacional de fabricación de muebles son: (a) bajo costo de la mano de obra, (b) disponibilidad de mano de obra, (c) calidad y productividad de la mano de obra.
Cuadro 4.9. Mercado de muebles.
Concepto |
Valor de la producción (millones de dólares) | ||||
1991 |
1992 |
1993 |
1994 |
1995 | |
Muebles de madera |
78.3 |
118.4 |
137.0 |
191.6 |
76.8 |
Total importaciones |
182.7 |
270.6 |
329.8 |
455.3 |
227.5 |
Muebles de madera |
269.8 |
175.7 |
185.9 |
209.5 |
255.4 |
Total exportaciones |
392.1 |
132.7 |
453.4 |
757.1 |
852.3 |
Fuente: BANCOMEXT. 1996. Oportunidades de Negocios para la Industria Mueblera. México.
Las principales debilidades son: (a) costos altos de materiales, (b) falta de mano de obra calificada, (c) falta de gerencia calificada, (d) infraestructura pobre de diseño, (e) limitada disponibilidad de industrias proveedoras de partes y componentes, productos dimensionados, maquinaria, etc., (f) escasa integración y baja escala de producción, (g) poca especialización y variedad excesiva de materiales usados, (h) insuficiente normalización y estandarización de partes, (i) poca utilización de controles de calidad y normas internacionales, (j) tecnología anticuada y producción orientada al tipo artesanal, y (k) orientación principalmente al mercado interno y reactiva a demandas externas.
Las oportunidades que tiene la industria de muebles de madera se concentran en los mercados de Estados Unidos por su cercanía, crecimiento y gasto per cápita en adquisición de muebles, y el europeo, que aunque es un mercado intercomunitario ofrece nichos para muebles artesanales de madera.
En general la industria tiene perspectivas de crecer y consolidarse sobre todo en el mercado de muebles artesanales. El mercado de muebles con acabados finos requiere de mejor mano de obra, materia prima y tecnología que resulta difícil lograr por parte de los productores nacionales.
Se estima que México enfrenta un déficit anual de casas de aproximadamente 600,000 unidades, con un rezago acumulado de 8 a 10 millones de unidades. Este déficit se observa fácilmente en las principales ciudades del país pero también es un problema importante en las áreas rurales.
En México no existe una tradición en el uso de la madera en aplicaciones estructurales. Los usos principales de la madera en la construcción de casas son: (a) uso temporal para el colado de concreto, y (b) usos decorativos, como puertas, ventanas, marcos y molduras, recubrimientos y lambrines, muebles, y pisos.
El método tradicional de construcción en México es a base de concreto y materiales de mampostería. Estos materiales se encuentran fácilmente disponibles en el mercado además de que las tradiciones y la cultura mexicana favorecen estos materiales sobre la madera. Sin embargo, en años recientes, algunos inversionistas inmobiliarios y cadenas multinacionales de hoteles han iniciado el uso de madera con fines estructurales en la construcción de hoteles.
Los usos principales actuales de la madera tratada en México son postes, pilotes, y durmientes para ferrocarril, así como otros usos donde la madera está en contacto con el suelo o expuesta a los elementos del medio ambiente. En la actualidad el mercado de madera tratada de coníferas en México está dirigido principalmente a cubrir la demanda de postes y durmientes.
La producción nacional de madera tratada fue aproximadamente de 220,000 m3 para el año 2000, aunque la tendencia promedio de mediano plazo es a estabilizar la producción en aproximadamente 170,000 m3 (Figura 4.4). En promedio el 50% de esta producción son postes; el 40% son durmientes; y el remanente 10% es madera aserrada.
El consumo de madera tratada en México es de aproximadamente 275,000 m3 por año, con importaciones de alrededor del 20% (57,000 m3). Las compañías tratadoras abastecen alrededor del 80% del mercado de madera tratada en México. La industria operó en 1998 al 56% de su capacidad instalada debido en parte a la forma en que los usuarios de durmientes compran los productos (Figura 4.4).
Figura 4.4. Producción y precios de postes, pilotes y morillos en México.
En México operan 11 plantas de tratamiento a presión, que en su mayoría procesan postes y durmientes para las compañías de electricidad, teléfonos y los ferrocarriles. El 67% de estas plantas, incluyendo las más grandes, están establecidas en los estados de Chihuahua, Durango y Sonora. Otras más se localizan en Oaxaca y Michoacán.
Los postes, pilotes y morillos son producidos principalmente de madera de coníferas (pinos del grupo ponderosa en su mayoría) en un 80%. El remanente es producido utilizando encino y maderas comunes tropicales. Estos productos son fabricados principalmente para la CFE, y para la compañía TELMEX. La producción y la demanda de productos de madera tratados no es consistente y depende fundamentalmente de los programas de compra de las compañías usuarias de estos productos. Todos los postes para la CFE deben ser tratados con pentaclorofenol. TELMEX sólo acepta postes tratados con creosota o con CCA por razones de protección al ambiente.
Los durmientes representan uno de los usos más significativos de madera tratada en México. Los consumidores principales son las compañías de ferrocarril que compraron las líneas dejadas por la empresa gubernamental FNM. La mayoría de los durmientes para ferrocarril son de maderas tropicales (64%), aunque la mayoría de los durmientes tratados son de pino. Los durmientes aceptados por las compañías de ferrocarriles deben ser tratados únicamente con creosota.
Una planta típica de tratamiento en México tiene un cilindro para tratamiento a presión con dimensiones promedio de 6’ X 40’. Sólo un número limitado de plantas tiene dos cilindros. Algunas compañías son propietarias de varias plantas de tratamiento.
Los postes en su mayoría son tratados con pentaclorofenol (75%), mientras que la mayoría de los durmientes son tratados con creosota (80%), y la madera aserrada es tratada casi siempre con CCA (85%). La creosota y el pentaclorofenol son producidos en México y solamente se importan las sales CCA. El Cuadro 4.10 muestra la proporción por tipos de tratamiento.
Cuadro 4.10. Tratamiento de productos por tipo de madera y químicos usados.
Tratamiento de la Madera | |||
Tipo de madera |
Postes,
pilotes y |
Durmientes |
Madera aserrada |
Coníferas: - Pino - Abeto - Otras coníferas |
|||
77% |
36% |
100% | |
1% |
|||
3% |
|||
Latifoliadas: - Encino - Otras latifoliadas - Especies tropicales |
|||
3% |
5% |
||
2% |
|||
14% |
58% |
||
Total |
100% |
100% |
100% |
Tipo de tratamiento |
|||
Creosota |
15% |
80% |
15% |
Pentaclorofenol |
75% |
20% |
|
CCA |
10% |
85% | |
Total |
100% |
100% |
100% |
Fuente: The Mexican Market for Treated Wood Products. Abel, Daft, Early & Ward International. 1997.
El tratamiento de impregnación de madera aserrada es relativamente nuevo en México. La madera aserrada tratada es casi en su totalidad pino ponderosa (75% del total) o pino amarillo del sur y el proceso de tratamiento químico preferido es CCA, aunque también se usa la creosota ocasionalmente. El tratamiento con pentaclorofenol se ha prácticamente eliminado por sus propiedades tóxicas. Las compañías mexicanas tratadoras siguen las recomendaciones de la AWPA para tratar la madera. El porcentaje de madera aserrada tratada que se usa en el sur de México es relativamente pequeño (alrededor del 25%).
Del total de plantas de tratamiento a presión instaladas en México (11), únicamente 7 plantas trataban madera aserrada en cantidades significativas en 1997. En el mismo año, solamente 4 plantas estaban operando. Es un hecho que existe un exceso de capacidad instalada para tratar madera aserrada.
El mercado de madera aserrada tratada en México ha fluctuado entre 15-25,000 m3 en los últimos años. Los usos más importantes de la madera aserrada tratada son en la agricultura y la industria. La distribución de estos productos se muestra en el cuadro 4.11.
Cuadro 4.11. Distribución de los usos de la madera aserrada tratada.
Segmento de mercado |
Usos |
Consumo (000 m3) |
Participación (%) |
Agricultura |
Estacas, bardas, corrales, |
4.8 |
30 |
Industria |
Torres de enfriamiento, pisos de plantas automotores |
5.6 |
35 |
Turismo |
Marinas, andadores, hoteles, Restaurantes, parques de diversión |
4.0 |
25 |
Residencial |
Balcones, bardas, gazebos, otros |
1.6 |
10 |
Total: |
16.0 |
100 |
Fuente: The Mexican Market for Treated Wood Products. Abel, Daft, Early & Ward International. 1997.
El producto que compite con la madera aserrada tratada es el cemento. Muchos muelles en México y otras aplicaciones marinas están hechos con concreto. Alrededor del 20% de los durmientes producidos en México son de concreto, a pesar de que su vida útil es de 7 años contra 20 años de los durmientes de madera tratados y su costo es 20% mayor que el durmiente de madera. La falta de caminos y vías de ferrocarril en las áreas forestales provocan altos costos de transporte que influyen en forma significativa en el precio de la madera tratada, ya que la madera debe ser llevada al aserradero y después a la planta de tratamiento, y finalmente al usuario final.
Aproximadamente un 25% del mercado de madera tratada en México se abastece con importaciones de los Estados Unidos (95%). Las importaciones se muestran en el cuadro 4.12. las importaciones de productos de madera tratados a presión principalmente son postes. Las importaciones de madera dimensionada tratada es de aproximadamente 4,000 m3, menos del 1.5% del mercado total de madera tratada pero el 25% del mercado de madera aserrada tratada. Las importaciones de madera aserrada tratada están dominadas por fabricantes estadounidenses con el 95%, aunque ocasionalmente, se realizan importaciones de madera tratada proveniente de Canadá y Chile.
Algunas de los obstáculos presentes en el mercado de madera tratada en México son las siguientes: (a) limitado conocimiento de las ventajas de la madera tratada y usos, (b) reducida tradición en el uso de productos de madera, además de los usos decorativos, (c) limitado apoyo de compañías de seguros y bancos, y (d) deficiente infraestructura de transporte que afecta negativamente la competitividad de la madera cuando se la compara con otros materiales.
Producto |
Importaciones (m3) | ||
1992 |
1993 |
1994 | |
Madera áspera tratada (postes, pilotes, morillos) |
101,700 |
81,800 |
2,800 |
Durmientes tratados |
700 |
1,300 |
20 |
Madera aserrada tratada |
9,500 |
6,500 |
5,700 |
Total |
111,900 |
89,600 |
8,520 |
Fuente: The Mexican Market for Treated Wood Products. Abel, Daft, Early & Ward International. 1997.
Existe un alto potencial de crecimiento en el uso de madera aserrada tratada como resultado de: (a) la humedad y los insectos en algunas regiones de México casi obligan al uso de madera tratada, (b) la madera tratada tiene un nicho importante en usos marinos y en áreas turísticas, (c) el uso residencial en las 55,000 casas construidas anualmente para el segmento de población de alto ingreso económico, (d) el uso de madera tratada en aplicaciones estructurales es una oportunidad a largo plazo.
Se espera que la demanda por madera tratada en México crezca a 43,000 m3 en el año 2005 y que esta tasa de crecimiento continúe. Las áreas que ofrecen el mayor potencial de crecimiento son los usos marinos y residenciales, que en forma combinada podrán representar el 35-50% del mercado total. El uso agrícola permanecerá con una participación promedio del 30%.
Dada la capacidad instalada y los problemas de abastecimiento de materia prima se estima que la producción de madera tratada, pilotes y postes no crezca al ritmo que la demanda. Por su parte, la demanda de durmientes de diferentes especies tropicales ha aumentado en años recientes, aunque el uso de estos durmientes es generalmente para la producción de madera estructurada, chapa o acabados.
La industria de la celulosa y del papel registró un total de 64 plantas en 2002, el 89% de éstas son fábricas de papel, mientras que el 11% son plantas integradas verticalmente en la producción de celulosa y papel. Dos de las siete fábricas de celulosa y papel se localizan en el estado de Veracruz y una en cada uno de los estados de Chihuahua, Durango, Jalisco, Michoacán y Oaxaca. Por su parte, de las 57 plantas de celulosa y papel, el 35% se localiza en el estado de México, seguido por el Distrito Federal, Nuevo León, y San Luis Potosí.
En promedio alrededor de 2 Millones de m3r se destinan a la producción de celulosa en México. Las tendencias muestran que esta cifra puede incrementar hasta casi 4 Millones de m3r hacia el año 2020 (Figura 4.4). Por su parte, el precio de la materia prima para usarse en la producción de celulosa es de aproximadamente $250 pesos / m3 (Año Base 2000) y se espera que se mantenga el precio a este nivel.
Figura 4.4. Producción y precios de celulosa en México.
Los principales problemas que enfrenta esta industria de celulosa y papel son: (a) ineficiente abasto de materia prima, (b) falta de integración en la cadena productiva, (c) insuficiencia de recursos financieros competitivos, y (d) bajas economías de escala.
La capacidad instalada de la industria fue de 758,000 ton en 1999, lo que representa una reducción de 33% con respecto a la capacidad registrada en 1990 que fue de 1’139,000 ton. El 32% de esta capacidad corresponde a las fábricas de celulosa blanqueada de madera, el 27% a las de celulosa blanqueada pero de plantas anuales, el 26% a las de celulosa sin blanquear de madera, y el 14% a las pulpas mecánicas. En promedio, la utilización de la capacidad instalada es del 72% (Año Base 1999).
Las importaciones de celulosa química al sulfato de madera han aumentado consistentemente a partir de 1992 hasta llegar a representar casi 2.5 veces el volumen de la producción nacional en 1993, aunque en 1999 esta relación disminuyó a 1.6 veces. En México no se produce celulosa química de madera al sulfito, por lo que el material comerciado es totalmente de importación. Lo contrario sucede con la celulosa química de plantas anuales, donde la producción nacional cubre la demanda del producto. Las importaciones de pulpas mecánicas han tendido a disminuir a partir de 1998, después de haber llegado a representar hasta 13 veces el volumen de la producción nacional en 1997.
La CNICP agrupa la producción de papeles en 5 grupos: (a) periódico y libro de texto, (b) papeles blancos para escritura e impresión, (c) empaque, (d) sanitario y facial, y (e) especiales. Las importaciones de todos los tipos de papeles han aumentado consistentemente sin excepción en la última década, y van desde una séptima parte del volumen de la producción nacional (cartoncillo), a una tercera parte (escritura e impresión), a dos terceras partes (periódico y libro de texto), hasta la totalidad (cartoncillo). La participación relativa de los diferentes tipos de papeles en las importaciones en 1999 fue de 45% en papeles para empaque, 34% escritura e impresión, 18% especiales, y 3% sanitario y facial. En todos los casos se observa un crecimiento constante, aunque en el caso de los papeles de escritura e impresión la participación relativa en 1999 es menor que la de 1990.
El volumen total del consumo de materias primas fibrosas en la producción de papel ha aumentado consistentemente en la última década, pasando de 3.12 millones de toneladas métricas en 1990 a 4.38 millones en 1999, lo que representa el 38% de aumento. Las fibras secundarias son la principal materia prima con una participación creciente hasta 79% en 1999. La celulosa química de madera es la segunda materia prima en importancia con 13% en 1999, aunque con una participación tendiente a disminuir. Siguen la celulosa química de plantas anuales con 6% en 1999, también con una tendencia decreciente en su participación relativa. Las pulpas mecánicas tienen el último lugar con 2% y también muestran una tendencia decreciente en su participación relativa en la última década.
La participación relativa de la importación de celulosas, pulpas mecánicas y fibras secundarias indica que estas últimas ocuparon el primer lugar con 73% en 1999, seguidas de la celulosa química de madera con 26% y las pulpas mecánicas con 1%, mostrando una tendencia decreciente en los últimos años.
México ocupa el 14º lugar entre los principales países recolectores de fibras secundarias con un índice de recolección de 46% referido al volumen de recolección y al volumen del consumo aparente. Con relación al índice de utilización de fibra secundaria, México ocupó el segundo lugar en 1998 con cerca del 80%, sólo superado por Dinamarca con 83%.
Las importaciones de los diferentes tipos de papeles indicados anteriormente han aumentado consistentemente sin excepción en la última década, y van desde una séptima parte del volumen de la producción nacional (cartoncillo), a una tercera parte (escritura e impresión), a dos terceras partes (periódico y libro de texto), hasta la totalidad (cartoncillo).
Si México quiere sustituir importaciones de fibra virgen, se necesitará establecer como mínimo una unidad grande de producción de celulosa basada en plantaciones, tan pronto como sea posible. El programa de plantaciones previsto sugiere que en el año 2020 se podría producir 4.5 millones de toneladas de celulosa, permitiendo una exportación de 2 millones de ton., o usar este tipo de fibra virgen para sustituir una parte de fibra reciclada importada de Estados Unidos.
Para mantener la importación de papel y cartón en forma más o menos controlada, el país debe generar más de 5 millones de toneladas de nueva capacidad y renovar las máquinas existentes, muchas de ellas pequeñas y obsoletas, antes del año 2025.
Estimaciones de la CNICP indican que para el año 2005 el consumo aparente de papel crecerá en 1.6 millones de ton respecto a 1999 para llegar a 6.6 millones de ton. También se estima un aumento en la capacidad instalada en la industria del papel de 0.7 millones de ton para alcanzar 5.2 millones en 2004. Para satisfacer la producción estimada de papel en el año 2005, se estima un consumo de 5.4 millones de ton de materias primas fibrosas, que significa un incremento de casi 1 millón de ton con respecto a 1999.
Las estimaciones previstas por la CNICP indican que aún aumentando el nivel de uso de la capacidad instalada en la industria de celulosa en todos sus tipos hasta el máximo teórico previsible (90%), la producción nacional no logrará satisfacer la demanda esperada por materias primas fibrosas vírgenes. Lo mismo sucede con las fibras secundarias en cuyo caso se prevé que el índice de recolección se mantenga en los próximos años en 46%, aún cuando la recolección aumente a una tasa media anual de 5.5% en los próximos cinco años. Estas estimaciones suponen que la capacidad instalada por tipo de celulosa en los próximos cinco años será la misma que la capacidad instalada en 1999.
En México se utilizan alrededor de 1,000 productos no maderables (hojas, frutos, gomas, ceras, fibras, tierra, hongos, cortezas, entre otros), los cuales se obtienen de un gran número de especies distribuidas en los diferentes ecosistemas presentes en el territorio nacional (Figura 4.5). Se han identificado aproximadamente 5,000 taxa de plantas útiles y 215 especies de hongos, cifras conservadoras si se considera que en México existen alrededor de 30,000 especies de fanerógamas y de 120,000 a 140,000 especies de hongos (Rzedowski, 1992, Guzmán, 1995).
Figura 4.5. Distribución de Especies con usos no maderables por tipo de vegetación (%)
Fuente: Tejeda et al., 1998
Los PFNM más comunes dentro del mercado son aproximadamente 70, con una producción promedio anual de 68,000 ton/ año (Tejeda et al., 1998), aunque esta cifra solo considera aquellos productos que están sujetos a un control oficial, ya que existe un volumen muy grande que se comercializa sin control oficial o se usa en el autoconsumo.
La producción nacional de PFNM ha venido a la baja en años recientes. Solo la tierra de monte ha mantenido su nivel promedio de producción. La expectativa es que esta tendencia se mantenga a la baja debido a la reducción de los mercados de los principales productos (Figura 4.6ª).
Por su parte los precios de los PFNM más importantes han tenido un comportamiento errático. Algunos claramente han reducido su precio como lo es la Tierra de Monte, gomas y comestibles; otros han mostrado precios constantes como las ceras, mientras que solo las fibras y resinas han registrado un pequeño incremento en el periodo 1995-1998 (Figura 4.6). El valor de la producción de PFNM se muestra en la Figura 4.6b. La tendencia general es hacia la baja tanto por reducción de precios reales como por reducción del volumen de producción.
La amplia variedad de PFNM involucra diversas formas de aprovechamiento, diferentes tipos de productores, así como procesos de beneficio o industrialización diversos. De aquí que el número de productos no maderables bajo aprovechamiento supere, con mucho, a la cantidad de especies involucradas. Esto implica que partes de una especie pueden producir productos diferentes e incluso cada uno de éstos puede tener diferentes usos.
El aprovechamiento puede involucrar solo una parte de una planta, que puede ser la raíz, el tallo, hojas, flores, frutos, corteza o algún exudado. En la mayoría de los casos el aprovechamiento es terminal, esto es, aunque solo se disponga de una parte de la planta la forma de recolecta o la importancia de la parte cosechada imposibilita a que la planta sobreviva. En otros casos se siguen procedimientos de recolecta en los que incluso se pone en riesgo la capacidad reproductiva de la planta en el largo plazo, ya sea porque se destruye o altera el hábitat o micro hábitat de la especie, o bien, porque el aprovechamiento es tan intensivo que elimina a los individuos en una superficie considerable.
Figura 4.6. Tendencias de la producción y precios de PFNM.
Fuente: Información de la Dirección General Forestal.
Varios estudios muestran que los aprovechamientos de PFNM proporcionan las utilidades más bajas por unidad de área dentro del bosque (Negreros et al. 2000). De aquí que estos ingresos sean rara vez suficientes para mantener los requerimientos de subsistencia de los propietarios o recolectores. Esta condición obliga a los recolectores a sobre explotar el inventario, buscar nuevas actividades, o bien manipular el bosque para obtener mejores utilidades. La mayor parte de los aprovechamientos no toman en consideración prácticas de recolecta que promuevan regeneración o protección de la especie, o estimación de cosechas sustentables. La ausencia de estas actividades se debe al desconocimiento de tales prácticas y la evidente falta de planeación en las actividades de recolecta.
En algunos PFNM y para algunas regiones existe una “moda” de uso de algún recurso en particular, frecuentemente ligada a un exceso de demanda que se hace evidente con un trabajo más intensivo de acopiadores o la intervención de grandes empresas comercializadoras. Así por ejemplo, la demanda de algún producto puede elevarse drásticamente debido ya sea a un ciclo económico o bien producto de algún descubrimiento de uso de la especie. Esta demanda eleva rápidamente los niveles de cosecha en zonas con presencia de la especie, con la consecuente sobreexplotación del recurso y el beneficio temporal de los propietarios y recolectores.
La producción de los PFNM de clima templado se ubica a lo largo de las serranías más importantes de México como son la Sierra Madre Occidental, la Sierra Madre Oriental, el Eje Neovolcánico, la Sierra Madre del Sur y la Sierra Madre de Chiapas. Los estados que sobresalen por su producción son el Estado de México, Michoacán, Oaxaca, Jalisco y Guerrero.
Los principales productos no maderables que se pueden obtener del bosque templado son: resinas, exudados, aceites esenciales, tierra de monte, hongos, musgo, heno y doradilla, especies ornamentales y medicinales, cortezas, colorantes y taninos, follaje, flores, frutos y semillas, raíces y rizomas, árboles de navidad, conos y semillas forestales y leña. Hacia 1995 este ecosistema presentó la mayor producción de PFNM, con un aporte del 55% de la producción no maderable y representando una derrama económica estimada en 42 millones de pesos (Base=1995).
No obstante el potencial que presentan los PFNM, la mayoría de ellos se obtiene de especies que crecen de manera silvestre en el bosque, aunque algunas de ellas se encuentran como escapadas de los huertos familiares. Algunas más, (muy pocas) son toleradas, fomentadas, cultivadas o se encuentran en proceso de domesticación (v.gr. Jaltomata procumbens y Crataegus pubescens), lo que significa que los recolectores conocen la fenología de las especies, su forma de propagación así como algunos aspectos de su manejo.
Esta actividad moviliza a varios miles de personas involucradas tanto en la recolección, beneficio, industrialización y comercialización, como en el autoconsumo de los mismos. La mayoría de las especies se emplean en autoconsumo y se recogen generalmente cuando se requieren; sin embargo algunas de ellas se recolectan por pedido o para venta en mercados usualmente con largas cadenas de comercialización.
En un estudio auspiciado por el Banco Mundial23 se detectaron 1293 especies provenientes de bosques templados, de los estados de Chihuahua, Durango, Jalisco, Michoacán, Guerrero y Oaxaca, las cuales presentan algún uso; éstas pertenecen a 171 familias, 131 de las cuales son plantas y 40 pertenecen al reino fungi, con 1108 y 185 especies respectivamente; 15 de estas familias, representan el 55.4% de las especies; entre estas resaltan las compuestas (207 especies) y las gramíneas (151 especies). Las especies que destacan por su importancia son (Pinus spp.) con aproximadamente 10 especies, los hongos comestibles (aproximadamente 200 especies), el nogal (Juglans regius), la hoja de laurel (Litsea glausencens), el musgo (Thuidium robustum, Polytrichum juniperinum), el heno (Tillandsia spp.), la vara perlilla (Simphoricarpus microphyllum), la raíz de zacatón (Muhlenbergia macroura), la doradilla (Selaginella lepidophylla), los quelites (Chenopodium spp.), el sauce (Salix spp.) y el taxcal (Juniperus deppeana), entre otros. Los usos más frecuentes son el medicinal, el forrajero y el comestible con 54.7%, 27.3% y 26.1% de las especies respectivamente. Resaltan además las especies con uso decorativo con 12.1% de las especies (Figura 4.7). El 35.3% de las especies presentan dos o más usos (457 especies), siendo las que presentan solo dos usos las más frecuentes (219 especies), seguido de las que tienen tres opciones de empleo (139 especies).
Figura 4.7. Número de especies por tipo de uso de los productos forestales no maderables de bosques templados.
Fuente: Tejeda et al., 1998.
La producción de productos forestales no maderables de clima tropical y subtropical se distribuye a lo largo de los declives de las Sierras Madre Oriental y Occidental, Cuencas del Balsas y del Papaloapan, Itsmo de Tehuantepec, Chiapas y Península de Yucatán. Se estima que toda el área de distribución cubre una superficie de 26.4 millones de ha, mismas que representan el 13.4% del territorio nacional (Tejeda et al., 1998).
La producción de PFNM de clima tropical ocupó en 1995 el tercer lugar en producción no maderable, con 5,479 toneladas (13 % de la producción nacional) que representan una derrama económica de 16.5 millones de pesos (20 % del total nacional). Esta producción se ha mantenido prácticamente constante. Hacia el año 1999 la producción sólo se ha reducido en 8%.
Las especies que sobresalen por su mayor uso para la producción de PFNM de clima tropical son palma camedor (Chamaedorea tepejilote, Chamaedorea spp.), chicozapote (Manilkara zapota), palma real (Scheelea liebmannu), palma de sombrero (Sabal sp., Brahea dulcis), Otate (Arthrostylidium pittierl), pimienta gorda (Pimenta dioica), barbasco (Dioscorea alata, Dioscorea spp.), malanga de montaña (Xanthosoma robustum), cuatecomate (Crescentia alata), guarumbo (Cecropia obtusifolia), nanche (Byrsonima crassifolia), cuachalalate (Anphyterigium adstringens), pochote (Ceiba aesculifolia), guaje (Leucaena spp.), y querengue (Vitex mollis).
La diversidad de especies en clima tropical es mayor que en cualquiera de los demás ecosistemas, de aquí que la cantidad de productos no maderables recolectados sea aún mayor; aunque por lo regular son de autoconsumo a nivel muy local y rara vez a nivel regional. La Figura 4.8 muestra la distribución de la producción de las especies más importantes que producen PFNM.
Figura 4.8. Principales productos forestales no maderables en el trópico (ton / año).
Fuente: Tejeda et al., 1998.
La producción de PFNM de clima árido y semiárido se distribuye en el altiplano mexicano, incluyendo los estados de Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes, Zacatecas, San Luis Potosí, Durango, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, así como Sonora y la Península de Baja California. La producción en menor escala se concentra en los estados de México, Oaxaca, Puebla, Hidalgo, y Tamaulipas. Se estima que toda el área de distribución cubre una superficie de 58.5 millones de ha, mismas que representan el 30% del territorio nacional (Tejeda et al., 1998).
En 1995 la producción de PFNM de clima árido y semiárido ocupó el segundo lugar en producción no maderable con 13,342 ton (29%) y una derrama económica estimada en 24 millones de pesos (32% del total nacional). La participación de estos productos dentro del total de PFNM se ha reducido notablemente en los últimos 5 años, ya que la participación en 1999 fue tan sólo del 23 %. Gran parte del problema se atribuye a la enorme cantidad de sustitutos (principalmente sintéticos) que han reducido notablemente tanto la demanda como el precio de la mayoría de los PFNM de estas regiones.
El aprovechamiento de los recursos no maderables en las zonas áridas y semiáridas se concentra en especies como la candelilla (Euphorbia antisiphyllitica), la lechuguilla (Agave lechugilla), orégano (Lippia spp.), nopal (Opuntia spp.), palmilla (Nolina spp.), numerosas cactáceas (Pereskiopsis spp., Hylocereus spp. Mammillaria spp., Lophophora williamsii, etc.), magueyes (Agave spp.), piñón (Pinus cembroides), gobernadora, (Larrea tridentata), jojoba (Simmondsia chinensis), el palo fierro (Olneya tesota) la yuca (Yucca carnerosana, Fuca sp.), el sotol (Dasilyrion sp.), la damiana (Turnera diffusa), la zarzaparrilla (Smilax spp.), el mezquite (Prosopis juljqora) y el cortadillo (Nolina cespitifera). Por su volumen de producción las especies que sobresalen son: la lechuguilla, la palmilla y la yuca. Productos como el orégano, cera de candelilla, la raíz de zacatón y los ixtles de palma y lechuguilla, tienen un mercado establecido que puede representar ingresos para las poblaciones marginadas del semidesierto. La figura 4.9 muestra las proporciones de producción de las principales especies para el año 1995.
Figura 4.9. Especies de clima árido y semiárido que producen PFNM.
Fuente: Tejeda et al., 1998.
La producción de PFNM tiene dos problemas fundamentales (a) la existencia de una enorme variedad de productos, la mayor parte de los cuales no cuenta con un mercado desarrollado o incluso una estrategia de producción y comercialización y (b) la temporalidad de la mayor parte de los productos, tanto en oferta como en la demanda.
El mercado actual de PFNM se concentra en productos con mercados muy cerrados y específicos. La tierra de monte, resinas y ceras han sido tradicionalmente productos de alta demanda con mercados definidos, misma que no ha crecido debido a la enorme cantidad de productos importados y sustitutos. Por su parte, los productos comestibles y medicinales con mercados estacionales y muy variables han elevado su demanda y se espera que ésta siga creciendo.
Para la gran mayoría de los productos con mercados bien definidos, las cadenas de comercialización son muy claras. Existe un recolector o grupo de recolectores que realizan la producción primaria (recolecta); la mayor parte de esta producción se concentra con acopiadores (generalmente fijos) y éstos usualmente realizan un beneficio inicial o bien una clasificación. Finalmente, el producto es trasladado a los centros de industrialización o beneficio final. El diferencial de precios dentro de esta cadena es muy grande y la mayor utilidad generalmente se obtiene en los últimos eslabones de la cadena.
La expectativa de ampliación de estos mercados es limitada, no solo por la enorme presión que ejerce el comercio internacional y la comunidad ambientalista sobre la sobreexplotación de estos recursos, sino porque muchos de los productos han venido en desuso y ha crecido el uso de productos sintéticos de mayor calidad y homogeneidad.
Para este tipo de productos resulta preocupante su forma de aprovechamiento. En general, el manejo sustentable para la producción de PFNM “es cuestionable” por consideraciones técnicas, económicas y sociales. Las técnicas de recolecta y beneficio son marginalmente productivas y es evidente una falta de investigación, capacitación y difusión sobre las técnicas de manejo y aprovechamiento de los PFNM que garantizan sustentabilidad. Muchos de los aprovechamientos tienen tasas de cosecha muy por arriba de los niveles sustentables y resulta alarmante la falta de evaluación y monitoreo de los aprovechamientos de PFNM a pesar de que existe una sobre regulación y confusión de los criterios por parte de la autoridad en la materia.
A pesar de estas limitaciones los productos no maderables ofrecen un potencial importante como fuente de ingreso y de empleo temporal. Generan alimentos, medicinas y otros productos de autoconsumo para la población rural, especialmente para las mujeres y grupos con menores ingresos a lo largo de los diferentes ecosistemas forestales. Los conocimientos sobre su potencial son todavía deficientes y poco sistematizados. Sin embargo, los productos no maderables y los conocimientos tradicionales vinculados a ellos, ofrecen posibilidades para mejorar la conservación de los recursos forestales y promover su manejo sustentable.
Dadas las actuales condiciones de desarrollo resulta difícil pensar en una estrategia de producción totalmente basada en la producción de PFNM. Sin embargo en algunas zonas y para algunos productos, estrategias de promoción y desarrollo de PFNM podrían brindar mayores fuentes de empleo y promover la conservación del bosque. Entre estas estrategias se encuentran (a) Promoción de mercados brindando información sobre los productos, disponibilidad y características. Esta estrategia puede ir ligada con una Norma Oficial Mexicana (NOM) con fuerte monitoreo o bien ligada a un mecanismo de certificación que imponga reglas o proporcione incentivos para el uso de técnicas de aprovechamiento sustentable (b) Identificar y promover las Prácticas Mejoradas de Manejo Forestal que reduzcan los impactos negativos a la producción de servicios ambientales y no maderables (c) Fomento a la investigación sobre técnicas de manejo, aprovechamiento, caracterización biológica, distribución y existencias de los PFNM.
Para el grupo (la mayoría) de productos donde no hay un mercado definido, como lo son la materia prima para los productos artesanales, la mayoría de los comestibles, forrajeros, medicinales, pesticidas, decorativos y de rituales o religiosos, la oferta es muy estacional y la demanda sigue esta tendencia. Por razones obvias, los precios de los productos bajan en la época de mayor disponibilidad del producto y suben antes o después de este periodo. En este caso es muy común que existan acopiadores volantes, mismos que visitan varias comunidades en busca de los productos. Para algunos productos el recolector vende directamente en los mercados regionales donde los mismos mercaderes actúan como acopiadores, sobre todo de aquellos productos escasos o que requieren algún beneficio adicional.
La expectativa de ampliación del mercado de estos productos es grande, sobre todo porque (a) no se han explorado usos regionales adicionales que podrían a través de prospección tecnificada brindar nuevos productos y usos (b) en regiones marginadas los productos sustitutos son inaccesibles y no hay una cultura para su uso (c) el movimiento ambientalista ha promovido el uso de algunos de estos productos y existe la posibilidad de crear un mercado verde que premie a los productores que sigan prácticas sustentables de recolecta.
Los servicios ambientales son todo aquel conjunto de condiciones y procesos naturales (incluyendo las especies y los genes) que la sociedad puede utilizar y que ofrecen las áreas naturales por su simple existencia. Dentro de este conjunto de servicios se pueden señalar la existencia de biodiversidad, el mantenimiento de germoplasma con uso potencial para el beneficio humano, el mantenimiento de valores estéticos y filosóficos, la estabilidad climática, la contribución a ciclos básicos (agua, carbono y otros nutrientes) y la conservación de suelos entre otros. Para el caso particular de recursos forestales la producción de tales servicios está determinada por las características de las áreas naturales y su entorno socioeconómico.
Debido a una enorme cantidad de factores, la producción de servicios ambientales se ve día a día amenazada por el uso de prácticas no sustentables de manejo de recursos forestales. Una de las principales distorsiones que impiden que se generen señales a favor de la conservación de los recursos naturales y con ello una producción sostenida de servicios ambientales, es que tales servicios frecuentemente no tienen mercado, es decir, no existe un precio que refleje cuánto cuesta mantenerlos o cuántos beneficios generan, razón por la cual la sociedad actúa como si no costara nada destruirlos y como si existieran en cantidades ilimitadas. Ello provoca que haya una sobre utilización de los bienes y servicios derivados de las áreas naturales que sí tienen mercado, dando por resultado un eventual agotamiento de estas áreas y la consecuente reducción en la producción de servicios ambientales. A continuación se muestra una breve caracterización de las tendencias de diferentes servicios ambientales en México, a saber: pastoreo, captura de agua o desempeño hidráulico, biodiversidad, captura de carbono, y valores estéticos y recreación.
El pastoreo en bosques y selvas es un servicio de amplio uso en zonas rurales. Se estima que aproximadamente el 65% de la superficie forestal arbolada se dedica a labores de pastoreo, sobresale el pastoreo de ganado bovino, ovino y caprino. Esta actividad se realiza regularmente en forma trashumante y siguiendo rutas tradicionales. En otras ocasiones, el pastoreo se realiza en áreas más o menos definidas dentro del bosque, mismas que se limitan por condiciones naturales del terreno o suplementos alimenticios para el ganado. Usualmente el pastoreo se realiza en forma desordenada y bajo un sistema poco eficiente de producción ganadera. Es común que las zonas de pastoreo dentro del bosque se consideren zonas de acceso abierto, de aquí que se tenga poco control sobre la carga de pastoreo con los consecuentes daños no sólo a la densidad de plantas, sino a la composición de las especies.
No existen estimaciones sobre la cantidad de ganado que pasta en bosques y selvas, sin embargo, esta actividad es muy frecuente en zonas de alta densidad de población e incluso en zonas apartadas. Los inventarios ganaderos se obtienen por muestreo, de aquí que las estimaciones sobre inventario que pasta en zonas forestales sea muy limitada.
Existe información sobre los coeficientes de agostadero regionales, mismos que consideran áreas arboladas y no arboladas. Estos coeficientes fueron publicados por la Secretaría de Agricultura y Ganadería (COTECOCA, 1994; SAGAR 1998). Sin embargo, existen muy pocos trabajos relacionados con la productividad forrajera de áreas forestales (Aguirre, 1996; Cavazos, 1997) y estos se reducen a meros ejercicios regionales.
El valor de la actividad de pastoreo ha sido estimado en varios trabajos también a nivel regional (Toledo, 1990), sin embargo, no existe un intento por valorar el servicio a nivel país. Torres y Flores (2001) muestran una estimación de los precios sombra de cambiar un terreno forestal a un uso ganadero. Se muestra que a nivel nacional el uso ganadero es aproximadamente 3-4 veces más alto que el uso forestal. Guerra (1995) en un estudio para el estado de México comprobó que la opción de usar la tierra para pastoreo en lugar de darle como uso principal la producción maderable es más rentable cuando las tasas de crecimiento del bosque están por debajo del 3.5% anual (la mayor parte del país).
Dado que el precio sombra del uso ganadero es mayor a aquel de uso forestal, las áreas arboladas seguirán siendo utilizadas fuertemente para la producción de forraje. Cabe señalar que muchas áreas están siendo sobre cargadas y su productividad se ha visto reducida tanto en la producción de forraje como en la producción de madera y la regeneración de arbolado.
Un problema importante del pastoreo es que no existen derechos de propiedad definidos para las áreas de pastoreo, lo que hace que estas áreas sean consideradas de acceso abierto y en la mayoría de los casos sean sobre pastoreadas.
En un análisis preliminar, Bellón et al. (1993) asumieron que manteniendo las áreas naturales protegidas, realizando un manejo forestal sustentable en las áreas comerciales, reforestando las áreas forestales degradadas, se podía llegar a niveles de captura de carbono de las áreas forestales del orden de 3,500 a 5,400 millones de toneladas de carbono en un periodo de 100 años, lo que equivale a una captura anual, bajo este escenario hipotético de 35-54 millones de toneladas de carbono por año. La estimación de Bellón et al, (1993) se basa en los supuestos y estimaciones que se muestran en el Cuadro 4.13. Otros autores han identificado el potencial de captura de carbono para México, considerando tanto el potencial de absorción como el depósito (inventario) de carbono que el país posee. El Cuadro 4.13 resume algunas de estas estimaciones. En este cuadro cabe resaltar la estimación de Adger et al. (1995) en la cual se proyecta la pérdida de carbono debida a cambios de uso del suelo, ya sea convirtiendo el área forestal a un cultivo agrícola o bien convirtiéndola a un agostadero.
Cuadro 4.13. Potencial de absorción de carbono en el sector forestal en un periodo de 100 años.
Opción |
Superficie Potencial(millones ha) |
Absorción de Carbono (Ton C /ha) |
Absorción Total Acumulada(Millones Ton C) |
Conservación |
|||
Áreas naturales protegidas |
6.0 |
40-130 |
500-600 |
Manejo forestal comercial |
18.7 |
40-130 |
1500-2300 |
Protección forestal |
0.06/año (neto) |
2.4-8.4 Millones de Ton C / año |
ND |
Estufas eficientes de leña |
ND |
1-3 Millones de Ton C / año |
50-300 |
Reforestación |
|||
Reforestación áreas degradadas |
16.6 |
50-150 |
1300-1800 |
Plantaciones comerciales |
1.6-3.0 |
50-120 |
200-400 |
Total |
42.7-44.3 |
3500-5400 |
Fuente: Bellón et al. (1993)
Cuadro 4.14. Estimaciones de captura de carbono.
Tipo Forestal |
Condición |
Captura (Ton C/ha) |
Referencia |
Bosque de coníferas Bosque Caducifolio Selva alta Selva baja y mediana |
Pérdida de carbono por cambio de uso del suelo |
Pastizal Agricultura 168.4 167.1 34.0 31.5 164.8 163.5 92.5 …91.25 |
Adger et al. (1995) |
Áreas Naturales Protegidas Bosque comercial Áreas reforestadas Plantaciones comerciales |
Estimación para un periodo de 100 años |
40-130 40-130 50-150 50-120 |
Masera, (1995) |
Cerco vivo Plantación forestal Sistema taungya Acahual enriquecido |
Bosque de pino-encino en partes altas (Chiapas) Periodo de 150 años |
39 121 124 124 |
Gus Hellier (ECCM) |
Cerco vivo Plantación con árbol de sombra Sistema taungya Acahual enriquecido |
Bosque de transición; zona cafetalera (Chiapas) Periodo de 150 años |
92 116 277 277 |
Gus Hellier (ECCM) |
Fuente: Resumen obtenido de las referencias citadas.
Existen estimaciones sobre el valor de los depósitos de carbono en los bosques y selvas del país, así como de las pérdidas por cambio de uso del suelo. Tales estimaciones se muestran en los Cuadros 4.14 y 4.15.
Tipo de Bosque |
Cambio de uso del suelo (USD$) | |
Agostadero |
Agricultura | |
Templado caducifolio |
693 |
643 |
Tropical caducifolio |
1887 |
1863 |
Templado conífero |
3436 |
3410 |
Tropical siempre verde |
3633 |
3337 |
Fuente: CSERGE, 1993
El mercado de carbono capturado en bosques y selvas se denomina en dólares por tonelada de carbono capturado. El valor económico de cada tonelada de carbono depende de los costos marginales del cambio climático, lo cual es muy difícil de estimar. Nordhaus (1992) sugiere un costo marginal de US$ 5 / ton de C, mientras que Frankhauser (1995) estima este costo en US$ 20 / ton de C debido a riesgos derivados del cambio climático, tasas de descuento y otros.
Dada la dificultad de estimar el valor de cada unidad de carbono por el lado de la demanda, este valor se ha establecido de varias formas, usualmente a través de los costos asociados al desarrollo de los proyectos. El Cuadro 4.16 resume algunas estimaciones del mercado de unidad de carbono fijado de acuerdo información recabada de diversos proyectos en el ámbito nacional e internacional.
El valor de cada unidad de carbono puede variar dependiendo del tipo de proyecto de captura de carbono. De esta forma, proyectos en los cuales existen sólo costos de conservación y no se incluyen costos iniciales (como sería el caso de los proyectos de reforestación) tienen un valor menor que aquellos en los que los costos iniciales son altos. En ambos casos (conservación o reforestación), el valor de cada unidad de carbono está muy ligado al costo de producirla. Dixon et al. (1993) evaluaron los costos de operación del establecimiento de proyectos forestales en nueve países, concluyendo que tales costos varían entre US$ 1-30 / ton de C. Por su parte, Montoya et al. (1995), estimaron que los costos de los proyectos de captura de carbono para el sur de México varían entre US$ 3-11 / ton de C.
Concepto de Valoración |
Valor US$ / ton de C |
Tipo de Proyecto |
Referencia |
Costo de Oportunidad Global |
20 |
Conservación |
Adger, et al. (1995) |
Valor del proyecto |
1.9-2.89 7.6-10.52 |
Conservación Reforestación |
Rojas (1999) |
Negociación |
8-12 |
Proyectos varios (agroforestales, reforestación) |
Fondo Bio-climático |
Proto-Carbon Credits |
12 |
Proyectos varios |
Fuente: Elaboración propia con datos derivados de las fuentes citadas.
De Jong et al. (1996) evaluaron la rentabilidad de varias alternativas forestales y agroforestales de producción de carbono en México. Ellos encontraron que los sistemas de cercos vivos, sombras de cafetos, plantaciones enriquecimiento de acahuales y taungya son alternativas económicas y técnicamente eficientes. Sin embargo, del Río (2000) encontró que los costos de oportunidad de los terrenos usados en el proyecto Scolel-Té son muy altos, lo que hace que los proyectos no sean rentables financieramente.
El potencial de captura de carbono esta ligado al potencial de formación de biomasa. De aquí que las regiones donde son factibles altos rendimientos de biomasa sean las regiones de mayor potencial de captura de carbono. Para México estas áreas están localizadas a lo largo de las llanuras costeras y en el sur y sureste del país, donde se registran los mayores rendimientos de biomasa. En este contexto los mejores lugares para ubicar proyectos de captura de carbono son aquellos que tienen el mayor potencial para el desarrollo de plantaciones de alto rendimiento.
Masera et al. (1995), sugieren que los sistemas agroforestales son los sistemas más prometedores para los proyectos de captura de carbono, dado que proporcionan alternativas de producción que combinan la producción de satisfactores con la producción de servicios ambientales. Otros autores como De Jong et al. (1995) señalan que las prácticas de cultivo como cercas vivas, cortinas rompevientos, sombras de árboles, y enriquecimiento de acahuales, entre otros, también pueden representar extraordinarias alternativas de proyectos de captura de carbono.
Trexler y Haugen (1995) estimaron que en México existen alrededor de 4.6 Millones de hectáreas con potencial para diferentes alternativas de cultivo forestal o agroforestal con alta producción de carbono, cuyo potencial de captura varía entre 33.3 - 113.4 Millones de toneladas de carbono. En su opinión, adicionalmente existen alrededor de 1 Millón de hectáreas potenciales para el desarrollo de plantaciones forestales, área con un potencial de captura entre 30.7-85.5 Millones de Toneladas. Aún más, ellos estiman que existen en el país alrededor de 30 millones de hectáreas de áreas arboladas con regeneración natural con potencial de captura entre 1038-3090 Millones de Toneladas de carbono.
Otras alternativas para conservar bancos de carbono y evitar que regresen a la atmósfera es impidiendo la deforestación. Trexler y Haugen (1995) estiman que alrededor de 6.1 Millones de hectáreas de bosques y selvas (con un potencial de captura de 348.3-714.9 Millones de Toneladas) se podrían salvar de perderse antes del año 2040 si se toman medidas adecuadas de manejo silvícola que diversifiquen los bienes y servicios que se obtienen del bosque.
En la actualidad no se puede reconocer un mercado de captura de carbono plenamente formado, dado que la mayor cantidad de las transacciones se han realizado como arreglos directos entre gobiernos u organizaciones no gubernamentales y los proveedores del servicio ambiental.
La biodiversidad en general y la preservación de especies en particular, son temas de moda en la agenda ambiental. La principal preocupación es la acelerada tasa a la cual se pierden especies. Sin embargo, la creciente demanda por bienes o servicios sobre una base finita de recursos naturales implica que la conservación de biodiversidad debe realizarse considerando evaluaciones alternativas entre la producción de bienes y servicios y la conservación de alguna o algunas especies en particular. En este sentido resulta de interés identificar el papel de la biodiversidad como factor en la sustentabilidad del medio ambiente y de una población humana en específico.
En el mundo existen más de 170 países, pero sólo 12 de ellos son considerados como megadiversos. México es uno de estos países que en conjunto albergan entre el 60 y el 70% de la biodiversidad total del planeta (Mittermeier y Goettsch, 1992). Esta gran diversidad biológica se debe principalmente a la compleja topografía, la variedad de climas y la conexión de dos zonas biogeográficas (neártica y neotropical) en el territorio mexicano que en conjunto forman un variado mosaico de condiciones ambientales” (CONABIO, 2000). Las áreas tropicales y de bosque son las zonas donde se encuentra gran parte de la riqueza de diversidad genética (calculada en el 10% del total mundial) que existe en México.
Existe mucha controversia cuando se trata de evaluar la contribución de la biodiversidad al medio ambiente, así por ejemplo evaluar la contribución de alguna especie a la biodiversidad, implica evaluar su unicidad genética y económica, así como su contribución al desarrollo y sobrevivencia de otras especies (componentes eco-sistémicos), y al desarrollo de ciclos básicos.
Dada esta complejidad, algunos autores señalan que resulta muy difícil, con el conocimiento ambiental de hoy en día, saber precisamente cuáles podrían ser los servicios ambientales de la biodiversidad como tal. ¿Qué tanto los servicios ambientales dependen de la biodiversidad o cuáles son los servicios ambientales proporcionados por este componente de los recursos naturales? Loa et al. (1996) señalan que los servicios ambientales que proporciona la biodiversidad son la degradación de desechos orgánicos, la formación de suelo y control de la erosión, fijación de nitrógeno, incremento de los recursos alimenticios de cosechas y su producción, control biológico de plagas, polinización de plantas, productos farmacéuticos y naturistas, turismo de bajo impacto (ecoturismo), captura de CO2 y varios más. En la presente caracterización se considerará que los servicios ambientales que proporciona la biodiversidad son: Bioprospección, Conservación y Fauna Cinegética; en ambos casos resalta el valor de opción de las especies.
El Cuadro 4.17 muestra el potencial que tiene las plantas medicinales en México para proporcionar sustancias farmacológicamente activas. Derivado de esta información el servicio de la biodiversidad se estima en el valor de 35 especies amenazadas y alrededor de 40 (1% de las especies actualmente conocidas) especies que puedan tener potencial para el desarrollo de sustancias activas utilizables en la agricultura, ganadería, silvicultura, industria o el hogar.
Especies medicinales |
Núm. |
Identificadas y registradas |
4000 |
Validadas farmacológicamente y clínicamente |
250 |
Empleadas por la población mexicana |
3500-4000 |
Utilizadas regularmente (sin procesar) |
1500 |
Utilizadas intensivamente (sin procesar, mezcladas o procesadas) |
250 |
Silvestres que se colectas (90% aproximadamente) |
3600 |
Cultivadas en huerto familiar o de manera comercial |
370 |
Amenazadas |
35 |
Fuente: Huerta, 1997.
A pesar de que se han registrado alrededor de 4,000 especies con uso medicinal, en la mayoría de los casos hace falta una validación científica de sus atributos curativos. Del 37.5 al 44.1% de esas plantas provienen de bosques de pino y encino y el resto del bosque tropical. De las diez especies más consumidas en el ámbito nacional, siete se llegan a encontrar en los bosques templados. Las familias de especies más utilizadas son las compuestas y labiadas y en menor medida, las leguminosas, euforbiáceas y rosáceas, entre otras (Cordero, 1998).
Pearce y Puroshothaman (1992), estimaron el potencial de especies que pueden ser utilizadas para fines farmacéuticos. El modelo de estimación considera el número total de especies en el bosque y la probabilidad de encontrar una especie con potencial farmacológico. Adger et al. (1995) aplicaron este modelo a México y encontraron que el número total de especies potenciales que se pueden encontrar en una superficie equivalente a toda la superficie de bosque tropical es de 2.5.
La conservación de especies es un aspecto de suma relevancia, no sólo desde el punto de vista de Bioprospección sino de la sola existencia de la especie, ya no para beneficio del hombre sino del ambiente en general. En este sentido el servicio ambiental es la conservación de especies que pueden perderse por el uso de estrategias de manejo no sustentables o por cambios de uso del suelo. El Cuadro 4.18 muestra una relación de especies y subespecies de plantas con estatus definido en la Norma Oficial Mexicana (NOM-059-ECOL-1994).
Cuadro 4.18 Número de especies y subespecies de plantas y animales incluidos en la Norma Oficial mexicana (NOM-059-ECOL-1994).
Grupo |
Peligro Ext. |
Amenazadas |
Raras |
Protec.Especial |
Total | ||||||||||
E |
Total |
E |
Total |
E |
Total |
E |
Total |
E |
Total | ||||||
Hongos |
10 |
13 |
30 |
7 |
60 | ||||||||||
Plantas |
66 |
122 |
170 |
123 |
219 |
403 |
11 |
42 |
466 |
890 | |||||
Invertebrados |
11 |
21 |
11 |
1 |
19 |
12 |
51 | ||||||||
Peces |
49 |
59 |
51 |
61 |
15 |
20 |
115 |
140 | |||||||
Anfibios |
6 |
7 |
35 |
42 |
96 |
134 |
14 |
16 |
151 |
199 | |||||
Reptiles |
3 |
16 |
71 |
111 |
224 |
308 |
14 |
42 |
312 |
477 | |||||
Aves |
22 |
56 |
30 |
122 |
7 |
144 |
17 |
62 |
339 | ||||||
Mamíferos |
13 |
45 |
86 |
118 |
44 |
91 |
3 |
11 |
143 |
265 | |||||
Total |
170 |
336 |
443 |
801 |
605 |
1130 |
43 |
154 |
1261 |
2421 |
E: Especies endémicas.
La explotación de especies de fauna silvestre se agrupa en 4 rubros de interés: (a) la actividad cinegética, (b) los ranchos cinegéticos o criaderos extensivos, (c) la explotación de mascotas y (d) el aprovechamiento de aves canoras y de ornato.
La actividad cinegética se concentra en pocas especies. De acuerdo al número de permisos expedidos y el monto de los pagos realizados por concepto de derechos de caza, las especies de fauna silvestre con mayor interés cinegético se reduce a algunos mamíferos y ciertas aves, destacando los casos del venado cola blanca, borrego cimarrón, venado bura, gato montés, coyote, diversas especies de conejos y liebres, así como varias especies de patos, gansos y palomas, destacando el pato golondrino, pato boludo, cerceta de alas azules, cerceta de alas verdes, cerceta canela, pato bocón, pato pinto, tepalcate, ganso frente blanca, ganso canadiense, ganso nevado, branta negra, paloma de alas blancas, huilota y codornices (INE, 2000).
Respecto a la población de cazadores, se estima que existen alrededor de 30,000 cazadores registrados en México (nacionales e internacionales), población apenas perceptible considerando el potencial. Se estima que la cacería ilegal y de subsistencia se realiza por aproximadamente el doble o triple de los cazadores legalmente organizados, sin embargo los ejemplares abatidos son muy diferentes a aquellos de la cacería legal. En este caso destacan especies como jabalí, armadillo, tepezcuintle, rana, tortuga, temazate, mono, iguana, conejo, tapir, hocofaisán, tlacuache, coatí, martucha, zorrillo y diversas aves, entre otras (INE, 2000).
La alternativa de producción cinegética en criaderos extensivos ha resultado en una alternativa rentable, especialmente para áreas de bajo coeficiente de agostadero y altos costos de comercialización. Esta alternativa se ha convertido en una salida productiva de los ranchos ganaderos, quienes por las condiciones del mercado de carne en E.U.A., así como por las ineficiencias de la ganadería extensiva tradicional han tenido que quebrar. La estrategia en este caso ha sido favorecer el establecimiento de residencias, normalmente para turismo de primera clase y bajo el esquema de “turismo rural” ligadas al interés por las actividades cinegéticas.
Se estima que existen alrededor de 485 ranchos cinegéticos (criaderos extensivos) autorizados en el país, de los cuales, el 90 por ciento se concentra en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, un 8 por ciento se encuentra en Sonora, Baja California y San Luis Potosí, y el 2 por ciento restante en otras entidades federativas. La superficie bajo programas de manejo a cargo de sus propietarios abarca 2.8 millones de hectáreas. El 90 por ciento del total de estos criaderos cuenta con autorización expresa para operar con propósitos de reproducción, repoblamiento y aprovechamiento cinegético de especies tales como: venado cola blanca y texano, jabalí de collar, así como codorniz común y escamosa. Aproximadamente sólo el 3 por ciento de los criaderos extensivos está autorizado para operar con fauna exótica (INE, 2000).
Otro aprovechamiento de fauna silvestre de amplia importancia es aquel relacionado con las mascotas. En este caso se usan algunas especies nativas que pueden sustituir el importante mercado de la introducción de las especies exóticas de interés actual. Este mercado se encuentra menos controlado y no hay información al respecto.
Una fuente adicional de demanda de fauna silvestre es aquella relacionada con las aves canoras y de ornato, la cual da empleo a alrededor de 3,400 familias distribuidas en aproximadamente 26 estados de la República. De acuerdo con el calendario de captura, transporte y aprovechamiento de aves canoras y de ornato, solo está permitida la venta de alrededor de 72 especies de aves y se excluye o prohíbe la venta de aves rapaces diurnas y nocturnas, la de loros y guacamayas, así como la de otras especies amenazadas (INE, 2000).
Ha sido hasta hace poco tiempo que se ha puesto interés en estimar el valor económico de la biodiversidad que da la posibilidad de brindar más descubrimientos. Se estima que una en cada 333 plantas “descubiertas” tendrá un valor para la industria farmacéutica. La posibilidad de ganancias está en proporción con el nivel de la inversión y el riesgo; evidentemente los costos se reducen en la medida que haya acceso al conocimiento tradicional y (b) la posibilidad de patentes. (Mendelsohn y Balick, 1995). Pearce y Puroshothaman (1992) desarrollaron un modelo que estima el valor de opción como una función del número de especies en riesgo, el número de medicamentos basados en especies de plantas y el número de hectáreas que probablemente contengan plantas medicinales. Este modelo se aplicó a México (CSERGE, 1993) asumiendo que existen alrededor de 5 mil especies de plantas en los bosques tropicales (bosques con potencial de plantas medicinales) y que existe una probabilidad de identificar una especie de valor entre 0.0001 - 0.001. Además se consideraron tasas de regalía en función de las características de la protección de patentes en el país (5%) y tasas de apropiación (capacidad institucional de desarrollar la droga) variables. El modelo proporcionó los resultados que se muestran en el Cuadro 4.19.
Cuadro 4.19. Valores farmacéuticos de cuasi-opción de los bosques de México.
Grado de Biodiversidad |
|
Valor para el bosque húmedo tropical |
Valor de total de bosques | |
|
(USD$/ha/año) |
Millones USD$/año |
Millones US$/año | |
Bajo |
1 |
5 |
26 | |
Medio |
6 |
66 |
332 | |
Alto |
90 |
875 |
4646 |
Fuente: CSERGE, 1993
Supuestos: 5 Mil especies es el menor número estimado de especies en el bosque tropical.
Área forestal: 9.7 millones de ha para bosque tropical; 51.5 millones de ha para todos los bosques. Probabilidad de identificar una especie de valor es de 0.0005, tasa de regalía= 0.05
Límite inferior: tasa de apropiación= 0.01 Valor de la droga=USD$ 0.39 millones / año
Límite medio: tasa de apropiación=0.5 Valor de la droga=USD$1,000 millones /año
Límite superior: tasa de apropiación=1.0 Valor de la droga=USD$7,000 millones /año.
Entre los compradores potenciales de servicios de biodiversidad se incluyen los que producen y comercializan productos agrícolas y farmacéuticos.
Durante el año de 1995, la cacería deportiva generó alrededor de 127.5 millones de pesos para el conjunto de los 120 organizadores cinegéticos registrados, hoteles, restaurantes, guías y armeros, adicionales a los casi 10.0 millones de pesos que correspondieron a pagos por derechos de caza (INE, 2000).
Por su parte, el aprovechamiento de aves canoras y de ornato beneficia económicamente a 563 capturadores registrados, generalmente campesinos, a transportistas y a vendedores ambulantes que las colocan principalmente en centros urbanos. Atendiendo a la estructura del número y monto de los permisos pagados para realizar esta actividad, se aprecia que la venta ambulante es la vía regular de distribución final de las aves, superando por mucho a la venta establecida y a la venta mayorista.
El movimiento ambientalista sin duda promoverá el uso de una mayor cantidad de productos naturales. Ello abre un espacio para el uso de la biodiversidad en un mercado más amplio, así como el aumento del valor que la sociedad le brinde a este servicio.
El desarrollo de los ranchos cinegéticos ha surgido como un producto alterno de los ranchos pecuarios del norte del país. En estos ranchos, se requiere de grandes extensiones para el mantenimiento del ganado, lo que propicia la disponibilidad de espacio, alimento y protección para la coexistencia de la actividad productiva con la fauna silvestre. De esta forma, los ranchos ganaderos sirven como un área de protección y fomento de fauna silvestre en la que si los elementos físicos son propiamente manejados (carga de agostaderos, manejo de hatos y control de hábitats) da por resultado una actividad altamente productiva.
La captura de agua o desempeño hidráulico es el servicio ambiental que producen las áreas arboladas al impedir el rápido escurrimiento del agua de lluvia precipitada, propiciando la infiltración de agua que alimenta los mantos acuíferos y alargando la duración del ciclo del agua. Adicionalmente, la producción eficiente de este servicio tiene efectos no solo en mejorar la disponibilidad de agua, sino que además prolonga la vida útil de las obras de infraestructura, conserva suelos y ayuda a mitigar los riesgos de desastres por inundaciones y derrumbes.
La demanda potencial para el servicio es enorme ya que México es un país con un fuerte problema de distribución de agua. Se estima que casi el 70% del agua se destina al uso agrícola, principalmente en el norte del país donde se acentúa la escasez del líquido. Por el contrario en el sur del país la disponibilidad de agua mejora notablemente. El agua para uso urbano es escasa en la mayor parte de las grandes ciudades y en la mayoría de éstas se recibe por el sistema de tandeos.
La cosecha de agua de mantos acuíferos es muy intensa en algunas regiones, sobre todo aquellas localizadas en áreas áridas o semiáridas con distritos de riego. Se estima que en 20 entidades federativas existe una sobre explotación de alrededor de 205 Millones de metros cúbicos por año.
El potencial de infiltración de agua de un área arbolada depende de una gran cantidad de factores tales como: la cantidad y distribución de la precipitación, el tipo de suelo, las características del mantillo, el tipo de vegetación y geomorfología del área entre otros. Esto indica que la estimación de captura de agua debe realizarse para áreas específicas y con información muy fina sobre la mayor parte de las variables arriba señaladas.
La captura de agua de áreas arboladas en el país se estima en 48,028.840 Millones de metros cúbicos al año. Casi las tres cuartas partes de este volumen se estima se capturan en áreas tropicales y solo la cuarta parte en áreas templadas. Observe que la captura de agua no solo depende de la cuantía de las zonas arboladas y de las condiciones en que éstas se encuentren, sino también de disponibilidad de lluvia y de las características de suelo. Evidentemente mientras mayor sea la diferencia entre el volumen infiltrado y el volumen usado, el valor del agua será más bajo, debido a que se convierte en un recurso más escaso.
El precio del agua esta definido por el gobierno en función del valor agregado que se le pueda dar al agua así como su disponibilidad. Para ello el país se ha dividido en 11 zonas de disponibilidad de agua y para cada una de ellas existe un precio por metro cúbico usualmente dividido en dos bloques de uso. De aquí que el usuario del agua no paga en realidad incluso su costo de distribución.
El valor potencial del servicio depende de la región y de las condiciones socioeconómicas del área. Regularmente en áreas de abundante precipitación el valor será menor que en aquellas áreas donde ésta es escasa. De aquí que una estimación del valor del servicio requiera una análisis por área geográfica en donde se puedan identificar los agentes productores y los beneficiados con el servicio.
El reconocimiento del concepto de desempeño hidráulico se ha reflejado en iniciativas de programas de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), más recientemente en la Comisión Nacional del Agua, la Comisión Nacional de Zonas Áridas, y otras. Tales programas han surgido de productores forestales demandantes de una compensación por parte de los usuarios del agua a lo que ellos llaman “producción de agua”. Esta demanda ha tenido lugar en las organizaciones campesinas forestales de Chihuahua y Durango, que reclaman el reconocimiento de su contribución a la producción agrícola de los distritos de riego de Sinaloa, Sonora y la Laguna. Sin embargo, la transferencia se ha logrado en lugares donde los usuarios reconocen la importancia del servicios ambiental y pueden valorar su costo de oportunidad, tal es el caso del Municipio de Coatepec, en el estado de Veracruz.
Con la promulgación de la Ley de Aguas Nacionales de 1992, se introdujo la figura de los “consejos de cuenca”, como instancias multi-sectoriales con injerencia a nivel local, mismos que están comisionados al cuidado de las cuencas y los sistemas hidráulicos. El papel de estos consejos en el desarrollo de mercados de agua es primordial, dado que dentro de la unidad física de producción de agua (cuenca) se identifican a los productores, compradores y las características del producto. De aquí que dentro de una misma unidad se puedan fijar los agentes del mercado y el tipo de producto, por lo que el precio de éste se pueda definir por las disponibilidades de pago o siguiendo la metodología tradicional de la Comisión Nacional del Agua.
A pesar de que ha habido el interés por formar un mercado de agua en aquellas regiones donde los productores con altos costos de oportunidad están plenamente identificados y donde es evidente la existencia de un beneficiario con disponibilidad y posibilidad de pago, no ha sido posible reducir los costos de transacción a fin de reunir a los agentes de mercado en una negociación.
El turismo es una de las actividades de mayor importancia en la economía del país. Sin embargo, mucho del turismo se concentra en las áreas urbanas y sobre todo las áreas de recreo cerca y a lo largo de las playas. Se estima que la actividad turística crece a un ritmo del 4.8% anual (SECTUR, 1999), aporta casi el 4.5% del PIB nacional y emplea casi el 12.5% de la población económicamente activa del país.
El turismo en áreas naturales no ha sido cuantificado. Sin embargo la Secretaría de Turismo estima un alto porcentaje de turismo de excursionismo, mismo que desafortunadamente muestra el menor gasto en el país (promedio de US$ 21.5/día).
Adger et al. (1995), dividieron al turismo en áreas naturales de recreo en dos tipos: el turismo multipropósito y el ecoturismo. El primero es aquel turismo que visita áreas recreativas como parte de un viaje con otros propósitos, mientras que el ecoturismo es aquel que viaja específicamente a disfrutar áreas naturales. Sin duda el más importante es el ecoturismo y de éste el modelo de ecoturismo que resulta ser una estrategia de desarrollo de servicio ambiental, es aquel en que los productores forestales reinvierten una parte de los ingresos en la conservación de la belleza escénica que es el motivo del turismo.
La definición de áreas de belleza escénica depende de una enorme cantidad de factores tanto del área (disponibilidad de bellezas naturales, diversidad biológica, acceso y clima entre otros) como de las facilidades que se brinden a los turistas y de la difusión que haya sobre la zona de ecoturismo.
Resulta difícil dividir el ecoturismo realizado en áreas protegidas o áreas de reserva de aquel ecoturismo de multipropósito. Adger et al. (1995), sugieren que la distinción puede realizarse en función de la proximidad de áreas de descanso o infraestructura de comunicaciones y demás servicios. De cualquier forma, la estimación del potencial debe realizarse a partir del análisis de los registros de visitas o bien de encuestas.
Adger et al. (1995), estimaron un potencial de visitas a áreas ecoturísticas de 20,000 visitas al año con un promedio de estancia de 10 días y un gasto por día de US$ 70.00 diarios. Por su parte, el ecoturismo multipropósito es más amplio y variado. Adger et al. (1995), estimaron que el número total de visitantes a parques nacionales y reservas de la biosfera oscila entre 5.19 - 6.13 millones de visitantes al año, con un excedente del consumidor de aproximadamente US$ 3.20.
La actividad turística no solo produce ingresos a las familias por concepto de admisiones, sino que además generan una serie de encadenamientos en diferentes actividades productivas que fomentan el desarrollo comunitario y la diversificación de la actividad económica. En este sentido este tipo de actividades promueven el desarrollo de la comunidad sin discriminar a aquellos miembros de la comunidad que no cuentan con terrenos que brinden servicios ambientales.
Bray (1998) considera que la incursión del turismo al nivel y de la manera en que ya se encuentra no garantiza la sustentabilidad ni ambiental ni económica. Señala que sigue habiendo una degradación del bosque; que además las tarifas turísticas son relativamente bajas respecto del mercado y que es notoria la falta de interés por parte de los campesinos (guías o vendedores de comida) para el desarrollo de estas actividades.
Considerando las tendencias de número de visitantes al país y las mismas proporciones de visitantes, Adger et al. (1995), estimó que para el año 2000 el número potencial de ecoturistas era de 30,200, con un gasto promedio entre US$ 20.60 - 22.10 diarios (de acuerdo a las estadísticas de SECTUR, 1999). Si se considera un número similar de ecoturistas de multipropósito a aquel estimado por Adger et al. (1995), se estima que el beneficio potencial de los servicios de ecoturismo que pueden obtenerse de los bosques de México varía entre US$ 30.6-33.6 millones al año. Sin embargo esta estimación requiere una mejor precisión sobre las estadísticas de número de visitantes y gasto.
La posibilidad de fomentar actividades de ecoturismo en México es enorme, sobre todo aquel que pueda ofrecerse por parte de organizaciones y comunidades campesinas. Sin embargo, el desarrollo de la actividad requiere una enorme inversión, tanto en difusión, como en el desarrollo de facilidades mínimas para los ecoturistas. En este sentido un aspecto de relevancia es la seguridad de las áreas, la disponibilidad de guías y la higiene de las facilidades.
Algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) han desarrollado instrumentos que permiten la conservación a través del fomento de actividades productivas en áreas con potencial recreativo. Entre estos instrumentos se encuentra el denominado “servidumbre ecológica”.
El problema de la producción de servicios ambientales se complica por varias razones: (a) Desde la perspectiva de la producción, si el servicio no tiene mercado, entonces existe poco o nulo incentivo para reinvertir en ellos; incluso, en mercados incipientes se presentan problemas de información asimétrica, riesgo e incertidumbre, riesgo moral y externalidades, (b) Dado que el desarrollo tecnológico se concentra en volver más productivo el capital manufacturado y el trabajo, debido a que ambos tienen un precio en el mercado, existen pocos incentivos para encontrar nuevas tecnologías que ahorren ciertos recursos naturales, pues estos en apariencia, no cuestan, (c) Existe un cierto desconocimiento acerca de las relaciones de producción de todos los bienes y servicios derivados del bosque; (d) La producción de servicios ambientales se considera una externalidad de producción y no un producto adicional.
La producción de los servicios ambientales tiene como principal barrera, que la mayor parte de la sociedad los considera como una externalidad de producción. Así, los servicios ambientales no son considerados como un resultado de una producción específica, sino como un efecto colateral; lo cual les resta valor. Cuando estos servicios son considerados como un servicio con un mercado específico, el problema de su producción radica en identificar cantidades, precios y agentes que intervengan en la transacción del servicio. Cuando el servicio ambiental se considera una externalidad de producción, el problema radica en la forma en que se asignan los derechos de propiedad, y en como se organizan los poseedores de tales derechos. Hay al menos tres razones por las cuales los mercados no existen o no funcionan adecuadamente, en lo referente a los servicios ambientales:
Cuando los servicios no son de nadie, no se puede exigir que se pague lo que vale el servicio. Además nadie puede negar su uso a quien no asuma el costo. A la falta de derechos de propiedad bien definidos se le conoce como el problema de acceso abierto.
En el caso de los derechos de propiedad colectivos sobre los recursos naturales (como es el caso en México), los dueños pueden no estar organizados. En esta situación, los costos de transacción para coordinarse ante un problema que requiere acción colectiva, pueden ser prohibitivos.
Aún si está definido quién o quiénes son los titulares del recurso natural, del servicio ambiental producido y éstos titulares están organizados, en algunos casos resulta muy difícil o costoso medir la utilización o alteración del recurso o servicio.
Lo anterior muestra que el desarrollo de mercados de servicios ambientales enfrenta tres problemas fundamentales: (a) la definición del producto, (b) la definición del derecho de propiedad del servicio ambiental; y (c) la identificación de los agentes (beneficiados y productores) y el reconocimiento de éstos de que son parte del mercado, el precio o valor de intercambio así como el mecanismo de intercambio. Mientras estos problemas no sean abordados al nivel de especificidad requerido, será muy difícil el desarrollo de mercados de servicios ambientales.
Existen ejemplos donde alguno o algunos de los problemas han sido resueltos, sin embargo la sustentabilidad del mercado depende en gran medida de que todos los problemas sean resueltos. Sin duda al momento, la falta de información relacionada con la producción de servicios ambientales para alimentar al mercado es un cuello de botella, dado que en casos exitosos (e.g. Coatepec, en el estado de Veracruz) donde los beneficiarios siguen aportando sus pagos no será sustentable en la medida en que los productores no tengan un mecanismo de rendición de cuentas de sus actividades de conservación y producción del servicio pagado.
19
bajo manejo. El potencial no solo esta relacionado con los sistemas de
manejo poco intensivos, sino la gran cantidad de diámetros pequeños que nos
son aprovechados, así como la poca diversidad de uso de especies maderables.
20
Existen regiones del país donde un prestador de servicios técnicos tiene
bajo su administración superficies mayores de 50,000 ha.
21
Se estima que el volumen promedio en los bosques comerciales es inferior
a los 75 m3/ha.
22 Esta
alternativa de aval ha sido promovida sin mucho éxito por varios sectores, sin
embargo una de las razones de su baja aceptación por parte de la banca es que
no se incluyen los riesgos del activo en pie (incendios, plagas, cambios de
precio, etc.). Si esta estrategia fuese vista como una opción real,
seguramente tendría incentivo por parte de la banca comercial.
23
Proyecto de Conservación y Manejo Forestal Sustentable (PROCYMAF). 2000.
Productos Forestales No Maderables en los bosques de pino, pino-encino y
encino en los estados de Chihuahua, Durango, Jalisco, Michoacán, Guerrero y
Oaxaca. Catálogo de Especies no maderables. 2839 p. (Disponible en
Internet)