Previous PageTable Of Contents

APÉNDICE J
DECLARACIÓN FINAL DE LA QUINTA CONSULTA REGIONAL FAO - OC/ONG/OSC


Bamako (Malí), 27-29 de enero 2006

Los días 27, 28 y 29 de enero de 2006 se celebró en Bamako (Malí) la quinta Consulta regional de organizaciones campesinas (OC), organizaciones no gubernamentales (ONG) y otros integrantes de la sociedad civil de África. Estas consultas constituyen un mecanismo de concertación que permite:

i) a las organizaciones de la sociedad civil (OSC), reunidas en el seno del Comité Internacional de Planificación (CIP), seguir la puesta en práctica de las orientaciones de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después (CMA: cad)

ii) a la FAO, tener en cuenta sus puntos de vista en los debates y las decisiones sobre el desarrollo rural y la lucha contra el hambre.

Los participantes en el encuentro se felicitaron por la atmósfera fraternal y los servicios e instalaciones puestos a su disposición por el Gobierno de Malí, la FAO, el Comité Internacional de Planificación y la Cooperación Italiana. En particular agradecen su apoyo a la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas de Malí y a la Red de Organizaciones de Campesinos y Productores Agrarios del África Occidental (ROPPA), que no han escatimado esfuerzos en la organización del encuentro.

El objetivo de esta quinta Consulta era preparar la participación de las organizaciones campesinas y de los demás integrantes de la sociedad civil en la 24ª Conferencia Regional de la FAO para África, a fin de transmitir a la Conferencia su visión y sus propuestas sobre los caminos que deberían seguirse para erradicar el hambre y la pobreza y velar al mismo tiempo por un desarrollo agrícola sostenible en África.

Los temas debatidos se refieren a la problemática de la tenencia de tierras, la lucha contra la pobreza y la soberanía alimentaria, así como a las relaciones entre la FAO y la sociedad civil. Los participantes analizaron cada uno de estos puntos, contrajeron compromisos al respecto y formularon recomendaciones dirigidas a la FAO y a los gobiernos.

Problemática de la tenencia de tierras y reforma agraria en África

La tierra y los recursos naturales constituyen la base de los sistemas de producción de las explotaciones familiares. Lamentablemente, asistimos a una disminución de la seguridad de su tenencia, cada vez más precaria. Esta precariedad se encuentra en la raíz de las dificultades de la gran mayoría de los pueblos africanos para acceder de forma sostenible a una alimentación suficiente y saludable. Entre sus causas cabe citar las siguientes:

- unas políticas agrarias que ignoran los derechos consuetudinarios,

- la propensión de determinados gobiernos a favorecer la instalación de multinacionales o empresas agroalimentarias,

- el crecimiento de las ciudades,

- la marginación de determinados grupos sociales (los pequeños productores, las mujeres, los jóvenes, los pastores y los emigrantes),

- unos sistemas injustos de expropiación.

La situación es cada vez más insostenible en numerosas localidades y para una franja cada vez mayor de la población. Por esta razón, asistimos a conflictos a causa de la tenencia, crecientemente, frecuentes entre diferentes grupos de usuarios de los recursos naturales o incluso entre esos usuarios y el Estado, que afectan también de manera significativa a la paz social.

Esta constatación ha llevado a los participantes en la quinta Consulta a proponer una auténtica refundación de los sistemas de tenencia de la tierra en África, lo cual no puede lograrse sin la valentía política de los gobernantes y el compromiso firme de las organizaciones campesinas y de la sociedad civil a defender los derechos de los productores.

Para los participantes, la cuestión de la tenencia es motivo de controversia desde que la liberalización y la globalización pasaron a ser el dogma del desarrollo económico y social en África. Por ello, las reformas de la tenencia y agrarias deben realizarse con un espíritu de equidad, de forma que las explotaciones familiares y los grupos marginados puedan disfrutar de forma duradera de sus derechos e invertir en la modernización de sus útiles de producción.

Las organizaciones campesinas y los demás agentes de la sociedad civil deben movilizarse para defender sus puntos de vista sobre las reformas de la tenencia que deben aplicarse, y a tal efecto deben informarse y formar a la población con objeto de aumentar su capacidad para reconocer y defender sus derechos.

Las políticas agrarias deben estribar en una legislación nueva que integre los derechos consuetudinarios y prácticas sociales que no discriminen a las mujeres, los jóvenes, los emigrantes y otros grupos socialmente marginados. Deben además proponer sistemas de gestión de los conflictos más eficientes en los que se tengan en cuenta las instancias y los mecanismos locales de solución de los problemas.

Estas políticas y esta legislación deben elaborarse mediante un enfoque participativo y que responsabilice de forma efectiva a las organizaciones campesinas, de manera que éstas dispongan de su propio marco de reflexión y de concertación respecto de estas cuestiones.

La lucha contra el hambre y la Alianza Internacional

De acuerdo con la información proporcionada por la FAO, el hambre ha disminuido ligeramente en todo el mundo, excepto en el África subsahariana. Cada año millones de personas pasan a engrosar las filas de quienes viven con menos de 1 dólar al día y que padecen el hambre y la malnutrición. Se trata de una de las violaciones más graves de los derechos humanos.

Las organizaciones campesinas y los demás integrantes de la sociedad civil no han cesado de repetir que no puede encontrarse una solución duradera al hambre y a la miseria en nuestra región sin el desarrollo agrícola.

En efecto, seguimos estando convencidos de que la agricultura africana puede alimentar al continente y al mismo tiempo seguir desempeñando otras misiones fundamentales, tales como: la ordenación sostenible de los recursos naturales, el mantenimiento del equilibrio cultural y social, el incremento de los ingresos y el crecimiento económico. La diversidad de las zonas agroecológicas, la disponibilidad de recursos naturales, nuestras riquezas económicas y los conocimientos y prácticas de nuestros campesinos son valiosos instrumentos para eliminar definitivamente el hambre.

Por otra parte, somos sumamente escépticos en relación con la idea de que los organismos modificados genéticamente (OMG) sean la panacea para incrementar la producción y erradicar el hambre.

Pensamos más bien que los gobiernos deberían otorgar mayor importancia al volumen y a los mecanismos de financiación de las inversiones destinadas a las explotaciones familiares. Asimismo nos rebelamos contra toda tentativa de introducir los OMG, y especialmente los que contienen el gen “exterminador” que, al inducir la esterilidad de los granos tras su recolección, pondrán gravemente en peligro la diversidad biológica y genética en nuestro continente.

En lugar de dejarse engañar con esas tecnologías cuyo interés es cuestionado en numerosos países desarrollados, África deberá dotarse de políticas agrícolas y comerciales valerosas, que serán la única manera para impulsar cambios positivos y significativos desde ahora hasta el año 2015.

En efecto, en el marco de una globalización y una liberalización injustas, únicamente las medidas de protección en las fronteras subregionales y la voluntad ciudadana de consumir productos locales podrán garantizar un crecimiento sostenido de la producción agrícola. Ello pasa por la adopción de los principios de la soberanía alimentaria por los gobiernos y por la FAO.

La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a producir para alimentarse y a proteger su producción. Este derecho debe situarse en primer plano en las negociaciones internacionales multilaterales (OMC) o bilaterales (acuerdos de asociación económica con Europa). Dicho de otro modo, África debe dotarse los medios para proteger su agricultura y establecer un sistema de gestión de la oferta en consonancia con sus necesidades alimentarias.

La lucha contra el hambre exige una movilización real de todas las energías y una sinergia de todas las actividades. Por esta razón suscribimos en su totalidad el espíritu de la Alianza Internacional contra el Hambre. Pensamos, en efecto, que una asociación entre múltiples agentes puede representar un medio apropiado para reducir el hambre y la malnutrición en nuestros países y en el plano subregional. Además, los compromisos en favor de la Alianza, de los gobiernos, de la FAO, del sector privado y de la sociedad civil, deberían ser más firmes y más concretos.

Relaciones entre la FAO y la sociedad civil en el marco de las reformas de la Organización

Los participantes en la quinta Consulta regional se felicitan por los esfuerzos realizados por la FAO a fin de acercarse a la sociedad civil y colaborar con ella. Nos felicitamos de las buenas relaciones existentes entre el Comité Internacional de Planificación y la sede de la FAO, por una parte, y entre los integrantes de la sociedad civil y determinadas misiones residentes en África.

No obstante, estimamos que la práctica de colaboración entre la FAO y la sociedad civil está lejos de reflejar los compromisos anunciados. Por ello, y desde la perspectiva de las reformas previstas, los gobiernos y la FAO deberían adoptar las medidas apropiadas en los planos institucional, técnico y financiero.

RECOMENDACIONES

Habida cuenta de las observaciones y los análisis anteriores, nosotros, los participantes en la quinta Consulta, formulamos las recomendaciones siguientes:

Sobre las cuestiones relativas a las tierras

1- Exhortamos a los Estados a:

a. elaborar y ejecutar, por medio de un enfoque participativo, políticas y legislaciones en materia de tierras centradas en la seguridad de la tenencia de tierras de las explotaciones familiares, el acceso equitativo a las tierras para todos, en particular los grupos vulnerables (las mujeres, los jóvenes, los emigrantes, los pastores y los grupos sociales desfavorecidos), así como la ordenación sostenible de los recursos naturales;

b. garantizar los derechos sobre las tierras de los agricultores mediante instrumentos adecuados tales como el catastro, los planes de ordenación del suelo y la supervisión del régimen de propiedad de la tierra.

2- Exhortamos a la FAO a:

a. contribuir al refuerzo de la capacidad de las organizaciones de campesinos para defender sus derechos sobre las tierras mediante la implantación de programas de información, capacitación e intercambio de experiencia;

b. prestar apoyo técnico y financiero a las organizaciones de campesinos así como a los gobiernos para la elaboración y ejecución de reformas, en particular mediante estudios o actividades de investigación sobre las cuestiones relativas a las tierras.

3- Nos comprometemos, por nuestro lado, a:

a. participar de manera importante en los procesos de elaboración de las políticas y las legislaciones relativas a la tenencia de tierras, en particular realizando estudios independientes y con nuestras propias reflexiones;

b. abogar por que se tengan en cuentan nuestros derechos e intereses legítimos.

Lucha contra la pobreza

En el marco de la erradicación del hambre y la malnutrición en el África:

1. Exhortamos a los gobiernos, las instituciones de integración subregional y la Unión Africana (UA) a:

a. tener en cuenta los derechos de sus ciudadanos adoptando los principios de la soberanía alimentaria.

2. Exigimos de los gobiernos:

a. el establecimiento de condiciones favorables que permitan a sus pueblos consumir los productos agrícolas y agroalimentarios que producen;

b. la protección de la agricultura africana y la implantación de mecanismos adecuados de gestión de la oferta;

c. el respeto del compromiso, contraído en 2003 en la Cumbre de la Unión Africana de Maputo, de destinar al menos el 10 por ciento de los presupuestos nacionales a la agricultura;

d. el establecimiento de mecanismos adecuados de financiación y apoyo a la inversión para modernizar las explotaciones agrícolas familiares;

e. una moratoria de 10 años para cualquier utilización, comercialización e importación de las variedades de OMG y sus productos derivados. Este plazo se debería aprovechar para dotarse de una legislación adecuada y para informar y formar a los agentes, en particular los productores agrícolas;

f. un compromiso firme y no negociable contra cualquier intento de levantamiento de la moratoria sobre la tecnología en relación con el “exterminador”;

g. un apoyo importante a la investigación agronómica que permita desarrollar semillas adaptadas a las condiciones de producción de las explotaciones familiares;

h. la adopción de políticas y legislaciones adecuadas en materia de protección de los recursos genéticos, así como de los derechos de los agricultores y las comunidades sobre los recursos biológicos.

3. Exhortamos a la FAO a:

a. adoptar el derecho a la soberanía alimentaria como derecho que se debe defender en el marco de las directrices sobre el derecho alimentario y como principio que se debe respetar en los programas de seguridad alimentaria;

b. implantar un programa de entidad para establecer una asociación entre múltiples agentes para la lucha contra el hambre, apoyar las alianzas a nivel subregional y en los países y reforzar la capacidad de las organizaciones de campesinos y de la sociedad civil en materia de defensa del derecho a la alimentación de los ciudadanos.

4. Nos comprometemos a:

a. movilizar a todos los componentes de la sociedad y las instituciones públicas y privadas para que la lucha contra el hambre constituya una preocupación cotidiana y un acto de ciudadanía, en particular promoviendo los productos agrícolas y agroalimentarios de la región y participando activamente en el establecimiento y dinamización, de las alianzas nacionales y subregionales en toda África al sur del Sahara;

b. movilizar nuestros propios recursos financieros internos para apoyar medidas en el marco de las alianzas;

c. fomentar intercambios entre las organizaciones de campesinos africanas para reforzar su posición de negociación a la hora de definir políticas regionales y subregionales.

Relación entre la FAO y la sociedad civil

Para reforzar las relaciones entre la FAO y las organizaciones de la sociedad civil,

1. Alentamos a los gobiernos y a la FAO a:

a. reconocer la posibilidad de que las organizaciones de la sociedad civil inscriban temas de debate en el programa de la Conferencia Regional para África.

2. Alentamos a los gobiernos a:

a. apoyar la reforma de la FAO en el sentido de un mayor diálogo con la sociedad civil.

3. Exhortamos a la FAO a establecer un mecanismo de asociación de mayor entidad con la sociedad civil, en particular mediante:

a. el refuerzo de la capacidad operacional del servicio OC/ONG/OSC de la Sede, con recursos humanos suficientes y medios de acción adecuados;

b. la descentralización progresiva de dicho servicio en las oficinas subregionales;

c. la creación de centros de coordinación de las operaciones a nivel de las misiones residentes en los países;

d. la instauración de un diálogo permanente y de una asociación abierta con la sociedad civil a nivel de todas las misiones residentes.

Hecho en Bamako el 29 de enero de 2006

Los participantes


Previous PageTop Of Page