Esta sección describe los principios rectores para la ordenación y uso sostenible de los bosques plantados, así como las directrices claves para cada principio. Aunque los principios se agrupan de acuerdo a los enfoques institucional, económico, social, cultural, ambiental y de paisaje, éstos se encuentran estrechamente interrelacionados. Algunas directrices figuran en más de un principio a fin de reforzar dichas interrelaciones. Las políticas en materia de bosques plantados, la planificación, ordenamiento y monitoreo necesitan incluir estos principios y directrices en enfoques holísticos.
La comprensión y aplicación de los principios y recomendaciones será determinada por la gobernanza en vigor y por los contextos económico, cultural, social, ambiental u otros. La medida en que las economías de los países se encuentren en fase industrializada, en transición o en desarrollo determinará la aplicación de cada principio.
Los principios atañen a todo tipo de instituciones, incluyendo el gobierno, el sector privado, las organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, y no remplazan la legislación, compromisos, tratados o acuerdos de índole nacional o internacional. Una bibliografía exhaustiva para una lectura más profunda figura en el Anexo 5.
Principio 1: Buena gobernaza
Tomando en consideración el marco temporal y los riesgos que conlleva el establecimiento y ordenación de los bosques plantados, así como su utilización, mercadeo y comercio, los gobiernos deberían facilitar la creación de un ambiente con condiciones económicas, jurídicas e institucionales estables a fin de fomentar la inversión a largo plazo, las prácticas sostenibles de utilización de la tierra y la estabilidad socioeconómica.
Las directrices incluyen, pero no se limitan a:
• cumplimiento de la legislación, compromisos, tratados y acuerdos nacionales e internacionales;
• fomentar la transparencia, la participación y el reconocimiento de los papeles que desempeñan los actores non gubernamentales en la toma de decisiones exentas de coerción;
• elaborar políticas, leyes, normas planes y procesos favorables que sean actuales, coherentes y claros, así como sistemas de monitoreo y evaluación apropiados;
• desarrollar y aplicar directrices nacionales y subnacionales o códigos de práctica para el manejo de bosques plantados;
• utilizar la evidencia científica para sopesar los riesgos, oportunidades, costos y beneficios que conllevan los bosques plantados en relación con la conservación y el desarrollo sostenibles;
• proporcionar condiciones y procedimientos favorables que favorezcan la ordenación sostenible y las prácticas responsables;
• reconocer la propiedad justa de la tierras (por Ej.: pública y privada), los derechos y obligaciones de la tenencia de la tierra y los cultivos y el acceso a los inversionistas(tanto empresariales como pequeños propietarios), los propietarios tradicionales, los pueblos indígenas, las comunidades locales y las minorías étnicas;
• distribuir los beneficios de acuerdo a una base equitativa entre las partes interesadas;
• reconocer los derechos de los trabajadores a organizarse y negociar salarios y condiciones que satisfagan sus necesidades fundamentales.
Principio 2: Toma de decisiones integral y enfoques con múltiples partes interesadas
Tomando en consideración las interfaces polifacéticas de los bosques plantados en relación con las comunidades, la agricultura, la ganadería, los bosques de regeneración natural y la agrosilvicultura, tanto con y dentro del paisaje; los responsables de elaborar las políticas deberían fomentar la toma de decisiones en forma participativa, con las diversas partes interesadas en la planificación, ordenación y utilización de los bosques plantados.
Las directrices incluyen, pero no se limitan a:
• integrar la toma de decisiones en materia de políticas, planificación y ordenación relacionadas con los bosques plantados dentro de enfoques intersectoriales y multidisciplinarios a fin de reflejar el papel que éstos desempeñan en un paisaje más amplio, tanto desde los puntos de vista espacial, como temporal;
• dotar a la toma de decisiones participativa de una base científica, social, ambiental y económica;
• comprender las distintas necesidades, aspiraciones, prioridades y responsabilidades de las partes interesadas, y determinar los niveles de influencia en la toma de decisiones relacionada con la escala y el impacto que tienen los bosques plantados;
• fomentar la participación en la toma de decisiones por parte de los inversionistas y asociaciones empresariales y de pequeños propietarios, las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, las agrupaciones de pueblos indígenas y de comunidades locales (incluyendo la participación de las mujeres y de los grupos marginales);
• respetar la legislación internacional para garantizar que las comunidades locales y los pueblos indígenas mantengan el control sobre sus tierras, a menos que éstos hayan delegado el control de las mismas mediante un consentimiento libre, previo e informado;
• identificar niveles de compromiso, diálogo y aprobación que reflejen la complejidad real, la escala y el impacto que tienen los bosques plantados, así como los requisitos para las decisiones en materia de ordenación oportunas;
• reconocer los derechos de los pequeños propietarios inversionistas respecto a los bosques plantados;
• resolver rápidamente los conflictos a través de mecanismos de gestión de conflictos concordados conjuntamente, en los que participen las principales partes interesadas.
Principio 3: Capacidad organizativa eficaz
Las organizaciones gubernamentales, del sector privado y otras requieren de capacidades y habilidades para producir conocimientos, tecnología y otros servicios de apoyo destinados a una ordenación de los bosques plantados apropiada – en todos los niveles.
Las directrices incluyen pero no se limitan a:
• fomentar la descentralización en favor de los niveles locales y la devolución de responsabilidades a fin de mejorar la toma de decisiones;
• proporcionar mecanismos apropiados y continuos de financiación (para el apoyo técnico y la inversión) a fin de garantizar la capacidad eficaz y la habilidad de las organizaciones responsables del desarrollo y ordenación de los bosques plantados;
• fortalecer la capacidad institucional de comprender eficazmente y de responder a las necesidades prioritarias y aspiraciones de los principales actores;
• mejorar los servicios de apoyo a la extensión, así como la educación y capacitación del personal en todos los niveles en materia de planificación, ordenación y toma de decisiones técnicas;
• fortalecer las capacidades de investigación nacionales para aplicar la ciencia en las políticas, ordenación y monitoreo de los bosques plantados;
• seguir aprendiendo de la ciencia, el conocimiento tradicional y la experiencia;
• compartir el conocimiento, la tecnología y los datos a través de los sistemas de manejo de conocimiento, incluyendo la creación de redes, al tiempo que se respetan los derechos de propiedad intelectual;
• proporcionar servicios de apoyo confeccionados de acuerdo a las necesidades de los inversionistas de las empresas (en gran escala) y de pequeños propietarios (pequeña escala).
Principio 4: Reconocimiento del valor de los bienes y servicios
Los bosques plantados, tanto los productivos, como los destinados a fines de protección, deberían ser reconocidos por los beneficios comerciales y no comerciales que aportan, incluyendo los productos forestales maderables y no maderables, así como los servicios sociales, culturales y ambientales.
Las directrices comprenden pero no se limitan a:
• lograr un adecuado balance entre las tasas de retorno del inversionista forestal y los costos y beneficios y los costos y beneficios que tienen para la sociedad los bienes y servicios derivados de los bosques plantados en términos de medios de vida sostenibles, uso de la tierra y ordenación del bosque;
• mejorar la valoración económica y de mercado para reconocer la gama completa de bienes (madera, fibra, bioenergía, productos forestales no maderables)y los servicios ambientales (captura de carbono, conservación de la diversidad biológica, protección del suelo y del agua, ecoturismo, recreación y estética) derivados de los bosques plantados;
• distribución de beneficios de manera equitativa entre las partes interesadas en los bosques plantados, así como en usos de la tierra afines en el paisaje;
• desarrollar instrumentos de apoyo a la toma de decisiones para ayudar en la planificación y monitoreo del suministro de bienes y servicios provenientes de los bosques plantados, tanto en el plano espacial, como temporal;
• producir métodos que reflejen mejor el valor total de los bosques plantados para justificar las inversiones hechas por los gobiernos o inversionistas del sector privado (tanto empresas, como pequeños propietarios);
• aplicar el valor íntegro de los bienes y servicios generados por los bosques plantados en la planificación, ordenación, monitoreo, elaboración de informes, en particular por parte de los gobiernos y autoridades, también a la hora de establecer prioridades en cuanto al uso de la tierra.
Principio 5: Ambiente favorable para la inversión
Los gobiernos deberían crear las condiciones favorables para fomentar la inversión por parte de compañías de inversion e inversionistas medianos y pequeños a fin de que inviertan a largo plazo en los bosques plantados y reciban una ganancia favorable por sus inversiones.
Las directrices incluyen pero no se limitan a:
• proporcionar políticas para una inversión estable y transparente, así como para el uso y ordenación de la tierra, leyes, procedimientos y sistemas de calificación para infundir confianza en los inversionistas a fin de que hagan inversiones a largo plazo en los bosques plantados;
• proporcionar incentivos directos o indirectos para fomentar la inversión a largo plazo en los bosques plantados que puedan ser justificados en base al beneficio que éstos aportan a la sociedad en su conjunto;
• evitar o eliminar incentivos perjudiciales provenientes de otros sectores, que tengan efectos comerciales, sociales y ambientales adversos;
• revisar los incentivos periódicamente, teniendo en cuenta la evolución de la inversión y ordenación en los bosques plantados;
• evitar distorsiones económicas que reduzcan el valor de los bosques plantados o limiten las oportunidades para los pequeños propietarios inversionistas;
• promover la equidad entre las formas de uso de la tierra que compiten entre sí, en las políticas y prioridades.
Principio 6: Reconocimiento del papel del mercado
Para mejorar la probabilidad de alcanzar ganancias aceptables a partir de las inversiones, los inversionistas en bosques plantados, especialmente en bosques que desempeñan funciones productivas, deberían diseñar su propia planificación y ordenación a fin de responder a las señales provenientes de los mercados internacionales y nacionales. El establecimiento y ordenación de los bosques plantados deberían ser promovidos en función del mercado y no de la producción, a menos de que éstos hayan sido plantados con fines ambientales, de protección o por motivos cívicos.
Las directrices incluyen pero no se limitan a:
• proporcionar un acceso transparente a la información sobre mercados y sus señales;
• monitorear los conocimientos sobre mercados en materia de tendencias actuales y futuras, cambios en el uso de los productos forestales y comportamiento de los consumidores;
• crear políticas económicas y normativas, regímenes legislativos, directrices y prácticas que proporcionen una competencia justa y tasas aceptables de ganancia para los inversionistas, trabajadores y economías locales, y asegurar que no exista discriminación entre los diferentes usos apropiados de los recursos;
• reconocer los mercados emergentes de carbono y un entendimiento cada vez mayor acerca de papel que desempeñan la forestación y la reforestación en cuanto a la provisión de sumideros para mitigar el cambio climático, ya sea que se trate de bosques plantados con fines productivos o de protección;
• reconocer que el mercado no representa, por si solo, todos los valores que la sociedad puede obtener de los bosques plantados.
Principio 7: Reconocimiento de los valores sociales y culturales
Los valores sociales y culturales deberían ser tomados en cuenta a la hora de planificar, ordenar y utilizar los bosques plantados, incluyendo el bienestar y el reforzamiento de las capacidades de las comunidades adyacentes, de los trabajadores y de otros grupos de interés.
Las directrices incluyen pero no se limitan a:
• reconocer los valores de las comunidades locales, los derechos consuetudinarios, el conocimiento tradicional, los valores religiosos y la tenencia de los pueblos indígenas y de las minorías étnicas en las áreas destinadas a las inversiones en materia de bosques plantados;
• incrementar las oportunidades y capacidad de los pueblos indígenas, minorías étnicas, comunidades locales (incluyendo a las mujeres y grupos marginales) y de los pequeños propietarios inversionistas para que se beneficien con los derechos a la hora de efectuar la planificación, ordenación y utilización de los bosques plantados;
• reconocer los aportes diferentes y de uso múltiple que proporcionan los pequeños propietarios inversionistas (incluyendo los que utilizan sistemas de subcontratación) en los bosques plantados y árboles, así como sus necesidades específicas de apoyo en lo que se refiere a derechos de tenencia, capacitación, extensión, investigación, acceso a los mercados y distribución de beneficios;
• proporcionar empleo, capacitación apropiada, equipo y tecnología para la salud y la seguridad, y mecanismos aceptables para promover buenas prácticas, especialmente a la hora de considerar los usos de la tierra y comunidades aledañas;
• actuar para fortalecer la educación, la salud y otros servicios sociales en áreas adyacentes a los bosques plantados.
Principio 8: Mantenimiento de los servicios sociales y culturales
Equilibrar los objetivos que compiten entre sí en el ámbito de la inversión en bosques plantados produce cambios sociales y culturales. Por lo tanto, es necesario adoptar mecanismos de planificación, ordenación, utilización y monitoreo a fin de evitar impactos adversos.
Las directrices incluyen pero no se limitan a:
• introducir datos de referencia socioeconómicos y evaluaciones de impacto a largo plazo antes de establecer bosques plantados y monitorear los cambios periódicamente;
• establecer mecanismos para la resolución de conflictos a fin de abordar los desacuerdos entre las partes interesadas en cuanto a derechos de tenencia, acceso, provisión de servicios sociales, asuntos laborales y otros derechos a los servicios sociales y culturales que pudieran surgir entre los inversionistas u organizaciones involucradas en la inversión y ordenación de los bosques plantados;
• proporcionar un ambiente y condiciones de trabajo seguras y saludables, de conformidad con los estándares y leyes nacionales e internacionales;
• proteger los sitios, paisajes de importancia arqueológica, cultural, tradicional, espiritual, científica, estética u otra.
• Respetar los derechos ancestrales de las comunidades, por ejemplo, los derechos de caza o colecta de productos forestales no maderables, cuando ello no ponga en peligro a los bosques plantados;
• Prevenir el desplazamiento o reasentamiento de comunidades sin su consentimiento libre, previo e informado.
Principio 9: Mantenimiento y conservación de los servicios ambientales
La ordenación de los bosques plantados tendrá un impacto en el suministro de servicios del ecosistema. Por lo tanto se deberían adoptar mecanismos de planificación, ordenación, utilización y monitoreo en los bosques plantados a fin de reducir al mínimo los impactos negativos y fomentar los impactos positivos, así como mantener o potenciar la conservación de los servicios ambientales.
Las directrices incluyen pero no se limitan a:
• Elaborar marcos políticos, jurídicos y de planificación destinados a fomentar el mantenimiento, conservación y restablecimiento de las funciones ambientales en los bosques plantados;
• Adoptar enfoques de gestión integrada de cuencas hidrográficas y la protección del suelo contra la erosión, incluyendo el uso de tecnología y equipo apropiados en las pendientes pronunciadas;
• Preparar evaluaciones de impacto ambiental coherentes con los requisitos jurídicos y políticos existentes, o cuando se justifique, por la escala o por algún impacto anticipado;
• Establecer datos de referencia para monitorear el impacto de la ordenación de los bosques plantados en los servicios ambientales abióticos, tales como el impacto en el suelo (incluyendo la salinidad), la cantidad y calidad del agua y del aire, o cuando se justifique, por la escala o por algún impacto anticipado;
• La ordenación de los bosques plantados a fin de reducir al mínimo los impactos adversos del fuego, plagas, enfermedades y las condiciones adversas del clima, incluyendo la recuperación de productos y la restauración después de eventos importantes;
• tomar en cuenta la captura de carbono y el suministro de sumideros de carbono en la planificación, ordenación, utilización y monitoreo de los bosques plantados;
• aplicar estándares operativos y prácticas de campo apropiados, incluyendo acuerdos con las empresas de explotación forestal, durante el establecimiento, ordenación, aprovechamiento y utilización de los bosques plantados a fin de reducir al mínimo los impactos ambientales negativos;
• reconocer el impacto positivo que los bosques plantados pueden tener en el suministro de servicios ambientales, incluyendo la rehabilitación de las tierras degradadas, la restauración de paisajes, la recuperación de sitios y el combate contra la desertificación;
• tomar en consideración que los programas de certificación voluntaria son un mecanismo aceptable para abordar los temas de índole ambiental.
Principio 10: Conservación de la diversidad biológica
Los planificadores y encargados de la gestión de los recursos plantados deberían incorporar la conservación de la diversidad biológica a nivel de rodal, bosque y paisaje.
Las directrices incluyen pero no se limitan a:
• adaptar las prácticas de manejo para ayudar a mantener la diversidad de las plantas y animales y conservar los recursos genéticos;
• reconocer el papel que los bosques plantados pueden desempeñar para aliviar las presiones que se ejercen en los bosques de regeneración natural y para proveer habitat para la flora y fauna nativas;
• proteger la diversidad del habitat de la vida silvestre y la conservación de las plantas y de los animales del bosque (incluyendo las especies acuáticas) mediante la ejecución de medidas tanto a nivel de rodal como a nivel de paisaje;
• preparar estudios de referencia para monitorear el impacto de la ordenación del bosque plantado en el mantenimiento de las plantas y animales y la conservación de los recursos genéticos;
• evitar la conversión de los bosques de regeneración natural u otros ecosistemas de considerable valor para la conservación, a bosques plantados;
• controlar las prácticas ilegales tales como la caza o la captura de animales, la colecta y el uso de las plantas como forraje;
• seleccionar las especies nativas para el establecimiento de bosques plantados si estas son iguales o mejores que las especies introducidas a utilizar para los cometidos propuestos;
• evaluar el riesgo de que las especies introducidas se conviertan en invasivas y tengan efectos adversos en la biodiversidad local.
Principio 11: Mantenimiento de la sanidad y productividad del bosque
Se requiere de acuerdos en los planos nacional, subnacional y del bosque mismo a fin de garantizar que los bosques plantados sean manejados de manera que se mantenga y mejore la sanidad y productividad del bosque y se reduzca el impacto de los agentes abióticos y bióticos dañinos.
Las directrices incluyen pero no se limitan a:
• reconocer el alto grado de productividad de los bosques plantados de manejo intensivo en términos de productos y servicios forestales;
• promover la reforestación, la conservación del suelo y otras medidas después del aprovechamiento de los bosques plantados;
• disminuir al mínimo la compactación del suelo debido al uso de equipo pesado;
• aplicar medidas idóneas de bioseguridad (predicción, prevención, monitoreo, respuesta rápida a los brotes y restablecimiento) para reducir la incidencia e impacto de las especies invasivas;
• adoptar los enfoques de manejo integrado de plagas y el uso del control biológico de los insectos y enfermedades siempre que sea posible;
• manejar el uso de herbicidas, plaguicidas, fungicidas y otros químicos de manera responsable, de conformidad con los requisitos legales y los estándares de mejores prácticas;
• desechar los materiales químicos, contenedores y otros desechos de conformidad con los requisitos legales y los estándares de mejores prácticas;
• adoptar políticas, protocolos de gestión de riesgos, prácticas y monitoreo con base cientifica, en el uso de la biotecnología (incluyendo los organismos modificados genéticamente) en los materiales reproductivos;
• seleccionar las especies y materiales reproductivos teniendo en cuenta el uso final/objetivo del producto, las condiciones del sitio, los impactos ambientales, la diversidad genética y los riesgos de invasividad;
• reducir la incidencia y el impacto de los incendios forestales a través de la predicción, prevención, monitoreo, respuesta rápida a las emergencias y restablecimiento después de los incendios;
• utilizar el fuego prescrito para reducir el peligro de incendios forestales, la presencia de combustible, para fines silvícolas y para el manejo del habitat;
• evitar el uso del fuego prescrito en la limpia y preparación de la tierra cuando los datos científicos señalan que existen condiciones que podrían verse afectadas adversamente por el fuego;
• utilizar prácticas de establecimiento que mantengan o incrementen el potencial de productividad y la salud del bosque, que al mismo tiempo reduzcan al mínimo el impacto ambiental;
• hacer una aplicación eficaz de los fertilizantes, basándose en el análisis periódico del suelo, de la micoflora y/o en el análisis foliar y teniendo en consideración las necesidades de nutrientes durante la rotación de cada bosque en particular.
• apoyar la educación, la capacitación, la investigación científica, y la creación de redes sobre la protección del bosque, la sanidad forestal y la sostenibilidad del sitio y de la productividad de los cultivos;
• adoptar el manejo silvícola y las prácticas de monitoreo que restablezcan el equilibrio respecto a las desventajas que conlleva el mantener la salud y productividad de los bosques plantados y reducir los riesgos ambientales, inclusive aquellos provenientes de las zonas circundantes dedicadas a otros usos de la tierra.
Principio 12: Ordenación de paisajes para beneficios sociales, económicos y ambientales
En vista de que los bosques plantados interactúan y afectan otros usos de la tierra, los medios de subsistencia y el medio ambiente, habría que adoptar enfoques de planificación y ordenación integrados dentro de un paisaje o cuenca hidrográfica a fin de asegurar que los impactos corriente arriba y corriente abajo sean planificados, manejados y monitoreados dentro de estándares sociales, económicos y ambientales aceptables.
Las directrices incluyen pero no se limitan a:
• reconocer la continuidad y los respectivos roles que desempeñan los bosques de regeneración natural y los bosques plantados que tienen funciones productivas y de protección, así como los árboles fuera del bosque – que en distintos grados, todos proporcionan servicios económicos, ambientales, sociales y culturales dentro de un paisaje o cuenca hidrográfica, tanto en el plano espacial como temporal;
• sensibilizar a las comunidades locales y al público a través de programas, de manera que estos comprendan mejor cuáles son las interrelaciones que existen entre la ordenación de los bosques plantados, los bosques de regeneración natural, las tierras destinadas a la conservación, los pastizales, las tierras agrícolas y otros usos de la tierra;
• mantener reservas de vegetación de regeneración natural en las riveras de cursos de agua o áreas de amortiguamiento de diferentes anchos a lo largo de los cursos de agua permanentes y, cuando se considere apropiado, de cursos no permanentes, dependiendo de su caudal y de su importancia para la conservación;
• diseñar bosques plantados de modo que provean corredores, cuando se considere apropiado y factible, entre áreas boscosas de regeneración natural que tengan alto valor para la conservación del medio ambiente;
• reducir los impactos negativos visuales, sobre el suelo,y la conservación del agua generados por la cosecha y otras operaciones forestales;
• establecer y ordenar las reservas que tienen un considerable valor científico y cultural, dentro de las cuales la ordenación de los bosques plantados no será permitida;
• establecer y ordenar zonas de amortiguamiento adyacentes a las comunidades locales y otras formas de uso de la tierra, cuando se considere apropiado, a fin de reducir los impactos adversos producidos por la ordenación de los bosques plantados;
• ubicar los caminos y los cruces de cauces y seleccionar el mantenimiento en concordancia con el paisaje(social, cultural, ambiental y económico);
• monitorear la calidad del agua corriente arriba y corriente abajo, según sea apropiado.