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PROLOGO

A partir del fin de la segunda guerra mundial y especialmente durante los últimos treinta anos, la comunidad internacional inicia un período de reordenamiento de la estructura de los organismos internacionales y de los cuerpos jurídicos que norman la vida internacional. Particularmente importantes han sido los cambios registrados en el régimen jurídico de los océanos y en la pesca mundial.

Después de más de diez años de negociaciones y a partir de los avances logrados en la I y II Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, en 1982 se aprobó y suscribió por 159 Estados y entidades la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que consagra el derecho soberano de los Estados ribereños a extender su jurisdicción nacional sobre los recursos marítimos existentes en sus; zonas económicas exclusivas de hasta 200 millas, en las que se capturan más del 95 por ciento de los recursos pesqueros marinos explotados actualmente.

Como lo ha señalado el Doctor Edouard Saouma, Director General de la FAO, esta reforma del sistema mundial constituye sin duda, en el orden pesquero, el acontecimiento político más importante que recordarán las generaciones futuras.

Tal vez sea una paradoja que Jean Carroz, oriundo de un país sin litoral como es Suiza, fuera por más de veinticinco años - durante este período de revolución marítima - una de las figuras más respetadas internacionalmente.

Sin duda fueron sus cualidades de integridad personal, sobriedad y rigor intelectual, unidas a su extraordinaria competencia profesional, las que le permitieron trabajar de forma tan responsable y eficaz en favor de la comunidad pesquera internacional.

Jean Carroz fue un hombre de excepcional inteligencia y singular laboriosidad y dedicación. Su destacada carrera académica en las Universidades de Lausana, París y Columbia (Nueva York); en la Academia de Derecho Internacional de la Haya; y su participación profesional con la delegación de Suiza en la Comisión para la Tregua de Corea y la Organización de Aviación Civil Internacional, le brindaron una extraordinaria preparación que supo aprovechar como Representante de la FAO en la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.

Durante las arduas negociaciones de la Conferencia, Carroz supo, con su característico sentido de responsabilidad y equidad, comprender los problemas y aspiraciones de los países en desarrollo. Su asesoramiento y consejo, siempre sabio e imparcial, fue reconocido y apreciado por todos los que participaron en ellas.

Tuve el privilegio y la oportunidad de trabajar en estrecha colaboración con Jean Carroz en la Conferencia Mundial de Pesca de la FAO celebrada en 1984, que tuve el honor de presidir en representación de mi país. En su labor como Secretario de la Conferencia, Carroz demostró su singular capacidad como funcionario internacional y como diplomático, en el sentido más justo del término.

Nombrado Subdirector General de Pesca por el Director General de la FAO, Jean Carroz aplicó con vigor y convicción las recomendaciones de tan fructífera Conferencia. Su muerte en el servicio en noviembre de 1985, que fue realmente una mort au champ d'honneur, fue una pérdida irreparable para todos los interesados en el sector pesquero y en la lucha contra el hambre.

Constituye para mí un gran privilegio el dedicar esta colección de trabajos y escritos, de amigos y colegas de Jean Carroz, a la memoria de un hombre honorable y excepcional.

Pedro Ojeda Paullada
Presidente
Conferencia Mundial sobre Ordenación y Desarrollo Pesqueros
y
Secretario de Pesca de México


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