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Capitulo 4 - Las operaciones de corta


Definición
Orientaciones generales
Objetivos
Consecuencias que pueden acarrear las operaciones de corta inadecuadas
Prácticas recomendadas

Definición

La corta incluye todas las actividades dirigidas a apear los árboles en pie y prepararlos para el desembosque. La operación de corta comprende el apeo del árbol en pie, su medición para determinar el tamaño idóneo de las trozas, el desramado y el tronzado del tronco (y a veces también de las ramas más grandes) en trozas. La operación de corta comprende también cuando corresponda el descortezado del tronco.

Orientaciones generales

La corta es una de las actividades industriales más arriesgadas. Los árboles son grandes y pesados y caen con una enorme fuerza que puede aplastar o arrancar árboles contiguos. Sus ramas pueden despedazarse y salir despedidas en todas direcciones. El árbol caído puede rodar o deslizarse cuesta abajo y su tronco quebrarse en fragmentos que salten y rueden de forma incontrolable. Todo ello hace necesario que la seguridad y la capacitación ocupen un lugar de primer orden en dichas operaciones.

Cuando se realiza adecuadamente, la corta es muy similar a la caída natural de los árboles, por lo cual se la considera una actividad poco peligrosa desde el punto de vista ecológico. Sin embargo, en los bosques latifoliados mezclados, especialmente en los trópicos donde las copas están entrelazadas por las lianas, el apeo puede causar un grave daño a la masa remanente y a los brinzales, hasta el punto de impedir la consecución de los objetivos silvícolas que se pretenden alcanzar con las operaciones de aprovechamiento.

En los países en desarrollo es frecuente que las operaciones de corta estén a cargo de trabajadores mal equipados, poco calificados y con escasa preparación. Estos no son supervisados ni se les ofrece incentivos para que reduzcan al mínimo los daños mediante un apeo cuidadosamente dirigido. La corta incontrolada no sólo causa graves daños a la masa en regeneración y a los árboles restantes sino que limita notablemente la eficacia de la operación subsiguiente de extracción. En cambio, la corta dirigida puede limitar los daños a la vegetación y al suelo, evitar que los árboles caigan sobre los cursos de agua y aumentar el volumen utilizable de madera al reducir el quiebre de los troncos.

También puede contribuir a limitar el número y la gravedad de los accidentes que se registran durante las operaciones de corta. Por ello hay que dar prioridad a las medidas encaminadas a aumentar la preparación de los trabajadores que forman las cuadrillas de corta y es muy importante ofrecer incentivos que fomenten la adopción de prácticas correctas.

Objetivos

Si se efectúan adecuadamente, las operaciones de corta deberán:

· garantizar la seguridad de las cuadrillas de corta y demás personal que trabaja en las proximidades;

· reducir al mínimo los daños causados a la masa remanente y a los brinzales, especialmente a aquellos que formarán la masa arbórea futura;

· limitar los efectos negativos para el suelo y los cursos de agua;

· incrementar al máximo el volumen de madera que puede aprovecharse de cada árbol apeado;

· aumentar el valor de las trozas preparadas para el desembosque;

· facilitar las actividades de saca.

El derribo de los árboles es siempre una operación difícil y peligrosa, pero en los bosques tropicales, los grandes contrafuertes y las copas entrelazadas, así como la existencia de gruesas trepadoras, hacen aún más complicada la tarea de los operarios

(Fotografía de Dennis Dykstra)

Tronzado del árbol una vez apeado

(Fotografía de Dennis Dykstra)

Consecuencias que pueden acarrear las operaciones de corta inadecuadas

La ejecución impropia de las operaciones puede producir:

· grave situación de inseguridad y un elevado gasto en concepto de seguros y compensaciones;

· elevado costo de las operaciones;

· bajas tasas de aprovechamiento;

· escasa rentabilidad de las trozas no adecuadamente tronzadas;

· ineficiencia y costo elevado de las actividades de saca si los troncos no se apilan convenientemente junto a las vías de saca;

· daños excesivos a la masa residual y a los brinzales;

· daños excesivos a suelos y arroyos;

· empobrecimiento de las condiciones del bosque tras las operaciones de corta que no se ajustan a los objetivos silvícolas;

· infestación de la zona por especies pioneras o por plantas trepadoras.

Prácticas recomendadas

· En las operaciones de corta, debe primar por encima de todo la seguridad. Eso supone que todos los miembros del equipo de corta deben gozar de buena salud y deben ser objeto de un proceso constante de formación y supervisión. En publicaciones como Chainsaws in tropical forests (FAO y OIT, 1980) y Fitting the job to the forest worker (OIT, 1992), se encontrará abundante información sobre los aspectos relativos a la seguridad y a la salud en las operaciones de corta y en otras actividades forestales.

· Sólo personal competente provisto del correspondiente equipo de seguridad y de un instrumental en buenas condiciones puede realizar las operaciones de corta. Estas se efectúan prácticamente en todo el mundo con motosierras, herramientas intrínsecamente peligrosas que quienes no están muy familiarizados con ellas tienden a utilizar incorrectamente. La motosierra es la responsable del mayor número de los accidentes que se producen en las actividades de explotación maderera.

· En algunas zonas aún se utilizan comúnmente herramientas manuales, como la sierra tronzadera, que si se usan de forma apropiada y se mantienen en buenas condiciones son de gran utilidad y en muchos países en desarrollo pueden ser mucho más rentables que las motosierras. Sin embargo, incluso estas herramientas sencillas pueden ser muy peligrosas y su utilización requiere una capacitación y supervisión adecuadas.

· En muy pocos casos pueden usarse con eficacia las hachas u otras herramientas cortantes para el apeo y tronzado de árboles. En efecto, su utilización implica un enorme desperdicio de madera. Las hachas son herramientas excelentes para cortar las ramas y la vegetación del sotobosque pero no sirven para el apeo y tronzado de los árboles. La idea de que permiten ahorrar costos es puramente ilusoria. Siempre es mejor recurrir a la sierra, la cual sólo produce una pequeña cantidad de serrín, respecto a las herramientas cortantes, que inevitablemente reducen a astillas un gran volumen de madera aprovechable.

· Cuando se aplica el método de corta por entresaca, deben señalarse previamente los árboles que han de ser cortados. Es necesario llevar al lugar de corta el mapa detallado de aprovechamiento que se ha preparado durante la fase de planificación y utilizarlo para tomar la decisión definitiva sobre qué árboles han de ser apeados. Se anotará en el mapa esta información que será utilizada por las cuadrillas de corta.

· La experiencia reciente de varias organizaciones que trabajan para poner a punto sistemas de aprovechamiento de bajo impacto ambiental en los bosques tropicales, indica que los daños causados a los árboles no explotados pueden reducirse marcando también aquéllos que se considera que constituirán la futura masa arbórea. Esta deberá ser una indicación visible para las cuadrillas de corta y saca de los árboles que deberán ser protegidos, cuando esto sea posible

· En los bosques en los que las lianas entrelazan las copas de los árboles, éstas deberán ser cortadas antes de iniciar la operación de corta para que mueran y pierdan fuerza, reduciendo así la posibilidad de que un árbol apeado pueda arrastrar en su caída a los árboles contiguos. Las lianas pueden cortarse a la vez que se señalan los árboles que se van a derribar.

· En el fuste de cada árbol debe indicarse la dirección prevista de caída. En general, los árboles se han de dirigir hacia las pistas de arrastre o los corredores de los cables o en dirección contraria, preferiblemente formando un ángulo oblicuo a la dirección de arrastre (se considera que entre 30 y 450 es el ángulo «óptimo», salvo en el caso de que los árboles se apeen directamente sobre la pista de arrastre o el corredor del cable). El apeo en dirección a la pista de arrastre o el corredor del cable puede reducir notablemente la distancia de saca y el apeo en la dirección opuesta facilita la tarea de la cuadrilla de saca cuando las copas son grandes. La decisión de aplicar uno u otro método dependerá de la experiencia local, de las condiciones del terreno, del sistema de saca que se vaya a aplicar y de otros factores.

· En la medida de lo posible, los árboles deben apearse en dirección de los claros de copas, para causar el menor daño posible a las existencias en pie. Los árboles próximos a las pistas de arrastre o a los cables de saca deben apearse de manera que las copas queden en paralelo a los mismos, para facilitar la extracción.

· En muchos casos, es conveniente dirigir el árbol que se está talando hacia la copa de otro árbol que ya ha sido apeado. De esa forma se amortigua el impacto, se reduce la zona dañada y se facilita el enganche de las trozas, realizándose el desembosque con mayor eficacia.

· Cuando la pendiente es muy fuerte, los árboles no deben ser apeados en dirección al valle, a menos que estén tan inclinados que las técnicas de corta dirigida no permitan apear el árbol en otra dirección. Si se talan los árboles en perpendicular a la pendiente o a lo largo de las curvas de nivel se limitará el impulso del árbol, el quiebre del mismo y el daño a los árboles contiguos. Para impedir que los árboles rueden hasta abajo una vez que han sido apeados se apoyarán, si es posible, contra los árboles próximos por la parte que mira a la montaña. Aunque este procedimiento puede dañar a esos árboles, los daños serán mucho menores que los que puede causar la copa de los árboles apeados al rodar cuesta abajo.

· Si las condiciones sociales y el tamaño de los árboles permiten utilizarlas, las máquinas cosechadoras integradas tienen una productividad mucho mayor y pueden reducir notablemente la frecuencia y gravedad de los accidentes. Por su elevado costo y porque su uso exige árboles de un tamaño uniforme, la utilización práctica de dichas máquinas se limita actualmente a las plantaciones industriales o a las masas naturales de árboles de escaso tamaño. Pueden ser utilizadas con provecho tanto para la corta a hecho como para la corta por entresaca.

· En cuanto a los árboles que se han de cortar (si está permitido) en las fajas de amortiguación contiguas a los arroyos, siempre que sea posible han de ser apeados de manera que las copas no caigan en el interior de la faja.

· Como norma general es necesario evitar que los árboles caigan sobre los arroyos y, de hecho, en algunos países está prohibido. Sin embargo, en algunos casos ésta puede ser la opción más adecuada por razones de seguridad y de la condición del terreno. Si esto es así, la extracción de los árboles caídos debe realizarse con gran cuidado para causar el menor daño posible a las márgenes de los arroyos y a la vegetación que crece sobre ellas.

· Para aumentar al máximo el volumen y el valor de la madera de cada árbol apeado, las cuadrillas de corta deben estar capacitadas sobre los métodos más adecuados de tronzado. Antes de proceder a esta operación es necesario medir el tronco para calcular la longitud de las trozas según las necesidades del aserradero. La experiencia de los programas de formación para mejorar la técnica del tronzado indica que de esta forma se aprovecha, como mínimo, un 20% más de madera y que el valor de las trozas aumenta entre el 10 y el 50%.

· Si no hay peligro para personas que no intervienen directamente en las operaciones de corta se adoptarán medidas especiales de precaución. Por ejemplo, cuando la zona de corta está próxima a una carretera, es indispensable que un obrero detenga el tráfico hasta que el árbol haya sido apeado sin peligro.

· Una parte importante de los nutrientes de los árboles, especialmente en los bosques tropicales, se encuentra en la corteza y en el follaje. Por tanto, el desramado y descortezado en el lugar de corta hará que los nutrientes queden en el bosque y favorezcan el crecimiento de la nueva masa forestal. No obstante, no siempre es conveniente descortezar los árboles in situ; ello dependerá del costo de la mano de obra y de si es posible separar fácilmente la corteza de la madera. Por otra parte, en algunas especies la corteza protege a las trozas de la abrasión y a la madera de los ataques de insectos y hongos, o impide que las trozas se abran al secarse durante el almacenamiento antes de que se inicie el proceso de elaboración.


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