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Capítulo 20

Carencia de Zinc


El zinc es un nutriente esencial (véase el Capítulo 10), aunque a veces falta en la alimentación de muchas personas de países industrializados y no. En las revistas de nutrición de la década de 1990 se ha publicado más sobre el zinc y sobre carencia de zinc que sobre la malnutrición proteinoenergética (MPE). Sin embargo, la carencia de zinc no se ha considerado como un problema serio de salud pública en ningún país del mundo, ni tampoco se ha descrito claramente ningún síndrome de enfermedad por falta de zinc. En Egipto y la República Islámica de Irán se asocia la carencia de zinc al enanismo e hipogonadismo, una condición caracterizada por deficiente desarrollo de los órganos sexuales en los varones. En los Estados Unidos, y en otros países, los bajos niveles de zinc en niños se asocian con retraso en el crecimiento, apetito deficiente y deterioro del sentido del gusto.

Una enfermedad congénita sumamente rara, conocida como acrodermatitis enteropática, se debe a la incapacidad del niño para absorber en forma adecuada el zinc. La condición era mortal pero ahora se sabe que responde a la terapia con zinc. Sus características son dermatitis grave, déficit en el crecimiento y diarrea.

Los animales de laboratorio con dietas deficientes de zinc (en general más pobres en zinc que toda dieta humana normal) presentan anorexia, menor eficiencia para aprovechar los alimentos, crecimiento exiguo, alteraciones en la función gonadal, inmunidad comprometida, mala cicatrización de heridas y dermatitis. Si se suministra una dieta deficiente en zinc a ratas embarazadas y monos, se observa un desarrollo conductual pobre de los hijos. Es probable que cualquiera o todos estos signos y síntomas puedan existir en los seres humanos con una dieta muy deficiente en zinc, pero parece que la mayoría de las dietas suministran cantidades suficientes de zinc para prevenir estas manifestaciones tan serias.

No es raro que la carencia de zinc se asocie con MPE. Una dieta deficiente en la cantidad total de energía y proteína quizá también lo sea en zinc y varios otros micronutrientes. Muchos niños con MPE presentan bajos niveles de zinc en la sangre y el cabello, pero estas cifras no demuestran que se deban a falta de zinc. Una dieta mejor que incluya más alimentos, prevendría ambas, la MPE y la carencia de zinc.

La investigación que se realiza ahora en varios países puede demostrar que en ciertas poblaciones el suplemento de zinc corrige deficiencias en el crecimiento, quizá mejorando el apetito que conduce a un aumento del consumo de alimentos y mejor desarrollo. También se puede demostrar que el zinc mejora el funcionamiento del sistema inmunológico y en esta forma disminuye la morbilidad debido a infecciones, reduciendo de esta manera la MPE.

El zinc está presente en la mayoría de los alimentos de origen vegetal y animal. Buenas fuentes son: el pollo, el pescado o la carne de mamíferos (cerdo, vacuno y cordero), las legumbres y los cereales de grano entero. En los Estados Unidos, las raciones dietéticas recomendadas de zinc para un adulto son de 15 mg diarios. No es probable que aparezcan signos de carencia de zinc si existe un consumo de 5 a 8 mg en 24 horas, pero su absorción, como la del hierro (véase el Capítulo 13), varía mucho. En los casos de kwashiorkor y marasmo nutricional que se tratan en el hospital, se pueden recomendar los suplementos orales de zinc. Algunos pediatras sostienen que el suplemento con zinc hace más rápida la recuperación y no causa ningún problema.


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