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Capítulo 41

Incorporación de objetivos nutricionales en políticas y programas de desarrollo a nivel nacional y local


La alta prevalencia de malnutrición en un país es prueba clara de un desarrollo deficiente y éste además es causa de malnutrición y hambre. El crecimiento económico y el desarrollo que no conduce a reducciones significativas de la malnutrición, son un crecimiento y un desarrollo mal concebidos. Incluso el crecimiento económico y el desarrollo sin dirección, pueden llevar lentamente a menores tasas de malnutrición, pero la mejoría es en general lenta por lo que, muchas personas pobres sufren sin necesidad. Para el crecimiento económico sostenible y el desarrollo social se necesitan políticas bien concebidas, que beneficien a los pobres y a los desnutridos. Este enfoque del desarrollo se ha denominado «desarrollo con rostro humano». Su meta es garantizar un suministro alimentario estable y seguro para todos, una protección adecuada contra las enfermedades, disponibilidad de servicios de salud para todos, y un ambiente que fomente y apoye buenas prácticas de cuidados para quienes necesitan esta atención. Lograr estas metas no es fácil para los países pobres que luchan para salir de la escasez. Sin embargo, el estímulo del crecimiento con equidad es viable y es la única estrategia moral que se puede adoptar.

Al mismo tiempo, se deben hacer todos los esfuerzos para reducir la malnutrición, sin tener en cuenta la tasa de crecimiento económico. Varios países han demostrado que esto se puede hacer. Son necesarias en general las intervenciones en nutrición dirigidas a las principales formas de malnutrición, como malnutrición proteinoenergética (MPE), carencia de vitamina A, anemias nutricionales y trastornos por carencia de yodo (TCY), pues ayudan a reducir la malnutrición con más rapidez de lo que quizá pueda lograr el crecimiento económico por sí solo, aun si éste tiene un rostro humano. Es tentador tratar de apuntar sólo, o sobre todo, a soluciones rápidas relacionadas con la malnutrición de micronutrientes mientras que se ignoran las acciones más difíciles que se necesitan para reducir la MPE. Esta negligencia se debe combatir, pues la MPE es casi siempre la forma principal de malnutrición y las acciones para reducirla tienen otros beneficios.

Las soluciones a los problemas de malnutrición las pueden apoyar los gobiernos, pero, en definitiva, las comunidades en general tienen el papel más poderoso para reducir la malnutrición y enfatizar el desarrollo social. La participación de la población es básica. Es preciso aceptar que los pobres son los actores principales de su propio desarrollo y estimular políticas y programas que habiliten a los menos privilegiados. Es muy importante fortalecer y conseguir la participación de las mujeres.

Para tener éxito en la reducción de la malnutrición es importante vigorizar las capacidades técnicas y gerenciales a todos los niveles, desde la comunidad hasta el nivel nacional, para tratar el problema del desarrollo de recursos humanos y la capacitación debido a que la mayoría de los países en desarrollo carecen de personal bien entrenado en nutrición y campos afines; y prestar especial atención a la posición de las mujeres en la sociedad, no sólo por sus méritos sino porque además las mujeres tienen el papel más importante en la seguridad alimentaria (y en general en la producción de alimentos), en el cuidado de los niños y en la salud de la familia.

La desnutrición y la malnutrición son una parte importante del complejo y amplio problema de la pobreza y deprivación que afecta a millones de personas, quizás a la mayoría en África, Asia y América Latina. Los pobres, los hambrientos y los malnutridos que están imposibilitados de vivir una vida normal, tienen menos probabilidad de alcanzar su potencial como seres humanos y contribuir plenamente al desarrollo de sus propios países. En las últimas dos décadas, el número de personas malnutridas ha disminuido moderadamente en Asia y América Latina. Sin embargo, como se ha mencionado en el Capítulo 1, los países del Asia meridional tienen una cifra mayor de personas malnutridas que los países de África y el continente americano. El número de personas pobres y malnutridas o ambas, parece ir en aumento en algunos países africanos. Un motivo de esto consiste en que en muchas naciones la población crece con más rapidez que los servicios y bienes necesarios para aliviar la malnutrición y la pobreza. Es claro además que las ganancias económicas son bajas y no se traducen en una mejoría en la calidad de vida de la mayoría de las personas. En muchos países, la brecha entre ricos y pobres también se hace mayor.

El reto de la malnutrición es tan alarmante y tan amplio que necesita tratarse y comprometer muchos sectores distintos, incluso a los gobiernos, organizaciones no gubernamentales (ONG), el sector privado, agencias de fondos internacionales y organizaciones de las Naciones Unidas, como la FAO, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). De particular importancia es una buena colaboración y coordinación entre los ministerios gubernamentales y su personal; esto se aplica sobre todo a los ministerios de agricultura y salud, pero además a otros ministerios, como los encargados de la educación, el desarrollo comunitario y las finanzas. Se necesita colaboración en todos los niveles: provincias, distritos y localidades.

CONFERENCIA INTERNACIONAL DE NUTRICIÓN Y SU SEGUIMIENTO

Reducir gran parte de la malnutrición y brindar a los seres humanos su derecho a una buena nutrición no es un sueño imposible, y se encuentra al alcance de la humanidad. Las acciones políticas, más que la voluntad política, para ejecutar acciones bien concebidas y programas a nivel nacional, mientras se actúa al mismo tiempo en los niveles internacionales, pueden servir para reducir gran parte los problemas de nutrición del mundo entero.

Más de 100 países refrendaron la Declaración Mundial sobre Nutrición y el Plan de Acción para la Nutrición, en la Conferencia Internacional de Nutrición (CIN) de Roma en 1992. La sección V del Plan de Acción describe la responsabilidad en tales aspectos. La sección V de esta publicación se cita y se considera que puede influir en el trabajo de muchas personas a muchos niveles, en la próxima década.

POLÍTICAS NACIONALES DE ALIMENTACIÓN Y NUTRICIÓN

Como se destacó y reiteró en la CIN de 1992, las políticas de alimentación y nutrición deben ser una parte integral e importante de los planes de desarrollo en los países. Los objetivos generales de las políticas de alimentos y nutrición deben ser mejorar la cantidad, calidad e inocuidad de los alimentos consumidos por la población, con el propósito de garantizar una dieta adecuada para todas las personas y confirmar una buena salud y un cuidado adecuado para todos. En nutrición existe la paradoja que el consumo excesivo de alimentos o de ciertos rubros alimentarios también lleva consigo un riesgo para la salud. Por ejemplo, el consumo de más alimentos de los requeridos para el gasto energético lleva a la obesidad y los altos consumos de colesterol y grasas saturadas típicos de las dietas occidentales ricas en productos de origen animal, aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular. Una distribución más equitativa de alimentos entre los pobres y los ricos podría, por lo tanto, mejorar la salud en ambos grupos.

Según se describe en otras secciones de esta publicación, las acciones de nutrición en la mayoría de los países en vía de desarrollo se dirigen sobre todo a reducir la MPE y algunas importantes carencias de micronutrientes. Sin embargo, cada vez más los países en desarrollo de nivel intermedio que experimentan una mayor urbanización y alguna industrialización, son testigos de un aumento significativo de las enfermedades crónicas no transmisibles que se relacionan con la nutrición, como obesidad, enfermedad arteriosclerótica del corazón, hipertensión arterial, diabetes no insulino dependiente y algunas tipos de cáncer (Capítulo 23). Estos problemas también necesitan una atención especial.

Fragmentos del Plan de Acción para la Nutrición

V. Responsabilidades para la acción

Los objetivos de la Declaración Mundial sobre la Nutrición, así como las recomendaciones del Plan de Acción, deben traducir en medidas prioritarias que se ajusten a las realidades de cada país y estar respaldadas por una acción de carácter internacional. Habida cuenta de ello, los gobiernos deberían preparar planes de acción nacionales, coordinados cuando procedan con las actividades complementarias de la Cumbre Mundial en favor de la Infancia, estableciendo prioridades, fijando un marco cronológico y, cuando corresponda, identificando tanto los recursos que se necesitan como los que ya se tienen a disposición. Las estrategias para alcanzar los objetivos pueden variar de un país a otro, y las responsabilidades incumben a diversos agentes desde instituciones gubernamentales hasta distintas personas.

1. A nivel nacional

a) Todos los gobiernos deberían establecer mecanismos nacionales adecuados para establecer prioridades, elaborar, ejecutar y vigilar políticas y planes para mejorar la nutrición en plazos determinados, basándose en las necesidades nacionales y locales, y asignar los fondos necesarios para su funcionamiento.

b) En el contexto de los planes nacionales de acción los gobiernos deberían formular, adaptar y ejecutar programas y estrategias para poner en práctica las recomendaciones del Plan de Acción para la Nutrición, teniendo en cuenta sus problemas y prioridades específicos. En particular, en los países dónele convenga, los ministerios de agricultura, pesca, alimentación, salud, bienestar social, educación y planificación, así como otros organismos competentes, deberían formular propuestas concretas para los sectores de su incumbencia con miras a promover el bienestar nutricional.

c) Debería alentarse a los gobiernos, a nivel local y provincial, así como a las ONG y al sector privado, a que participen en todo este proceso.

d) Debería estimularse a todos los sectores de la sociedad a que desempeñen un papel activo y asuman su responsabilidad en la ejecución de los componentes pertinentes del plan de acción nacional, con un buen mecanismo apropiado de coordinación. Debería movilizarse a los hogares, las comunidades, las ONG y las instituciones privadas, en particular la industria, los productores en pequeña escala y las agricultores, el comercio y los servicios, así como las agrupaciones sociales y culturales, además de los medios de difusión, para que, en estrecha colaboración con los sectores gubernamentales y los encargados de los servicios técnicos, ayuden a las personas y a los grupos de población a alcanzar el bienestar nutricional.

e) Debería prestarse apoyo a los programas orientados a mejorar el bienestar nutricional de la población, en particular de los grupos más en riesgo, mediante la asignación de recursos suficientes por parte de los sectores público y privado a fin de asegurar su sostenibilidad.

f) Los gobiernos, las instituciones académicas y la industria deberían apoyar el desarrollo de la investigación fundamental y aplicada con miras a mejorar la base de conocimientos científicos y tecnológicos a partir de la cual podrán analizarse y resolverse los problemas relacionados con la alimentación, la nutrición y la salud, dando prioridad a las investigaciones dirigidas a los grupos más desfavorecidos y vulnerables.

g) En la mayor parte de los países debería ciarse prioridad al desarrollo de los recursos humanos y a la formación del personal necesario en todos los sectores para apoyar las actividades relacionadas con la nutrición.

h) Los gobiernos nacionales, en colaboración con las autoridades locales, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado, deberían preparar informes periódicos sobre la ejecución de los planes de acción nacionales e indicar claramente los cambios experimentados en la situación de los grupos vulnerables.

2. A nivel internacional

a) Se insta a las organizaciones internacionales -multilaterales, bilaterales y no gubernamentales- a que examinen en el curso de 1993 medidas mediante las cuales podrían contribuir al logro de los objetivos y las estrategias enunciados en la Declaración Mundial y en el Plan de Acción para la Nutrición, inclusive el fomento de nuevos asociamientos de cooperación económica y técnica entre los países.

b) Los órganos rectores de la FAO, OMS, UNICEF, Banco Mundial, PNUD, Unesco, OIT, PMA, FNUAP, ACNUR, UNU, FIDA y otras organizaciones internacionales competentes deberían decidir, en el curso de 1993, el modo de dar la prioridad apropiada a sus programas relacionados con la nutrición, con el fin de asegurar lo antes posible una ejecución enérgica y coordinada de las actividades recomendadas en la Declaración Mundial y en el Plan de Acción para la Nutrición. Ello incluiría, cuando fuese necesario, una mayor asistencia a los Estados Miembros. La FAO y la OMS, en particular, deberían reforzar, en la medida que lo permitan sus recursos, sus programas orientados a la mejoría nutricional, teniendo en cuenta las recomendaciones del presente Plan de Acción.

c) Se pide a las Oficinas Regionales de las organizaciones de las Naciones Unidas y las organizaciones intergubernamentales que colaboren en la aplicación y el seguimiento del Plan de Acción para la Nutrición y los faciliten, apoyando la cooperación horizontal e interregional, sobre todo entre los países en desarrollo. Esto entrañará en particular, una colaboración basada en los objetivos y principios del Plan de Acción para la Nutrición a fin de formular estrategias regionales generales encaminadas a mejorar la nutrición y, cuando se solicite, ayudar a los gobiernos a elaborar planes de acción nacionales.

d) Las instituciones regionales de investigación y capacitación, con el apoyo de la comunidad internacional, deberían establecer o reforzar redes de colaboración, a fin de fomentar el desarrollo de los recursos humanos necesarios, especialmente a nivel nacional, para la ejecución del Plan de Acción para la Nutrición, promover la colaboración entre los países, c intercambiar información sobre la situación alimentaria y nutricional, las tecnologías, los resultados de las investigaciones, la ejecución de programas de nutrición y el flujo de recursos.

e) En su calidad de organismos especializados del sistema de las Naciones Unidas líderes en los sectores de la alimentación, la nutrición y la salud, se pide a la FAO y a la OMS que preparen conjuntamente y en estrecha colaboración con UNICEF y otras entidades de las Naciones Unidas, un informe unificado sobre la aplicación, tanto por ellas mismas como por sus Estados Miembros y otras organizaciones internacionales, de la Declaración Mundial y el Plan de Acción para la Nutrición, con el fin de someter dicho informe al examen de sus órganos rectores en 1995. Los órganos rectores podrán adoptar después las correspondientes decisiones sobre el calendario de los informes futuros.

f) Las organizaciones de las Naciones Unidas tienen una responsabilidad especial con respecto a las actividades complementarias para el logro de los objetivos fijados. Su insta a todos los órganos y organizaciones competentes del sistema de las Naciones Unidas a que refuercen sus mecanismos de colaboración y cooperación, a fin de que puedan participar plenamente, a nivel internacional, regional, nacional y local, en la consecución de los objetivos del Plan de Acción para la Nutrición. El Sub-comité de Nutrición del CAC debería facilitar la coordinación de estos esfuerzos y, en estrecha colaboración con los organismos que participan en él, preparar informes periódicos sobre sus actividades relativas a la aplicación de la Declaración Mundial y del Plan de Acción para la Nutrición, los cuales habrían de ser examinados por el CAC y presentados a la Asamblea General de las Naciones Unidas a través del Consejo Económico y Social (ECOSOC).

PRODUCCIÓN Y DEMANDA ALIMENTARIA

Un ingrediente esencial para un buen estado nutricional es una disponibilidad adecuada y estable de alimentos a nivel nacional y del hogar. La mayoría de las políticas agrícolas apuntan a aumentar la producción general de alimentos y productos no alimentarios. Para mejorar la nutrición se necesita que esta mayor producción lleve a un aumento del consumo de alimentos por parte de los hogares pobres que no tienen seguridad alimentaria. Si se garantiza a los pobres trabajo o vida aceptable se contribuirá también a reducir las tasas de malnutrición. Sin una producción alimentaria adecuada o ingresos suficientes y regulares, el estado nutricional en general se verá comprometido. Las políticas agrícolas con objetivos nutricionales se deben dirigir no sólo a la cantidad de alimentos que se producen, sino también al tipo de alimentos que se deben cultivar, dónde y por quién.

Las cosechas para vender, a veces compiten con las cosechas de alimentos y ocasionan una disponibilidad alimentaria baja para la nutrición humana. Sin embargo, las cosechas que se venden (pueden ser alimentos o no) dan un ingreso a las familias campesinas que les permite comprar más alimentos para consumo de la familia, que los que se podrían producir en la misma área. El cultivo para vender puede además brindar un ingreso más estable para la compra regular de alimentos, pero sólo si el dinero obtenido se usa para adquirir suficientes alimentos en vez de utilizarlo para otros gastos. Se ha demostrado que si las mujeres controlan el ingreso de la venta de artículos producidos en la finca, en vez de los varones, casi siempre se gasta más dinero en alimentos y menos en artículos innecesarios y los niños se benefician más.

En muchos países, gran parte de la actividad agrícola la realizan personas que no son propietarias de la tierra en la que trabajan. La reforma agraria podría mejorar la equidad y la nutrición. En áreas rurales el empleo en agricultura, bosques, reproducción animal, pesca, etc., es importante para suministrar ingresos y contribuir al consumo alimentario. Las nuevas tecnologías que ahorran mano de obra pueden algunas veces reducir las oportunidades de empleo y contribuir a la inseguridad alimentaria. Las actividades intensivas en trabajo, si los salarios son razonables, contribuirán a una buena nutrición. Otros factores relacionados con la agricultura que pueden además influir la seguridad alimentaria incluyen el control de pérdidas de alimentos postcosecha, almacenamiento de cosechas de alimentos, transporte y comercialización.

SISTEMA GUBERNAMENTAL PARA FORMULAR Y EJECUTAR POLÍTICAS DE NUTRICIÓN

La necesidad de coordinar el desarrollo de las políticas y programas de nutrición ya se enfatizó antes. Las principales actividades de nutrición se realizan casi siempre por departamentos y ministerios gubernamentales, pues casi todos los países se rigen por un sistema que divide las funciones del gobierno en esta forma. Por lo tanto, a menos que se establezca un ministerio de alimentación y nutrición aparte, se requiere contar con otros mecanismos para estimular el desarrollo adecuado y la coordinación de políticas y programas nacionales de alimentación y nutrición. Es necesario garantizar que las políticas dentro de los diversos ministerios sean compatibles, coordinadas y de ser posible, armonizadas. Sin embargo, la ejecución de los programas debe ser responsabilidad de los ministerios, departamentos y agencias existentes. Como se destaca a continuación, muchas de las acciones pueden depender de la movilización de la comunidad.

En muchos casos no existe una unidad u organización que identifique, evalúe y recomiende, de manera sistemática y completa, la forma en que un gobierno puede llevar a cabo medidas y estrategias para cumplir con los objetivos de una alimentación adecuada para la población. Asimismo, rara vez existe una estructura o una unidad que analice las implicaciones nutricionales del plan nacional de desarrollo y otros programas de los ministerios oficiales. Existe, sin duda, la necesidad de cumplir con una función de supervisión y por lo menos contar con un punto focal definido para la nutrición.

En algunos países se han establecido diversas instituciones o comités para coordinar las actividades de nutrición. En Zambia, una comisión nacional de alimentación y nutrición se conformó inmediatamente después de su independencia. En la República Unida de Tanzania, el Centro de Alimentación y Nutrición de Tanzania, se estableció como entidad paraestatal bajo la responsabilidad del Ministerio de Salud. En Indonesia, la Agencia de Planeación Nacional del Desarrollo (Bappenas) coordina con bastante éxito las actividades de nutrición y garantiza la inclusión de objetivos adecuados de política nutricional en cada uno de los planes de desarrollo quinquenal (Repelita). Muchos otros países cuentan con comités interministeriales para tratar asuntos de nutrición que conciernen a varios ministerios. Durante la etapa preparatoria para la realización de la CIN, se establecieron puntos focales nacionales de nutrición en 159 países.

En la década de 1990, la planificación nutricional está menos en boga que en los años 1970. Aun así, se requiere algún mecanismo para formular políticas nacionales de alimentación y nutrición, y garantizar la colaboración intersectorial en su ejecución. El documento de la CIN, Nutrición y desarrollo - una evaluación mundial (FAO/OMS, 1992b) dice:

«La puesta en marcha de políticas relacionadas con la nutrición por parte de ministerios, como el de agricultura y salud, se puede hacer más efectiva si existe colaboración intersectorial.»

El Plan de Acción para la Nutrición incluye la recomendación (véase el recuadro previo con el texto total de la sección) que dice:

«Todos los gobiernos deberían establecer mecanismos nacionales adecuados para establecer prioridades, elaborar, ejecutar y vigilar políticas y planes para mejorar la nutrición en plazos determinados, basándose en las necesidades nacionales y locales, y asignar los fondos necesarios para su funcionamiento...

...En particular, en los países donde convenga, los ministerios de agricultura, pesca, alimentación, salud, bienestar social, educación y planificación, así como otros organismos competentes, deberían formular propuestas concretas para los sectores de su incumbencia con miras a promover el bienestar nutricional.»

Las políticas de alimentación y nutrición son un componente muy importante del desarrollo nacional para que se ignoren o sean sólo actividades separadas de los diversos ministerios. Todos los que se preocupan de la nutrición pueden desempeñar una parte, primero, coordinar sus actividades con las de los colegas en otros ministerios y segundo, influir en el gobierno para establecer un mecanismo adecuado de política, planeación y coordinación en nutrición. En general, la mejoría permanente de la nutrición no se logra a través de la ejecución de programas verticales. Los beneficios vendrán sobre todo de la integración de consideraciones nutricionales en los distintos planes y políticas sectoriales de los más importantes departamentos o ministerios gubernamentales. Por lo tanto, puede ser necesario tener un mecanismo que estimule la integración.

Si se quiere que los planes para mejorar la nutrición sean realmente efectivos, es indispensable, además de la colaboración nacional de ministerios y departamentos, la cooperación a nivel de distritos y de localidades, con la activa participación de las personas comprometidas.

EVALUACIÓN Y SEGUIMIENTO DE LOS PROGRAMAS DE NUTRICIÓN

Los programas de salud pública y de nutrición se realizan con frecuencia sin planes para evaluarlos. Las campañas para mejorar los recursos alimentarios del hogar, construir más cuartos de baño, triplicar el número de consultas a menores de cinco años, establecer nuevos programas de alimentación escolar o dar más énfasis a la educación nutricional, pueden ser acciones importantes en un país o una comunidad, pero tales actividades rara vez se evalúan en forma adecuada.

El seguimiento y el análisis son actividades importantes en programas y proyectos para mejorar la nutrición. En general, el seguimiento lo efectúan sobre todo los mismos trabajadores del proyecto, de preferencia con la participación de las comunidades cuyos miembros son los beneficiarios de las acciones que se llevan a cabo. El seguimiento casi siempre consiste en la recopilación y el estudio periódico de datos apropiados.

El UNICEF (1991), en su Guía para seguimiento y evaluación define esta última como un «proceso que trata de determinar tan sistemática y objetivamente como sea posible, la importancia, efectividad, eficiencia e impacto de las actividades a la luz de objetivos específicos. Es una herramienta gerencial orientada a la acción y un proceso organizativo para mejorar las actividades presentes y futuras de planeación, programación y toma de decisiones». Esta definición es adecuada y relevante para el análisis nutricional en los países en desarrollo.

La evaluación consiste en esfuerzos para sopesar, medir o juzgar el progreso obtenido por un programa o actividad con respecto a los objetivos establecidos. El gobierno que apoya un programa, los trabajadores que lo ejecutan y los beneficiarios, todos deben mostrar interés en saber si el programa es efectivo. Por lo tanto, una parte de las actividades aplicadas de nutrición debe ser alguna forma de análisis.

Debido a que la evaluación incluye apreciar el progreso hacia ciertos objetivos, son dos los prerrequisitos básicos. Primero, es necesario definir los objetivos del programa, preferentemente por escrito. Segundo, se debe contar con algunos datos básicos, aunque sean simples. En otras palabras, es necesario conocer la situación antes que se inicie el programa y los cambios que se esperan como resultado del mismo. La evaluación algunas veces consiste en una medición antes de la iniciación y después de terminada la acción. La diferencia entre las dos medidas indica el cambio ocurrido durante el período de la acción, que puede o no haber sido producida enteramente por la acción.

La evaluación es útil de varias maneras diferentes. Ayuda al trabajador a conocer cómo avanza su trabajo y puede sugerir formas de mejorarlo o de acelerar el progreso. Puede también sugerir que ciertas acciones producen buenos resultados y otras no. La evaluación es útil para los planificadores del programa, pues al analizar los informes se puede obtener una medida del progreso general y de la contribución relativa de cada uno de sus componentes. Estos datos facilitan la planeación lógica y pueden llevar a la revisión de las operaciones del programa o a nuevas acciones.

La evaluación debe además suministrar a los beneficiarios del programa indicaciones sobre los logros. Como el apoyo de la comunidad es esencial para el éxito de los programas, es importante que los trabajadores permitan que los que reciben ayuda conozcan cómo progresa el programa, así como una compañía o empresa debe periódicamente permitir que sus accionistas conozcan cómo evoluciona el negocio. A menos que las personas conozcan y entiendan los cambios que se producen y su propio papel en el cambio, se puede perder gran parte del valor de un programa. Si las personas entienden los resultados obtenidos, podrían sentir entusiasmo para cooperar más plenamente y ayudar en las actividades del programa. La evaluación podría además convencerlos a ellos y a sus líderes de que un aspecto del programa sobre el que estaban escépticos produce resultados. Por ejemplo, en una región donde haya poco entusiasmo por la alimentación escolar, los padres se podrían interesar y apoyarlo financieramente con actividades de autoayuda, si reciben una clara y amplia evidencia que demuestre que los niños que reciben comidas crecen mejor, aprendieron mejor y fueron menos propensos al ausentismo.

Por lo tanto, la evaluación es un proceso constructivo que puede lograr mayor apoyo para el programa por parte del gobierno, las agencias externas y el público. Además puede animar a los trabajadores y ayudarles a ser más efectivos y eficientes.

A menudo se sugiere que la evaluación la realicen personas externas y no asociadas con el programa que se evalúa. Este aspecto no se acepta universalmente. Aunque se puede suponer que los evaluadores externos no tienen desviaciones y son imparciales, y los responsables del programa no lo son, algunas veces es ventajoso contar con personas que trabajen en un proyecto para que sean miembros del equipo de evaluación debido a su profundo conocimiento y comprensión del proyecto y de la comunidad donde se ejecuta. Las responsabilidades de los objetivos y la garantía de que los datos se utilizan correctamente en un informe de evaluación, recae en los árbitros externos.

Hay un interés creciente en el uso de procedimientos rápidos de evaluación como herramientas para realizarla. Este método en general se basa sobre todo en datos cualitativos. Casi siempre existe espacio para el uso de métodos cuantitativos y cualitativos.

El Capítulo 33, sobre evaluación nutricional, análisis y seguimiento, se refiere a datos que se podrían utilizar en el seguimiento, evaluación o ambos. El lector que desee mayor información debe buscar publicaciones que suministren detalles sobre seguimiento y evaluación (véase la Bibliografía).

ELEMENTOS CRUCIALES EN PROGRAMAS EXITOSOS DE NUTRICIÓN COMUNITARIA

La Quinta Conferencia Internacional del Foro de Planificadores Internacionales en Nutrición (USAID, 1989) analizó importantes programas de nutrición comunitaria que han tenido éxito en Bolivia, Brasil, India, Indonesia, Tailandia y la República Unida de Tanzania y concluyó que el estado nutricional de los grupos de población pobre en los países en desarrollo puede mejorarse sustancialmente mediante programas de desarrollo comunitario orientados a la nutrición, si se incorporan ciertos elementos críticos en los programas desde su concepción. Además se anotó que los proyectos y programas de nutrición no pueden sustituir el compromiso del país y el gobierno con respecto al crecimiento económico sostenible equitativo y el desarrollo social. Se recomendó llevar a cabo una estrategia amplia que incorpore elementos de nutrición en los programas de desarrollo o utilice un enfoque de desarrollo comunitario en los programas de nutrición. La conferencia también sugirió que para estimular la mejoría nutricional es básico el compromiso de las instituciones y de los individuos con la comunidad y su autoconfianza, en un contexto amplio de desarrollo. La conferencia identificó los siguientes seis elementos críticos para el éxito de los programas.

Compromiso político

Es fundamental contar con un compromiso político firme y coherente, que se refleje en financiación y acciones de nutrición concretas. El compromiso político se puede generar desde la comunidad que necesita los servicios de nutrición, lo mismo que mediante el apoyo decidido de la comunidad científica y técnica y/o organizaciones internacionales.

Movilización y participación de la comunidad

Para que los programas de nutrición tengan éxito, es esencial contar con una movilización efectiva de la comunidad y lograr su participación activa. Esto se obtiene mejor si se compromete a la comunidad en todas las fases de la planeación y ejecución del programa, incluyendo la evaluación de necesidades, toma de decisiones, supervisión, seguimiento y evaluación. La descentralización de poder en la comunidad facilita la organización y permite que ésta identifique sus propias necesidades, para realizar la búsqueda de soluciones y participar activamente en el cumplimiento del programa. Los grupos femeninos son recursos clave para la movilización y participación de la comunidad.

Desarrollo de recursos humanos

La calidad de los recursos humanos es un elemento crucial. Por lo tanto, los criterios básicos para la selección del personal deben contemplar cualidades sólidas de liderazgo y compromiso con el trabajo comunitario. Se espera que los trabajadores voluntarios y el personal pagado por la comunidad tengan también estas características. Además, se requieren inversiones relativamente grandes para la capacitación básica y el entrenamiento en servicio periódico. Una capacitación combinada, con base a nivel central y local, puede ser más efectiva. Se recomienda un entrenamiento orientado a las habilidades, que se base en la competencia, que sea integral y multidisciplinario, con especial atención al entrenamiento de los responsables de la capacitación.

Focalización

Una focalización apropiada mejora la eficiencia y el costo efectividad de los programas de intervención nutricional, pues dirige los recursos a los grupos o personas expuestas a mayor riesgo y que más probablemente se beneficiarán de la intervención. Cuando la malnutrición es muy difundida, el criterio geográfico puede ser suficiente, pero a medida que el nivel de malnutrición disminuye se necesita seguir una combinación de criterios: geográficos, por hogares, familias, económicos e individuales. Al tener como objetivo las regiones o las comunidades más pobres, a menudo se requiere desarrollar una infraestructura para la prestación de servicios mínimos.

Seguimiento, evaluación y manejo de los sistemas de información

Un sistema de manejo de la información (SMI) funcional, para un seguimiento continuo, evaluación y toma de decisiones en los niveles local y central, es un elemento importante para el éxito del programa. Se requiere un flujo de información y toma decisiones en dos sentidos (de la base a la cúpula y de la cúpula a la base), con una recopilación regular de datos confiables, análisis oportunos e interpretación y retro-alimentación inmediata. El SMI no tiene que ser muy complicado. No debe exceder la capacidad de manejo de datos del programa o sobrecargar a los trabajadores de la comunidad con la recopilación de datos. Un SMI básico, incluye un grupo mínimo de datos e indicadores que se debe recopilar, analizar y utilizar por la comunidad, los administradores del programa y las personas encargadas de elaborar políticas para la toma de decisiones.

Replicabilidad y continuidad

La replicabilidad y la continuidad son elementos interrelacionados de los programas exitosos. La replicabilidad depende del grado en el que los elementos de los programas, metodologías y procesos de ejecución, pueden reproducir características particulares en otras situaciones. Para que los programas de nutrición hagan una diferencia a largo plazo, es fundamental la continuidad de los resultados positivos. La continuidad se refuerza por medio de un consistente compromiso político, la participación activa de la comunidad, desarrollo de una base de recursos capacitados y el costo efectividad del programa con respecto a los recursos disponibles en el país. La continuidad se establece desde la etapa de planificación cuando se diseñan las intervenciones en nutrición dentro del contexto y capacidad de los recursos locales de un país. La transferencia efectiva de tecnología o la creación de tecnologías costo efectivas desarrolladas localmente, puede aumentar la continuidad de un programa.

SOLUCIONES PRÁCTICAS A PROBLEMAS DE NUTRICIÓN

La parte inicial del presente Capítulo ha sido más bien general, pues trata sobre todo los procesos necesarios para las acciones y su puesta en marcha. A continuación se presentan algunas sugerencias de acciones que se podrían considerar. Esta lista no es una serie de recetas, sino más bien un menú o catálogo de posibles opciones. Es un resumen de posibles soluciones prácticas a los problemas de nutrición y de ninguna forma es completo. Algunas de las ideas pueden ser o no apropiadas para su adaptación y adopción por un país, una aldea o individuos de una comunidad. Cada área y cada comunidad tienen sus propios problemas que se deben manejar en el nivel local. Por lo tanto, se espera que las sugerencias presentadas no hagan sino estimular el análisis. Muchas de ellas pueden ya estar en práctica.

Varias de las soluciones son educativas, tanto que una y otra vez se ha enfatizado que una de las principales causas de una nutrición deficiente es la falta de conocimientos sobre alimentación, salud y cuidados. Muchas otras sugerencias son básicamente agrícolas. Esta publicación no se ha diseñado para suministrar detalles sobre métodos de enseñanza o prácticas agrícolas. La información sobre una producción mayor y mejorada de alimentos se debe consultar en manuales de agricultura, horticultura, cría de animales, pesca y avicultura.

Mejora de los conocimientos nutricionales

La falta de conocimientos adecuados es una causa importante de la malnutrición, pero se pueden mejorar, por ejemplo, mediante:

Mejora y aumento de la producción alimentaria

La mejoría y el aumento de la producción de alimentos es principalmente un problema de agricultura. Las metas deben ser las siguientes:

· Aumentar y mejorar la producción de alimentos animales, por medio de:

- mejor cría de animales;

- uso de leche de cabra;

- mejoría y aumento de la avicultura y uso de huevos, especialmente como alimento para bebés que empiezan a caminar y niños pequeños;

- aumento y mejoría de los métodos de pesca y conservación de pescado;

- construcción de estanques para piscicultura en las ciudades y hogares que cuenten con agua permanente;[2]

- mejor uso de represas, ríos y estanques como fuentes de producción piscícola;

- amplio uso de animales pequeños para alimentación, especialmente palomas, cuyes o cobayos y conejos;

- mayor consumo de erizos de mar, langostas, camarones, etc., como alimentos;

- uso más amplio de la carne de animales de caza, como cría controlada y caza donde sea ecológicamente posible.

Mejora en la distribución de alimentos

Los alimentos se deben distribuir en forma equitativa pero con frecuencia esto no es así, incluso cuando hay cantidad suficiente de alimentos disponibles. Para lograr una distribución más equitativa de los alimentos se deberá:

Mejora en el almacenaje de alimentos y cosechas

En algunos países en desarrollo, alrededor del 25 por ciento de todos los alimentos producidos, no llegan a ser consumidos por los seres humanos, sino que se dañan o se los comen los insectos, las ratas y otras plagas. Se pueden tomar medidas para corregir esta situación en el campo, hogares, almacenes y bodegas, entre las que se incluyen:

Mejora del procesamiento y seguridad de los alimentos

Un adecuado proceso puede garantizar que se mantenga el nivel más alto posible de nutrientes en los alimentos, que los alimentos que sobran se utilicen y que los alimentos sean seguros. Medidas apropiadas son las siguientes:

Mejora en el cuidado de la salud

Se podrían considerar las siguientes medidas de salud para mejorar el estado nutricional de las comunidades locales:


[2] El mantenimiento inadecuado de estanques para pescados puede ocasionar un aumento de la malaria y esquistosomiasis (bilharzia). Se debe solicitar consejo sobre salud pública y tomar las medidas necesarias para prevenir la reproducción de mosquitos y caracoles de tierra.

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