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Políticas públicas que afectan a los incendios forestales en Europa y Asia boreal y templada - Johann G. Goldammer[13]

RESUMEN

El presente informe sobre las políticas públicas que afectan a los incendios forestales abarca a Europa y las regiones templadas y boreales de Asia. Incluye a todos los países de Europa occidental y septentrional (con excepción de los de Europa meridional y Europa sudoriental, y Francia, los cuales están comprendidos en el informe sobre la cuenca del Mediterráneo), la Federación de Rusia y los países situados en la zona de transición entre las estepas de Asia central (Mongolia), los países de bosques templados del Himalaya y el Lejano Oriente (Nepal, Bhután, Corea del Sur y el Japón), y los bosques boreales (nordeste de China).

Las causas y los efectos de los incendios en Europa y la región de Asia boreal y templada son multifacéticos debido a la gran diversidad cultural y a la amplia gama de condiciones socioeconómicas y ambientales. Por ello, no pueden ni deben extraerse conclusiones generalizadas o formular recomendaciones que podrían conducir a respuestas unificadas o a la adopción de estrategias y políticas públicas de manejo del fuego que tienen un valor general.

No obstante, los casos de los países para los que se han presentado informes detallados revelan que unas adecuadas medidas de políticas públicas en materia de incendios de montes y otros tipos de vegetación (por ejemplo, estepas) abordan al hombre como la causa principal de incendios. Asimismo, se ha reconocido la prevención como elemento crucial del diseño de políticas y estrategias de manejo del fuego.

Por otra parte, en muchos países los efectos y la eficiencia de las políticas en cuanto a la reducción del números de incendios siguen siendo limitados a causa de las dificultades de carácter económico, especialmente en las economías en fase de transición entre una economía planificada a nivel central a una economía de mercado abierto. Por ejemplo, el desarrollo de un manejo del fuego de base comunitaria (enfoque participativo) y la aplicación de las leyes por conducto de las administraciones a menudo están restringidos por la falta de un suministro adecuado de infraestructura, personal y equipo.

La estructura del patrimonio forestal así como la estructura de la propiedad también varían según los países. En los países nórdicos y en Alemania hay una gran proporción de predios pequeños de propiedad privada que con frecuencia se destinan a actividades agrícolas. En los países en transición el número de este tipo de predios crece con rapidez, a causa del proceso en curso de restitución intensiva de los derechos sobre la propiedad y de actividades de privatización. En algunas zonas de la región el control de las actividades silviculturales y de prevención de los incendios no es siempre suficiente y eficaz.

Los problemas de incendios más graves se han determinado en 1) terrenos afectados por la contaminación industrial o radioactiva; 2) bosques boreales escasamente poblados des Asia central, en los que el manejo del fuego está restringido por la falta de recursos para este fin; y 3) regiones donde el incremento de las prácticas de quema dan lugar a una severa degradación de los bosques montanos, las estepas y los bosques de estepas ecotónicos en la zona de transición entre el trópico y subtrópico y la zona boreal en el extremo sur de la región.

El debate relativo al uso de la quema controlada con fines de ordenación forestal y de manejo del fuego en la zona boreal de la región, y a los efectos de la conservación de la naturaleza y la ordenación del paisaje en la zona templada de Europa, está planteando nuevos desafíos en materia de manejo del fuego. En Europa y Asia templada y boreal se dispone de conocimientos especializados limitados sobre el uso de la quema prescrita.

La cooperación internacional en la esfera del manejo del fuego está en aumento; cabe mencionar los acuerdos transfronterizos de asistencia recíproca en caso de calamidades de incendios, el intercambio de conocimientos técnicos en la materia, y los programas internacionales de investigación sobre el fuego, tanto en Europa y Asia templada y boreal como en régimen de intercambio con otras regiones.

Si bien el problema de los incendios en la región Báltica es de menor envergadura que en Europa del Mediterráneo u otras partes del mundo, actualmente se están poniendo en marcha nuevas iniciativas de colaboración internacional.

Las políticas públicas en los planos nacional e internacional aprovechan cada vez más la sinergia de esfuerzos, en especial en el ámbito de la Comunidad Europea y de la región de la CEPE.

En conclusión, se puede afirmar que se han logrado progresos a nivel político nacional e internacional en cuanto al manejo del fuego como parte de una ordenación forestal sostenible. No obstante, su ejecución requiere aún mayores medidas.

1. INTRODUCCIÓN

Cada año, los incendios afectan a diversos centenares de millones de hectáreas de bosques y otros tipos de vegetación en el mundo. En algunos ecosistemas el fuego desempeña una importante función ecológica por lo que se refiere al mantenimiento de los ciclos biogeoquímicos y las dinámicas de perturbación. En otros, puede ocasionar la destrucción de los bosques o su degradación a largo plazo. En la mayor parte del mundo los incendios producidos bajo circunstancias climáticas extremas tienen efectos nocivos en las economías, la salud y la seguridad del hombre, con consecuencias que pueden compararse, por su importancia y gravedad, a otras catástrofes naturales.

Los incendios de bosques y vegetación producen gases y emisiones de partículas que influyen en la composición y funcionamiento de la atmósfera terrestre. Existe una influencia mutua entre esas emisiones y la quema de combustibles fósiles y otras fuentes de carácter tecnológico que representan las principales causas del forzamiento antropógeno del clima. El humo originado por los incendios de vegetación ocasiona también problemas de visibilidad que pueden traducirse en incidentes y pérdidas ecológicas; además, afecta a la salud humana y en ocasiones puede provocar la pérdida de vidas. La elaboración de modelos del riesgo de incendios de acuerdo con las previsiones hipotéticas del cambio climático indica que en un lapso relativamente breve (como los próximos tres o cuatro decenios), aumentará la capacidad de destrucción de los incendios naturales o producidos por el hombre.

Los objetivos de las políticas relacionadas con el fuego, por ejemplos las de utilización de tierras, y las estrategias de prevención y control de incendios abarcan la reducción de los efectos perjudiciales del fuego y la gestión de sus beneficios. Además, es necesario que aborden una gran variedad de elementos y de sectores de la sociedad, los recursos naturales y la ordenación del medio ambiente, y el desarrollo de tecnologías. Las políticas y estrategias relacionadas con el fuego no se pueden generalizar debido a los efectos multidireccionales y multidimensionales del fuego en las diversas zonas y ecosistemas vegetativos y los múltiples factores culturales, sociales y económicos involucrados.

Entre 1997 y 1998 el fenómeno El Niño/oscilación meridional (ENSO) dio lugar a extremos climáticos a través del mundo entero. Se produjeron sequías prolongadas en diversas regiones, particularmente en Asia sudoriental, que desde comienzos del decenio de 1980 padeció por la quinta vez el impacto del ENSO y el quinto episodio de incendios y humo. La cobertura otorgada por la prensa y las reacciones políticas a nivel internacional contribuyeron a la sensación de que la magnitud de los incendios en Indonesia que generaron la formación de niebla de humo que se extendió sobre una porción del Asia sudoriental había sido de un nivel sin precedentes y totalmente inesperado.

A comienzos y mediados de 1998 se otorgó especial atención en el plano internacional a los incendios en América Central y del Sur, Europa meridional y el lejano oriente de Rusia. Por lo general, imperaba la opinión de que entre mediados de 1997 y 1998 la tierra había registrado el peor y más destructivo “año de incendios” de la historia reciente. Sin embargo, esas evaluaciones no se basaban en datos existentes. Esto se debía principalmente a la falta de información y bases de datos fiables y de fácil acceso a nivel mundial sobre los incendios pasados y presentes.

Procurando proporcionar un resumen sobre el actual estado de los conocimientos mundiales sobre “Las políticas públicas que afectan a los incendios forestales”, la FAO preparó cinco informes regionales que abarcan respectivamente: 1) Europa y Asia templada y boreal; 2) la región del Mediterráneo, 3) África, 4) Asia y el Pacífico, y 5) América.

El presente informe se refiere a Europa y a la región de Asia templada y boreal, y comprende a todos los países de Europa occidental y septentrional (Europa meridional, con inclusión de Francia y Europa sudoriental, se contemplan en el informe sobre la cuenca del Mediterráneo), la Federación de Rusia y los países situados en la zona de transición entre las estepas de Asia central (Mongolia), los países de bosques templados del Himalaya y el Lejano Oriente (Nepal, Bhután, Corea del Sur y el Japón), y los bosques boreales (nordeste de China). Los restantes países de las zonas tropicales y subtropicales del sudeste asiático se incluyen en el informe sobre la región de Asia y el Pacífico.

En Europa y la región templada y boreal de Asia, pueden diferenciarse cuatro zonas principales en términos de los incendios que se producen, sobre la base de características socioeconómicas, demográficas y climáticas:

Habida cuenta de que la magnitud del fenómeno y el problema que representan los incendios es mayor en los bosques de las zonas boreales, el presente informe brinda en primer lugar información de antecedentes acerca de la porción más extensa de bosques boreales de Asia, que se halla en el territorio de la Federación de Rusia. En el anexo IV se proporciona información adicional sobre la función desempeñada por las emisiones de los incendios boreales en la atmósfera terrestre, el cambio climático, y los posibles circuitos de retroacción entre el cambio climático y la incidencia de incendios.

Posteriormente figura una sección de resúmenes por países sobre estadísticas de incendios, agrupados por subregiones. Se ofrecen algunos ejemplos de las repercusiones socioeconómicas y los efectos ecológicos del fuego en regiones biogeográficas representativas. Por último, se examina el estado de la pirología, el desarrollo de tecnologías, el manejo del fuego y la formulación de políticas en la región.

2. LOS BOSQUES BOREALES EUROPEOS Y ASIÁTICOS Y EL FUEGO

Los ecosistemas circumpolares del mundo abarcan la zona de bosques boreales -o taiga- y los ecosistemas de tundra, o zona no boscosa. La bioma del bosque boreal ocupa cerca de un tercio de la totalidad de la superficie arbolada mundial. Más del 70 por ciento de la cubierta forestal boreal se halla en el Asia boreal, principalmente en la Federación de Rusia, y representa la mayor superficie boscosa ininterrumpida del planeta; la porción remanente se encuentra en el Canadá y Alaska, y existen zonas relativamente pequeñas de bosques boreales en el nordeste de China y los países nórdicos.

El clima boreal se ha clasificado en tres subzonas, a saber la marítima, la continental y la continental alta (Kuusela, 1992). La subzona marítima registra temperaturas de 10-15°C en el verano, y de 2-3°C en el invierno, y un nivel de pluviosidad anual equivalente a 400 a 800 mm. El invierno en la subzona continental es largo y frío, con temperaturas medias de -20 a -40°C, mientras que el verano alcanza en promedio 10 a 20°C. La estación de crecimiento tiene una duración de 100 a 150 días y las precipitaciones anuales varían entre 400 y 600 mm. La subzona continental alta abarca la mayor porción de la zona boreal y se caracteriza por inviernos más extremos y veranos más suaves.

La peculiar estacionalidad climática, con un breve período de vegetación y bajas temperaturas medias favorece la acumulación de capas de materia orgánica y la difusión de gelisuelos. Ambas características determinan de manera decisiva la composición de las especies y las dinámicas del medio físico forestal, donde se mezclan pantanos y praderas. Las principales especies arbóreas de coníferas son el pino (Pinus spp.), el alerce (Larix spp.), la picea (Picea spp.) y el abeto (Abies spp.); los principales árboles latifoliados son el abedul (Betula spp.), el álamo (Populus spp.), y el aliso (Alnus spp.).

A lo largo de los períodos evolutivos, los ecosistemas boreales han estado sujetos a cambios climáticos, y las especies se vieron obligadas a emigrar a medida que las cubiertas vegetales glaciales avanzaban o retrocedían de los casquetes glaciares. La bioma del bosque boreal así como se desarrolló en el actual período interglacial (cuyo inicio data de hace unos 10 000 años) ha sufrido la influencia de variaciones climáticas interanuales asociadas con períodos de sequía prolongados y años de sequía extrema, aunados con episodios de incendios ocasionados por rayos y brotes de insectos.

El carbono almacenado en los ecosistemas boreales corresponde al 37 por ciento, aproximadamente, de toda la reserva mundial de carbono (bioma vegetal y carbono del suelo). Por ello, las enormes dimensiones de la superficie de bosques boreales parecen indicar que éstos podrían desempeñar una función crítica en el sistema climático mundial, por ejemplo como posible sumidero o fuente de carbono atmosférico.

Aunque se considera que algunas partes de la taiga son muy productivas y poseen un alto valor comercial, en el pasado se ha hecho en gran parte caso omiso de su vulnerabilidad. Ocasionalmente, la deficiencia de las prácticas forestales (por ejemplo la tala rasa en gran escala y la subsiguiente degradación) va acompañada de una extendida contaminación industrial, fugas de oleoductos, contaminación radioactiva y modificaciones de los ecosistemas a causa de la construcción de presas y embalses.

Según los pronósticos de los modelos de la circulación general (MCG) los efectos del cambio climático antropógeno en las zonas boreales son graves. El aumento del promedio de las temperaturas anuales pueden conducir a períodos de vegetación más prolongados y cálidos, que normalmente se caracterizan por una mayor incidencia y duración de las sequías y de los rayos. Al aumentar la interferencia por el hombre, también puede aumentar el riesgo de incendios extremos y extendidos. Los incendios, las sequías y el deshielo de los gelisuelos pueden liberar grandes cantidades de carbono en la atmósfera, acelerando así los procesos de los cambios atmosféricos en curso, fundamentales para el cambio climático en el mundo.

2.1 Alcance e importancia económica de la bioma de los bosques boreales

La superficie total mundial de bosques boreales y otras tierras boscosas en la zona boreal abarca 1 200 millones ha, de las que 920 millones ha son montes cerrados. Esta última cifra corresponde a un 29 por ciento de la totalidad de superficie forestal en el mundo y al 73 por ciento de su superficie de bosques de coníferas (CEPE/FAO, 1985). Pueden explotarse alrededor de 800 millones ha de bosques boreales con un volumen en pie (con corteza) equivalente a unos 95 000 millones m3 (es decir, respectivamente el 41 por ciento y el 45 por ciento del total mundial). El valor de exportación de los productos forestales procedentes de los bosques boreales representa casi el 47 por ciento del total mundial (Kuusela, 1990, 1992). La mayoría de las tierras forestales boreales (taiga) de Europa y de Asia se halla en Rusia. El Fondo Forestal Ruso comprende cerca de 1 181 millones ha de los cuales 1 111 millones ha están bajo el control del Servicio Forestal Federal. El carbono almacenado en los ecosistemas boreales corresponde al 37 por ciento, aproximadamente, de la reserva total mundial de carbono terrestre (biomasa vegetal y carbono del suelo). Así pues, las grandes dimensiones de la superficie de bosques boreales indica que éstos pueden desempeñar una función fundamental en el sistema climático mundial, por ejemplo como posible sumidero o fuente de carbono atmosférico.

2.2 Alteraciones provocadas por los incendios naturales y ocasionados por el hombre

La peculiar estacionalidad climática de la zona boreal, con un breve período de vegetación y bajas temperaturas medias favorece la acumulación de capas de materia orgánica y la formación extendida de gelisuelos. Ambas características determinan de manera decisiva la composición de las especies y las dinámicas del medio físico forestal, donde se mezclan pantanos y praderas.

Entre las perturbaciones naturales, el fuego (desencadenado por los rayos) es el principal factor de control de la estructura por edades de los árboles, la composición y fisionomía de las especies, y la conformación de la diversidad paisajística; así como de influencia de las corrientes de energía y los ciclos biogeoquímicos, en especial del ciclo mundial del carbono, desde épocas prehistóricas (cfr. monografías y sinopsis, verbigracia de Sofronov, 1967, Slaughter et al., 1971, Zackrisson, 1977, Sherbakov, 1979, Viereck y Schandelmeier, 1980, Heinselman, 1981, Wein y MacLean, 1983, Kurbatsky, 1985, Johnson, 1992, Sannikov, 1992, Furyaev, 1994, Shugart et al., 1992; Goldammer y Furyaev, 1996). Los incendios tienen diferentes efectos en los ecosistemas, según sus proporciones e intensidad. Los de gran intensidad ocasionan el nuevo crecimiento de los rodales por secuencias sucesivas. Los incendios superficiales de baja a media intensidad, que constituyen la mayoría (el 98 por ciento de los incendios son superficiales) favorecen la selección de coníferas tolerantes al fuego como el pino (Pinus spp.) y el alerce (Larix spp.) y pueden producirse repetidas veces durante el ciclo de vida de un mismo rodal sin llegar a eliminarlo.

En la historia reciente se conocen alteraciones forestales en gran escala conexas con la sequía y los incendios. La caída del meteorito de Tunguska cerca de Yenisseisk (h. 60°54’N-101°57’E) el 30 de junio de 1908, es decir la explosión del núcleo de un cometa a unos 5 km de altitud, fue uno de los eventos más excepcionales que hayan causado incendios forestales en gran escala en la región del impacto. Diversos años más tarde, de junio a agosto de 1915, se produjo el incendio de mayores proporciones jamás registrado, como consecuencia de la sequía extendida en Siberia central y oriental (regiones de Tobolsk, Tomsk, Yeniseisk, NE de Irkutsk, S de Yakutsk). Shostakovich (1925) calculó que los incendios de la región ardieron por unos 50 días, entre 52-70°N y 69-112°E. El foco central de los incendios se hallaba entre el río Angara y Nijnya Tunguska, y la superficie quemada total se estimó en 14,2 millones ha. Sin embargo, el humo procedente de esos incendios cubrió la región entre 64-72°N y 61-133°E, lo que equivale a unos 680 millones de hectáreas.

Sin embargo, no está claro si la causa primaria de los ingentes incendios de 1915 estribó en la acción del rayo, o del hombre o de ambos. En las regiones boreales de Asia, el fuego ha sido por largo tiempo un instrumento muy útil para el desbroce de tierras (conversión den los bosques boreales), la silvicultura (preparación y mejora del terreno, selección de las especies) y el mantenimiento de sistemas agrícolas, por ejemplo asociaciones de caza, agricultura migratoria, y pastoreo (Viro, 1969, Pyne, 1995, 1997). Además de los incendios naturales, esas anticuadas prácticas culturales dieron lugar a una enorme proporción de incendios en los paisajes del Asia boreal. A comienzos del siglo XX, la intensidad del uso del fuego en el sector agrícola empezó a disminuir porque se había llevado a cabo la conversión de los bosques en sistemas agrícolas, y los sistemas tradicionales de quema de pequeñas dimensiones (tratamiento de la vegetación con quemas sin límites) fueron reemplazados por sistemas mecanizados (uso de equipo mecánico que funcionaba con combustibles fósiles). Sin embargo, y a pesar de la ausencia de prácticas tradicionales de quema, el hombre sigue siendo la principal causa de incendios de vegetación; sólo el 15 por ciento de los incendios registrados en la Federación de Rusia se producen por la descarga de un rayo.

Las estadísticas preparadas por el Servicio Forestal Federal ruso (véanse el párrafo 3.1.5 y el cuadro 2, anexo I) indican que cada año se producen de 17 000 a 33 000 incendios forestales, en su mayoría por la acción del hombre, que afectan hasta a 2 millones ha de bosques y otras tierras. Puesto que se siguen (y controlan) sólo los incendios en los bosques protegidos y pastizales, se estima que las cifras reales relativas a las áreas de vegetación boreal de Asia afectada por incendios son mucho mayores. Las observaciones desde satélites revelan que durante la temporada de incendios de 1987 se incendiaron unos 14,5 millones ha (Cahoon et al., 1994). En ese mismo período, el fuego azotó cerca de 1,3 millones ha de bosques en las zonas montanas-boreales del nordeste de China, al sur del río Amur (Heilongjiang) (Goldammer y Di 1990, Ende y Di, 1990).

2.3 Otras perturbaciones y el fuego: silvicultura no sostenible, emisiones producidas por las industrias y contaminación radionuclear

2.3.1 Silvicultura

Las prácticas forestales tradicionales y el uso sostenible y de bajo impacto de los productos forestales no madereros en el Asia boreal están sujetos a cambios drásticos estimulados por las crecientes demandas nacionales e internacionales de madera y madera para pasta de las zonas boreales. Esto ha traído como resultado el uso difundido de maquinaria pesada, talas rasas en gran escala y en consecuencia, la alteración de las unidades de combustibles. Se tiene entendido que muchas áreas que se han desbrozado completamente no se están regenerando según los ciclos de sucesión forestal sino que más bien se están degradando en estepas de gramíneas que podrían volverse susceptibles a incendios a intervalos breves. La tala de bosques cerrados y remotos para la construcción de carreteras, y la consiguiente interferencia del hombre, conllevan ulteriores riesgos de ignición. Estos efectos directos en los ecosistemas, sumados a los efectos indirectos inducidos por el cambio climático, contribuirán con toda seguridad a ocasionar una modificación sin precedentes de los regímenes de incendios.

2.3.2 Emisiones industriales y accidentes nucleares

Las emisiones industriales dan lugar a un aumento de la inflamabilidad de los combustibles así como a consecuencias para el medio ambiente que en su mayoría aún no pueden preverse. Los científicos rusos señalaron que en la Federación de Rusia la contaminación industrial afecta a unos 9 millones ha de tierras forestales (Pisarenko y Strakhov, 1993, Kharuk, 1993). Si bien en general se sabe que la disponibilidad de combustibles inflamables hace que los rodales en degradación o ya marchitos sean más susceptibles al fuego que los rodales vivos, todavía se desconocen los efectos de otros mecanismos. Por ejemplo, ¿qué efectos tendrá la quema de las deposiciones químicas que han provocado el marchitamiento de los bosques? ¿En qué se convertirán estos agentes y cómo se distribuirán? Hay que responder aún a muchas interrogantes.

En el párrafo 4.1 del presente informe se destacan los problemas que pueden surgir como consecuencia de incendios de terrenos contaminados por radioactividad a causa de ensayos con armas nucleare o accidentes técnicos o calamidades.

3. ESTADÍSTICAS SOBRE INCENDIOS

En el hemisferio norte se reúne y publica con regularidad el conjunto más completo de datos sobre incendios forestales para los Estados Miembros de la Comisión Económica para Europa (CEPE), que abarca todos los países de Europa occidental y oriental, los países de la ex Unión Soviética, los Estados Unidos y el Canadá. El último conjunto de datos cubre el período de 1994 a 1996 (CEPE/FAO, 1997). En el marco de la Unión Europea se ha creado un sistema de información comunitario sobre incendios forestales sobre la base de la información reunida en las bases de datos nacionales acerca de cada incendio. El acopio de datos sobre incendios forestales (que conforman el contenido común) ha adquirido un carácter sistemático con la adopción de un reglamento de la Comisión de 1994. Actualmente, el sistema de información comunitario sobre incendios forestales comprende a 319 provincias (o departamentos, o estados) de Portugal, España, Francia, Italia, Alemania y Grecia (Comisión Europea, 1996; Lemasson, 1997), y contiene información acerca de 460 000 incendios producidos entre el 1° de enero de 1985 y el 31 de diciembre de 1995, que en conjunto afectaron a seis millones de hectáreas. Otros países no pertenecientes a la región de la CEPE/UE dan a conocer sus estadísticas sobre incendios en las páginas de International Forest Fire News o las incluyen en el informe de la FAO sobre los incendios forestales mundiales (FAO, 1992).

En 1995, tras una reunión CEPE/FAO en materia de estadísticas sobre incendios celebrada en Ginebra, se llegó a la conclusión de que el enfoque innovador puesto en práctica por primera vez en la UE (Comisión Europea, 1996) es muy valioso y debería extenderse, con arreglo a la Resolución S3 de la Primera Conferencia Ministerial sobre protección de los bosques en Europa adoptada en Estrasburgo en 1990, a otros países, principalmente en Europa y alrededor del Mediterráneo, pero también en otras regiones en los que las instituciones y los recursos permitieran reunir datos sobre cada incendio registrado. Los países que iniciaran a reunir esa información debían utilizar el “contenido común” (“zócalo mínimo”) ya desarrollado en la UE como punto de partida, a fin de promover la comparabilidad entre datos relativos a regiones diferentes. La Comisión de las Comunidades Europeas ofreció apoyo técnico para llevar a cabo esa labor y procesar los datos sobre nuevos países (con inclusión de países no petenecientes a la UE y no signatarios de la Resolución S3) en sus estructuras existentes. La red de investigación sobre incendios forestales de la FAO/Silva Mediterránea también contribuyó a establecer contactos, estimular la implantación de esos sistemas y asegurar la comparabilidad a nivel internacional.

En la reunión celebrada en Ginebra en 1995 se hizo hincapié en que la comunidad que se ocupa de la investigación necesitaba datos con referencia geográfica (aunque no necesariamente con un elevado nivel de resolución). De ser posible, deberían reunirse las coordenadas de la ubicación de ignición del incendio (o de la comuna), además de los parámetros ya recogidos, que incluían información sobre la comuna afectada por el incendio.

Sin embargo, podrían necesitarse muchos años antes de que todos los países, incluso en Europa, estén en capacidad de proporcionar la información detallada prevista por el planteamiento del análisis de los incendios con criterio individual. A fin de evitar una reducción a corto plazo del campo de aplicación de la información sobre incendios forestales, en la reunión se juzgó fundamental mantener el sistema existente (FAO/CEPE) de reunión de datos en el nivel nacional, hasta que estuviese en funcionamiento un sistema más completo y detallado, con un amplio alcance geográfico. En realidad, los términos y las definiciones, así como el propio cuestionario, podrían utilizarse como base para la reunión de datos en otras regiones.

Por el momento, a nivel mundial, todos los interesados deberían compartir la información adquirida, especialmente a través de International Forest Fire News, con objeto de elaborar un cuadro más exacto de la situación a lo largo del tiempo. Los países fuera de Europa y del área mediterránea podrían adoptar un enfoque orientado en el mismo sentido del que está actualmente en vigor para la UE. Asimismo, la reunión de Ginebra sobre estadísticas de incendios recomendó que la FAO y el Inventario Mundial de los Incendios de Vegetación (GVFI) cooperen estrechamente y compartan la información de una base de datos sobre incendios relativa a los países que no son miembros de la CEPE o de la FAO/Silva Mediterránea.

Mientras tanto, se ha establecido el Centro Global de Monitoreo de los Incendios (CGMI) como una iniciativa en el marco del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales (DIRDN), de las Naciones Unidas. El CGMI reúne estadísticas mundiales sobre incendios y estimula a los países a facilitar en forma voluntaria sus bases de datos nacionales en la materia al GVFI. Puede encontrarse ulterior información al respecto en la página Web del CGMI <http://www.uni-freiburg.de/fireglobe> (véase el párrafo 4.5. del presente informe).

El estado actual de la información acerca de las estadísticas sobre incendios en los países europeos y del Asia templada y boreal (cuadro 1) figuran en el anexo I de este documento.

3.1 Panorama general por países

3.1.1 Países de Europa occidental caracterizados por un clima atlántico: Bélgica, Irlanda, Luxemburgo, los Países Bajos, Reino Unido

Los países europeos que limitan con el Océano Atlántico, el Canal de la Mancha y el Mar del Norte registran menores problemas de incendios frente a los países de Europa centrooriental; en efecto, han sufrido incendios de grandes proporciones sólo ocasionalmente.

En Bélgica, los incendios forestales no suelen afectar a más de 100 ha por año. Los sucesos extremos de los años como 199 (en que ardieron 1 113 ha) han hecho aumentar el promedio de 1980-1996 hasta 152 ha por año.

Luxemburgo, con un promedio de superficie forestal quemada de 4 ha por año en el período entre 1980 y 1996, es el país de Europa con el menor nivel de riesgo de incendios.

En los Países Bajos la magnitud de la incidencia de incendios forestales es similar a la de Bélgica. En el mismo período (1980-1996), se registró una media de 172 ha por año.

Los datos estadísticos en materia de incendios relativos al Reino Unido indica un promedio anual de superficie quemada equivalente 428 ha entre 1980 y 1996.

En ese mismo período, en Irlanda ardieron cada año unas 600 ha de bosques.

3.1.2 Países meridionales de Europa oriental: Austria, Bulgaria, República Checa, Hungría, República Eslovaca, Suiza

Los países alpinos: Austria y Suiza

El riesgo de incendios en las regiones meridional y sudoriental de Europa que se consideran en el presente informe está determinado por las características de los bosques, sean bosques de altura mixtos de especies caducifolias y de coníferas o bosques latifoliados de tierras bajas.

Tanto en Austria (promedio anual de superficie quemada entre 1980 y 1996: 105 ha) como en Suiza (promedio anual de superficie quemada en el mismo período: 407 ha) un elevado porcentaje de incendios están ocasionados por la descarga de rayos, principalmente en las elevaciones mayores. En 1994, el 27 y el 33 por ciento de los incendios respectivamente para Austria y Suiza se produjeron de esta manera.

En Suiza, los incendios forestales se producen en su mayoría en el sur del país, esto es una pequeña región de 4 000 km2 (o el 9,8 por ciento de la superficie total del país) con una cubierta forestal correspondiente al 44 por ciento (176 000 ha). Los incendios ocurren principalmente durante el período seco del invierno, si bien recientemente se vienen produciendo también en el verano (Conedera et al., 1996). La parte meridional de Suiza está situada en una cuenca de reducidas dimensiones, cerrada hacia el norte y el oeste (los Alpes) y abierta hacia el sur y el este (valle del río Po). Por consiguiente, el clima se caracteriza por invierno secos y soleados con períodos de fohen del norte (momento crucial para la aparición de incendios forestales) pero también por fuertes y repentinas nevadas, primaveras y otoños húmedos y por veranos soleados con fuertes lluvias (tormentas). La vegetación típica de estas condiciones climáticas son los bosques de castaño en suelos ácidos, bosques mixtos deciduos y latifoliados en terrenos calizos y bosques de hayas en las altitudes entre 800 y 1 300 m sobre el nivel del mar. Los incendios que ocurren en el invierno por lo general son superficiales y queman la capa de hojarasca de los bosques de castaños. Los incendios superficiales de baja a media intensidad perjudican a los árboles de castaños y con frecuencia contribuyen a niveles severos de erosión y a deslizamientos de tierras o aludes de lodo, ocasionando graves daños a la infraestructura y a la propiedad privada.

Bulgaria, República Checa, Hungría, Rumania, República Eslovaca

Las estadísticas a largo plazo de Bulgaria en relación con el período 1980-96 muestran una media anual de áreas forestales quemada equivalente a unas 3 000 ha. No obstante, existen discrepancias entre los datos oficiales notificados a la CEPE y los que provienen de otras fuentes. Por ejemplo, las estadísticas CEPE/FAO para 1996 indican una superficie quemada total de 2 516 ha, mientras que otras fuentes dan 21 500 ha para el mismo año (Kurpanov, 1998). En 1997, el áreas forestal quemada alcanzó las 860 ha con un total de 167 incendios, la mayoría de los cuales se produjo en los meses de mayo y septiembre. La gran parte de los incendios de 1997 (133, que afectaron a total de 555 ha de bosques) se desencadenaron en el sur del país, donde las coníferas representan la vegetación dominante.

En el período 1980-96, el área forestal quemada cada año en los países vecinos fue de 512 ha en la República Checa, 1 066 ha en Hungría, 244 ha en Rumania y 134 ha en la República Eslovaca.

3.1.3 Países bálticos y de Europa centrooriental: Belarús, Estonia, Alemania, Letonia, Lituania, Polonia

Las zonas que registran problemas de incendios en los países que limitan con el sur del Mar Báltico (Estonia, Alemania, Letonia, Lituania y Polonia) y Belarús están dominadas por pinares que están favorecidos por un clima continental.

Los Estados Bálticos

La República de Estonia está cubierta por casi 2 millones ha de bosques, en los que las especies arbóreas predominantes son el pino silvestre (38 por ciento), el abeto rojo (24 por ciento), y el abedul (30 por ciento). Desde 1949, un promedio de 215 incendios anuales han afectado superficies arboladas de 210 ha. Cada cinco años, en promedio, se producen incendios de grandes proporciones (>50 ha), siendo los mayores en fecha reciente los que se produjeron en Vihterpalu en 1992 y 1997. En ambos casos, el fuego dañó una superficie aproximada de 800 ha (Talijärv, 1998).

En la vecina República de Lituania los bosques abarcan alrededor de 1,8 millones de hectáreas. Allí, los pinos (Pinus sylvestris) y el abeto rojo (Picea abies) dominan el área arbolada en una proporción del 40 y 20 por ciento, respectivamente. El país suele registrar una temporada de incendios en la primavera (en abril). Zabrauskas (1995) informa de que la mayoría de los incendios son ocasionados por el hombre por varias razones: la quema de pastos, negligencia, y acción intencional. En el período comprendido entre 1980 y 1996 ardió en promedio una superficie de 202 ha cada año.

Los bosques de Letonia abarcan el 45 por ciento de la superficie del país, y están ubicados en su mayoría en los distritos regionales occidentales. La estructura por edades es predominantemente joven a madura (63 por ciento), y las coníferas son las especies dominantes (pinos silvestres; 40 por ciento; abetos rojos: 20 por ciento; abedules: 28 por ciento). El control de los incendios forestales en Letonia está organizado por 35 distritos forestales regionales con 262 distritos forestales subordinados (Gertners, 1998). En el período entre 1991 y 1996, el área forestal quemada cada año fue de 1 295 ha.

Belarús

Cada año en Belarús los incendios afectan a unas 5 000 ha de bosques, que en su mayoría consisten de rodales de pinos jóvenes o maduros. En el país, el mayor problema relacionado con el fuego surge en las tierras contaminadas por radionucleidos como resultado del accidente de la central de energía nuclear de Chernobyl acaecido en 1986 (para más detalles, véase la sección 4).

Alemania

En Alemania, las áreas con problemas de incendios se concentran en la parte norte del país, donde los suelos por lo general pobres están asociados con un clima continental. En esta región, en los bosques situados entre Baja Sajonia en el oeste y Brandenburgo en el este (en la frontera con Polonia) predominan los pinares, con un nivel relativamente elevado de inflamabilidad. Antes de la unificación de Alemania, el promedio anual de superficies arboladas quemadas en la ex República Federal de Alemania entre 1980 y 1990 fue de 578 ha. Entre 1991 y 1997, el promedio relativo al país unificado correspondió a 1 572 ha por año.

Polonia

En Polonia son más comunes unas condiciones similares en cuanto a los lugares y los bosques, pues los incendios afectan por lo general a los pinares. Entre 1980 y 1996 cada año ardieron en promedio 5 170 ha. En las regiones boscosas que padecen una grave contaminación industrial, surgen nuevos problemas de incendios (véase la sección 4).

3.1.4 Países nórdicos: Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia

Dinamarca

En Dinamarca, los incendios forestales constituyen un problema de pequeña entidad, pues afectan tan sólo a un área media anual de 38 ha.

Finlandia

En Finlandia, los bosques se extienden por 26 millones ha, lo que corresponde al 74 por ciento de la superficie emergida total, y en su mayoría son de propiedad privada (63 por ciento). La gran parte de los bosques finlandeses se encuentran en la zona boreal y en ellos predominan las coníferas (pinos silvestres, abetos rojos) y los abedules. Únicamente una pequeña porción de la parte norte del país es montañosa. Más del 30 por ciento de las tierras forestales son pantanos secos y turberas, y alrededor de 60 000 hectáreas de pantanos se aprovechan para la producción de turba.

El verano es relativamente corto (de mayo a septiembre), pero a menudo puede registrar oleadas calurosas y secas que conllevan un alto riesgo de incendios de montes. En Finlandia, se dispone de estadísticas sobre incendios forestales desde 1868. Los peores años del presente siglo en términos de incendios forestales fueron 1959 y 1960; la superficie quemada fue mayor en 1960, año en se registró el incendio forestal más grave del siglo, pues quemó un área superior a las 3 000 ha en Laponia. El incendio se había originado y extendido desde Rusia (Frelander, 1998).

A partir del decenio de 1950, el promedio de la superficie quemada ha venido disminuyendo en los decenios sucesivos, aunque el número de incendios ha permanecido casi inalterado. Sin embargo, en la última década, el número de incendios forestales y la totalidad de superficie quemada han aumentado considerablemente. En los últimos cuatro años (1994-97) el promedio de superficie quemada fue de 1 253 ha por año. El número de incendios durante el período de referencia FAO/CEPE de 1980-1995 fue de 524 por año.

Noruega

En Noruega, el clima oceánico determina la composición y la inflamabilidad de los combustibles de los bosques. Los bosques boreales de coníferas se extienden desde la parte oriental del país hacia la cadena de montañas escandinava y sus ecosistemas alpinos. El área costera se ha clasificado como zona boreo-nemoral caracterizada por la presencia de bosques costeros templados. En el sur, hay pequeñas áreas de en una zona nemoral actualmente sujeta a una fuerte influencia de las actividades humanas. En Noruega los rayos son frecuentes, pero el alto índice de precipitaciones y el elevado nivel de humedad imperantes en las regiones occidental y central del país no permiten la ignición por descarga de rayos. Los incendios naturales ocurren con mayor frecuencia en los bosques boreales de las tierras bajas situados en el este del país, hacia el sudoeste en las divisorias hidrográficas, y en la mayor parte de la zona continental central de Noruega (Mysterud et al., 1998). El área forestal quemada entre 1986 y 1996 fue de 564 ha por año.

Suecia

La mayor parte del territorio de Suecia se extiende en la zona boreal y semiboreal y la gran parte del terreno está cubierta de vegetación relativamente inflamable de árboles de coníferas, arbustos enanos ericáceos y musgos. A mediados del decenio de 1970 el fuego no se consideraba un problema grave y por un tiempo, en 1975, se interrumpió la reunión de datos estadísticos, tarea que se reanudó en 1992 (Granström, 1998). El promedio anual de superficie quemada entre 1992 y 1996 fue de 2 500 ha por año, y en 1992 y 1994 se registró un número excepcionalmente elevado de incendios y de superficies quemadas. Los incendios se deben en su mayoría a la acción directa o indirecta del hombre. Según investigaciones, en 1994 se calculó que la acción intencional provocó el 6 por ciento de los incendios, mientras que los rayos representaron el 35 por ciento, lo que constituye una cifra muy elevada si se le compara con las estadísticas relativas al período 1945-1975.

3.1.5 Asia centrooriental: Federación de Rusia y otros países de la ex Unión Soviética

Tras la ruptura de la ex Unión Soviética, la Federación de Rusia heredó la mayor parte de la cubierta forestal. Por ende, los incendios forestales desempeñan un papel limitado en los territorios de la ex Unión Soviética que se hallan fuera de Rusia. No se dispone de ningún dato estadístico en relación con Azerbeiyán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. Los datos facilitados para Kazajstán indican que entre 1994 y 1996 se quemaron cada año 12 753 ha, mientras que en Turkmenistán en el mismo período se quemaron 522 ha por año. Así pues, la presente sección se centra en la Federación de Rusia.

Federación de Rusia

La información sobre estadísticas de incendios contenida en este informe, facilitada por el Servicio Forestal ruso en agosto de 1998, abarca el período comprendido entre 1988 y 1997. En el momento en que se elabora el informe no se dispone de información sobre los graves incendios que azotaron el lejano oriente de Rusia de agosto a octubre de 1998. En la página Web del CGMI (véase la sección 4.5 de este informe) pueden hallarse actualizaciones diarias de imágenes de satélites así como datos de archivo.

La información contenida en el cuadro 2 (anexo I) indica que en el curso de los 10 últimos años el número de incendios ha oscilado entre 17 600 y casi 33 000. La mayor intensidad de incendios se registró en 1996, cuando 32 833 incendios quemaron una superficie equivalente a 1,3 millones ha.

Aún así, cabe observar, en relación con la sección 2.2. del presente informe, que estas cifras se refieren únicamente a los incendios que se supervisan y combaten en los bosques protegidos y pastizales. Las observaciones realizadas mediante satélites dan a entender que las cifras reales relativas a las áreas afectadas por el fuego en el territorio de la Federación de Rusia son mucho más elevadas, por ejemplo se indican 14,5 millones ha para el año de 1987 (Cahoon et al., 1994). Actualmente, está en marcha un estudio completo del archivo de observaciones de satélites con radiómetros de muy alta resolución (AVHRR) de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA) en relación con el decenio de 1980 (Cahoon et al., en prep.).

3.1.6 Asia centrosudoriental: Bhután, República Popular de China, Japón, Corea, Mongolia, Nepal

El informe incluye la zona templada y boreal de los países de Asia centrosudoriental que se hallan fuera de la zona tropical (que se examina en el informe sobre la región de Asia y el Pacífico).

Bhután

Bhután es un país montañoso situado en el Himalaya, entre 26°45’ y 28°30’N, y 88°45’ y 92°10’E. La superficie total del país es de 46 500 km2, de los cuales 26 338 km2 (es decir, el 56,6 por ciento) está cubiertos de bosques. El monzón del sudoeste, que inicia en junio y dura cuatro meses, da lugar al 86 a 97 por ciento de las precipitaciones anuales. Éstas varían de acuerdo con el grado de exposición de los valles a los vientos monzónicos y a las consiguientes lluvias. Parte de los valles situados en la región sombra pluviométrica son áridos. En las montañas más elevadas la escasa precipitación del invierno se produce principalmente en forma de nieve, y comienza a finales de noviembre. Se ha dividido al país en tres zonas diferentes por nivel de riesgo de incendio, y de acuerdo con las características climáticas bien diferenciadas que se dan a lo largo del país (Chhetri, 1994).

Las plantaciones de pinos llorones y pinos asiáticos (Pinus griffithii, P.roxburghii), las de coníferas mixtas, y las plantaciones mixtas de latifoliadas y coníferas, así como los bosques degradados, que abarcan un 40 por ciento, aproximadamente, de la superficie forestal total, son más susceptibles a incendios frecuentes (Goldammer, 1993). Los incendios forestales frecuentes, que se asocian a menudo con el sobrepastoreo, son responsables de la degradación de la cubierta forestal. La incidencia de incendios de montes es elevada durante los meses invernales secos. Las temperaturas heladas y la ausencia de lluvias ocasionan la deshidratación de las gramíneas perennes, y el aumento de la velocidad del viento acelera este proceso, con lo que el área cubierta de gramíneas se vuelve inflamable. Cada año, se notifican de 20 a 75 incendios (con una media de 50); la mayoría de ellos se derivan de incendios escapados procedentes de tierras agrícolas y huertos. Algunos años, como 1979, 1981, 1982, 1983 y 1989 fueron relativamente secos y en la mayor parte del país las lluvias premonzónicas tardaron en llegar y fueron muy escasas. Como resultado de ello, el número de incendios aumentó. La base de datos del GVFI indica un promedio de 7 379 ha quemadas cada año en el período 1980-1984.

República Popular de China

En la región septentrional de la República Popular de China los bosques templados y boreales y las estepas son los tipos de vegetación más afectados por el fuego. En los bosques boreales de altura de la cadena de montañas de Daxinganling, en la provincia de Heilongjiang (nordeste de China) predominan los pinos (Pinus sylvestris var. mongolica) y alerces (Larix gmelinii), que están favorecidos por el clima continental. Cerca de un 70 por ciento de las precipitaciones anuales, que oscilan entre 350 y 500 mm, ocurren entre mayo y agosto. Los meses de marzo a mayo, y de septiembre y octubre son los de mayor peligro de incendios. Las dinámicas de los ecosistemas forestales y la composición de las especies de los bosques boreales de altura se caracterizan por la regularidad de los incendios naturales y, más recientemente, causados por el hombre (Goldammer y Di, 1990). En los bosques de Mongolia interior imperan el alerce, el Quercus mongolica y el abedul. El alerce representa el tipo de vegetación original, pero quedaría reemplazado por el roble, el abedul o el álamo (en las áreas húmedas) si el fuego quemara una misma zona frecuentemente en un lapso de corta duración.

El incendio de mayores proporciones de la historia reciente se produjo en la región de Daxinganling durante los meses de extraordinaria aridez de mayo y junio de 1987. El fuego afectó a una superficie total de 1,2 millones ha, de las cuales 1,14 millones ha estaba cubierta de bosques. Esos incendios alcanzaron un nivel excepcional en cuanto a intensidad y velocidad de propagación. Por ejemplo, el frente ígneo principal recorrió 100 km en 5 horas y quemó un total de 400 000 ha de bosques en 32 horas, el 7 y 8 de mayo de 1987. Murieron más de 200 personas a causa del incendio, y 56 000 perdieron sus viviendas; además, ardieron 850 000 m3 de madera transformada, y otras obras de infraestructura (puentes, vías de ferrocarriles, líneas eléctricas y telefónicas) (Zheng et al., 1988, Di y Ju, 1990, Goldammer y Di, 1990). La evaluación de datos estadísticos a largo plazo revela que entre 1950 y 1990 fallecieron en total 4 137 personas como consecuencia de los incendios forestales en la República Popular de China (Goldammer, 1994).

Una ulterior evaluación de los datos sobre incendios archivados en la estación antiincendios de Jiagedaqui indicó que entre 1966 y 1987 incendios recurrentes quemaron 5,6 millones ha de bosques y tierras no forestales, en la provincia de Heilongjiang, que cuenta con una cubierta forestal de 5,26 millones ha. Por ende, esta cifra incluye las áreas que el fuego quemó completamente repetidas veces. En 1966, se quemó el 10,4 por ciento del área arbolada, y en 1987, el 17,4 por ciento de la superficie forestal se vio afectada por el fuego (Goldammer, 1993). En el período entre 1966 y 1986 más de un tercio del total de incendios se produjo por la descarga de rayos. En años recientes, el número de incendios debidos a causas naturales ha disminuido en comparación con los ocasionados por el hombre. Esto se refleja en los datos oficiales de 1997, en los que menos del 10 por ciento de todos los incendios se debió al efecto de los rayos.

Durante la preparación del presente estudio, Wang Dong (1998) informó de que en el decenio de 1986-1996 la superficie quemada anualmente en la provincia de Heilongjiang y en la región autónoma de Mongolia Interior fue de 95 000 ha y de 31 000 ha, respectivamente.

Japón

La superficie forestal del Japón abarca unos 2,3 millones ha. En las bases de datos del GVFI se dispone de escasa información sobre la existencia de incendios forestales en el país. Los datos estadísticos sobre incendios para el período 1981-1990 indican un promedio de 4 000 ha quemadas por año.

Ya en 1994 el Centro internacional de investigaciones para las ciencias agrícolas del Japón, atendiendo una solicitud del GVFI confrontó las emisiones de los incendios forestales con la quema de cascarilla y paja de arroz descascarrillado en el Japón. Los resultados indican que las emisiones de carbono y metano procedentes de la quema de los residuos de la cosecha de arroz eran 10 veces superiores a las procedentes de los incendios forestales (Minami, 1994).

Corea

En la República de Corea (Corea del Sur) 6,46 millones ha de bosques ocupan el 65 por ciento de la superficie total de tierra; de ellos, los bosques de coníferas representan el 45 por ciento, los de frondosas el 25 por ciento, los mixtos el 27 por ciento, y las áreas despobladas el 3 por ciento. En 1973, se puso en marcha el primero de dos planes sucesivos de fomento forestal, de 10 años de duración. Como resultado, se reforestaron 2 millones ha, lo que representa alrededor del 34 por ciento de la totalidad de tierra forestal. Posteriormente, el riesgo de incendios silvestres aumentó a causa de la mayor disponibilidad de combustibles y del número de visitantes de los bosques (Lee, 1995).

De acuerdo con las estadísticas forestales reunidas a partir de 1987, no hay constancia de incendios de causas naturales. Todos los incendios se deben a la acción del hombre, y en especial a la falta de atención de las poblaciones locales cuando llevan a cabo las quemas. Las causas principales de los incendios son la quema imprudente de malezas durante la primavera, las actividades de las personas que visitan las tumbas de sus antepasados, etc. La mayoría de (>80 por ciento) se producen en la primavera (marzo y mayo) y el otoño (noviembre y diciembre). Según las estadísticas en la materia relativas al período entre 1987 y 1991, en la República de Corea los incendios azotan cada año 665 ha de bosques.

No se dispone de datos sobre los incendios forestales en Corea del Norte.

Mongolia

En Mongolia, el fuego es un factor determinante para las dinámicas espacial y temporal de los ecosistemas de montes y estepas (Wingard y Naidansuren, 1998, Valendik et. al, 1998). También orienta las tendencias de la formación forestal, que varía según la altitud. De la superficie forestal total de Mongolia, equivalente a unos 17,5 millones de hectáreas, (es decir, el 8,1 por ciento, aproximadamente, del territorio total), casi el 75 por ciento son bosques de coníferas (en su mayoría alerces [Larix sibirica] y pinos [Pinus sylvestris]) y de frondosas (con predominio de abedules [Betula platyphylla]). Más de 4 millones ha sufren diferentes niveles de alteración a causa del fuego (95 por ciento) o la explotación maderera (5 por ciento). Las áreas explotadas han experimentado un drástico incremento en los últimos 20-25 años. 600 000 ha de bosques tumbadas aún deben repoblarse.

La zona de estepas abarca cerca del 40 por ciento del territorio mongol y constituye el principal recurso de pastos para unos 30 millones de animales. Se presume que actualmente la mayor parte de la vegetación de estepas se halla en antiguos terrenos forestales que se han degradado a consecuencia de la acción del fuego (Naidansuren, 1998).

El mayor riesgo de incendios está presente en los rodales de pinos montanos de bajas altitudes y de alerces que crecen en suelos estacionalmente congelados. Esos rodales están distribuidos en los altiplanos de Khentey, Khentey oriental y Khubsugul, caracterizadas por un clima extremadamente continental. Durante el año, la fluctuación de la temperatura del aire puede alcanzar los 90°C, y llegar en el verano hasta un máximo de +40°C. El régimen de precipitaciones anual varía oscila 250 y 350 mm. En los años de excepcional sequía, este valor no excede los 200 mm en las regiones de montes. La mayor parte de los incendios forestales se producen en las partes central y oriental de la superficie boscosa. Ello puede atribuirse al predominio de rodales de pinos y alerces, que son muy susceptibles al fuego (es decir, de elevada inflamabilidad), y también a una actividad económica mucho más intensa en comparación con otras zonas de la región. En los bosques mongoles, las temporadas de incendios suelen ser discontinuas, esto es, registran dos niveles máximos de peligro de incendios. Uno de ellos se observa durante un lapso prolongado en la primavera (de marzo a junio) y representa el 80 por ciento de todos los incendios; el segundo ocurre durante un breve período en el otoño (septiembre y octubre) y corresponde a un 5 a 8 por ciento de los incendios. En el verano los incendios son muy escasos (representan tan sólo un 2 a 5 por ciento del total).

En uno de los países más escasamente poblados del mundo es difícil obtener información exacta acerca del historial de incendios y sus causas. Los primeros casos de estudio en la materia, realizados por Valendik et al. (1998), indican que la mayoría de los incendios tienen su origen en incendios de estepas que invaden los rodales forestales adyacentes. Los incendios ocasionados por la descarga de rayos son comunes en la zona montañosa de taiga debido al aumento de las tormentas a finales de mayo y comienzos de junio. Cada tres años en Mongolia se dan temporadas de incendios extremas, que en el decenio pasado representaron casi la mitad de todos los incendios y un tercio de la superficie total quemada. El intervalo medio sin incendios varía entre 9 y 22 años dependiendo del tipo de bosques, el aspecto de las pendientes, y las fuentes de ignición.

Los primeros intentos de gestión del fuego no empezaron hasta 1921 y estuvieron limitados a los locales departamentos antiincendios hasta el decenio de 1950. A partir de 1981 se dispone de datos de archivo relativamente detallados.

Aún así, es evidente que Mongolia experimenta un peligroso incremento de los incendios. Desde 1981 a 1995, cada año los incendios de bosques y estepas quemaron una media de 1,74 millones ha. En 1996 y 1997, la superficie devastada por el fuego fue de 10,7 y 12,4 millones ha respectivamente, lo que equivale a seis veces más de lo que solía acontecer. Las regiones forestales han sido las más afectadas por este aumento. La temporada típica de incendios forestales (1981-1995) quemaba normalmente unas 140 000 ha (en promedio, el 8 por ciento de la superficie quemada total), lo que de por sí constituye un área de grandes dimensiones. No obstante, en 1996 y 1997 esta cifra aumentó drásticamente en casi 18 veces la media anterior, es decir, unos 2,5 millones anuales, que corresponden al 22 por ciento, aproximadamente, de la superficie total afectada por el fuego. En esos dos años por sí solos ardieron más bosques de los que se habían explotado en los últimos 65 años (para referencias detalladas véase Naidansuren [1996] y Wingard y Naidansuren [1998]).

Nepal

Los incendios forestales son muy frecuentes en los bosques mixtos de sal (Shorea robusta), en la zona de tierras bajas de Nepal (Terai). En la estación seca (de marzo a mayo) la mayoría de las especies arbóreas en el Terai pierden sus hojas. Las masas combustibles superficiales consisten en hojas secas y pequeñas ramitas, junto con hierbas y especies del sotobosque que se deshidratan en ese período y sirven de combustible adicional para sostener los incendios forestales superficiales. Si bien se carece de datos estadísticos, tanto nacionales (Sharma, 1996) como internacionales (Goldammer, 1993), las observaciones realizadas coinciden en que los incendios son comunes entre marzo y mayo y pueden quemar un mismo bosque hasta tres veces en una única temporada de incendios.

4. ANTECEDENTES SOCIOECONÓMICOS Y EFECTOS AMBIENTALES DEL FUEGO: REPERCUSIONES PARA LAS ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS PÚBLICAS EN MATERIA DE GESTIÓN DEL FUEGO

En la presente sección se ofrecen algunos ejemplos específicos relativos al fenómeno del fuego y los problemas conexos en diversos países de Europa y Asia templada y boreal. Las afirmaciones o descripciones de los problemas son aportaciones de los organismos gubernamentales o de analistas independientes. Las definiciones de los problemas y las soluciones propuestas no reflejan necesariamente las políticas o programas oficiales.

4.1 Los incendios en terrenos contaminados con radioactividad: Belarús, Rusia y Kazajstán

De acuerdo con Dusha-Gudym (1996) los siguientes territorios de la Federación de Rusia fueron contaminados por radionucleidos entre 1949 y 1993:

Sedes de ensayos de armas nucleares

Las pruebas con armas nucleares en la atmósfera comenzaron en 1949 en el Centro de ensayos nucleares de Semipalatinsk (actualmente República de Kazajstán). Tras esos ensayos, las corrientes de aire transportaron el material radioactivo a través de distancias considerables. Los bosques de Altai Area, adyacentes a la región de Semipalatinsk, y en especial las arboledas de Lentochnyie, únicas en su género, se vieron contaminadas por lluvias radioactivas que contenían docenas de radionúclidos diferentes. En el período de 1950 a 1963 se registró un total de 1 977 incendios en las arboledas de Lentochnyie; la superficie total abarcada por los incendios fue de 46 946 ha. En los decenios de 1950 y 1960 no se podía disponer de información relativa a la contaminación radioactiva de los bosques, por lo que no se pudieron calcular el nivel y la densidad de contaminación del suelo con radionucleidos, ni el grado de contaminación con radionucleidos de la combustión específica de los combustibles y productos. La situación relativa a las radiaciones y agentes pirógenos puede reconstruirse sólo mediante el cálculo y la elaboración de modelos de los procesos de desintegración y migración de los radioelementos que se llevaron a cabo en los bosques durante esos años.

Accidentes industriales

En 1949-1956, 1957 y 1967 se registraron fallos técnicos en la corporación industrial “Mayak” (región de Chelyabinsk), situada al este de la ciudad de Kyshtym, región de Chernobyl. El primer accidente tuvo lugar entre 1949 y 1956, cuando se eliminaron desechos radioactivos en el sistema fluvial de Techa, Iset y Tobol. El segundo fallo ocurrió el 29 de septiembre de 1957, cuando una explosión en el depósito de desechos radioactivos causó una nube de radionucleidos que atravesó el territorio de las regiones de Chelyabinsk, Cverdlovsk y Tyumen. La superficie del territorio con una densidad de contaminación del suelo de Sr-90 sobre 0,1 Ci×km-2 fue superior a los 23 000 km2. El tercer fallo, en la primavera de 1968, se debió a que el viento había esparcido radioelementos desde las riberas del lago Karachai, que se encontraba expuesto al efecto de la erosión como resultado de la sequía. El terreno afectado por los depósitos radioactivos estaba conformado por bosques de coníferas y frondosas de los montes Urales meridionales y la llanura de Zayralskaya.

El 6 de abril de 1993, un tanque con 20 m3 de uranio líquido de baja actividad y 500 g de plutonio explotó en el complejo químico de Siberia Tomsk-7. Esto permitió que se liberasen gases radioactivos en la atmósfera, formando así una nube. Según las observaciones realizadas la lluvia radioactiva que se produjo sucesivamente abarcó una superficie boscosa de unos 200 km2. Se registraron restos de radioactividad en la región de taiga meridional en la llanura occidental de Siberia.

El accidente de la central de energía nuclear de Chernobyl

El accidente de la central de energía nuclear de Chernobyl, acaecido el 26 de abril de 1986, se considera uno de los mayores desastres tecnológicos del siglo XX. El material radioactivo de Chernobyl depositado por la atmósfera afectó en particular las zonas de bosques mixtos y de latifoliadas. El mayor nivel de contaminación del suelo con radionucleidos (en su mayoría Cs-137, pero también Sr-90 y Pu 239) se registró en los distritos de Dneprosvko-Pripyatsky, Bryansky y Central de la zona de bosques de latifoliadas. Los rastros radioactivos de Chernobyl más abundantes se hallan en los bosques alrededor de Melekhov-Mokeev, donde la temporada de incendios dura de 160 a 180 días entre abril y comienzos de octubre. Los incendios se producen con regularidad dentro del área de 30 km que rodea a Chernobyl y en algunas zonas a las que emigraron los antiguos habitantes. Además, en los territorios mencionados se registran incendios en vastas áreas de tierras abandonadas (evacuadas), por ejemplo, praderas, pastos, huertos familiares y fincas, cubiertas de una espesa grama que se vuelve sumamente inflamable. En 1994 y 1995 se observaron incendios en 955 ha de tierras incultas. En la zona de protección de 30 km alrededor de la central de energía nuclear de Chernobyl, se produjeron incendios en un área forestal de 17 000 ha en los años que siguieron al desastre nuclear. Un incendio forestal en una superficie de 1 ha puede generar de 0,5 a 1 t de ceniza radioactiva y de combustión incompleta. Las cenizas y los combustibles parcialmente quemados representan fuentes sin restricciones de radiaciones ionizantes, y el nivel de contaminación con frecuencia es igual al de los desechos radioactivos.

Propagación de material radioactivo determinada por los incendios

Dusha-Gudym (1996) señala que los combustibles quemados en los incendios forestales contienen cesio radioactivo, estroncio y a menudo elementos de larga duración como el plutonio. En los productos de la combustión, es decir, en las cenizas y combustibles parcialmente quemados, la concentración de radionucleidos aumenta drásticamente. Una parte de las cenizas radioactivas permanecen en el lugar del incendio, y la otra es liberada bajo forma de aerosoles fumígenos y transportada a través de grandes distancias.

En agosto de 1992, en la región de Novozybkov, tras múltiples incendios de bosques y turberas, el contenido de Cs-137 en el aire atmosférico llegó a 70x10-5 Bq×m-3 (a los fines de la comparación: en agosto de 1992 el contenido medio de Cs-137 en el aire atmosférico en toda la zona de Rusia contaminada por los radionucleidos de Chernobyl era de 1.75x10-5 Bq×m-3, es decir, 40 veces inferior).

La gravedad de los incendios por sí sola no justifica un incremento tan acusado del contenido de cesio radioactivo en el aire. Las fuentes de penachos de humo de grandes dimensiones se ubicaron a una distancia considerable de Novozybkov, en el territorio de las regiones adyacentes, en las que los incendios forestales cubrían miles de hectáreas. Además del Cs-137, en el humo derivado de los incendios mencionados se hallaron estroncio-90 y plutonio. Las investigaciones realizadas en 1993 confirmaron las conclusiones de las investigaciones de 1992, que probaban la presencia de plutonio-239 en los aerosoles fumígenos de los incendios forestales de la región que alberga la ciudad de Zlynki.

Recientemente, en dos importantes conferencias internacionales se hizo hincapié en la necesidad prioritaria de desarrollar programas a fin de abordar los problemas ocasionados por los incendios en los terrenos contaminados con radioactividad (anexos II y III).

4.2 Bhután

En Bhután, normalmente la incidencia de incendios forestales es mayor durante los áridos meses invernales. La preparación de la tierra para fines agrícolas y hortícolas y para cultivos migratorios se lleva a cabo en los meses invernales o a finales de esa estación. Los campesinos y los agricultores migratorios recurren al fuego como el instrumento más económico para desbrozar esas tierras como resultado, es frecuente el uso no controlado del fuego en los bosques o en sus cercanías. A menudo, esos incendios escapan hacia el bosque accidentalmente. En algunos casos, los incendios son ocasionados intencionalmente por los ganaderos a fin de obtener nuevos niveles de pastos de calidad. Hasta el momento, no se tiene constancia de incendios forestales ocasionados por rayos. Los análisis realizados indican que en Bhután todos los incendios se deben a la acción accidental o intencional del hombre (cuadro 3, anexo I).

Chhetri (1994) propone que el número de incendios escapados se podrían reducir aplicando técnicas de quema controlada en las tierras agrícolas y los huertos. “El uso no controlado del fuego como instrumento de fomento de pastizales no debería tomarse en consideración en ninguna parte del país. De ser necesario para la supervivencia del ganado, deberían desarrollarse técnicas apropiadas de quema de pastizales a fin de asegurar la protección de la vegetación vecina. En forma análoga, el número de incendios que desbordan las fogatas, o las hogueras encendidas para cocinar, etc. puede reducirse aplicando mayores restricciones por vías reglamentarias. Es necesario diseñar módulos de prevención adecuados para los diversos tipos de destinatarios, por ejemplo agricultores, propietarios de huertos, pastores, etc., a los cuales se debería sensibilizar acerca del valor de los bosques. Sólo así estaríamos adoptando los pasos necesarios para conseguir la buena voluntad de la población. Es mejor prevenir que rectificar; en consecuencia, debería hacerse todo lo posible para prevenir los incendios forestales. Si nuestra población se siente comprometida a prevenir los incendios, entonces puede evitarse que ocurran. Por otro lado, hoy día es mayor la cantidad de tierra que se aprovecha para fines múltiples, y debido a esto, es muy probable que aumente el número de incendios escapados. Por ello, ha llegado el momento de considerar la aplicación de planteamientos para la prevención por diversos medios, y la participación de los aldeanos en programas forestales (sociales, comunitarias y agrosilvícolas) que desempeñen una función crucial para educar a la población respecto de la importancia de los bosques y fomentar su buena voluntad para reducir al mínimo la destrucción de los bosques.

4.3 República Popular de China

En la República Popular de China, los incendios se deben principalmente a la acción del hombre, tratándose de incendios escapados de quemas de mantenimiento agrícola, o de fogatas encendidas por los cazadores, o procedentes de actividades mineras, o de incendios producidos por quienes recogen productos forestales no madereros o encendidos a lo largo de caminos y líneas DE ferrocarriles. Hacia el final de la primavera otra causa frecuente es el rayo por lo que se refiere a la región de montes septentrional, en especial en la frontera con Rusia.

Wang Dong (1998) señala que en el marco de la Ley de prevención de incendios forestales se ejecutan una serie de medidas con objeto de prevenir los incendios causados por el hombre. Cada año del último decenio, el gobierno local ha venido anunciando la fecha de inicio de la temporada de incendios y del período de prohibición de incendios. Al comienzo de la temporada de incendios, se instalan puestos de control de prevención en casi todas las entradas de los bosques, a fin de efectuar controles de los permisos de acceso y hacer inspecciones respecto de las cajas de cerillas y encendedores que llevan las personas. También se examinan los parachispas de los automóviles. En la temporada de incendios, todo tren que pase por una región boscosa debe contar con un centinela en el último vagón. En algunos lugares expuestos a un elevado riesgo de incendios, por ejemplo las vías de ferrocarriles descendientes, en las que los frenos a menudo producen chispas, las patrullas de tierra logran prevenir la ignición de incendios. No se permite ningún uso no controlado del fuego durante el período de prohibición. En la región de bosques de altura de Daxinganling se ha implantado un sistema de detección de rayos.

Políticas de prevención y control de incendios forestales

En China, el gobierno local es responsable de la prevención y supresión de incendios, según lo previsto por la Ley de prevención de incendios forestales. En esa ley también se disponen los detalles del derecho con que cuentan los gobiernos locales de declarar restricciones de la temporada de incendios, establecer la organización de la lucha contra incendios, construir instalaciones antiincendios, aprobar el empleo de la quema prescrita y llevar a cabo campañas de educación del público. Las responsabilidades de otros organismos involucrados en el control de incendios, por ejemplo comunicación, transportes, pronóstico del tiempo y curas médicas, también están reglamentadas por dicha ley, que además regulariza el papel de las fuerzas armadas en los casos de emergencias de incendios.

Tras el incendio de 1987 se ejecutaron programas de prevención de incendios forestales, particularmente en las provincias del norte de Heilongjiang y Mongolia interior. A fin de poner en práctica las disposiciones previstas por la Ley, los gobiernos provinciales establecieron oficinas de control de incendios a nivel de administraciones locales y en las oficinas forestales. En esa región, la policía forestal y las brigadas profesionales antiincendios establecidas hace ya 50 años representan un elemento de suma importancia para el control de los incendios. Debidamente capacitados y equipados con medios de transporte avanzados (vehículos todo terreno y helicópteros, entre otros) logran apagar rápidamente la mayoría de los incendios. En las zonas extensas y remotas se hace absolutamente necesario recurrir a la lucha por aire.

En Heilongjiang y Mongolia Interior están en funcionamiento diez aeropuertos para la lucha antiincendios, y cada años se utilizan unos 30 aviones. En los últimos años, se fomentó el uso de cisternas aéreas y de depósitos colgantes para helicópteros para la extinción aérea de los incendios como complemento de la labor ya desempeñada de detección del fuego y transporte de personas.

Está en marcha un sistema nacional de información sobre incendios basado en una red informática y programas para Intranet, y desde la oficina nacional pueden transmitirse imágenes recibidas de satélites meteorológicos de la NOAA a más de 300 terminales en el país, incluidas las dos provincias mencionadas anteriormente.

Los incendios que se producen en la zona limítrofe se consideran un problema de gravedad, y por consiguiente el gobierno central ha instituido cada año un fondo especial destinado a la construcción de cortafuegos en esa área. Unos de los métodos utilizados para ello es el empleo de la quema prescrita.

En el cuadro 4 (anexo I) se indican los gastos relativos a la prevención y control de incendios, cuyo total de 185 millones de CNY equivalen a USD30 millones, aproximadamente.

Programas nacionales a largo plazo

Como una importante estrategia a largo plazo, se ha planificado la construcción de “cinturones verdes” para que actúen como red cortafuegos integrada la repoblación forestal a través de China. La finalidad de la red cortafuegos es limitar las dimensiones de las áreas afectadas por incendios a un máximo de 100 ha, correspondientes al espacio forestal concebido dentro de los límites de la red de cinturones verdes (véase también Shu Lifu, 1998).

Un programa reciente es el relacionado con el sistema nacional de evaluación del grado de peligro de incendios forestales y la red de transmisión conexa, que se desarrollará y pondrá en marcha antes de 2001. Otra labor emprendida en años recientes es promoción del empleo de altas tecnologías, como los escáners de rayos infrarrojos, el ataque con helicópteros equipados para el descenso con cuerdas, cisternas aéreas y depósitos colgantes de helicópteros de grandes dimensiones, que en conjunto mejorarán la eficiencia de la detección y supresión de incendios.

4.4 Finlandia

En el período comprendido entre 1950 y el decenio de 1980 en Finlandia el promedio de superficie forestal quemada por decenio disminuyó, aunque el número de incendios forestales había permanecido más o menos constante (unos 500 por año). A pesar de ello, en la última década tanto el número de incendios como la superficie total quemada han aumentado considerablemente. En cada uno de los últimos cuatro años (1994-1997), en promedio, 1 253 incendios quemaron 1 034 ha. Durante los último 20 años la superficie quemada por cada incendio ha sido inferior a 10 ha, si se exceptúan 1992 y 1994.

Principales causas socioeconómicas de los incendios y medidas adoptadas para prevenir y reducir sus efectos

Las principales causas de los incendios forestales son la negligencia y la falta de atención del hombre. Cerca del 10 por ciento de los incendios se debió a la descarga de rayos (el 6 por ciento en los últimos cuatro años).

De acuerdo con el informe del Gobierno de Finlandia (Frelander, 1998), los siguientes factores tuvieron efectos positivos en la prevención de los incendios forestales en los últimos decenios:

Un sistema de alerta de incendios eficiente: las personas que residen en las áreas expuestas a mayores riesgos se mantienen informadas a través de los medios de comunicación y actualmente también vía Internet.

Un nivel suficiente de disposiciones reglamentarias: las personas muestran una actitud positiva ante los reglamentos que restringen la producción de hogueras.

Educación, información y prevención: los encargados de la lucha contra los incendios y el personal forestal han llevado a cabo una excelente y constante labor.

Una eficiente detección de incendios: patrullas aéreas se ocupan de vigilar todos los bosques. En caso de condiciones de alto riesgo, los funcionarios antiincendios del estado efectúan reconocimientos aéreos periódicos de amplias áreas habitadas.

La red de caminos forestales: en los últimos decenios se ha ampliado la red global de caminos forestales en diversos miles de kilómetros.

Mayores recursos: se cuenta con un mejor equipamiento de los servicios de rescate municipales, especialmente en las áreas más expuestas al riesgo.

Tecnologías aéreas de extinción de incendios: se hace uso de helicópteros equipados con depósitos colgantes tipo “Bambi” suministrados por el estado.

La ley finlandesa prevé que todos puedan acceder a los bosques. Para poder producir un incendio no controlado en los bosques, se debe obtener un permiso del propietario de la tierra. En los períodos de alerta oficial de incendios forestales, está prohibido encender fogatas en el bosque o en sus cercanías.

Instrumentos jurídicos y organización local antiincendios

La ley para los servicios antiincendios y de rescate (559/75) y el Decreto para los servicios antiincendios y de rescate (1089/75) reglamentan la prevención de incendios forestales y el encendido de hogueras durante la época de alerta de incendios. Al Ministerio del Interior incumbe la responsabilidad del control de los incendios forestales a nivel de gobierno, mientras que en el plano regional, las cinco provincias coordinan esas actividades, y a nivel local, los servicios de rescate municipales tienen la responsabilidad de todo lo que se refiera al control de incendios en el área municipal.

En Finlandia, hay 60 brigadas profesionales antiincendios integradas de unos 4 500 bomberos, 180 brigadas semiprofesionales (con un personal de 5 000 bomberos), 630 brigadas de voluntarios (con más de 10 000 bomberos), y unidades antiincendios de las aldeas (con 3 000 bomberos).

Loas centros de emergencias de los distritos reciben todas las voces de alarma o que indiquen la presencia de humo, comprueban la información sobre los incendios, y envían los servicios de rescate. El Servicio Forestal (estatal y privado) se encarga de prestar asistencia a las autoridades de rescate en las tareas de prevención y extinción de incendios.

Programas de educación

Tras los incendios de 1970, de grandes proporciones, durante el resto del decenio los encargados de la lucha contra incendios y el personal forestal llevaron a cabo una eficaz y constante labor de educación y prevención. Las autoridades (autoridades municipales antiincendios, gobiernos provinciales y Ministerio del Interior) suelen informar del riesgo inminente de incendios forestales a comienzos de la temporada, antes de mediados de verano y en cualquier momento en que subsista un riesgo extremo de incendios.

La Institución Meteorológica Finlandesa calcula dos veces al día el grado de peligro de incendios forestales. Si éste corresponde a 4 o más, se da la alerta en el área en cuestión a través de radio, televisión, periódicos y hoy en día también vía Internet. Tras una señal de alerta, quedan prohibidos las hogueras en los bosques o en sus cercanías.

Durante la temporada de incendios forestales patrullas aéreas abarcan todo el país con 25 rutas de vuelo diferentes. La organización de tales patrullas es tarea de los gobiernos provinciales con arreglo a las directrices del Ministerio del Interior, el cual facilita además los fondos necesarios. Actualmente, el patrullaje es realizado por escuadrillas aéreas, y ya no se utilizan torres de detección para el control de incendios.

El estado brinda apoyo a las municipalidades mediante el suministro de helicópteros equipados con depósitos colgantes (“Bambi”). Los helicópteros son de propiedad estatal y privada, y el Ministerio del Interior ha financiado todos los depósitos colgantes. Durante la temporada de incendios el Servicio Forestal asigna a personal forestal en servicio para prestar asistencia a las autoridades antiincendios, y el Ministerio del Interior se ocupa de sufragar los costos conexos.

Uso de la quema controlada

En la zona boreal, la quema controlada del piso del monte representa un método eficaz para preparar el terreno tras la tala rasa a fin de facilitar la regeneración del bosque. Si bien Finlandia posee una arraigada tradición en el uso de la quema prescrita, esta práctica ha venido disminuyendo en los últimos decenios. No obstante, en los años recientes se han examinado las ventajas ecológicas y silviculturales de la quema controlada y se presta mayor atención a esta técnica. Se prevé que su uso aumentará en el futuro.

En el presente, el Instituto de Investigaciones Forestales, la Junta Nacional de Silvicultura y la Universidad de Joensuu realizan actividades de investigación sobre le uso y los efectos de la quema controlada.

Costos y repercusiones de los incendios forestales para el país

Los daños ocasionados por los incendios forestales se han estimado entre 0,3 y 2,7 millones de FIM por año en el período de 1994-1997. Los costos de los servicios antiincendios estatales oscilaron entre 1,0 y 2,8 millones de FIM por año durante el mismo período. El gobierno calcula que el 8 por ciento de los costos relativos a los servicios municipales antiincendios y de rescate (que ascienden globalmente a 2 000 millones de FIM al año) corresponden a la prevención de incendios, lo que equivale a unos 16 a 20 millones de FIM cada año.

4.5 Alemania

Quemas controladas

Si bien en Alemania el manejo de los incendios no presenta mayores problemas, en los últimos dos años puede observarse una evolución de los paradigmas relativos a la función del fuego en la conservación de la naturaleza. Actualmente, se están emprendiendo nuevas iniciativas a fin de restablecer el fuego como elemento dinámico y vital para el mantenimiento de la diversidad biológica y de las características culturales y ecológicas del paisaje.

La meta de estas iniciativas son aquellos ecosistemas y paisajes que normalmente han estado sujetos a la acción del fuego. Se han registrado cambios en muchos tipos de vegetación, como consecuencia del abandono de prácticas tradicionales de aprovechamiento de la tierra. Entre las principales perturbaciones ecológicas ocasionadas figuran el pastoreo, la siega, la utilización de biocombustibles y la quema. En el pasado, el fuego se utilizaba para aclarar las tierras arboladas y en etapas sucesivas, regenerar los pastos, brezales y malezas, y para desbrozar la tierra de malas hierbas y residuos de las cosechas. A partir de 1975 se ha impuesto una prohibición de quema de vegetación en todos los estados de Alemania.

Entre 1996 y 1997 se celebraron cuatro seminarios científicos en las academias estatales para la conservación de la naturaleza en Baja Sajona, Hesse, y Baden-Württemberg, y en la academia federal alemana para la conservación de la naturaleza. En los seminarios se puso de relieve a la importancia del fuego como factor de alteración de recurrencia cíclica. Se formularon recomendaciones para que se incluyera la quema controlada en los programas de conservación de la naturaleza y de ordenación del paisaje.

En 1997, se dio inicio en el estado de Baden-Württemberg al primer programa de gran envergadura de investigación sobre la quema controlada, cuya finalidad es estudiar el uso de la quema prescrita en la ordenación de los setos vivos y terrenos en pendiente en la región vinícola del sudoeste de Alemania. El objetivo de este programa es el uso del fuego para mantener o restablecer la cubierta herbácea que sirve de hábitat para las especies de flora y fauna en peligro. El proyecto se debe a la solicitud formulada por el Ministerio de Estado para el Espacio Rural de Baden-Württemberg como consecuencia del drástico aumento de las subvenciones necesarias para la siega y el abono con materias orgánicas de los lugares que han sufrido el empobrecimiento de la biodiversidad tras ciclos de sucesión hacia el matorral y la cubierta forestal. Goldammer et al. (1997 a, b, c) proporcionan referencias exhaustivas sobre el papel histórico del fuego en los sistemas europeos de utilización de tierras, así como conceptos sobre el uso del fuego en la conservación de la naturaleza y ordenación de los paisajes en tiempos modernos. El uso la quema prescrita en la población forestal a los efectos de la reducción de la inflamabilidad, sin embargo, no ha sido objeto de un ulterior examen después de las primeras propuestas y experimentos piloto de los años ‘70 (Goldammer, 1979).

Iniciativas regionales e internacionales

El estado de la pirología (esto es, la investigación básica y la ecología del fuego) en la mayor parte de los tipos de vegetación, y los resultados de investigaciones sobre ciencias biogeoquímicas y atmosféricas del último decenio proporcionan conocimientos suficientes para apoyar la adopción de decisiones en el ámbito de las políticas y el manejo del fuego.

No obstante, es evidente que en muchos países en desarrollo los avances en los conocimientos científicos y tecnológicos son desconocidos o no son de fácil acceso a fin de poder desarrollar medidas adecuadas en la materia. Los episodios de incendios y humo de 1997 y 1998 en Asia sudoriental ilustraron eficazmente el uso limitado que se había hecho de los sistemas existentes de información sobre incendios y de los conocimientos técnicos en materia de gestión de incendios disponibles. Esas circunstancias originaron confusión en los niveles nacional e internacional de toma de decisiones y muchos proyectos nacionales e internacionales tardaron en reaccionar, y algunos incluso no lograron intervenir a tiempo en las metas previstas. Esto puede explicarse con la falta de un sistema de información accesible a nivel mundial.

En consecuencia, se necesitaba un sistema de información y vigilancia que pudieran utilizar los organismos nacionales e internacionales que se ocupan de la planificación del aprovechamiento de la tierra, la gestión de los casos de desastre y otras labores relacionadas con el fuego, a fin de llevar a cabo los procesos de planificación y de adopción de decisiones.

En 1998 se estableció en Friburgo (Alemania) el Centro Global de Monitoreo de los Incendios (CGMI), de conformidad con:

Como resultado de los principios desarrollados para un sistema mundial de información sobre incendios de vegetación, de carácter científico, a comienzos de los años ‘90, el Centro mundial de vigilancia de incendios documentará información archivada y proporcionará datos relacionados con incendios en tiempo real o casi en tiempo real. Estos procesos incluirán la interconexión con otros sistemas de información nacionales, regionales e internacionales.

En su primera fase el GMFC cuenta con el patrocinio del Gobierno de Alemania, por conducto del Ministerio de Relaciones Exteriores, como contribución de ese país al DIRDN. Puede accederse al sistema de documentación, información y vigilancia de incendios a través de Internet, a la dirección <http://www.uni-freiburg.de/fireglobe>.

El GFMC está establecido en el grupo de investigaciones sobre la ecología de los incendios y la quema de biomasa del Instituto de Química Max Planck de Alemania. Desde los primeros años del decenio de 1990, el Instituto Max Planck es responsable del diseño, coordinación, organización y ejecución parcial de diversas campañas internacionales de investigación en materia de incendios bajo el patrocinio del Programa Internacional Geosfera-Biosfera (PIGB). El Instituto preside el comité directivo científico del componente de pirología en el seno del PIGB (el estudio sobre la combustión de la biomasa [BIBEX]) y hospeda la Secretaría del BIBEX, situada en el GFMC. Además, desde comienzo de los años ‘90 el grupo de investigaciones sobre la ecología del fuego ha asumido una función destacada en el sistema de las Naciones Unidas gracias a su papel de unidad de coordinación del equipo de especialistas en incendios forestales de la FAO/CEPE/OIT.

Además, el grupo de investigación sobre la ecología del fuego es presidente del grupo de trabajo del programa de alerta rápida del DIRDN “El fuego y elementos inflamables ambientales conexos”.

El GFMC está copatrocinado por diferentes organizaciones y programas internacionales:

4.6 Mongolia

Con excepción de los datos facilitados por los registros relativos a los anillos de crecimiento de los árboles, en los documentos históricos y archivados anteriores a 1921 no existe información sobre incendios en Mongolia. Según Naidansuren (1998) este hecho se debe a que por tradición los mongoles han tratado la naturaleza en manera prudente pues las poblaciones nómadas y el ganado dependen en gran medida de unos recursos de pastos bien conservados.

El número de incendios aumentó durante los decenios de 1950 y 1960, es decir el período en que se registró un rápido desarrollo socioeconómico del país. Las razones estriban en el incremento de la población y del uso de maquinarias y equipo, la construcción de la primera vía de ferrocarriles, y el aprovechamiento cada vez más intensivo de los bosques a fin de obtener materiales para la construcción, madera comercial y leña. Como resultado de la mayor incidencia de incendios, el Gobierno de Mongolia estableció un servicio de vigilancia de incendios aérea en las provincias de Khubsugul, Selenge, Arkhangai, Dornod y Khentii, facilitando para ello una dotación de helicópteros y bomberos. Actualmente, el departamento de prevención de incendios forestales y de estepas se halla bajo la jurisdicción del Departamento Estatal de Defensas Civil. Cada una de las 21 provincias de Mongolia cuenta con un departamento local de defensa civil encargado de la extinción de incendios.

Causas de los incendios

En un estudio relativo a las causas de los incendios, Naidansuren (1998) explica la ausencia de datos estadísticos sobre incendios fiables, o su menor fiabilidad, durante el período en que Mongolia estuvo invadida por tropas militares extranjeras y en el período de transición hacia una economía de mercado. Como se ha indicado anteriormente en el presente informe (sección 3.1.6), la mayoría de los incendios (60 a 90 por ciento) comienza en los días calurosos, secos y con viento de la primavera, cuando el hombre reanuda las actividades en los bosques y estepas tras la interrupción invernal, es decir la caza, la recolección de astas, la explotación maderera y la recolección de fruta. En Mongolia, las principales causas generales de los incendios que han redundado en una mayor incidencia son:

Fogatas no controladas: las fogatas son algo común en los bosques y estepas y se encienden a fin de cocinar o calentarse (las temperaturas diurnas de +10 a 25°C de noche disminuyen hasta 0 a -10°C). Además, a menudo las personas que sufren averías de los medios de transporte o accidentes de tránsito hacen fogatas no controladas a lo largo de las carreteras.

Recolectores de cornamentas: la elevada demanda de cuernos de ciervo (tanto los cuernos que se desprenden en forma natural como los extraídos de los animales cazados constituyen una costosa materia prima para la preparación de medicinas) en los mercados chinos y del sudeste asiático empuja a los recolectores y cazadores ilegales hacia el bosque. Esas personas representan una importante fuente de incendios (debido a los cigarrillos y a las hogueras).

Actividades militares: las tropas soviéticas/rusas del pasado (1866-1992) y el actual ejército Mongol ocasionaron y siguen ocasionando incendios de grandes proporciones como resultado de las actividades militares (ejercitaciones en el terreno, artillería, minas, tuberías de escape de los tanques, hogueras, cigarrillos).

Ferrocarriles: los incendios se deben principalmente a chispas procedentes de las tuberías de escape y los frenos, y a los cigarrillos que los pasajeros echan por las ventanillas.

Tuberías de escape de los tractores: en las actividades agropecuarias se hace un uso intensivo de maquinaria y equipo agrícolas, particularmente de tractores de oruga.

Limpieza de plantaciones: después de la cosecha, se recogen y queman todos los residuos (paja, tallos). A menudo, las quemas desbordan si no se ejerce el debido control.

Chispas de chimeneas: la mayoría de las poblaciones rurales de Mongolia hacen uso de chimeneas, de las que pueden desprenderse chispas sucesivamente transportadas por el viento a praderas cercanas.

Niños: el ritmo de crecimiento demográfico de Mongolia es del 2,5 por ciento, es decir el más alto de Asia, y el 34 por ciento de la población está en una edad comprendida entre 2 y 14 años (según las estadísticas demográficas de 1996).

Cenizas de estufas: en los pastizales de estepas las familias nómadas viven en yurts y utilizan estufas comunes para quemar estiércol de ganado seco (argal). Los rescoldos son a menudo responsables de la ignición de incendios en las estepas.

Líneas eléctricas: la velocidad del viento, extremadamente elevada, con frecuencia ocasiona daños a las líneas eléctricas, y las chispas producen la ignición de incendios.

Rayos: En Mongolia central y septentrional cada año se registran tormentas de relámpagos de durante 40 a 60 horas, que representan una fuente de ignición natural.

Adelantos recientes en el manejo de incendios forestales

Inmediatamente después de los incendios de 1996, Mongolia recibió asistencia de organizaciones internacionales encaminada a ayudar a las poblaciones locales a recuperarse posteriormente a las pérdidas sufridas. Además del asesoramiento y capacitación en materia de gestión de desastres causados por incendios ofrecidos por la Oficina de Asistencia para Casos de Desastre en el Extranjero (OFDA), de los EE.UU., (Shulman, 1996, 1997), el gobierno alemán contribuyó a las iniciativas con un proyecto de ayuda para emergencias de incendios que se ejecutó en las regiones septentrional y oriental del país (octubre-diciembre de 1996). Desde entonces, el gobierno ha venido trabajando para hallar soluciones a largo plazo a los problemas planteados por el manejo de los incendios. Como primera medida, el parlamento aprobó una ley concebida para organizar y mejorar los esfuerzos de lucha contra incendios en todos los niveles.

En febrero de 1998, los Gobiernos de Alemania y Mongolia suscribieron un acuerdo para poner en marcha un proyecto de manejo integrado del fuego que se llevará a cabo en los próximos tres años (1998-2000). La GTZ, organismo responsable de la contribución alemana, facilitará expertos a corto y largo plazo, personal de apoyo, capacitación y equipo (Wingard y Naidansuren, 1998).

El concepto relativo al proyecto de manejo integrado del fuego

La región de intervención prevista por el proyecto de manejo integrado del fuego, se halla en el área de protección estricta de Khan Khentii y sus zonas de amortiguación, es decir una de las áreas más azotadas por los incendios de 1996. Una tarea primordial consistirá en el establecimiento de un plan de manejo del fuego que sea compatible con las finalidades previstas para el área protegida y con las responsabilidades de las comunidades locales. Se impartirá formación profesional a unidades de manejo de incendios situadas en las comunidades locales, y se las dotará de herramientas manuales básicas aptas para las condiciones de la región. Unos centros de información y capacitación se encargarán de facilitar la infraestructura necesaria para las actividades de prevención de incendios, información sobre la gestión, ejercicios de capacitación, organización de los aspectos relativos al envío de recursos y de las actividades sobre el terreno.

Componentes del proyecto

El proyecto brinda apoyo a Mongolia al fortalecer las capacidades locales de abordar las cuestiones relacionadas con la prevención, presupresión y supresión de incendios. Este objetivo se conseguirá brindando asistencia para organizar las actividades de cooperación entre las administraciones de la zona protegida, locales y nacionales encargadas de la gestión del fuego; estableciendo la infraestructura necesaria; impartiendo capacitación en el país y en el extranjero; y fomentando la participación de todos los interesados directos en la planificación y ejecución de las actividades conexas. Está en marcha un estudio socioeconómico que permitirá diseñar un enfoque de gestión del fuego de base comunitaria (Ing, 1998).

4.7 Nepal

Los problemas en materia de incendios descritos en la sinopsis del país aún no se han abordado por medio de una política o estrategia a nivel nacional. Si bien existen planes de control de incendios en algunas oficinas forestales de distrito en la región de Terai, en su mayoría se consideran insuficientes e inadecuados (Sharma, 1996). Las principales razones consisten en la falta de:

Aún no existen estadísticas sobre incendios en Nepal. El listado de las causas de ignición descritas por Sharma (1996) y Goldammer (1993) indica claramente los posibles grupos que podrían beneficiarse de programas de extensión e información y educación públicas. Los incendios en el Terai de Nepal se deben principalmente a:

Los incendios producidos por los ganaderos para estimular el crecimiento de nuevos pastos y los fumadores desatentos por sí solos representan cerca del 45 por ciento de las causas conocidas de incendios forestales. No se tienen noticias de causas naturales (como las tormentas de relámpagos). Alrededor del 64 por ciento de los incendios se debe a la acción intencional del hombre, un 32 por ciento a accidentes o descuido, y un 4 por ciento a causas desconocidas. La solución para un buen programa de control de incendios podría consistir en la adopción de medidas preventivas.

Sharma (1996) recomienda que el Departamento de Montes de Nepal prepare urgentemente planes de manejo de incendios forestales a nivel de distrito. Más del 90 por ciento de las actividades deberían basarse en la prevención y las restantes deberían referirse a la extinción, la investigación y el inventario de incendios.

Es necesario establecer una organización funcional en el seno del Departamento de Montes, la cual sería responsable de la prevención de incendios, la formación de recursos humanos, la aplicación de la ley y de actividades de investigación. El acopio de datos estadísticos sobre el fuego debería incluir los siguientes elementos:

Habida cuenta de los limitados recursos y de la escasa infraestructura de comunicaciones, las actividades de prevención (que representan la manera más económica de reducir los daños y pérdidas causados por los incendios) podrían constituir la principal función de los servicios antiincendios en Nepal. Entre los elementos de mayor importancia de esas actividades figuran los siguientes:

Sharma (1996) recomienda también que se recurra a ONG locales y otras agrupaciones para la realización de las actividades de extensión. Una organización competente debería encargarse de constituir y motivar debidamente agrupaciones rurales para el control de incendios.

4.8 Polonia

En Polonia se halla uno de los casos que ilustran los problemas de incendios en regiones contaminadas por las emisiones industriales. El área de administración forestal de Rudy Raciborskie abarca 17 780 ha de bosques (y de éstos, un 89 por ciento de pinares) de los cuales 14 215 ha se encuentran en la zona que se ha visto gravemente perjudicada (zona II). Además, esta área está afectada por la depresión del nivel freático debido a la explotación de la cantera de arena. En 1992, un incendio de grandes proporciones quemó más de 9 000 ha en la superintendencia. La total erosión de la capa de humus debido al fuego y la consiguiente pérdida de ceniza causada por los fuertes vientos aunadas con los efectos de la contaminación, dieron lugar a un fuerte incremento de la acidez del suelo (<3.0 pH). La rehabilitación de tales áreas requerirá un sistema complicado de plantación en pasos sucesivos, desde los rodales de especies colonizadoras hacia rodales más abundantes en especies clímax (anónimo, 1998).

4.9 Rusia

En general, los incendios forestales se producen como consecuencia de actividades realizadas por el hombre. La población local por sí sola es responsable del 60 al 80 por ciento de todos los incendios. De acuerdo con un informe del Servicio Federal de Lucha contra Incendios Forestales de Rusia (Rosleskhoz, 1998), se han emprendido una serie de medidas para la prevención de los incendios ocasionados por el hombre, como construcción de sistemas cortafuegos, caminos de acceso especiales, fuentes de agua y áreas recreativas para el público. La propaganda en contra de los incendios y a favor de la protección de la naturaleza está adquiriendo mayor importancia en el país pues la finalidad es involucrar a varios niveles de la sociedad, y en especial a los jóvenes.

Atendiendo la necesidad de reforzar la prevención de incendios forestales, también se ha modificado la legislación de bosques. En 1997, se aprobó el nuevo Código Forestal de la Federación de Rusia y se adoptaron diversos decretos y reglamentos.

De conformidad con lo dispuesto en el Código, las responsabilidades del manejo del fuego y de los desastres en casos de emergencias conexas con incendios, así como la supervisión estatal de los incendios en el Fondo Forestal recaen en el Servicio Federal de Lucha contra Incendios Forestales de Rusia (Rosleskhoz). Además, los organismos especiales de Rosleskhoz están ejecutando actividades de prevención de incendios en los bosques, por medio de subdivisiones de tierra y de la aviación, que constituyen un único sistema para la prevención, detección, alerta y supresión de incendios. Todas las actividades están financiadas con cargo al presupuesto federal.

A fin de mejorar el nivel de prevención de incendios forestales, lograr la estabilización y gradual reducción de la intensidad de los incendios y el alcance de los daños que ellos acarrean directa o indirectamente a los bosques, el Gobierno de la Federación de Rusia adoptó el programa estatal “Prevención de incendios forestales para los años de 1993 a 1998”. Además, también se ha preparado el proyecto del programa federal “Prevención de incendios forestales para los años de 1999 a 2005”.

Están en marcha actividades de investigación y desarrollo con objeto de mejorar la predicción del peligro de incendios forestales, desarrollar nuevos medios técnicos de detección y supresión, con inclusión de tecnologías aéreas, y para crear sistemas de comunicaciones avanzados. Asimismo, está en curso de ejecución un programa encaminado a reducir el riesgo de incendios de montes, que prevé la planificación de la quema controlada preventiva. La adopción de programas especiales por el gobierno ruso pone de relieve la importancia que la estrategia general de protección del medio ambiente atribuye al cumplimiento de las actividades y promueve la ejecución de las operaciones planificadas.

La crisis económica que enfrenta Rusia ha contribuido a obstaculizar la ejecución del programa. En un informe sobre la temporada de incendios de 1996, se explicaba que la desfavorable situación en la región oriental del país (Krasnoyarsk, Baikal, regiones del extremo oriente y Yakutiya) era consecuencia de la disminución del nivel de prevención de incendios forestales que se había producido debido a la reducción del número de personas adscritas al servicio antiincendios, del tiempo de vuelo de las aeronaves, etc. (Davidenko, 1997). Las horas de vuelo de un avión encargado de efectuar observaciones de los incendios se redujo a 40 000 horas en 1995, mientras que el tiempo necesario (con arreglo a normas comprobadas) debería corresponder a 150 000 horas.

El porcentaje promedio de detección de incendios llevada a cabo por la aviación en los últimos cinco años disminuyó a un nivel equivalente al 41 por ciento, aproximadamente, del promedio vigente en el decenio de 1980. También el número de bomberos paracaidistas y de aquellos especializados en el descenso con cuerdas sufrió una reducción: en 1996 y 1997 se emplearon sólo unos 4 000 especialistas de extinción aérea en comparación con las 8 000 personas contratadas a comienzos de los años ‘90. Las operaciones de extinción de incendios aérea que comportaban el transporte de los bomberos mencionados disminuyeron drásticamente: si en 1991 se transportaron a 2 598 bomberos aéreos en el curso de 98 operaciones, en 1996 se efectuaron únicamente 28 operaciones de transporte relativas a 745 bomberos.

La temporada de incendios de 1998 fue extremadamente severa en el lejano oriente de Rusia. De acuerdo con la subdivision de prevención aérea de incendios forestales (Avialesookhrana) del Servicio Forestal Federal ruso, al 20 de octubre de 1998 se habían registrado en Rusia 21 341 incendios, que habían quemado una superficie total de alrededor de 2 063 821 ha. En el lejano oriente de Rusia (región de Khabarovsk), se notificaron 1 261 incendios que afectaron a 1 502 750 ha. En la isla de Sakhalin ardieron 311 incendios en 28 428 ha de bosques. Según la base de datos sobre los incendios de 1998 de la Avialesookhrana, el lejano oriente se vio afectado 10 veces más que el área media quemada en comparación con el promedio de los últimos 10 años (fuente: Avialesookhrana, 20 de octubre de 1998).

La carencia de recursos antiincendios fue uno de los mayores obstáculos para poder responder adecuadamente a los incendios. De acuerdo con un informe elaborado por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) de las Naciones Unidas, en 1998 la base aérea para la protección de los bosques del lejano oriente situada en Khabarovsk puso en funcionamiento sólo 8 aeronaves AN-24 utilizables para la detección y extinción de incendios, mientras que en ese año el total de AN-24 era 60 (OCAH, 1998).

4.10 Suecia

Estudios dendrocronológicos (es decir, de la historia de los incendios) indican que anteriormente la incidencia de incendios forestales en Suecia era muy diferente que en la actualidad (Granström, 1998). Todavía a mediados del siglo XIX, cada año ardía en promedio más del 1 por ciento de la superficie forestal del norte de Suecia. Probablemente la situación era idéntica en el sur del país, pero se dispone de menos datos a ese respecto. La superficie quemada por año disminuyó rápidamente en los últimos decenios de ese siglo, y esa reducción coincidió con la expansión del sector forestal de los tiempos modernos. Se supone que las poblaciones rurales abandonaron en forma gradual las antiguas prácticas forestales (como la quema para mejorar los pastos en los bosques) e iniciaron asimismo a suprimir los incendios producidos por rayos. La contribución del hombres a los regímenes de incendios del pasado no está del todo clara, pero es indudable que varió según las regiones y las épocas. Los agricultores (que producían principalmente ganado) colonizaron el interior del norte del país solo a partir de finales del siglo XVII. Se ha podido comprobar que antes de ese período los incendios eran relativamente escasos si bien algunos de ellos afectaron a miles de hectáreas. Al aumentar los asentamientos también lo hizo el número de incendios, pero sus dimensiones diminuyeron. En consecuencia, la superficie quemada no aumentó en la medida que se podría esperar. En lugar de ello, los cambios más importantes en los regímenes de incendios se produjeron con el incremento de las actividades silvícolas a finales del siglo XIX, como se ha indicado anteriormente.

Hoy en día los ambientalistas y los técnicos forestales convienen en que la situación actual de los incendios no tiene precedentes y posiblemente tenga efectos negativos en la salud de los ecosistemas a largo plazo (cfr. también Page et al., 1997). En vista de ello se han adoptado algunas medidas a fin de aumentar el número de incendios en el medio físico. Muchas compañías madereras han reanudado la antigua tradición de quemar las zonas explotadas, lo que luego se utiliza como alternativa para la escarificación mecánica del suelo. Aún así, el área tratada con el fuego es de dimensiones reducidas (probablemente menos de 2 000 ha en el año pasado), si bien está aumentando. Con frecuencia, en esas áreas los rodales residuales sirven como fuentes de semillas para la regeneración y una mayor diversidad estructural de los rodales futuros (madera marchita, viejos árboles vivientes). Aunque se han hecho algunos esfuerzos por utilizar el fuego en la ordenación de las reservas forestales, no se han logrado mayores progresos hasta la fecha (Page et al., 1997).

5. PROGRAMAS CIENTÍFICOS RELACIONADOS CON EL FUEGO DE UTILIDAD PARA EL MANEJO REGIONAL DEL FUEGO Y EL DESARROLLO DE POLÍTICAS

5.1 Programas internacionales de investigación sobre incendios

5.1.1 Programa Internacional Geosfera-Biosfera (PIGB)

La comunidad que se ocupa de la investigación sobre incendios de vegetación se ha organizado por medio de diversos mecanismos. El Programa Internacional Geosfera-Biosfera (PIGB) representa la plataforma más interactiva sobre cuya base se han diseñado y ejecutado varios e importantes programas de investigación interdisciplinarios en materia de incendios.

Uno de los proyectos operacionales básicos del PIGB es el Programa Internacional sobre la Química de la Atmósfera Global (IGAC). Una de sus actividades centrales está orientada hacia la investigación de los efectos de la quema de biomasa en la biosfera y la atmósfera (estudio sobre la combustión de la biomasa [BIBEX]). A partir de 1990, se han llevado diversas campañas de investigación. En relación con la región boreal de Asia, EN 1992 comenzó la campaña de investigación sobre incendios en Asia boreal (FIRESCAN), que aborda la función del fuego en los ecosistemas boreales y sus consecuencias en la atmósfera y el clima de la Tierra (equipo científico de FIRESCAN, 1996).

El PIGB, el IGAC y el BIBEX cooperan estrechamente con los programas de investigación que se mencionan a continuación. Uno de los mayores resultados que se espera obtener de todos ellos es el fomento del intercambio de las actividades de investigación y desarrollo entre los países que anteriormente se vieron divididos por la Guerra Fría (Goldammer y Furyaev, 1995).

Estudio del PIGB sobre Eurasia septentrional

Se efectuarán experimentos adicionales en unión con los científicos que colaboran en el estudio del PIGB relativo a Eurasia. Se tratará de un esfuerzo conjunto de los científicos representantes de diversos proyectos básicos del PIGB: los Aspectos Biosféricos del Ciclo Hidrológico (BAHC), el Programa Internacional sobre la Química de la Atmósfera Global (IGAC) y el Proyecto sobre Cambios Mundiales y Ecosistemas Terrestres (GCTE). El tema unificador del estudio del PIGB sobre Eurasia septentrional es el ciclo mundial del carbono y sus factores determinantes, y su objetivo general más importante es determinar cómo esos factores cambiarán bajo las condiciones ambientales en rápida evolución en el marco del cambio mundial previsto (Steffen y Shvidenko, 1996). El estudio consistirá en un conjunto integrado de estudios experimentales y de observaciones en varias escalas, actividades de elaboración de modelos y de agregación, y de actividades de apoyo a la formación de bases de datos y a las capacidades de los SIG. Los principales elementos son: estudios transversales y redes, un estudio sobre los flujos de agua, energía y carbono, y estudios exhaustivos de los regímenes de alteración.

El componente de fuego del estudio del PIGB sobre Eurasia septentrional constará a su vez de cuatro componentes: i) la manipulación del fuego en bosques individuales; ii) una serie de campañas basadas en plataformas de investigación aéreas y espaciales; iii) la construcción una base de datos sobre incendios, que ponga en relación la frecuencia, el alcance y la intensidad de los incendios con las condiciones climáticas y vegetativas respecto de la actual y pasada situación; y iv) el desarrollo de modelos agregados de frecuencia y alcance de los incendios forestales, que sean sensibles a las variables del cambio mundial.

5.1.2 Asociación internacional de investigación sobre los bosques boreales (IBFRA)

La Asociación internacional de investigación sobre los bosques boreales (IBFRA) se fundó en 1991 como resultado de una reunión del Panel Internacional sobre Bosques Boreales celebrada in Arkhangelsk, Rusia. El grupo de trabajo sobre incendios (que originariamente se denominó “grupo de trabajo sobre la repoblación forestal en zonas afectadas por incendios”) fue uno de los primeros grupos que se establecieron en el ámbito de la IBFRA, y hasta el momento ha sido el más activo. Como consecuencia de una reunión de carácter organizativo que se llevó a cabo en Siberia en 1992, el grupo ha promovido enérgicamente y facilitado la investigación internacional y multidisciplinaria sobre incendios de los bosques boreales sobre la base de actividades de cooperación entre Rusia y los países boreales de Europa occidental y América del Norte (Fosberg, 1992, Stocks et al. 1996). Se ha dado comienzo a una serie de estudios de colaboración en materia de cambio mundial y fuego, teledetección, comportamiento de los incendios, índice de peligro de incendios, e historia, ecología y efectos de los incendios. En 1993, se llevó a cabo una importante campaña de conferencias y en el terreno en Siberia central en cooperación con la FIRESCAN, que comprende una serie de actividades de investigación complementarias previstas para más allá del año 2000. Entre 1997 y 1998 se inició el experimento internacional de elaboración de modelos de incendios de copas (Ft. Providence, Territorios del Noroeste, Canadá) con la participación de científicos europeos y rusos, y proseguirá en 1999 (véase http://www.nofc.forestry.ca/fire/fmn/nwt/). Actualmente, en Polonia y Rusia está en marcha un programa de investigación de gran envergadura, que cuenta con la participación de científicos de EE.UU., Polonia y Rusia, que tiene por finalidad examinar incendios de diferentes intensidades en los ecosistemas de pinares en Europa y Asia boreal.

5.1.3 Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO)

Hasta comienzos de los años ‘90 la Sección 8.05 (anteriormente Grupo S 1.09) de Investigación sobre Incendios de la IUFRO estuvo inactiva con excepción de su intervención como copatrocinador de algunas conferencias sobre incendios. Cuando, en 1994, el grupo se puso en funcionamiento se admitió que diversas organizaciones internacionales habían desarrollado programas de investigación centrados en los incendios forestales, como los ya mencionados PIGB e IFRA. En el XX Congreso Mundial de la IUFRO celebrado en Finlandia se acordó mantener activo como punto de enlace entre la IUFRO y los otros programas de investigación en la materia. El XX Congreso Mundial representó un foro para que los científicos que estudian los incendios en las zonas boreales pudiesen evaluar el estudio de los incendios en los bosques de la isla de Bor (Bor Forest Island Fire Experiment), efectuado por la FIRESCAN (IUFRO, 1995). La IUFRO sigue copatrocinando la publicación de la FAO/CEPE International Forest Fire News y el Centro Global de Monitoreo de los Incendios. En el XXI Congreso Mundial (Malasia 2000) el grupo de investigación sobre incendios organizará una sesión subplenaria sobre “Los bosques y el fuego.” En vista de que la pirología se encuentra en un estado más avanzado en la región de la CEPE, la IUFRO presta apoyo a los planteamientos del equipo de especialistas en incendios forestales de la FAO/CEPE/OIT y a los proyectos científicos del PIGB en materia de incendios con objeto de intercambiar conocimientos técnicos con otras regiones en el mundo.

5.2 Programas nacionales de investigación sobre incendios

5.2.1 Finlandia

Gracias a un control extensivo de los incendios forestales y a la eficiencia de las operaciones de lucha contra incendios, en Finlandia no se han registrado incendios de grandes proporciones en los últimos decenios. Sin embargo, unos cuantos incendios forestales y de turba de naturaleza peligrosa pusieron de relieve la insuficiente preparación e las autoridades para hacer frente a incendios de grandes proporciones. Con la disminución de incendios forestales ingentes y de la quema controlada, están desapareciendo la experiencia práctica y los conocimientos técnicos de control de incendios, en especial en cuanto al manejo y la dirección de grandes incendios.

El riego de que se produzcan incendios de proporciones enormes crece también a causa de los cambios de las condiciones meteorológicas. La velocidad media del viento y el número de tormentas están en aumento. La Institución Meteorológica prevé que en el futuro el clima seco de la primavera durará por más tiempo y será más caluroso, lo que conllevará mayores riesgo de incendios forestales en los meses de abril y mayo.

El Ministerio del Interior ha puesto en marcha algunos proyectos de investigación sobre control de incendios forestales, cuyos objetivos fundamentales son:

El Ministerio del Interior ha emprendido asimismo algunos proyectos para abordar el riesgo creciente de incendios forestales de grandes dimensiones, a saber:

En 1997, el Ministerio del Interior y el Gobierno Provincial de Laponia convinieron en desarrollar nuevos métodos de control de incendios forestales (uso de aeronaves y helicópteros, aditivos para el agua), estudiar el comportamiento del fuego así como las posibilidades y la eficacia en función de los costos de una lucha contra incendios de carácter proactivo. En el futuro, el Ministerio del Interior propondrá que se pongan en práctica las siguientes medidas:

5.2.2 Alemania

En Alemania, la Universidad de Friburgo ha representado tradicionalmente el centro de la pirología por lo que se refiere a la ecología, el manejo y las políticas de los incendios. El grupo de investigación El grupo de investigaciones sobre la ecología de los incendios concentraba sus esfuerzos en los trópicos y en la zona boreal, y en la función del fuego respecto del medio ambiente mundial. Sin embargo, la serie de conferencias internacionales sobre ecología de los incendios celebradas en Friburgo entre 1977 y 1993 también proporcionaron una plataforma europea. En 1990, se integró al grupo de investigaciones sobre la ecología de los incendios en el Instituto de Química Max Planck. Desde entonces, el instituto lleva a cabo investigaciones interdisciplinarias sobre incendios en apoyo de los estudios sobre biogeoquímica y la química de la atmósfera.

La investigación y el desarrollo respecto de sistemas de observación desde satélites para la detección, vigilancia y caracterización de los incendios y sus efectos son un aspecto prioritario de las actividades del Instituto de tecnología de detectores espaciales y optoelectrónica (Instituto alemán de investigaciones aeronáuticas y espaciales [DLR] - [Berlín y Oberpfaffenhofen]).

Tras haberse reconocido que los actuales satélites meteorológicos en órbita no satisfacen las exigencias de información de las comunidades encargadas de la pirología y del manejo del fuego, se decidió desarrollar diversos instrumentos y satélites especiales para la investigación. El satélite BIRD para la investigación en materia de incendios es un sistema piloto que actualmente construye el Instituto de detectores espaciales del DLR, y cuyo lanzamiento está previsto para 2000.

El sistema inteligente de detección de rayos infrarrojos FOCUS (DLR) está concebido para funcionar como prototipo en un sistema de reconocimiento de desastres ambientales de temperaturas elevadas, que funciona a nivel mundial. El sistema FOCUS es un candidato para formar parte de los instrumentos de la estación espacial internacional y se halla actualmente en la fase A.

El DLR ha presentado una propuesta de proyecto al programa “Misiones del Satélite Explorer de la Tierra” de la ESA (Earth Explorer Opportunity Missions), conjuntamente con el Instituto de Química Max Planck, el Instituto de Investigaciones Espaciales (Moscú), y VVT Automation (Finlandia) encaminado a desarrollar el satélite FIRESCAR-S (Fire Events, Scars, and Atmosphere Reconnaissance Satellite).

5.2.3 Polonia

El Instituto de Investigación Forestal de Polonia hospeda las principales instalaciones para la investigación de los incendios forestales en Europa. En 1963 se estableció la sección de control de incendios forestales. Actualmente, el instituto se centra en las siguientes cuestiones:

5.2.4 Rusia

En Rusia, diversas instalaciones de la Academia de Ciencias, la organización de investigaciones estatal, y las universidades llevan a cabo investigaciones sobre cuestiones básicas relacionadas con la ecología y el comportamiento de los incendios y el desarrollo de tecnología para la información y el manejo de incendios.

El Instituto Sukachev de Montes de la Academia de Ciencias Rusa, División de Siberia, Krasnoyarsk, es el centro de excelencia para la investigación en materia de incendios. Los puntos focales de su labor están orientados hacia la ecología de los incendios, la biogeoquímica (ciclo del carbono), la historia de fuegos, la elaboración de mapas de incendios y de los combustibles, la quema controlada, el uso de la teledetección en el manejo del fuego y en la evaluación de su impacto. El instituto hospedó la primera conferencia internacional sobre incendios y experimentos sobre incendios en la Rusia moderna (Goldammer y Furyaev 1996, equipo científico de FIRESCAN, 1996). Además, el instituto también alberga el laboratorio internacional de ecología de los incendios forestales del Instituto Internacional Forestal, entre cuyos miembros figuran varios científicos no rusos. En la sede del IFI en Moscú se presta atención prioritaria a la gestión de bases de datos sobre incendios, la teledetección de incendios y el desarrollo de un Sistema de Informacíon Geográfica (SIG) para los incendios forestales (Korovin, 1996).

Los institutos estatales de investigaciones forestales que se ocupan de los incendios están situados en Krasnoyarsk, Ivanteevka (región de Moscú) y San Petersburgo. El Instituto de investigaciones para la prevención de incendios de montes y la mecanización forestal (VNIIPOMleskhoz), en Krasnoyarsk, se dedica principalmente al equipo mecánico de lucha contra incendios en el terreno (Yakovlev 1992). El Instituto de investigaciones forestales San Petersburgo se ha especializado en la detección de incendios con satélites y en especial en el desarrollo de tecnologías de supresión aérea, con la inclusión de aditivos (retardantes).

El Instituto de Investigaciones Forestales del lejano oriente en Khabarovsk se centra en los problemas causados por los incendios en el lejano oriente de la Federación de Rusia. El instituto será el anfitrión de la Conferencia Internacional de 1999 sobre “Los bosques naturales del mundo y su función en los procesos mundiales” (15 a 20 de agosto de 1999). El seminario concomitante sobre “Los incendios sobre el hielo” (14 a 15 de agosto de 1999) tiene por finalidad examinar el estado de los conocimientos de las interacciones dinámicas entre la variabilidad del clima, los regímenes de incendios y el gelisuelo en los ecosistemas circumpolares boreales. Se otorgará especial atención a las modificaciones del estrato activo y la liberación de gases radiativamente activos. Se examinará la formulación de futuros proyectos conjuntos que aborden las consecuencias del cambio climático en los regímenes de incendios y el deshielo del gelisuelo y sus repercusiones en los ecosistemas, los ciclos geoquímicos y la química de la atmósfera. El seminario es una actividad conjunta del Estudio del PIGB sobre Eurasia septentrional, el estudio sobre la combustión de la biomasa (BIBEX, del Programa Internacional sobre la Química de la Atmósfera Global [IGAC] del PIGB), la campaña de investigación sobre incendios en Asia boreal (FIRESCAN), la Asociación internacional de investigación sobre los bosques boreales (IBFRA), el grupo de trabajo sobre incendios, y el Centro Global de Monitoreo de los Incendios (Instituto de Química Max Planck, Departamento de Biogeoquímica). Los participantes serán científicos del sector y estudiosos de los gelisuelos, involucrados activamente en la realización de investigaciones en la zona circumpolar septentrional.

El laboratorio de pirología forestal del Instituto de investigaciones sobre química forestal (VNIIHLeskhoz), en Ivanteevka (región de Moscú), es el principal laboratorio en su género que investiga los efectos del fuego en los terrenos contaminados por radioactividad (véase el párrafo 4.1).

A nivel universitario, los esfuerzos de cooperación internacional en la esfera de la elaboración de modelos de comportamiento de los incendios forestales se iniciaron en 1994. El gobierno canadiense se ocupó de la traducción de una monografía general rusa sobre elaboración de modelos matemáticos de incendios forestales y nuevos métodos para combatirlos (Mathematical Modelling of Forest Fires and New Methods of Fighting Them), por conducto de A. Grishin, del centro sobre la mecánica y ecología de los medios reactivos (Centre on Reactive Media Mechanics and Ecology), Tomsk State University. En julio de 1995 se celebró en Tomsk la conferencia internacional sobre “Elaboración de modelos matemáticos y físicos de incendios forestales y problemas ecológicos”, a la que asistieron diversos constructores norteamericanos de modelos de incendios. Las actas de la conferencia se han publicado (Grishin y Goldammer, 1996).

5.2.5 Suecia

Aquí se han realizado investigaciones sobre los incendios forestales desde comienzos del siglo XX. Las primeras interrogantes guardaban relación con la influencia del fuego en la regeneración forestal y la productividad del suelo. En relación con el comportamiento del fuego o de evaluación del riesgo de incendios se realizaron muy pocas investigaciones, probablemente porque los incendios ya no comportaban una amenaza significativa (Granström, 1998). La investigación sobre historia del fuego se llevó a cabo en forma esporádica a partir del decenio de 1930, pero se hizo más sistemática en los años ‘70. Hoy en día, la inquietud principal de las investigaciones gira en torno a la diversidad biológica, aunque, como subraya Granström (1998), se están abordando de nuevo algunas de las antiguas preguntas, y entre ellas: ¿cuál es el papel del fuego en el mantenimiento de la productividad del suelo a largo plazo? Asimismo, se han hecho algunas investigaciones para tratar de establecer relaciones entre la historia, el comportamiento y los efectos de los incendios con el objetivo de comprender la función del fuego en los paisajes en épocas pasadas.

6. PROGRAMAS INTRAREGIONALES E INTERNACIONALES EN MATERIA DE MANEJO DE INCENDIOS Y DE POLÍTICA

6.1 Comisión Económica para Europa (CEPE)

Una de las principales actividades de la CEPE en el sector de los incendios forestales consiste en el acopio periódico y la publicación de estadísticas sobre incendios de los Estados Miembros (para más detalles véase la sección 3 del presente informe). El equipo de especialistas en incendios forestales de la FAO/CEPE/OIT trabaja en el ámbito de la División de Comercio de la CEPE-Naciones Unidas. Su cometido primordial es servir de vínculo de comunicación y cooperación entre los científicos que estudian el fuego, y los encargados de su manejo y de adoptar políticas en la materia. Las principales actividades comprenden: 1) la producción de la publicación International Forest Fire News (IFFN), 2) la organización de seminarios, y 3) la promoción de una colaboración sinérgica entre las personas físicas y las instituciones. A mediados de los años ‘80 se realizó un estudio que abarcó todo el ámbito de la CEPE titulado “Legislaciones y reglamentos relacionados con la prevención y control de incendios forestales” (Goldammer, 1986).

International Forest Fire News: FAO/CEPE

La comunidad internacional de especialistas en materia de incendios empezó a organizarse a finales de los años ‘80. Con el primer número de International Forest Fire News (IFFN) en 1988, que es una publicación semestral de la Sección de la Madera de la División de Comercio de las Naciones Unidas, se puso en marcha un proceso de comunicación en constante desarrollo sobre asuntos internacionales relativos a los incendios. Desde entonces, IFFN representa una plataforma de información internacional en la que se comunican y divulgan los progresos hechos en las esferas de las investigaciones, las tecnologías y el desarrollo de políticas relacionadas con el fuego. Actualmente están suscritos a la versión impresa de IFFN unos 1 000 organismos, laboratorios de investigación, y personas físicas en todo el mundo. Desde la publicación del número 19 (agosto de 1998), puede accederse a IFFN a través de la página inicial en Internet del Centro Global de Monitoreo de los Incendios (Global Fire Monitoring Centre), donde pueden encontrarse además todos los números pasados (desde 1988) organizados en 48 archivos por países.

El equipo de especialistas en incendios forestales de la CEPE/FAO/OIT

Los seminarios realizados por el equipo de especialistas en incendios forestales de la FAO/CEPE/OIT vertieron sobre tecnologías de extinción de incendios (Polonia, 1981), prevención de incendios (España, 1986), el entorno socioeconómico de los incendios (Grecia, 1991), y cuestiones inherentes a los incendios relacionadas con el cambio mundial (Federación de Rusia, 1996).

El seminario internacional sobre “Bosques, incendios y cambio mundial” tuvo lugar en Shushenskoe, por invitación del Gobierno de la Federación de Rusia, del 4 al 9 de agosto de 1996 (Goldammer, 1996a). El seminario se centró en:

Las recomendaciones del seminario, que abordan la función del fuego en el medio ambiente mundial en evolución, se presentan en el anexo II del presente informe.

Un nuevo foco de atención en el Mar Báltico: contribución a BÁLTICO 21

Las naciones que limitan con la cuenca del Mar Báltico actualmente manifiestan un creciente interés en la promoción del manejo del fuego en los bosques y los paisajes abiertos. Estos sistemas de gestión deben basarse en el desarrollo de tecnologías y ciencias avanzadas. Se ha reconocido la necesidad de crear un foro en la región de Europa centroseptentrional, en que los problemas planteados por los incendios difieren por completo de los existentes en la región del Mediterráneo. En consecuencia, el equipo de especialistas en incendios forestales de la FAO/CEPE/OIT pusieron en marcha la Primera Conferencia Internacional del Báltico sobre Incendios Forestales, celebrada en Polonia en mayo de 1998. El evento reunió a científicos, encargados de la ordenación y representantes de las administraciones del país hospedante, así como de los estados bálticos (Estonia, Letonia, Lituania), Rusia, los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia) y Alemania.

El equipo de especialistas en incendios forestales de la FAO/CEPE/OIT promueve un enfoque de cooperación de las naciones que limitan con la cuenca del Mar Báltico con miras a un intercambio de recursos y de conocimientos prácticos (Goldammer, 1998c). Al respecto, se ha propuesto la institución de programas y mecanismos de intercambio que engloben a toda el área del Báltico y que abarquen la investigación sobre incendios, la capacitación en manejo del fuego, el uso de la quema prescrita (en las actividades silvícolas, la conservación de la naturaleza y la ordenación del paisaje), y la asistencia recíproca en casos de emergencia. En su sesión ordinaria de trabajo, el equipo decidió establecer un subgrupo del equipo mismo para el Báltico, actualmente presidido por Finlandia, en la persona de H. Frelander. El equipo ha propuesto asimismo un proceso complementario a la primera conferencia sobre los incendios en el Báltico, que prevé en primer lugar el estudio sobre los incendios forestales en el área del Mar Báltico BALTEX FIRE 2000 (Baltic Exercise in Forest Fire Information and Resources Exchange), que ha de llevarse a cabo en Finlandia en 2000 (Goldammer, 1998d).

Valiéndose del foro sobre incendios representado por la conferencia sobre el Báltico, el equipo de especialistas en incendios forestales de la FAO/CEPE/OIT se propone incorporar elementos útiles de la comunidad de pirólogos, encargados del manejo del fuego y de la elaboración de políticas en el plan de acción BÁLTICO 21, que es una iniciativa para la aplicación del Programa 21 en la región del Mar Báltico. Las recomendaciones de la conferencia sobre los incendios en el Báltico figuran en el anexo II del presente informe.

Se efectuó un debate controvertido sobre la aplicabilidad de la quema controlada en la ordenación de la vegetación. Las discusiones revelaron que en algunos países bálticos no existía un mismo estado común de los conocimientos en materia de ecología de los incendios y el uso de la quema controlada en la ordenación de los bosques y el paisaje y en la conservación de la naturaleza. Se recomendó que el equipo de especialistas organizara un seminario sobre ecología de los incendios y quema prescrita en los países del Báltico. Teniendo en cuenta la secuencia de las actividades sobre incendios planificadas en esa área, el seminario podría organizarse en 2001 (país hospedante: Suecia o Alemania).

Iniciativas conjuntas CEPE-ASEAN

Los problemas de contaminación transfronteriza en la región de la CEPE están exclusivamente relacionados con las emisiones industriales, el tráfico y otros agentes contaminantes de origen técnico. En la región abarcada por la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (SEAN) actualmente esos problemas se deben principalmente al humo procedente de la quema de vegetación. En mayo de 1998, el Organismo de Alemania y Singapur de tecnología para el medio ambiental (GSETA) organizó el Taller regional del Asia y el Pacífico sobre contaminación atmosférica transfronteriza a fin de explorar en forma conjunta las posibilidades de aplicación en la región de la ASEAN de la Convención sobre la contaminación atmosférica transfronteriza a larga distancia (Naciones Unidas - CEPE). Al quedar claro que la Convención no es directamente aplicable a la ASEAN, se recomendó seguir intercambiando conocimientos especializados entre las regiones.

6.2 Unión Europea

La Unión Europea cuenta con un plan específico encaminado a contribuir a los esfuerzos de sus Estados Miembros en materia de prevención de incendios. Recientemente se extendió el plazo de ese plan por un nuevo período de cinco años. Si bien en Europa las áreas afectadas por los incendios se hallan mayormente en el Mediterráneo (véase el estudio regional de la FAO sobre el Mediterráneo, por Alexandrian [1998]) cabe subrayar algunos datos básicos sobre las actividades de prevención de incendios de la UE pues esas iniciativas están abiertas a todos sus países miembros. El resumen que figura a continuación se ha extraído de Lemasson (1997).

El objetivo del plan, establecido en 1992 mediante Reglamento del Consejo No. 2158/92, es contribuir a los esfuerzos de los Estados Miembros para prevenir los incendios forestales y velar a la vez por la concordancia con las medidas para el sector forestal financiadas por la Comunidad en las áreas expuestas a riesgos. El plan contempla además el fomento de una estrecha cooperación entre los Estados Miembros y la Comisión de las Comunidades Europeas en el ámbito del Comité Forestal Permanente, y la creación de un sistema de información comunitario sobre incendios forestales con miras a permitir una mejor evaluación de las medidas necesarias para proteger los bosques contra el fuego. A continuación se presentan los resultados de la ejecución del plan al cabo de cinco años:

Áreas expuestas al riesgo de incendios

La Comisión ha aprobado la lista de las áreas expuestas a riesgos de baja a media entidad presentada por Portugal, España, Francia, Italia, Grecia y Alemania, que sumadas resultan en una superficie total de 60 millones de hectáreas (lo que equivale a casi la mitad de los bosques de la Comunidad), de las que el 60 por ciento es de propiedad privada y el 40 por ciento de propiedad pública.

Planes de prevención de incendios forestales

La Comisión ha emitido un parecer favorable acerca de 79 de los planes de prevención de incendios forestales presentados por los Estados Miembros. Esos planes, que abarcan casi todas las áreas expuestas a riesgo elevado o medio, constituyen instrumentos de especial relevancia pues al describir las medidas adoptadas por los Estados Miembros para proteger los bosques, brindan mayores garantías de éxito en el cumplimiento de las medidas forestales cofinanciadas por la Unión Europea.

Medidas preventivas

Para el período comprendido entre 1992 y 1996, se aprobaron 480 proyectos presentados por los Estados Miembros, lo que entraña unos ECU 63 millones. En el cuadro 5 del anexo I se presentan datos sobre la tipología de medidas aprobadas en el período en cuestión.

He aquí los datos cuantitativos sobre algunas de las medidas financiadas:

Según parece, la distribución entre las diversas regiones fue bastante equitativa, lo que se refleja en las solicitudes presentadas por los Estados Miembros. En Portugal, España, Grecia y Francia se llevaron a cabo diversos estudios sobre las causas de los incendios (lo que representa el 13 por ciento de las contribuciones asignadas para el Reglamento). El valor añadido de los proyectos es elevado: los costos son reducidos pero el potencial de efectos multiplicadores es considerable. El 48 por ciento de las contribuciones se asignó al desarrollo de infraestructura para la prevención y el 30 por ciento a las actividades de monitoreo. Estas dos medidas son cruciales para una mayor eficacia de las medidas de lucha contra incendios una vez que el incendio se produce.

Al tomar en consideración el sistema global de protección, es decir estudios de las causas, la mejora de las medidas preventivas, la vigilancia y la adopción de medidas de lucha contra incendios, se hace esencial lograr un uso más eficiente de los fondos de financiación nacionales y comunitarios.

El sistema de información comunitario sobre incendios forestales

Desde 1990 los expertos de la Comisión y de los Estados Miembros en el seno del Comité Forestal Permanente solicitaron que pudiesen disponer de un instrumento para llevar a cabo una constante vigilancia y evaluación, abarcar la información sobre incendios forestales y permitir la concesión de una contribución encaminada a lograr la máxima eficiencia de las medidas de prevención de los países y la Comunidad. Como resultado, se ha implantado un sistema de información comunitario sobre incendios forestales sobre la base de la información reunida sobre cada incendio en las bases de datos nacionales. El proceso de acopio de datos sobre incendios forestales (contenido común) se ha vuelto sistemático tras la adopción de un reglamento comunitario en 1994. El sistema de información comunitario sobre incendios forestales actualmente abarca 319 provincias y departamentos de Portugal, España, Francia, Italia, Alemania y Grecia, y contiene información sobre 460 000 incendios registrados entre el 1 de enero de 1985 y el 31 de diciembre de 1995, que afectaron a un total de seis millones de hectáreas.

Un análisis de la información recogida indica que el intercambio de información, la evaluación de las medidas de prevención y de los períodos de riesgo y el desarrollo de estrategias de protección pueden conseguirse mediante la aplicación del sistema de información comunitario, especialmente si se hace por un lapso más prolongado.

Así, sería posible desarrollar las siguientes estrategias:

A nivel internacional, el contenido común también se ha utilizado como fundamento para la creación de una red paneuropea de bases de datos locales, adoptada en la conferencia ministerial celebrada en 1990 en Estrasburgo sobre la protección de los bosques de Europa. Al mismo tiempo sirve de instrumento para la cooperación internacional en los estados de la cuenca del Mediterráneo.

Conclusiones

Las medidas comunitarias, que complementan las adoptadas por los Estados Miembros, han contribuido a mejorar las actividades de prevención de incendios y ofrecer mayores garantías y una mayor financiación directa de la Comunidad en relación con las áreas forestales expuestas al riesgo de incendios. Al cabo de los cinco años de aplicación, casi la mitad de los bosques presentes en la Comunidad han sido clasificados como áreas bajo riesgo de incendios. Los Estados Miembros interesados han presentado sus planes de protección de los bosques contra los incendios para esas áreas. Se ha prestado asistencia por valor de ECU 63 millones a más de 480 proyectos de prevención de incendios previstos en los planes de protección. Se han forjado lazos de cooperación a través de la Comunidad a fin de analizar las causas de los incendios y mejorar los sistemas de protección. Los resultados del sistema de información comunitario sobre incendios forestales muestran que el sistema representa un instrumento excelente para la evaluación de las medidas, lo que permite a su vez afianzar la cooperación internacional.

En febrero de 1997, el Consejo aprobó la extensión de este plan específico por un nuevo período de cinco años (1997 a 2001).

Cursos de capacitación

La capacitación y la educación son partes importantes de las medidas de acompañamiento de los Programas de Investigación de la Unión Europea. Así pues, los cursos de estudio avanzados sobre determinados argumentos del programa sobre medio ambiente y clima en el marco del RTD representan partes importantes de las actividades de capacitación e instrucción. Se solicitan mediante propuestas que se formulan cada año y se publican en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas. Los principales objetivos de estos cursos son:

En la esfera de prevención de incendios forestales se seleccionó una curso avanzado sobre manejo de incendios, que se dictó en Atenas (Grecia) del 6 al 14 de octubre de 1997 (Eftichidis, 1997). El curso se centró en los siguientes elementos:

En el curso tomaron parte estudiantes universitarios, graduados o de posgrado que ya participaban en actividades de investigación en ese sector, y procedentes principalmente de la región mediterránea de Europa, si bien se contaron también diversos participantes de los países de Europa central y septentrional.

6.3 Acuerdos recíprocos transfronterizos

Región Báltica

En vista del creciente flujo comercial y turístico entre la República de Finlandia y la Federación de Rusia, se consideró necesario forjar un acuerdo, firmado el 9 de agosto de 1994, relativo a la colaboración en materia de prevención de accidentes, información al público, y reducción de las consecuencias negativas en casos de emergencia. El acuerdo incluye además procedimientos para el transporte de equipo y suministros a través de la frontera en caso de accidentes de entidad, y prevé la asistencia mutua en caso de desastres ocasionados por los incendios forestales. El acuerdo recomienda también que ambos países intensifiquen la organización de actividades conjuntas de capacitación en relación con la labor antiincendios y de rescate. Una de las primeras actividades en este sentido fue un curso sobre control de incendios forestales que se llevó a cabo del 10 al 13 de octubre de 1995 en la Escuela de Ciencias Forestales de Evo (Paasiluoto y Jurvélius, 1995).

Los departamentos de bomberos y de rescate de la región han formado una unidad de emergencia especial en caso de necesidad de intervención fuera de Finlandia. La unidad se denomina FUERZAS DE RESCATE FINLANDESAS (FINN-RESCUE-FORCES), y los países que participan en ella son Estonia, Finlandia, Letonia, Rusia y Ucrania (Paasiluoto y Jurvélius, 1995).

Se ha desarrollado un sistema completamente automático para detectar incendios forestales en la región del Báltico, utilizando datos obtenidos con satélites meteorológicos de la NOAA (Kelhä, 1998). El sistema, desarrollado en Finlandia, se ha ensayado en cuatro experimentos piloto efectuados entre 1994 y 1997 en Finlandia y sus países vecinos Estonia, Letonia, la República Rusa de Carelia, Suecia y Noruega. Para cada incendio detectado, se envía directamente a las autoridades locales competentes un telefax con los datos de la localización del incendio, la hora en que se efectuó la observación y un mapa en que se indica la ubicación.

En el verano de 1997 se amplió el área experimental, pasando de 1 150 km por 1 150 km, aproximadamente, hasta abarcar a toda el área de Noruega, Suecia, Finlandia, Estonia, Letonia y la República Rusa de Carelia, esto es unos 1 690 km por 1 690 km. Entre el 5 de mayo y el 15 de septiembre de 1997 se detectaron 1 013 puntos calientes, situados en su mayoría en Rusia y Lituania, fuera de la zona del proyecto. En el área de Noruega, Suecia, Finlandia, Estonia, Letonia y Carelia se detectaron 363 incendios, en relación con los cuales se envío automáticamente la señal de alerta correspondiente. En 162 casos se recibieron las verificaciones de las autoridades locales. En el 83 por ciento de los casos se trató de incendios reales, en su mayoría de bosques. Se detectaron seis incendios de edificios, mientras que en el 17 por ciento de los casos se trató de falsas alarmas o incendios desconocidos.

Cooperación fronteriza entre Polonia y Alemania

La cooperación en las esferas del manejo del fuego y de la solución de las problemáticas de control de incendios en las áreas forestales situadas en las fronteras comunes se inició en los primeros años del decenio de 1970 (Wiler, 1998). Las actividades conexas las realizaban directamente las brigadas antiincendios y el Instituto de Investigaciones Forestales polaco. En años recientes, se formaron las euroregiones, que prevén grupos de trabajo los cuales se ocupan de cuestiones ambientales, incluido el control de incendios. En el III Foro de las regiones fronterizas polacas que se celebró en Lagow el 25 y 26 de enero de 1996 se adoptó la siguiente posición:

“Las euroregiones en conjunto consideran prudente y recomiendan el apoyo mutuo prestado a proyectos relacionados con la repoblación forestal, el control de incendios, la protección contra las plagas, etc. Los problemas forestales tienen un peso de fundamental importancia en la frontera polaco-alemana, y su solución debería considerarse prioritaria debido al alto grado de deforestación de esas áreas.”
De conformidad con los objetivos establecidos para el Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales (DINDR), la República Polonia y la República Federal de Alemania en 1995 firmaron un acuerdo de asistencia recíproca en caso de catástrofes y desastres naturales u otro tipo de accidentes graves. Los estados (Länder) de la República Federal de Alemania las provincias fronterizas de la República de Polonia siguen desarrollando y ampliando todas las formas posibles de cooperación en esta esfera.

En 1992 y 1994 las actividades de asistencia en materia de supresión de incendios transfronterizos se llevaron a cabo satisfactoriamente y estuvieron complementadas por actividades prácticas conjuntas y seminarios.

La Comisión Mixta para la programación y vigilancia de la cooperación transfronteriza entre Polonia y Alemania aprobó el proyecto “EUROLAS - Control de Incendios Forestales”, financiado por la CCE con cargo a los mecanismos de financiación del programa PHARE (Polonia-Hungría: asistencia a la reestructuración de las economías).

República Popular de China - Federación de Rusia - Mongolia

China y Rusia han suscrito un acuerdo de cooperación sobre prevención y supresión de incendios forestales, el cual prevé entre otras cosas el intercambio de delegaciones de personal en materia de prevención de incendios (Davidenko, 1997). El gobierno central chino ha asignado fondos especiales a la construcción de cortafuegos a lo largo de la frontera con Rusia y Mongolia (Wang Dong, 1998).

6.4 Programas internacionales de intercambio

En el marco del intercambio internacional con países no pertenecientes a la región de Europa y Asia templada y boreal, se ejecutan programas entre los EE.UU., la Federación de Rusia, Noruega y Alemania.

Tras el Wildland Fire Exchange 1997 la Oficina de Administración de la Tierra del Departamento del Interior de los Estados Unidos fortaleció sus asociaciones multilaterales (Vickery, 1997).

El 9 de junio de 1997 se firmó una Carta de Entendimiento Común entre la Oficina de Administración de la Tierra y el Servicio nacional ruso de prevención aérea de incendios forestales (Avialesookhrana) (Rosenkrance y Andreev, 1997), que abarca actividades de cooperación en materia de intercambio de información, tecnologías de extinción de incendios, personal, capacitación y ayuda mutua. El programa previsto entró en pleno funcionamiento por lo que se refiere al intercambio en el terreno durante la temporada de incendios de 1998 (Vickery, 1998).

La Oficina de Administración de la Tierra y Noruega convinieron en intercambiar personal experto en cuestiones de manejo del fuego (Vickery, 1998). Asimismo, desde 1998 está en marcha un programa de investigaciones conjuntas en materia de incendios entre esa Oficina y el Instituto de Química Max Planck de Alemania, (grupo de investigaciones sobre la ecología del fuego).

Desde 1997, la Oficina de Administración de la Tierra es cofinanciador de la publicación de la FAO/CEPE International Forest Fire News (Goldammer, 1998a).

Desde mediados del decenio de 1990 está activo un programa de intercambio entre el personal encargado del manejo del fuego del Servicio Forestal de los EE.UU. y el Servicio Forestal ruso.

6.5 Programas de cooperación técnica en el exterior

En los últimos años se ha observado un incremento de proyectos de desarrollo técnico bilaterales y multilaterales en cuyo ámbito se transfieren los conocimientos especializados en pirología, manejo y políticas de incendios desde Europa a los países en desarrollo. A continuación se citan algunos ejemplos que ponen de relieve la importancia y variedad de tales proyectos:

Cabe subrayar que no se trata de un listado completo de proyectos de transferencia de tecnologías, y en el futuro se prevé un incremento de los proyectos de cooperación técnica. Esta lista es una indicación de que se han identificado los problemas relacionados con el manejo de los incendios forestales y relacionados con la utilización de tierras en los países en desarrollo.

7. CONCLUSIONES

Las causas y los efectos del fuego en las regiones boreales y templadas de Asia son multifacéticos debido a la gran diversidad cultural y a una vasta gama de condiciones socioeconómicas y ambientales. Por ello, no puede ni debe llegarse a conclusiones generalizadas que podrían inducir respuestas unificadas o la aplicación de estrategias y políticas públicas de gestión del fuego que tienen un valor general.

No obstante, los casos de los países para los que se han presentado informes detallados revelan que unas adecuadas medidas de políticas públicas en materia de incendios de montes y otros tipos de vegetación (por ejemplo, estepas), abordan al hombre como la causa principal de incendios. Asimismo, se ha reconocido la prevención como elemento crucial del diseño de políticas y estrategias de manejo del fuego.

Los problemas de incendios más graves se han determinado en 1) terrenos afectados por la contaminación industrial o radioactiva; 2) bosques boreales escasamente poblados de Asia central, en los que el manejo del fuego está restringido por la falta de recursos para este fin; y 3) regiones donde el incremento de las prácticas de quema dan lugar a una severa degradación de los bosques montanos, la estepa y bosques de estepas ecotónicos en la zona de transición entre el trópico y subtrópico y la zona boreal en el extremo sur de la región.

El debate relativo al uso de la quema controlada en las actividades de manejo del fuego en Rusia, y a los efectos de la conservación de la naturales y la ordenación del paisaje en Europa occidental, está planteando nuevos desafíos en materia de gestión del fuego. Se están logrando progresos en la aplicación de tecnologías avanzadas, por ejemplo la teledetección desde el espacio de los incendios y de sus efectos.

La cooperación internacional en la esfera del manejo del fuego está en aumento; cabe mencionar los acuerdos transfronterizos de asistencia recíproca en caso de desastres debidos a incendios, el intercambio de conocimientos técnicos en la materia, y los programas internacionales de investigación sobre el fuego, tanto en la región como en régimen de intercambio con otras regiones.

Si bien el problema de los incendios en la región Báltica es de menor envergadura que en Europa del Mediterráneo u otras partes del mundo, actualmente se están poniendo en marcha nuevas iniciativas de colaboración internacional.

Las políticas públicas en los planos nacional e internacional aprovechan cada vez más la sinergia de esfuerzos, en especial en el ámbito de la Comunidad Europea y de la región de la CEPE.

En conclusión se puede afirmar que se han logrado progresos a nivel político nacional e internacional en cuanto al manejo del fuego como parte de una ordenación forestal sostenible. No obstante, su ejecución requiere la adopción de medidas aún mayores.

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ANEXO I - ESTADÍSTICAS DE INCENDIOS

Cuadro 1: estadísticas de incendios forestales para Europa (excluida Europa meridional) y Asia templada y boreal durante el período 1980-96. Nota: los datos sobre las causas de incendios no siempre se refieren al período indicado. Fuentes: CEPE/FAO e informes nacionales incluidos en la revista International Forest Fire News (IFFN) y la base de datos del Centro Global para el Monitoreo de los Incendios (CGMI)

País

Período

Superficie media anual

Número promedio de incendios

Causas de incendios (%)

Número total de incendios debido a causas

De éstos causados por (%)


quemada (ha)

desconocidas

conocidas

conocidas

negligencia

premeditación

rayos

Afganistán

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

Alemania

1980-1996

1 265

1 612

40

60

12 523

63

33

4

Austria

1980-1996

104

150

22

78

1 705

63

8

29

Azerbaiyán

1991-1994

39

5

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

Belarús

1990-1996

5 003

3 597

22

78

15 828

100

0

0

Bélgica

1980-1996

152

68

31

69

613

80

17

2

Bulgaria

1980-1996

3 009

245

53

47

1 867

81

15

4

Corea (Sur)

1987-1991

665

172

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

Dinamarca

1980-1996

38

10

36

64

65

83

14

3

Eslovaquia

1994-1996

134

488

7

93

1 197

99

0

1

Eslovenia

1991-1996

643

89

40

60

279

75

11

14

Estonia

1990-1996

327

139

16

84

1 249

83

15

2

Federación de Rusia

1980-1996

920 713

17 499

42

58

135 283

79

0

21

Finlandia

1980-1996

504

608

20

80

5 340

76

4

20

Georgia

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

Hungría

1980-1994

1 066

266

19

81

512

99

1

0

Irlanda

1980-1994

619

465

85

15

632

88

12

0

Islandia

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

Japón

1981-1989

3 783

3 695

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

Kazajstán

1994-1996

12 753

1 068

20

80

2 579

100

0

0

Kirguistán

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

Letonia

1991-1996

1 295

1 001

0

100

5 006

83

17

1

Lituania

1984-1996

202

669

6

94

3 536

80

19

1

Luxemburgo

1980-1996

4

9

36

64

76

91

8

1

Mongolia **

1980-1996

337 347

151

0

0


0

0

0

Mongolia Interior (R.P. de China)

1986-1996

31 022

75

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

Noruega

1980-1996

961

487

27

73

3 926

74

6

21

Países Bajos

1980-1996

172

114

57

43

795

34

62

4

Pakistán

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

Polonia

1980-1996

5 170

3 525

29

71

42 829

69

30

1

Provincia de Heilongjiang (R.P. de China)

1986-1996

94 198

38

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

Reino Unido

1980-1995

428

532

26

74

3 923

47

52

0

República Checa *

1980-1996

512

943

19

81

7 703

96

2

2

República de Moldova

1991-1995

24

14

0

100

51

100

0

0

Rumania

1980-1996

244

78

27

73

729

90

6

3

Suecia

1992-1996

2 498

3 280

40

60

5 620

77

4

18

Suiza

1980-1996

407

108

31

69

1 233

81

9

10

Tayikistán

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

Turkmenistán

1994-1996

522

9

4

96

1 238

80

20

0

Ucrania

1990-1996

21 605

4 617

0

100

30 016

100

0

0

Uzbekistán

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

Yugoslavia

1992-1996

2 985

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

“~”

* = Checoslovaquia ‘1980-1994’;
** = Superficie quemada en Mongolia 1996-98: 9 000 000 ha;
“~” = dato no disponible
Cuadro 2: estadísticas de incendios forestales de la Federación de Rusia 1988-97. Fuente: Rosleskhoz (1998)

Índices

1988

1989

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

Superficie forestal quemada por incendios (en 1 000 ha)

786,9

1 627,9

1 366,3

682,0

691,5

748,6

536,8

360,1

1 853,5

726,7

con inclusión de fuegos de copas

143,8

247,4

23,9

116,0

56,0

104,1

61,4

23,6

204,9

127,2

Superficie no forestal quemada (en 1 000 ha)

224,4

412,4

303,3

444,1

451,3

451,8

186,3

102,7

458,4

257,0

Número total de incendios forestales causados por:

18 573

21 934

17 672

17 965

25 777

18 428

20 287

25 951

32 833

31 300

quemas agrícolas

1 046

1 067

1 313

1 441

1 204

1 094

1 387

1 140

2 924

2 530

operaciones de explotación maderera

586

400

209

274

377

219

249

192

335

138

grupos de estudio e investigación

222

109

69

41

41

47

36

30

10

16

otras organizaciones

1 273

1 086

728

990

643

568

497

413

729

564

población local

11 241

13 265

10 710

11 083

20 608

13 010

15 467

21 034

25 682

26 074

rayos

3 661

5 273

3 809

3 620

2 523

2 804

1 957

2 653

2 290

1 538

otras causas

544

734

834

516

381

686

694

489

863

440

Pérdida total causada al sector forestal por los incendios en millones de rublos (sin contar la inflación)

88,6

201,8

111,6

95,6

81,5

24 225,7

94 952

283 524,1

1 456 100,3

1 301 181,2

Quemado y dañado:











- bosque en pie (millón m³)

37,0

65,2

23,4

10,0

11,1

22,3

10,2

8,5

55,9

21,8

- producción de madera talada (1 000 m³)

83,7

87,4

87,6

5,1

127,5

35,6

12,7

3,5

6,1

15,1


Cuadro 3: causas de principios de incendio en Bhután. Fuente: Chhetri (1994)

Causa

%

Quema de basuras y rastrojos (es decir, que desborda del campo)

40

Pastoreo de ganado (quema para nuevos pastos)

30

Hogueras, fuegos para cocinar, para calentarse y para el mantenimiento de caminos incontrolados

25

Fumadores

5

Incendios causados por el hombre

100


Cuadro 4: gastos nacionales para el manejo de incendios en la República Popular de China durante 1997. Fuente: Wang Dong (1998)

Año 1997 Total (RMB)

Combate aéreo de incendios

Cortafuegos

Brigadas antiincendio

Instalaciones y servicios

185 000 000

20 000 000

10 000 000

80 000 000

55 000 000


Cuadro 5: categorías de las medidas de manejo de incendios aprobadas por los Estados Miembros de la Unión Europea durante el período 1992-96. Fuente: Lemasson (1997)

Medidas

Asistencia otorgada
(x millón de ECU)

%

Campañas de información y proyectos para combatir las causas

8,0

13,0

Proyectos de prevención

30,3

48,0

Proyectos de seguimiento

18,6

30,0

Proyectos de sistemas de información, etc.

6,0

9,0

Total

62,9

100


ANEXO II - CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DEL SEMINARIO SOBRE “BOSQUES, INCENDIOS Y CAMBIO MUNDIAL”, SHUSHENSKOE (FEDERACIÓN DE RUSIA), 4-9 DE AGOSTO DE 1996. EXTRACTOS DEL INFORME DE LA CONFERENCIA (CEPE/FAO/OIT 1996)

1. Declaración general sobre la función de los incendios en el medio ambiente mundial

I. Tanto los incendios naturales como los causados por el hombre representan un fenómeno importante en todas las zonas de vegetación del mundo. Sin embargo, sus efectos varían de una zona a otra. Los incendios pueden producir daños temporales en los ecosistemas forestales, una degradación duradera de la zona y una perturbación de los regímenes hídricos, que pueden tener efectos negativos para las economías y la salud y la seguridad de las personas.

II. Como resultado del crecimiento demográfico mundial, de los cambios en materia de aprovechamiento de las tierras, de los efectos acumulativos de las perturbaciones debidas al hombre y de la explotación excesiva de los recursos vegetales, muchos tipos de bosque que habían evolucionado hasta adaptarse al fuego están volviéndose vulnerables al fuego.

III. Por otra parte, en muchos tipos de vegetación de los ecosistemas templados, boreales y tropicales, los incendios desempeñan una función fundamental en el mantenimiento de las dinámicas naturales, la biodiversidad, la capacidad biogénica y la productividad de los mismos. En muchas regiones del mundo, las prácticas agrícolas y forestales sostenibles, así como el pastoreo dependen del uso del fuego.

IV. Los incendios de vegetación producen gases y emiten partículas que tienen notables repercusiones en la composición y el funcionamiento de la atmósfera del planeta. Estas emisiones obran interactúan con las procedentes de la quema de combustibles fósiles y otras fuentes tecnológicas, que constituyen los principales efectos nocivos del hombre sobre el clima.

V. Se prevé que el cambio climático mundial va a afectar los regímenes de incendios y aumentar el número y la capacidad destructiva de los incendios, especialmente en las regiones continentales boreales de América del Norte, Europa y Asia.

VI. En muchas partes del mundo la política tradicional en materia de incendios se ha basado en el control de los mismos. Actualmente, en cambio, un creciente número de países está adoptando políticas de manejo del fuego con miras a mantener la función del fuego como medio para eliminar la acumulación de masas combustibles que podrían desencadenar incendios perjudiciales, así como para contener los ciclos de sucesión y conseguir un mayor provecho que el que suponen los bosques y matorrales que dominarían, en caso de no practicarse estas quema controladas.

VII. Sin embargo, en muchos países a menudo se han tomado decisiones inadecuadas, al no haberse facilitado a las autoridades y a los administradores competentes información básica, capacitación, tecnologías e infraestructuras adecuadas relativas a los incendios. Las catástrofes de gran magnitud debidas a los incendios que han ocurrido en los últimos años, especialmente en los países menos desarrollados, podían haberse mitigado y reducido si se hubieran mejorado las capacidades nacionales de gestión de los incendios y proporcionado asistencia a través de la comunidad internacional.

VIII. Aunque la comunidad científica internacional que se ocupa de incendios haya logrado avances notables en la investigación de los impactos mundiales de los incendios, utilizando las tecnologías disponibles y desarrollando otras nuevas, no existe ningún mecanismo internacional sistemático para la recopilación, evaluación e intercambio de dicha información. No existen tampoco mecanismos para facilitar instrumentos de manejo, apoyo y ayuda en materia de incendios a nivel internacional.

IX. Por ende, los participantes del Seminario FAO/CEPE/OIT sobre “Bosques, incendios y cambio mundial” han adoptado las conclusiones y recomendaciones siguientes:

A. Conclusiones

1. El presente seminario ha puesto de manifiesto los impactos económicos y ecológicos de los incendios forestales tanto a nivel local como mundial. La posibilidad de nuevas grandes catástrofes en el mundo, como el transporte de sustancias radioactivas en el humo de los incendios forestales y la pérdida importante de vidas humanas en los últimos incendios, ha quedado documentada científicamente. También se ha subrayado la inexistencia y la necesidad de una base de datos estadísticos mundiales sobre los incendios, a través de la cual se podría cuantificar desde el punto de vista espacial y temporal el impacto económico y ecológico de los mismos. En las actuales condiciones de cambio mundial es fundamental que una base de datos fidedignos semejante esté al servicio del desarrollo sostenible y de las necesidades urgentes de los organismos de gestión de los incendios, de los diseñadores de políticas, de las iniciativas internacionales y de la comunidad internacional que se ocupa de la elaboración de modelos.

2. En todo el mundo son evidentes las semejanzas de los problemas relativos a los incendios, especialmente por lo que respecta el incremento de la frecuencia y el impacto de los mismos, asociados a la disminución de los recursos financieros para el manejo del fuego. Esto evidencia la necesidad urgente de coordinar los recursos a nivel internacional/global para tratar eficazmente las próximas catástrofes debidas a incendios forestales.

3. Dado que el cambio climático prácticamente es una realidad, de previsibles efectos considerables en las latitudes septentrionales, los participantes del seminario reconocen que en el futuro la actividad de los incendios en las zonas boreales y templadas aumentará en modo significativo, con consecuentes impactos en la biodiversidad, distribución de los árboles según su edad, migración forestal, sostenibilidad, así como en el volumen terrestre de carbono. Es esencial predecir con precisión los futuros regímenes de incendios en esas regiones para que se puedan tomar las decisiones de manejo en modo informado.

B. Recomendaciones

1. Se necesita urgentemente información cuantificable sobre la distribución en el tiempo y en el espacio de los incendios de vegetación mundiales, en relación con los problemas de gestión de las catástrofes y el cambio mundial. En consideración de las múltiples y recientes iniciativas del sistema de las Naciones Unidas a favor de la protección del medio ambiente mundial y del desarrollo sostenible, el Seminario CEPE/FAO/OIT sobre “Bosques, incendios y cambio mundial” recomienda encarecidamente la creación de una unidad específica de las NU con objeto de utilizar los medios más modernos disponibles para levantar un inventario mundial de incendios y elaborar lo antes posible un producto de calidad, que luego se irá mejorando en el próximo decenio. Los datos de ese inventario de incendios proporcionarán los elementos básicos para el establecimiento de un sistema de información mundial sobre los incendios forestales.

La FAO debería organizar y coordinar un foro con otras organizaciones, de las Naciones Unidas, o ajenas a ella, que actúan es este mismo campo, por ejemplo ciertas actividades del Programa Internacional Geosfera-Biosfera (PIGB), a fin de asegurar la aplicación de esta recomendación.

La información dada en los anexos I-III (Proyecto de proposiciones para la elaboración de un sistema normalizado de inventario de los incendios) para estas recomendaciones detalla la información necesaria (tipos y utilización de la misma) a la creación de mecanismos para reunir y distribuir los datos del inventario de incendios a nivel mundial.

2. Se propugna vivamente el desarrollo de un satélite dedicado a la medición del impacto en el medio ambiente y de la superficie afectada por los incendios. Esta iniciativa está siendo evaluada por la NASA, y este Seminario aboga por que se fomente y apoye ésta y otras iniciativas similares (por ejemplo, el detector NOMOS de la estación MIR).

3. Se requiere una labor tempestiva de acopio e intercambio de información sobre la situación actual de los incendios en todo el mundo. Se recomienda la creación de un sitio Web para administrar este flujo de información, que podría coordinarse con la Iniciativa de red mundial de información sobre las catástrofes (GEMINI) del G7, actualmente en curso, y que entraña la propuesta de crear una red mundial de información sobre los incendios utilizando la World Wide Web.

4. Se deberían establecer mecanismos que promuevan la autonomía local para mitigar los daños originados por los incendios y que a la vez permitan un intercambio rápido y eficaz de los recursos entre los países cuando se producen catástrofes debidas a incendios. Como la Oficina del Coordinador de las Naciones Unidas para el Socorro en Casos de Desastres (ONUSCD) es una organización reconocida y establecida para coordinar y responder a las situaciones de emergencia, incluidos los incendios, se recomienda que se le confíe la preparación de las decisiones necesarias, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)[14]. Las medidas adoptadas deberían seguir los objetivos y los principios del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales (DIRDN).

5. La amenaza sin precedentes de las consecuencias de los incendios que quemen una vegetación contaminada con radioactividad y la falta de experiencia y tecnologías de manejo de incendios radioactivos exigen un programa de prevención, de control y de investigación internacional. Tal programa debería realizarse bajo los auspicios de la FAO/CEPE/OIT.

6. La Conferencia internacional sobre los incendios forestales de 1997, en el Canadá, debería utilizarse como foro para promover las recomendaciones de este seminario, lo cual se puede conseguir gracias al copatrocinio por la FAO, la ONUSCD, la UNESCO, el DIRDN y el equipo de especialistas en incendios forestales CEPE/FAO/OIT.

Los anexos de las recomendaciones de la conferencia proporcionan detalles sobre el propuesto sistema normalizado de inventario de los incendios y se publican en las páginas 45-47 del No. 15 de la revista International Forest Fire News.

Anexo I: Proyecto de proposiciones para la elaboración de un sistema normalizado de inventario de los incendios.

Anexo II: Requisitos de información.

Anexo III: Creación de mecanismos para reunir y distribuir los datos de incendios mundiales.

ANEXO III - PRIMERA CONFERENCIA DEL BÁLTICO SOBRE INCENDIOS FORESTALES, 5-8 DE MAYO DE 1998, RADOM-KATOWICE, POLONIA

Recomendaciones generales

1. Los incendios forestales representan una de las principales amenazas para la sostenibilidad de los ecosistemas forestales y la continuidad de su papel multifuncional.

2. Los países contiguos al mar Báltico (Alemania, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Letonia, Lituania, Noruega, Polonia, Rusia y Suecia), de ahora en adelante llamados Estados bálticos, constituyen una de las regiones en Europa con alto peligro de incendios y con un nivel significativo de contaminación ambiental. Los bosques de esta región son muy valiosos tanto por lo que respecta a la naturaleza como desde el punto de vista económico y social. La gran mayoría de los incendios forestales se producen como resultado directo o indirecto de las actividades humanas. A causa de los cambios ambientales mundiales y la creciente presión ejercida por la sociedad en los bosques, deberíamos esperar un ulterior aumento del peligro de incendios en dicha región.

3. A fin de resolver los problemas actuales y futuros relacionados con la protección contra los incendios forestales es necesario intensificar y normalizar constantemente las actividades de predicción, detección y extinción, y mejorar los reglamentos jurídicos.

4. El requisito previo para la eficacia de dichas actividades es el desarrollo de una cooperación mundial en el campo de la ciencia, tecnología y aspectos organizativos con la contribución del público a nivel internacional, nacional y local.

5. La Conferencia reconoce que los bosques de los Estados bálticos deberían ordenarse en conformidad con los principios de la biodiversidad. En consideración de los factores arriba mencionados, se considera necesario crear un programa internacional para la prevención de incendios en los Estados bálticos. La protección de los bosques contra las catástrofes elementales debería incluirse en los acuerdos de cooperación, especialmente en las zonas transfronterizas.

6. La Conferencia recomienda que el problema de los incendios forestales se trate en conformidad con el Plan de Acción Báltico 21, las actividades regionales del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales (DIRDN) y otros programas.

Recomendaciones específicas

I. Prevención

1. La ordenación forestal debería comprender la necesidad de fortalecer la resistencia natural de los bosques contra las fuerzas nocivas, incluidos los incendios. En concreto, las tareas que se deben emprender en este campo son: adaptación de la composición de los rodales a las condiciones del hábitat, protección de la biodiversidad, mejora de la capacidad de retención hídrica en los bosques y aumento de la infraestructura.

2. Se deberían intensificar las actividades de prevención sobre todo en las zonas muy contaminadas, especialmente por sustancias radioactivas, donde además de las pérdidas económicas los incendios causan la reaparición de la contaminación.

3. Los problemas de la protección contra los incendios se deberían considerar siempre con respecto a la preparación de los planes de ordenación espacial que incluyen, entre otros, el incremento del índice de embosquecimiento, el orden espacial en los bosques y el desarrollo de infraestructura.

4. Es necesario desarrollar la cooperación a fin de mejorar los programas de capacitación para los servicios forestales y de control de incendios.

5. Se recomienda incrementar las actividades de información y promoción con objeto de acrecentar la concienciación de la sociedad, especialmente a nivel local.

II. Actividades de predicción, detección y extinción

1. La protección contra incendios en los bosques debería constituir una parte esencial de los programas nacionales de rescate.

2. Con respecto al intercambio de información y recursos entre los Estados bálticos, se recomienda el desarrollo de programas y mecanismos de intercambio para la zona que incluyan la investigación científica relacionada con incendios, efectos de los cambios del medio ambiente mundial y uso de quemas prescritas (en las actividades forestales, conservación de la naturaleza y ordenación de paisajes), capacitación en prevención de incendios y asistencia mutua.

3. Es necesario emprender medidas para mejorar los reglamentos jurídicos que se refieren al establecimiento de sistemas de rescate forestal y métodos de financiación, así como exigir que los que llevan a cabo actividades económicas que implican peligro de incendios para los bosques los protejan y eliminen los daños.

4. Deberíamos aspirar a intensificar la cooperación transfronteriza en materia de alerta anticipada, seguimiento, detección, supresión de incendios, intercambio de información, y a emprender iniciativas conjuntas.

5. Al efecto del control de los incendios, todos los bosques deberían recibir el mismo tratamiento sin tener en cuenta la estructura de la propiedad, especialmente en aquellos países en que los bosques se vuelven a privatizar.

6. Se deberían mejorar los sistemas de telecomunicación y garantizar su compatibilidad y fiabilidad, especialmente en las zonas transfronterizas.

7. Se deberían tomar iniciativas para eliminar las barreras entre los Estados bálticos mediante desgravaciones aduaneras y subsidios que permitan transferir los recursos técnicos utilizados en la protección forestal.

III. Actividades postincendio

1. La recuperación de los bosques incendiados mediante el cultivo se debería tratar como un problema independiente desde el punto de vista científico y de las prácticas forestales y ser tema de intercambio internacional.

2. Los Estados bálticos deberían brindarse asistencia mutua por lo que concierne al aprovechamiento de los recursos y consultorías técnicas.

3. Se recomienda la creación de un sistema moderno para recopilar las estadísticas de incendios a nivel internacional, que incluya en modo particular los daños de los rodales forestales afectados por los incendios.

IV. En el contexto del nuevo desarrollo de la cooperación internacional en materia de control de los incendios entre los Estados bálticos, se recomienda que:

1. Se inicie la costumbre de celebrar reuniones de trabajo entre los representantes de los Estados bálticos cada dos años.

2. Se unifiquen las soluciones legales sistemáticas relativas a la prevención de los incendios en los Estados bálticos.

ANEXO IV - INCENDIOS FORESTALES, ATMÓSFERA Y CLIMA DE LAS ZONAS BOREALES

1. Incendio: una fuente cíclica natural de gases de efecto invernadero

Los períodos sin incendios naturales en los ecosistemas forestales boreales oscilan entre diversos años, decenios y siglos, y representan un factor importante para el mantenimiento de un equilibrio dinámico entre la vegetación y el clima. A través de períodos cíclicos los incendios en los bosques boreales emiten carbono en forma de gases de traza radiactivamente activos (“gases de efecto invernadero”), p. ej., dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO), o metano (CH4).

En teoría, en la actual era interglacial no existen flujos netos de carbono en la atmósfera producidos por los incendios, mientras el carbono emitido por los incendios sea absorbido por el nuevo crecimiento a diversas escalas de tiempo. Sin embargo, las pasadas fluctuaciones climáticas, según lo establecido por los análisis dendrocronológicos y densitométricos en la zona boreal, indican que períodos decenales y centenarios más calientes o fríos que la media a largo plazo deben haber cambiado periódicamente los flujos de carbono.

2. Características de las emisiones gaseosas

Ciertos gases de traza radiactivamente activos, p. ej. los productos reactivos oxidados en forma incompleta durante la combustión, como el monóxido de carbono (CO) y el metano (CH4), son arrojados por los incendios boreales en grandes proporciones (la proporción de emisión comparada con la de otros ecosistemas, p. ej., las sabanas tropicales y subtropicales, representa el panorama de incendios más extenso del mundo). En 1993, en un importante experimento en materia de incendios realizado en la región de Krasnoyarsk se reveló que las cantidades de productos de combustión activos química y fotoquímicamente producidas por unidad de combustible quemado en los incendios boreales son considerablemente superiores a las resultantes de los incendios en otros grandes ecosistemas mundiales (FIRESCAN Science Team 1996, Cofer et al. 1996 a,b, 1998).

Algunos incendios boreales se caracterizan por un comportamiento específico, p. ej., incendios de repoblación forestal de alta intensidad que producen una fuerte actividad convectiva y desprenden emisiones de humo en los niveles más elevados de la troposfera, desde donde pueden incluso ser transportadas a la estratosfera. Uno de los principales objetivos del experimento de gran envergadura sobre incendios de 1993 realizado en Siberia fue el muestreo de las emisiones para llevar a cabo análisis específicos del metil bromuro (CH3Br) y metil cloruro (CH3Cl). Se sabe que los productos de descomposición de estos compuestos, como los más persistentes clorofluorocarbonos (CFC), producen el agotamiento del ozono estratosférico. A este propósito, cabe destacar que el bromo es mucho más eficaz en una base por átomo que el cloro en descomponer el ozono (por un factor de cerca de 40; OMM 1992). Las proporciones de emisión de CH3Br y CH3Cl registradas en el incendio del bosque de la isla de Bor fueron mucho mayores que las registradas en otros incendios forestales (Manö y Andreae 1994).

3. Incendio: ¿un sumidero de carbono atmosférico?

Un análisis detenido de los suelos y estratos orgánicos de los bosques boreales y otros terrenos orgánicos (humus bruto, turba) revela la abundancia de carbón vegetal. La mayor parte de éste consiste básicamente en hollín, que se forma durante la pirólisis. El hollín no es degradable biológicamente, es inerte desde el punto de vista químico y no es disponible para la absorción de las plantas. Además de la deposición de grandes partículas de carbón vegetal que contienen hollín, éste también se propala en pequeñas fracciones y se transporta como aerosol. Sin embargo, aún no se dispone de datos cuantitativos al respecto.

En general, la mayoría de los incendios de bosques boreales no desestabilizan al ecosistema (p. ej., originando una menor productividad de fitomasa o una inferior capacidad biogénica de biomasa) en el largo plazo, sea cual sea el período sostenible sin incendios. De modo que, la formación de hollín representa un sumidero neto de carbono atmosférico porque la absorción cíclica de carbono atmosférico (a través de la fotosíntesis) permanece constante, y la deposición de carbón vegetal del suelo y subterráneo, así como el hollín aerosol depositado en zonas distantes al fuego no se hallan disponibles para la vida vegetal y no están sujetos a degradación.

La comunidad científica internacional que se ocupa de incendios está recién empezando a cuantificar este sumidero mundial de carbono a través de la formación y la deposición del hollín, y queda aún mucho trabajo por hacer para reunir los datos sobre el almacenamiento de carbón vegetal panboreal. Sin embargo, el estado actual de los conocimientos permite afirmar que los incendios en “los ecosistemas sostenibles de incendio” en general, y los incendios boreales en particular, pueden por lo menos ayudar a explicar en parte el “sumidero perdido” de carbono (Kuhlbusch y Crutzen 1995, Kuhlbusch et al. 1996).

4. Cambio climático mundial: el bosque boreal en posible transición de sumidero de carbono a fuente de carbono

4.1 Actual almacenamiento de carbono en las zonas boreales mundiales

Actualmente, los cálculos del carbono almacenado en la biomasa vegetal viva y muerta (sin la materia orgánica de la tierra), sobre y bajo tierra, en la superficie mundial de bosques boreales oscilan entre 66 y 98 mil millones de toneladas (US Department of Energy 1983, Apps et al. 1993). Grandes cantidades adicionales de carbono están almacenadas en las tierras forestales boreales (aprox. 200 mil millones de toneladas) y en las turberas boreales (aprox. 420 mil millones de toneladas).

4.2 Clima de efecto invernadero, calentamiento mundial y cambios de la vegetación

El previsto calentamiento mundial durante los próximos 30-50 años, como proyectado por los MCG para un doble nivel de dióxido de carbono, equivalente al pronóstico forzado de gas de efecto invernadero (“clima 2xCO2”), será más evidente en las regiones septentrionales polares. Según estos modelos, se supone que el calentamiento zonal puede llevar al desplazamiento de las zonas de vegetación, p. ej., causar el desplazamiento de los bosques boreales hacia el norte. Se prevé que el desplazamiento de los ecosistemas tendrá un impacto considerable en la distribución de la fitomasa. Asimismo, el calentamiento zonal afectará el equilibrio del sumidero panboreal de carbono. Sin embargo, estos procesos son bastante complejos y no deberían ser generalizados.

Un modelo elaborado recientemente muestra que en un clima 2xCO2 el 72% de la actual superficie forestal boreal estaría cubierta por bosques templados mixtos de caducifolias (Smith et al. 1992). Sobre la base de la suposición que los bosques mixtos de caducifolias en la región tendrían casi el 43% de carbono más en la biomasa viva que los bosques taiga (Kolchugina y Vinson 1993), el carbono total en la biomasa viva en la región cubierta por los bosques boreales actuales aumentaría de casi un tercio en el largo plazo (Kasischke et al. 1995).

Sin embargo, los cambios provocados por el clima en el carbono almacenado en el estrato de suelo son diferentes. El previsto ascenso de las temperaturas medias en la zona boreal aumentará el índice de descomposición de la materia orgánica muerta y disuelta en el suelo y en los estratos de suelo mineral, reduciendo así las cantidades de carbono almacenado.

4.3 Cambio climático y regímenes de incendio

El pronóstico del aumento de casos de sequías extremas en un clima 2xCO2 indica que los regímenes de incendios van a experimentar cambios considerables (Flannigan y van Wagner 1991, Stocks 1993, Wein y de Groot 1995, Stocks et al. 1996b, Fosberg et al. 1996). La prolongación de la época de peligro producirá más casos de incendios extensos de gran intensidad (Wotton y Flannigan 1993). El MCG del Canadian Climate Centre proyecta un incremento medio de la temperatura mundial de 3,5°C para un pronóstico climático de 2xCO2. El calentamiento regional durante el invierno será el siguiente: las regiones continentales de Siberia y Canadá: + 6-8°C, Alaska + 2-4°C, mientras que en Escandinavia el cambio será limitado. En cambio, por lo que respecta a la primavera las temperaturas serán uniformemente más elevadas de un 2-6°C y las precipitaciones aumentarán de un 8-30% en comparación con las actuales. Los cambios en la temperatura de los principios de la temporada de incendios muestran hasta +6°C en Siberia occidental y un incremento de las precipitaciones. Si bien, las temperaturas de mediados y finales de la época de peligro serán casi las mismas que las actuales, se prevé que disminuirán las precipitaciones. Los científicos canadienses pronostican una prolongación media de la temporada de incendios en Canadá de unos 30 días en un clima 2xCO2, que resultará en un aumento adicional del 20% de la superficie anual quemada en los bosques boreales canadienses.

Aún más grave será el impacto de la mayor actividad de los incendios en las regiones continentales de Siberia oriental, donde la presencia de vastos bosques de alerce, p. ej., en Yakutia, depende del suministro de agua procedente del permagel continuo durante la sequía de verano. Se sabe que los incendios forestales afectan el estrato activo y conducen a la formación de termokarst y a la pérdida de cubierta forestal. En resumen: se prevé que la mayor actividad de incendios resultará en una pérdida de bosques de gran magnitud en Siberia oriental (Goldammer 1998b).


[13] Centro Global de Monitoreo de los Incendios, Friburgo, Alemania.
[14] La ONUSCD ya no existe más. Sus deberes fueron asumidos por el Departamento de Asuntos Humanitarios (DHA) que se hallaba en fase de reorganización durante la redacción de este informe. La Subdivisión de Coordinación del Socorro del DHA, a través de su Unidad Ambiental Conjunta PNUMA/DHA, obra por medio de los Equipos de las Naciones Unidas de Evaluación y Coordinación en Casos de Desastre (UNDAC) enviados en las regiones afectadas por desastres.

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