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La Red internacional del bambú y el rotén

A. Kumar y C.B. Sastry

Arun Kumar es un autor que trabaja por cuenta propia.

Cherla B. Sastry es el Director General de la INBAR, con sede en Beijing, China.

La trayectoria histórica de la INBAR, una organización intergubernamental dedicada a mejorar los aspectos sociales, económicos y ambientales del bambú y el rotén.

El 6 de noviembre de 1997, China y otras ocho naciones - Bangladesh, Canadá, Filipinas, Indonesia, Myanmar, Nepal, Perú y la República Unida de Tanzania - establecieron de manera oficial la Red internacional del bambú y el rotén (INBAR) como organización intergubernamental con un mandato de alcance mundial consistente en promover el desarrollo del bambú y el rotén de manera que beneficie a la población y el medio ambiente. Las actividades de la organización se centran en la investigación para el desarrollo, con una especial atención a la seguridad ecológica, alimentaria y de los medios de subsistencia. En el presente artículo se reseñan los acontecimientos que desembocaron en la creación de la INBAR.

Ceremonia de la lima de INBAR, 6 de noviembre de 1997, Beijing, China

INBAR

LA TRAYECTORIA HISTÓRICA

En 1979, bajo los auspicios de la Oficina Regional para Asia del Centro internacional de investigación para el desarrollo (CIID) del Canadá, destacados científicos de seis países especializados en el rotén acudieron a Singapur para examinar las principales cuestiones en materia de investigación y formular recomendaciones para su puesta en práctica por el CIID. Casi un año después, en mayo de 1980, el CIID organizó otro taller sobre el bambú, con la asistencia de más de 20 científicos forestales de países que cultivan bambú, que se reunieron una vez más en Singapur para evaluar los problemas de la investigación en el sector.

Como consecuencia de una mayor conciencia sobre la importancia de los dos productos, en los primeros años del decenio de 1980 el CIID comenzó a centrar sus programas forestales, cuando menos en Asia, en la dimensión social de la actividad forestal, con una atención preferente a los productos forestales no madereros. El primer proyecto de establecer un Centro de información sobre el rotén, para reunir y difundir información sobre este producto, se inició en Malasia en 1983. El proyecto también facilitó la cooperación entre las científicos forestales de la región.

En 1984, el CIID, en cooperación con el Programa especial para los países en desarrollo de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO), organizó un encuentro de expertos forestales asiáticos e internacionales en Kandy (Sri Lanka), para identificar las 10 especies arbóreas polivalentes más importantes que debían constituir la prioridad de las tareas de investigación. Muchos consideraron que el bambú y el rotén, aunque no son especies arbóreas y están considerados todavía como productos forestales secundarios, debían figurar en esa lista. La Oficina Regional para Asia del CIID se encargó del seguimiento de la reunión. El CIID creó un boletín para facilitar la comunicación entre los científicos de la región y sentar las bases para la creación de una red informal. Al cabo de dos años, las actividades de cooperación habían alcanzado tal magnitud que el CIID se vio en la necesidad de contratar a un coordinador que gestionara la Red de investigación sobre el bambú y el rotén que funcionaba de manera informal.

En 1985, el CIID organizó en Hangzhou (China) un segundo taller sobre el bambú en colaboración con el Ministerio de Asuntos Forestales de China, la Academia Forestal China, la Universidad de Estudios Forestales de Nanjing y la IUFRO. Ese taller dio la medida de lo que se podía conseguir mediante la cooperación. Si en el primer taller de Singapur habían participado 22 científicos, que presentaron 19 documentos para debate, en el segundo participaron alrededor de 80 científicos procedentes de diferentes partes del mundo y se presentaron unas 50 comunicaciones. Uno de los objetivos de las actividades de cooperación promovidas por el CIID era fomentar la utilización del bambú mediante el desarrollo de nuevos productos. En 1988 se inició en el Instituto indio de investigación sobre las industrias de madera contrachapada un proyecto sobre un tablero de fibra de bambú. En un plazo de cinco años, el proyecto desarrolló y mejoró la tecnología necesaria para la fabricación de tableros de fibra de bambú y comenzó la transferencia de tecnología hacia otros países asiáticos.

El CIID organizó un tercer taller en Cochin (India), en 198 8, en colaboración con el Instituto de Investigación Forestal de Kerala. Durante la celebración de ese taller se planteó la posibilidad de crear un centro internacional de investigación sobre el bambú. Muchos de los científicos participantes consideraban que el ámbito y el ritmo de la investigación sobre el bambú se hallaban en un punto en que los programas nacionales necesitaban el apoyo, orientación y coordinación que sólo un centro internacional de coordinación oficial podía proporcionar.

En 1990, en el documento de examen que llevaba por título Las necesidades de la investigación sobre el bambú y el rotén hasta el año 2000, que encargaron conjuntamente varios donantes internacionales (el CIID, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Fundación Rockefeller, la Administración de Desarrollo de Ultramar (ADU) del Reino Unido, y el Consejo Internacional de Recursos Fitogenéticos (CIRF) (que en 1994 pasó a ser el Instituto Internacional de Recursos Fitogenéticos [IPGRI]) elaboró un marco para consolidar la investigación y trazó una nueva línea de investigación basada en la evaluación pormenorizada de las necesidades de la región. Además, recomendó la formalización de la Red sobre el bambú y el rotén como una institución autónoma dentro del Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI), o fuera del mismo. En 1991, las recomendaciones del examen obtuvieron el respaldo de un grupo de donantes del GCIAI durante una reunión mantenida en la Haya (Países Bajos) y de los representantes nacionales en una reunión convocada conjuntamente con el 4° Taller internacional sobre el bambú en Chiang Mai (Tailandia). A raíz de esos acontecimientos se presentó al CIID una propuesta para que se creara la Red internacional sobre el bambú y el rotén (INBAR) como una red oficial de investigación con su propia secretaría y una dotación de personal. El CIID aprobó la propuesta y acordó proporcionar todo el apoyo necesario en materia administrativa y de gestión financiera. Acordó asimismo aportar la mayor parte de los fondos necesarios para la creación de la INBAR y para su funcionamiento durante los dos primeros años.

Bosque de bambúes en Uganda

FAO/17533/R. FAIDUTTI

El bambú

El bambú es una gramínea leñosa de porte arbóreo de la que existen 1250 especies agrupadas en 75 géneros. Se cree que apareció en la Tierra hace unos 250 millones de años, cuando los dinosaurios eran todavía las especies animales dominantes. En la actualidad, su área de distribución abarca las zonas tropicales, subtropicales y templadas de todas las regiones con la excepción de Europa y el Asia occidental. Estudios recientes han puesto de manifiesto que el bambú tenía una presencia importante incluso en Europa hace tres millones de años, pero que desapareció en algún momento durante el ultimo período glacial.

El bambú es tal vez la planta de crecimiento más rápido del planeta. Crece aproximadamente de 75 a 400 mm por día (el récord, 1,2 m en 24 horas, corresponde a Phyllostachys edulis en el Japón). Crece tres veces más deprisa que la mayor parte de las especies de eucalipto y se pueden obtener cuatro cosechas por cada una de eucalipto. La maduración de las especies comercialmente importantes tarda de cuatro a cinco anos. Posteriormente, se pueden realizar múltiples cosechas cada dos años, hasta un máximo de 120 años en algunas especies e indefinidamente en otras. El bambú ocupa también un lugar muy destacado en la producción de biomasa, y llega a rendir hasta 40 toneladas por hectárea y año en los rodales sujetos a ordenación. Se estima que alrededor de una cuarta parte de la biomasa de las regiones tropicales y la quinta parte en las regiones subtropicales procede del bambú.

El tallo del bambú, que es la parte de la planta más importante desde el punto de vista económico, alcanza más de 40 m en algunas especies en un plazo de tres o cuatro meses. Se estima que en 35 años una planta de bambú puede producir hasta 15 km de postes aprovechables de un máximo de 30 cm de diámetro. Su ligereza y altos módulos de elasticidad (de 9 000 a 10100 N/mm2) y rotura (84 a 126 N/mm2) convierten al bambú en un material ideal para la construcción en zonas propensas a catástrofes naturales como terremotos y huracanes. La resistencia del bambú a la tracción es mayor que la del acero.

Los tallos tiernos (brotes) de algunas especies de bambú, además de ser comestibles y suculentos, son nutritivos; una porción de 100 g contiene de 0,5 a 0,77 g de fibra, de 81 a 96 mg de calcio, de 0,5 a 1,7 mg de hierro, de 3,2 a 5,7 mg de vitamina C, de 0,07 a 0,14 mg de vitamina B1, de 1,3 a 2,3 g de proteínas, de 4,2 a 6,1 g de hidratos de carbono, de 42 a 59 mg de fósforo y de 1,8 a 4,1 g de glucosa. Algunas especies también contienen cantidades importantes de potasio y vitamina A. Los brotes de bambú pueden contener hasta 17 aminoácidos, en particular la sacaropina, el ácido esperámico y el ácido glutámico.

El bambú es muy adaptable al entorno. Tolera una amplia gama de suelos (desde los suelos pobres en materia orgánica hasta los ricos en minerales) y de condiciones de humedad del suelo (desde la sequía hasta las inundaciones). Esta característica lo hace de gran utilidad para la rehabilitación y bonificación de tierras degradadas.

El bambú produce seis veces más celulosa que el pino, especie de crecimiento rápido. También tiene un amplio sistema subterráneo de rizomas y raíces. Por ejemplo, se sabe que las rizomas de Phyllostachys bambusoides se desplazan alrededor de 3,6 m por año. Algunas especies construyen una red de rizomas (pie abarca hasta 1 000 m2. Habitualmente, la planta de bambú aglutina 6 m3 de suelo. Está bien documentada la eficacia del bambú para proteger las márgenes de los ríos y las pendientes de las colinas frente a la erosión.

El extenso follaje del bambú contribuye a reducir los efectos destructivos de las lluvias tropicales sobre el suelo, y las hojas, que forman al caer una capa de unos diez centímetros de grosor cada año, ayudan a absorber el impacto de la lluvia en el suelo y facilitan la absorción y retención de humedad por la tierra. En muchas zonas, el bambú puebla y protege áreas expuestas y proporciona el microclima necesario para la regeneración de los bosques tropicales. Se estima que casi la mitad de los 5 000 millones de habitantes del planeta comparte de alguna forma los más de 7 000 millones de dólares que alcanzan el comercio del bambú y su utilización confines de subsistencia. Se han documentado más de 1500 usos de esta planta, desde la leña a las lámparas, desde la medicina al veneno y desde los juguetes a la aviación. Más de 1 000 millones de personas viven en casas de bambú o que utilizan el bambú como principal elemento para la estructura, el revestimiento exterior o la techumbre. Las exportaciones de brotes comestibles de bambú suponen para China unos ingresos de 130 millones de dólares y para Taiwan (provincia de China) alrededor de 50 millones de dólares anuales. Las exportaciones anuales de productos tejidos de bambú procedentes de China alcanzan un valor de 117 millones de dólares. La India lo utiliza en la industria de palitos de incienso, cuyo volumen de negocios se cifra en 400 millones de dólares. El bambú es asimismo una importante materia prima en muchas industrias de pasta y papel de los países asiáticos.

LA PUESTA EN MARCHA DE LA RED

La INBAR se constituyó en 1993 gracias a las donaciones del CIID e inició sus actividades desde la Oficina Regional para Asia Meridional del CIID en Nueva Delhi (India). En marzo de 1993 se celebró una reunión para trazar las directrices estratégicas, con la participación de científicos involucrados en programas nacionales de investigación sobre el bambú y el rotén; posibles donantes al programa, como el FIDA, el CIID, el Organismo Canadiense de Desarrollo Internacional (CIDA) y la FAO, por conducto del Programa de apoyo ala investigación forestal para Asia y el Pacífico (FORSPA); e instituciones colaboradoras como la IUFRO y el Instituto de Recursos Naturales (IRN) del Reino Unido.

El FIDA, que había copatrocinado el estudio que impulsó la creación de la INBAR, comenzó a participar en calidad de donante en 1994, mediante donaciones para la ejecución del Programa sobre cuestiones socioeconómicas y de política. El mandato de la nueva red consistía en abordar dos cuestiones esenciales. La primera de ellas era la importancia crucial de los productos forestales no madereros, particularmente el bambú y el rotén, para el bienestar socioeconómico de la población de los países en desarrollo, predominantemente rural, y la segunda el potencial del bambú y el rotén para conservarlos bosques tropicales y frenar el rápido deterioro de los recursos genéticos forestales, ofreciendo alternativas a los productos de la madera.

La INBAR adoptó un enfoque global frente a la investigación, centrándose en todos los aspectos de los sectores del bambú y el rotén, desde la producción hasta la utilización, y estableciendo un vínculo entre las ciencias naturales y físicas y la dimensión socioeconómica para potenciar al máximo los efectos de su labor. Además, la INBAR se dedicó a promover la aplicación de los resultados de su labor de investigación mediante actividades de información, capacitación y transferencia de tecnología. Comenzó a preparar una serie de publicaciones técnicas y rediseñó y amplió el boletín de la red para difundir información sobre sus actividades y ofrecer a sus miembros un foro para el intercambio de ideas. En 1994, la INBAR era ya conocida en todos los sectores interesados, articulando soluciones en materia de desarrollo y medio ambiente mediante la utilización del bambú y el rotén, pero varios obstáculos impedían que pudiera alcanzar todo su potencial. En primer lugar, el hecho de que se tratara de un proyecto con un marco temporal limitado dificultaba la generación de confianza entre los asociados de los programas nacionales, partidarios de relaciones más estables y duraderas. Otro problema derivaba de su condición jurídica de proyecto del CIID, que era una traba para conseguir fondos de otros organismos donantes. Las evaluaciones de la INBAR, realizadas por la propia organización y por organismos independientes indicaban que se podría conseguir una mayor eficacia mediante la ampliación de la red tanto desde el punto de vista geográfico (extendiendo sus actividades a África y América Latina) como desde el punto de vista temático, profundizando y ampliando la dedicación de la red a la investigación del bambú y el rotén orientada al desarrollo.

El rotén

El rotén, una palmera espinosa trepadora o rastrera, de la que existen 600 especies, es una planta del Viejo Mundo. Su área de distribución es el Asia tropical y subtropical, donde diez de los trece géneros conocidos son endémicos, y el África ecuatorial. Indonesia, donde crecen la mitad de las especies conocidas, es el principal productor de rotén. La caña, es decir el tallo del rotén excluida la vaina, es la parte más valiosa de la planta.

El rotén aparece desde el nivel del mar hasta una altitud de 3 000 m y puede crecer en una gran variedad de suelos y condiciones de humedad del suelo. Las especies más importantes desde el punto de vista comercial son trepadoras vigorosas y alcanzan la edad de aprovechamiento a los ocho o diez años.

Tanto los frutos como los brotes del rotén son comestibles y estos últimos contienen cantidades sustanciales de proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y otros nutrientes, incluso ocho aminoácidos. Las raíces, frutos y hojas del rotén se utilizan en la medicina popular. Las hojas de algunas especies, como Calamus andamanicus y Daemonorops kurzii, se utilizan como paja para techar. El rotén es un lepidocaroide o palmera de fruta escamosa y las escamas del fruto de algunas especies producen una sustancia denominada sangre de dragón, que se utiliza para producir tintes y barnices.

En muchos países asiáticos, sólo la madera supera la importancia económica del rotén. El valor del comercio mundial y de su uso con fines de subsistencia (nacional y de exportación) del rotén y sus productos se estima en 6 500 millones de dólares. Sin duda, los muebles son el producto de rotén más conocido. Sólo Filipinas exporté en 1994 muebles de rotén por valor de 123 millones de dólares (a los que hay que sumar los productos de mimbre, cuyo valor ascendió a 118 millones de dólares). Los productos de rotén representaron el S9 por ciento de los ingresos de divisas de Indonesia, de 238 millones de dólares, en 1987. En 1992, sólo los productos acabados de rotén constituyeron ingresos para el país cercanos a los 294 millones de dólares. Ese mismo año. China ingresó 869 millones de dólares de las exportaciones de 27 productos forestales, de los que 329 millones correspondieron a productos de rotén y bambú. Otros productos de rotén, además de los muebles, son batidoras de alfombras, bastones, mangos de paraguas, mangos de trampas para grillos, trampas para animales, sombreros, cuerdas, cordeles, jaulas para pájaros, esteras, cestos, revestimiento, flejes y cajas de municiones.

Aunque se ha investigado mucho menos la función ecológica del rotén que la del bambú, es probable que algunas especies con tallos subterráneos, como Calamus minutus, o con raíces de crecimiento horizontal que se extienden a ambos lados, como Calamus caesium y Calamus manan, podrían desempeñar un papel importante en la prevención del desplazamiento del suelo.

UNA INSTITUCIÓN INDEPENDIENTE

La transformación de la INBAR en una institución independiente con un mandato de alcance mundial recibió el apoyo del Grupo Asesor de Investigación de la Red y, posteriormente, de una reunión de un Grupo Estratégico celebrada en marzo de 1995, que recomendó que se estableciera un grupo de acción con el fin de «adoptar las medidas necesarias para formalizar la creación de una organización autónoma, internacional, científica y filantrópica en sustitución de la red actual». Esta transformación recibió un apoyo unánime en una sesión especial que tuvo lugar con ocasión del 20° Congreso Mundial de la IUFRO que tuvo lugar en Tampere (Finlandia) en agosto de 1995. El Congreso Internacional del Bambú, celebrado en Bali (Indonesia) también recomendó que se estableciera un centro internacional de investigación sobre el bambú. Los organismos principales de financiación de la INBAR - el CIID y el FIDA - prometieron proseguir apoyando a la red como una Secretaría del CIID hasta que adquiriera la condición de una organización internacional independiente.

El grupo de acción propuesto por el Grupo Estratégico se creó a finales de 1995 y recomendó que la INBAR continuara actuando a modo de una red descentralizada incluso después de que hubiera adquirido la condición de organización internacional independiente y que se le confiriera un mandato de alcance mundial. También recomendó que el CIID siguiera siendo el organismo de ejecución durante la fase de transición.

El siguiente paso consistió en buscar una sede permanente de la INBAR. El informe Necesidades de investigación sobre el bambú y el rotén hasta el año 2000 había recomendado que para la elección de la sede de la INBAR se tuvieran en cuenta tres consideraciones: facilidad de acceso a países con experiencia en el campo de la investigación, facilidad de funcionamiento y ausencia de intereses creados de carácter nacional.

China se ofreció a albergar la sede de la nueva organización internacional, propuesta que fue examinada y aceptada por el grupo de acción. China había tenido una participación importante en las actividades de la red casi desde el primer momento. Uno de los primeros proyectos sobre el bambú había tenido lugar en China, que también había sido sede del primer Centro de información sobre el bambú. Además, los científicos forestales chinos, particularmente de la Academia Forestal China, habían desempeñado una función de primer orden en los programas de intercambio de la red.

Trampas para peces fabricadas con rolen

INBAR

A finales de enero de 1997, el Consejo de Estado, Consejo de Ministros de China, presidido por el Primer Ministro, aprobó oficialmente el establecimiento de la INBAR en China. Se trataba de la primera organización internacional que iba a tener su sede en el país. En mayo de 1997 se creó una Junta Asesora Provisional para supervisar la transformación de la INBAR en una entidad independiente. La Junta designó como Director General Provisional a Cherla B. Sastry, que como Oficial Superior de Programas del sector forestal de la Oficina Regional para Asia del CIID en Singapur había tenido una presencia importante en la red desde su creación y había orientado su transformación en una entidad independiente. Los organizadores iniciaron sin tardanza las negociaciones con el Gobierno chino para suscribir un acuerdo sobre la sede y elaborar el texto de un tratado internacional. A la reunión de la negociación multilateral sobre el Acuerdo de la INBAR, que tuvo lugar en junio de 1997 en Beijing, asistieron participantes y observadores de 13 países (Canadá, China, Filipinas, Italia, Malasia, Myanmar, Nepal, Pakistán, Perú, la República de Corea, la República Unida de Tanzania, Tailandia y Viet Nam) y representantes de la INBAR, el CIID y cuatro ministerios del Gobierno de China. La reunión examinó, modificó y aprobó el proyecto de acuerdo por el que se establece la INBAR y posteriormente el Consejo de Gobernadores del CIID ratificó el acuerdo aprobado.

El 6 de noviembre de 1997 se creó oficialmente la nueva INBAR con la firma del acuerdo por Wang Zhibao, Viceministro de Asuntos Forestales de China (que luego fue elegido Presidente del Consejo de la INBAR), en nombre del Gobierno de China. Sastry fue designado como primer Director General. El Primer Ministro chino Li Peng, el Viceprimer Ministro y Ministro de Asuntos exteriores Qian Qiche y el Ministro de Asuntos Forestales Chen Yaobang estuvieron presentes en el acto, lo que pone en evidencia la importancia que le concedió el Gobierno chino. Desde la refundación de la INBAR se han incorporado a ella Bolivia, la India y Malasia, de manera que ahora son 12 los miembros que componen la organización.

Bajo el impulso de su mandato de alcance mundial, la INBAR ha comenzado a adoptar las medidas encaminadas a establecer nódulos nacionales y regionales. Ya han iniciado sus actividades INBAR-Nepal e INBAR-Europa y se está tramitando la puesta en marcha de los nódulos de África y América Latina.

La INBAR dedica un esfuerzo importante a las actividades de transferencia de tecnología, especialmente a la capacitación, la formulación de paquetes tecnológicos y las demostraciones experimentales. Además, concede una gran importancia a determinar opciones adecuadas de desarrollo y a analizar la repercusiones sociológicas y económicas de las nuevas políticas y tecnologías. Además, se están estableciendo fuertes vínculos con los proyectos de desarrollo del PIDA, el Banco Mundial y otros organismos.

LOS PROGRAMAS

La INBAR cuenta en la actualidad con siete programas principales. Para conseguir los objetivos de cada uno de ellos, la red otorga pequeñas donaciones de hasta 25 000 dólares para proyectos de investigación y desarrollo. Además, organiza talleres para estudiar los asuntos prioritarios y elaborar el programa de investigación.

· El Programa de ordenación de los recursos naturales y las plantaciones tiene como objetivo la mejora de la ordenación de los recursos naturales, el fomento del cultivo del bambú y el rotén y el logro de una mayor eficiencia de los sistemas de cultivo, para incrementar la cantidad y calidad de estos recursos.

· El Programa de utilización y aplicaciones de ingeniería se orienta a perfeccionar las tecnologías de producción y elaboración, establecer normas para clasificar la materia prima, identificar nuevos usos para el bambú y el rotén y desarrollar nuevos productos y técnicas de comercialización.

· El Programa de aplicaciones ambientales evalúa el papel que pueden desempeñar el bambú y el rotén en la mejora del medio ambiente y contribuye a hacerlo realidad.

· En el marco del Programa de conservación y utilización de los recursos genéticos se están desarrollando metodologías para la evaluación, caracterización y conservación ex situ e in situ de los recursos genéticos del bambú y el rotén y para que puedan ser utilizados de manera sostenible por las comunidades.

· La finalidad del Programa de desarrollo socioeconómico acelerado es facilitar la información y análisis necesarios para orientar la acción global de la INBAR, identificando nuevas necesidades de investigación e intervenciones en materia de desarrollo para aumentar las posibilidades de generación de ingresos de los grupos de pequeños productores.

· El Programa de difusión de información y transferencia de tecnología tiene como objetivo establecer conexiones y forjar asociaciones innovadoras entre los interesados de los sectores del bambú y el rotén, con el fin de promover el desarrollo sostenible. Una de las funciones esenciales de la INBAR es la de hacer acopio de conocimientos. Para ello, la organización está dando forma a INBARIS (Servicios de información de la INBAR) para integrar los recursos de la red y ponerlos al alcance de sus asociados en todo el mundo. INBARIS comprenderá cinco centros regionales de información; bases de datos y directorios electrónicos e impresos completos de especies, usos, investigación, profesionales, organizaciones y bibliografía sobre el bambú y el rotén; y publicaciones de la INBAR, incluida una serie de informes técnicos sobre investigaciones y descubrimientos recientes, documentos de trabajo sobre aspectos nuevos e importantes, publicaciones periódicas como INBAR Newsletter y Bamboo Journal, y ocasionalmente publicaciones y monografías de referencia.

· El Programa de desarrollo de la red se centra en el desarrollo y fortalecimiento de la red y de los miembros que la componen, reforzando los vínculos existentes y estableciendo otros nuevos.

CONCLUSIÓN

La transformación de la INBAR en una organización internacional constituye una innovación en la comunidad del desarrollo, particularmente en lo que respecta a los productos forestales no madereros. La misión de la nueva INBAR consiste en desarrollar, facilitar y promover tecnologías adecuadas y otras soluciones para el bambú y el rotén en beneficio de las poblaciones y del medio ambiente. La organización aspira a mejorar la calidad de vida de las personas pobres y desfavorecidas de los países en desarrollo y mejorar la situación de los bosques y del medio ambiente degradado. El marco operacional de la INBAR es la autosuficiencia económica, la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible.


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