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El aprovechamiento de los productos forestales


Aprovechamiento más completo del producto anual de los montes
Productos útiles a menor coste
Resumen

El más rico país en madera en pie puede considerarse pobre si carece de industrias forestales. Para apreciar el papel que el monte ha de desempeñar en el desenvolvimiento económico de un país y calibrar la posición relativa de la silvicultura frente a otras formas de aprovechamiento de la tierra, una vez atendidas las necesidades elementales de combustible, vivienda y servicios, se impone proceder a una evaluación de las industrias forestales tanto actuales como potenciales.

Y no simplemente de industrias forestales cualesquiera, sino de industrias forestales eficaces, toda vez que sus productos finales han de ser susceptibles de comparación en calidad y precio quizá no sólo con los sucedáneos de la madera y materiales basados en ésta que con ellos puedan entablar competencia, sino también con otros productos resultantes de otras formas de aprovechamiento de la tierra.

Ahora bien ¿qué son industrias forestales eficaces? Para merecer tal calificativo, éstas han de fomentar en alto grado las prácticas forestales acertadas, sobre todo el aumento del rendimiento y la más completa utilización del producto anual del monte; han de basarse en eficaces operaciones de recolección, transporte y manufactura; asegurar condiciones satisfactorias a los obreros forestales; estar montadas de tal modo que aprovechen no sólo la madera sino todos los demás productos del monte y contribuir al desenvolvimiento de industrias clave tales como la construcción de viviendas y la fabricación de papel.

Teniendo presente estos criterios, cabe estudiar el problema de aumentar el aprovechamiento de los montes y fomentar el desenvolvimiento de industrias forestales con respecto a dos fines relacionados entre sí:

1. El más completo aprovechamiento del producto anual de los montes.
2. La producción de artículos útiles y satisfactorios a un coste mínimo.

Aprovechamiento más completo del producto anual de los montes

Sólo en un número relativamente reducido de países, fuera de Europa occidental y de las naciones que disponen de existencias de madera extraordinariamente limitadas, contribuye el producto anual de los montes a satisfacer las necesidades sociales en medida que se acerca al máximo. Aun en el régimen de aprovechamiento más intensivo, suele ofrecerse, por lo general, la posibilidad de reducir los desperdicios o la de convertir los productos en otros de mayor utilidad. En muchos países y, sobre todo, en las regiones tropicales, existen bosques enteros que no pueden aprovecharse comercialmente o de los que sólo pueden aprovecharse unas cuantas especies selectas, mientras no es posible cosechar provechosamente los árboles de escasa utilidad, dimensiones reducidas o cualidades desconocidas. Los residuos de corta, extracción y fabricación son con frecuencia tan cuantiosos, que en concepto de combustible de baja calidad se desperdician o se queman cantidades mayores de las que luego aparecen en forma de productos finales.

En general, estos problemas se plantean con más frecuencia en el caso de las especies frondosas (caducifolias) que en el de las coníferas, ya que el encontrarse estas últimas en rodales mayores y menos heterogéneos y sus características de resistencia satisfactoria y poco peso, facilidad de secado y de labra en general, las han hecho eminentemente aptas para la construcción, que sigue constituyendo con mucho (después de para combustible) la mayor salida de los productos forestales. Se trata de hechos bien conocidos de todos.

Por tanto, el problema que plantea el pleno aprovechamiento del monte estriba en encontrar salidas comerciales para las especies y tamaños que actualmente no son susceptibles de comercialización, sobre todo tratándose de maderas duras, y para los residuos de corta, extracción y manufactura de todas clases. Este problema no sólo reviste importancia en el aspecto del mejoramiento de la explotación actual. Entraña también importantes derivaciones futuras, ya que con frecuencia sólo mediante el pleno aprovechamiento cabe convertir los montes viejos en fase de estancamiento o de crecimiento lento en masas forestales jóvenes y productivas con un desperdicio mínimo, suprimir especies de forma mediocre o escaso valor que en caso contrario podrían ocupar el espacio necesario para árboles de características más interesantes y recolectar árboles menores en los aclareos y cortas intermedias esenciales en toda silvicultura mejorada y, por tanto, para la máxima productividad y más eficaz aprovechamiento de la tierra.

Dadas estas circunstancias, es natural que ya se haya llevado a cabo una gran labor para ampliar nuestros conocimientos sobre especies desconocidas o escasamente conocidas e intensificar el aprovechamiento de árboles de pequeño tamaño o escasa utilidad así como de los residuos industriales. Gran parte de esta labor ha adoptado la forma de investigación metódica y sistemática en los principales laboratorios de productos industriales, escuelas forestales, museos, jardines botánicos y en las instalaciones de industrias forestales. Ea ampliación así lograda del caudal de conocimientos sobre las propiedades anatómicas, físicas y químicas de maderas nuevas, el perfeccionamiento de las prácticas de desecado, preservación y reducción a pulpa y la creación de nuevos productos, tales como, por ejemplo, plásticos basados en madera, tableros de fibra, aglomerados de virutas y otros perfeccionamientos y productos análogos, han coadyuvado considerablemente al más acertado y pleno aprovechamiento de los recursos forestales.

Basta citar unos cuantos ejemplos para recordar los cambios considerables y a voces espectaculares que han tenido por consecuencia las investigaciones y experimentos del pasado. El liquidámbar (Liquidambar Stryaciflua), que en otro tiempo era una especie inaprovechable comercialmente de las llanuras de la costa oriental de los Estados Unidos, ocupa ahora el primer lugar entre las frondosas de dicha zona empleadas en la industria del mueble. Su tendencia al alabeo y a la torsión en el secado fué vencida mediante un estudio sistemático. Posteriormente, los robles, cedros y otras especies de gran duración natural fueron substituidas en amplia escala por otras maderas menos valiosas y más abundantes de adecuadas propiedades físicas y mecánicas para la fabricación de traviesas, postes y otros fines que requieren el contacto de la madera con el suelo, una vez que la duración natural pudo substituirse por el tratamiento con substancias preservativas. Las maderas terciadas, que en otro tiempo constituían una curiosidad de la ingeniería y la arquitectura y permitían el empleo de piezas de pequeñas dimensiones, se emplean ahora corrientemente para la construcción de embarcaciones y otras construcciones que requieren maderas grandes de elevada resistencia. Los pinos resinosos, considerados en épocas pasadas impropios para la fabricación de papel, se utilizan actualmente en medida considerable para la producción de papel «kraft» y otras clases análogas, una vez inventado y perfeccionado el procedimiento al sulfato. Las maderas duras, que ya se empleaban para la fabricación de papel en cantidades cada vez mayores (en los Estados Unidos solamente, 10 millones de metros cúbicos volumen sólido en 1951) van encontrando nuevas aplicaciones, como, por ejemplo, en la preparación de rayón y otras pulpas solubles. Además, nuevos procedimientos que en la actualidad son objeto de ensayo, como los métodos de fabricación semiquímica de pulpa (madera molida químicamente, sosa cáustica fría, sulfito neutro, sulfato semiquímico), prometen la difusión del empleo de maderas duras, inclusive tropicales, a medida que vayan engrosando los conocimientos que sobre ellas se tienen, y que sean más favorables los complejos factores económicos que informan la producción y comercialización de la pasta y el papel. Por lo demás, los anteriores ejemplos sólo constituyen un reducido número de los muchos que podrían aducirse a este respecto.

Quizás entre los últimos adelantos, los de carácter más espectacular y que mayores posibilidades entrañan se han registrado en el campo de la conversión química. Hasta la fecha, los más importantes se han dado en relación con la fabricación de la pasta, el papel y los plásticos. Dos métodos bastante nuevos, la hidrólisis y la hidrogenación, prometen ampliar aún más el aprovechamiento de la madera como materia prima para las industrias químicas. La hidrólisis, al transformar la madera en azúcares, transformación seguida en algunos casos de conversión en otros productos, constituye un método sumamente prometedor para acometer en gran escala el aprovechamiento químico de los residuos de la madera. Las melazas de la madera, los alcoholes industriales, los fermentos de elevado contenido proteínico y los disolventes químicos son todos posibles productos de este proceso. Por su parte, la hidrogenación permite fabricar toda una serie de alcoholes, fenoles y aceites neutros, constituyendo una posible fuente de muchos productos químicos útiles, como disolventes, carburantes, lubricantes y aceites neutros.

Esta clase de posible aprovechamiento es especialmente eficaz en el empleo de los residuos madereros toda vez que aunque la madera rolliza es con gran frecuencia objeto de elaboración química, las maderas de muy variadas formas, tamaños y calidades son las que mejor se prestan y más se consumen para este proceso. El aserrín, las virutas, los costeros, las desbastaduras y las trozas de calidad inferior son todos susceptibles de aprovechamiento y, como va se ha dicho, la cantidad de desechos de madera disponibles reviste tal magnitud, que, aunque sólo se aproveche en parte, constituye la base de una gran industria química nueva. Sólo en los Estados Unidos, por ejemplo, se estima que dejan de aprovecharse al año unos 16 millones de toneladas de residuos de madera industrial, quemándose en calidad de combustible otros 27 millones de toneladas en operaciones fabriles. En los montes quedan abandonadas cada año cantidades todavía mayores de madera cortada que es excesivamente retorcida, rajada o defectuosa para emplearla como madera de construcción, pero eminentemente apta para la conversión química.

Los productos forestales distintos de la madera brindan también un medio de aprovechar de un modo más completo el producto anual de los montes. Las resinas naturales, como la oleorresina de los pinos o las resinas destiladas de tocones de pinos, numerosos taninos, los aceites esenciales, los colorantes y las drogas, representan una amplia variedad de productos complementarios que revisten utilidad y, con frecuencia, gran valor. A este respecto, la investigación ha constituido también un poderoso instrumento. Dos ejemplos, entre otros muchos: la destilación de la trementina de la madera y su refinación para convertirla en producto que puede competir en calidad con la gomorresina natural a precio mucho más bajo que el de ésta, constituye uno de los triunfos menores de la investigación industrial. Inversamente, el descortezado, unido a la aplicación de ácidos fuertes a la entalladura de los pinos objeto de extracción de trementina, van aumentando las posibilidades de competencia de este material y al reducir los daños y degradación sufridos por las valiosas trozas de raigal de estos árboles, se va fomentando la extensión de las operaciones de extracción de trementina a rodales cerro dos hasta ahora a tales prácticas. Un conjunto de productos en cuyas características pueda confiarse y cuyo abastecimiento en cantidad y calidad sea seguro, unido a una mayor eficacia de producción a coste más bajo, constituyen con frecuencia la clave para aprovechar de un modo más completo los productos forestales secundarios. El perfeccionamiento de los métodos de recolección y extracción y el acierto de los procedimientos de comercialización reviste, con frecuencia, particular importancia. Por ejemplo, en el caso de las hierbas medicinales, un conocimiento más profundo sobre las substancias médicamente activas y sobre sus propiedades farmacéuticas, unido a una producción realizada con todas las garantías de la higiene que cumpla las normas de calidad y revista cierta cuantía, contribuiría mucho a asegurar a los productores forestales una renta adicional considerable y sostenida.

Por tanto, los conocimientos que suelen obtenerse por medio de la investigación, constituyen la clave para un aprovechamiento más completo de los productos del monte. De aquí que cada nación debiera crear y mantener los medios de investigación nacionales o regionales adecuados a sus necesidades, junto con servicios dedicados a difundir los conocimientos adquiridos entre los productores forestales, fabricantes, ingenieros, constructores, arquitectos y otros grupos de importancia fundamental en el complejo del aprovechamiento de los montes.

La información necesaria ha de abarcar un amplio campo. En las zonas menos desarrolladas en que abundan todavía los bosques vírgenes y donde se dispone de maderas de gran variedad, parece sensato y racional empezar por reunir la información fundamental relativa a cada especie arbórea sobre sus propiedades botánicas, anatómicas, físicas y mecánicas. Tal información debiera comprender, en último término, datos suficientes sobre las características de la madera en los aspectos que interesan a la ingeniería, tales poso especifico, resistencia a la flexión y a la compresión, grado de dureza, resistencia al corte, resistencia al rajado y tenacidad. La labor realizada por el Cuadro de Expertos de la FAO en Tecnología de la Madera para el perfeccionamiento y normalización internacional de estos ensayos y otros afines está llamada, sin duda, a revestir verdadero valor a este respecto; pero la labor investigadora ha de comprender también el estudio de otras cualidades para la elaboración, tales como características de secado, resistencia a la pudrición y facilidad relativa de tratamiento protector, absorción de humedad en el uso (contracción y abombamiento), características de flexión, duración a la intemperie, encolado, clavado y pintura, características de aserrío y labra y otros datos relativos a color, forma, contextura, grano, lustre, etc. Por lo general, tales conocimientos, con frecuencia adquiridos solamente mediante una serie de ensayos sistemáticos y a voces prosaicos, pero esenciales, sentarán una base sólida para la producción de maderas para estructuras y de construcción, tablas para cajerío, mueblistería, carrocería, ebanistería, etc., traviesas, durmientes, puntales para minas, maderas terciadas y en chapas y aquellas otras aplicaciones de la madera que, aparte de su utilización como combustible, todavía absorben más de nueve décimas partes del producto del monte.

Es evidente que algunos avanzados procesos de fabricación, por ejemplo, la de vigas compuestas, constituyen expedientes a que obliga la falta de materiales naturales adecuados, en este caso maderas del tamaño conveniente para la fabricación de estructuras. Ocioso es decir que primeramente deben buscarse las aplicaciones naturales que dicta el sentido común cuando lo permitan la naturaleza del bosque y la calidad y variedad de las especies. Una tarea fundamental la constituirá la ampliación o creación de mercados nacionales o regionales, toda vez que la madera es voluminosa y, por lo común, de escaso valor por unidad de peso. En general, sólo los productos madereros de calidad y utilidad extraordinarios compensarán el coste de su envío a grandes distancias. A este respecto debe estudiarse detenidamente el adecuado desarrollo de las industrias que atiendan las necesidades de la población del respectivo país, en armonía con el grado de desenvolvimiento industrial. Por ejemplo, resultaría absurdo hacer hincapié en la producción de plásticos a costa de viviendas que se necesiten urgentemente o de productos químicos industriales en el caso en que las industrias químicas sean primitivas o estén escasamente desarrolladas. Debe recordarse, además, que los procesos de aprovechamiento más complejos, como, por ejemplo, la producción de pulpa y papel, de plásticos y rayones, requieren con frecuencia considerables contingentes de mano de obra especializada o semiespecializada, de técnicos capacitados y de un alto grado de pericia directiva de que no siempre se dispone fácilmente en las zonas menos desarrolladas en el aspecto industrial.

No obstante, el estudio de las propiedades químicas, en las cuales se incluyen aquí las características de reducción a pulpa, debe correr parejas, desde un principio, con las demás investigaciones. Las industrias químicas no sólo constituyen un complemento de las serrerías, de la industria del contrachapado y de otras esencialmente «mecánicas» (aunque es evidentemente imposible trazar una distinción neta a este respecto) brindando nuevas aplicaciones - sobre todo para la madera de pequeñas dimensiones, los residuos, etc., con los beneficios de perfeccionamiento de las prácticas silvícolas y del aumento de productividad que llevan consigo - sino que, por lo general, se traducen también en un producto de mayor valor que permite la utilización de contingentes de mano de obra más cuantiosos y por término medio mejor retribuidos, factores que, evidentemente, redundan en beneficio del respectivo país. Sólo el estudio de las cualidades para la fabricación de pasta requiere datos sobre un considerable número de otras propiedades que van desde las características de desmenuzamiento y molienda a los tipos de fibra y pastas y a las clases de papel resultantes que pueden producirse por los diversos procedimientos. Una vez más, la investigación, por lo general tanto oficial como industrial, constituye la clave del progreso. El Cuadro de Expertos en Química de la Madera y la Junta Asesora sobre Ensayos de Fabricación de Pulpa, pertenecientes ambos a la FAO, han coadyuvado a los adelantos logrados a este respecto procediendo a resumir la información más reciente sobre el tratamiento de residuos madereros y agrícolas e indicando procedimientos para llevar a cabo en el plano internacional ensayos de nuevos materiales fibrosos para la fabricación de papel. (Estudios de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO, números 3 y 6, respectivamente).

En resumen, pues, el pleno aprovechamiento de los productos del monte, exigirá, por lo común, un conocimiento más profundo de las especies y tamaños que hoy no son susceptibles de comercialización como base para crear las aplicaciones que convengan a medida que la situación económica lo permita. Por tanto, las primeras medidas de carácter esencial que cada nación debe adoptar son:

1. Identificar convenientemente las maderas del país (y otras plantas y productos útiles del monte) y llegar a conocer suficientemente sus características y existencias disponibles. Ello exigirá medios adecuados de investigación, nacionales o regionales, e inventarios forestales de un margen de precisión aceptable.

2. La creación de servicios de divulgación coordinados con los centros de investigación que se encarguen de difundir rápidamente los conocimientos nuevos y útiles entre los productores forestales, elaboradores y usuarios, inclusive grupos de importancia fundamental como son los ingenieros y los arquitectos.

3. Medios adecuados de extracción, elaboración y comercialización para disponer de un modo seguro de productos de calidad y utilidad adecuadas.

Productos útiles a menor coste

¿Qué importancia reviste exactamente para el mejor aprovechamiento del monte la producción a menor coste de artículos de utilidad y calidad adecuadas? Es éste indudablemente un factor clave, ya que los grandes avances tecnológicos e industriales de los últimos 150 años han colocado a la madera en situación de reñida competencia en los casos en que su utilidad y posibilidades de aplicación y su precio relativo revisten gran importancia. En efecto, tales avances técnicos han privado ya a la madera de muchos de sus antiguos mercados. En otro tiempo casi el único combustible y uno de los pocos materiales principales de construcción, la madera ha venido siendo substituida constantemente, en todo o en parte, por el carbón, el petróleo y por un gran número de nuevos materiales de construcción, sobre todo el acero y el cemento. Las vigas y estructuras metálicas, el hormigón armado, los puentes y pilares de hormigón, los pisos compuestos, los muebles de acero, las carrocerías fabricadas en su totalidad de material metálico, los tejamaniles y marcos de ventana metálicos, puertas y guarniciones metálicas y techos compuestos constituyen solamente una lista muy incompleta de los artículos de esta clase que podrían citarse.

Muchos de estos cambios redundan en beneficio del hombre y señalan satisfactorios progresos sociales y económicos. Pero con harta frecuencia los nuevos artículos se deben a que el producto maderero con ellos comparable había encarecido o escaseaba porque su duración non era suficiente, o bien porque, mal secado o mal fabricado, no satisfacía su empleo por otras razones. Otro factor lo ha constituido la falta de acertados procedimientos de publicidad y comercialización, ya que demasiado frecuentemente se ha dejado que la madera se vendiera «por sí sola» frente a una competencia nueva y agresiva. Evidentemente, a toda nación interesa en grado máximo preocuparse de corregir estos fracasos de modo que los productos forestales y, por tanto, los terrenos forestales puedan ser objeto del mejor y más pleno aprovechamiento.

Es también fácil de comprender que la técnica moderna, aunque es cierto que opone obstáculos formidables a un aprovechamiento más completo de los productos del monte al crear numerosos materiales que con ellos entablan competencia, abre también cauces innumerables para un aprovechamiento mejor de los productos forestales y para su elaboración a menor coste.

Productos nuevos y mejores

En la sección relativa a un aprovechamiento más completo de los productos del monte se ha tratado brevemente de las perspectivas más interesantes que se ofrecen a productos nuevos y mejores derivados de la madera, por ejemplo contrachapeados, tableros de construcción, productos del papel y plásticos. Bastará ahora con subrayar nuevamente que muchas de las dificultades con que ha tropezado el tradicional aprovechamiento de la madera se han debido a fabricación defectuosa, desecación deficiente, falta de tratamientos protectores, así como a la insuficiencia de conocimientos sobre su resistencia y demás propiedades interesantes. Muchos de los prejuicios que se abrigan contra la madera de construcción Irán desapareciendo a medida que los fabricantes mejoren la calidad y posibilidades de aplicación del producto. Como algunos autores han indicado, es sumamente conveniente al elegir la madera tener en cuenta que se adapte para el fin a que se la destina, que sea de suficiente duración natural o que haya sido objeto del tratamiento de conservación requerido, por ejemplo, para ser empleada en contacto con el suelo; pero, también, debe evitarse en igual medida pagar precio por características tales como la duración, cuando el empleo a que ha de destinarse no requiere tal característica. A este respecto, la gran variación de calidades que existe entre las diferentes especies debe constituir una verdadera ventaja para su acertado empleo cuando los conocimientos de que se dispone son suficientes. Se impone llevar a cabo una labor organizada de demostración práctica y educación para llamar la atención del público comprador sobre los méritos de la madera cuando se elige y se prepara convenientemente. Por desgracia, es muy frecuente que los constructores, arquitectos y demás usuarios que emplean grandes cantidades de madera tengan conocimientos harto insuficientes sobre este material y lo juzgan desfavorablemente o lo emplean de un modo desacertado, lo que, en último término, redunda en perjuicio del consumidor. Un caudal más copioso de conocimientos convenientemente difundidos constituye, repetimos, a este respecto la clave del mejor aprovechamiento de la madera.

Este caudal ha ido acrecentándose constantemente en los últimos decenios. El conocimiento más profundo de las propiedades de la madera, el perfeccionamiento de los métodos de conservación y la fabricación de nuevas substancias protectoras, el mejoramiento de las pinturas y las colas, el acrecentamiento de la información sobre aspectos de ingeniería de la madera relativos a resistencia, dureza, tenacidad, resistencia al corte, nuevos productos químicos y tratamientos contra hongos e insectos, una mayor resistencia a la acción de los incendios, éstos y otros muchos factores han sido y son objeto de estudio. Por ejemplo, un tratamiento eficaz para aumentar la resistencia contra los incendios, o un método práctico de impedir en el uso la contracción y el abombamiento, posibilidades tecnológicas ambas, contribuirían en gran medida a recuperar mercados perdidos y dar satisfacción al consumidor. Pero esto no es más que el comienzo. Se impone completar estos avances y extenderlos a especies todavía sin utilizar o escasamente utilizadas.

Además, los ingenieros han de aprovechar plenamente las cualidades inherentes a la madera como material estructural - gran resistencia por unidad de peso, falta de conductividad, fuerte capacidad de impregnación, labrabilidad, diversas combinaciones de resistencia con otras propiedades útiles -, factores todos capaces de hacerla soportar la fuerte competencia en los mercados mundiales. La investigación ha de indicar el camino para lograr un mejoramiento radical en las construcciones de madera. Un gran paso en este sentido se ha dado ya construyendo maquinaria y desarrollando métodos para la producción de casas prefabricadas. Se confía en que los métodos fabriles que habrán de resultar permitirán reducir en un 10 o un 20 por ciento el precio de las casas corrientes, obteniéndose un producto final de calidad tan buena o mejor en cuanto atañe al propietario de las casas.

Como se ha dicho anteriormente, el químico ha reconocido ya las posibilidades que la madera entraña como materia prima y existe la posibilidad técnica de extraer de esta fuente una brillante serie de nuevos y útiles productos, muchos de los cuales son ya objeto de considerable producción comercial. El futuro es imprevisible a este respecto. La solución del enigma de la lignina, que comprende aproximadamente una tercera parte de toda la substancia de la madera, podía muy bien constituir por sí sola la base de una gran industria química nueva.

Reducción de costes

Además, la tecnología moderna brinda innumerables modos y maneras de reducir costes mediante prácticas más eficaces de producción y elaboración. Por ejemplo, el empleo de maquinaria pesada para la construcción de carreteras, de tractores para el lanzamiento y almacenaje de trozas y de camiones para la mayor economía del acarreo, han substituido en muchos trabajos a los deslizaderos y a la extracción por ferrocarril. Los nuevos tipos de cables aéreos ofrecen la facilidad de extraer madera de rodales aislados o enclavados en terreno difícil. Los tractores y otros elementos modernos han hecho posible extraer trozas grandes y pesadas las cuales resultaban de manejo difícil o imposible con equipo manual o de tracción de sangre, aumentando de este modo el aprovechamiento y haciendo accesibles a la explotación nuevas zonas. En efecto, nuevo y mejor herramental y maquinaria de todas clases para la corta, deslizamiento, carga y atado uniforme de la madera en rollo para mayor facilidad de transporte van renovando constantemente los procedimientos de extracción forestal con la consiguiente economía y reducción de pérdidas.

Otro ejemplo más servirá para indicar los métodos y posibilidades que se ofrecen. La práctica relativamente nueva de lanzar los troncos enteros antes de proceder al desrame tiene por consecuencia un mejor aprovechamiento en los casos en que está indicado este método, hace posible efectuar con mayor eficacia las operaciones de desrame y de troceo mecánico en las plataformas de descarga y promete beneficios inmensos en lo que atañe a las pérdidas por incendio y a los costes de prevención contra éstos, reduciendo la cantidad de peligrosos residuos de corta abandonados en los bosques, que hasta ahora constituían la secuela inevitable de las operaciones de extracción, salvo en regiones de explotación intensiva. Por tanto, el empleo de herramental y maquinaria perfeccionados, así como de los oportunos medios mecánicos, supone beneficios de gran magnitud, que abarcan desde la reducción de costes - sobre todo en los casos en que los jornales aumentan - a la posibilidad de explotar zonas vírgenes y recolectar especies que hasta ahora no eran susceptibles de comercialización.

Todavía es posible conseguir mayores beneficios en la esfera de la elaboración, donde el perfeccionamiento de los aserraderos, maquinaria para el acepillado y acabado, colas y procedimientos de encolado, inclusive resinas sintéticas hidroestables, métodos de conservación, nuevos productos químicos para impedir la alteración del color y los métodos nuevos para la producción de tableros de fibra y aglomerados de virutas, así como de los innumerables productos derivados del papel, señalan la posibilidad de un aprovechamiento más eficaz y a menor coste.

Hemos mencionado va las posibilidades de aumentar las economías y el grado de eficacia mediante la organización de industrias integradas o coordinadas. Pero las nuevas herramientas y maquinaria, los últimos métodos de trabajo y las instalaciones mejor dispuestas y mecanizadas, suponen también un aumento de eficacia menos considerable, pero importante en todos los aspectos. Por ejemplo, los pequeños aserraderos se han mejorado mucho aplicando principios racionales de ingeniería y actualmente se dispone de aserraderos ambulantes equipados con sierras sin fin o circulares transportadores de madera asserrada y costeros, rampas para trozas y canteadoras.

Hasta los métodos de aserrío y corta, más antiguos que los hechos históricos de que existe constancia, son actualmente objeto de detenido estudio mediante nuevos aparatos electrónicos, y la sierra Reineke de doble diente sólo constituye uno de los nuevos y útiles aparatos que ha dado y seguirá dando el estudio ingenioso y penetrante de esta clase en un número infinito de esferas. Una vez más, la investigación constituye la clave de adelantos más eficaces.

Sin embargo, no es siempre la mecanización el mejor camino para aumentar la eficacia y reducir los costes. Por ejemplo, las sierras mecánicas, muy eficaces en determinadas circunstancias, como el troceo en la plataforma de descarga o en los apiladeros, pueden resultar menos eficaces que las sierras normales en el bosque. La mecanización de las operaciones de producción de madera para pulpa, que permiten disponer de materia prima a coste muy reducido en terreno conveniente y bajo una inspección experta, ha fracasado miserablemente cuando no se daban estos elementos. La maquinaria ociosa o mal manejada puede resultar muy costosa. Los pequeños aserraderos de excelentes características técnicas y de ingeniería pueden seguir dando un producto de baja calidad mediocremente fabricado si no se dispone de mano de obra capacitada o la inspección es deficiente. De hecho, si se quiere que resulten verdaderamente satisfactorios, los trabajos de esta naturaleza pueden requerir adecuadas facilidades de crédito así como los consiguientes servicios para el secado, la clasificación y la comercialización del producto, además de un inteligente mantenimiento y manejo de las máquinas.

Por tanto, todo país que se proponga llevar a cabo la mecanización de su industria forestal debe tener en cuenta que en la mayoría de los trabajos mecanizados la pericia en la dirección (organización acertada e inspección experta), la suficiencia de los servicios de mantenimiento y la adecuada capacitación de los contingentes de obreros, son elementos tan esenciales como las propias herramientas y maquinaria; y con frecuencia tales elementos escasean o faltan en las zonas menos industrializadas.

Otros dos extremos merecen mención especial a este respecto. El primero es que en el pasado es ha hecho no poco hincapié en maquinaria pesada apta para la manipulación de grandes trozas, como en el litoral occidental de América del Norte o en zonas tropicales. Ello ha sido conveniente y ha resultado valioso. Pero queda todavía por realizar una gran labor en el invento y ensayo de maquinaria forestal de campo para montes sometidos a ordenación donde, por lo general, no alcanzan los árboles el tamaño y la edad a que llegan en las selvas vírgenes.

Segundo: la adecuada capacitación de los obreros forestales reviste evidentemente importancia especial en las modernas operaciones de explotación. Aunque la capacitación de los obreros en la fase de explotación forestal y en la de elaboración presenta igual interés, la de los trabajadores forestales plantea problemas especiales por el hecho de que la mano de obra especializada suele estar dispersa, trabajando con frecuencia aislada o en pequeños grupos. Por lo común se reduce a dos tipos: trabajadores forestales permanentes, para los cuales constituye el monte su medio de vida total o parcial, o de jornada incompleta, que suelen ser agricultores o bien trabajadores temporeros. Por lo demás, las operaciones revisten gran variedad, pasando del empleo de sencillas herramientas manuales a complicada maquinaria pesada como tractores y lanzaderas, no siendo siempre práctica la especialización, sobre todo en los pequeños trabajos. Los centros regionales de capacitación o las escuelas forestales ambulantes costeados por el gobierno o por la industria, han constituído las principales soluciones dadas hasta la fecha a este difícil problema. Por ejemplo, el Comité de Ensayos de Procedimientos de Extracción de Madera y de Capacitación de Trabajadores Forestales de la Comisión Europea de Silvicultura de la FAO cita unas 29 escuelas de trabajadores forestales solamente en Europa occidental en un catálogo europeo de centros de investigación y capacitación en esta materia. La importancia de la capacitación de obreros forestales como medio para mejorar la producción a menor costo con la consiguiente elevación de la condición social y nivel de vida de los trabajadores en las industrias forestales y afines, constituye evidentemente una cuestión que merece ser examinada detenidamente por el gobierno y por la industria.

Resumen

Resumiendo, pues, cabe decir que si bien la tecnología moderna ha planteado no pocos problemas con la invención de sucedáneos de la madera, brinda también cauces innumerables por los cuales pueden desarrollarse eficaces industrias forestales. Parte de la solución estriba en un aprovechamiento más completo del producto del monte, toda vez que en la actualidad existen bosques enteros que no son susceptibles de comercialización o de los que sólo pueden explotarse contadas especies, sobre todo en las regiones tropicales, en tanto que en casi todos los países los residuos de las operaciones de corta y extracción y los de fabricación son elevados, no pudiendo aprovechar con ventaja los árboles de escasa utilidad, de pequeñas dimensiones y de características desconocidas. Además, la madera, en su calidad de materia prima, tropieza con una competencia cada vez mayor, siendo necesario lograr productos que satisfagan suficientemente al consumidor a coste razonable y de los cuales se disponga en cantidades suficientes.

La tecnología moderna ha realizado ya considerables progresos hacia un aprovechamiento más completo del monte y hacia la fabricación de productos satisfactorios a menor coste, pero la labor que queda por llevar a cabo es mucho mayor. Se impone engrosar mucho el caudal de conocimientos sobre las propiedades de las especies arbóreas que actualmente no son susceptibles de comercialización y sobre el modo en que éstas y otras especies pueden extraerse más económicamente y elaborarse con mayor eficacia. La investigación se ha acreditado de instrumento poderoso para la obtención de tales conocimientos y cada país se beneficiará de revisar sus instituciones nacionales y regionales de investigación con el fin de que su dotación, personal y medios económicos sean suficientes para la labor con que se enfrentan. Disponiendo de los conocimientos fundamentales necesarios y de los correspondientes servicios de divulgación encargados de la rápida difusión de información nueva y útil entre los usuarios e industrias de transformación de productos forestales, las técnicas modernas ofrecen brillantes perspectivas para el aprovechamiento más completo y racional del producto anual de los montes. La nueva maquinaria de extracción y los nuevos equipos, métodos y productos forestales brindan la posibilidad de un aprovechamiento más amplio de la madera como materia prima y de su utilización continua y eficaz en industrias clave tales como la construcción de viviendas y la fabricación de pulpa, papel y plásticos. En rigor, las investigaciones actualmente en curso, sobre todo en el campo de la química, prometen para los próximos decenios nuevos adelantos en la ampliación del aprovechamiento de la madera como materia prima para las industrias clave. Tal aprovechamiento no sólo creará las posibilidades de empleo y la riqueza que la fabricación y el comercio llevan consigo, sino que asegurarán el aprovechamiento más eficaz de un recurso básico y renovable de la tierra: el bosque.

Por tanto, el Congreso podría estudiar, entre otras, las cuestiones siguientes:

1. ¿Qué medidas deben adoptarse para asegurar un aprovechamiento más completo del producto anual de los montes y su recolección y transformación eficaz en productos útiles que puedan entablar competencia en precio y calidad?

2. ¿Qué grado de suficiencia revisten los actuales conocimientos y los organismos de investigación y divulgación necesarios para adquirir, perfeccionar y difundir tales conocimientos?

3. ¿Quáles son las perspectivas que en cada país y en diferentes condiciones se ofrecen para ampliar las actuales industrias forestales o para crear otras nuevas apropiadas a las necesidades del país y a su comercio interior y exterior?

TROPICAL WOODS

La revista Tropical Woods, dedicada al fomento de la silvicultura en los trópicos, va a ser publicada nuevamente con carácter regular por la Escuela de Montes de la Universidad de Yale. Toda información respecto a ella puede obtenerse del editor, Tropical Woods, 205 Prospect Street, New Haven, Connecticut. (E.U.A.).


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