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El empleo de madera para carpintería de armar en la construcción de viviendas

J. WESTOBY
Jefe del Departamento de Economía Forestal, Dirección de Montes, FAO

El presente artículo es el Capítulo 4 de un estudio titulado Trends in Utilization of Wood and its Products in Housing [Tendencias en el aprovechamiento de la madera y sus productos en la edificación] llevado a cabo por la División Mixta de la Madera CEE/FAO. Dicho estudio tiene una finalidad limitada y ha sido emprendido por invitación del Comité, de la Madera de la CEE por esperar que un análisis de esta clase pueda arrojar luz sobre las futuras tendencias del consumo de madera aserrada en Europa. Como quiera que sólo trata de un sector, u saber, nuevas viviendas, al que corresponde tan sólo una cuarta parte de toda la madera aserrada que se consume en Europa, únicamente puede aportar ciertos indicios de dichas tendencias. La evaluación completa de las perspectivas que presenta la madera aserrada exigiría preparar estudios análogos sobre los demás sectores principales de consumo. Se abriga el propósito de preparar una serie de estudios de esta naturaleza, empezando por el embalaje, en la medida y fecha en que lo permitan los recursos de que se dispone.

En Europa la casa de madera o de paredes de madera no es el tipo de edificación característico. Está sumamente localizada, y representa únicamente una pequeña fracción del total de casas europeas y otra todavía menor en el aumento anual que este total experimenta. En la inmensa mayoría de los casos, la madera aserrada que se consume en Europa en edificaciones se destina a casas para una o dos familias y a bloques de pisos construídos de ladrillo, piedra u hormigón; se utiliza para la construcción propiamente dicha - como elemento de la armadura (cubiertas, envigados que cubren el basamento y sirven de soporte de suelos y techos y en diversas armazones) o en carpintería de obra (pisos, puertas, ventanas, escaleras, armarios, etc.) - o como parte del material empleado para levantar la casa (andamios y encofrados para construcciones de hormigón). De la madera que pasa a ser parte permanente de la casa, la empleada en la carpintería de armar exige por regla general dimensiones y resistencia mayores que la que se emplea para carpintería de obra.

Los informes de diversos países señalan el hecho de que donde más ha disminuído el empleo de la madera es en la armadura de edificios y que tal disminución está íntimamente relacionada con los cambios registrados en los métodos de construcción. Sobre este punto se dispone de algunos datos informativos referentes a diversas regiones de Austria (Cuadro 1).

Dichas cifras ponen de manifiesto que, en Austria, la madera consumida en carpintería de obra por unidad de vivienda ha disminuído con respecto a la preguerra en una proporción que va del 10 al 15 por ciento y que la empleada para carpintería de armar ha disminuído, en general, en un 30-45 por ciento. El descenso en el empleo de madera para carpintería de armar ha sido más pronunciado en la construcción de bloques de pisos que en la de casas para una o dos familias (que de todas maneras requieren, en conjunto, más madera de armar) y se ha acelerado a partir de la guerra.

Así, los efectos sobre el consumo total de madera de armar para la vivienda en Austria (y en otros países) ha sido mayor de lo que hacen pensar las cifras que se acaban de citar, ya que a partir de 1949 es mayor el porcentaje de unidades de vivienda construídas en forma de bloques de pisos.

Tendencias análogas a las que pueden apreciarse en el Cuadro 1 se han observado también en el caso de Grecia. En Suecia, si bien el consumo de madera para carpintería de armar ha sufrido una pronunciada contracción, la cantidad empleada por unidad de vivienda en carpintería de obra ha experimentado, en rigor, un aumento, aumento que se relaciona con el registrado en el tamaño de la unidad de vivienda media.

Reuniendo los indicios dispersos de que se dispone, cabe aventurar la hipótesis de que en la actualidad se destina a carpintería de armar el 50 por ciento de toda la madera aserrada empleada en Europa en la construcción de casas nuevas, frente quizá al 60 por ciento antes de la guerra1.

1 Esta estimación se basa en los informes sobre las tendencias que en distintos países presentan diversos componentes, así como en los datos ya citados. Quizás revistan interés las siguientes cifras adicionales sobre Austria (relativas esta vez a todo el país):

* * *

Porcentaje de madera que se consume para carpintería de armar


1937

1950

1954


Porcentaje.

Bloques de pisos

60

50

52

Casas suburbanas para una o dos familias

65

59

52

Casas rurales

74

71

68

* * *

Si tal conjetura no va muy desacertada, ello significaría que unos 8,5 millones de metros cúbicos del actual consumo europeo de madera aserrada se emplean en la carpintería de armar de las nuevas viviendas.

Cubiertas

En carpintería de armar, gran parte de la madera se emplea para armaduras de cubiertas, siendo éste el uso donde se ha registrado una importante reducción de volumen por unidad. Sin embargo, en los informes consultados se indica que la sustitución de la madera por otros materiales ha constituído un factor relativa mente secundario; cuando así ha ocurrido, ha ido unido a cambios en los tipos de vivienda y en los métodos de construcción.

El menor consumo de madera para cubierta por unidad de vivienda puede atribuirse a diversos factores:

(a) El creciente porcentaje de edificaciones para muchas familias, lo que automáticamente reduce la cubierta por unidad de vivienda;

(b) El aumento de número de cubiertas planas, en vez de triangulares, y la adopción de cubiertas de menor pendiente;

(c) La tendencia a armaduras de cubierta más ligeras que requieren piezas de dimensiones menores, y

(d) La sustitución de la madera por otros materiales, sobre todo hormigón armado y últimamente hormigón prefatigado.

CUADRO 1. - AUSTRIA: CONSUMO DE MADERA ASERRADA POR UNIDAD DE VIVIENDA. DE 1936/37 A 1950-54


1936-37

1946-49

1950-54

Disminución registrada de 1936-37 a 1950-54
(Porcentaje)

en metros cúbicos

Bloques de pisos







Kärnten

A

6,7

6,4

3,6

46

B

3,6

3,3

3,1

14


Steiermark

A

10,5

9,5

6,1

42

B

3,6

3,3

3,2

11


Vorarlberg

A

6,9

6,3

4,2

39

B

2,1

1,9

1,8

14


Tirol

A

9,42

0,80

0,80

92

B

2,55

2,55

2,55

-


Alta Austria

A

5,10

3,95

2,66

48

B

2,50

2,20

1,50

40

Casas suburbanas de una o dos familias







 

Kärnten

A

9,5

8,5

6,8

28

B

3,6

3,4

3,2

11


Steiermark

A

10,5

9,5

7,3

30

B

3,6

3,3

3,2

11


Vorarlberg

A

7,0

6,2

4,8

31

B

2,2

2,0

1,9

14

A: para carpintería de armar
B: para carpintería de obra
Del primero de estos factores se trata en otro lugar del citado estudio. Parece seguro que se mantendrá la tendencia indicada y que conducirá a una nueva reducción del volumen medio de madera necesario por unidad de vivienda. Por lo común, los edificios para varias familias tienen cubierta plana, aunque no siempre. En algunos países (v. gr., Francia) se señala una reacción contra las cubiertas de hormigón planas en las casas para varias familias por apreciarse ya defectos en bloques que sólo llevan construídos unos diez a veinte años. Sin embargo, la reacción es leve y sin duda será pasajera, toda vez que en los últimos veinte años se han logrado grandes adelantos en los métodos de hormigonado. En las casas para una o dos familias no parece que la cubierta plana gane terreno en Europa occidental y septentrional. Incluso, es posible que en los edificios recientes sea menos corriente que en los primeros años de postguerra, época en que la escasez de madera reinante en algunos países obligó a adoptar medidas excepcionales para reducir el consumo de madera de construcción. De las nuevas casas de habitación autorizadas en Bélgica en los últimos años, sólo el 19 por ciento tienen cubierta plana. En muchos países sigue prefiriéndose la cubierta de vertientes inclinadas, tanto por consideraciones estéticas como por ofrecer espacio adicional, y en conjunto se ha registrado, al parecer, una vuelta a este tipo tradicional de tejado en las casas para una y dos familias en los países donde se han suavizado las restricciones implantadas en los primeros años de la postguerra. Sin embargo, la transición a tipos de cubiertas menos pendientes, aunque deliberadamente buscada en un principio por los arquitectos para hacer frente a restricciones cuantitativas concretas sobre el empleo de la madera, parece que ha adquirido ya carácter permanente.

La adopción de dimensiones menores ha constituído, sin duda, un factor de gran importancia; refleja la aplicación de los principios de la ingeniería al empleo racional de la madera que dió comienzo antes de la guerra y al cual imprimieron gran ímpetu en la postguerra la escasez de madera de construcción y el alza del precio de ésta en relación con el de otros materiales. En otro lugar de este trabajo se analiza esta característica de la evolución registrada en la postguerra, que, por supuesto, no se circunscribe al empleo de la madera en la edificación. Baste aquí con hacer notar que, evaluando cuidadosamente las características de resistencia que cada elemento de madera ha de reunir, ha sido posible recurrir a longitudes menores, secciones menores - a veces distintas - y mayor espaciamiento, aunque manteniendo márgenes de seguridad suficientes. En este sentido se lograrán, sin duda, ulteriores adelantos, aunque son muchas las dificultades que plantea la aplicación de los principios de la ingeniería a la madera, que es un producto natural y, por tanto, está sujeto a variaciones considerables. Por lo que respecta a las armaduras para cubiertas. la tarea del técnico se ha visto facilitada por la adopción de materiales aislantes nuevos y más ligeros. También se han conseguido importantes economías de madera así como de mano de obra gracias a la adopción de armaduras clavadas en las que la clavazón sustituye al empalme de carpintería.

Cabe esperar que esta tendencia a las armazones más ligeras subsistirá. En muchos países de Europa occidental, en las típicas casas de ladrillo o piedra artificial para una o dos familias, se sigue empleando la cubierta de doble vertiente con armadura de madera. Sin duda, el que el acero y el hormigón prefatigado no hayan logrado gran aceptación para las casas de tamaño pequeño se debe al hecho de que los arquitectos y constructores hayan encontrado el procedimiento de efectuar considerables economías de madera. Hemos aludido ya a la tendencia en favor de las armazones más ligeras en los países escandinavos. En el Reino Unido se afirma que las armaduras de cubierta ideadas por la Timber Development Association han logrado cierta aceptación. En Bélgica se informa que un nuevo tipo de armadura diseñado por el Servicio de Estudios e Investigaciones de la Société nationale des habitations et logements à bon marché sólo requiere 2 m3 de madera frente a 4, antes de la guerra y menos de 3 en 19542. Se estima que, en Francia, la cantidad de madera necesaria por metro cuadrado de superficie cubierta ha descendido de 0,10 m3 en 1935 a 0,05 m3 en 1950 y a 0,03 m3 en 1955, previéndose para 1960 una nueva disminución, con lo que dicho volumen quedará reducido a 0,025 m3. En Grecia se estima que el consumo de madera para cubiertas por unidad de vivienda descendió de 3,6 m3 en 1938 a 1,6 m3 en 1955, lo que equivale a una reducción de 2 m3, o sea, del 56 por ciento. La mayor ligereza de las armaduras de madera no sólo reduce el coste, sino que hace resaltar una de las ventajas especiales de la madera frente a los materiales competidores. El acero es más pesado y además requiere mayor entretenimiento. El hormigón prefatigado tiene mucho más peso y exige por lo tanto paredes más fuertes, lo cual hace aumentar el coste total.

2 Así, a la madera para cubiertas correspondió una parte importante del descenso total registrado en Bélgica en el consumo por unidad, descenso que va de 9.5 m3 en 1938 a 6 m3 en 1954.
Así, en la tradicional casa para una o dos familias de Europa occidental parece asegurado el empleo de la madera para la armadura. El consumo por unidad de vivienda en diversos países ha llegado probablemente al mínimo, cifrado en un volumen que va de 2 a 3 m3, ya que no hay indicios de que la tradicional teja de barro vaya a ser desplazada por materiales para techado más ligeros. Sin embargo, la cantidad consumida por algunos países sigue siendo superior a dicho volumen mínimo. En un informe alemán, por ejemplo, se afirma que el volumen de madera para cubiertas por unidad varía entre 2,3 y 4,8 m3, según el tipo de armadura y de techado. Esto hace pensar que aún hay margen para reducir el consumo de madera. En Europa septentrional, la madera sigue empleándose más pródigamente, tanto para armaduras como para techados, pero el constante movimiento hacia tipos que permiten economizar madera supondrá, sin duda, nuevas reducciones en el empleo de ésta. Los datos sobre Suecia de que se dispone señalan una reducción en la viguetería para cubiertas y áticos, por vivienda, de 6,6 m3 en 1938 a 3,2 m3 en 1955, o sea, una disminución del 55 por ciento. Se estima que, en 1955, una pequeña casa sueca de madera, ladrillo o piedra requería 8,4 m3 y 9,0 m3 de madera para envigados de techumbre y áticos, respectivamente, al paso que para bloques de pisos análogos se empleaban 3,8 m3 y 1,1 m3. En Suecia, en las casas pequeñas de ladrillo o piedra se emplea por término medio más madera para los elementos de la cubierta que en las casas de madera.

Pero mientras la madera mantiene y es probable que siga manteniendo su posición como material para armadura de cubierta en la tradicional casa para una o dos familias de Europa occidental, debido mayormente a las economías de madera logradas, en la Europa meridional y oriental la casa pequeña urbana típica se construye ya con piedra artificial y suele ser de cubierta plana. En Polonia, por ejemplo, se suelen emplear cubiertas prefabricadas de hormigón. Además, en dichas zonas, las casas de una o dos familias representan un porcentaje cada vez menor del total de edificios urbanos para vivienda. En toda Europa, en los bloques de pisos para muchas familias es muy pequeña la cantidad de madera empleada para cubiertas.

Por último, si se examina la situación en lo que respecta a Europa en general, en Europa occidental se observa una tendencia a la estabilización en los programas de construcción de viviendas, aumentando en los países de Europa oriental, que en los últimos díez años iban rezagados en este sentido. Esta evolución, unida a las tendencias antes citadas, hará que se reduzca cada vez más el consumo europeo de madera para cubiertas por unidad de vivienda.

¿Cuánta madera se consume actualmente en cubiertas de nuevos edificios para viviendas en Europa? El volumen total puede considerarse función del programa total de edificaciones, del porcentaje correspondiente a bloques de viviendas para varias familias y del consumo de madera por cubierta. En números redondos cabe considerar que el programa europeo de construcción de viviendas está constituído pongamos por 1,1 millones de casas para una familia y 1,1 millones de bloques de varios pisos, correspondiendo a estos últimos (suponiendo un promedio de cuatro plantas) 0,3 millones de armaduras para cubiertas. En cuanto a la proporción de las casas con cubierta de madera, se dispone de algunas estimaciones francesas que hasta cierto punto permiten establecer conclusiones. Según tales datos, el porcentaje de las casas con cubierta de madera ha experimentado las siguientes variaciones:

CUADRO 2. - FRANCIA: PORCENTAJE ESTIMADO DE CASAS CON CUBIERTA DE MADERA. 1920-60

Año

Casas para varias familias

Casas para una familia

porcentaje

1920

95

98

1936

50

80

1960

70

85

1955

75

85

1960 (pronóstico)

60

80


Estos datos reflejan la posición relativamente fuerte de la madera en la edificación de viviendas para una familia y los nuevos progresos que se espera que efectué el hormigón, después de los retrocesos que ha experimentado en la construcción de casas para varias familias. Los informes consultados indican, sin embargo, que en los edificios para varias familias en Europa en conjunto, la proporción se aproxima más a un medio. En cuanto a las casas de una familia, el porcentaje es sin duda tan alto o más en otros países de Europa central y escandinavos, pero inferior en Europa meridional y oriental. Teniendo en cuenta las proporciones de los distintos programas de edificación, es posible que la cifra del 85 por ciento no sea muy desacertada. Esto indica que, en parte, más de 1 millón del total de armaduras para cubiertas (1,4 millones) que hay en Europa son en la actualidad de madera. Como hemos visto. el consumo de madera por unidad varía enormemente: unos 2 m3 en el Reino Unido; una cantidad bastante menor en Grecia; un volumen levemente mayor en Francia; 3 m3 en Bélgica; 2 ½ a 4 ½ m3 en Alemania y bastante más en los países escandinavos.

Estas cifras constituyen (salvo en el caso de Alemania) promedios de todas las unidades de vivienda, comprendidas tanto las de madera como las de materiales distintos de ésta. Tales datos indican que es racional suponer un promedio europeo (referido al total de viviendas) de unos 2,5 m3, correspondiendo a un consumo medio en cubiertas de madera de sólo 3 ¼ m3, lo cual lleva a la conclusión de que anualmente se consumen unos 3,5 millones de m3 de madera en las cubiertas de las nuevas viviendas en Europa, esto es, que se emplea en cubiertas un 40 por ciento de toda la madera de carpintería de armar que se utiliza en la construcción de nuevas viviendas.

Entramado de pisos, techos y suelos

El entramado que sirve de soporte al piso puede ser de madera y la superficie de éste o suelo de otro material y viceversa. Esto indica la conveniencia de examinar por separado la madera para entramado de pisos de la empleada para suelos propiamente dichos. En los párrafos siguientes se atiende principalmente a los entramados, pero se impondrá hacer algunas referencias a los suelos, toda vez que en algunos de los datos de que se dispone no es posible establecer una distinción rígida.

La función del entramado es servir de soporte al piso y al techo y prestar rigidez a toda la estructura. Se impone, pues, distinguir entre plantas bajas y primeros pisos en las construcciones de dos plantas y entre construcciones de dos y de varias plantas. Aunque la suerte que ha cabido a la madera en cada caso es algo distinta de un país a otro, cabe decir grosso modo que, en lo que respecta a Europa en general, la madera ha sido desechada para el entramado de pisos en las construcciones de varias plantas, ha perdido bastante terreno en lo que atañe a las plantas bajas y va resistiendo con diversa fortuna la invasión de otros materiales en los primeros pisos.

El hormigón ha desplazado a la madera mucho más como soporte de plantas bajas que en las armaduras para cubiertas. Durante la aguda escasez de madera que reinó en los primeros años de postguerra se trató de evitar por todos los medios que se construyeran plantas bajas de madera, llegando a prohibirse totalmente en algunos casos En lo que respecta a los pisos suspendidos, se pasó a emplear viguetería prefabricada de hormigón de diversos tipos, y a veces vigas compuestas de acero y madera. Pero, a menudo, el piso suspendido dejó paso a pisos de hormigón macizo fraguado en el propio solar, o a pisos de hormigón prefabricados. Por ejemplo, en el Reino Unido, donde durante muchos años estuvieron prohibidos oficialmente los pisos de madera, la vuelta a éstos desde la supresión de las restricciones en materia de edificación y de maderas blandas no se ha producido en grado notable. En los casos en que la madera ha recuperado el mercado, ello se ha debido a que las condiciones del solar aumentaban el coste del hormigonado, haciendo la madera más económica, o bien, con más frecuencia, a que el consumidor prefería el suelo de madera por cuestión de gusto, aun resultando más caro. Una de las razonen por las que los pisos de hormigón resultan más económicos es la de que permiten suprimir las durmientes de ladrillo que antes sostenían las soleras y cabios.

En otro lugar del presente trabajo se hace notar que entre los distintos países de Europa existen diferencias sumamente considerables en cuanto al consumo de madera por unidad de vivienda y que tales diferencias no corresponden exactamente en modo alguno a las disponibilidades nacionales de madera. El uso tradicional constituye un factor poderoso, y puede deberse a los materiales indígenas accesibles, pero también puede remontarse a un período en que las importaciones fueran abundantes y baratas. Así, mientras es patente que el predominio de las casas construídas enteramente de madera está íntimamente relacionado con las disponibilidades nacionales de tal producto - construcciones que siguen siendo características de las zonas, rurales en los países excedentarios de madera y que subsisten casi como curiosidad histórica en muchos países deficitarios de este producto - la suerte que en los distintos países europeos en general ha corrido el piso de madera tratándose de casas de otros materiales para una o dos familias refleja la situación general de la oferta de madera, modificada en algunos casos por el peso de la tradición. En Italia, los pisos de madera fueron suplantados por otros hace ya muchos decenios; en los países escandinavos, su decadencia es relativamente reciente. En el Reino Unido, de no ser por las escaseces de la guerra y la postguerra, el empleo de la madera para plantas bajas podría haber sobrevivido, a pesar de ir reduciéndose el valor competitivo de este material. De hecho, quedó desplazado a causa de las restricciones, y la limitada medida en que vuelve a emplearse después de la supresión de éstas se debe mayormente a factores de índole tradicional.

Así, mientras hace veinte años las plantas bajas de madera eran, sin duda, las más importantes en lo que respecta a las casas de una o dos familias en Europa, en la actualidad han sido sustituídas en su mayor parte por pisos de hormigón macizo. Esta tendencia se ha extendido en los diferentes países a ritmos distintos, pero son pocas las probabilidades de que en ninguno de ellos se invierta con carácter permanente. Desgraciadamente, se carece por completo de estadísticas representativas sobre la construcción de plantas bajas3, y es difícil resumir la situación a base de las exposiciones de carácter descriptivo de que se dispone. Sin embargo, si suponemos que las unidades de vivienda que hoy día se construyen anualmente en Europa representan 1,4 millones de plantas bajas, de las cuales lo probable es que sólo sean de madera medio millón, e incluso la cifra que se ajuste más a la realidad sea un cuarto de millón.

3 Se informa, sin embargo, que en Suecia, en las casa de una y dos familias, el 60 por ciento de los cabios para las plantas bajas eran de madera en 1960 y que en 1955 dicha proporción había descendido al 32 por ciento.
Como material para el entramado de pisos en casas de dos plantas para una familia, la madera ha resistido mucho mejor la competencia del hormigón (más o menos armado y a veces combinado con elementos de cerámica).

Así, por ejemplo, en el Reino Unido se informa que no hay pruebas de una sustitución general de la madera para este uso final. En Alemania, la situación parece ser análoga. En Bélgica y en Suecia4 va haciéndose sentir la competencia del hormigón; por su parte, en Francia, la madera ha perdido terreno rápidamente en los dos últimos decenios, representando en la actualidad solamente el 30 por ciento de los elementos de construcción de plantas bajas y entramados de pisos en las casas para una familia:5

4 En Suecia, el porcentaje de cabios de madera para primeros pisos en casas de una o dos familias descendido del 77 por ciento en 1950 al 60 en 1955.

5 Estas cifras se refieren a «solivages», es decir, viguería empleada en el entramado tanto de plantas bajas como de entrepisos. Por escasa que sea la supervivencia de la planta baja de madera, las cifras implican una gran incursión del hormigón en el entramado de primeros pisos.

CUADRO 3. - DISMINUCIÓN DEL EMPLEO DE MADERA EN LA CONSTRUCCIÓN DE VIVIENDAS, 1920-1955.

Año


Porcentaje de madera

Edificios para varias familias

Casas para una familia

1920

15

95

1935

2

85

1950

6

40

1955

8

30


Menor coste, mejor aislamiento y mayor rigidez estructural son las ventajas que se atribuyen a las diversas formas de construcción de hormigón. No obstante, cabe dudar de que tales factores constituyan una explicación completa; sin duda no explican la disparidad de las tendencias en diferentes países que acabamos de indicar. De hecho, está muy lejos de ser cierto que, en lo que respecta a costes, el hormigón resulte más ventajoso.

En 1953 efectuó M. A. Martinoff un estudio sobre el coste por metro cuadrado de diversas modalidades de construcción de los entramados de piso, v. gr., el elemento de soporte, de madera, hormigón o ladrillo hueco; el techo, de tablilla y yeso, tableros de yeso, tableros de fibra o de madera aglomerada; los pisos, de tablazón, de madera blanda u hormigón y el solado final de los pisos, de balatum, tejas, linoleo, «parquet», etc. (Cuadro 4).

Así, a los precios entonces vigentes, la tradicional construcción del entramado de pisos de madera no salía perdiendo al compararla, en lo que respecta a costes, con la mayoría de las demás alternativas. Esta ventaja no había desaparecido en Bélgica en 1955. Los costes relativos por metro cuadrado señalados por un arquitecto consultado a finales de 1955 eran los que figuran en los Cuadros siguientes.

Estas cifras indican que el margen de ventaja en punto a coste puede haberse reducido, pero que no había desaparecido a finales de 1955.

CUADRO 4. - BÉLGICA: PRECIO POR M2 DE DIFERENTES TIPOS DE ENTRAMADO DE PISOS

(Francos belgas: estimaciones basadas en los precios vigentes en el primer trimestre de 1953)

Tipo

Techo

Elemento de soporte

Superficie de suelo

Solados

Precio total

Cabios de pino indígena de 2,5 × 7 pulgadas


156





Revestidos de planchas de yeso

65






Tablazón para solados de 3/4 de pulgada de pino silvestre



119


340

Idem, con revestimiento de «balatum»




48

388

Idem, con cabios de pino silvestre

65

173

119

48

405

Ladrillos de hormigón o ladrillos huecos enlucidos de hormigón

34

199





Enlucidos de hormigón ligero



62




Revestidos de «balatum»




48

343

Idem, revestidos de 2-3 mm. de vinilo

34

199

62

103

398


Linoleo sobre fieltro




188

485


«Parquet»




238

533

Ladrillos de hormigón o ladrillos huecos enlucidos de hormigón

34

199





De tablazón para sola dos de 3/4 de pulgada de pino silvestre



140




De «balatum»




48

421

Idem con:







Enlosado de cemento

34

199

144


377


Enlosado de granito



184


417


Enlosado de cerámica



245


478


CUADRO 5. - BÉLGICA: COSTES COMPARADOS

Material

Francos belgas por m2


Madera


Tres cabios de 2,5 x 7 pulgadas

144


Tabloncillos de 3/4 de pulgada para pisos

115


Techos de tablillas de 15 mm.

70


329


Bloques de arcilla huecos


Bloques huecos reforzados

230


Techos

30


Revestimiento de corcho de 35 mm.

76


336


Hormigón armado


Hormigón de 9 cm. a 2.800 francos el m3

252


Techos de yeso

30


Revestimiento de corcho de 35 mm.

76


368


También en el Reino Unido sigue en condiciones de mantener competencia el tradicional entramado de madera blanda. En una publicación oficial titulada Houses that Save Softwood (H.M.S.O., 1953), se dan algunos datos interesantes tomados de casas construídas con fines experimentales en cuatro solares para determinar los efectos que lleva anejos el empleo de materiales distintos de la madera. Las economías de madera blanda y el coste extraordinario en una casa normal de tres dormitorios en comparación con otra en que se emplearon los tradicionales entramados y suelos de madera blanda son los siguientes:

CUADRO 6. - REINO UNIDO: ECONOMÍAS DE MADERA BLANDA Y COSTES EXTRAORDINARIOS



Madera blanda economizada

Coste extra

«Standards»

m3

£

Tipo A (cabios de hormigón prefatigado y suelos de tableros de madera aglomerada)

0,394

1,84

34

Tipo B (tablones prefatigados y bloques de arcilla huecos con planchas termoplásticas)

0,443

2,08

39


En este caso es también improbable que desde 1953 se haya reducido gravemente la ventaja que en punto a coste presenta el tradicional piso de madera blanda. Estas cifras permiten comprender fácilmente cómo la madera ha conservado su puesto para el entramado de pisos en la tradicional casa para una familia en el Reino Unido. Es de suponer que los costes relativos sean aproximadamente iguales en Europa occidental, región deficitaria de madera; más ventajosos en los países escandinavos y menos en los países deficitarios de madera de Europa meridional y oriental. En Italia, por ejemplo, los suelos y techos de madera, al igual que las cubiertas de madera, son prácticamente desconocidos en la mitad meridional del país, en las llanuras, e incluso en las zonas urbanas en general. Se afirma que hasta en las regiones montañosas y rurales, en que la madera constituye el material tradicional, el coste constituye el principal factor que empuja a recurrir constantemente al hormigón.

El hecho de que la madera haya conservado su puesto en la construcción de primeros pisos en mayor medida que en la de plantas bajas no sólo se debe a los costes directos. Las construcciones de hormigón son mucho más pesadas para una determinada carga (Cuadro 7).

Así, un metro cuadrado de esta construcción pesa (referido a una longitud de 4 metros) 175 Kg. Una construcción de madera de igual carga útil exigiría, por m2, 3 m. de cabios de 2,5 × 7 pulgadas y 1 m2 de suelo de 4 pies 4 pulgadas, o sea, un total de 0,061 m3 de madera blanda, lo que pesa alrededor de 30 Kg. Por tanto, el peso de una construcción de madera resulta ser una quinta parte del correspondiente a la de hormigón; el mayor peso del hormigón es, pues, un factor que hay que tener en cuenta al proyectar los cimientos.

CUADRO 7. - BÉLGICA: DATOS SOBRE CONSTRUCCIONES DE BLOQUES DE ARCILLA HUECOS REFORZADOS

Longitud del costero(m.)

Espesor(cm.)

Peso(Kg./m2)


Carga útil de 150 Kg. por m2

2,63-3,12

7

90

3,13-3,50

9

145

3,61-3,87

9

145

3,88-4,37

9

145

4,38-4,75

11

175


Cama útil de 250-300 Kg. por m2

2,38-3,50

9

145

3,51-4,50

11

175

4,51-5,75

13

195


En las construcciones de varias plantas (es decir, de tres o más), el entramado de pisos, al igual que el de la planta baja, suele ser en la actualidad casi sin excepción de alguna forma de hormigón. El acero - es decir, el perfil de acero, no el de refuerzo - nunca ha revestido gran importancia, excepto en pocos países y para contados bloques de varios pisos. Ya había perdido no poco terreno antes de la guerra y ha seguido perdiéndolo después de ésta. La madera se emplea en escala muy limitada. En general, los arquitectos parecen estar de acuerdo en que los elementos de hormigón prestan mayor rigidez y estabilidad a toda la armadura. Por esta razón, y también por el peligro de incendio, los reglamentos de la construcción prohiben en muchos casos el empleo de la madera para armadura en los edificios de varios pisos.

El actual programa europeo de edificaciones comprende aproximadamente un poco menos de 2 millones de entramado de pisos, (1,1 en casas de una familia: 0,8 para edificios de varias plantas), de los cuales quizá la mitad se hacen de madera. Agregando una estimación de las plantas bajas de madera y calculando por término medio 3 m3 por planta baja o por piso y techo, cabe estimar el consumo europeo de madera para este uso final en 4 millones de m3, cifra dada a título provisional y sujeta a revisión.

Las cubiertas, suelos y techos absorben juntos la inmensa mayoría de la madera para carpintería de armar en la construcción de viviendas; los demás usos finales son diversos y resultan difíciles de clasificar. Además, las consideraciones generales que se aplican al empleo de la madera en cubiertas, suelos y techos se aplican también a otras maderas de carpintería de armar, por lo que no es preciso tratarlas por separado. Sin embargo, antes de intentar resumir las perspectivas que presenta la madera como elemento de construcción de edificios, se impone hacer unas breves observaciones sobre las ventajas e inconvenientes técnicos de la madera como material de armadura y sobre las tendencias de los precios.

Limitaciones de la madera como material de armadura

¿Hasta qué punto ha sido consecuencia de una manifiesta superioridad de sus rivales en el aspecto técnico la disminución del empleo de madera como material de armadura? Es ésta una pregunta que espontáneamente se suscita como punto crucial en las presentes consideraciones; no obstante, aun cuando fuera posible contestarla de un modo completo y satisfactorio, cabe dudar de que constituya la clave de la evolución que hasta ahora se ha operado y sigue operándose.

Las ventajas e inconvenientes de orden técnico que con relación a los demás materiales empleados en iguales aplicaciones presenta la madera como material estructural han sido acertadamente resumidos por M. Campredon6 en el cuadro que figura a continuación.

6 Véase, por ejemplo, su artículo «Le matériau bois» en el número de noviembre-diciembre 1954 de Bois et forêts des tropiques.

CUADRO 8. - VENTAJAS E INCONVENIENTES TÉCNICOS COMPARADOS DE LA MADERA COMO MATERIAL DE ARMADURAS

Madera

Acero

Hormigón

Ventajas técnicas

Bajo coeficiente de densidad
Gran resistencia con relación a la densidad, lo que, empleando técnicas nuevas, permite soluciones sólidas y decorativas
Bajo coste de entretenimiento
Fácil de reparar, ensamblar y reforzar
Fácil de instalar con herramental barato y sencillo
Resiste vapores y agentes químicos

Secciones transversales bajas, por lo que ocupa menos espacio Aspecto ligero
Preparación en fábrica
Instalación rápida

Permite soluciones sólidas y decorativas
Tramos largos y cargas pesadas
Formas arquitectónicas modernas
Prefabricación
Prefatigado

Inconvenientes

Puede deformarse
Está expuesta al ataque de insectos y hongos
Peligro de incendio; primas de seguros más altas
No es aceptable para paredes medianeras
Difícil de obtener en grandes longitudes

Mayor peso de las piezas. Mayor peso de la construcción acabada
El entretenimiento es más difícil; hay que emplear medios mecánicos para moverlas y levantarlas
Se necesita herramental especial para la instalación
Difícil de reconstruir después de un incendio
Expuesto a la corrosión si no se pinta periódicamente

Peso mucho mayor, lo que exige cimientos reforzados
El tiempo necesario para el fraguado retrasa la construcción
Queda inutilizado después de un incendio grave


Cabe adoptar diversas medidas para suprimir o reducir los inconvenientes técnicos de cada uno de los tres materiales citados. La madera es materia natural y la conservación de su forma depende de su contenido de humedad con relación al ambiente. A partir de la guerra se han formulado cada vez más quejas sobre casos de contorsión, debido mayormente a que las circunstancias han obligado a emplear madera mal o insuficientemente desecada. En años recientes, tales quejas han disminuído, pero la prevención que crearon ha subsistido en los encargados de la selección de materiales. Un factor que ha llamado la atención sobre la propensión de la madera a contraerse a hincharse lo ha constituído la proporción cada vez mayor de casas y pisos construídos a partir de la guerra dotados de calefacción central, lo que lleva consigo pronunciados cambios estacionales en la humedad ambiente. Es éste un inconveniente que puede obviarse fácilmente adoptando las oportunas precauciones: en Europa septentrional hace ya muchos decenios que la madera de armar viene empleándose en viviendas con calefacción central sin que se observen efectos perjudiciales. Análogamente, aunque diversas clases de tratamiento pueden reducir su vulnerabilidad al ataque de insectos y hongos, en Europa rara vez es necesaria la adopción de estas medidas. La mayoría de los arquitectos están de acuerdo en que con las precauciones debidas en la construcción y el indispensable entretenimiento pueden hacer que este peligro resulte insignificante.

Cuestión más grave plantea la inflamabilidad de la madera. No sólo se traduce en un aumento de las primas de seguros, sino que en algunos países ha llevado a la prohibición del empleo de madera para determinados fines en la construcción de viviendas en zonas de gran aglomeración urbana.

Se consideran representativos los siguientes datos sobre primas relativos a Noruega:


Por mil al uno

Casa de armazón de madera

1,3

Casa de ladrillos con envigados de madera

0,75

Edificios resistentes al fuego con pisos ignífugos

0,3


El peligro de incendio puede reducirse considerablemente aplicando previamente a la madera substancias que retrasen la ignición, lo cual no aumenta el coste en medida importante. Por desgracia, son pocos los comerciantes de maderas que disponen de los medios necesarios al efecto y también los consumidores que conocen la posibilidad de reducir tal peligro procediendo al oportuno tratamiento de ignifugación. En general, tampoco las compañías de seguros dan incentivo alguno en forma de reducción de primas. De todos modos, el constructor, afanoso de reducir los gastos al mínimo, no es el que principalmente se preocupa del grado de peligro de incendio ni del costo de correr tal riesgo.

En su calidad de materia orgánica, la madera no sólo tiene enemigos naturales, sino que, además, su idoneidad para fines estructurales está sujeta a limitaciones a causa de su heterogeneidad y de las longitudes en que se dispone de ella. Durante siglos enteros. el artesano ha tratado de vencer tales limitaciones pero sólo en los últimos decenios - y en no pocos países europeos, únicamente después de la guerra - se ha abordado este problema de un modo científico y se ha hecho un esfuerzo tenaz para dar a la construcción en madera una base tecnológica sólida y actual. La ingeniería maderera hizo su aparición en América del Norte en los años del decenio 1930-39. En Europa, aunque su advenimiento es más reciente, cuenta ya en su haber con no pocos éxitos. A uno de ellos nos hemos referido ya: la reducción de las secciones y la adopción de luces mayores. Claro está que siempre se ha elegido y clasificado la madera para determinados usos con arreglo a las características de resistencia requeridas; pero la selección se ha hecho a base de un examen superficial, lo que no siempre constituye una guía segura de las características de resistencia inherentes, y la conocida variabilidad de la madera ha hecho que las tolerancias fueran varias veces superiores a las necesarias en el caso de materiales estructurales industriales. Experimentos llevados a cabo por el Profesor Siimes en Helsinki han demostrado que un tablón o listón puede ser doce veces más fuerte que otro del mismo tamaño y especie. Es, pues, patente que podrían lograrse economías muy considerables de madera si fuera posible efectuar ensayos de resistencia o fatiga en general, seleccionando para un determinado empleo las piezas que se ajustaran a características de resistencia previamente determinadas, con suficiente margen de seguridad. Sin embargo, esta solución no es factible. Sí es posible, en cambio, clasificar la madera aserrada con arreglo a sus características de resistencia antes de utilizarla y efectuar así economías considerables. Pero la clasificación según esfuerzo de seguridad plantea diversos problemas.

El primero estriba en clasificar con exactitud suficiente a base de las características externas. Estudios llevados a cabo en Finlandia, Suecia, los Estados Unidos y otros países han puesto de manifiesto que este problema es susceptible de solución, basando la clasificación de calidades en las siguientes características: nudos, partes defectuosas, sesgo del grano, densidad, rapidez; de crecimiento, fendas, combado, elasticidad, compresión, azuleo, pudrición, entrecorteza, agujeros de gusanos, borneadura, bolsas de resina, repelo, fibra revirada, vuelta, acebolladuras. De estas características, la densidad es la única que no cabe determinar fácilmente a base de los signos exteriores, pero incluso la densidad puede medirse con precisión suficiente atendiendo a la distancia entre los anillos de crecimiento, si bien es ésta sin duda la parte más difícil de la clasificación según esfuerzo de seguridad. Para varias clases de resistencia pueden establecerse límites máximos de todos estos defectos. Sin embargo, esta modalidad de clasificación exige una preparación más concienzuda que la requerida para la clasificación comercial o basada en el aspecto de la madera.

Plantea otro problema el hecho de que, en no pocas aplicaciones de la madera aserrada, el aspecto exterior reviste al menos tanta importancia y a veces más que las características de resistencia del material. En la clasificación comercial corriente se hace hincapié en el aspecto, con las indicaciones indirectas sobre características de resistencia que éste puede aportar. El comercio de la madera aserrada es ya complicado por el extraordinario número de clases y tamaños, y la coexistencia de dos sistemas distintos de clasificación no haría otra cosa sino aumentar la confusión. Este problema podría tener solución si existiera una íntima relación entre la clasificación por calidades y la clasificación basada en el aspecto, pero las investigaciones realizadas hasta la fecha indican que, aunque sin duda existe una cierta relación, ésta es excesivamente vaga para poder conciliar los dos sistemas. Además, debe tenerse en cuenta que el empleo de la madera para armaduras, empleo en que la calidad importa, ha venid disminuyendo desde hace algún tiempo con relación a su consumo para aquellas otras aplicaciones en que el aspecto constituye la consideración primordial.

La necesidad de la clasificación según esfuerzo de seguridad, sin embargo, se da principalmente en un limitado número de tamaños empleados como elementos de construcción. Esto simplifica su introducción en los mercados nacionales. En Finlandia, por ejemplo se ha propuesto que se aplique en el caso de siete clases de tamaños principalmente tablones y listones, reservando la clasificación basada en el aspecto para la madera destinada a otros usos.

Sin embargo, su introducción en el comercio de exportación resulta complicada por la circunstancia de que los tamaños normales para armaduras varíen de un país a otro. Cabe dudar de que, a menos de llegar a un acuerdo internacional sobre normalización, resulte factible la clasificación según esfuerzo de seguridad para la madera que entra en el comercio internacional.

Por último, se plantea el problema de la actitud de los productores, consumidores y comerciantes en cuanto a la clasificación según esfuerzo de seguridad, actitud que no concuerda en absoluto. Los consumidores, conocedores de las posibilidades que brinda este método de clasificación, se dan cuenta de que contribuiría a economizar madera y a reducir costes. Tanto a productores como a comerciantes, su adopción reportaría ventajas a la larga, por cuanto consolidaría el valor competitivo de la madera, aunque en los primeros tiempos las economías de madera implicaran una reducción en las ventas. Se traduciría, sin duda, en mayores diferencias de precios entre distintas calidades, hecho que se opone a que reine unanimidad entre los productores. La mayor resistencia la oponen los comerciantes, acostumbrados a comprar madera clasificada por el aspecto y a efectuar lo que en esencia constituye una especie de clasificación según esfuerzo de seguridad en su propio apiladero, para atender las necesidades de los distintos clientes. Parte de sus beneficios procede de este servicio y, naturalmente, son reacios a renunciar a ellos. Esta es la razón de que, en no pocas ocasiones, aunque reconociendo las posibilidades que ofrece este método de clasificación, los comerciantes mantengan al propio tiempo que debe llevarse a cabo en el país importador. Sin embargo, aparte del hecho de que este procedimiento complicaría la formación de los precios internacionales debe tenerse presente que la actual estructura del comercio en la mayoría de los países importadores, con la multiplicidad de pequeñas empresas, es tal, que la inmensa mayoría de las empresas se vería imposibilitada de encontrar, capacitar y emplear personal idóneo. Sin embargo, no hay razón alguna para que el fin apetecido no pueda alcanzarse mediante la cooperación entre las pequeñas empresas.

Por último, los actuales reglamentos de la construcción tienen alguna relación con este problema. Si tales reglamentos se modificaran de modo que presupusieran la clasificación según esfuerzo de seguridad, se aceleraría sin duda la adopción de este método.

La clasificación según esfuerzo de seguridad constituye el corolario lógico de la aplicación de un concepto tecnológico a los problemas de las construcciones de madera. Si hasta la fecha no ha ganado mucho terreno ello no significa que no se hayan aplicado las ideas en que se basa. Se han reducido las tolerancias, se han logrado economías de madera y se ha consolidado la capacidad competitiva de este material, y es indudable que tal tendencia subsistirá, sea cual fuere el flujo y reflujo del debate sobre la cuestión.

Pero la aportación del tecnólogo no se ha limitado a llamar la atención sobre las resistencias requeridas. En cooperación con el ingeniero, ha discurrido nuevos procedimientos de emplear la madera. Se han diseñado nuevos tipos de armaduras, a veces prefabricadas, que prestan mayor rigidez por menor peso. Es posible construir tramos de cubierta de 8 a 10 m. de luz y se han conseguido asimismo armaduras para cubiertas de taller o almacén de hasta 30 m. de luz. Todavía no se han aplicado plenamente los resultados de las investigaciones en cuanto a empalmadores para maderas y armaduras enclavadas; por su parte, la laminación encolada brinda infinitas posibilidades. Debe considerarse, sin duda, que muchos de los adelantos recientes afectan más otras clases de construcciones que a los edificios destinados a viviendas. Para apreciar tales posibilidades y acaso encontrar nuevas aplicaciones para la madera en la construcción de casas se impone, en primer lugar, que los arquitectos y consumidores se den cuenta de las menores limitaciones que ahora tiene la madera gracias a las actuales investigaciones; en segundo término, que el arquitecto pueda contar con el asesoramiento profesional de competentes ingenieros madereros, del mismo modo que cuando necesita resolver problemas referentes al acero y al hormigón; y, por último, que la madera objeto de nuevas aplicaciones puede entablar competencia con sus rivales, es decir, que si resulta más cara, la diferencia de coste no desborde las ventajas que como compensación ofrece.

Tanto el acero como el hormigón presentan ciertos inconvenientes técnicos, pero en ambos casos se despliegan tenaces esfuerzos para remediarlos. En el caso del acero se observa la tendencia a emplear secciones más ligeras y se han encontrado diversos procedimientos para combatir la corrosión. El hormigón ha aumentado su capacidad competitiva en el curso del pasado decenio gracias al descubrimiento del hormigón prefatigado. Aunque exige cemento de calidad superior y alambre de acero extrafuerte, permite efectuar considerables economías, tanto de cemento como de acero. Es impermeable y no se agrieta en la misma medida que el hormigón armado corriente. El menor peso reduce los costes de transporte y fomenta la prefabricación. Además de la ventaja de menores costes iniciales que en muchos casos ofrece, supone importantes economías en el entretenimiento. El empleo del hormigón prefatigado ha ido extendiéndose constantemente a partir de la guerra, pero en muchos países todavía no se sienten plenamente las repercusiones de su aparición.

No es fácil extraer conclusiones solidas de este breve análisis de la situación de la madera y de sus rivales como materiales de armadura en la construcción de casas. Es evidente que la tendencia contraria a la madera se ha debido en su mayor parte al cambio en el tipo de unidad de vivienda construída y a las modificaciones que han experimentado los métodos de construcción. Esta tendencia adversa se ha acelerado en no pocos casos por efecto de escaseces materiales de madera; al propio tiempo se ha visto contrarrestada a causa de la aplicación de nuevas técnicas que han permitido realizar economías de madera y de lo que grosso modo cabe calificar de factores tradicionales. Parece, pues, que si se quiere que la madera siga conservando el lugar que le corresponde como material de armar, debe hacerse hincapié en estas particulares ventajas que presenta desde el punto de vista del consumidor y en la rápida aplicación de las conquistas hechas por el tecnólogo y el ingeniero maderero, sobre todo aprovechando cuantas oportunidades brindan las técnicas de prefabricación.

La importancia de este último punto resalta si se piensa en las circunstancias en que los métodos de construcción experimentaron rápidos cambios en los primeros años de postguerra. En aquella época, la mayoría de los países europeos adoptaron nuevos procedimientos de edificación bajo la presión ejercida por la escasez de diversos materiales; pero un factor de igual importancia que militó en contra de la madera, incluso en países dotados de recursos nacionales suficientes, lo constituyó la escasez de carpinteros capacitados y la necesidad de reducir al mínimo los gastos por mano de obra. De aquí que se adoptaran métodos de construcción que permitían mayor grado de mecanización en el tajo, que permitían transferir los costes por mano de obra en el tajo a la fábrica gracias a la prefabricación, y que requerían personal más asequible o más fácil de preparar rápidamente, aun cuando todo ello significara un aumento de los gastos de material propiamente dichos. La técnica de la carpintería no se adquiere fácilmente y en la mayor parte de Europa, la generación destinada a este oficio estuvo absorbida por otros quehaceres durante casi un decenio. La clase de construcciones necesarias durante la guerra exigió técnicas y materiales distintos. Esto significa que en los años de postguerra la madera presentó otro inconveniente más, que ha subsistido hasta el momento actual. En Europa occidental y septentrional, la construcción es tradicionalmente una industria de pequeñas empresas, en que el aprendiz de ayer es el artesano capacitado de hoy y el empresario de mañana. Así, muchos de los constructores del decenio de postguerra eran hombres que se habían acostumbrado a manejar materiales no tradicionales en formas nuevas. El decenio perdido nunca podrá recuperarse, pero si se comprendieran con carácter más general las nuevas posibilidades que la madera ofrece, es muy posible que quedara detenida, ya que no invertida, la tendencia contraria a ésta.

La influencia del precio

En las fases de la construcción de viviendas de que se ha tratado en las páginas anteriores, siempre que la madera se ha visto desplazada, lo ha sido por el hormigón en una u otra forma, armado en mayor o menor medida, frecuentemente combinado con elementos de mampostería como bloques de arcilla huecos. Los materiales competidores son, pues, cemento, acero de refuerzo y materiales arcillosos; el perfil de acero no ha constituído en ningún caso un rival serio.

El precio de la madera con relación al de estos otros materiales es mucho más alto que antes de la guerra, como puede apreciarse por los ejemplos que figuran en el Cuadro 9 relativos al Reino Unido.

Así, pues, a finales de la guerra, el precio de la madera se había duplicado o casi duplicado en comparación con el de otros materiales. En 1951, su capacidad competitiva disminuyó repentinamente y la mejora que desde entonces ha registrado, aunque pronunciada con relación al acero, es insignificante comparada con el cemento y los materiales arcillosos.

CUADRO 9. - REINO UNIDO: RELACIONES DE PRECIOS DE LOS MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN (1938 = 1)

Año

Madera/cemento

Madera/ladrillos

Madera/acero

1945

1,8

2,0

1,9

1946

1,8

1,7

1,8

1947

2,2

2,0

2,3

1948

2,3

2,2

2,1

1949

2,3

2,2

2,1

1950

2,2

2,0

2,0

1951

2,7

2,8

2,7

1952

2,8

2,8

2,1

1953

2,6

2,5

2,1

1951

2,6

2,4

2,1

1955

2,7

2,6

2,1

1956

2,6

2,6

2,0


Aparte de las tendencias de los precios relativos, hay otro aspecto de los movimientos de precios sobre el cual debe llamarse la atención. Si se examina la magnitud de las oscilaciones que de un año a otro ha experimentado el precio de cada uno de los materiales en los períodos 1930-1938 y 1945-1955, se advertirá que tales fluctuaciones han sido mucho más pronunciadas en el caso de la madera que en el de otros materiales (Cuadro 10).

CUADRO 10. - REINO UNIDO: CAMBIOS EXPERIMENTADOS DE UN AÑO A OTRO POR LOS PRECIOS DE LOS MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN (1930-38 Y 1945-1956)

Cambios

Madera

Cemento

Acero

Ladrillos
(postguerra solamente)


porcentaje

Ninguno

1

1

3

1

No más del 5 por ciento

8

14

9

8

5% pero no más del 10%

3

5

7

3

10%, pero no más del 20%

5

1

1

1

Más del 20%

2


1



Así, un cambio anual de más del 10 por ciento en el precio sólo se registró una vez en el caso del cemento, dos en el del acero y no menos de siete en el caso de la madera. En el ramo de la construcción, la estabilidad de los precios reviste, en muchos aspectos, tanta importancia como el nivel de los mismos. Aunque los precios de la madera se han mantenido en Europa bastante estables a partir de 1953, no cabe duda de que el recuerdo de las desdichadas consecuencias de las violentas fluctuaciones pasadas y el temor de que puedan registrarse bruscos cambios en el futuro han creado en los encargados de la elección de materiales un prejuicio contra la madera que será difícil desarraigar.

Los datos sobre precios que se citan en los cuadros anteriores se refieren al Reino Unido. Podrían aducirse datos análogos sobre casi todos los países de Europa. Es evidente que el aumento del precio relativo de la madera contribuye en parte a la disminución del consumo de ésta por unidad de vivienda, aunque cabe dudar de que este factor haya sido tan poderoso como suele suponerse. En lo que respecta a los elementos estructurales, el cambio en el tamaño y tipo de la unidad de vivienda construída hubiera provocado una considerable reducción en el empleo de madera por unidad, independientemente de consideraciones de precios relativos, aunque es indudable que el mayor precio de la madera y la escasez de ésta en casos concretos han contribuído a acelerar tales cambios. Para determinados usos finales pueden señalarse casos en que se prefiere la madera, a pesar del mayor coste; hay también otros en que la preferencia va al hormigón, aun cuando la armadura tradicional sigue teniendo valor competitivo.

Perspectivas de la madera para carpintería de armar en la edificación

Anualmente se emplean unos 8,5 millones de metros cúbicos de madera aserrada para carpintería de armar en la construcción de nuevas viviendas en Europa (excepto la U.R.S.S.). Dicha cifra equivale aproximadamente a una mitad de toda la madera aserrada que se emplea para edificaciones y representa un agudo descenso con respecto a la proporción estimada de preguerra, que se elevaba al 60 por ciento. De dichos 8,5 millones de metros cúbicos se destinan unos 4 a suelos, techos y entramados de pisos, una cantidad levemente menor a cubiertas, y el resto a diversos usos. Donde el empleo de la madera aserrada ha disminuído más es, pues, en su aplicación como elemento de construcción.

La baja que se ha registrado en empleo por unidad puede atribuirse a:

1. Cambios en el tamaño y tipo de la unidad de vivienda media (incluso cambios en los métodos de construcción y la tendencia a los bloques de pisos para varias familias):

2. Francas economías de madera (menores dimensiones, diseño perfeccionado);

3. Sustitución de la madera por otros materiales.

Aunque no es demostrable estadísticamente, es probable que el orden en que estos factores se citan corresponde a su importancia relativa. Ocioso es decir que en cada uno de ellos ha intervenido el precio, si bien en distinta medida.

Los cambios en la unidad de vivienda se han producido por una parte como consecuencia de influencias sociales (tendencias demográficas, urbanización, etc.) y por otra como resultado de cambios en los métodos de construcción ideados para lograr economías en los gastos por mano de obra, hacer frente a la escasez de mano de obra especializada y utilizar materiales más baratos o más asequibles y abundantes que la madera.

El efecto de la utilización más racional de la madera gracias al perfeccionamiento del diseño y a tolerancias menos exageradas donde más se aprecia es en el caso de las cubiertas, uso para el cual la madera conserva en muchos países un puesto firme en el mercado tratándose de casas para una familia, aunque su empleo para cubiertas de bloques de pisos ha disminuído considerablemente. Cabe esperar que en la mayoría de las cubiertas de casas para una familia seguirá empleándose la madera, si bien las comparaciones establecidas entre diversos países indican que en algunos todavía es posible proceder a nuevas reducciones en la cantidad empleada por unidad.

La madera también se emplea hoy más racionalmente en las plantas bajas y en el entramado de pisos, y aunque en las casas para una familia ha tenido más aceptación para primeros pisos que para plantas bajas, es probable que pierda nuevo terreno para ambos usos. En las construcciones para varias familias es probable que siga disminuyendo la proporción de madera empleada.

¿Cómo afectarán las tendencias actuales, si subsisten, a la demanda futura de madera aserrada para carpintería de armar en la construcción de casas nuevas? Las consideraciones anteriores habrán, puesto de manifiesto bien claramente que el material estadístico de que se dispone no permite establecer un pronóstico seguro.

No obstante, acaso resulte útil examinar ciertas hipótesis que parecen confirmarse por las tendencias actuales y examinar su posible repercusión sobre las necesidades de madera para armaduras de casas nuevas. Supongamos, por ejemplo, que el programa de edificaciones para toda Europa (excepto la U.R.S.S.) aumentara en aproximadamente medio millón de unidades de vivienda en 1970 y que aumentara levemente la proporción correspondiente a bloques de pisos para varias familias. En tal caso, el total de unidades de cubierta, planta baja y entramado de pisos aumentaría del modo siguiente (suponiendo un promedio de cuatro plantas por bloque para varias familias):

CUADRO 11. - EUROPA: POSIBLES TENDENCIAS EN LA EDIFICACIÓN, 1955 Y 1970

Número de unidades

1955

1070

Casas para 1 ó 2 familias

Casas para varias familias

Total

Casas para 1 ó 2 familias

Casas para varias familias

Total


en millones

Número de unidades de vivienda

1,13

1,05

2,18

1,30

1,40

2,70

Número de unidades de cubierta

1,13

0,26

1,39

1,30

0,35

1,65

Numero de unidades de planta baja

1,13

0,26

1,39

1,30

0,35

1,65

Número de unidades de entramado de pisos

1,13

0,79

1,92

1,30

1,05

2,35


CUADRO 12. - EUROPA: TOTAL ESTIMADO DE UNIDADES DE CUBIERTA, PLANTA BAJA Y ENTRAMADO DE PISOS DE MADERA, 1955 Y 1970.

Unidad

1955

1970

Casas para 1 ó 2 familias

Casas para varías familias

Total

Casas para 1 ó 2 familias

Casas para varias familias

Total


en millones

Cubierta

0,96 (85)

0,13 (50)

1,09

0,98 (75)

0,11 (30)

1,09

Planta baja

0,34 (30)

0,03 (10)

0,37

0,26 (20)

0,02 (5)

0,28

Entramado de pisos

0,79 (70)

0,16 (20)

0,95

0,65 (50)

0,11 (10)

0,76


Estableciendo ciertas hipótesis en cuanto al porcentaje de cada una de ellas construída de madera (anotado entre paréntesis) se obtienen las siguientes estimaciones del número de unidades de cubierta, planta baja y entramado de pisos de madera necesarias en 1955 y 1970, respectivamente (cuadro 12).

Si ahora suponemos7 que en 1955 la cubierta de madera exigió como término medio 3,25 m3 y la planta baja o entramado de pisos de madera 3 m3, y que en 1970 dichas cifras habrán disminuído levemente hasta quedar reducidas a 3 m3 y 2,75 m3 respectivamente, se obtienen los totales que figuran en el cuadro 13 sobre consumo de madera de armar en la construcción de casas nuevas.

7 Por supuesto, estos promedios son mayores que algunos de los antes citados en este capítulo, que eran promedios de componentes de todas las unidades de vivienda.

CUADRO 13. - NECESIDADES DE MADERA PARA CARPINTERÍA DE ARMAR EN LA CONSTRICCIÓN DE CASAS NUEVAS EN 1955 Y 1970, SI SE CUMPLEN DETERMINADAS HIPÓTESIS

Necesidadas

1956

1957


millones de metros cúbicos

Cubiertas

3.5

3.3

Plantas bajas y entrepisos

4.0

2.9

Otra madera de armar

0.9

0.7


Total de madera de armar

8.4

6.9

Por unidad de vivienda

3.8 m3

3.8 m3


Aunque, como ya hemos subrayado, no puede darse mucho crédito a las cifras absolutas que figuran en este estudio estadístico, sus derivaciones revisten cierto interés. Tale derivaciones indican que la continuación de las actuales tendencias, en cuanto nos ha sido dado descifrarlas, se traducirá en una nueva disminución del consumo de madera aserrada por unidad para carpintería de armar en la construcción de viviendas nuevas. Si se confirman las hipótesis que se hacen en los párrafos anteriores, dicha disminución puede ser del orden del 30 por ciento en el curso de los próximos quince años. De ocurrir así, incluso un aumento sustancial del programa europeo de construcción de casas (de medio millón de unidades) significaría menor necesidad global de madera aserrada para armadura. Basándose en las hipótesis aquí hechas, esta disminución equivaldría a 1,5 millones de metros cúbicos.


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