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La selva de la información: abriendo senderos en la jungla

R. Päivinen, R. Mills, M. Hailu y J. Saarikko

Risto Päivinen es Director del Instituto
Forestal Europeo, Joensuu, Finlandia,
y Coordinador del Grupo de Acción de
la IUFRO sobre el Servicio Mundial de
Información Forestal.
Roger Mills es Jefe del Servicio de Biblioteca
e Información, Oxford Forestry Institute,
Oxford, Reino Unido.
Michael Hailu es Jefe del Grupo de Servicios
de Información, Centro de Investigación Forestal
Internacional, Yakarta, Indonesia.
Jarmo Saarikko es Jefe de Información en
el Instituto Finlandés de Investigación
Forestal, Helsinki, Finlandia.

La revolución permanente en la tecnología de la información y la comunicación plantea cuestiones de fiabilidad, transparencia, privacidad y accesibilidad de la información.

Los árboles crecen más despacio que los cultivos: este simple hecho impuso una senda de desarrollo básicamente separada para la recuperación de información relativa a los bosques durante el siglo pasado, dentro del más amplio campo de la información agrícola, medioambiental y biológica. Se han desarrollado servicios especializados para quienes buscan datos sobre árboles y bosques, reconociendo el largo «período latente» de las publicaciones sobre este tema y la necesidad de conservar los datos experimentales durante muchos años para poder hacer comparaciones válidas y evitar la repetición innecesaria.

Al iniciarse el siglo XXI, la tecnología ofrece oportunidades sin precedentes de acceder a los recursos de información reunidos en todo el mundo e interrogarlos simultáneamente. Casi de la noche a la mañana, la selva de la información se ha hecho al mismo tiempo más grande y menos misteriosa; pero ahora más que nunca necesitamos señales indicadoras a lo largo de los innumerables caminos que se abren como guías para llegar a los numerosos destinos a los que conducen. Afortunadamente, el mundo de las bibliotecas y la información tiene una larga experiencia de orientación y hay una amplia base sobre la que se puede construir.

La ordenación de libros en secuencia lógica data de la antigüedad, aunque fue la invención de la imprenta la que impuso su necesidad por razones de mercado. Surgieron así numerosas bibliotecas en Europa que garantizaban la conservación de la información encadenando literalmente el libro a la estantería. El crecimiento de las grandes bibliotecas nacionales y el movimiento de bibliotecas públicas en el siglo XIX condujeron a establecer planes de clasificación universal codificada como la clasificación decimal Dewey, que en el curso del siglo siguiente fueron el principal mecanismo para la localización de informaciones en muchos campos temáticos, entre ellos la silvicultura.

Al parecer los técnicos forestales son ordenados por naturaleza, y la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO) estableció a principios del siglo XX un comité bibliográfico que abordó muchas de las cuestiones clave de su tiempo y condujo, directamente o por el entusiasmo de sus miembros, a la publicación de Forestry Abstracts (de cuya edición se encarga ahora el Centro Internacional par la Agricultura y las Ciencias Biológicas), de la Oxford Decimal Classification for Forestry (ahora Forest Decimal Classification,) y a la fórmula de «bibliotecas de depósito» para obras sobre bosques en el Reino Unido y Rusia. La llegada de las computadoras en los años setenta revolucionó los servicios de indización y resúmenes, y el comercio del libro fue uno de los primeros que adoptaron para cada descripción los ahora universales «números de artículo», hoy en forma de código de barras, cuando estableció el número estándar internacional del libro (ISBN) y el número estándar internacional de serie (ISSN). El material publicado ha crecido cada año en cantidad, pero el microfilm, las fotocopias, el fax, el vídeo, el CD-ROM y el correo electrónico simplificaron enormemente los trabajos de archivo y distribución. En algún momento pareció que se había ganado la batalla por el «control bibliográfico».

Entonces Tim Berners-Lee inventó la World Wide Web y por primera vez los autores pudieron fácilmente eludir los cauces convencionales de edición y comunicarse directamente con su público. Pero los mecanismos existentes de control bibliográfico estaban orientados sobre todo a los productos de los editores convencionales. Los mecanismos comerciales de búsqueda, como enormes redes lanzadas en los nuevos ríos, nos dijeron lo que se movía en ellos en cada momento, pero no de dónde venía, adónde iba y qué gusto tenía. Estos tres elementos -procedencia, sostenibilidad y calidad- han venido a ser las cuestiones clave para la recuperación de información en el siglo XXI y el meollo de los mecanismos de información forestal en el presente.

Incluso los dispositivos de búsqueda más efectivos pueden encontrar sólo uno de cada 500 sitios de Internet - tamaño de los motores de búsqueda (comparado el 6 de junio 2000)

- Fuente: SearchEngineWatch.cpm

¿ADÓNDE VA LA WEB?

Cualquiera puede publicar ahora algo en la Web con poco o ningún control editorial, de manera que el «comprador» tiene que estar más atento que nunca y de una manera a la que aún no está acostumbrado. Los usuarios de la información han tenido siempre que evaluar su calidad -lo que supone considerar su adecuación al propósito del usuario, la idoneidad y exactitud de métodos y medidas, la oportunidad, la compatibilidad de definiciones y la medida en que estos aspectos se manifiestan en la información misma-, pero la Web ha hecho más compleja esta evaluación.

¿Qué se sabe del autor o la autora? ¿Su trabajo es de fiar? ¿Cuál es la opinión de otros en ese sector? ¿Tiene motivaciones políticas, y si las tiene son claras? El consumidor final puede perder mucho tiempo buscando respuestas a estas preguntas. En el mundo de la imprenta, los lectores pueden confiar en lo que hacen editores y críticos.

¿Seguirá disponible la información cuando se la busque de nuevo mañana, el año próximo, dentro de algunos años? Si está en una computadora personal individual, la respuesta más segura es no, muchos países están tratando ahora de establecer grandes archivos nacionales para la conservación a largo plazo y la accesibilidad de la información digital. Pero sólo una parte menor de lo que existe en la Web puede archivarse permanentemente, y la selección requiere evaluación de la calidad, proceso que nunca puede ser enteramente automático. Se precisan pues políticas de formación de colecciones para la información digital, como las que siempre se han precisado para los materiales impresos.

Evaluaciones recientes (www.bright-planet.com) indican que tal vez un total de 550 000 millones de documentos son accesibles en Internet, pero los dispositivos generales de búsqueda catalogan sólo unos 1 000 millones (Figura 1). Se cree que la «Web profunda» invisible contiene unas 100 000 bases de datos de rico contenido, el 95 por ciento de ellas de acceso público gratuito. Nuevos programas informáticos pueden hacer visibles estas bases de datos. Filtros especiales temáticos con mecanismos genéricos de búsqueda pueden limitar los sitios recuperados a cantidades manejables en función de su pertinencia y su calidad. No obstante, algunos servicios de búsqueda destacan los sitios que han pagado por su inclusión en la lista, al estilo de las «páginas amarillas»; esto es inevitable, ya que los editores y proveedores de información buscan nuevas fuentes de ingresos en sustitución de los materiales impresos de los que dependían.

¿Es preciso ordenar la información por temas como los periódicos lo han hecho convencionalmente? El periódico electrónico como copia de una versión impresa podría tener corta vida. La aparición de «comunidades electrónicas» en las que creadores, distribuidores y usuarios de la información actúan conjuntamente en un foro común puede prefigurar la forma de las publicaciones electrónicas del futuro. La cuestión de cómo hacer un catálogo para la mayor biblioteca de todos los tiempos es ahora objeto de acalorado debate: ¿mecánicamente, mediante inteligencia artificial, representación de conocimientos, agentes? ¿o mediante metadatos distribuidos, utilizando vía de acceso por materias? Un verdadero catálogo crea relaciones entre documentos que aparentemente no tienen relación, clasificando, identificando, conectando, escogiendo y descartando. Hoy día, se precisa para ello la inteligencia humana; pero ¿será siempre así?

LA TECNOLOGÍA DE LAS COMUNICACIONES EN EL FUTURO

No es fácil predecir el desarrollo de la tecnología. Pocos se percataron de los cambios que la computadora e Internet producirían con tal rapidez en los últimos 20 años. Las redes de computadoras producirán cambios todavía mayores en nuestra manera de trabajar; aparecerán muchas más tecnologías que explotarán la mayor velocidad de cálculo y la capacidad de almacenamiento con un equipo de tamaño cada vez más reducido.

Un receptor del sistema mundial de fijación de posiciones (GPS)

- FAO/20510/A. Proto

Movilidad de comunicaciones y computadoras

En el futuro inmediato las computadoras serán más personales y móviles, con lo que aumentará extraordinariamente el número de puntos en que podrán introducirse datos. Se calcula que los usuarios de teléfono abonados al sistema mundial de comunicaciones móviles (GSM) se duplicarán pasando de 300 a 600 millones en los próximos tres años. Los operadores proporcionan ya nuevos servicios como WAP (Wireless Application Protocol y GPRS (General Packet Radio Service), aunque los aparatos que utilizan estas técnicas acaban apenas de salir al mercado.

Los teléfonos GPRS dan acceso directo constante al correo electrónico y a Internet, y su velocidad de acceso puede ser diez veces superior a la de transmisión regular de datos en el GSM. Las ventajas son facilidad de conexión e inmediatez: puede enviarse y recibirse información en cualquier momento sin tener que marcar y entrar en línea. Otra ventaja es la localización: los suscriptores pueden recibir información sobre el lugar en que se encuentran como informes meteorológicos, ayuda a la navegación, servicios cercanos o datos concretos referentes al lugar. El inconveniente actual del reducido tamaño de la pantalla del receptor telefónico se superará con nuevos terminales manuales de comunicaciones que combinen teléfono, receptor del sistema mundial de fijación de posiciones (GPS) y una pequeña computadora.

WAP y GPRS son todavía pasos intermedios para los operadores de telecomunicaciones que están planificando ya nuevas redes móviles de tercera generación como el UMTS (Sistema universal de telecomunicaciones móviles). Estas redes utilizarán transmisiones de alta velocidad a nivel de megabytes, que harán posible la recepción en calidad de vídeo sobre equipo manual o el uso directo de dispositivos (UMTS Forum, 2000) del sistema de información geográfica (SIG). En pocos años pueden estar funcionando. La penetración de estos nuevos servicios en el mercado se acelerará a medida que desciendan los precios. En el sector forestal, algunas de las aplicaciones podrán tener funciones de oficina móvil y el acceso a la red interna común.

Servicios de localización

Muchos técnicos forestales que trabajan solos llevan ya teléfonos móviles como medida de seguridad. En Finlandia, por ejemplo, un tercio de las llamadas de emergencia proceden de teléfonos móviles. A menudo sus usuarios no pueden dar una localización exacta. En estos teléfonos se utilizarán nuevas tecnología de localización que posibilitarán la detección automática. Los sistemas mundiales de fijación de posiciones, utilizados ya rutinariamente en algunas operaciones forestales, por ejemplo han mejorado la logística del transporte de madera. Un SIG instalado en la cosechadora se utiliza para determinar la posición de las pilas de madera. El conductor de la cosechadora transmite los datos a la compañía de transporte, la cual envía la información a un camión con un receptor GPS combinado con un SIG en una computadora. El conductor puede entonces llegar hasta la pila desde un punto distante del bosque previamente desconocido.

Por razones militares, los Estados Unidos solían distorsionar las transmisiones del GPS por satélite, pero la señal de distorsión se suprimió en mayo de 2000. Esto ha permitido una exactitud mucho mayor en la fijación de posiciones, cuyo margen de error ha pasado de 100 a 10 metros, y ha hecho innecesarias las señales nacionales de corrección facilitadas en algunos países. Como los Estados Unidos se reservan todavía el derecho a distorsionar las señales GPS, la Unión Europea está desarrollando su propio servicio, Galileo, destinado principalmente a uso civil.

Para un técnico forestal que utilice en el futuro un terminal manual móvil, será mucho más fácil encontrar en el campo información topográfica. No tendrá ya necesidad de llevar consigo toda la información de referencia, y podrá agregar sobre la marcha nuevas informaciones al almacén de datos registrados en la red. Al crecer el número de datos disponibles en la red, será posible comprobar la titularidad de las tierras, sus planes de ordenación y su categoría administrativa y obtener de inmediato información geológica y biológica enviando las coordenadas, que serán determinadas automáticamente por satélite. Podrán incluirse sistemas que den a diversos clientes la posibilidad de incorporar informaciones (como observaciones sobre flora y fauna en relación con la biodiversidad). Si se preparan con antelación las consultas relativas a un lugar específico, los datos obtenidos podrán introducirse en un dispositivo portátil de SIG o imprimirse en mapas de papel para llevarlos al bosque.

Por ejemplo, un terrateniente que busque compradores de sus tierras forestales podría hacerlo desde el bosque conectando mediante un teléfono móvil GPRS con una bolsa de productos forestales en la que podría poner un anuncio de venta o comprobar quién compra ese tipo de bosque. Los compradores tendrían agentes automáticos para estar al tanto de los nuevos anuncios y, si les convienen el tipo, la calidad, la situación y el precio, podrán enviar automáticamente una oferta al propietario. Tras escoger entre las ofertas así recibidas, el propietario concertaría la venta mediante una identificación y una firma electrónicas. Para contratar una cosechadora, el propietario transmitiría las coordenadas de situación del bosque, establecidas por GPS, directamente al SIG de la cosechadora.

Los servicios de localización sobre redes móviles revelan a otros la situación del usuario. Hay siempre un riesgo de vigilancia a manera de «gran hermano», que puede llevar a algunos usuarios a rehusar este tipo de servicios. No obstante, los técnicos informáticos están elaborando programas en clave basados en el anonimato para evitar tales peligros.

Tecnología de satélites: fuentes singulares de grandes cantidades de datos

El flujo de datos entrantes aumenta a medida que los satélites de alta resolución se abaratan y son accesibles para usos civiles. Muchas instalaciones de lanzamientos espaciales que eran de estricto uso militar o gubernamental lanzan ahora satélites comerciales. Nuevas imágenes de tipo espía con resoluciones de hasta 1 m2 de precisión están ya disponibles para uso general a precios accesibles.

El perfeccionamiento de la tecnología de satélites hace que aumente la demanda de redes de observación del medio ambiente y el desarrollo terrestres mediante satélite. En el sector forestal, será preciso observar desde satélite la vegetación mundial y los procesos de deforestación, forestación y refores-tación. Las observaciones puntuales sobre el terreno y su análisis son tareas trabajosas y caras, y los puntos constitutivos de la red están a menudo demasiado separados. Se establecerán estaciones de observación automática para varios tipos de datos medioambientales, incluidas imágenes, que se transmitirán a redes móviles. La combinación de observaciones automáticas sobre el terreno con datos de satélite muy precisos hará posibles predicciones y modelos mucho más exactos, mejorando así los sistemas de apoyo y servicios de expertos para la toma de decisiones. Esto se traducirá en instrumentos SIG más manejables basados en mapas.

Adaptación al cambio tecnológico

La adaptación a estas nuevas tecnologías no se hará sin problemas. Al encontrarse en todas partes computadoras de fácil manejo, se abaratarán y agilizarán los procesos de colaboración, consulta, intercambio de experiencias y comunicación de informaciones, cualquiera que sea el lugar desde el que se opere. No obstante, las redes móviles están sujetas a las mismas leyes sociales y de comportamiento que cualquier otra red humana. La comunicación virtual y textual no es fácil en un grupo multicultural. Se necesitarán nuevas normas comunes en las comunidades electrónicas para resolver situaciones en que la conducta de las personas no sea la esperada.

Las nuevas tecnologías se desarrollan mucho más velozmente que sus aplicaciones. Mientras la red ofrece enormes posibilidades para almacenar datos, los problemas de propiedad y uso común de los datos son todavía un gran obstáculo para el uso general de los servicios abiertos del SIG. Cuando la computación móvil empieza a ofrecer más oportunidades para almacenar datos relacionados con un lugar, se suscitarán de nuevo cuestiones sobre la fuente y la calidad de los datos. ¿Es fiable la fuente? ¿Cómo se midieron los datos? Las nuevas comunidades electrónicas están elaborando instrumentos sociales para evaluar opiniones y artículos, dando a algunas fuentes más credibilidad que a otras. En el futuro este sistema, reflejo de las redes orales de colegas y amigos, podría adaptarse para evaluar datos científicos y otros.

EL FOSO DIGITAL

Al considerar el futuro intercambio de información y conocimientos forestales, no es posible ignorar el foso cada vez más ancho que se abre entre países desarrollados en cuanto a su disponibilidad de tecnologías de información y comunicación. La tecnología de la información en el mundo se expande a un ritmo que duplica el de la economía mundial, pero esta tendencia se ha concentrado sobre todo en los países desarrollados. Por ejemplo, en comparación con el promedio norteamericano y europeo de un usuario de Internet por cada tres personas, las regiones en desarrollo apenas llegan a uno por 750 en África, uno por 125 en América Latina y el Caribe, uno por 200 en Asia sudoriental y el Pacífico, uno por 250 en Asia oriental, uno por 500 en los Estados árabes y uno por 2 500 en Asia meridional (Jensen, 2000; PNUD, 1999). Las regiones en desarrollo van también a la zaga de Estados Unidos y Europa en el número de «anfitriones» de Internet, computadoras personales, teléfonos móviles y líneas telefónicas (GIIC, 2000). En el sector forestal, las diferencias son todavía más acusadas, ya que el personal forestal de los países en desarrollo se encuentra a menudo en lugares remotos a los que los servicios tardan en llegar, mientras que países desarrollados con gran ventaja inicial han llegado a una cobertura de casi el 100 por ciento, como Finlandia.

Servicio mundial de información forestal: mejor acceso a la información

Para mejorar el acceso a una información de calidad, la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO) ha lanzado la idea de un Servicio mundial de información forestal (SMIF ) (IUFRO, 1999). El SMIF se basa en una red distribuida de bases de metadatos. Los metadatos son datos sobre datos; las bases de metadatos catalogan los recursos informáticos -digitalizados o no- de los copartícipes. Internet y la Web se utilizan para facilitar la localización y búsqueda de catálogos de metadatos. Se proporcionará un núcleo normalizado de campos de metadatos (catálogos), una serie normalizada de palabras clave para la búsqueda y una interfaz normalizada entre sitios Web y las bases de datos. Los participantes deberán poder utilizar los catálogos de metadatos existentes con pocas modificaciones o con ayuda de tablas de conversión. Además, los participantes que no tengan todavía catálogos podrán hacerse compatibles siguiendo las directrices del SMIF. La estructura y la circulación de información se ilustran en la figura.

El SMIF pretende ser una fuente de datos fidedignos. Para ello se pedirá a quienes suministren datos que ofrezcan detalles de la procedencia de éstos, acuerdos de actualización, direcciones de contacto, etc., para que los usuarios finales puedan comparar y decidir por sí mismos sobre la idoneidad de un recurso determinado para responder a sus necesidades. El SMIF no censurará los datos, pero así como un periódico respetable no publica normalmente un artículo anónimo, no se incluirán normalmente recursos a falta de la pertinente verificación de la calidad de los metadatos. No obstante, en los ámbitos en que haya pocos recursos disponibles, unos datos pobres pueden ser mejor que la falta de datos, por lo que el sistema de aceptación tendrá cierta flexibilidad, con revisiones regulares para garantizar la observancia constante de las normas.

Para información sobre recursos forestales, por ejemplo, los metadatos describen la finalidad y la fecha del inventario, el número de muestras de campo utilizadas, los métodos de control de la calidad, etc. Con esta información el usuario podrá concluir si son fiables las estadísticas de superficie forestal y volumen del arbolado.

El sector forestal no está solo en el proceso de mejoramiento del vínculo entre usuarios y proveedores de información. La primera Consulta sobre Gestión de la Información Agrícola, organizada por la FAO en junio de 2000, se ocupó de la manera de facilitar a las autoridades, los profesionales y el público en general el acceso y el uso de la información imprescindible para alcanzar un desarrollo agrícola y una seguridad alimentaria sostenibles. La Consulta abarcó todos los aspectos de la gestión de la información agrícola, la promoción de la capacidad y el mejoramiento del acceso a la información pertinente (FAO, 2000).

Estructura del Servicio mundial de información forestal

1. Servidor de información del SMIF: coordina las funciones de organización del centro nodal del SMIF (p.ej., registro de usuarios, información general, foros de debates, listas de distribución y acceso a las bases de metadatos distribuidas).
2. Centro nodal del SMIF: sitio Web existente de un asociado del SMIF; primer punto de contacto para los que acceden al SMIF, a partir del cual los usuarios pueden buscar todos los catálogos de metadatos participantes para obtener la información deseada.
2a. Centro nodal afiliado del SMIF: sitio Web relacionado con el sector forestal que no permite la búsqueda de catálogos, pero que está vinculado al servidor de información del SMIF.
3. Localizador: una base de metadatos que contiene una entrada para cada recurso de información del centro nodal afiliado, que facilita la compatibilidad y el reconocimiento entre todos los centros nodales del SMIF; se puede utilizar para organizar catálogos en agrupaciones convenientes (p.ej., estadísticas forestales nacionales, productos no madereros o legislación forestal). El localizador interroga simultáneamente a los catálogos de metadatos de todos los centros nodales del SMIF, en distintos sitios Web, en una única operación de búsqueda.
4. Metadatos: cataloga los datos o el compendio de información de cada centro nodal del SMIF.
5. Datos/información: los elementos que necesita el usuario. La distinta configuración de estos recuadros representa las diferencias de contenido, escala espacial y temporal, formato y otras características específicas de cada una de las bases de datos. Los conjuntos A a D poseen metadatos normalizados para describir su contenido; A y B también tienen datos armonizados, basados en normas comunes; C y D no poseen datos armonizados. El acceso al conjunto de datos D no es libre, pero los metadatos pueden ayudar al usuario a determinar si es conveniente adquirir esos datos. El conjunto de datos E pertenece a un centro nodal afiliado y es solamente un enlace al que no añade valor el SMIF.

Si la mayor parte de las empresas editoriales abandonan los medios impresos y se concentran progresivamente en la publicación electrónica instantánea por Internet, como muchos prevén, los técnicos forestales de los países en desarrollo podrían quedar todavía más aislados que hoy del mercado mundial de conocimientos. Aunque el número de usuarios de Internet ha aumentado constantemente en los países en desarrollo, sólo unas pocas instituciones de esos países utilizan la Web para ofrecer cantidades significativas de información, por el limitado acceso de la población en general (que reduce la importancia de la publicidad en la Web), la escasa habilidad publicitaria y de búsqueda en la Web y el costo relativamente elevado de los servicios correspondientes. Además, el acceso a Internet en los países en desarrollo se limita principalmente a las grandes ciudades, lo que perjudica al personal forestal y a cuantos trabajan principalmente en zonas rurales.

Movilización de la información científica para promover la explotación forestal sostenible en África

Con la aprobación de un proyecto trienal apoyado por la Comisión Europea DG VIII, se ha iniciado el establecimiento de cinco centros nodales del Servicio mundial de información forestal en África. Estos centros facilitarán el acceso a la información científica y técnica sobre los bosques y la difusión de la misma. Estarán ubicados (a reserva de confirmación) en Ghana, Senegal, Kenya, Zimbabwe y Gabón (Szaro, Martin y Landis, 1999). Uno de los objetivos es contribuir a promover la capacidad de determinadas instituciones africanas de investigación para desarrollar y operar sistemas basados en Internet con objeto de facilitar el acceso a la información sobre investigaciones forestales. Otro objetivo es promover la integración y la comparabilidad de datos nacionales sobre los bosques en todos los países africanos del grupo de Estados de África, el Caribe y el Pacífico (ACP).

Dos funcionarios de la FAO se encargarán en Roma de desarrollar las interfaces SMIF-África y ayudarán a la instalación del equipo sobre el terreno. Se dotará a cada centro nodal con bienes de equipo, formación y fondos para el salario de un especialista en información y costos operacionales. Cuando se ejecute el proyecto se incluirán muchos nuevos copartícipes para el mayor desarrollo de la red.

Otra cuestión es la del idioma. El inglés domina en Internet; alrededor del 80 por ciento del contenido de los sitios Web está actualmente en inglés (d'Orville, 2000), proporción que se refleja bien en el sector forestal.

Por otra parte, con los esfuerzos conjugados de los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, es posible reducir el foso digital y aplicar el poder de Internet y de la Web a llevar información y conocimientos a millones de usuarios en los países en desarrollo. Las Naciones Unidas han identificado siete ámbitos clave en los que es preciso tomar medidas para construir una sociedad verdaderamente mundial de conocimientos (PNUD, 2000):

INFORMACIÓN Y TOMA DE DECISIONES

La información se precisa en muchos contextos. Puede tener un valor recreativo no directamente utilitario, pero tal vez para lo que más se necesita es para tomar decisiones. Rara vez se dispone de toda la información deseada, por lo que es casi inevitable que las decisiones sean imperfectas. Una mejor información debería conducir a mejores decisiones.

Se presentan dos ejemplos de cómo las nuevas tecnologías y los sistemas de apoyo a las decisiones pueden cambiar los procesos de toma de decisiones en los próximos decenios. El primero ilustra el punto de vista del profesional, el segundo el del consumidor.

Preparación de un plan de ordenación forestal

Estamos en 2050, y en general lo que se requiere para planificar la ordenación es lo mismo que a principios del siglo: hay que administrar una superficie forestal en función de los objetivos perseguidos por quien toma las decisiones. Pero un número mayor de interesados dispone de más información, de manera que hay más grupos e individuos dispuestos a formular observaciones sobre el plan. También el público tiene un acceso más fácil a las fuentes pertinentes de información, y a veces está mejor informado sobre ciertos detalles del plan que los profesionales que hacen el trabajo. Al ser mayor el grupo de ciudadanos interesados, el plan tendrá que tener objetivos múltiples y a veces contrapuestos. Es pues muy importante formular previamente las funciones útiles para las diferentes situaciones, para llegar a una decisión equilibrada.

Los datos del inventario forestal se basan en una combinación de muestras tomadas en el terreno, datos forestales previamente recogidos y datos obtenidos por teleobservación de alta resolución. Los detalles resultantes del conjunto de esas fuentes son muchos más de los que podían reunirse en el año 2000, pero la cuestión de la fiabilidad se sigue planteando. Es aún necesaria una interpretación humana de los elementos del ecosistema sobre el terreno, y el elevado costo de esa parte del trabajo impide la recogida de los mejores datos posibles. Así ocurre sobre todo en las zonas tropicales, donde las observaciones sobre el terreno siguen siendo impracticables en muchos casos. A pesar de ello, el trabajo sobre el terreno se ha visto facilitado por los sistemas de determinación automática de posiciones y la optimización directa de las mediciones necesarias para la exactitud.

La simulación de escenarios alternativos se hace con gran detalle y el bosque se describe casi árbol por árbol. En principio, los modelos de crecimiento pueden utilizar información detallada sobre suelos, microclima y competición entre árboles, pero en la práctica no siempre se dispone de estos datos. Quedan pues incertidumbres, pero se dispone de mejores métodos para evaluar sus consecuencias en el proceso de toma de decisiones.

La evaluación de las alternativas es exhaustiva y compleja. Se recurre a instrumentos de ayuda a las decisiones basados en modelos e inteligencia artificial para la preselección de decisiones aceptables. Para seleccionar la mejor acción, se usan todavía métodos convencionales de optimización. Las técnicas de visualización anticipada (véase el recuadro Uso de la tecnología de computadoras para predecir el futuro, pág.22) y unrealidad virtual permiten una participación más estructurada de los no profesionales en el proceso de toma de decisiones. La cadena desde computadoras y consultores hasta responsables de las decisiones y otros interesados se ha reforzado mediante nuevos programas informáticos, cosa necesaria ya que en muchos casos -como la planificación y ordenación de bosques públicos- los grupos de interés están bien informados sobre lo que se discute y sobre casos similares en otras regiones.

No es seguro que el plan de ordenación sea más justificado y mejor aceptado de lo que habría sido en el año 2000. Es más detallado y avanzado, pero al mismo tiempo los interesados son más conscientes de las posibilidades, y sus exigencias pueden haber crecido más deprisa que la capacidad de los profesionales para justificar sus acciones.

Compra de una mesa de madera borne para el jardín

Esta situación es mucho más sencilla. La decisión incumbe a una sola persona, el consumidor, y las únicas variables son la calidad de la mesa y el precio, junto con la repercusión medioambiental de la producción, que tiene valor para el consumidor.

¿Cómo se asocian los valores medioambientales con el proceso de producción para ser evaluados al decidir entre dos mesas del mismo precio y la misma calidad? Mediante un teléfono portátil WAP el consumidor localiza los sitios Web de los productores y sus explicaciones ecológicas. Parecen convincentes. El consumidor busca entonces en la Web las quejas que los compradores puedan haber formulado sobre los productos y repasa las listas negras de los grupos ecologistas: tampoco por ahí hay problemas. La decisión final se basa por consiguiente en el diseño.

En las próximas décadas, es probable que los consumidores se interesen más por los procesos de producción, a medida que la nueva tecnología facilita el conocimiento de opiniones distintas de la del productor.

CONCLUSIONES

Predecir el futuro es arriesgado, especialmente en el campo de la tecnología de la información, pero las siguientes conclusiones parecen razonables:

Uso de la tecnología de computadoras para predecir el futuro

Secuencia de imágenes generadas por computadora que muestran el desarrollo temporal de un pinar regenerado (a la derecha en cada imagen): de izquierda a derecha 1998, 2003 y 2008. Se están elaborando animaciones que describen en detalle la dinámica de los árboles y de todo el ecosistema.

Los gráficos de computadora pueden simular variaciones espaciales, temporales y estacionales, así como efectos atmosféricos: de izquierda a derecha, un paisaje en otoño de 1998, en un día brumoso de verano de 2008 y en invierno de 2018.

Fuente de las imágenes: Timo Pukkala, Universidad de Joensuu, Finlandia.

Mientras nos abrimos paso en la jungla de la información, sólo perdurarán los instrumentos más robustos. Algunos de los sistemas y tecnologías que parecen muy prometedores resultarán efímeros; pero otros crecerán y se desarrollarán, sin duda en forma imprevista, y prestarán grandes servicios para mejorar el conocimiento y la ordenación de los recursos forestales. Otra cuestión es que esos servicios se utilicen debidamente en beneficio de todo el planeta y de sus habitantes. ¡La humanidad es más compleja que los árboles!

Bibliografía


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