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VI. Conclusiones

Las plagas y enfermedades transfronterizas son una amenaza permanente para los agricultores y los productores. Tienen grandes consecuencias económicas, tanto en lo que hace a los costes privados y públicos de un brote como a los costes de las medidas adoptadas a nivel individual, colectivo e internacional, para prevenir o contrarrestar las infestaciones. El presente estudio ha expuesto los fundamentos económicos de la intervención pública, basados en el carácter de bien público de muchas actividades de control. La necesidad de intervención frecuentemente se amplía a nivel internacional y exige una cooperación regional e internacional, sin la cual, en muchos casos, no podría esperarse que fueran eficaces los esfuerzos de control. Sin embargo, en la práctica puede resultar más difícil determinar cuál es el nivel y el tipo de control adecuados, o cuál es la combinación apropiada entre la acción pública y privada, nacional e internacional.

Uno de los problemas es la escasez de datos precisos y de información sobre los costes tanto de las plagas y enfermedades transfronterizas como de las actividades de control, lo que dificulta las decisiones en la mayoría de las intervenciones de coste-eficacia. Puede resultar difícil también garantizar la acción colectiva necesaria, en particular a nivel internacional, cuando las partes y los países interesados quizá tengan distintos incentivos para participar en las actividades de control. Relacionada con ésta está la cuestión de compartir adecuadamente los costes de combatir las plagas y enfermedades.

En los últimos años se han producido tantos progresos como regresiones. La capacidad técnica de controlar antiguos problemas ha avanzado mucho y el mejor intercambio de información ha facilitado los procedimientos de reacción. Los mayores desplazamientos de personas y bienes han facilitado la propagación y nuevas formas de plagas y enfermedades, como la encefalopatía espongiforme bovina. Estas evoluciones refuerzan los argumentos en favor de una acción colectiva a nivel regional e internacional. Algunos de los desafíos planteados son los siguientes:

Se necesita prestar especial atención a sus necesidades en materia de asistencia.

NOTAS

1 Las demás definiciones pertinentes de plagas y enfermedades reglamentadas son las siguientes: «[Una plaga objeto de medidas de cuarentena es una] plaga de importancia económica potencial para el área en peligro aun cuando la plaga no existe, o si existe, no está extendida y se encuentra bajo control oficial» (CIPF. 1999. Glossary of phytosanitary terms. International Standards for Phytosanitary Measures Publication No. 5. Roma, FAO); y «... una enfermedad inscrita en una lista por la Autoridad Veterinaria y cuya presencia debe ser señalada a la Autoridad Veterinaria en cuanto se detecta o se sospecha» (OIE. 1999. Código zoosanitario internacional. París).

2 Las «plagas» incluyen todos los organismos (insectos, enfermedades, etc.) que reducen la producción o la calidad de los cultivos y otras plantas. En el caso de los animales, los especialistas utilizan el término enfermedad de los animales para incluir parásitos y otras plagas además de las enfermedades. Para simplificar la terminología, en este estudio se utiliza la expresión «plagas y enfermedades transfronterizas».

3 Se hace una distinción entre plagas migratorias y de cuarentena. Las migratorias son aquellas que se mueven de un lugar a otro por voluntad propia mientras que las de cuarentena (el término procede de los 40 días de aislamiento otrora impuestos a los marineros extranjeros que llegaban a los puertos venecianos) generalmente necesitan un portador, humano o no, para desplazarse de un lugar a otro.

4 Los factores dinámicos que afectan al riesgo se abordarán en la sección Factores que determinan el nivel de control.

5 Cifras compiladas de los informes oficiales de enfermedades presentados a la Oficina Internacional de Epizootias. Quizá se queden muy cortas con respecto al número real de casos, en particular para las enfermedades de los animales sin interés comercial, como la peste de los pequeños rumiantes, la fiebre porcina africana en los cerdos que viven en libertad, y la enfermedad de Newcastle en las aves de corral en África y Asia.

6 D.T. Jamison, J. Frenk y F. Knual. 1998. International collective action on health: objectives, functions and rationale. Lancet, 351(9101): 514-517.

7 El «coste marginal» es el coste impuesto por un incremento adicional de las medidas de control, mientras que el «beneficio marginal» es el beneficio obtenido de un incremento adicional del control.

8 FAO. 1998. Economic and policy issues in desert locust management: a preliminary analysis. Por S.R. Joffe. Technical Series - Desert Locust Field Research Stations No. 27. Roma.

9 FAO. 2000. Socio-economic impacts of freedom from livestock disease and export promotion in developing countries. Por A. McLeod y J. Leslie. Livestock Policy Discussion Paper No. 1. Roma.

10 La mosca tsetsé corresponde a este último ejemplo en que sólo las zonas adecuadas para el insecto presentan la amenaza de la enfermedad del sueño para los animales.

11 B. Hardeweg. 2000. A guide to economic evaluation of desert locust management projects, p. 11. Universidad de Hannover (manuscrito).

12 IIPA. 1999. Livestock to 2020: the next food revolution. IFPRI Discussion Paper No. 28. Washington, D.C.

13 Op. cit., nota 9.

14 IIPA. 1998. Pest management and food production. IFPRI Discussion Paper No. 25. Washington, D.C.

15 Op. cit. nota 11.

16 Op. cit., nota 8.

17 M. Belhaj. 2000. The environmental economics of desert locust: the cases of Morocco and Sudan. Consúltese en: http://www.handels.gu.se/econ/EEU/rbelhaj.htm

18 Ibid.

19 Op. cit., nota 11.

20 D.E. Wright. 1986. Economic assessment of actual and potential damage to crops caused by the 1984 locust plague in southeastern Australia. Journal of Environmental Management, 23: 293-308.

21 D. Rose, C. Dewhurst y W. Page. 1997. The African armyworm handbook. Nairobi, Desert Locust Control Organization.

22 Op. cit., nota 8.

23 C.E. Miller, L. Chang, V. Beal, R. McDowel, K. Ortman y T. LaCovey. 1992. Risk assessment: Mediterranean fruit fly. Washington, D.C., APHIS, USDA; A. Joomaye, J. Knight y W. Routhier. 1999. Evaluation of the peach fruit fly problem in Egypt, with recommendations for its control and eradication, including a limited cost-benefit analysis. Informe de una misión a Egipto, 11-24 de junio de 1999. Proyecto C3-INT/0/069 13 01. Viena, OIEA; y J.M. Stonehouse, J.D. Mumford y G. Mustafa. 1998. Economic loss to tephritid flies (Diptera: Tephritidae) in Pakistan. Crop Protection, 17(2): 159-164.

24 Joomaye, Knight y Routhier, ibid.

25 Stonehouse, Mumford y Mustafa, op. cit., nota 23.

26 USDA. 1995. Economic feasibility of eradicating the carambola fruit fly from South America. Washington, D.C.

27 Op. cit., nota 14.

28 The Economist, 23 de diciembre de 2000, págs. 126-128.

29 D. Pimentel, L. Lach, R. Zúñiga y D. Morrison. 1998. Environmental and economic costs associated with non-indigenous species in the United States. Nueva York, Estados Unidos, Cornell University.

30 Op. cit., nota 28.

31 Op. cit., nota 9.

32 E.N. Tambi, O.W. Maina, A.W. Mukhebi y T.F. Randolph. 1999. Economic impact assessment of rinderpest control in Africa. Revue scientifique et technique Off. int. épiz., 18(2): 458-477.

33 Por ejemplo, si una población porcina se mantiene estable con una tasa anual de rendimiento del 50 por ciento, después de dos años, una población de 100 cerdos producirá 100 cerdos destinados al consumo. Si 50 mueren de peste porcina clásica, para recuperar el tamaño original de la población (100 cerdos) al cabo de dos años, sólo pueden sacrificarse para el consumo 12,5 cerdos, lo que implica una diferencia neta en la producción de 87,5 cerdos.

34 FAO. 1997. Consultancy report on cost-benefit of different vaccination strategies for the control of classical swine fever. Por M.J. Otte. Roma.

35 P.R. Ellis y S.N. Putt. 1981 The epidemiological and economic implications of foot-and-mouth desease vaccination programme in Kenya. Informe de consultoría presentado al Gobierno de Kenya.

36 J. Leslie, J. Barozzi y M.J. Otte. 1977. The economic implications of a change in FMD policy: a case study in Uruguay. En Proceedings of the 8th International Symposium on Epidemiology and Economics, París, 8-11 de julio de 1997. Número especial de Épidemiologie et Santé animale, 31-32, pp. 10.21.1-3.

37 Op. cit. (p. 14), nota 9.

38 Ibid., pág. 19.

39 R.F. Townsend y H.K. Sigwele. 1998. Socio-economic cost-benefit analysis of action and alternatives for the control of contagious bovine pleuropneumonia in Ngamiland, Botswana. Final Report. Londres, DPDI.

40 Op. cit., nota 9.

41 Ibid., pág. 32.

42 R. Repetto y SS. Baliga. 1996.Pesticides and the immune system: the public health risk. Washington, D.C., WRI.

43 Op. cit., nota 17.

44 M. Fafchamps. 1999. Rural poverty, risk, and development. Center for the Study of African Economies, Oxford University. Informe presentado a la FAO.

45 T. Reardon, en FAO. 1998. El estado mundial de la agricultura y la alimentación 1998. Parte III. Los ingresos rurales no agrícolas en los países en desarrollo. Roma.

46 OMC. 1998. Annual report, Capítulo 4, Globalization and Trade. Ginebra.

47 L. Glowka y C. de Klemm. 1999. International instruments, processes, organisations and non-indigenous species introductions: Is a protocol to the Convention on Biological Diversity necessary? En O.T. Sandlund, P.J. Schei y Å. Viken, eds. Invasive species and biodiversity management. Londres, Kluwer Academic.

48 J.D. Mumford, M. Temple, M.M. Quinlan, P. Gladders, J. Blood-Smyth, S. Mourato, Z. Makuch y J. Crabb. 2000. Economic evaluation of MAFF's Plant Health Programme (2 vol.). Londres, informe presentado al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.


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