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13. CONCLUSIÓN


Muchas de las pesquerías mundiales están sobreexplotadas. Esta sobreexplotación tiene dos dimensiones: sobrepesca y sobrecapacidad. En el pasado, la política pesquera se ha centrado casi exclusivamente en la sobrepesca, pero, como se observa en el PAI, cada vez hay mayor conciencia internacional acerca de la necesidad de ocuparse específicamente de la sobrecapacidad, con el fin de garantizar la explotación sostenible de los recursos pesqueros. En el presente documento se ofrecen orientaciones sobre la forma en que se puede controlar la capacidad y, en caso necesario, reducirla.

Se hace hincapié en que la sobrecapacidad surge inicialmente en respuesta a las condiciones de acceso libre y gratuito que han predominado tradicionalmente en la explotación de las pesquerías. Las medidas de ordenación que no han llegado a tener en cuenta las cuestiones relacionadas con el acceso han agravado con frecuencia el problema de la sobrecapacidad ("han regulado el acceso libre"), aun cuando hayan conseguido sus propios objetivos. En consecuencia, las políticas para hacer frente a la sobrecapacidad deben considerar necesariamente la situación del acceso en la pesquería. Ninguna política prosperará si permanecen vigentes las condiciones de acceso libre y gratuito.

En el documento se examinan los principales métodos que podrían utilizarse para controlar y reducir la capacidad. Actualmente son pocas las alternativas disponibles. La experiencia reciente de las ZEE pone de manifiesto dos conceptos nuevos, mutuamente relacionados: los planes de ordenación basados en los derechos y la participación activa del sector pesquero. En cuanto a las poblaciones compartidas y la pesca en alta mar, debería darse prioridad al fortalecimiento de las organizaciones regionales de ordenación pesquera. Asimismo, en reconocimiento de la movilidad de la flota, se requerirá también una mayor cooperación internacional, que comience con la aplicación eficaz de instrumentos pesqueros internacionales pertinentes.

Es interesante observar que las medidas de ordenación que controlan la capacidad pesquera tienden también a abordar el problema de la sobrepesca, pero no al revés. En el caso de las pesquerías que no tienen todavía problema de sobrepesca, la cuestión clave debería ser, por lo tanto, introducir un plan de ordenación lo antes posible para controlar la capacidad. La forma más sencilla y económica de hacer frente al problema de la sobrecapacidad es adelantarse a los acontecimientos e impedir que llegue a producirse. Una vez que las pesquerías están afectadas por la sobrecapacidad y la sobrepesca, la ordenación será mucho más difícil, ya que habrá no sólo que controlar la capacidad pesquera sino también reducirla.

La adopción del PAI para la ordenación de la capacidad pesquera es un paso importante en la puesta en práctica de los principios rectores del Código de Conducta de la FAO para la Pesca Responsable. El fortalecimiento de la ordenación de las pesquerías es considerado cada vez más por los Estados como requisito fundamental para el aprovechamiento sostenible y responsable de los recursos pesqueros. El PAI representa también un cambio importante con respecto a la práctica habitual de ordenación pesquera, que normalmente ha tratado de conservar poblaciones (o grupos de poblaciones) concretas consideradas en forma relativamente aislada, utilizando diversos métodos para impedir las capturas excesivas y aumentar la productividad de las poblaciones. En virtud del PAI, la ordenación de la capacidad pesquera se convertirá en parte integrante de las políticas de conservación y ordenación de la pesca, con especial hincapié en conseguir un equilibrio adecuado entre las inversiones (insumos pesqueros) y el potencial productivo de las poblaciones.


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