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Capítulo 4. Árboles fuera del bosque


RESUMEN

El mundo cuenta con billones de árboles que no se encuentran incluidos dentro de las definiciones de “bosque” y “otras tierras boscosas” de FRA 2000. Los árboles fuera del bosque, comprenden los árboles que se encuentran en las ciudades, granjas, a lo largo de las carreteras y en muchos otros lugares que por definición no son bosques. Todos los árboles contribuyen al medio ambiente y al bienestar social y económico de la humanidad. Este capítulo describe brevemente la importancia que revisten los árboles fuera del bosque, así como algunos de los temas relacionados con la evaluación de los mismos. El FRA 2000 no intentó llevar a cabo una evaluación mundial exhaustiva de los árboles fuera del bosque, como tampoco se ha realizado nunca una evaluación de éstos. Sin embargo, se han llevado a cabo muchos estudios sobre los árboles fuera del bosque en países o áreas de tierra específicos, a menudo haciendo hincapié en su contribución económica. Este capítulo proporciona un resumen de estudios seleccionados y debate las dificultades prácticas y conceptuales relacionadas con una evaluación mundial exhaustiva. Asimismo se sugieren mejoramientos que podrían llevarse a cabo en el curso de las evaluaciones futuras.

INTRODUCCIÓN

La importancia de los árboles fuera del bosque puede observarse en diferentes contextos. En los países que cuentan con poca cubierta forestal, los árboles fuera del bosque constituyen la fuente principal de productos “forestales” madereros y no madereros, aunque los árboles pueden estar tan dispersos que los mapas realizados por FRA 2000 muestran que en esas zonas no hay bosques. Se encuentran árboles en las tierras agrícolas, en zonas densamente pobladas, en las plantaciones de árboles frutales y en los huertos familiares, los cuales a menudo cubren vastas proporciones de tierra. En las zonas urbanas, los árboles proporcionan importantes servicios estéticos y ambientales, además de dar sombra y aumentar considerablemente la habitabilidad de las ciudades. Las comunidades, los agricultores y pastores que no tienen acceso a los bosques, diversifican su producción y protegen sus tierras a través del mantenimiento de varios sistemas de siembra de árboles en sus granjas.

La deforestación ha sido cuantificada e identificada cartográficamente, pero muy poco se sabe sobre el destino de las tierras que antes estaban cubiertas de bosques; la tala de bosques a menudo precede la siembra de sistemas de cultivos de los cuales los árboles forman parte integral. No se sabe mucho sobre las dinámicas que caracterizan a los árboles de las tierras agrícolas y su respectiva contribución a la producción de madera y de otros productos y servicios. De manera similar, se sabe muy poco sobre los cambios que se verifican en la cubierta de árboles en los campos y sistemas urbanos. El conocimiento sobre los árboles fuera del bosque proviene en su mayor parte de estudios locales sobre la agroforestería, el silvopastoreo y urbano y sobre la forestería social, comunitaria o rural.

Este recurso difuso y de múltiples propósitos, familiar a los agricultores, pero escasamente definido por los gestores forestales y la mayor parte de las veces ausente de las estadísticas oficiales y las políticas de desarrollo, requiere ser mejor evaluado y conocido. Las poblaciones en aumento, la disminución de los bosques y la degradación de los ecosistemas sugieren conjuntamente que los árboles fuera del bosque están destinados a desempeñar un papel mayor tanto local como mundialmente, a fin de enfrentar los desafíos de la sostenibilidad de los recursos, la reducción de la pobreza y la seguridad alimentaria. Los árboles fuera del bosque disminuyen la presión sobre los bosques, mantienen las tierras agrícolas, impulsan la productividad agrícola, amortiguan el impacto dañino que el crecimiento urbano ejerce sobre el medio ambiente, aumenta las fuentes de alimentos, proporciona ingresos, y en general, aporta una contribución valiosa a la seguridad alimentaria.

El FRA 2000 no llevó a cabo una evaluación mundial de los árboles fuera del bosque, principalmente debido a los recursos limitados, como tampoco se ha realizado una evaluación mundial exhaustiva de los árboles fuera del bosque y sus productos. Sin embargo, se llevó cabo una serie de estudios sobre sectores o áreas específicas, a menudo haciendo hincapié en su contribución económica. Este capítulo proporciona un resumen de varios estudios seleccionados y aborda las dificultades prácticas y conceptuales relacionadas con una evaluación mundial exhaustiva.

El capítulo responde al interés expresado por la Consulta de Expertos sobre la Evaluación de los Recursos Forestales 2000 (Kotka III) respecto a la falta de información sobre los árboles fuera del bosque (Finnish Forest Research Institute, 1996). Para obtener más información, se pueden consultar los estudios de caso nacionales y los documentos de trabajo que se encuentran en la página electrónica de FRA. Una Guía de la FAO para la conservación de los árboles fuera del bosque fue publicada a finales de 2001.

DEFINICIONES DE LOS ÁRBOLES FUERA DEL BOSQUE

Los árboles fuera del bosque se definen automáticamente, como todos los árboles que quedan fuera de la definición de bosque y otras tierras boscosas (Apéndice 2). Los árboles fuera del bosque se localizan en “otras tierras”[2], la mayoría de las tierras y zonas ocupadas por construcciones, tanto en las áreas rurales como urbanas. Una gran cantidad de árboles fuera del bosque consiste en árboles sembrados o domesticados. Los árboles fuera del bosque incluyen árboles en sistemas agroforestales, huertos y pequeñas parcelas forestales. Estos pueden crecer en las llanuras, áreas de pastoreo y en las granjas o a lo largo de los ríos, canales o carreteras, en las aldeas, jardines y parques. Algunos de los sistemas de uso de la tierra incluyen el cultivo en los caminos y la agricultura itinerante, la cubierta de árboles permanente de cultivos (por ejemplo, café, cacao), barreras rompevientos, recintos, huertos familiares y plantaciones de árboles frutales.

La clasificación de los árboles fuera del bosque presenta ciertas dificultades. Existen clasificaciones para la agroforestería, pero ninguna de ellas puede aplicarse a los árboles fuera del bosque (Kleinn et al. 2000). Por razones prácticas, la definición de “bosque” de FRA 2000 combina aspectos tanto de la cubierta como del uso de la tierra. Este enfoque crea dificultades no sólo para clasificar los bosques, sino para clasificar a los árboles fuera del bosque.

En un estudio sobre la recolección de datos en materia de árboles fuera del bosque en América Latina (Kleinn et al. 1999), en donde la clasificación se basaba fundamentalmente en criterios de uso de la tierra, que separaban el uso, de la cubierta de la tierra, se notó que esto constituía una fuente significativa de malinterpretación. Existía una posibilidad de confundir las plantaciones de café y los árboles en las zonas de pasto, con los bosques, debido a que estos tenía una alta densidad. Lo cual muestra claramente algunos de los problemas que conlleva establecer una clasificación simple y confiable a posteriori.

En Francia, el Inventario Forestal Nacional (IFN) y el Estudio del uso de la tierra Teruti[3] iniciaron una tentativa de coordinar las clasificaciones de los árboles fuera del bosque. El objetivo es utilizar los datos anuales del estudio Teruti para actualizar los datos del IFN que se recolectan cada diez años, utilizando una sola nomenclatura como uno de los objetivos posibles. (IFN 2000).

FUNCIONES Y DESAFÍOS

En los países industrializados, los agricultores clasifican la sombra y el refugio, la protección y mejoramiento del paisaje y el medio ambiente rural, como las principales razones para cultivar árboles (Auclair et al. 2000). En los trópicos, los agricultores cultivan especies madereras para la seguridad alimentaria y su subsistencia. Los árboles fuera del bosque son una fuente principal de alimentos (Bergeret y Ribot 1990).

El forraje para el ganado producido por árboles fuera del bosque pueden ser un asunto de vida o muerte en las zonas montañosas o semiáridas.

La leña sigue siendo una fuente primaria de energía en los países en desarrollo, representando hasta el 81 por ciento de la madera recolectada (FAO 1999). Al contrario, en los países industrializados, la leña da cuenta de menos del 10 por ciento del consumo total de combustible (FAO 1998). Muy pocos estudios informan sobre la producción total de madera para combustible proveniente de las formaciones y árboles individuales fuera del bosque, pero se sabe que los sistemas de agroforestería y los huertos proporcionan una gran parte de los recursos.

Los árboles fuera del bosque son una fuente importante de productos no madereros[4], descritos con mayor detalle en el capítulo 11. Los árboles fuera del bosque cumplen un importante papel ecológico. Los árboles y arbustos sembrados en los campos ayuda a verificar el escurrimiento y la erosión y controlan las inundaciones, así como ayudan a purificar el agua y dan protección contra el viento. Los ríos y arroyos bordeados de árboles ayudan a mantener la biodiversidad, proporcionan lechos de deposición para los peces y crustáceos, así como sombra que reduce la eutrofización.

El papel único que desempeñan los árboles en la protección de suelos y en la conservación, verificando la erosión del aire y del agua y manteniendo la fertilidad del suelo es reconocido en todo el mundo. También son importantes los beneficios cumulativos que proporcionan los árboles en las parcelas pequeñas en cuanto a la conservación del agua y del suelo, en particular modo en el contexto más amplio de manejo de cuencas hidrográficas; su impacto positivo sobre el clima; y su papel de amortiguador de los efectos de la desertificación y la sequía.

RESULTADOS DE ESTUDIOS SELECCIONADOS

A pesar de los límites que los datos tienen en los ámbitos regional o mundial, se han llevado a cabo una serie de iniciativas locales. Los enfoques de los diferentes estudios difieren según el propósito y la escala del análisis. Pocos estudios utilizan métodos que se parecen a los inventarios forestales convencionales. Muchos estudios se basan en la literatura existente o en las estimaciones extraídas de las encuestas y entrevistas. La cuantificación de los productos a menudo se basan en parámetros diferentes, tales como estimaciones de la producción mundial, producción comercializada, productividad observada, potencial, o valor económico. De esta manera, la confiabilidad de los resultados es incierta.

Los siguientes resultados provienen de varias iniciativas nacionales que han evaluado los árboles fuera del bosque (FAO 2001).

Un estudio realizado en Kerala, el estado más densamente poblado de la India, estimó que de la producción total anual de14.6 millones de metros cúbicos de madera de ese estado, cerca del 83 por ciento provenía de los caseríos (conjuntos de casas y tierras agrícolas), 10 por ciento de las fincas (plantaciones de caucho, cardamomo, café y té) y sólo cerca del 7 por ciento de las zonas de bosque (el 26.6 por ciento de la superficie de fincas tiene cubierta forestal (FSI 1998). Los árboles fuera del bosque suministraron el 90 por ciento de la leña del estado. El combustible proveniente de las palmas de coco, por sí solo, incluyendo los de origen maderero como no maderero (podados o caídos), constituyó cerca del 70 por ciento del suministro total de leña (Krishnakutty 1990).

Un estudio realizado en el estado de Haryana en la India, que se caracteriza por estar intensamente cultivado, y cuyo 3.8 por ciento de la superficie ha sido clasificada como tierras forestales y sólo el 2 por ciento se encuentra recubierto realmente de cubierta forestal (FSI 1998), mostró que la forestería de granja (árboles a lo largo de los bordes de la finca y en pequeñas formaciones de hasta 0.1 ha) comprendían cerca del 41.2 por ciento de todas las existencias de madera en crecimiento. Las hileras múltiples de árboles a lo largo de las carreteras y los canales daban cuenta, respectivamente, del 13 y del 9.6 por ciento, mientras que las parcelas con árboles de la aldea daban cuenta del 24 por ciento y los islotes de árboles de menos de 0.1 ha, del 10.6 por ciento (FSI 2000).

En Marruecos, en donde la cubierta forestal es de menos del 5 por ciento de la cubierta de la tierra, y en donde las otras tierras boscosas abarcan sólo el 7 por ciento, casi el 20 por ciento de la tierra podría estar cubierta de árboles fuera del bosque, es decir bajo forma de zonas de pasto forestadas (84 por ciento) y plantaciones de árboles frutales (12 por ciento) (Rosáceas, cítricos, olivos, palmeras, nogales, higueras, almendros). La producción de frutas ocupa un lugar importante en la economía nacional (MADRPM 2000). Habría que destacar que aún cuando un bosque ha sido prácticamente destruído, el algarrobo (Ceratonia siliqua) sigue siendo una de las pocas especies que se conservan, pues es altamente apreciado por los agricultores debido a sus múltiples usos, que proporcionan forraje e ingresos por la venta de los frutos destinados a la exportación. Sin embargo, no existen datos confiables sobre la distribución y el potencial de este recurso del “bosque”, que es de interés para los agricultores, pastores, concesionarios y el Gobierno y que se encuentra distribuido en las tierras agrícolas y forestales.

En Sudán, el Inventario forestal nacional llevó a cabo una encuesta del uso del la tierra en el contexto nacional, a fin de proporcionar estadísticas sobre el área y el volumen y así planificar en los ámbitos subnacional y nacional (FAO 1995). El inventario fue diseñado para suministrar estimaciones preliminares sobre los productos que no fueran la leña y madera para la construcción tradicionales, tales como la cantidad de goma arábiga, frutas o nueces que pueden ser recolectadas, así como la distribución de las especies no madereras de interés (Glen 2000).

En Costa Rica, el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), en colaboración con la Universidad de Friburgo, Alemania, está desarrollando una metodología regional para Centro América a fin de evaluar los recursos de los árboles fuera del bosque. Una mezcla de muestras de teledetección satelitares, fotos aéreas y muestras de campo se utilizan para enfrentar la complejidad de los recursos (cantidad de especies, distribución y estructura) y permitir así una vigilancia dinámica de los recursos en los ámbitos nacional y regional (Kleinn et al. 1999). Los autores apenas mencionados, estudiaron los datos recolectados sobre los árboles fuera del bosque en ocho países de América Latina (Brasil, Costa Rica, Colombia, Guatemala, Haití, Honduras y Perú). Ninguno de estos países ha establecido una base de datos y la búsqueda de la información fue multisectorial. Las estadísticas sobre la cubierta y el uso de la tierra proporcionaron una idea de la importancia relativa que tienen los árboles fuera del bosque.

En Kenya, se promovió la siembra extensiva de árboles en las tierras agrícolas durante los decenios de 1970 y 1980, gracias al incentivo principal de una mayor seguridad en la tenencia de la tierra. Existe una tendencia creciente a diversificar la cubierta de árboles y especies en las granjas de propiedad privada (Kiyiapi 2000). Suponiendo que la actual tasa de incremento de siembra de árboles seguirá, se estimó que las granjas produjeron cerca de 9.4 millones de metros cúbicos de madera en 2000 lo cual producirá cerca de 17.8 millones de metros cúbicos en 2020. Se prevé que la proporción de toda la madera producida en los distritos de potencial medio y alto aumentará al 80 por ciento en 2020 (FDK 1994). Njenga et al. (1999) indican que los cultivos arbóreos contribuyeron entre el 18 y el 51 por ciento de los ingresos totales familiares a nivel de granja. En efecto, mientras las formaciones naturales han disminuido, ha habido un aumento correlativo de la siembra de árboles en buena parte de las mesetas altamente pobladas de Kenya. A medida que los bosques naturales se reducen o se vuelven inaccesibles, los sistemas agroforestales ayudan a la población a diversificar su producción e ingresos y a protegerse de la escasez de combustible y madera (FDK 1994).

En Bangladesh, las formaciones forestales naturales abarcan menos del 6 por ciento del país y la tasa de crecimiento de la población es extremadamente alta. Un inventario de los bosques de las aldeas/caseríos del país (FAO 1981; Douglas 1981; Hammermaster 1982, citado en Singh 2000) indicó que los árboles fuera del bosque constituyen un recurso vital para la población local, proporcionándoles alimentos, forraje y leña. El método de muestreo se basó en una muestra doble de aldea/familia, contando con una base de muestreo agroecológica y administrativa. Las zonas rurales de Bangladesh fueron divididas en seis regiones principales consideradas como estratos agroecológicos, cada uno de los cuales estaba subdividido en thanas (entidades administrativas, subdistritos). Las familias que constituían las unidades de muestreo fueron elegidas al azar entre numerosas aldeas. Los datos de muestreo del inventario comprendían las palmas, la caña, árboles, bambú y matorrales. Los resultados expresados por estrato y por habitante, proporcionaron datos volumétricos para la leña, madera aserrada, y datos sobre las especies por cantidades totales por debajo y sobre los 20 cm. Este inventario fue aparentemente la primera evaluación nacional de los árboles clasificados fuera de los bosques de Bangladesh.

MÉTODOS E INSTRUMENTOS PARA EVALUACIONES FUTURAS

Un reto prioritario para realizar las evaluaciones futuras consiste en conocer la situación y las dinámicas de todos los recursos que representan los árboles, tanto fuera como dentro del bosque. Un país que aborda un ejercicio de planificación no puede limitarse únicamente a los árboles dentro del bosque, especialmente cuando sus recursos forestales parecen ser insuficientes.

La elección de instrumentos y métodos utilizados para describir o evaluar los árboles fuera del bosque dependen de la escala utilizada para llevar a cabo el análisis, la clase de datos y el grado de exactitud deseado. Los instrumentos utilizados en general no son específicos o nuevos, más bien se combinan y se aplican de manera original. El inventario en Bangladesh descrito arriba es uno de los numerosos ejemplos de métodos desarrollados para recolectar datos sobre los árboles fuera del bosque. El estudio de Bangladesh proporciona evidencias sobre las adaptaciones necesarias para armonizar los procedimientos de inventario forestal convencionales con las características específicas de este recurso.

En algunos aspectos - por ej. la estructura, la distribución espacial y la extensión del área cubierta - los árboles fuera del bosque son más difíciles de evaluar que las formaciones forestales. La evaluación de los árboles fuera del bosque no se presta al ahorro potencial de costos que acompaña al uso extenso de la tecnología de teledetección. La teledetección vía satélite presenta más dificultades para evaluar los recursos fuera del bosque que para evaluar características tales como la superficie de bosques. Sin embargo, los datos satelitares permiten estratificar una región en base a criterios ecológicos y de cubierta de la tierra, proporcionando la base para un buen documento de trabajo para un trabajo más específico en el futuro.

La tecnología de teledetección utilizada más frecuentemente para los árboles fuera del bosque es la fotografía aérea, que puede ser utilizada para describir la distribución espacial y distinguir las clasificaciones de la cubierta de los árboles fuera del bosque, siempre y cuando se elija una escala apropiada. Sin embargo, los altos costos hacen prohibitiva la utilización difusa de la fotografía aérea para hacer evaluaciones de los árboles fuera del bosque en la mayoría de los países. Los nuevos sensores de satélite de una resolución de 1 m representan una alternativa futura a la fotografía aérea.

Algunos inventarios de campo de los árboles fuera del bosque están estructurados de acuerdo a los métodos de inventario forestal y mantienen los criterios biológicos y físicos; otros enfatizan aspectos sociales, eligiendo aldeas como unidad de muestreo. Para realizar medidas en el terreno, el arreglo de muestras diseñadas para las formaciones boscosas puede no ser el mejor método a aplicar a los árboles. Planes de muestreo menos tradicionales que, teóricamente, serían más apropiados para este tipo de recurso, deberían ser ensayados en varias categorías de árboles fuera del bosque, especialmente aquellos que cubren superficies bastante grandes.

Los estudios sobre los beneficios o impactos sociales y económicos de los árboles fuera del bosque a menudo dependen de encuestas familiares, entrevistas o diagnósticos estándar tales como el diagnóstico rápido rural participativo.

La integración de estos dos últimos enfoques - inventario biofísico y análisis socioeconómico - no es simple y requiere cierta precaución debido a la gran variedad de situaciones sociales que tienen significado únicamente en el contexto local.

Los beneficios ambientales o impactos de los árboles fuera del bosque podrían ser evaluados directamente enlazando los indicadores mensurables, tales como la cantidad y tipo de árboles, con las variables ambientales tales como la calidad del agua o la erosión. En un contexto urbano, la cubierta de árboles podría tener un impacto directo en la temperatura del ambiente. Medir el impacto ambiental del manejo de los árboles es un tema que concierne todas las operaciones de planificación o manejo de los recursos naturales.

La evaluación de los árboles fuera del bosque requiere datos de índole geográfica, ecológica, biofísica, social y económica. Sin embargo, esto implica que una cantidad importante de información tendrá que ser procesada cuidadosamente. La diversidad que conlleva la utilización final de esta información, incluye la planificación del uso de la tierra y el análisis basado en inventarios, y tendrá que ser considerada en la estructuración y procesamiento de los datos, así como en la presentación de los resultados.

Es importante conocer el estado de los árboles fuera del bosque en cualquier momento dado, pero es aún más importante poder trazar patrones de cambio en el curso del tiempo en la misma zona. Los dos enfoques utilizados más frecuentemente han sido la comparación de fotos aéreas tomadas a una distancia de tiempo suficientemente larga, y estudios entre los habitantes/gestores, combinadas con inventarios de campo.

Algunos países, tales como Francia y el Reino Unido, han realizado inventarios periódicos basados en el establecimiento de parcelas permanentes ligadas a inventarios forestales permanentes. Sin embargo, el alto costo de este tipo de operación limita la cantidad de países capaces de adopatarla. India y Bangladesh están experimentando opciones para el futuro.

La tendencia actual hacia el establecimiento de una autoridad descentralizada de planificación del uso de la tierra sugiere que es importante de llevar a cabo evaluaciones a nivel local, en donde el contexto geográfico, histórico y socioeconómico es relativamente armonioso. Sin embargo, para que los datos puedan ser comparables a nivel de país, es necesario establecer una serie mínima de reglas comunes en cuanto a los métodos y arreglos. El aspecto técnico de la evaluación de los árboles fuera del bosque es ciertamente complejo, además se requiere de más investigación para afinar mejor el recurso.

CONCLUSIONES

Los árboles fuera del bosque son cada vez más reconocidos por quienes elaboran las políticas, los planificadores y gestores, como un componente esencial del desarrollo sostenible. Este antiguo recurso ha formado parte del contexto cultural cotidiano de las poblaciones rurales y en muchos casos los recursos que representan los árboles fuera del bosque han sido cruciales para mantener la seguridad alimentaria. Sin embargo, se requerirá mucho trabajo y debate antes de que los árboles que crecen en las zonas no clasificadas como bosques puedan ser considerados como una parte integral de las políticas de planificación y desarrollo.

Es necesario e importante que se llegue a una definición consensuada para trabajar este aspecto, de manera que pueda ser adaptada en el curso del tiempo y de las circunstancias y responder así a los contextos económico, ecológico, social y cultural de este recurso, los cuales están evolucionando rápidamente. Esto facilitaría el trabajo de formulación de leyes que no sean sectoriales o contradictorias, incorporando así los derechos de propiedad, uso y acceso a la tierra y los árboles. En muchos países existe una necesidad de obtener mayor seguridad en la tenencia de la tierra y los derechos de usufructo de los árboles que crecen fuera de las zonas de bosque, especialmente para aquellos sectores de la población que cuentan con menos poder, incluyendo a las mujeres.

Aunque las bases de datos sobre los árboles fuera del bosque eran bastante coherentes en algunos países, estos siguen siendo fragmentarios, dispersos, empíricos y a menudo sectoriales. Se necesita avanzar en la aplicación de enfoques prácticos para utilizar el conocimiento y evaluar la verdadera contribución que los árboles fuera del bosque aportan a las necesidades económicas, demandas sociales, y mantenimiento de los ecosistemas. Los inventarios y evaluaciones de los árboles fuera del bosque basados en métodos accesibles y confiables son fundamentales para una utilización y planificación eficaces del uso de la tierra. Las estrategias para promover y apoyar las zonas donde crecen los árboles fuera del bosque, deben abordar la importancia que reviste la sostenibilidad, cuando tratan de mantener las ventajas tradicionales de las cuales goza la población, y aumentar las oportunidades para obtener nuevos beneficios a partir de estos recursos.

Las tendencias en favor de la devolución y empoderamiento de las comunidades para el manejo de los recursos locales debería mejorar y promover la conservación y el uso sostenible de los árboles fuera del bosque. La FAO se ha comprometido a mejorar la evaluación de los árboles fuera del bosque en las evaluaciones mundiales futuras, y a asistir a los países miembros a crear capacidades para evaluar los árboles fuera del bosque de manera eficaz y utilizar este conocimiento para desarrollar y ejecutar políticas y programas de desarrollo sostenible eficaces.

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[2] “Otras tierras” incluyen las tierras agrícolas (entre ellas los pastizales y llanuras), las áreas construídas (incluyendo los asentamientos humanos y la infraestructura s), las tierras deforestadas (incluyendo los oasis) y la nieve y el hielo.
[3] El estudio Teruti de la Oficina central de encuestas estadísticas y estudios fué iniciada por el Ministerio de Agricultura de Francia en 1981; éste supervisa los cambios en las zonas de árboles fuera del bosque y las zonas boscosas.
[4] Los productos forestales no madereros (PFNM) son productos de origen biológico pero no de la madera que derivan de los bosques, otras tierras boscosas, y árboles fuera del bosque.

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