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Capítulo 29. Europa Central


Figura 29-1. Europa Central: mapa de la cubierta forestal

1. Austria

2. Bélgica y Luxemburgo

3. República Checa

4. Dinamarca

5. Francia

6. Alemania

7. Irlanda

8. Hungría

9. Liechtenstein

10. Países Bajos

11. Polonia

12. Eslovaquia

13. Suiza

14. Reino Unido

Los 15 países que constituyen esta subregión son: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Eslovaquia, Hungría, Irlanda, Liechtenstein, Luxemburgo, los Países Bajos, Polonia, la República Checa, el Reino Unido y Suiza[44] (Figura 29-1). Todos ellos son países avanzados desde el punto de vista industrial e importantes usuarios per cápita de productos madereros. Asimismo, se trata en su mayoría de importadores netos de productos madereros, con excepción de Austria, la República Checa y Polonia, que son exportadores netos. El clima de la subregión es templado, generalmente húmedo y fresco; en el oeste sufre la influencia del Océano Atlántico, si bien hacia el este se transforma cada vez más en continental con inviernos duros, y en el sur de Francia en mediterráneo, con veranos calurosos y secos. Los países de mayores dimensiones son Francia, Alemania y Polonia, que representan tres quintos de la superficie terrestre total de Europa central, la cual asciende a 196 millones de hectáreas. Alemania, el Reino Unido y Francia, en cambio, presentan la mayor densidad demográfica.

RECURSOS FORESTALES

Aproximadamente un cuarto de la superficie de tierra de esta subregión, es decir, 52 millones de hectáreas, está cubierto de bosques, mientras otros 2.2 millones de hectáreas se clasifican como otras tierras boscosas, las cuales se hallan en mayor medida en Francia. Este último país, Alemania y Polonia poseen dos tercios de la superficie forestal de la subregión, y solamente en Francia se encuentra el 30 por ciento.

Antes de la aparición del hombre, los bosques cubrían gran parte de la superficie terrestre, y las especies latifoliadas templadas constituían casi toda la cubierta forestal natural de la subregión. En los siglos pasados, gran parte de esa cubierta se eliminó para dar paso a la agricultura y a otros usos de la tierra, y casi todos los bosques restantes se alteraron o modificaron, principalmente al ser sometidos a manejo. Hoy existen únicamente algunos restos dispersos de bosques inalterados por el hombre; de hecho, se estima que en Europa central existen menos de 250 000 hectáreas de estos bosques, situados sobre todo en Polonia (144 000 ha). La mayoría de los bosques está clasificada como bosque seminatural que, junto con los bosques inalterados por el hombre, compone una superficie total de bosques naturales de 47.8 millones de hectáreas (Tabla 29-1). Cabe destacar que el término bosque "natural" así como se emplea en este informe se refiere, por lo que respecta a los países industrializados templados y boreales, a todos los bosques que no están incluidos en plantaciones. En el caso de Europa central, esto significa que en el presente informe más del 90 por ciento de los bosques se clasifica como natural (Figura 29-2). Las plantaciones cubren un área de 4.1 millones de hectáreas, siendo las de mayores dimensiones las del Reino Unido, Francia e Irlanda. En muchos países hay grandes extensiones de bosques seminaturales (incluidos en el presente documento en la categoría de bosques naturales) que en un principio se originaron como plantaciones, pero al madurar perdieron su apariencia.

Tabla 29-1. Europa Central: recursos forestales y manejo

País/área

Área de la tierra

Área de bosque en 2000

Cambio del área 1990-2000 (total de bosque)

Volumen y biomasa por encima del suelo (total de bosque)

Bosques bajo plan de manejo

Bosques naturales

Plantaciones forestales

Área total de bosques

000 ha

000 ha

000 ha

000 ha

%

ha/cápita

000 ha/año

%

m3/ha

t/ha

000 ha

%

Austria

8 273

3 886


3 886

47.0

0.5

8

0.2

286

250

3 886

100

Bélgica y Luxemburgo

3 282

728


728

22.2

0.1

-1

-0.2

218

101

656

90

República Checa

7 728

2 632


2 632

34.1

0.3

1

n.s.

260

125

2 632

100

Dinamarca

4 243

114

341

455

10.7

0.1

1

0.2

124

58

455

100

Francia

55 010

14 380

961

15 341

27.9

0.3

62

0.4

191

92

15 341

100

Alemania

34 927

10 740


10 740

30.7

0.1

n.s.

n.s.

268

134

10 740

100

Hungría

9 234

1 704

136

1 840

19.9

0.2

7

0.4

174

112

1 840

100

Irlanda

6 889

69

590

659

9.6

0.2

17

3.0

74

25

551

84

Liechtenstein

15

7


7

46.7

0.2

n.s.

1.2

254

119

7

100

Países Bajos

3 392

275

100

375

11.1

n.s.

1

0.3

160

107

375

100

Polonia

30 442

9 008

39

9 047

29.7

0.2

18

0.2

213

94

9 047

100

Eslovaquia

4 808

2 162

15

2 177

45.3

0.4

18

0.9

253

142

1 988

91

Suiza

3 955

1 195

4

1 199

30.3

0.2

4

0.4

337

165

1 153

96

Reino Unido

24 160

866

1 928

2 794

11.6

n.s.

17

0.6

128

76

2 319

83

Total de Europa Central

196358

47766

4114

51880

26.4

0.2

152

0.3

222

117

50990

98

Total de Europa

2259957

1007236

32015

1039251

46.0

1.4

881

0.1

112

59

954707

92

TOTAL MUNDIAL

13063900

3682722

186733

3869455

29.6

0.6

-9 391

-0.2

100

109

-

-

Fuente: Apéndice 3, Tablas 3, 4, 6, 7 y 9.

Nota: Se proporcionan datos conjuntos para Bélgica y Luxemburgo, como en el SOFO de 2001.

Más de la mitad de la superficie boscosa de la subregión se compone de bosques en los que predominan las latifoliadas y de bosques mixtos de latifoliadas y coníferas. En los últimos dos siglos, aproximadamente, la proporción de bosques constituidos predominantemente por coníferas ha venido aumentando debido a las prácticas de manejo encaminadas a favorecer estas especies, incluida la forestación, sobre todo para la producción maderera. Sin embargo, en los últimos años, esta tendencia hacia bosques con mayor presencia de coníferas ha disminuido o incluso se ha invertido, a medida que se han formulado políticas para estimular un mayor uso de las latifoliadas en la repoblación a fin de aumentar la biodiversidad y para otros fines ambientales y sociales. Los países en que predominan las especies de latifoliadas son Francia, Hungría y Eslovaquia, mientras que las coníferas prevalecen en Alemania, Austria, Polonia, el Reino Unido e Irlanda. En estos dos últimos países, esto es el resultado de activos programas de forestación iniciados después de la Primera Guerra Mundial.

La subregión se caracteriza por una gran diversidad de tipos de bosques, que se refleja especialmente en Francia. En las partes occidental y central de este país predominan los montes de latifoliadas, cuyas especies más comunes son la haya (Fagus sylvatica) y el roble (Quercus spp.). En el este y en las zonas montañosas de los Alpes y los Pirineos, las principales especies son las coníferas, en particular piceas y abetos, frecuentemente entremezcladas con hayas, mientras que en el sureste (Les Landes) se encuentra la más grande superficie de coníferas establecida por el hombre en Europa, compuesta de pinos marítimos (Pinus pinaster). En el sur la vegetación es de tipo mediterráneo con pinos y robles así como con vastas áreas de maquí y matorrales. El bosque bajo y el bosque bajo con resalvos son una característica común de muchas partes del país y abarcan casi la mitad de la entera superficie forestal. En el activo programa de reforestación (en parte para reemplazar el bosque bajo) y forestación se ha previsto el uso de algunas especies exóticas, especialmente abetos de Douglas (Pseudotsuga spp.), y álamos (Populus spp.).

En los últimos dos siglos la composición de los bosques alemanes se ha visto muy influenciada por las prácticas de manejo, que insistían en el uso de especies de coníferas en las actividades de replantación. Actualmente, más de la mitad de la superficie forestal se compone predominantemente de coníferas, y otro quinto consta de una combinación de coníferas y latifoliadas. Dos tercios de las existencias en formación son coníferas. Los bosques se concentran en las partes meridional, central y oriental del país, siendo muy limitada su presencia en la llanura septentrional. Las principales especies de coníferas son el abeto rojo y el pino silvestre (Pinus sylvestris), mientras que las especies de latifoliadas más comunes son la haya y el roble. En Alemania y en otros países de Europa central el volumen promedio de las existencias en formación por hectárea es muy elevado así como el incremento neto anual por hectárea.

Austria y Suiza presentan algunas características forestales parecidas a las de Alemania, incluida una preponderancia de las especies de coníferas: en Austria el 88 por ciento de la superficie boscosa está constituida sobre todo por coníferas o por mezclas de coníferas y latifoliadas; en Suiza, en cambio, la proporción es del 77 por ciento. La mayor parte de la superficie forestal de estos países es montañosa, lo que influye en la composición de las especies en favor de las coníferas, así como en las funciones de los bosques. En estos países la protección contra las avalanchas y deslizamientos del terreno tiene enorme importancia. Suiza y Austria ocupan el primer y segundo lugar en Europa por lo que concierne al volumen de existencias en crecimiento por hectárea, que supera los 300 m3 por hectárea. En Austria la producción maderera es muy importante ya que el país es el único gran exportador neto de la subregión (Polonia y la República Checa son también exportadores netos, si bien en menor magnitud).

Dos tercios de la superficie forestal de Polonia se componen en su mayoría de coníferas, y otro quinto corresponde a bosques mixtos de coníferas y latifoliadas. La especie conífera más importante es el pino silvestre, mientras que la especie latifoliada más importante es el roble. La mayoría de los bosques polacos se clasifican como seminaturales, pero como se menciona anteriormente, hay 144 000 ha de bosques inalterados por los humanos y un área aún mayor de bosques no disponibles para el abastecimiento de madera por motivos de conservación o porque poseen algún tipo de protección. En la República Checa, más de la mitad de la superficie forestal se compone de una combinación de coníferas y latifoliadas, aunque cuatro quintos del volumen de las existencias en crecimiento son coníferas. El abeto rojo es la conífera más importante junto con el alerce europeo y el pino silvestre, mientras que la haya es la latifoliada más común. Todos los bosques están clasificados como seminaturales y casi todos son aptos para el abastecimiento de madera; sólo una pequeña zona no puede ser aprovechada por motivos de conservación.

Figura 29-2. Europa Central: área de bosque natural y plantaciones forestales en 2000 y variaciones netas del área entre 1990 y 2000

En Eslovaquia y Hungría predominan las especies de latifoliadas. En Hungría éstas componen casi nueve décimos de la superficie forestal, una de las proporciones más altas en las regiones templada y boreal. En Eslovaquia las latifoliadas principales son la haya y el roble (y las coníferas son el abeto rojo, el abeto blanco y el pino), mientras que en Hungría también son muy importantes la acacia falsa y el álamo. En este último país, los rodales jóvenes son sumamente abundantes debido a la reforestación y forestación y al breve turno de rotación de ciertas especies.

Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo y los Países Bajos son relativamente poco boscosos, exceptuando la región montañosa de Ardenas en Bélgica y Luxemburgo. En Dinamarca y los Países Bajos, la cubierta forestal corresponde a algo más de un décimo del territorio nacional. En los Países Bajos, debido a su elevada densidad demográfica, la superficie de bosques per cápita asciende tan sólo a 0,02 ha, el dato más bajo de Europa. En estos países la superficie forestal y el volumen de existencias en formación prácticamente se dividen en partes iguales entre especies latifoliadas y coníferas, siendo las especies principales el roble, la haya y el abeto rojo, junto con otras especies incluidas en los programas de reforestación y forestación, como álamos, pinos y abetos de Douglas.

Irlanda y el Reino Unido son los países de la subregión, y de toda Europa, que poseen la mayor proporción de plantaciones en sus superficies forestales totales, con el 90 por ciento y el 69 por ciento, respectivamente. Hasta hace poco, la mayoría de las plantaciones se componían de especies de coníferas, en particular la picea de Sitka y el abeto rojo, pero también muchas otras, como pinos, alerces y abetos de Douglas. Como resultado, en los últimos 80 años aproximadamente, la proporción de coníferas (incluidas las formaciones mixtas de coníferas y latifoliadas) en la superficie forestal total aumentó considerablemente, alcanzando el 86 por ciento en Irlanda y el 68 por ciento en el Reino Unido a finales del siglo XX. Durante el mismo período, la forestación ocasionó un incremento en el nivel de cubierta boscosa, que pasó de un nivel muy bajo hasta casi un décimo; sin embargo, este dato sigue siendo muy bajo en comparación con el promedio europeo.

En los años noventa, en toda la subregión, la superficie de bosques aumentó en cerca de 150 000 ha, es decir, el 0.3 por ciento al año. El mayor aumento se registró en Francia, con 62 000 ha, pero también hubo incrementos importantes en Alemania, Irlanda, Polonia, Eslovaquia y el Reino Unido. El crecimiento más rápido se verificó en Irlanda con un 3 por ciento anual. Los aumentos de superficie que figuran en el Tabla 29-1 corresponden a las variaciones netas tras considerar la pérdida de bosques para otros usos de la tierra, en particular la urbanización y la infraestructura de comunicaciones. Los incrementos de la superficie forestal fueron sobre todo el resultado de la forestación (plantación) y de la conversión de otras tierras boscosas en bosques, si bien en unos pocos países, especialmente en Francia, hubo una colonización natural de la tierra no boscosa, especialmente de la tierra agrícola abandonada.

Aunque en los últimos decenios en todos los países de la subregión se ha atribuido mayor importancia, tanto en términos absolutos como relativos, a las funciones ambientales y sociales de los bosques, la producción maderera es, y probablemente seguirá siendo en el futuro previsible, la función más importante. Excepciones a esta orientación general son los Países Bajos, parte de Dinamarca y el Reino Unido, esto es, zonas con una elevada densidad demográfica donde los usos recreativos y de conservación de la naturaleza son especialmente importantes. A finales del decenio de 1990, las extracciones de madera procedentes de bosques aptos para abastecimiento de madera, que representaban la mayor parte del volumen total, ascendían a 156 millones de metros cúbicos sin corteza, siendo los principales productores Francia, Alemania, Polonia y Austria. Tras incluir el volumen de corteza en la madera talada y el volumen de talas no recuperadas (pérdidas de la explotación), el volumen equivalente de talas era de casi 217 millones de metros cúbicos con corteza. Este volumen puede compararse con el volumen anual de crecimiento medido como incremento neto anual, a fin de estimar la variación neta de las existencias en formación. Como notificado por los países de la subregión, a finales del decenio de 1990 el volumen del incremento neto anual de los bosques disponibles para el abastecimiento maderero ascendía a 366 millones de metros cúbicos con corteza. Por consiguiente, las cortas representaron únicamente un 59 por ciento del incremento neto anual, lo que significa una considerable expansión en el volumen de las existencias en formación. Se trata de un fenómeno que ocurre desde hace diversos decenios y es común a todos los países de Europa central. Sin embargo, las talas expresadas como porcentaje o proporción del incremento neto anual no son por sí solas una indicación fiable de las posibilidades de aumentar las cortas o de la sostenibilidad de los recursos forestales, especialmente cuando la estructura de las clases de edad del bosque se orienta hacia rodales menos maduros, como sucede en Hungría, Irlanda y el Reino Unido. Además, podrían existir razones ambientales y prácticas que hacen improbable un incremento de las talas hasta igualar el nivel del incremento neto anual en forma sostenible. A pesar de ello, en la mayoría de los países podría ser posible ampliar la producción maderera sin riesgo de perjudicar la sostenibilidad de los recursos forestales.

MANEJO Y USOS DE LOS BOSQUES

Todos los países de Europa central suministraron información de ámbito nacional acerca de la superficie forestal bajo manejo (Tabla 29-1). Todos ellos, asimismo, adoptaron la definición utilizada por los países industrializados, esto es, de bosques manejados conforme a un plan oficial o no estructurado aplicado regularmente durante un período suficientemente extenso (cinco años o más) e incluyeron las zonas para las que se ha decidido expresamente no emprender ninguna actividad de manejo. Las cifras comunicadas oscilaron entre el 83 por ciento (el Reino Unido) al 100 por ciento (mayoría de los países) de la superficie forestal total en 2000. En total, se informó que aproximadamente 51 millones de hectáreas, es decir, el 98 por ciento de la entera superficie forestal de Europa central, se maneja conforme a un plan formal o informalmente aprobado.

En los países de la subregión los bosques pueden ser propiedad de tres sujetos principales: el Estado, otros organismos públicos como comunas y municipalidades, y particulares. También las instituciones y empresas privadas y las industrias forestales poseen bosques, si bien en medida mucho menor. En la subregión, el modelo de distribución de la propiedad varía de un país a otro debido a influencias históricas, políticas y sociales, pero en promedio se encuentra repartido de la siguiente manera: el Estado 36 por ciento; otros organismos públicos 13 por ciento; particulares 43 por ciento; y otros 8 por ciento. Estos porcentajes se refieren a la propiedad de los bosques disponibles para el abastecimiento maderero, que en los países de la subregión comprenden la mayor parte de la superficie forestal. Los países en los que predomina la propiedad estatal son Polonia, la República Checa y Hungría (81, 71 y 63 por ciento, respectivamente) que, junto con Eslovaquia (43 por ciento), anteriormente eran países con economías de planificación centralizadas y hoy se hallan en transición hacia la economía de mercado, con parte de sus patrimonios forestales en proceso de privatización o restitución. Probablemente, en esos países la proporción de bosques estatales continuará disminuyendo. En cuanto a los demás países, sólo Irlanda tiene la mayor parte de sus bosques bajo propiedad del Estado (66 por ciento), si bien ésta es importante también en el Reino Unido (42 por ciento). En ambos países, el Estado adquirió tierra para sus programas de forestación, pero en el decenio de 1990 algunos bosques estatales se vendieron nuevamente al sector privado. En Alemania, el Estado posee el 33 por ciento de los bosques disponibles para el abastecimiento maderero; esta cifra relativamente elevada se explica por la cantidad de propiedad estatal total que caracteriza el Länder oriental desde el período anterior a la reunificación. En los otros países, en cambio, generalmente el Estado posee una cuota modesta del patrimonio forestal.

En diversos países, las comunas, municipalidades y otros órganos públicos además del Estado son importantes propietarios forestales, en particular en Bélgica, Francia, Alemania, Liechtenstein, Luxemburgo y Suiza. En este último país, la cuota de propiedad total llega hasta el 65 por ciento. Las superficies más grandes de bosques aptos para el abastecimiento maderero de propiedad de organismos públicos además del Estado se encuentran en Francia y Alemania, con 2.3 millones y 2 millones de hectáreas, respectivamente.

Los porcentajes más elevados de bosques disponibles para el abastecimiento maderero de propiedad de particulares se registran en Austria y Francia, con el 69 y el 62 por ciento, respectivamente, si bien este tipo de propiedad también es importante en Bélgica, Dinamarca, Alemania, Irlanda y el Reino Unido. En muchos casos, la propiedad forestal está vinculada con la agricultura y los propietarios viven cerca del bosque y obtienen de él parte de sus ingresos. Sin embargo, en algunos países se ha manifestado la tendencia, en parte asociada con el desplazamiento de la población del campo a las ciudades, hacia una mayor cuota de propiedad absentista, que a veces resulta en el abandono de las propiedades forestales. El número de propietarios forestales privados se cifra en millones -más de tres millones y medio solamente en Francia- y las dimensiones medias de los bosques privados son reducidas, probablemente inferiores a 5 ha. Esto agrava el problema de realizar una manejo eficiente y de lograr la rentabilidad de las operaciones forestales, aunque en muchas de las propiedades más pequeñas la producción de madera comercial no representa la función principal.

En Francia, Hungría, los Países Bajos, Eslovaquia y el Reino Unido existen superficies considerables de bosques que pertenecen a instituciones o empresas privadas. En los Países Bajos y el Reino Unido, los últimos años se han caracterizado por la adquisición de bosques (y otras tierras) por organizaciones dedicadas a la conservación de la naturaleza a fin de ordenarlos como hábitat de vida silvestre, reservas naturales, etc. En Hungría, se han formado cooperativas para manejar los bosques en nombre de los propietarios privados. Además, en este país y en Eslovaquia las superficies que aún están en proceso de restitución han sido incluidas en la categoría de "otro tipo de propiedad privada". El único país de la subregión que posee bosques pertenecientes a industrias forestales es el Reino Unido, si bien se trata de superficies pequeñas.

El tipo de propiedad, y más particularmente las dimensiones de las unidades de explotación, proporcionan una indicación acerca de la intensidad de el manejo forestal. Los datos relativos a los "bosques bajo plan de manejo" que figuran en la Tabla 29-1 se basan en la información proporcionada por los países acerca de las superficies manejadas conforme a un plan oficial o no estructurado aplicado regularmente durante un período suficientemente extenso. Además, la decisión de no someter a ningún tipo de manejo una determinada zona, por ejemplo para preservarla como zona salvaje o reserva natural, también la califica como superficie bajo manejo. Aunque en la Tabla 29-1 se evidencia que muchos países tienen la mayoría o la totalidad de sus bosques bajo planes de manejo, ello no constituye una indicación de la cantidad de superficie que se maneja en modo satisfactorio. En el pasado, en general, el manejo se centraba sobre todo en la producción maderera; sin embargo, actualmente esa orientación se ha desplazado hacia un enfoque de múltiples funciones, y atribuye un énfasis cada vez mayor a los bienes y servicios no madereros. En términos generales, se puede afirmar que la calidad de el manejo es buena, o por lo menos adecuada, en casi todos los bosques públicos y en la mayoría de los bosques privados de mayores dimensiones, tanto pertenecientes a particulares como a instituciones o corporaciones. Como ya se ha dicho, realizar una manejo eficaz en las propiedades más pequeñas resulta más problemático, exceptuando los casos en que éstas pueden agruparse en algún tipo de cooperativa.

CONCLUSIONES Y TEMAS

Lo anterior ha puesto de manifiesto una serie de cuestiones que tienen importantes repercusiones en materia de políticas. Una de ellas concierne a la necesidad de adaptar el manejo y silvicultura a la pauta cambiante de las demandas de la sociedad en relación con los bosques, en particular al creciente énfasis que se atribuye a las funciones ambientales y sociales, y al impacto real o potencial en la función "tradicional" de abastecimiento maderero. La mayoría de los países de Europa central están densamente poblados y muy urbanizados, y poseen niveles de vida elevados y necesidades de beneficios procedentes del campo cada vez más distintas, sean éstas materiales o de otro tipo. Muchos cuentan con industrias forestales bien desarrolladas que seguirán dependiendo de los abastecimientos de madera rolliza procedentes de los bosques. Sin embargo, la industria usará cada vez más otros tipos de materia prima, como papel desechado y residuos industriales. Un desafío importante será mantener la viabilidad económica del sector forestal, al tiempo que se garantiza el suministro de bienes y servicios no comerciales que tienen cada vez mayor demanda.

Actualmente, todos los países sufren la presión que supone tener que retirar una parte cada vez mayor de sus recursos forestales de la producción maderera por razones de protección ambiental, especialmente para la preservación de la diversidad biológica, es decir, la protección de especies raras de flora y fauna. Algunos países han establecido metas en cuanto al volumen de bosques que deben apartar para este fin. Otro progreso importante ha sido la adaptación de las prácticas silvícolas a fin de incrementar la biodiversidad y sostenibilidad, por ejemplo para transformar los monocultivos de coníferas en masas con una variedad de especies, en particular mediante la introducción de latifoliadas. Estas y otras medidas, por ejemplo la prolongación de los turnos de rotación, requerirán tiempo, pero a la larga pueden tener un impacto en la cantidad de madera cosechada, aunque es muy difícil calcular su magnitud.

Desde la CNUMAD en 1992 y la segunda Conferencia Ministerial sobre la Protección de los Bosques en Europa, celebrada en Helsinki en 1993, todos los países europeos, entre ellos los de Europa central, prestan mayor atención para asegurarse que sus bosques sean manejados conforme a los principios de el manejo forestal sostenible. Se han introducido diversos sistemas internacionales y nacionales para permitir a los propietarios, ya sea públicos o privados, certificar que sus bosques se manejan de acuerdo con los principios de el manejo forestal sostenible y que los productos que pasan por la cadena de custodia a través de la industria y el comercio forestales hasta llegar al consumidor final proceden de esos mismos bosques. El grado de adopción de la certificación por los propietarios forestales varía de un país a otro y entre las distintas clases de propietarios. A menudo, los pequeños propietarios privados no han adoptado la certificación debido a sus costos probables y a las incertidumbres acerca de sus beneficios.

Los países de la parte oriental de la subregión, en transición hacia economías de mercado, generalmente heredaron de los regímenes precedentes bosques bien manejados, pero industrias e infraestructuras forestales en la ruina. Estos países deben hacer frente a una labor enorme en la modernización de las industrias e instituciones, así como en su privatización y restitución. Entre los problemas que deben afrontar se encuentra la mejora de los niveles de vida de sus poblaciones, para uniformarlos a la media europea, al tiempo que realizan medidas para mejorar la calidad ambiental, frecuentemente descuidada por los regímenes precedentes. La privatización de los bosques, aunque esté justificada desde el punto de vista político y social, ha originado ciertos problemas, por ejemplo cómo asegurar el mantenimiento de niveles aceptables de manejo sostenible, protección ambiental y acceso para el público.

En los decenios de 1980 y 1990 surgieron serias preocupaciones sobre las condiciones de salud de los bosques de la subregión, especialmente acerca del impacto de la contaminación atmosférica. Se observó que una proporción cada vez mayor de coníferas y latifoliadas estaban sufriendo la pérdida del follaje, al tiempo que aumentó el número de árboles muertos o moribundos. Sin embargo, ulteriores investigaciones parecieron demostrar que la contaminación atmosférica por sí sola era la causa de la mortalidad de los árboles sólo en casos extremos y que, probablemente, se trataba de una combinación de causas (incluidas las condiciones climáticas y prácticas silvícolas anteriores, por ejemplo el establecimiento de rodales de especies fuera de su distribución natural) lo que estaba ocasionando la pérdida de vitalidad, si bien la contaminación atmosférica era un importante factor. Otras preocupaciones fueron la aniquilación de la población de olmos (Ulmus spp.) presente en la subregión como consecuencia de la importación involuntaria de un virus particularmente virulento de América del Norte, y el declino generalizado de la salud de los robles. También varias tempestades violentas que ocurrieron en un período relativamente breve, la última registrada a finales de 1999, causaron graves daños a los bosques. Todo ello hizo surgir la duda de que pudiera haber una conexión con los posibles cambios del clima y la acumulación de gases invernaderos en la atmósfera. Exista o no esa conexión, la posible función de los bosques como sumideros de dióxido de carbono ha entrado a formar parte de los debates de política. Por ejemplo, se ha tomado en consideración el establecimiento de grandes superficies de nuevas plantaciones, si bien la relativa escasez de tierra apropiada en la subregión probablemente limitaría las posibilidades de que los países contribuyan en forma más incisiva a este tipo de iniciativa.

BIBLIOGRAFÍA

CEPE/FAO. 2000. Forest resources of Europe, CIS, North America, Australia, Japan and New Zealand: contribution to the global Forest Resources Assessment 2000. Geneva Timber and Forest Study Papers 17. Nueva York y Ginebra, Naciones Unidas. www.unece.org/trade/timber/fra/pdf/contents.htm


[44] Para más detalles sobre cada país, véase www.fao.org/forestry

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