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Capítulo 49. Conclusiones


FRA 2000 es la última evaluación de los recursos forestales mundiales que la FAO haya realizado desde 1948, siguiendo intervalos de cada 10 años aproximadamente. FRA 2000 aportó mejorías a las evaluaciones anteriores de distintas maneras. Esta evaluación abarcó más países y parámetros que las anteriores, utilizando por primera vez, una única definición de bosque. Comparado con años anteriores, el año promedio del inventario nacional utilizado como fuente de información para esta evaluación, se aproximó más al año de realización de la evaluación mundial. Esta vez se proporcionó un apoyo mayor a la creación de capacidades en los países; nuevas tecnologías tales como la teledetección se utilizaron, de manera extensa,. Por lo tanto, se considera que la confiabilidad de los resultados mejoró de manera considerable. Sin embargo, existen muchos vacíos de información, y la confiabilidad de las evaluaciones futuras aún necesita mejorar - consultar los capítulos que corresponden, respectivamente, a la Revisión del proceso y a las Recomendaciones. (Capítulos 50 y 51).

En FRA 2000 se utilizó una definición uniforme de bosque - el 10 por ciento de cubierta de copas - que fue utilizada para todas las regiones del mundo.[57] De esta manera, las comparaciones a realizar con evaluaciones futuras serán más confiables. Sin embargo, en ocasión de esta evaluación, fue necesario revisar las estimaciones utilizadas para medir el área de los bosques templados y boreales en 1990, por medio de la definición y metodología adoptadas para 2000, debido a que las estimaciones de 1990 se basaban en una definición del 20 por ciento de la cubierta forestal. Los detalles serán publicados en un documento de trabajo de FRA próximamente.

El área de bosque en el ámbito mundial estimada en 2000 fue de casi 3.9 mil millones de hectáreas, de las cuales el 95 por ciento eran bosques naturales y el 5 por ciento, plantaciones forestales.

Cerca del 47 por ciento de los bosques del mundo crecen en las zona tropical, el 9 por ciento en las zona subtropical, el 11 por ciento en las zona templada y el 33 por ciento en la zona boreal.

Los bosques naturales del mundo siguieron desapareciendo o fueron convertidos a otros usos de la tierra a un ritmo muy acelerado. Durante el decenio de 1990, la pérdida total de bosques naturales fue de 16.1 millones de hectáreas anuales, de las cuales 15.2 millones de hectáreas crecían en los trópicos (Tabla 49-1). Esto significa que el 4.2 por ciento del área de bosques naturales que existía en 1990 se había perdido ya para 2000. En los trópicos, la pérdida de los bosques naturales fue del 7.8 por ciento.

No toda la pérdida de bosques naturales se debió a la deforestación, ya que 1.5 millones de hectáreas de bosques naturales fueron convertidos a plantaciones forestales. De manera tal que la deforestación mundial alcanzó 14.6 millones de hectáreas anuales durante el decenio de 1990 (Tabla 49-1), o sea el 3.6 por ciento durante todo el decenio.

El área total de las plantaciones forestales aumentó en un promedio de 3.1 millones de hectáreas anuales durante el decenio de 1990, incluyendo los 1.5 millones de hectáreas convertidos a partir de bosques naturales y el 1.6 millón de hectáreas de forestación en tierras que anteriormente eran objeto de uso no forestal.

La expansión de los bosques naturales, principalmente en áreas que anteriormente se encontraban cultivadas, se llevó a cabo a un ritmo de 3.6 millones de hectáreas anuales en todo el mundo, incluyendo 1 millón de hectáreas anuales en los trópicos. En el ámbito mundial, los bosques naturales y las plantaciones forestales juntas, se expandieron a un ritmo de 5.2 millones de hectáreas anuales. El cambio neto en el área forestal fue de -14.6 +5.2 = -9.4 millones de hectáreas anuales (Tabla 49-1). La reducción neta en el área de bosque fue del 2.4 por ciento para el decenio de 1990 en su totalidad.

Aunque las cifras del ritmo mundial de cambio para los decenios de 1980 y 1990 no se comparan directamente debido a que hubo cambios en las definiciones y metodologías, así como en la información de inventario actualizada, la pérdida neta estimada de bosques (es decir la diferencia de la pérdida del área de bosque debido a la deforestación y la ganancia obtenida mediante la forestación y la expansión natural de los bosques) fue inferior durante el decenio de 1990, respecto al de 1980. La razón principal es que los bosques naturales secundarios se expandieron con mayor rapidez en los años recientes. Esta expansión podría haber sido subestimada, ya que no siempre se le incluye en los informes nacionales y sólo una cantidad relativamente pequeña de países la toman en cuenta. El proceso general parece ser que los bosques vuelven a crecer en la áreas en donde se deja de ejercer la agricultura (no obstante la deforestación en los bosques tropicales sigue siendo un problema serio; ver más adelante).

Esto implica que probablemente, los productos y servicios forestales en el futuro pueden ser proporcionados por los bosques secundarios, reduciendo así la presión que incumbe sobre los bosque primarios. Además el impacto biológico de las pérdidas de rodales de bosque primario en el curso del tiempo podrían ser aliviadas, ya que con el tiempo, los bosques secundarios se convierten en sistemas más diversificados.

Tabla 49-1. Cambios del área de bosque 1990-2000 en las regiones tropicales y no tropicales (millones de ha/año)

Ámbito

Bosque natural

Plantaciones forestales

Total de bosques

Pérdidas

Ganancias

Cambio

Ganancias

Cambio neto

Cambio neto

Deforestación(debida a otros usos de la tierra)

Conversión a plantaciones forestales

Pérdida total

Expansión natural

Neto

Conversión a partir x de bosques naturales(reforestación)

Forestación

Tropical

-14.2

-1

-15.2

+1

-14.2

+1

+0.9

+1.9

-12.3

No tropical

-0.4

-0.5

-0.9

+2.6

+1.7

+0.5

+0.7

+1.2

+2.9

Mundial

-14.6

-1.5

-16.1

+3.6

-12.5

+1.5

+1.6

+3.1

-9.4

PÉRDIDA DEL BOSQUE NATURAL

La pérdida del bosque natural sigue manteniéndose al mismo ritmo registrado en evaluaciones mundiales anteriores (se observó una ligera reducción, pero esta podría no ser significativa debido a que se sitúa dentro de los márgenes de error de las estimaciones). Los procesos de pérdida de los bosques naturales fueron objeto de estudio en el FRA 2000 por medio del estudio de teledetección de (Capítulo46). El estudio mostró que existen diferentes patrones en las diferentes regiones dentro del ámbito tropical, las cuales podrían reflejar el uso que se hace de la tierra, así como de las políticas de uso de la tierra. En América Latina, predomina la conversión directa en gran escala. Las conversiones directas también predominan en África, pero en menor escala. En Asia, el área que ha sido objeto de conversiones graduales (intensificación de la agricultura itinerante) es igual a las conversiones directas de los bosques, a otros usos de la tierra. En el ámbito mundial, las conversiones directas predominan en el panorama, dando cuenta de cerca de tres cuartos del área convertida. La mayor parte de la deforestación tropical es, entonces, el resultado de conversiones rápidas, planificadas o en gran escala a otros usos de la tierra, principalmente la agricultura. Por lo tanto, las políticas destinadas a abordar la deforestación tienen un impacto mayor si están dirigidas a las causas y mecanismos que provocan la conversión directa y permanente de los bosques a otros usos de la tierra.

La influencia que ejerce la presión de la población sobre el cambio forestal se enfatizó en FRA 1990, debido, en parte a que FRA 1990 se basaba en un modelo guiado por la cantidad población, para estimar la deforestación. En FRA 2000 el uso de este modelo fue abandonado en favor de la transparencia y a fin de preservar la integridad y representatividad de las fuentes de datos en los resultados finales. Estudios nuevos indican que los nexos entre la densidad de la población/crecimiento y conversión de la tierra son débiles y la simplificación era exagerada. Otros factores tales como el desarrollo de la economía en su conjunto, la urbanización, las políticas, la legislación, la cultura y la tradición pueden explicar una proporción relativamente mayor de variación en la tasa de cambio del área de bosque entre los distintos países.

Por lo tanto, se requiere de otros estudios intersectoriales, a fin de esclarecer mejor cuáles son los procesos de uso y cambio de uso de la tierra. Los estudios podrían incluir los derechos a utilizar las tierras forestales en condiciones diferentes, así como los efectos que producen los distintos niveles de inversión de capital y los subsidios en la agricultura.

VOLUMEN DE LA MADERA Y BIOMASA LEÑOSA

El volumen de la madera, definido como el volumen de los troncos con corteza, excluyendo las ramas, fue incluido en FRA 2000 como indicador de la capacidad que los bosques tienen de satisfacer las demandas de productos derivados de la madera. El volumen total de la madera en el 2000 se estimó en 386 mil millones de metros cúbicos, o sea cerca del 2 por ciento más que en 1990, debido a que el aumento del volumen que se verificó en los bosques templados y boreales compensa la disminución que se llevó a cabo en las regiones tropicales.

La biomasa leñosa sobre la superficie del suelo, definida como la masa de la parte leñosa sobre la superficie del suelo de los árboles vivos o muertos, arbustos y matorrales, fue estimada en calidad de indicador de carbono depositado como contribución de los bosques a la estabilidad climática. Esta se estimó en 422 billones de toneladas (secas), de las cuales sólo el 27 por ciento se encontraba en Brasil. Esta cifra era cerca del 1.5 por ciento menor que en 1990 debido a la pérdida de bosques tropicales con un alto contenido de biomasa.

La información disponible sobre el volumen y la biomasa era limitado, en particular modo con respecto a los bosques tropicales. La necesidad de medidas confiables y comparables para ambos parámetros, y en particular de su cambio en el curso del tiempo, seguirá aumentando. Las estimaciones del volumen de la madera, no sólo para los bosques naturales, sino cada vez más para las plantaciones forestales y los árboles fuera del bosque, serán necesarios en los ámbitos nacional y regional a fin de establecer estudios de tendencia, desarrollo de políticas y planificación. La necesidad de contar con estimaciones de la biomasa leñosa está relacionada con la posibilidad de pagos de compensación a cambio de captura de carbono, en el marco del Protocolo de Kyoto del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático CMNUCC), que podría tener un gran importancia en el futuro, como pago por servicios ambientales suministrados por el sector forestal en muchos países.

PLANTACIONES

En 2000 se estimó que las plantaciones forestales abarcaban 187 millones de hectáreas, de las cuales el 62 por ciento se situaba en Asia. Este es un aumento considerable respecto a la estimación de 1995 de 124 millones de hectáreas. En el ámbito mundial, la tasa anual estimada de nuevas plantaciones logradas, es de cerca 3 millones de hectáreas, siendo Asia y América del Sur quienes dan cuenta del 89 por ciento de ellas. En el ámbito mundial, la mitad de las plantaciones forestales están destinadas a fines industriales.

La expansión de las plantaciones registradas es impresionante, pero cerca de la mitad del área registrada fue sembrada, aparentemente, en tierras que anteriormente estaban recubiertas de bosques naturales. Además, la tasa de plantaciones que tuvieron éxito es baja con respecto a los informes nacionales de algunos países, además un pequeño número de países son quienes reportan la mayoría de la expansión. Sin embargo, al tomar en cuenta la expansión de los árboles fuera del bosque en muchos países, una parte importante y cada vez mayor del suministro de madera y fibra probablemente provendrá, en el futuro, de los recursos arbóreos sembrados. Por ejemplo, aunque las plantaciones del bosque dieron cuenta de únicamente el 5 por ciento de la cubierta forestal mundial en 2000, se estima que éstos suministraron cerca del 35 por ciento de la madera en rollo en todo el mundo. Se considera que esta cifra aumentará al 44 por ciento en 2020. En algunos países la producción de plantaciones forestales ya aportaba la mayoría del suministro de madera para uso industrial.

En los países en desarrollo cerca de un tercio de todas las plantaciones que se cultivaban en 1995 tenían el fin principal de proporcionar leña. Sin embargo habría que notar que la contribución, a menudo subestimada, que aportan los árboles sembrados en las tierras agrícolas, aldeas, caseríos, a lo largo de las carreteras y cursos de agua, junto con otras fuentes de leña tales como las ramas y arbustos, explican por qué la crisis de suministro de leña, tan temida para el decenio de 1980 en los países en desarrollo, nunca se verificó.

Los resultados de FRA 2000 tienden a apoyar la predicción que indica que las plantaciones proveerán cada vez más una gran parte del suministro de madera en el futuro. La necesidad de utilizar los bosques naturales para proporcionar madera debería disminuir, al menos en términos relativos, en áreas en donde se está invirtiendo en la siembra de recursos arbóreos.

Existe un interés cada vez mayor en desarrollar plantaciones forestales, por ejemplo, en calidad de depósitos de carbono, sin embargo la falta de resolución de los debates en el ámbito internacional acerca de los instrumentos legislativos, mecanismos y sistemas de vigilancia, siguen siendo un obstáculo.

ÁRBOLES FUERA DEL BOSQUE

Los árboles fuera del bosque (AFB) constituyen un recurso importante que no figura entre las definiciones de "bosque" y "otras tierras boscosas" de FRA 2000. A menudo, pero no siempre, se trata de árboles sembrados y comprende los árboles que se encuentran en las ciudades, granjas, a lo largo de las carreteras, y en muchos otros lugares en donde, por definición, éstos no forman parte del bosque. Los árboles fuera del bosque proporcionan una contribución importante al medio ambiente y al bienestar social y económico de la humanidad, incluyendo las contribuciones a la seguridad alimentaria.

FRA 2000 no intentó llevar a cabo una evaluación mundial exhaustiva de los árboles fuera del bosque, y hasta ahora tampoco se ha llevado a cabo una evaluación similar, aunque si se han realizado muchos estudios sobre los árboles fuera del bosque en países o áreas terrestres específicas. Tomando en consideración el alcance que actualmente tienen los bienes y servicios proporcionados por los árboles fuera del bosque, así como su casi total exclusión de la elaboración de políticas y de la planificación, las evaluaciones de los recursos forestales futuros deberían asistir a los países para que evalúen los árboles fuera del bosque, respaldando así una orientación dirigida a alcanzar una evaluación mundial más exhaustiva.

DIVERSIDAD BIOLÓGICA

FRA 2000 abordó una serie de indicadores importantes sobre la diversidad biológica tales como la información sobre los bosques por zonas ecológicas, el estado de protección, el estado natural, las especies protegidas y los aspectos relacionados con la fragmentación. Se espera que la información suministrada por este informe contribuirá a proporcionar una comprensión mejor de la situación y las tendencias que se verifican en el ámbito de la diversidad biológica de los bosques. También se presentaron dos estudios en el marco de FRA 2000, uno que abordaba la cantidad de helechos, palmas, árboles, anfibios, reptiles, aves y mamíferos que existen por país, y otro que examinaba los atributos espaciales de los bosques que definen uno de los aspectos, es decir el grado de "naturalidad", que podría aplicarse al ámbito mundial.

La evaluación de la diversidad biológica de los bosques, en el ámbito mundial, presenta una cantidad de dificultades conceptuales que tienen que ser resueltas para lograr el éxito de las evaluaciones futuras.

MANEJO FORESTAL

Una evaluación de las tendencias de manejo de los recursos forestales pone de relieve el aprecio que adquiere cada vez más la necesidad de llevar a cabo un manejo forestal sostenible. Por ejemplo, hasta 2000, 149 países estaban participando en una o más de las nueve iniciativas eco-regionales a fin de elaborar y ejecutar criterios e indicadores para el manejo sostenible de los bosques, aunque el grado de intensidad de la ejecución puede variar de manera considerable. El área de bosque que se encuentra sujeta a planes de manejo formales o informales en todo el mundo, ha aumentado aparentemente - lo cual constituye otro indicador de los esfuerzos que se realizan para mejorar la situación los bosques. Los informes señalan que el 89 por ciento de los bosques en los países industrializados, eran objeto de prácticas de manejo según un "plan de manejo formal o informal ". Las cifras para los países en desarrollo estaban lejos de ser completas. Sin embargo, los resultados preliminares mostraron que al menos 123 millones de hectáreas, o cerca del 6 por ciento del área total de bosques en estos países, estaban sujetos a un "plan de manejo formal aprobado a nivel nacional, de una duración de al menos cinco años". La diferencia que existe entre las definiciones de "plan de manejo" hacen difícil efectuar una comparación entre los dos grupos.

También hay que tener en cuenta que la existencia de un plan de manejo forestal formal o informal no significa necesariamente que los bosques estén siendo manejados de manera sostenible. El estudio no indicaba si los planes eran apropiados o no, o si estaban siendo ejecutados de acuerdo a lo planificado, o si estaban teniendo los efectos deseados; de manera tal que algunas áreas registradas como sujetas a un plan de manejo, pueden no estar siendo manejadas de manera sostenible, mientras que otras áreas, que no se encuentran sujetas actualmente a un plan de manejo formal, si lo están.

Aunque la certificación ha sido sobre todo un instrumento de comercialización, ésta también puede contribuir a promover el manejo sostenible de los bosques. El área mundial de bosques certificados ha aumentado a cerca de 80 millones de hectáreas hasta 2000.

La práctica del manejo forestal sostenible y la cantidad y calidad de la información sobre el tema debería seguir mejorando a medida que se siguen ejecutando los criterios e indicadores en muchos países. Si se desea mejorar este aspecto, tendrá que seguir aumentando la conciencia política de los desafíos que esta práctica conlleva (posiblemente utilizando como catalizador a las sesiones de alto nivel que se llevan a cabo en el Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques (UNFF), así como una mejor repartición de la información y experiencias, además de la creación de capacidades y un apoyo mayor para ejecutar programas eficaces en el campo, en materia de manejo forestal, especialmente (pero no sólo) en los países en desarrollo.

ÁREAS PROTEGIDAS

En el ámbito mundial, el proyecto de elaboración de mapas de FAO/PNUMA-CMVC indicaba que el 12 por ciento del área mundial de bosques se encuentra bajo una de las categorías de área protegida de la UICN. Sin embargo, la discrepancia que existe entre los resultados del análisis de los mapas mundiales y las áreas registradas por los corresponsales nacionales de FRA 2000 mostraban diferencias en la manera de interpretar la clasificación de UICN, así como de ejecutarla en el contexto nacional. El mejoramiento continuo de las definiciones y de los enfoques de la evaluación son extremadamente auspiciables.

En el ámbito mundial, la proporción de bosques situados en áreas protegidas estimados por FRA 2000 superaba el 10 por ciento, una cifra que ha sido sugerida como objetivo mínimo de áreas protegidas.

Sin embargo, habría que destacar que las estadísticas en el ámbito mundial podrían no representar la protección real que se concede a los bosques en distintas zonas ecológicas o en distintos países. También habría que destacar que las seis categorías de la UICN incluyen distintos niveles de protección, y de que no todos los bosques jurídicamente protegidos están siendo manejados de manera eficaz.

INCENDIOS FORESTALES

El perjuicio físico y extenso, el desequilibrio económico y la amenaza a la salud pública que provocó la ocurrencia de incendios en el curso del decenio pasado capturó la opinión pública. La conciencia de que la causa de estos incendios a menudo reside en los efectos imprevistos provocados por la políticas públicas destinadas a legislar el uso de la tierra en otros sectores distintos del sector forestal, ha cobrado mayor vigencia.

También ha aumentado el aprecio hacia los beneficios de índole biológica que los incendios en las tierras forestales producen bajo ciertas circunstancias. A pesar de la creciente atención pública y de la cooperación intersectorial e internacional sin precedentes, se carece de datos mundiales confiables sobre el alcance y los impactos que tienen los incendios forestales y sobre la utilización de los incendios como instrumento de desboscamiento y de ordenamiento de la vegetación.

Se espera que el desarrollo de políticas de uso integrado de la tierra relacionadas con los incendios y el aprecio que cobró la necesidad de utilizar los incendios como un instrumento, sigan mejorando. Se espera que este progreso pueda tener un efecto en la insurgencia de los incendios forestales, sin embargo es necesario recolectar más información antes de poder contar con una evaluación confiable de las tendencias.

SUMINISTRO DE MADERA

Según un estudio acerca del área de bosques accesibles y por lo tanto capaces de suministrar madera y otros productos, el 51 por ciento de los bosques del mundo se sitúan a 10 km. de la infraestructura de transporte principal, constituyendo así fuentes potenciales de suministro de madera. Esta accesibilidad subió al 75 por ciento al tomar en cuenta los bosques situados a 40 km. de la infraestructura de transporte. La accesibilidad mayor se identificó en los bosques subtropicales (el 73 por ciento se sitúa a una distancia de 10 km. de la infraestructura de transporte) y el grado de accesibilidad menor fue identificado en los bosques boreales (el 34 por ciento a una distancia de 10 km.).

Dado que la explotación es una de las intervenciones de manejo de bosques más importantes, se analizó la información relativa a las extracciones y a la explotación en el caso de los principales países industrializados. Sin embargo, muy pocos países tropicales proporcionaron información al respecto. De igual manera, se llevó a cabo un estudio en 43 países tropicales que dan cuenta de aproximadamente el 90 por ciento de los recursos forestales tropicales del mundo. El estudio mostró que cerca de 11 millones de hectáreas de bosque tropical fueron explotadas anualmente durante el decenio de 1990, siendo el grado de intensidad de explotación muy variable, de 1 a 34 m3 por hectárea.

PRODUCTOS FORESTALES NO MADEREROS

Los productos forestales no madereros (PFNM) aportan una contribución importante a la seguridad alimentaria y a las condiciones de vida sostenibles. Pocos países evalúan los recursos que proporcionan productos forestales no madereros o que vigilan cuál es su contribución a la economía nacional, de manera tal que efectuar una evaluación mundial fue difícil. FRA 2000 hizo un resumen de los PFNM cuyos datos habían sido recolectados y describió los PFNM más importantes de cada región, estableciendo así estimaciones de su valor económico, cuando los datos existían. Se han identificado algunos de los principales problemas relacionados con la recolección y análisis de los datos acerca de los PFNM; los cuales deberían ser superados a fin de mejorar las evaluaciones futuras.

Los PFNM tienen un papel socioeconómico muy importante en muchos países, tanto en desarrollo, como desarrollados, pero debido a la insuficiencia de la información sobre PFNM actualmente estos no figuran de manera eficaz en el diálogo político, la formulación y la ejecución de planes. Así como en el caso de los árboles fuera del bosque, las evaluaciones futuras de los recursos forestales mundiales deben asistir a los países para que evalúen sus recursos forestales no madereros, reforzando así una orientación en pos de una evaluación mundial más exhaustiva.


[57] Las definciones completas de bosque y otros parámetros establecidos en FRA 2000 figuran en el texto de los capítulos apropiados.

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