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6. EVALUACIÓN DEL IMPACTO DE LA CERTIFICACIÓN SOCIAL Y AMBIENTAL


La aplicación de normas y el acceso a mercados certificados (y posiblemente etiquetados) impacta de manera compleja la economía de la granja. Puede afectar positiva o negativamente los costos de producción, los rendimientos y los precios al productor, los que tienen que ser analizados en conjunto. Más aún, los costos de inversión iniciales probablemente sean diferentes para cada granja. Pueden introducirse al sistema nuevos cultivos o nuevas actividades, lo que complica aún más el análisis de la relación costo-beneficio.

No existen estudios sistemáticos que valoren el impacto de los programas de certificación en un número amplio de granjas, cultivos y localidades. Sin embargo, está creciendo el número de estudios de casos que han evaluado - más o menos exhaustivamente - el impacto de la certificación sobre diversos aspectos de los costos y la rentabilidad. Este capítulo trata de ofrecer una idea general de estudios de casos documentados acerca del impacto de la certificación en productores de países en desarrollo. Todos los casos seleccionados se refieren a cultivos hortícolas y tropicales, y fijan su atención en explotaciones certificadas que producen para el mercado, ya sea para centros urbanos locales o para la exportación.

Este método de captar ‘evidencias’ tiene dos riesgos: en primer lugar, sólo se informan los casos que se consideran positivos, pues fracasos de hecho son descalificados. En segundo lugar, no se podría hacer una verificación de campo. Los datos vertidos en los informes fueron verificados con otras fuentes cuando ello fue posible. Finalmente, la mayoría de los casos documentados tuvieron apoyo de algún proyecto que contó con asistencia de un patrocinador. Esta es la razón principal de que se disponga de poca información acerca de la aplicación de las normas SAN, SAI e ISO 14001, aunque también puede asumirse que las iniciativas privadas orgánicas están poco representadas.

El centro de atención en los casos estudiados, y de ahí que se use esta metodología, varía según el caso. Algunos se han enfocado al rendimiento, otros a las utilidades, otros a los factores de éxito y al papel de las organizaciones de apoyo. Para cada tipo de certificación se ofrece un cuadro resumen con los datos de los rendimientos, costos de producción y utilidades comparados con otros sistemas similares de producción convencional.

6.1 LA AGRICULTURA ORGÁNICA CERTIFICADA

La publicación de la FAO Agricultura orgánica, ambiente y seguridad alimentaria, analiza el impacto de la agricultura orgánica, certificada y no certificada. El estudio enfatiza el hecho de que las utilidades de los sistemas orgánicos pueden parecer altas en una temporada, debido a las primas en los precios que se reciben por la comercialización de un cierto cultivo, pero bajas en la temporada siguiente debido a la siembra de cultivos para la producción de abono verde. Por ello, cuando se evalúa la rentabilidad de los sistemas orgánicos (FAO, 2002), es esencial tomar en consideración el ciclo total de rotación.

En el cuadro 5 se ofrece un resumen de los estudios de casos de producción orgánica certificada por pequeños productores en los países en desarrollo.

Cuadro 5 - Resumen de datos económicos de estudios de casos de producción de cultivos comerciales orgánicos certificados en países en desarrollo

Caso

Número de agricultores

Costo de producción

Rendimiento

Prima

Ganancia neta

Observación

FRUTAS Y HORTALIZAS

1. El Salvador, Las Pilas, hortalizas

66

Demanda de mano de obra extra

?

?

Dificultad para comparar el sistema convencional de 2 temporadas, con el ciclo anual continuo de rotación orgánica.

2. Perú Alto Piura, mango

200
(64 de ellos certificados)

Costos de prod./caja: -33%
costos de cosecha -82%

Similar o ligeramente superior

-18% (pulpa orgánica contra fresca convencional)

utilidad/caja
+170%

En la planta de pulpa no se requiere una clasificación de calidades

3. Uganda, frutas tropicales

10-20

Similar (el exportador paga y es dueño de la certificación)

Similar

ninguna

similar

Certificación del sistema existente por seguridad del mercado.

4. República Dominicana, banano

> 450

+8%

Similar

+22-29%

+50%

Los problemas de calidad y el dominio del mercado por parte del exportador hacen que el futuro sea incierto para el productor en pequeña escala.

5. Costa Rica, Talamanca, banano + cacao APPTA

1 100

más alto (mano de obra)

Más alto

150%
(cacao)

Positiva en términos de rentabilidad de la mano de obra

3 sistemas de producción:
a) cacao + frutas + árboles
b) banano + fruta + árboles
c) cacao + banano +fruta + árboles

CAFÉ

6. Brasil, Sierra de Baturité

158
(de ellos 110 certificados)

más alto

?

Sólo durante tres años

Más alta durante los tres años

Se abandonó la certificación debido a la pérdida de las primas en el mercado de exportación después de 3 años.

7. Costa Rica, estudio de pares de cultivos

10 pares con
1 convencional
+ 1 orgánico

Promedio: + 4.5%

Promedio: -22%

Promedio: 20% ±7

Promedio: - 4.5%

Alta variación entre pares

8. Guatemala, Tierras Altas Cuchumatanes

370

Al menos +15% (subsidio al proyecto para costos de certificación

+38% a +67%

+30% en 2000 y
+18% en 2001
(café verde)

Más alto

La construcción de un camino redujo los costos del transporte (también beneficia a los agricultores convencionales)

ALGODÓN

9. India, Proyecto Maikaal

>1 000

-30% a -40%

+20%

25%

Más alta


10. Uganda, EPOPA

24 000

Similar (el exportador paga y es dueño de la certificación)

Similar

15-30% (sobre el precio al productor)

hasta <30% (también una ganancia extra para el exportador)

Básicamente, certificación del sistema de producción existente

CAÑA DE AZÚCAR

11. Argentina

600

Similar por ha.

-25%

+75% en 2001.

+118% en 2001.

Beneficio principal: se mantuvo en operación la



+34% por ton. en 2001


+35% en 1998.


planta azucarera

12. Sri Lanka, alimentos biológicos, té y especias

443

?

?

Té: 100% (incluye prima por comercio justo)
especias: 10-30%

?

Certificación pagada por el exportador u otra agencia

HORTALIZAS ORGÁNICAS FRESCAS PARA LOS SUPERMERCADOS LOCALES EN EL SALVADOR

Basado en el informe de Damiani, 2001a.

Historia y organización

A finales de los años noventa dos ONG norteamericanas, CLUSA y Technoserve, estimularon la creación de tres cooperativas de agricultores en Los Planes y Las Pilas en El Salvador. El clima de la zona es adecuado para la producción orgánica de hortalizas, y las ONG identificaron oportunidades comerciales con los supermercados. En total participaron 66 agricultores. Una de las motivaciones más importantes para que adoptaran los métodos de producción orgánica fue la preocupación por posibles problemas de salud asociados a la ingestión de productos químicos. Los agricultores cultivaban anteriormente con un esquema de dos temporadas por año, hortalizas y riego en la estación seca y maíz en la estación de lluvias. Los agricultores habían estado vendiendo sus hortalizas convencionales a intermediarios, quienes las vendían en el mercado «La Tiendona» en San Salvador. Ahora, a través de los proyectos, los agricultores han estado vendiendo a algunas de las principales cadenas de supermercados en El Salvador.

Inversión y cambios en los métodos agrícolas

Debido a que los supermercados requerían un suministro constante de productos, los agricultores necesitaban contar con una infraestructura de riego; condición que impusieron CLUSA y Technoserve al crearse los grupos de agricultores. Los grupos tuvieron que programar su producción de tal manera que pudieran cosechar cada semana, predecir cuidadosamente las cosechas y asignar a cada productor individual la cantidad a cosechar y entregar. Los supermercados también requerían mayor calidad que los mercados tradicionales y mayor uniformidad en el color, el tamaño y el sabor. Se tuvieron que realizar inversiones más específicas, especialmente para construir terrazas y sembrar barreras vivas para la conservación de los suelos. Tanto CLUSA como Technoserve ayudaron a los grupos a obtener fondos para construir las instalaciones colectivas de empaque y un vivero para producir las plántulas.

Economía de la granja

Es difícil comparar la producción de hortalizas en un ciclo orgánico continuo con el sistema de siembra alternada de maíz y hortalizas. Debido a la mayor demanda laboral, los agricultores redujeron ligeramente la superficie total de tierra cultivada. Los agricultores que habían continuado sembrando el mismo cultivo reportaron una caída sustancial en las utilidades en los primeros dos o tres años y luego se recuperaron y estabilizaron ligeramente por debajo de los rendimientos de los métodos convencionales. El estudio indicó que los precios que pagaban los supermercados eran más altos que en La Tiendona y de que había una prima en el precio por ser productos orgánicos. La mayoría de los agricultores orgánicos eran hombres, lo que puede explicar porqué es necesaria la posesión de la tierra en forma estable a fin de hacer inversiones para la conservación de suelos que sólo se recuperan en un largo plazo, y el requerimiento de una infraestructura de riego (las mujeres pueden estar en una situación desventajosa debido a desigualdades en la tenencia de la tierra). Otra explicación podría ser que las tareas de conservación de suelos requieren un considerable esfuerzo físico y muchos agricultores no tienen los recursos para contratar mano de obra. Las tres instalaciones de empaque generaron mano de obra asalariada empleando en total a 45 trabajadores, principalmente mujeres.

PULPA ORGÁNICA DE MANGO DEL ALTO PIURA, PERÚ

Basado en el informe de Cardoza, 2001.

Historia y organización

La Asociación de Productoras y Productores Ecológicos del Alto Piura, en el norte del Perú, organiza agricultores que operan en pequeña escala; en promedio con 2,1 hectáreas, bajo riego, y principalmente con árboles frutales. Desde 1993 el Centro IDEAS, una ONG, ha promovido la agricultura orgánica en el valle. Al momento de elaborarse este informe, IDEAS proporcionó asesoría a cerca de 200 agricultores con un total de 3 000 hectáreas. De ellos, alrededor de un 32 por ciento estaban certificados. El mango ha producido uno de los más altos volúmenes. En 1999, un importador (Douglas Stewart) solicitó un contenedor (20 toneladas) de pulpa de mango orgánico, pero no fue posible entregarlo debido a que la certificación se obtuvo demasiado tarde. Para el siguiente año sin embargo, se hicieron los preparativos del caso y se acordó que el mango fuera elaborado en la planta de Agrobackus en Motupe-Lambayeque. Tanto los agricultores como la planta fueron inspeccionados y recibieron la certificación a tiempo.

Inversiones y cambios en los métodos agrícolas

Una de las técnicas orgánicas más adoptadas es el uso de cubierta vegetal. En 2000, se instalaron o renovaron alrededor de 60 hectáreas de huertas frutícolas. La instalación de una huerta frutícola cuesta 500 dólares EE.UU./ha. La poda e injertos de nuevas variedades en árboles maduros requieren 175 dólares EE.UU./ha. La incorporación de material orgánico al terreno es también una inversión significativa. El centro IDEAS proporcionó asistencia técnica a través de parcelas demostrativas para pequeños productores, capacitación de coordinadores y promotores, investigación participativa, e inversión en relación 1:1 (lo que el agricultor invierte, lo invierte también IDEAS).

Economía de la granja

Después de la instalación, el mantenimiento de 1 hectárea de mango cuesta un promedio de 400 dólares EE.UU. para un huerto orgánico, mientras que para uno convencional se requieren 1 015 dólares EE.UU. El mango orgánico rinde alrededor de 25 toneladas/ha. Para mango fresco convencional, el costo variable de producción y cosecha fue de 7 nuevos soles/caja, y se vendieron en el mercado a un promedio de 9 nuevos soles/caja. En cuanto al mango orgánico para la planta de Agrobackus, los costos variables fueron de 2 nuevos soles/caja; el precio de venta fue 7 nuevos soles/caja, lo que significó un margen de utilidad considerablemente más alto. Los costos de la cosecha fueron en particular más bajos (descendieron desde 5,5 soles nuevos por caja hasta 1 nuevo sol/caja) principalmente porque no fue necesaria la clasificación por tamaños para la planta de pulpa. Los costos anuales de certificación para el grupo completo fueron de 1 300 dólares EE.UU., lo que daría un promedio de sólo 20 dólares EE.UU. por granja.

FRUTAS TROPICALES ORGÁNICAS - UNA OPORTUNIDAD EMPRESARIAL EN UGANDA

Basado en el informe de Kidd, Tulip y Walaga, 2001.

Historia y organización

La exportación de frutas orgánicas de Uganda se ha desarrollado sin el apoyo de patrocinadores. Bio Tropical Garden y la granja AMFRI han organizado de 10 a 20 agricultores en un esquema de productores externos. Los agricultores no reciben mucha información técnica más allá de lo que está prohibido. Los exportadores han estado haciendo tratos comerciales con los mismos agricultores de producción convencional.

Inversión y economía de la granja

Los agricultores no tuvieron que cambiar mucho sus prácticas. Los exportadores pagan por la certificación (no un sistema de control complejo, pero sí una certificación en grupo con registros simples e inspección al 100 por ciento) y son dueños del certificado. Los excedentes que los exportadores no compran se venden en el mercado convencional local o en el mercado convencional de exportación. Los agricultores no reciben una prima; ésta la utiliza el exportador para pagar los costos de la certificación, con un margen más alto de utilidad. El beneficio para los agricultores es contar con un canal de mercado seguro.

BANANO ORGÁNICO DE LA REPÚBLICA DOMINICANA

Basado en el informe de Damiani, 2002c.

Historia y organización

Desde finales de los años ochenta, la producción de banano en Azua se ha caracterizado por el bajo uso de insumos químicos. No ha habido problema con la enfermedad Sigatoka Negra debido a las condiciones del clima seco. La empresa comercial nacional Plantaciones Tropicales estableció nexos con productores en pequeña escala y una compañía de certificación. Las primeras exportaciones se hicieron por 1988. En esa época se tuvo un segundo ciclo de producción y se estableció en Azua otra compañía comercializadora, Horizontes Orgánicos, trabajando de acuerdo con principios biodinámicos. En 1994, un técnico de Horizontes estableció su propia empresa, SAVID. SAVID y Horizontes iniciaron la firma de contratos con asociaciones de productores en pequeña escala y SAVID expandió sus actividades a otras partes de la República Dominicana.

La producción de banano a gran escala creció a un ritmo constante en otras partes del país, y en el año 2001 Azua produjo sólo el 10 por ciento de la producción total. En Azua el 80 por ciento de la producción está aún en manos de productores en pequeña escala, cada uno con 1,25 hectáreas en promedio. La mayoría de los agricultores está organizada en asociaciones, pero éstas aún son débiles. Las empresas de mercadeo han establecido, gestionado y financiado el sistema de control interno y son propietarias del certificado. Los contratos con las asociaciones de productores, que eran para períodos más largos - hasta tres años - recientemente se acortaron para evitar problemas ocasionados por las variaciones en los precios.

Inversiones

El Centro Dominicano para la Promoción de la Exportación (CEDOPEX) ha organizado talleres y ha participado en ferias, promoviendo las exportaciones orgánicas en general. Tanto los dueños como los agrónomos de las dos compañías comercializadoras introdujeron nuevas tecnologías y variedades orgánicas. En un principio, las empresas no tenían otra opción que la de enviar sus productos en barcos de carga, lo cual era caro y afectaba negativamente su calidad. Finalmente, SAVID logró convencer a los transportadores de banano para que incluyeran a la República Dominicana en sus rutas. Obtuvieron fondos por adelantado de los compradores y los utilizaron para proporcionar créditos de corto plazo a los agricultores para que éstos pudieran adquirir sus insumos. También proporcionaron asistencia técnica para mejorar la calidad del producto. No obstante, debido a lo limitado de los recursos de los agricultores, los trabajos fueron postergados con frecuencia y las mejoras en el sistema de irrigación no se han realizado.

Economía de la granja

Si se compara a los productores convencionales en pequeña escala con los orgánicos, éstos últimos enfrentan en promedio costos de producción en un 8 por ciento más altos que los primeros (2 560 dólares EE.UU./ha orgánica contra 2 370 dólares EE.UU./ha en producción convencional). Estos costos reflejan las más altas demandas laborales; por ejemplo se requiere un 50 por ciento más de mano de obra para el control manual de malezas que con técnicas modernas. Aunque el monocultivo requiere cantidades sustanciales de fertilizantes orgánicos y plaguicidas, los costos totales de insumos orgánicos fueron menores que en el caso de cultivos convencionales. Como resultado, los costos de la mano de obra agrícola constituyen el 71 por ciento del costo total en el sistema orgánico, mientras que en el convencional son el 51 por ciento. Los rendimientos en el sistema orgánico fueron similares a los convencionales, con 14 toneladas/ha. Los rendimientos bajos fueron atribuidos al empleo de cantidades insuficientes de abonos orgánicos, a un mantenimiento inapropiado del sistema de riego y a una sequía a finales de los años noventa.

Las empresas comercializadoras exportaron alrededor de un 70 por ciento de la producción con primas significativas, y vendieron el resto en el mercado local como producto convencional. Debido a que los agricultores tuvieron una información limitada del mercado, y a causa de que SAVID y Horizontes fueron los únicos exportadores, correspondiendo a SAVID el 80 por ciento de todas las exportaciones de banano orgánico, los agricultores en pequeña escala estuvieron en una posición relativamente débil para negociar. Ello se acentuó por el hecho de las compañías eran las dueñas de los certificados orgánicos, aunque se debe decir que Horizontes ha estado alentando a las asociaciones a tomar en sus manos el sistema de control interno y la certificación.

A pesar de esa posición negociadora débil, los agricultores recibieron una prima orgánica de aproximadamente 1 dólar EE.UU./caja en 2001 y 2002. En 2001, los agricultores orgánicos recibieron 4,5 dólares EE.UU./caja (en comparación con 3,5 dólares EE.UU./caja para banano convencional, más del 29 por ciento más) y en 2002, 5,5 dólares EE.UU./caja (en comparación con 4,5 dólares EE.UU./caja, 22 por ciento). Parte de la producción se vendió en el mercado de comercio justo, por lo cual los agricultores recibieron adicionalmente 1,75 dólares EE.UU./caja. Como resultado de la prima en el precio, el modesto incremento en los costos de producción y de los rendimientos similares, el ingreso neto fue un 52 por ciento más alto para los productores de banano orgánico (1 720 dólares EE.UU./ha en comparación con 1 130 dólares EE.UU./ha para el convencional). Sin embargo, los agricultores tuvieron que vender una parte importante en el mercado local durante el verano, cuando la demanda internacional es menor.

Debido a la mayor disponibilidad de banano orgánico en el mercado internacional, los compradores se han vuelto cada vez más exigentes en términos de calidad, lo cual es un reto difícil para los agricultores en pequeña escala. Las empresas comercializadoras han estado expandiendo la producción en sus propias plantaciones, reduciendo aún más la participación de los productores en pequeña escala en la producción total de banano orgánico en el país.

PRODUCCIÓN DE CACAO Y BANANO EN TALAMANCA, COSTA RICA

Basado en el reporte de Damiani, 2002b, y Deugd, 2001.

Historia y organización

Talamanca es parte del Parque Nacional La Amistad y del Corredor Biológico Talamanca-Caribe. Los agricultores en pequeña escala en Talamanca cultivaban cacao en un sistema que incluía árboles de sombra y bosque pluvial. Los agricultores se vieron obligados a abandonar el cultivo a finales de los años setenta, debido a una infestación de hongos, bajos precios en el mercado mundial. La Asociación de Pequeños Agricultores de Talamanca (APPTA) fue creada en 1987, con la asistencia de ANAI (ONG de los Estados Unidos). Actualmente la asociación cuenta con 1 100 miembros productores. A través de ANAI, se hicieron contactos con compradores de cacao orgánico de los Estados Unidos, que estaban buscando regiones donde se hubiese abandonado el cultivo del cacao, con la idea de obtener certificación orgánica sin pasar por un período costoso de conversión. En su fase inicial de actividades de conservación, APPTA ha creado comités locales en los diferentes poblados para llevar a cabo actividades de reforestación. APPTA usó a estos comités como base del sistema de control interno. Posteriormente, APPTA negoció con éxito la venta de banano orgánico, con una compañía costarricense que fabrica puré de banano para la alimentación infantil (Gerber). En 2000, APPTA estaba exportando 210 toneladas de cacao orgánico (de las cuales el 24 por ciento se destinó a Europa) y estaba vendiendo 1 300 toneladas anuales de banano.

Inversiones y cambios en los métodos agrícolas

Actualmente la mayoría de los agricultores tienen una hectárea de cacao mas frutas y tubérculos, sombra, y 1 ha de banano con sombra. Además, cultivan generalmente una superficie de granos básicos. La inversión principal fue la propia certificación. Desde 1995, todas las empresas de certificación que operaban en Costa Rica se han visto obligadas a tener oficinas en el país. Se esperaba que ello redujera los costos de certificación, pero eso no ocurrió. Otra inversión importante fue el reinicio del mantenimiento del plantío de cacao antes abandonado, aspecto que exigía una gran cantidad de mano de obra. Esto afectó especialmente a las mujeres solteras, que no tenían los recursos para contratar trabajadores asalariados. Para la APPTA como organización, fue esencial contar con crédito para poder rembolsar a sus miembros tras el envío. Este crédito fue habilitado por el comprador norteamericano de cacao, como capital inicial.

Economía de la granja

En 2000, la APPTA pagó a sus miembros por cacao orgánico 1 dólar EE.UU./kg, comparado con un precio promedio del producto convencional de 0,40 dólares EE.UU./kg. El banano orgánico fue adquirido a 81 dólares EE.UU. por tonelada para un promedio de producción de 12 toneladas por granja. Un estudio realizado por Deugd (2001) evaluó la operación micro-económica de los sistemas de producción predominantes entre los miembros de la APPTA. Se estudiaron tres sistemas: banano-cacao, banano y cacao. Todos ellos incluían frutas y árboles, aunque los sistemas con producción de banano están generalmente menos mezclados. El sistema cacao-banano generó 11,6 dólares EE.UU./jornada; el sistema de banano, 14,9 dólares EE.UU./jornada y el sistema de cacao, 5,50 dólares EE.UU. /jornada, en comparación con un salario en el área, por un trabajo similar, de 7,27 dólares EE.UU./jornada. Aunque el ingreso de la mano de obra en el sistema de cacao es menor que el costo de los salarios[C11], el ingreso neto anual derivado de este sistema de 264 dólares EE.UU./ha representa un importante complemento al ingreso familiar, especialmente de familias que no tienen acceso a otras oportunidades de empleo.

Impacto ambiental

De acuerdo con Deugd (2001), el grado de erosión y lixiviación fue mínimo debido al denso tapiz vegetal. Algunos estudios encontraron que aunque no tan diversos como el bosque natural, los sistemas de sombra eran mucho más diversos ecológicamente que los monocultivos de las tierras bajas (Guiracocha, 2000; Parrish et al., 1999), y se encontraron tantas especies de pájaros como en el bosque natural (Parrish et al., 1999). Deugd concluyó que la extracción de nitrógeno, fósforo y magnesio estaba más o menos compensada, pero que el balance de potasio era negativo, con una pérdida de cerca de 47 kg/año. En 2001, la Universidad de Costa Rica había iniciado un proyecto en colaboración con APPTA para identificar los materiales y las prácticas adecuadas para incrementar los nutrientes en los suelos, en especial el potasio.

CAFÉ ORGÁNICO DE SOMBRA DE LAS MONTAÑAS BATURITÉ EN EL NORESTE DE BRASIL

Basado en el informe de Saes, De Souza y Otani, 2001.

La mayor parte del café brasileño se cultiva al sol. No obstante, los agricultores de la Sierra de Baturité, región de Ceará, han conservado alguna sombra porque las condiciones climáticas locales, con una estación pluvial intensa y otra seca, no permitieron el cultivo al sol. En los años noventa los rendimientos en el área cayeron de 10 sacos/ha a 5 sacos/ha, principalmente debido a la falta de poda y al envejecimiento de los cafetales. En 1990 se creó el área de protección ambiental de la Sierra de Baturité. Una de las actividades fue el Proyecto Café Ecológico, llevado a cabo por la ONG Fundación CEPEMA, con nexos con una ONG sueca. El proyecto se inició en 1995, con asistencia técnica, provisión de nuevas plantas de café y fruta y especies de árboles de sombra. En 1996 se fundó la Asociación de los Productores Ecologistas del Macizo de Baturité APEMB, aglutinando a 158 agricultores, de los cuales 110 estaban certificados. Con la ayuda de una organización sueca, APEMB encontró un comprador en la Swedish Roaster Classic Kaffe.

Inversiones y cambios en los métodos de la agricultura

La APEMB trabajó sobre mejoras en la calidad, principalmente a través de la introducción de mejores prácticas de secado y de selección del grano. En los primeros años, el Banco del Noreste proveyó apoyo financiero para cubrir los costos de certificación, con un monto total de 5 000 dólares EE.UU.

Economía de la granja

En comparación con el café cultivado al sol en cualquier localidad del Brasil, el café de sombra da menor rendimiento debido a la densidad de las plantas (3 000 cafetos/ha) y su menor rendimiento por planta. Sin embargo, el rendimiento varía mucho, desde 1,3 sacos/ha hasta 12 sacos/ha con un promedio de 5,8 sacos elaborados/ha. La APEMB exportó 6 toneladas en el primer año, que aumentaron a 30 toneladas en 1999, equivalentes al 60 por ciento de la producción total. Recibieron 160 dólares EE.UU./saco, en comparación con 100 a 110 dólares EE.UU./saco en el mercado convencional (entre un 45 y un 60 por ciento por encima). Parte de la prima se obtuvo por la venta del café como arábica cuando ese mismo producto se había estado vendiendo como Conillón (robusta), cuyo precio es mucho menor. Durante esos tres años, el suministro mundial de café orgánico incrementó drásticamente, y el siguiente año Classic Kaffe decidió suspender sus compras a la APEMB. Esta ONG no logró conseguir un nuevo comprador y no pudo continuar pagando la certificación y debido a la falta de recursos financieros.

Nueva estrategia

Debido a los problemas de comercialización, CEPEMA redefinió las estrategias del proyecto y comenzó a desarrollar un sistema de promoción en el mercado local del café, frutas y hortalizas. Esto evitaría los altos costos de la certificación, al tiempo que se recibían modestas primas en los precios. El proyecto contemplaba beneficiarse del turismo en expansión y planeaba entregar canastas a domicilio en la capital del distrito, Fortaleza. Los noticieros confirmaron que las ventas del «Café Ecológico Pico Alto» se iniciaron en Fortaleza en marzo de 2003 (ADITAL, 2003). El café se promueve como «certificado» por CEPEMA y el hecho de que ya había sido exportado se utiliza en publicidad como evidencia de buena calidad.

CAFÉ ORGÁNICO DE COSTA RICA

Basado en el informe de Lyngbaek, Muschler y Sinclair, 2001.

Metodología de la investigación

El estudio comparó diez granjas agrícolas de pequeños productores en un programa de pares entre orgánicos y convencionales en Costa Rica. Según los criterios orgánicos las plantaciones debían estar bajo un manejo orgánico activo al menos durante los últimos tres años. Cuatro de las granjas orgánicas no fueron certificadas y vendieron al mercado convencional. Las granjas convencionales fueron seleccionadas por su cercanía con sus contrapartes orgánicas y por la similitud de las condiciones de altitud y superficie del cultivo. Los costos fijos no pudieron ser incluidos debido a la falta de información, pero probablemente fueron de poca importancia. Los rendimientos, los costos variables, los precios al productor y los ingresos netos se estudiaron durante tres años (1995-1998).

Economía de la granja

En promedio, los rendimientos del café orgánico por hectárea fueron un 22 por ciento menores y los rendimientos por planta un 17 por ciento más bajos que los convencionales. Sin embargo, existieron grandes variaciones entre los pares. En el caso de tres pares, los rendimientos orgánicos fueron más altos; para dos pares el rendimiento fue similar y para los restantes cinco los rendimientos orgánicos fueron considerablemente menores. Los costos variables de producción fueron en promedio un 4,5 por ciento más alto para las explotaciones orgánicas, principalmente debido a la mano de obra, a la preparación y la aplicación de abono orgánico. Las explotaciones convencionales tuvieron costos más altos de mano de obra en la cosecha, los que también estuvieron directamente relacionados con los niveles de producción. A pesar de una media de rendimiento más baja y costos variables ligeramente mayores, el ingreso neto promedio proveniente del café fue sólo ligeramente inferior (un 4,5 por ciento) para las granjas orgánicas. También se observaron grandes diferencias entre el ingreso neto de los pares, en donde tres granjas orgánicas operaron mejor que su contraparte convencional. Los autores calcularon las primas que serían necesarias en cada caso para al menos equilibrar el ingreso neto de cada una de las dos granjas pareadas. Estas primas hipotéticas fueron de un 14 por ciento a un 54 por ciento (descartando los dos extremos). Los costos de la certificación no se incluyeron en el estudio porque las granjas, o no estaban certificadas, o el programa o la planta elaboradora los cubrió. Aunque los costos de certificación fueran patrocinados por una entidad externa (en tres de las granjas), estos productores amortizaron indirectamente los costos de certificación mediante el recibo de una prima más baja que la obtenida por la planta.

CAFÉ ORGÁNICO DE HUEHUETENANGO, GUATEMALA

Basado en el informe de Damiani, 2002a, y Cifuentes, sin fecha.

Historia y organización

El proyecto de desarrollo rural de las Tierras Altas de Cuchumatanes se realizó en el departamento de Huehuetenango, uno de los más pobres de Guatemala, luego que se firmaron los Acuerdos de Paz en 1996. El proyecto se concretó al crearse o revivirse tres asociaciones: La Asociación de Desarrollo de Cocolá (ADIPCO), la Cooperativa Agrícola de San José Quixabaj y la Cooperativa Agrícola de Chojzunil. Los productores de café de ADIPCO, Quixabaj y Chojzunil tradicionalmente no usan insumos químicos, o los utilizan muy poco. El componente mercadotécnico del proyecto identificó al café orgánico como una alternativa para las tres asociaciones. Se hizo contacto entonces con AGEXPRONT, una asociación de exportadores de productos no tradicionales. El proyecto se hizo miembro de una subcomisión de productos ecológicos de AGEXPRONT, y a través de ésta hicieron contacto con EXCAGUA, un exportador de café convencional y orgánico a Europa (en la Ciudad de Guatemala). Las asociaciones obtuvieron sus primeros certificados orgánicos en 1998 y 1999.

Inversiones y cambios en los métodos agrícolas

La inversión más importante que los agricultores debieron hacer durante la conversión fueron medidas de conservación de suelos y la introducción de nuevas variedades de árboles de sombra. Además, las asociaciones requirieron invertir en el procesamiento colectivo del café en forma separada del café convencional. En los primeros dos años, el 70 por ciento de los costos de certificación fueron cubiertos por el proyecto y por una organización ambientalista. El proyecto pagó a un extensionista para organizar el sistema de control interno. También se capacitó a los agricultores, quienes calificaron como «promotores», como «gerentes de crédito» y como «campesinos extensionistas». Esos agricultores acompañaban a los equipos de inspectores internos que hacían dos visitas al año.

Economía de la granja

Mientras que otros caficultores en Guatemala, que habían usado insumos químicos, sufrieron reducciones sustanciales en el rendimiento durante los primeros años de manejo orgánico, no fue así para los caficultores de ADIPCO, Quixabaj y Chojzunil. Al contrario, ellos observaron incrementos de un 38 a un 67 por ciento en cinco años (de 0,86 toneladas/ha a 1,40 toneladas/ha de acuerdo con Cifuentes). Esto puede explicarse por los escasos insumos y los bajos rendimientos previos a la conversión, a un mejor uso de la sombra, a la aplicación de abono orgánico, y a las medidas de conservación de suelos. También significó costos de producción más altos, principalmente de mano de obra y costos de cosecha resultantes de un mayor rendimiento. De acuerdo con Cifuentes, al inicio hubo problemas de calidad, lo que resultó en precios bajos pagados por el primer cliente. Después de resolverlos y vender por medio de EXCAGUA los precios se incrementaron un 25 por ciento. Damiani estimó que en el año 2000 el precio obtenido por el café verde había sido un 30 por ciento más alto que el de los pequeños productores convencionales, y un 18 por ciento mayor un año después. Cifuentes observó que el ingreso familiar promedio se había incrementado de 1 250 a 1 970 dólares EE.UU./año.

Circunstancias externas

En el año 2000 se construyó una carretera para comunicar a las comunidades con la ciudad de Barillas. Esto redujo los costos del transporte a la mitad y el tiempo de traslado de un día a cuatro horas, lo cual benefició tanto a los agricultores orgánicos como a los convencionales. El proyecto también se benefició de las actividades de investigación de la Asociación Nacional de Café (ANACAFE), que tomó en cuenta las necesidades de los agricultores. En consecuencia, el programa de investigación se enfocó en la disminución de los costos de producción en lugar de en el incremento de la productividad. Como resultado, ANACAFE ha estado trabajando con compost y bocashi como alternativa a los fertilizantes químicos, con el control manual de la broca del café (Hypothenemus hampe) y el uso de insectos enemigos naturales de algunos parásitos. Además, ANACAFE capacitó a 16 extensionistas en la producción de café orgánico y entró en contacto con Mayacert para llevar a cabo talleres sobre certificación orgánica.

ALGODÓN MAIKAAL DE LA INDIA

Basado en los informes de Caldas, 1995; Myers, 1995; Myers y Stolton, 1999; y Parrott y Marsden, 2001 basado a su vez en Caldas, 2000, y Barauah, 2000.

Historia y organización

En el año 1992, una alianza entre agricultores, su molino (propiedad de Maikaal Fibres), agentes de ventas y un consultor en cultivos orgánicos, pusieron en marcha un programa de pruebas agrícolas y una granja experimental para producir algodón orgánico. Al año siguiente 200 agricultores se unieron al programa experimental y siete años después lo hicieron más de 1 000 agricultores, cubriendo a más de 6 000 hectáreas. La mayoría de los agricultores cultivaban algodón en pequeña escala y poseían en promedio 2 hectáreas de terreno. El algodón orgánico es el cultivo principal, en rotación con cultivos alimentarios.

Inversiones y cambios en los métodos agrícolas

El algodón convencional se cultivó siguiendo indicaciones de «paquetes técnicos», que incluían fertilizantes químicos y aspersión con plaguicidas entre 10 y 25 veces en una temporada de cultivo, y de la cual hubo informes de desarrollo de resistencia a los plaguicidas usados para combatir la mosquita blanca. Para el algodón orgánico se han desarrollado varias rotaciones y asociaciones de cultivos. Del mismo modo se han sembrado árboles de propósito múltiple alrededor de los límites de los terrenos. Los resultados del análisis de suelos han recomendado el uso de diversos fertilizantes orgánicos. Las plagas son observadas y controladas por medio de una combinación de trampas de feromonas, provisión de hábitat naturales para los predadores, liberación de insectos benéficos y entomopatógenos, y el uso de plaguicidas botánicos. Se estableció un sistema alterno de crédito otorgado por Maikaal Fibres, que proporciona dinero en efectivo y en especie a tasa cero de interés. El cumplimiento de las directrices establecidas es coordinado por el servicio de extensión agrícola de Maikaal Fibres, y el instituto IMO efectúa la certificación en conformidad con las normas orgánicas internacionales.

Economía de la granja

Los rendimientos iniciales bajaron, pero en 1995 habían recuperado sus niveles anteriores y después de siete años los del algodón orgánico fueron un 20 por ciento mayores a los del convencional. Los agricultores tienen un mercado garantizado y reciben una prima del 25 por ciento. Los rendimientos de los cultivos con rotación son de hasta un 20 por ciento mayores y además, la calidad del suelo ha mejorado. Los requerimientos de mano de obra y riego se han reducido, resultando en costos de producción de un 30-40 por ciento menores. Los efectos combinados de costos de producción más bajos, de rendimientos equivalentes o más altos y de primas en el precio, dan como resultado márgenes más altos para el productor. Cuando se requieren insumos biológicos, éstos se piden a granel para reducir costos. En algunas áreas los anteriores proveedores minoristas de plaguicidas se han transformado en proveedores de bio-insumos.

EL PROYECTO EPOPA Y EL ALGODÓN ORGÁNICO DE UGANDA

Basado en los informes de Walaga, 1997; Malins y Nelson, 1998; Van Elzakker y Tulip, 2000; Van Elzakker y Leijdens, 2000; y Kidd, Tulip y Walaga, 2001.

Historia y organización

La mayoría de los cultivadores de algodón en Uganda son productores en pequeña escala y con escasos recursos. El proyecto de promoción para la exportación de productos orgánicos de África (EPOPA) inició en 1994 con el proyecto Algodón Orgánico de Lango en los distritos de Lira y Apac. Se eligió esa área para el proyecto debido a la presencia de hormigas negras que eran capaces de controlar a la mayoría de las plagas. EPOPA proporcionó un préstamo a tasa cero a la unión de cooperativas Lango Cooperative Union (LCU), que en ese momento se estaba separando del movimiento cooperativista controlado por el gobierno. Los agricultores se unieron al programa sobre la base de un grupo de pueblos pequeños llamado Sociedades Primarias. Una vez que una localidad era aceptada, los agricultores recibían semilla a crédito, siendo los costos deducidos del precio del algodón. En 1996 una empresa comercial con sede en los Países Bajos instituyó el comercio justo de los agricultores de Uganda (FFTU, siglas en inglés)[10]. FFTU intentó comprar directamente a las Sociedades Primarias, lo cual le dio a LCU la impresión de que su posición estaba siendo socavada. FFTU también tuvo problemas justificando la financiación de cultivos y optó por volver a comprar a través de LCU. Sin embargo, los problemas financieros continuaron y el arribo a destiempo de los fondos de FFTU trajo como resultado que una parte significativa del algodón se vendiera como convencional. A pesar de los problemas financieros, el número de agricultores participantes aumentó rápidamente de 200 en 1994 a entre 7 000 y 8 000 en 1998. La certificadora sueca KRAV o la holandesa SKAL se encargan de la inspección y la certificación, las cuales hacen en grupo. Se añadieron otros proyectos de algodón orgánico al programa de EPOPA, como el de la comunidad Adigo en el distrito de Apac, siendo Outspan Enterprises la exportadora. En el año 2000 el número de agricultores involucrados aumentó a cerca de 24 000. Aunque el gobierno se opuso en un principio al algodón orgánico, los funcionarios comenzaron a ver resultados positivos y comenzaron a excluir algunas áreas de las campañas de promoción de plaguicidas.

Inversiones y cambios en los métodos agrícolas

Hay poca diferencia entre los métodos de trabajo de los pequeños productores orgánicos y los métodos de los convencionales, excepto que éstos últimos pueden usar ocasionalmente pequeñas cantidades de fertilizantes y plaguicidas químicos. No obstante, también se vio que los agricultores tuvieron que empezar a usar rotaciones, abono verde y ganado. Durante tres años el proyecto proporcionó asistencia técnica, apoyo en los mercados y un descuento en los costos de certificación. Los exportadores no están acostumbrados a involucrarse con los agricultores y mucho menos a proveer servicios de extensión. En el primer año especialmente los exportadores requirieron asistencia para acostumbrarse a este nuevo papel. No obstante, el proyecto evitó el pago de servicios que normalmente tendrían que ser amortizados por el exportador.

Economía de la granja

Las primas orgánicas recibidas por los agricultores participantes en el proyecto Lango fueron del 10 por ciento en 1994/95, del 14 por ciento en 1995/96 y del 50 por ciento en 1996/97. En la comunidad de Adigo los agricultores han obtenido precios de un 15 a un 30 por ciento más altos, sin incrementos significativos en los costos de producción. En promedio el algodón orgánico recibe primas del 20 por ciento en los precios de exportación. Aproximadamente la mitad es para el productor, lo cual representa una prima sobre el precio al productor de entre el 15 y el 20 por ciento. La prima de exportación paga también al personal de campo empleado por el exportador, lo que le permite márgenes de ganancia más altos. Los costos de la inspección y de la certificación, controlados y pagados por los exportadores, aunque inicialmente altos han caído sustancialmente debido a las economías de escala. En general, los exportadores retienen los certificados y ello significa que los agricultores no pueden vender su producto como orgánico a ningún otro comprador. Sin embargo, se les permite vender a otros compradores convencionales. El precio más alto para el algodón orgánico ha tenido una influencia benéfica sobre el precio del convencional y ha obligado a los compradores de algodón convencional a ofrecer otros incentivos, tales como suministrar herramientas de labranza para asegurar sus operaciones. Los agricultores informaron que el dinero extra obtenido del algodón orgánico se emplea en viviendas, cuotas escolares, en utensilios domésticos, ganado, herramientas agrícolas y ropa. Un estudio reciente estimó que EPOPA ha incrementado el ingreso, en 50 dólares EE.UU./año en promedio, a más de 24 000 agricultores. Desde 2000, los proyectos de algodón continúan su operación por su propia cuenta. Hay que observar que, en cambio, el proyecto EPOPA de Tanzania manejado por la misma organización fue considerado un fracaso. La clave del éxito en Uganda fue el enfoque de negocios que le imprimió el coordinador local, mientras que en otras partes las actividades fueron realizadas teniendo en mente la idea de la participación y del proceso en lugar del beneficio económico.

AZÚCAR ORGÁNICO DE PEQUEÑOS PRODUCTORES EN MISIONES, ARGENTINA

Basado en el informe de Serrano, 2002.

Historia y organización

La Unión Europea en 1992 consideró que Argentina ha alcanzado el estatus de País Tercero (desde el punto de vista de la certificación). El peso relativo de los agricultores en pequeña escala o minifundistas en el sector de la agricultura orgánica ha sido muy bajo. La producción de caña de azúcar orgánica en Misiones es el único caso en la Argentina donde un grupo numeroso de agricultores en pequeña escala (600), con explotaciones agrícolas en el rango de 5 a 50 hectáreas cada uno, ha adoptado un cultivo orgánico. Los agricultores comenzaron a cultivar caña de azúcar orgánica en 1997, cuando el único ingenio azucarero en la región decidió convertir su producción convencional a orgánica. El ingenio se había declarado en bancarrota en 1995, y fueron manejados desde entonces por IFAI, una agencia autónoma del gobierno provincial de Misiones. La situación macroeconómica hizo muy difícil la competencia con el mercado del azúcar convencional con los países vecinos y la conversión fue una opción para mantener operando el ingenio. La idea de la alternativa orgánica vino de la ONG Movimiento Argentino de Producción Orgánica (MAPO), que también proporcionó el nexo con el comprador.

Inversiones y cambios en los métodos agrícolas

El ingenio ha estado promoviendo las variedades de caña de crecimiento rápido que pudieran competir con las malezas después de la cosecha. En la cosecha las hojas se cortan más cuidadosamente para cubrir el piso y para evitar la contaminación del azúcar con impurezas de las hojas. El proceso de certificación se inició en 1997. Para 2001 casi todo el azúcar proveniente de los ingenios era orgánico. El ingenio pudo producir pequeñas cantidades de azúcar orgánico aun desde el comienzo porque el período de tres años de conversión fue exceptuado por la agencia reguladora dado que existían tierras en barbecho por varios años (tierra capoeira). El ingenio paga por los costos de la certificación, que son realmente altos. Las leyes argentinas estipulan que los inspectores externos deberán visitar al 100 por ciento de los productores, por lo que los costos de la certificación no pueden ser reducidos mediante la aplicación de un sistema de control interno. De hecho a cada agricultor se le visita dos veces por año. Los costos de la certificación son de hasta 120 dólares EE.UU. por parcela y por año, pero una agencia competidora ofreció los mismos servicios por la mitad de esa cantidad. El ingenio y la IFAI tratan de diversificar los cultivos que manejan los productores de caña, y ya han organizado a un grupo de 20 agricultores que venden hortalizas orgánicas frescas a una de las cadenas de supermercados más importantes en la capital de la provincia. La diversificación también es importante para tener mejores ciclos de rotación. El crédito se hizo a través de un fondo de desarrollo rural provincial, instituido por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) con el fin de incrementar la superficie cultivada con caña orgánica. No obstante, en 2001 se usó crédito sólo para 150 hectáreas, mientras que el ingenio estimó que las 450 hectáreas de expansión fueron adaptadas con recursos de los propios productores.

Economía de la granja

La producción de caña de azúcar orgánica requiere más mano de obra, pero los costos totales de producción por hectárea son similares a los del azúcar convencional debido al ahorro en el uso de agroquímicos. La productividad se redujo de 60 a 45 toneladas/ha, pero esta disminución resultó más que compensada por las primas en los precios de los productos orgánicos (un 35 por ciento en 1998 y un 75 por ciento en 2001). La ganancia neta para los agricultores fue el doble, pasando de 168 a 367 pesos argentinos/ha. No obstante, los agricultores no siempre se percatan de las altas primas de los precios. Ellos entregan la caña de azúcar al ingenio entre julio y agosto y sólo reciben una parte del pago - que cubre los costos de cosecha y transporte. Luego tienen que esperar hasta noviembre o diciembre por el resto. Esto significa que los productores más pobres no tienen dinero en efectivo en ese período. Además, se ven obligados a buscar otros trabajos, teniendo que posponer las labores de limpieza de los terrenos. De todas formas, la caña de azúcar orgánica permitió a los agricultores, que también habían producido tabaco y que estaban preocupados por su salud, continuar cultivando caña de azúcar como su único cultivo comercial. Los administradores del ingenio estimaban que alrededor de 40 productores habían elegido esta opción. El beneficio principal de la conversión del proceso a orgánico fue que el ingenio pudo continuar operando, salvaguardando así la industria local que incluía a 50 vehículos de carga, el comercio de leña como fuente de energía para el ingenio y el empleo de la fuerza laboral (53 trabajadores permanentes y 75 zafrales). Aunque el ingenio mejoró sus utilidades debido a la conversión a orgánico, continuaba sin ser rentable, con un déficit anual de 400 000 dólares EE.UU. que fueron cubiertos por el gobierno provincial. La principal razón fue que el ingenio ha estado operando al 50 por ciento de su capacidad. El ingenio está presionando a los agricultores que tienen parcelas pequeñas para que incrementen la superficie cultivada o suspendan la producción de caña de azúcar, porque los costos de certificación para parcelas pequeñas son relativamente altos. Los agricultores en mayor escala con más de 15 hectáreas de caña de azúcar (con explotaciones de mas de 50 hectáreas) que hicieron la conversión fueron aquellos que tenían parcelas con terreno en barbecho de buena calidad (capoeira), que garantizaban una productividad relativamente alta. En contraste, los agricultores en gran escala sin tierras con esas características dejaron de producir caña de azúcar y cambiaron a otros cultivos como los cítricos.

TÉ ORGÁNICO DE BIO FOODS LTD., SRI LANKA

Basado en el informe de Ediriweera, 2002.

Historia y organización

Bio Foods inició sus actividades en 1990 organizando a productores de té y especias en pequeña escala en el centro del país, en los alrededores de Kandy. Bio Foods le estuvo comprando a 443 productores distribuidos en 11 poblados, con una superficie total de 285 hectáreas (704 acres). La empresa cuenta con una sección de extensión y una de inspección local (interna), centros de acopio de producto, instalaciones de proceso y las secciones de exportación y administración. Los agricultores están organizados en comités por población. Los principales productos son té verde, té negro, té aromatizado, té de hierbas, especias y café.

Inversiones

Bio Foods ha organizado cursos de capacitación sobre la fertilidad del suelo, la protección vegetal, preparación de compost, sistemas de control interno, control de la calidad para el comercio justo y programas de ahorro. Todos los productos son orgánicos certificados, por SKAL, Naturland, IMO o JAS, dependiendo del país importador y de los requerimientos del comprador. Los costos de certificación son cubiertos por Bio Foods, quienes además son dueños de la certificación. Sin embargo, la asociación de pequeños agricultores orgánicos (SOFA) reembolsa a Bio Foods el importe de la certificación de sus miembros. Los productores de té de Bio Foods están registrados también por FLO y parte de éste se vende conforme a las condiciones del comercio justo. En tal caso, el comprador tiene una licencia de un miembro de FLO para la venta de productos del comercio justo. Se ha informado que los periodos de conversión e instalación del sistema de control interno de agricultores por grupo varían de uno a cinco años. Un obstáculo significativo ha sido los diferentes requerimientos de cada organismo de certificación en lo que se refiere a la estructura y al funcionamiento del sistema de control interno.

Economía de la granja

Se tienen informes de que la prima del té de hoja verde es del 100 por ciento (éstas pueden incluir la prima por comercio justo). Las especias orgánicas han obtenido primas de un 10 a un 30 por ciento. Bio Foods también proporciona otros beneficios a las sociedades agrícolas en sus poblaciones, como el aprovisionamiento de materiales para techos, sillas, ganado, insumos para suelos, unidades de cuidados maternales y edificaciones para la educación de los hijos, así como programas de crédito. A pesar de estos resultados positivos para los pequeños productores, Bio Foods tiene dudas en cuanto a la sostenibilidad de la compañía en el largo plazo. Ha sido difícil encontrar compradores dispuestos a firmar contratos con precios o volúmenes de producto garantidos. Sin embargo, ellos continúan comprando toda la materia prima certificada a los agricultores; el producto elaborado y terminado se almacena hasta encontrar un comprador. Algunos agricultores de Sri Lanka han renunciado a la agricultura orgánica por lo inestable de los precios y de la demanda. Al garantizarles la compra de sus productos, Bio Foods asegura que los agricultores continúen cumpliendo con las normas orgánicas.

6.2 ANÁLISIS Y CONCLUSIONES DE LOS CASOS DE CULTIVOS ORGÁNICOS

Analizando los casos aquí referidos, queda claro que los agricultores tradicionales que utilizan bajos insumos pueden esperar incrementos en la productividad si utilizan métodos agrícolas orgánicos. No obstante, los rendimientos más altos vienen acompañados por costos de producción también mayores, principalmente de la mano de obra. En particular se mencionó con frecuencia que la introducción de nuevos métodos de conservación de suelos, tales como las terrazas y la preparación de fertilizantes orgánicos, incrementaban la demanda total de mano de obra. Es de esperarse que si anteriormente los suelos fueron explotados excesivamente, los requerimientos de mano de obra serán más altos.

En general, la prima orgánica recibida cubre los costos adicionales de producción y certificación y resulta en una ganancia neta mayor. En los casos donde anteriormente se utilizaban bajos insumos, el incremento en la productividad podría en sí mismo compensar el efecto de los altos costos de producción, sin necesidad de acceder al mercado de primas a través de la certificación.

Debe hacerse notar que en muchos de los casos citados, los períodos acostumbrados de tres años para la conversión fueron acortados o suprimidos completamente, gracias a que el organismo de certificación encontró evidencias satisfactorias de poco o ningún uso de insumos químicos en el pasado. Esta es una ventaja importante que conduce a la recuperación más rápida de la inversión y reduce el riesgo de la disminución de las primas por el tiempo requerido para obtener la certificación. No obstante, Kidd, Tulip y Walaga (2001) observaron una tendencia creciente en la certificación para los mercados de exportación a aplicar las mismas normas que en Europa, donde existe una menor flexibilidad para acortar o suprimir los períodos de conversión.

En los pocos casos citados de conversión a partir de sistemas de altos insumos, se observó que el rendimiento inicial se reduce y posteriormente se recupera hasta niveles ligeramente inferiores a los de los rendimientos convencionales originales, y algunas veces hasta ligeramente superiores. Los efectos sobre los costos de producción por hectárea han sido diversos (más bajos, similares y superiores). En estos casos, dado el alto costo de la inversión inicial y la disminución en los rendimientos, es esencial acceder a los mercados de primas que generalmente requieren certificación. En todos los casos, la recuperación de la inversión en agricultura orgánica ocurre sólo en el largo plazo, particularmente en métodos de conservación de suelos y en conversiones a partir de situaciones de altos insumos. No es probable que tanto arrendatarios como aparceros, que carezcan de la garantía de un acceso continuo a la tierra, puedan realizar esta inversión. Damiani entrevistó (2001a) a un productor, quien describió dichas inversiones a largo término como sigue:

«Habría sido imposible para mí producir hortalizas orgánicas si no fuera yo el propietario de la tierra. Cualquiera puede alquilar una parcela para cultivar repollo o tomate con fertilizantes y plaguicidas durante un solo año, pero se tiene que esperar varios años para ver el fruto de un nuevo cultivo orgánico. Se trabaja mucho y con bajo rendimiento de la inversión en el primer año, pero la tierra se mejora año tras año gracias a los abonos orgánicos y a la rotación de cultivos, y luego la productividad mejora constantemente. No tiene ningún sentido hacer todo este esfuerzo durante un año y en los siguientes dejar que otros reciban los beneficios».

Otra característica importante de muchos de los casos es la certificación en grupo que involucra un sistema de control interno. Muchos autores observaron que era importante reducir los costos de certificación. Dicha certificación en grupo ha sido obtenida de dos maneras: primero, a través de las asociaciones de agricultores, en las que ellos participan directamente en la toma de decisiones y supervisión. En tales casos el certificado es propiedad de la asociación. En muchos de estos ejemplos los costos de la certificación fueron un subsidio de agencias donantes. Generalmente los subsidios decrecen después de la etapa inicial. Segundo: en Uganda se tiene un ejemplo de la segunda manera, según la cual el exportador organiza el proceso y paga la certificación. Kidd, Tulip y Walaga (2001) argumentan que, aunque esto tiene la desventaja de no permitir a los agricultores vender a otros compradores de productos orgánicos (pero sí se les permite vender a cualquier comprador convencional) la opción es preferible en donde no existen organizaciones de productores o que éstas son débiles. En general, dada la importancia de la certificación en grupo para pequeños productores, la falta de claridad del estatus de la certificación en grupo con respeto al reglamento de la Unión Europea (y posiblemente también de NOP y JAS) es vista como una barrera para el desarrollo ulterior de las exportaciones orgánicas de pequeños agricultores.

Se observó con frecuencia que los requisitos de calidad para el nuevo mercado orgánico eran más altos que para el anterior mercado convencional. Esto es fácil de comprender en aquellos casos en que el estatus orgánico posibilitaba ventas en un segmento de categoría superior, lejos de los mercados o agentes mayoristas (por ejemplo las hortalizas en El Salvador o el café en Brasil y Guatemala). El caso opuesto ocurrió con los mangos en el Perú, donde la conversión a la agricultura orgánica permitió hacer ventas al sector menos exigente de las plantas elaboradoras de pulpa de mango. En el caso del azúcar de Argentina, el elaborador orgánico solicitó un producto más limpio. En la República Dominicana, los precios con primas aparentemente no justificaron las inversiones necesarias para mejorar significativamente la calidad del banano orgánico cultivado por los pequeños productores, por lo que cada vez es más difícil para ellos competir en el hoy día exigente mercado orgánico internacional.


[10] Aunque se use el término de «Fair Trade», FFTU no está trabajando con los sellos del comercio justo certificados por FLO.

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