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Capítulo 4. CONSUMO DE FERTILIZANTES


El consumo de fertilizantes es función del área cultivada, del área fertilizada y de la dosis de fertilizante aplicado por hectárea.

Durante los años 1960 no había prácticamente uso de fertilizantes en los cultivos extensivos en la región Pampeana. Fue durante los años 70, especialmente con la introducción de cultivos mejoradas genéticamente, que la respuesta al nitrógeno llegó a ser evidente.

En 1973, se implementó el plan Canje (ver Capítulo 6) y la importación de fertilizantes a través de compras del Estado. La intervención del Estado promovió un uso creciente de fertilizantes, regulando el precio de la urea y del fosfato diamónico, estabilizando la relación de precios entre los fertilizantes y el trigo o el maíz (Del Bello, 1991).

En 1990, al mismo tiempo del comienzo de la convertibilidad del peso(un peso = un dólar EE.UU.), se eliminaron las tasas a las exportaciones de los granos (retenciones)y las barreras arancelarias que protegían la industria nacional de la urea, abriendo de esta manera un periodo caracterizado por un gran aumento de importaciones y de uso de los fertilizantes. Esto fue acompañado por un alto nivel de inversión en infraestructura, particularmente portuaria. Los importadores también realizaron inversiones en instalaciones de distribución y provisión de servicios. El nivel más alto del consumo de fertilizantes se alcanzó en la campaña 1996/97, cuando una gran superficie sembrada con trigo y maíz coincidió con una favorable relación de precios entre los fertilizantes y los cereales.

Durante los últimos cinco años(1998 a 2002)las ventas de fertilizantes no aumentaron en la magnitud prometida por el aumento espectacular durante el período 1993 a 1997(Figura 6). Esto se debió a una disminución progresiva del precio de cereales, faltas de financiación, a la modificación del patrón de cultivos a favor de la soja a expensas de los cereales, y de un aumento progresivo de las economías de escala. Entre 1996 y 2002, los precios de los granos al productor bajaron más del 15 por ciento en valor absoluto (Figura 7).

En los finales de los años 1990, con la creciente intensificación de la agricultura y los decrecientes niveles de los nutrientes del suelo, se identificaron respuestas a otros nutrientes además de N y P. Se identificaron deficiencias de azufre especialmente en suelos con bajos contenidos de materia orgánica y que habían sido cultivados por un largo período (Melgar, 1998; Melgar et al., 2002). También fueron reportadas deficiencias en potasio y en micronutrientes tales como zinc y boro (Ratto de Miguez y Fatta, 1990; Melgar, 2001).

FIGURA 6
Importación y producción de fertilizantes en la Argentina

Fuente: SENASA.

FIGURA 7
Precios de los principales cultivos de grano, 1996 a 2002

Fuente: www.sagpya.mecon.gov.ar


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