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Capítulo 31. Belarús, República de Moldova, Federación de Rusia y Ucrania


Figura 31-1. Belarús, República de Moldova, Federación de Rusia y Ucrania: mapa de la cubierta forestal

1. Belarús

2. República de Moldova

3. Federación de Rusia

4. Ucrania

Los cuatro países de esta subregión formaban parte de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hasta que a principios del decenio de 1990 ésta se disgregó en 15 países autónomos, y son actualmente miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).[46] Ellos son: Belarús, República de Moldova, Federación de Rusia y Ucrania (Figura 31-2). Belarús, la República de Moldova y Ucrania ocupan la parte suroccidental de la subregión, mientras que la Federación de Rusia se extiende a través de dos continentes -Europa y Asia- ocho husos horarios y 7 000 km de este a oeste. La Federación de Rusia por sí sola tiene unárea de tierra de 1 690 millones de hectáreas, lo que equivale a tres veces la superficie global de todos los otros países europeos, y una población de 147 millones de habitantes, lo que la convierte en uno de los países menos poblados, con 11 hectáreas per cápita frente a alrededor de 1 hectárea per cápita para el resto de Europa. Ucrania, con 58 millones de hectáreas, es el segundo país en con mayor área forestal en Europa después de la Federación de Rusia. Esta subregión tiene un clima boreal hacia el norte, con parte de la Federación de Rusia que se extiende a través del círculo polar ártico, y templado en el sur, zona a la que corresponde una amplia gama de ecosistemas. Hoy día, la población de los cuatro países tiene un bajo nivel de vida si se consideran los niveles estándar europeos, pues disminuyó considerablemente tras el desmoronamiento económico que se produjo como consecuencia de la disgregación de la URSS.

RECURSOS FORESTALES

El área forestal de los cuatros países de la subregión asciende a 871 millones de hectáreas, a los que pueden añadirse 71 millones de hectáreas de otras tierras boscosas. Ésta es una de las subregiones con más bosques en el mundo, y abarca con creces más de una quinta parte de toda el área forestal mundial. Su cubierta forestal es considerablemente más arbolada que la media mundial: casi el 50 por ciento de su superficie frente al 30 por ciento; y también la superficie forestal por habitante es muy abundante: más de 4 hectáreas per cápita en comparación con la media mundial de 0.6 hectáreas per cápita.

Estas cifras sorprendentes se deben en gran medida a la situación de un solo país, la Federación de Rusia, que por sí sola posee 851 millones de hectáreas de bosques, esto es más que cualquier otro país en el mundo, así como otros 70 millones de hectáreas de otras tierras boscosas, y que alberga casi el 98 por ciento de la área forestal de esta subregión y el 22 por ciento del total mundial. Si bien los datos relativos a la Federación de Rusia tienden a relegar a segundo término los datos concernientes a los tres países restantes, hay que recordar que Belarús y Ucrania sobrepasan con creces 9 millones de hectáreas de bosques, lo que los sitúa entre los países europeos con grandes áreas de bosques. Sin embargo, solo a causa de sus dimensiones, en la presente evaluación se prestará especial atención a los recursos forestales rusos.

Tabla 31-1. Belarús, República de Moldova, Federación de Rusia y Ucrania: recursos forestales y manejo

País/área

Área de la tierra

Área de bosque en 2000

Cambio del área 1990-2000 (total de bosque)

Volumen y biomasa por encima del suelo (total de bosque)

Bosques bajo plan de manejo

Bosques naturales

Plantaciones forestales

Área total de bosques

000 ha

000 ha

000 ha

000 ha

%

ha/ cápita

000 ha/ año

%

m3/ha

t/ha

000 ha

%

Belarús

20 748

9 207

195

9 402

45.3

0.9

256

3.2

153

80

7 577

81

República de Moldova

3 296

324

1

325

9.9

0.1

1

0.2

128

64

325

100

Federación de Rusia

1 688 851

834 052

17 340

851 392

50.4

5.8

135

n.s.

105

56

851 392

100

Ucrania

57 935

5 159

4 425

9 584

16.5

0.2

31

0.3

179

-

9 584

100

Total de la subregión

1770830

848742

21961

870703

49.2

4.1

423

0.0

106

56

868878

100

Total de Europa

2259957

1007236

32015

1039251

46.0

1.4

881

0.1

112

59

954707

92

TOTAL MUNDIAL

13063900

3682722

186733

3869455

29.6

0.6

-9391

-0.2

100

109

-

-

Fuente: Apéndice 3, Tablas 3, 4, 6, 7 y 9.

De acuerdo con la clasificación utilizada en este informe, el 98 por ciento de los bosques de la Federación de Rusia son naturales, y el resto (17 millones de hectáreas) son plantaciones (Figura 31-1 y Tabla 31-2). A diferencia de otros países europeos, en los que quedan muy pocos bosques efectivamente naturales (es decir, de edad madura), el área de este país cubierta de bosques inalterados por la actividad humana [según la definición de la Evaluación de los Recursos Forestales Templados y Boreales 2000 (TBFRA) (CEPE/FAO 2000)] está muy extendida, y asciende a 749 millones de hectáreas, de los cuales sólo 50 millones son seminaturales. Cerca de dos quintas partes de los bosques inalterados por la actividad humana están clasificadas como no disponibles para el abastecimiento de madera, y esto en su mayor parte debido a razones económicas, es decir la inaccesibilidad, si bien hay 24 millones de hectáreas que no están disponibles para el abastecimiento de madera por razones de conservación y protección. Está en aumento la superficie que se substrae a la explotación efectiva o potencial, pues se hace más hincapié en la conservación y protección de la naturaleza. Los bosques inalterados son en su mayoría maduros o decadentes y corren el riesgo de sufrir daños por causas naturales en especial el fuego, las plagas y las enfermedades. En el caso de incendios en las zonas más remotas e inaccesibles hay que esperar que se agoten espontáneamente y en consecuencia la superficie quemada puede llegar a ser muy amplia. Si bien en las zonas más pobladas el error humano suele ser la causa más común de los incendios, el rayo lo es en las zonas más aisladas, lo que en algunos lugares puede considerarse como un elemento ecológico positivo pues induce el rejuvenecimiento de los rodales decadentes. No obstante, cerca de la mitad de los bosques de Rusia crece en suelos permanentemente helados, en los que los ecosistemas son frágiles y la regeneración lenta y difícil.

La mayor parte de los bosques seminaturales se halla en la parte europea del país o a una distancia de la línea ferrocarrilera transiberiana que hace posible su explotación. Muchas de estas zonas han sido objeto de una excesiva explotación en el pasado, y en la actualidad están degradadas o se han repoblado en modo inadecuado, por ejemplo con alisos, álamos temblones y abedules en lugares anteriormente poblados por coníferas. Más de la mitad del área forestal de la Federación de Rusia está ocupada por rodales en los que predominan las coníferas, y otras dos quintas partes albergan rodales mixtos de coníferas y latifoliadas, lo que deja menos de un 10 por ciento de bosques predominantemente latifoliados. El último grupo se encuentra en las zonas meridionales y más templadas del país, y consiste en especies como hayas, robles, tilos y carpes. En las zonas boreales, más septentrionales, las principales especies en la parte occidental de la Federación de Rusia son el abeto rojo (Picea abies) y el pino silvestre (Pinus sylvestris). En Siberia y en el lejano oriente, el alerce (Larix spp.) es la especie más común, y también están presentes individuos de pinos cembros de Siberia (Pinus sibirica), pinos enanos (Pinus pumila), así como de piceas (Picea spp.) y abetos (Abies spp.), y abedules (Betula spp.) y álamos temblones (Populus tremula) entre las especies latifoliadas. Por lo que se refiere al volumen de las existencias en formación, las especies coníferas conforman cerca de cuatro quintas partes del total, y entre ellas el alerce es la más importante.

Únicamente un quinto del área forestal se extiende en la porción europea de la Federación de Rusia, donde vive la mayor parte de la población, se desarrolla casi toda la capacidad en materia de elaboración de madera y se consume la mayoría de los productos madereros, mientras que cuatro quintas partes de ella se encuentran en las regiones poco pobladas al este de los Montes Urales.

Sólo una parte del área, que asciende a 525 millones de hectáreas y que está notificada como disponible para el abastecimiento de madera, se explota o así se hizo en el pasado, o es accesible con fines de explotación. Actualmente, no puede accederse a gran parte de esta área, aunque no esté sujeta a ningún tipo de restricción de la explotación, y lo más probable es que esta situación perdure en el futuro previsible, pues se halla en zonas de Siberia y del lejano oriente desprovistas de carreteras o infraestructura ferrocarrilera y en algunas zonas de la parte septentrional de la región europea de la Federación de Rusia. Las existencias en formación en los bosques disponibles para el abastecimiento de madera alcanzan 61 000 millones de metros cúbicos con corteza, o cerca del 70 por ciento del volumen total en el área forestal, mientras que el INA se estima en 742 millones de metros cúbicos con corteza o 1.4 m3 con corteza por hectárea. Se hace difícil calcular el INA en las zonas en que la mayor parte del bosque no ha sido alterado por el hombre (bosque de edad madura) y en las que cabe la posibilidad de que las pérdidas naturales contrarresten en mayor o menor medida el incremento bruto. El INA por hectárea corresponde a tan sólo un tercio del nivel alcanzado en Europa septentrional, donde las condiciones de crecimiento son en general similares y la mayor parte de los bosques está sometida a manejo, lo que ofrece una indicación del potencial de mejora en caso de que el manejo se extienda a una zona más grande de la Federación de Rusia. Además, a pesar del bajo INA por hectárea, éste sigue siendo mucho más elevado que el nivel de las talas en los bosques disponibles para el abastecimiento de madera registrado a finales del decenio de 1990, es decir unos 125 millones de metros cúbicos con corteza. Las barreras que impiden aumentar las talas guardan relación con la economía y la infraestructura, incluida la capacidad de las industrias internas de elaboración de madera y el acceso a los mercados de exportación. Al menos desde 1990, la diferencia entre el INA y el nivel de talas ha dado lugar a un aumento del volumen de las existencias en formación y a una tendencia hacia el incremento de la proporción de bosques maduros y decadentes.

Figura 31-2. Belarús, República de Moldova, Federación de Rusia y Ucrania: área de bosque natural y plantaciones forestales en 2000 y variaciones netas del área entre 1990 y 2000

El volumen total de extracción en la Federación de Rusia a finales de los años noventa se situaba en cerca de 104 millones de metros cúbicos sin corteza por año, frente a un volumen de 300 a 400 millones de metros cúbicos sin corteza en los años setenta y ochenta. En el primer período, las pérdidas de explotación no recuperadas fueron muy abundantes, pero las recientes mejoras en los métodos de madereo han reducido la proporción de esas pérdidas en el volumen total de talas. De acuerdo con los datos aportados para el TBFRA, las extracciones sin corteza en los bosques disponibles para el abastecimiento maderero correspondían al 69 por ciento del volumen de las talas con corteza, de manera que si se calcula el porcentaje de corteza presente en las extracciones, la proporción de las pérdidas de explotación no recuperadas no se encontraba muy por encima de los niveles de algunos otros países templados y boreales.

Según se informó, las pérdidas naturales en los bosques rusos, que el TBFRA define como mortalidad debida a causas diferentes de la corta efectuada por los humanos, como por ejemplo mortalidad natural, enfermedades, ataques de insectos, incendios, derribos por el viento y otros daños de orden físico, ascendían a 359 millones de metros cúbicos con corteza por año a finales de los años noventa, lo que equivale al 37 por ciento del incremento bruto anual y cerca de dos a tres veces el volumen de las talas. El alto nivel de pérdidas naturales guarda relación con la gran proporción de bosques maduros, adultos y decadentes.

Belarús, que está situado al oeste de la Federación de Rusia, posee ciertos rasgos similares por lo que se refiere a los recursos forestales, pero también algunas diferencias. Casi dos quintas partes de sus bosques están clasificadas como predominantemente de coníferas y una zona de proporciones similares como bosque mixto de coníferas y latifoliadas; los bosques cubren cerca del 45 por ciento del área de tierra del país. Ahora bien, tres cuartas partes de ellos están disponibles para el abastecimiento maderero, y hay muy pocos bosques que el hombre no haya alterado, que en su mayoría pertenecen a la categoría de bosques seminaturales, al igual que otros países europeos. En Belarús, el INA, cuyo promedio asciende a más de 4 m3 con corteza por hectárea es parecido al de Europa septentrional, si bien sigue siendo más de dos veces superior al volumen de cortas registrado a finales de los años noventa. Esto se relaciona muy probablemente con el hecho de que la mayor parte de sus bosques pertenece a las clases más jóvenes (menores de 80 años).

Los bosques de Ucrania y de la República de Moldova, que se extienden al sureste de la Federación de Rusia, poseen características más semejantes a las de los países de Europa del sur que a las de la Federación de Rusia y Belarús. En primer lugar, sus cubiertas forestales son bastante escasas: 16 por ciento y 10 por ciento, respectivamente, de la superficie de tierra, y el área forestal por habitante es muy baja: 0.2 y 0.1 ha per cápita, respectivamente. En segundo lugar, los bosques de latifoliadas constituyen la mayoría: en Ucrania estas especies dominan en la mitad de los bosques y un 10 por ciento adicional pertenece a la categoría de bosques mixtos de latifoliadas y coníferas. En Moldova, todos los bosques, con excepción de un área reducida, están clasificados como bosques predominantemente de latifoliadas. Cerca de dos tercios de los bosques de ambos países están disponibles para el abastecimiento de madera, y casi toda el área que no lo está pertenece a esa categoría por razones de conservación y protección. En Ucrania existe solo una pequeña área de bosques inalterados y ninguna en la República de Moldova; pero, mientras que en este último país la mayoría de los bosques están clasificados como seminaturales, una cantidad tan elevada como el 45 por ciento de los bosques de Ucrania son plantaciones. Se han venido desplegando considerables esfuerzos de forestación para proteger los suelos de la erosión provocada por el viento y el agua. La variación neta anual del área forestal de la subregión entre 1990 y 2000 correspondió a un incremento de 423 000 ha (Tabla 31-1 y Figura 31-2), de las cuales el 60 por ciento se registró en Belarús y la parte restante sobre todo en la Federación de Rusia. No se dispone de información sobre la forma en que se calcularon estos datos, que deberían mostrar la variación neta tras deducir las pérdidas de bosques debidas a su conversión para otros usos de las entradas resultantes de la forestación y la colonización natural de las tierras no arboladas. Pueden plantearse problemas si la clasificación y definición de las categorías de tierras sufren modificaciones entre un período de referencia y otro. En el caso de la Federación de Rusia, es interesante observar que en la primera respuesta suministrada en el marco del estudio del TBFRA se indicaba una disminución media anual del área forestal entre 1988 y 1993 de 1.1 millones de hectáreas, lo que quedaba más que recompensado por un incremento de 1.6 millones de hectáreas en otras tierras boscosas. Cuando se volvieron a calcular los datos para el presente informe para abarcar el período entre 1990 y 2000, el resultado fue un incremento medio anual de 135 000 ha del área forestal (no se dispone de información sobre cambios en otras tierras boscosas). En el caso de Belarús, el incremento medio anual en el área forestal, de 256 000 ha, o el 3.2 por ciento (lo que representa un nivel de expansión considerablemente pronunciado), es el mismo en ambos informes. Al parecer, la conclusión a la que debe llegarse consiste en que respecto de estos países los datos sobre las variaciones deben aceptarse con precaución hasta que se sepa algo más sobre cómo se obtuvieron. En cuanto a la Federación de Rusia, se lleva a cabo un programa a largo plazo para la creación de fajas que protejan las tierras de cultivo contra la erosión producida por el agua y el viento, que probablemente se consideraría como forestación. Por otra parte, no siempre la regeneración (artificial o natural) ha seguido a la tala rasa de los bosques, lo que podría modificar la clasificación de algunas zonas, que pasarían de la condición de bosques a la de otras tierras boscosas, en caso de que aparezca algún tipo de vegetación arbustiva, o a la de tierras no boscosas (tierras agrícolas o edificables, o eriales). Sin lugar a dudas, un examen más detallado de los cambios que tienen lugar en la Federación de Rusia y los demás países de esta subregión sería de gran utilidad.

USOS Y MANEJO DE LOS BOSQUES

Los bosques y otras tierras boscosas de los cuatro países son totalmente de propiedad estatal. En la Federación de Rusia, el Servicio Forestal Federal controlaba el 94 por ciento de los bosques del país hasta la reciente reorganización de la administración, que conllevó la absorción del servicio para formar un nuevo ministerio. También otros departamentos como el Comité de Protección del Medio Ambiente, los Ministerios de Agricultura, Educación y Defensa, así como algunas municipalidades, estaban a cargo de algunas zonas forestales. A diferencia de otros países europeos en transición hacia economías de mercado, en ninguno de los cuatro países de esta subregión ha tenido un desplazamiento hacia la privatización o restitución de bosques. En la Federación de Rusia, por ejemplo, se ha aplicado una política consistente en retener todas las tierras en manos del Estado, si bien algunas parcelas, y entre ellas algunas tierras forestales, pueden estar al alcance de los ciudadanos y entidades legales en régimen de arrendamientos, derechos de uso o concesiones.

Según se informa, en Belarús todos los bosques (con excepción de un 19 por ciento de ellos) se hallan bajo planes de manejo, mientras que en los países restantes de la subregión este porcentaje llega al 100 por ciento. Puesto que en la Federación de Rusia gran parte del área forestal sigue siendo inaccesible y no ha sido objeto de un estudio amplio sobre el terreno, se han simplificado la naturaleza y el alcance de su manejo frente a lo que ocurre en las zonas más accesibles.

En la Federación de Rusia, todos los bosques se han subdividido en tres grupos de manejo, en relación con sus funciones de protección y el grado en que pueden aprovecharse para la extracción de madera. El grupo I, es decir los bosques de protección, incluye los bosques que cumplen básicamente funciones de protección de suelos y aguas, así como funciones de higiene y de restablecimiento de la salud. Se trata de fajas forestales situadas a lo largo de las orillas de los ríos, lagos y embalses, etc., bosques que previenen la erosión (como los que se hallan en las laderas escarpadas), cortinas protectoras, bosques urbanos, parques forestales, cinturones verdes, parques naturales y nacionales, y otros. En 1998 representaban alrededor del 21 por ciento de la zona forestal, pero el 36 por ciento en la parte europea de la Federación de Rusia (Pisarenko et al. 2001). En este grupo se mantienen regímenes estrictos de tala. El grupo II, integrado por los bosques de usos múltiples, comprende los bosques situados en zonas de elevada densidad demográfica y con una buena red viaria. Estos bosques tienen una importancia limitada por lo que se refiere a la protección y el aprovechamiento, y entre ellos figuran también los que no cuentan con suficientes reservas madereras. La explotación se restringe a cantidades equivalentes al crecimiento anual. Este grupo abarca un 6 por ciento de la superficie forestal. El grupo III, esto es los bosques productivos, representa el 73 por ciento remanente de la superficie forestal e incluye los bosques de las zonas muy arboladas, predominantemente explotables y concebidos para proporcionar un abastecimiento constante de madera sin menoscabar sus funciones protectoras. En ellos está permitida la tala rasa. Entre 1966 y 1988 la proporción de bosques en este grupo disminuyó, mientras que en los grupos I y II aumentó.

CONCLUSIONES Y TEMAS

En términos de sus recursos forestales, la Federación de Rusia se destaca en forma descomunal en el escenario mundial. Por otra parte, respecto de la producción y el comercio de madera, su proporción es relativamente modesta. En consecuencia, un importante interrogante es si este país puede aumentar su nivel de producción y comercio en relación con el potencial de sus recursos forestales, y en qué momento, en qué forma y hasta qué punto puede hacerlo. La respuesta se encuentra en gran medida fuera del control de los que se encargan de los recursos, pues en primer lugar depende de la manera y el ritmo con que el país se transformará en una economía moderna, con un sistema eficaz de transporte de larga distancia y otros avances en la infraestructura, así como con industrias reconstruidas y en expansión. La demanda latente de productos madereros es bastante más elevada que los niveles actuales, y existe un gran potencial de recuperación y crecimiento para el uso de madera aserrada y paneles de madera en la construcción y para todas las categorías de papel y cartón. Es probable que el mercado interno siga representando el principal distribuidor de los mercados madereros, si bien las exportaciones han sido, y continúan siendo, fuentes importantes de divisas y seguirán recibiendo apoyo. Los mercados de mayores proporciones son Europa y el Cercano Oriente (que reciben los suministros principalmente de la parte europea de la Federación de Rusia), el Japón y otros países del arco del Pacífico (alimentados por el lejano oriente de Rusia). Cobra importancia creciente el papel de China como mercado de la madera procedente de los bosques siberianos. Hasta el momento las exportaciones rusas han comprendido en gran medida materias primas y productos semielaborados, como la madera aserrada, con valores unitarios relativamente bajos. La expansión de la producción y exportación de productos madereros en la Federación de Rusia depende de las posibilidades de desplazar la corta y extracción madereras a zonas forestales hasta ahora muy poco explotadas en las regiones centrales y septentrionales del país, y del desarrollo de sistemas económicos para transportar esos productos hasta los mercados domésticos y extranjeros, así como de la creación de nueva capacidad para elaborar la madera. En el mejor de los casos, se tratará de un proceso gradual.

Tras la liberalización de la economía, el país ha adquirido mayor conciencia de los daños ecológicos acarreados en muchos sectores, inclusive la esfera forestal y las industrias forestales. Las prácticas de madereo, entre ellas la tala rasa en larga escala, provocaron una grave degradación de los bosques que posteriormente carecieron en ocasiones de una adecuada regeneración. La diversidad biológica se vio comprometida, y como excelente botón de muestra cabe mencionar la amenaza representada por la corta de los bosques del lejano oriente ruso para la supervivencia del tigre siberiano, y por las actividades de las fábricas de papel y de pasta de madera circundantes para la pureza del agua y la unicidad del ecosistema del Lago Baikal. Se han reforzado las medidas para proteger el medio ambiente, mediante el amparo de un mayor número de zonas con fines de conservación y protección de la naturaleza (p. ej., aumentando la área de los bosques pertenecientes a los grupos I y II). Sin embargo, no está claro hasta qué punto las buenas intenciones se están llevando a la práctica, pues los recursos para realizar el seguimiento de los bosques y las actividades de madereo son insuficientes y resulta muy difícil velar por que se cumplan los reglamentos.

La precipitación radioactiva ocasionada por la explosión de la central de energía nuclear de Chernobyl en Ucrania afectó a más de 1 millón de hectáreas de bosques de la Federación de Rusia, así como a grandes áreas de Belarús y Ucrania. Estas zonas permanecerán inaccesibles para la población en el futuro previsible y quedarán excluidas de todo tipo de aprovechamiento, trátese de productos madereros u otros productos forestales, con excepción de actividades de investigación sobre los efectos de esta catástrofe ambiental de enormes proporciones.

A menos que se registre un cambio en las políticas, la privatización de los bosques en los países de esta subregión no formará parte de los programas en los años venideros. Por otro lado, parecen existir posibilidades de conceder a privados la propiedad y la gestión de las industrias de elaboración de madera; y en la Federación de Rusia ya se ha transformado a la mayoría de estas industrias en sociedades anónimas. Por lo que se refiere al manejo de los bosques, parece haber necesidad de cierta clarifación sobre su intensidad, especialmente en las zonas más remotas de la Federación de Rusia. Si bien se ha notificado que todos los bosques se hallan bajo manejo, en la práctica este hecho no parece factible de acuerdo con la definición de este término utilizada a nivel internacional.

Además, parece haber cierta ambigüedad acerca de las cifras relativas a la variación registrada con el tiempo enel área forestal de Belarús y la Federación de Rusia: ¿las cifras comunicadas se refieren a cambios netos ocurridos en la zona efectiva o se derivan de diferencias en las definiciones o clasificaciones de la tierra entre dos períodos? Una información fiable sobre las variaciones es imprescindible para los debates de políticas celebrados en los foros internacionales y, habida cuenta de la importancia que reviste la Federación de Rusia en relación con el volumen total de bosques en el mundo, sería muy beneficioso disponer de indicaciones lo más exactas posibles acerca del alcance y el tipo de cambios que están acaeciendo en sus recursos. Es indudable que esta información podrían aportarla las mediciones realizadas con sistemas de teledetección en períodos diferentes.

En Ucrania y en la República de Moldova, el área forestal por habitante es muy baja, y sus recursos no son suficientes para satisfacer las necesidades de madera de la población o asegurar un abastecimiento adecuado de otros bienes y servicios. Esos países no disponen de reservas para poder importar productos madereros que cubran la demanda latente. Por consiguiente, es preciso tomar en consideración la posibilidad de ampliar sus recursos forestales, para aumentar el abastecimiento maderero a medio y largo plazo y prestar otros servicios esenciales a breve plazo, especialmente por lo que atañe a la protección del suelo y la conservación de la naturaleza. Un desafío de grandes proporciones consiste en hallar los medios para llevar a cabo esta tarea.

BIBLIOGRAFÍA

CEPE/FAO. 2000. Forest resources of Europe, CIS, North America, Australia, Japan and New Zealand: contribution to the global Forest Resources Assessment 2000. Geneva Timber and Forest Study Papers 17. Nueva York y Ginebra, Naciones Unidas.

www.unece.org/trade/timber/fra/pdf/contents.htm

CEPE/FAO. 2001. Forest and forest products country profile: Russian Federation. ECE/TIM/SP/18, Publicación de las Naciones Unidas.

Pisarenko, A.I., Strakov,V., Päivinen, R., Kuusela, K., Dyakun, F.A., & Sdobnova, V.V. 2001. Development of forest resources in the European Part of the Russian Federation. European Forest Institute Research Report 11. Leiden, Países Bajos, Koninklijke Brill NV.


[46] Para más detalles sobre cada país, véase www.fao.org/forestry

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