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22ª CONFERENCIA REGIONAL PARA ÁFRICA

El Cairo, Egipto, 4-8 de febrero de 2002

DECLARACIÓN DEL DIRECTOR GENERAL DE LA FAO

 

Señor Presidente,
Señoras y Señores Ministros,
Distinguidos Delegados,
Señoras y Señores,

(Introducción)

Es para mí un honor y un gran placer encontrarme de nuevo entre los altos responsables de la agricultura africana para participar en los trabajos de esta 22ª Conferencia Regional para África. Al desearles mi más cordial bienvenida y una estancia agradable en esta gran ciudad cargada de historia, que testimonia el dinamismo de Egipto, permítaseme expresar mi gratitud al Excelentísimo Señor Presidente de la República, Mohamed Hosni Moubarak, y a su Gobierno por su calurosa acogida y su generosa hospitalidad.

Esta Conferencia Regional se celebra en un contexto económico, social y político mundial en rápida evolución. La Conferencia debe preparar la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después, que tendrá lugar en Roma del 10 al 13 de junio próximo, para acelerar la puesta en práctica de las decisiones de 1996 y permitir la reducción a la mitad, para 2015, del número de personas que padecen hambre.

(Situación mundial de la alimentación y la agricultura)

La Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), celebrada en Doha en noviembre pasado, ha creado el marco para una evolución de las condiciones del comercio internacional de productos agrícolas hacia una mayor equidad.

Durante los próximos años, la mundialización y la liberalización de los intercambios de productos agrícolas, la circulación de capitales y la transferencia de tecnologías deberán llevarse a cabo con arreglo a modalidades que permitan a los países desarrollados y a las naciones en desarrollo mejorar las condiciones de vida de su población.

En el caso de la agricultura especialmente, es esencial que las nuevas negociaciones en el marco de la OMC brinden a los países en desarrollo mayores posibilidades de participar en los intercambios internacionales.

La FAO va a seguir poniendo a disposición de sus Estados Miembros los análisis y la informaciones necesarias para reforzar la capacidad técnica de los negociadores en relación con el comercio de productos agrícolas.

En los dos últimos años, los resultados de la agricultura, el sector dominante en las economías de las regiones pobres que da empleo a más del 70 por ciento de la población económicamente activa de los países menos adelantados, han sido más bien modestos. La tasa de crecimiento anual de la producción agrícola mundial ha descendido al 1,2 por ciento en 2000 y al 0,6 por ciento en 2001, la cifra más baja desde 1993, lo que representa una fuerte reducción en comparación con el 2,6 por ciento registrado en 1999. Esta desaceleración se debe al estancamiento del crecimiento, tanto en los países en desarrollo como en los países desarrollados.

La producción mundial de cereales ha disminuido en 2001 a 1 850 millones de toneladas, es decir, un 1,2 por ciento menos que el año precedente. Varios factores han contribuido a esta contracción: las catástrofes naturales y el bajo nivel de los precios en los últimos años, así como las políticas gubernamentales encaminadas a reducir una oferta superabundante.

Las previsiones indican que el consumo mundial de cereales superará en 2001/02 la producción por segundo año consecutivo, ascendiendo a 1 935 millones de toneladas, cifra superior en 1,7 por ciento a la de la campaña precedente.

Cabe señalar, no obstante, que Australia, la Unión Europea y América del Norte tienen considerables excedentes alimentarios para exportación (por un valor total de 36 000 millones de dólares EE.UU.) y es probable que estén en condiciones de aumentar sensiblemente su producción alimentaria.

En cambio, en los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, la producción alimentaria no basta para satisfacer las necesidades de la población, y estos países no tienen ni los medios ni los recursos financieros necesarios para colmar el déficit mediante importaciones.

Todavía hoy día, unos 815 millones de personas padecen malnutrición crónica en el mundo, de las cuales 777 millones viven en los países en desarrollo, 27 millones en los países en transición y 11 millones en los países industrializados. El mejoramiento registrado en ciertos países y regiones del mundo en desarrollo, sobre todo en Asia oriental, se ve así contrarrestado por un deterioro de la situación en otras regiones, en particular en el África subsahariana, y en América Central y el Caribe.

La brecha entre producción y necesidades en las regiones con déficit de alimentos seguirá creciendo a menos que aumenten las inversiones en el medio rural para permitir un crecimiento del empleo, los ingresos, la productividad y la producción. Mientras el hambre y la malnutrición no disminuyan, será difícil, si no imposible, obtener resultados apreciables y duraderos en otros campos esenciales de la lucha contra la pobreza, como la salud y la educación.

(Situaciones de emergencia)

En los últimos 15 años, se han multiplicado las operaciones de socorro de urgencia. En África, las pérdidas económicas provocadas por los conflictos representan casi un 30 por ciento de la producción agrícola de los países afectados desde 1979. Esos conflictos y sus secuelas, especialmente las prolongadas guerras civiles, siguen causando sufrimientos a millones de personas en la región. En Angola, la República Democrática del Congo y Sierra Leona prosigue el desplazamiento de millones de personas del medio rural. La constante interrupción de las actividades de producción agrícola y alimentaria obliga a la población a pasar a depender en gran parte de la ayuda alimentaria internacional.

Los desastres naturales obstaculizan también los esfuerzos para aumentar la seguridad alimentaria en numerosos países africanos. La grave sequía que se inició en 1999 y continuó en 2000 ha devastado los cultivos y diezmado los rebaños en toda la región oriental.

En la región austral, las inundaciones sin precedentes registradas en febrero y marzo de 2000 azotaron Mozambique, dañando o destruyendo las infraestructuras y provocando pérdidas de cultivos y de ganado. Dos ciclones y una tormenta tropical se abatieron sobre Madagascar a comienzos de 2000, y también el mes pasado sobre la Isla Mauricio, causando graves inundaciones y la pérdida de vidas humanas, así como enormes daños a las infraestructuras de los países afectados.

(Otras crisis)

La viabilidad a largo plazo de la agricultura intensiva en los países desarrollados, suscita ciertos temores y plantea algunas cuestiones. Las epidemias de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) y de fiebre aftosa, la salmonelosis relacionada con los huevos y los pollos y las infecciones causadas por cepas de E. coli mutantes y resistentes a los medicamentos en la carne y el agua conducen a una nueva percepción, a nivel de los consumidores, de las consecuencias de una progresión incontrolada hacia la intensificación, el aumento al máximo de los rendimientos y la reducción de los costos.

Por otra parte, las modificaciones genéticas de los cultivos alimentarios y los animales dan también lugar a vivas controversias. Si bien hoy día no son necesarias para alcanzar los objetivos de la Cumbre de 1996, el estudio y seguimiento de su desarrollo y aplicación deberán hacerse de forma científica y en el marco internacional. Será posible, así, beneficiarse de sus aspectos positivos al tiempo que se evitan los efectos negativos de orden zoosanitario, fitosanitario o cualitativo que puedan producir.

La epidemia de VIH/SIDA constituye asimismo una amenaza muy grave para el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria en África. De los 36 millones de personas infectadas en el mundo, el mayor número de casos corresponde a la región del África subsahariana, ya que hay en ella 24,5 millones de personas afectadas.

La ausencia de una ordenación del agua, la degradación del medio ambiente, los cambios climáticos, las plagas y las enfermedades transfronterizas de las plantas y los animales constituyen importantes desafíos.

Sr. Presidente,
Señoras y Señores Ministros,
Excelentísimos Señores,
Señoras y Señores,

África es la única región del mundo en desarrollo donde la producción alimentaria media por habitante disminuye desde hace 40 años. Ello da lugar a que grandes sectores de la población del continente queden expuestos a la inseguridad alimentaria y la malnutrición. La incidencia de la desnutrición en el África subsahariana ha disminuido ligeramente en los diez últimos años, habiendo bajado del 38 por ciento en 1979-81 al 34 por ciento en 1997-99. En África del Norte, es del 4 por ciento y ha disminuido a la mitad desde 1979-81, a pesar de los graves problemas ambientales que limitan la producción agrícola en esa subregión.

Con todo, si se compara la producción de cereales de 1990 con la de 2000, la parte correspondiente a África en la producción mundial ha aumentado, pasando del 4,7 por ciento a poco más del 5,5 por ciento, pero la producción por habitante ha descendido de 150 kg a 142 kg. Esta cifra continúa siendo muy inferior a la media mundial de 338 kg por habitante.

La variabilidad del volumen de la producción es un grave problema en algunos países africanos, ya que la mayor parte de los cultivos son de secano y, por lo tanto, están muy expuestos a las incertidumbres de las condiciones meteorológicas.

La producción agrícola del África subsahariana aumentó en un 2,3 por ciento, aproximadamente, entre 1971 y 2000, pero esta cifra oculta las fluctuaciones de las tasas de crecimiento de un decenio a otro.

El crecimiento agrícola ha sido en general más rápido -alrededor de un 3 por ciento-, en los años noventa que en los setenta. En África del Norte, el crecimiento agrícola durante el mismo período fue ligeramente más rápido que en el África subsahariana.

El crecimiento futuro de la producción será consecuencia, en un 25 por ciento, de la ampliación de la superficie de las tierras de cultivo, mientras que el 75 por ciento restante se deberá a un aumento de la productividad. Habrá que aumentar, por tanto, el control del agua del 7 al 14 por ciento de las tierras cultivables, introducir variedades de alto rendimiento, utilizar los sistemas de nutrición integrada y la lucha biológica, así como los productos veterinarios apropiados complementados por una mejor alimentación de los animales. También será necesario adoptar medidas concretas y transformar el entorno económico mediante mejores políticas agrícolas. Los agricultores deben tener un acceso más fácil a los medios de almacenamiento y de transporte, a los mercados y al crédito, y se les debe garantizar un suministro adecuado de factores de producción y de opciones técnicas.

En muchos países africanos, la deforestación sigue siendo también un problema preocupante. Se estima que, durante el período 1999-2000, se han perdido en el continente más de 52 millones de hectáreas de bosques. Esta pérdida representa el 56 por ciento de la pérdida total de bosques durante ese período. Casi el 44 por ciento de las pérdidas forestales se han concentrado en tres países tan sólo: la República Democrática del Congo, el Sudán y Zambia.

La pesca marina y la pesca continental registraron un crecimiento anual del 6 por ciento, aproximadamente, durante el período 1950-60, y de sólo el 2 por ciento entre 1970 y 1980. Desde el decenio de 1990, se ha experimentado una disminución sistemática de las capturas, y el déficit se ha colmado con recursos procedentes de la acuicultura.

En conjunto, el volumen de la pesca marina en el Atlántico sudoriental se ha mantenido prácticamente estacionario después de la cifra máxima conseguida hace diez años. En el Atlántico central las capturas han comenzado a aumentar de nuevo después del descenso observado hace algunos años. En conjunto, es la parte occidental del Océano Índico la que ofrece las mejores posibilidades de producción en el futuro, sobre todo en lo que respecta a la pesca marina.

En África, son unos 200 millones las personas afectadas por la malnutrición. Esta situación se debe en buena parte a las limitadas posibilidades de producción de alimentos para el consumo interno y a la mala organización de los circuitos de distribución y los mercados.

La situación de los pequeños agricultores -que constituyen del 70 al 80 por ciento de la fuerza laboral agrícola- es muy preocupante. En efecto, el 42 por ciento de la población rural vive por debajo del umbral de la pobreza.

Se necesitan cuantiosas inversiones en todas las fases del proceso de producción y para fines muy diversos, a fin de realizar infraestructuras rurales, pequeños sistemas de riego y de captación del agua de lluvia, la regeneración y conservación de los suelos, instalaciones de almacenamiento y de elaboración de los productos, caminos rurales y mercados. Se estima que se requieren unas inversiones del orden de los 37 000 millones de dólares EE.UU. tan sólo para las infraestructuras relacionadas con la ordenación de los recursos hídricos y el mejoramiento de las tierras. Además, es indispensable realizar actividades de investigación, experimentación y de difusión orientadas hacia las comunidades agrícolas para crear explotaciones agrícolas que sean productivas, competitivas y sostenibles.

(Actividades de la FAO en la región)

La Organización ha mantenido su política de reformas y descentralización. En este contexto, la gestión cotidiana del programa de campo en cada uno de los países se está transfiriendo de la Oficina Regional a las representaciones locales.

Se han preparado y ejecutado programas de actividades normativas y operacionales en las esferas del mandato de la Organización, y se han presentado informes detallados a la Conferencia Regional.

(Mercado común africano para los productos agrícolas)

En abril de 2001, con ocasión de una Conferencia Ministerial de la OUA celebrada en Lomé con apoyo técnico de la FAO, los Ministros de Agricultura y Comercio de 32 países africanos acordaron con carácter urgente la evolución hacia un mercado común de productos agrícolas con el fin de aumentar la seguridad alimentaria del continente. En julio de 2001, en la Cumbre de Lusaka, los Jefes de Estado africanos pidieron a la FAO que prestara asistencia técnica a la Secretaría de la OUA en su lucha contra la inseguridad alimentaria en África y, en particular, para establecer un mercado común de productos agrícolas.

La FAO ha preparado estudios técnicos y los ha presentado a la Secretaría de la Organización de la Unidad Africana (OUA) para que dé su opinión al respecto, con miras a la realización de un examen por parte de los Ministros de Agricultura, Comercio e Integración Africana para presentar una exposición en la Cumbre de julio en África del Sur.

(Nueva Asociación para el Desarrollo de África)

En julio pasado, con ocasión de la Cumbre de la OUA en Lusaka, los Jefes de Estado africanos establecieron la Nueva Asociación para el Desarrollo de África (NADA). En esta iniciativa se atribuye gran importancia a la seguridad alimentaria y la agricultura africana. La FAO ha asignado un experto a la Secretaría de la NADA para que ayude a precisar las principales cuestiones relativas a la agricultura. La Organización ha participado además activamente en la reunión celebrada hace algunos días en Bonino, Sudáfrica para examinar la marcha de los trabajos. Las deliberaciones de ustedes sobre este tema deberían permitir a la FAO recabar orientaciones que le permitan mejorar y reforzar su apoyo a la NADA.

(Estrategias y programas regionales para la seguridad alimentaria y el desarrollo agrícola)

La FAO ha iniciado asimismo un importante esfuerzo de cooperación con las organizaciones regionales africanas, a fin de preparar y poner en práctica estrategias y programas regionales para la seguridad alimentaria y el desarrollo agrícola. Estos complementan las estrategias nacionales para el desarrollo agrícola hasta 2010 y los esfuerzos emprendidos por los países, con apoyo de la FAO, en el marco del Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA).

Esta colaboración se ha realizado con nueve organizaciones económicas regionales prioritarias, a saber: la Comunidad Económica del África Central (CEAC), la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental (CEDEAO), la Comunidad Económica y Monetaria del África Central (CEMAC), la Comunidad de Estados Sahelosaharianos (CEN-SAD), el Mercado común para África oriental y África austral (COMESA), la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD), la Comunidad para el Desarrollo del África Austral (SADC), la Unidad Económica y Monetaria del África Occidental (UDMOA) y la Unión del Magreb.

Esas estrategias tienen por finalidad coordinar las políticas agrícolas, las normas de calidad y las reglas zoosanitarias y fitosanitarias, así como la reducción de las barreras técnicas y arancelarias. Se han preparado documentos para la tramitación de la financiación para su presentación durante el noveno Fondo Europeo de Desarrollo, en colaboración con la Secretaría y los Embajadores de los países ACP.

(Programa Especial para la Seguridad Alimentaria)

El Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA), elemento esencial de la acción de la FAO sobre el terreno, está actualmente en marcha en 38 países africanos. Su objetivo es ayudar a los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos a aumentar rápidamente su producción alimentaria y su productividad de forma sostenible, reducir la variabilidad anual de la producción y mejorar el acceso a la alimentación.

Los resultados de la fase piloto en la mayoría de los países son positivos. En algunos de ellos, el compromiso financiero del gobierno así como el apoyo concertado de la FAO, de las instituciones financieras regionales y de varios donantes de fondos bilaterales han permitido iniciar una expansión en las distintas partes del territorio.

Además, resulta especialmente alentador comprobar que varios países de África y otras regiones han pedido igualmente establecer programas nacionales basados en el concepto del PESA y han destinado fondos considerables con sus propios recursos.

Cabe señalar igualmente el progreso de la iniciativa de cooperación Sur-Sur, en cuyo marco los países en desarrollo envían a los países que participan en el PESA expertos y técnicos a nivel de campo que viven y trabajan directamente con los agricultores locales. En la actualidad, Bangladesh, Cuba, China, Egipto, la India, Marruecos y Viet Nam colaboran ya con países africanos. Se han firmado 22 acuerdos y se están preparando otros 17.

(Ganadería -EMPRES-tripanosomiasis)

A raíz de la decisión de la Cumbre africana de Lomé, celebrada en julio de 2000, de erradicar la mosca tse-tsé y la tripanosomiasis, que causan anualmente una pérdida de 4 500 millones de dólares EE.UU. en el continente, la FAO ha colaborado estrechamente en la preparación de la Campaña panafricana de erradicación (PANEC) de la OUA. Este esfuerzo se lleva a cabo en el marco de otras iniciativas, como el programa prioritario de la FAO Sistema de prevención de emergencia de plagas y enfermedades transfronterizas de los animales y las plantas (EMPRES), y el Programa Panafricano de Lucha contra las Epizootias, de la OUA. El EMPRES ha establecido con este último una estrecha colaboración en 32 países y prestado asistencia, en particular en el ámbito de las vacunas y de la lucha contra de la peste bovina, la fiebre aftosa, la peste porcina y la pseudopeste aviar.

(Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después)

Del 10 al 13 de junio de este año se celebrará en Roma la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después. Esta importante reunión, aplazada a causa de circunstancias internacionales trágicas, debe permitir dar nuevo impulso a la lucha contra el hambre.

Los progresos realizados en cuanto al logro del objetivo establecido en 1996, es decir, reducir a la mitad el número de personas malnutridas en el mundo para el año 2015, son insuficientes. Si se mantiene el ritmo actual, ese objetivo no se alcanzaría hasta el año 2050. La Cumbre de junio próximo deberá estudiar y adoptar medidas concretas para remediar ese retraso. Es imperativo reforzar la voluntad política al más alto nivel y movilizar los recursos financieros y humanos necesarios.

(Mesas redondas)

Además de su intervención en las sesiones plenarias, los Jefes de Estado y de Gobierno podrán intercambiar opiniones en el curso de mesas redondas.

(Alianza)

Con ocasión del Día Mundial sobre la Alimentación, celebrado el pasado mes de octubre, el Presidente de la República Federal de Alemania, Excmo. Sr. Johannes Rau, subrayó la importancia de una Alianza mundial contra el hambre y la pobreza. Este concepto de Alianza internacional ha recibido posteriormente firme apoyo durante la Conferencia de la FAO, celebrada en noviembre de 2001. Tal Alianza podría ser una manifestación concreta del fortalecimiento de la voluntad política y un paso importante en la eliminación de la desesperación y la cólera, que son tan favorables a los extremistas.

(Fondos)

Además, la Organización ha establecido un Fondo fiduciario para la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos. Se ha invitado a los Estados Miembros y a los demás asociados del sector del desarrollo a que aporten contribuciones voluntarias. Los éxitos logrados con el 20 por ciento de la cantidad inicial de 500 millones de dólares EE.UU. ya financiados serían aún más importantes si, antes de la celebración de la Cumbre, se hicieran otros anuncios de contribuciones.

La participación de los Jefes de Estado y de Gobierno africanos en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación es esencial para el éxito de la reunión. Estoy convencido de la presencia masiva de ustedes en Roma, igual que en 1996, y les doy las gracias por haber adoptado en Lusaka un llamamiento a los Estados Miembros de la OUA para que participen activamente, al más alto nivel, en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después. En ese llamamiento se pedía también a los países del G-8 que contribuyeran de forma importante al Fondo fiduciario de un objetivo inicial de 500 millones de dólares EE.UU.

Sr. Presidente,
Señoras y Señores Ministros,
Excelentísimos Señores,
Señoras y Señores,

Espero con el más vivo interés el resultado de sus trabajos. Estoy seguro de que sus debates aportarán reflexiones y recomendaciones especialmente útiles para que la Organización pueda contribuir mejor al desarrollo agrícola y a la seguridad alimentaria de los Estados africanos. El gran desafío ético, pero también económico, es asegurar a hombres y mujeres del continente el derecho humano más elemental, es decir el derecho a alimentarse para poder vivir.

Muchas gracias por su amable atención.