CL 123/INF/11


Consejo

123º período de sesiones

Roma, 28 de octubre-2 de noviembre de 2002

Apoyo del sistema de las Naciones Unidas a la ciencia y la tecnología en América Latina y el Caribe (JIU/REP/2001/2)

Índice


Informe 2001/2 de la DCI: Apoyo del sistema de las Naciones Unidas a la ciencia y la tecnología en Amércia Latina y el Caribe

Observaciones del Director General de la FAO

JIU/REP/2001/2

 


 

El informe adjunto de la Dependencia Común de Inspección va precedido de las observaciones del Director General y acompañado de las observaciones de la Junta de Jefes Ejecutivos para la coordinación (CEB), oficialmente Comité Administrativo de Coordinación (CAC).

 

Informe 2001/2 de la DCI: Apoyo del sistema de las Naciones Unidas a la ciencia y la tecnología en Amércia Latina y el Caribe

Observaciones del Director General de la FAO

A] Observaciones sobre las recomendaciones pertinentes para la FAO

Recomendación 1:

Si bien la recomendación se dirige oficialmente a la Comisión de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo de las Naciones Unidas, sus consecuencias potenciales son pertinentes para todo el sistema de las Naciones Unidas.

En efecto, la eficaz iniciativa del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el SIDA (ONUSIDA) no puede ser una justificación suficiente para un posible "programa conjunto de ciencia y tecnología del sistema de las Naciones Unidas". El ONUSIDA está orientado a combatir una enfermedad concreta con importantes dimensiones transfronterizas. Por consiguiente, es particularmente adecuado para una acción internacional concertada, que se puede traducir en una serie de actividades conjuntas programadas por todas las entidades involucradas de las Naciones Unidas, con objetivos y necesidades de recursos precisos. Por otro lado, es difícil determinar la configuración exacta de un "programa conjunto de ciencia y tecnología del sistema de las Naciones Unidas" dada la amplia presencia de los aspectos científicos y tecnológicos en el mandato de la mayoría de organizaciones y programas del sistema de las Naciones Unidas.

Recomendación 2b):

Sin duda, la política del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), expuesta en los párrafos 40 y 41 del informe, es digna de admiración, reproduciendo el amplio mandato de una institución financiera internacional (IFI) a la hora de atender las necesidades de sus Estados Miembros. La recomendación podría dirigirse más bien a otras IFI, más que al grupo de las Naciones Unidas para el desarrollo y a los organismos especializados, cuyos mandatos son por lo general más limitados. Con todo, la FAO está ya trabajando en el ámbito de su mandato en el apoyo al fomento de la capacidad en materia de tecnología de la información (TI) y está dispuesta a participar en las experiencias positivas de otras organizaciones.

Recomendación 3:

Como se indica en el párrafo 31 del informe, la FAO está dispuesta a continuar cooperando con el Sistema Económico Latinoamericano (SELA) en determinadas esferas.

Recomendaciones 4 y 7:

La FAO respalda la importancia de las redes de ciencia y tecnología con objeto de fortalecer la cooperación Sur-Sur. Toma nota con aprecio de la mención, en el párrafo 48 del informe, del importante número de redes de cooperación técnica a las que ayuda, en particular a través de su Oficina Regional de Santiago (Chile) y de la Red de cooperación técnica en biolotecnología vegetal para América Latina y el Caribe (REDBIO), a la que se hace especial alusión en la recomendación 7 y que la FAO ha apoyado de forma muy activa. Tal como se recomienda, la Organización tratará sin duda de evaluar, con carácter periódico, los resultados prácticos obtenidos por las diversas actividades de las redes regionales con las que está asociada en el proceso normal de formulación, estimación y evaluación de todas sus actividades.

Recomendación 8:

Después de ofrecer apoyo inicial al Instituto de Alimentación y Nutrición del Caribe (CFNI) en sus comienzos, cabe destacar que a lo largo de los años la FAO ha seguido cooperando con el CFNI en diversas iniciativas. Por ejemplo, en 1999 el CFNI acogió un taller subregional organizado por la FAO sobre la elaboración de directrices para la alimentación basadas en los alimentos y la educación sobre nutrición en el Caribe y se ha preparado de forma conjunta un manual y un módulo de capacitación sobre nutrición para los elaboradores de alimentos en pequeña escala en el Caribe.

Dado que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) está en excelentes condiciones para ayudar al CFNI en la recaudación de fondos, la FAO acogerá positivamente estos esfuerzos, en particular para apoyar el trabajo de interés para la subregión.

B] Otras observaciones

Párrafos 100-102

En esta sección del informe se trata de un proyecto regional de la FAO ejecutado entre 1988 y 1992, sobre la prevención de la degradación del suelo en el desarrollo agrícola. Si bien los resultados satisfactorios de este proyecto se resumen adecuadamente en el párrafo 101, en el párrafo siguiente figuran comentarios algo críticos, especialmente respecto de una presunta falta de atención a los datos sobre el aumento de la productividad agrícola y poniendo en tela de juicio el hecho de que en las actividades de formación y los cursillos de demostración del proyecto, que fueron dignos de elogio, participara personal de los servicios de extensión agrícola nacionales y no miembros de las comunidades de campesinos.

Esta opinión no está corroborada por la apreciación positiva expresada por los propios países receptores y por el donante, como se refleja en los distintos exámenes de los logros del proyecto efectuados durante este período. Aunque ha transcurrido un tiempo considerable, hay que subrayar que éste fue uno de los proyectos de la FAO de mayor éxito en la región, precisamente en lo relativo a las cuestiones que se mencionan en los párrafos 100 y 101. Las técnicas del sistema de información geográfica (SIG) eran relativamente recientes y la FAO fue uno de los primeros que las aplicaron para detectar y medir los procesos de degradación del suelo y de sanilización. Como se menciona en el párrafo 101, el proyecto produjo unos manuales excelentes para uso de los servicios de extensión en los países participantes, por lo que el Comité Directivo del proyecto, con la aprobación de los países participantes, dio prioridad a estos aspectos (perfeccionamiento de técnicas, demostración y extensión) sobre la medición de la productividad agrícola. Asimismo, el proyecto, debido a sus características intrínsecas, no podía llegar directamente a las comunidades de campesinos como tales, sino que se dirigía a los servicios nacionales capaces de asimilar estos avances tecnológicos.

Párrafo 121

Posiblemente a la vista de la considerable atención que los medios de comunicación han dedicado recientemente a estos asuntos, sus autores incluyeron en la versión final de este informe la encefalopatía espongiforme bovina y la fiebre aftosa, como otros ejemplos de situaciones y disciplinas que a su parecer requieren "estructuras intersecretariales" adicionales.

Debido a su mandato y su arraigada función en apoyo de las actividades internacionales en el sector de la sanidad animal en cooperación con otros asociados, la FAO está muy familiarizada con estas dos enfermedades concretas. Si se toma como ejemplo la región que es objeto de este informe, cabe observar que en las Américas ya hay una organización intergubernamental que se ocupa de la prevención, la detección y la lucha contra tales enfermedades, la OPS/OMS, con sus dos centros, PANAFTOSA (Centro Panamericano de Fiebre Aftosa) en Río de Janeiro (Brasil) e INPPAZ (Instituto Panamericano de Protección de Alimentos y Zoonosis) en Buenos Aires (Argentina). Hay otras muchas organizaciones subregionales, como el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA), que también se ocupa de estas cuestiones. Además, la Oficina Internacional de Epizootias (OIE), que tiene su sede en París (Francia) y una representación regional en Buenos Aires (Argentina), proporciona una coordinación general interregional. Así pues, es evidente que no hay carencia de estructuras intergubernamentales establecidas.

En opinión de la FAO, más bien se necesitan recursos suficientes para las organizaciones existentes, a fin de fortalecerlas y aumentar su capacidad para hacer frente a estas epidemias. Por su parte, la FAO seguirá prestando asistencia a los países a fin de que puedan crear sus propios sistemas de vigilancia y alerta, establecer planes para imprevistos y formular políticas de lucha y erradicación de las enfermedades de los animales.


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