Los campesinos de Burundi plantan mandioca libre de una mortífera plaga que ha condenado al hambre a miles de personas, con recursos fitogenéticos, la investigación y la ayuda de la UE y la FAO.
Un país destruido por la guerra avanza a grandes pasos hacia el restablecimiento de su fuente de ingresos más importante, la agricultura, gracias a la UE y la FAO.
Los campesinos afganos se benefician de un nuevo sistema de información sobre los mercados agricolas establecido por la FAO y financiado por la Unión Europea, Alemania y Estados Unidos.
Los pequeños negocios de semillas llevados por campesinos cubren la creciente demanda de variedades mejoradas y conducen a una cosecha récord en Afganistán
En el corazón de la región algodonera del Valle del Indo, los contribuyentes paquistaníes financian un movimiento para frenar el uso indiscriminado y peligroso de pesticidas.