La FAO proporciona soluciones para la descontaminación del suelo


Cuando se usan o se almacenan pesticidas a menudo hay derrames y, como consecuencia, contaminación ambiental. Esto ocurre especialmente en países en que se usan grandes cantidades de pesticidas, por ejemplo en el caso de las operaciones de control de langostas. Los pesticidas derramados pueden permanecer tóxicos y nocivos durante muchos años, amenazando la vida de la población local, moviéndose a través del ambiente para envenenar las tierras agrícolas, el agua, los animales y las personas que viven en los alrededores.

En Molodo, Malí, sobre las márgenes del Río Níger, los pesticidas derramados saturan el aire en tal medida que nadie puede trabajar en la zona sin enfermarse. Los vecinos y los trabajadores se quejaron reiteradamente pero sin resultados. Los propietarios del sitio y las autoridades no podían hacer nada para solucionar el problema. En varios lugares de Malí existen problemas similares, algunos cercanos a la principal fuente de agua dulce como el Río Níger y otros que causan la inaccesabilidad a la tierra, a menudo en áreas pobladas.

La FAO trabajó con el Gobierno de Malí para ayudar a eliminar los pesticidas agrícolas obsoletos acumulados y formar capacidad técnica para su mejor manejo. Por lo general, estos problemas son solucionados recurriendo a expertos costosos que comúnmente recomiendan soluciones caras. Desde el momento que el suelo contaminado en general involucra grandes volúmenes de tierra y dado que Malí es un país muy extenso con lugares contaminados separados por distancias de cientos o miles de kilómetros, la aplicación de las soluciones corrientemente usadas hubiera sido sumamente onerosa.

El Programa de Manejo de Pesticidas de la FAO buscó soluciones que pudieran ser implementadas localmente usando la infraestructura y los materiales disponibles. Esta búsqueda llevó a identificar la Wageningen University, en los Países Bajos, donde los investigadores han desarrolldado metodologías para la caracterización de los sitios contaminados, habiendo llevado a cabo algunos trabajos de descontaminación en el propio país. Sin embargo, los métodos no habían sido ensayados con pesticidas o en África.

La colaboración FAO-Malí-Wageningen comenzó en 2007 con visitas al campo para determinar si el enfoque era correcto. Se convino conveniente ensayarlo en cinco lugares seleccionados de Malí, cada uno de los cuales representaba diferentes tipos de contaminación y de factores ecológicos tales como fuentes de agua y poblaciones. Se capacitaron equipos de personal local para la caracterización de los sitios e identificar los riesgos específicos, el uso actual de la tierra y cuál podría ser su uso en el futuro, qué pesticidas estaban contaminando los lugares y a qué niveles de contaminación y qué tipo de actividad biológica ocurría en los mismos. Toda esta información conformó un conjunto de datos sobre los cuales se pudieron tomar decisiones apropiadas.

Las acciones adecuadas podían variar entre no hacer nada si los riesgos eran bajos y sin posibilidad de incrementarse con el correr del tiempo, hasta la remoción completa de todo el suelo contaminado y su aislación, si los riesgos en el lugar eran altos y no podían ser solucionados en un período razonable. Por ejemplo, en Molodo, los riesgos de contaminación con dieldrin y parathion fueron considerados altos pero la evidencia proporcionada por las encuestas ecológicas y los análisis químicos indicaron que el parathion se estaba degradando naturalmente mientras que el dieldrin se mantenía a una concentración estable. Se tomó la decisión de excavar el lugar y volver a colocar una parte del suelo mezclado con abono orgánico en una pequeña área controlada donde el parathion se degradaría en un plazo de tres meses. El suelo excavado fue manejado «como en la finca» en porciones manejables hasta que todo el material fue sometido a este proceso. El suelo, ahora sin parathion, fue entonces removido de la «finca» y mezclado con carbón molido para absorber el dieldrin y aislarlo en un depósito de concreto. El carbón producido localmente fue probado en el laboratorio y se encontró que era tan efectivo como el carbón activado importado a un alto precio. La plantación de especies de raíces profundas de vegetación no palatable alrededor del sitio original contaminado previene cualquier contaminación residual, ya sea por lixiviación causada por las lluvias o por su evaporación hacia la atmósfera. Además, el sitio fue aislado por un alambrado y se colocaron carteles solicitando a la población alejarse del mismo.

Los análisis químicos mostraron que el parathion en el suelo es completamente degradado por una acción microbiana acelerada y que el dieldrin no es afectado ya que es un compuesto particularmente estable. Sin embargo, la evidencia más válida proviene de la población local y de las autoridades de Molodo que expresaron su gratitud por la eliminación de los olores nauseabundos de los compuestos químicos.

En Malí se llevó a cabo, del 22 al 24 de febrero 2010, un Taller de Trabajo Internacional sobre reparación del suelo con la participación de representantes de diez países de África que no solo visitaron el sitio en Molodo sino que también almorzaron a la sombra de un árbol en el sitio tratado. Los participantes fueron infromados que 18 meses antes no hubieran podido estar en ese lugar sin la protección de máscaras respiratorias por más de dos minutos y que, sin embargo, estaban disfrutando su comida sin percibir ningún olor desagradable.

Malí, con la ayuda de la Universidad de Wageningen y del Programa de Manejo de Pesticidas de la FAO está mostrando como tratar las tierras contaminadas con pesticidas en forma apropiada, costo efectiva e implementable localmente. Los participantes en el Taller regresaron a sus sedes con la comprensión de como puede ser el trabajo y la FAO continuará a ayudar a los países a aplicar esas herramientas para solucionar un problema que se conoce desde hace mucho tiempo.

 

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