Programa de Manejo Integrado de Producción y Plagas en África
Photo: ©FAO/Riccardo Gangale

El programa de la FAO de Manejo Integrado de Producción y Plagas (MIPP) se basa en la formación, la divulgación y la participación comunitaria para ayudar a los agricultores a aumentar de manera sostenible la producción agrícola, reducir el uso de plaguicidas altamente tóxicos y comercializar sus productos de manera más eficaz.

Adaptación al cambio climático

Los países africanos están experimentando un fuerte incremento en su población, ligado a una presión sin precedentes sobre los recursos naturales, a cambios en los hábitos nutricionales, y a una ininterrumpida urbanización. Además de estos factores de presión, las naciones africanas están sujetas a una mayor variabilidad climática, manifestada en eventos meteorológicos extremos (riadas y sequías) y una imprevisibilidad creciente de los patrones pluviométricos.

El cambio climático supone una amenaza para los sistemas de producción agrícola y ganadera, así como para la integridad de los ecosistemas, con consecuencias directas tanto en la seguridad alimentaria y en las rentas de las poblaciones más vulnerables, como en los medios de vida de futuras generaciones.

Ante estos retos, y con el fin de aumentar la sostenibilidad de la seguridad alimentaria y nutricional, las comunidades campesinas se ven en la necesidad de desarrollar e implementar estrategias de adaptación para asegurar e incrementar la productividad, la eficacia, la rentabilidad y la ecuanimidad de su producción agrícola y sus sistemas de comercialización.

El programa de Manejo Integrado de Producción y Plagas (MIPP) trabaja con comunidades, asociaciones de agricultores, sociedad civil, gobiernos locales y nacionales y otros participantes apoyando la creación de sistemas de producción con una mayor resiliencia desarrollados en el terreno y ampliables hacia los ámbitos local, regional y nacional.

Desarrollo de capacidad institucional

A nivel de planificación provincial y nacional del sector agrícola, el programa y sus participantes se encargan de incorporar estrategias y componentes de adaptación al cambio climático (ACC) a las iniciativas de desarrollo rural en curso, así como a los programas y políticas agrarias, con el fin de:

  • aumentar la capacidad institucional a nivel nacional para el desarrollo de políticas, estrategias y programas de ACC, transformando los enfoques de mera respuesta en enfoques de alerta proactiva;
  • implicar a los participantes y a los programas gubernamentales en la experimentación activa de prácticas y estrategias avanzadas de manejo de suelos y cultivos para los diferentes sistemas de producción;
  • integrar la importancia del cambio climático en las políticas y programas agrícolas, y promover la planificación basada en las experiencias adquiridas;
  • establecer mecanismos de coordinación intersectorial y de sensibilización sobre la resiliencia frente a cambios climáticos de la producción y la seguridad alimentaria.

Concienciación y empoderamiento de las comunidades campesinas

A nivel local el programa MIPP utiliza las escuelas de campo para agricultores (ECAs) como plataformas para la creación de capacidades en las comunidades, con el fin de aprender, explorar, adaptar y finalmente adoptar prácticas agrícolas avanzadas. Con este propósito, el método de las ECAs persigue:

  • facilitar los procesos de autoevaluación en la comunidad que favorezcan una mejor comprensión en dichas comunidades de las tendencias previas, la situación actual y los posibles futuros escenarios para la gestión de los diferentes sectores de sistemas de producción (por ejemplo, de suelos, semillas, agua, mercado, tenencia de tierras…) provocando así una mejor priorización, planificación y acción por parte de los agricultores en particular y las comunidades en general;
  • poner en contacto a los agricultores con las nuevas tecnologías y prácticas ACC de manejo de suelos y cultivos que ofrecen buenas expectativas para una mejor gestión, tales como el uso de cultivos de ciclo corto (maduración temprana), el reajuste de las estaciones de siembra, la utilización de leguminosas de grano y forrajeras en las rotaciones de cultivos, el incremento del uso de semillas de calidad, la optimización de la gestión de especies perennes nativas, y aumentar en general la diversificación del paisaje rural, entre otras cosas;
  • implicar a los grupos de agricultores en los procesos consultivos para las políticas ACC a nivel de comunidad, provincial y nacional;
  • promover la participación y difusión de las estrategias y prácticas ACC con el desarrollo de programas de formación en las ECAs que integren los procesos de adaptación y remarquen las experiencias adquiridas;
  • desarrollar capacidades adaptativas a largo plazo mediante la formación de técnicos de las administraciones públicas y la sociedad civil, y de facilitadores rurales para el enfoque de las ECAs.