Justificación de la Conferencia en base a las políticas aprobadas

Como organismo principal de las Naciones Unidas encargado de la promoción de la alimentación y la agricultura, la FAO cumple una función integral al ayudar a sus Estados Miembros a aprovechar el potencial de la ciencia y la tecnología para mejorar la agricultura y el acceso de las personas a los alimentos, teniendo muy presentes las consecuencias y los riesgos que ello entraña. En los últimos años la FAO ha participado activamente en algunas actividades fundamentales centradas en las biotecnologías agrícolas, promoviendo el diálogo internacional mediante convenios internacionales y organismos encargados de establecer las normas (tales como la Comisión del Codex Alimentarius); desarrollando capacidad mediante la asistencia técnica y la capacitación; y facilitando información objetiva y científica a los encargados de formular las políticas y a la opinión pública. Organiza, asimismo, conferencias importantes, reuniones técnicas y consultas de expertos, tales como esta conferencia sobre las biotecnologías agrícolas en los países en desarrollo (ABDC-10). El alcance global de esta conferencia es coherente con el marco normativo convenido internacionalmente.

El capítulo 16 del Programa 21, aprobado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en 1992 en Río de Janeiro, señala que por sí misma la biotecnología no puede resolver todos los problemas fundamentales del medio ambiente y el desarrollo, pero promete contribuir de manera significativa a una gama de aspectos clave, entre ellos el aumento de la seguridad alimentaria a través de prácticas agrícolas sostenibles. El alcance de esta conferencia concuerda también con los objetivos de desarrollo del Milenio (ODM) aprobados en 2000, en particular con el ODM1 (erradicar la pobreza y el hambre) y el ODM7 (garantizar la sostenibilidad del medio ambiente). En 2002, en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo, los Gobiernos formularon un Plan de Ejecución en el que reafirmaron su compromiso con los principios de Río y la plena realización del Programa 21, y se comprometieron a alcanzar los ODM.

Además, en la resolución 2004/68 sobre Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) señala que es improbable que la mayor parte de los países en desarrollo pueda cumplir con los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluidos los ODM, si no asumen un compromiso político claro de hacer que la ciencia y la tecnología sean prioridades máximas en sus programas de desarrollo, y recomienda que los gobiernos demuestren su compromiso político aumentando los gastos destinados a la investigación científica y tecnológica a por lo menos un 1 por ciento del producto interno bruto.

En su último período de sesiones sustantivo el ECOSOC aprobó la resolución 2008/28 que “Alienta a los fondos, programas y organismos del sistema de las Naciones Unidas a que promuevan la coherencia de las políticas y la cooperación en materia de ciencia y tecnología, cuando sea pertinente, incluso la tecnología de la información y las comunicaciones cuando corresponda, en favor de la reducción de la pobreza, con la idea de promover la formulación de programas sobre ciencia y tecnología y el desarrollo de la capacidad institucional nacional en materia de ciencia y tecnología en apoyo de la erradicación de la pobreza y el hambre”.

En 2005, el 60° período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución A/RES/60/205 sobre ciencia y tecnología para el desarrollo, que “Reconoce la contribución de (...) la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la Organización Mundial de la Salud (...) en la esfera de la biotecnología, y alienta a esos y a otros órganos pertinentes del sistema de las Naciones Unidas dedicados a la biotecnología a que colaboren con el fin de ejecutar con más eficacia los programas destinados a ayudar a los países en desarrollo a fomentar la capacidad en todas las esferas de la biotecnología, incluso para la industria y la agricultura, así como para la evaluación de riesgos y la gestión de la seguridad biológica.”

Además, en su 62° período de sesiones de 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución A/RES/62/190 sobre tecnología agrícola para el desarrollo que “Insta a los órganos competentes del sistema de las Naciones Unidas a apoyar la labor emprendida por los Estados Miembros, en particular los países en desarrollo, para aprovechar plenamente los nuevos conocimientos en materia de tecnología agrícola e investigación y desarrollo de innovaciones agrícolas con objeto de alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio pertinentes, y, especialmente, de erradicar la pobreza y el hambre.” La resolución exhorta también a las instituciones públicas y privadas a seguir desarrollando variedades mejoradas de cultivos que resulten apropiadas para distintas regiones, especialmente las afectadas por factores ambientales, incluido el cambio climático, y a desarrollar y gestionar dichos cultivos de manera sostenible, y exhorta también a todos los interesados a seguir esforzándose por asegurar que las variedades mejoradas de cultivos estén al alcance de los pequeños agricultores y sean asequibles para ellos, de forma compatible con la normativa nacional y los acuerdos internacionales pertinentes.”

En 1999, el Comité de Agricultura (COAG), un órgano rector de la FAO que se reúne cada dos años, recomendó con respecto a la biotecnología que la FAO elaborara un enfoque estratégico de la biotecnología y asignara un alto grado de prioridad a un programa multisectorial; emprendiera actividades en las diversas esferas de su mandato, tales como el intercambio de información, el fomento de la capacidad y el asesoramiento en materia de políticas a los Miembros de la FAO; promoviera asociaciones con los centros internacionales de investigación agrícola, los sistemas nacionales de investigación agrícola y otras organizaciones internacionales; y contribuyera a armonizar las reglamentaciones en materia de seguridad biológica en los niveles regional y subregional. En su 17º período de sesiones en 2003, el COAG destacó también la necesidad de crear capacidad en esferas intersectoriales tales como la biotecnología y los recursos genéticos y pidió que la FAO prestara asesoramiento científico y diera orientaciones sobre la biotecnología.

En 2002, tuvo lugar en la sede de la FAO la ‘Cumbre Mundial de la Alimentación: cinco años después’, en la que participaron delegaciones de más de 180 países. Los Jefes de Estado y de Gobierno aprobaron unánimemente una Declaración que establece con respecto a la biotecnología lo siguiente:  “Pedimos a la FAO que promueva conjuntamente con el GCIAI y otros institutos internacionales de investigación la investigación agrícola y la investigación de nuevas tecnologías, incluida la biotecnología. La introducción de nuevas tecnologías de eficacia probada, incluida la biotecnología, debería realizarse de forma inocua y adaptada a las condiciones locales para contribuir al aumento de la productividad agrícola en los países en desarrollo. Estamos resueltos a estudiar, compartir y facilitar el uso responsable de la biotecnología con miras a hacer frente a las necesidades de desarrollo.”

Más recientemente, la Declaración aprobada por 181 países y la Comunidad Europea en la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial: los Desafíos del Cambio Climático y la Bioenergía”, celebrada en Roma en 2008 establece: “Instamos a la comunidad internacional, incluido el sector privado, a que intensifique considerablemente la inversión en ciencia y tecnología para la alimentación y la agricultura. Los mayores esfuerzos en cooperación internacional deberían orientarse a la investigación, el desarrollo, la aplicación, la transferencia y la difusión de mejores tecnologías y planteamientos sobre las políticas. Instamos a los Estados Miembros a establecer, de conformidad con el Consenso de Monterrey, unos entornos de gobernanza y de políticas que faciliten la inversión en tecnologías agrícolas mejoradas.”