FAO en Bolivia

La agricultura familiar, un sector clave para el logro de la meta Hambre Cero

02/08/2018

Theodor Firedrich, Representante de la FAO en Bolivia

La agricultura familiar es un sector clave para el logro de la meta Hambre Cero, fundamental para garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y la conservación de la biodiversidad. Su fortalecimiento debe tener un impacto en el desarrollo rural y contribuir a ganar batallas en la lucha contra la pobreza por su incidencia aún muy fuerte en la economía campesina. Y estas sólo son algunas de las razones para darle a la agricultura familiar la importancia que le corresponde.

Los agricultores familiares no sólo producen la mayor parte de los alimentos para el consumo de la población –la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO calcula que el 80 por ciento de la producción de alimentos proviene de ellos–; sino que habitualmente desarrollan actividades agrícolas diversificadas que les otorga un papel trascendente en la sostenibilidad del medio ambiente y la conservación de la biodiversidad.

Esta práctica ocupa entre el 70 y el 80% de las tierras agrícolas a nivel global y se le atribuye el 90% de las exportaciones de alimentos. La agricultura familiar es, por tanto, la principal fuente de empleo agrícola y rural, razón por la cual los Estados deben encaminar esfuerzos para reactivar las economías rurales, generar estabilidad, frenar la migración y darle a la población rural nuevos horizontes de desarrollo.

Para ello es vital considerar que no todos los agricultores familiares trabajan en condiciones iguales. Hay un segmento que puede denominarse de subsistencia, orientado al autoconsumo, con escasos recursos productivos, tecnología e ingresos. Hay un segundo segmento, en transición, que logra una producción familiar para el autoconsumo y un pequeño excedente para la venta. Y finalmente hay un segmento de agricultura familiar consolidada que cuenta con recursos de tierra y tecnología, con acceso a mercados y, por lo tanto, con capacidad de hacer crecer su unidad productiva.

Principalmente para los agricultores familiares de subsistencia y en transición, es muy importante garantizar la posibilidad de mantener la productividad de sus tierras y, a la vez, enfrentar desafíos como la escasez de agua, energía, el cambio climático, la pobreza y la degradación de los recursos naturales.

Un camino para lograr este objetivo es la intensificación sostenible de la producción agrícola porque puede minimizar el impacto ecológico negativo causado por algunas prácticas agrícolas, como la labranza del suelo.

En el Estado Plurinacional de Bolivia hay un importante marco normativo que respalda la actividad agrícola familiar con normas como la Ley 338 de Organizaciones Económicas Campesinas, Indígena Originarias – OECAs y de Organizaciones Económicas Comunitarias – OECOM para la Integración de la Agricultura Familiar Sustentable y la Soberanía Alimentaria. Además, a través de diferentes instancias se han impulsado planes y programas para fomentar la agricultura familiar comunitaria sustentable en el área rural, para incrementar la producción de alimentos diversificados, nutritivos y saludables, reconociendo a la agricultura familiar como principal actor de la seguridad con soberanía alimentaria.

Con esta visión y sumando esfuerzos, la agricultura familiar puede alcanzar las condiciones para estimular la economía rural y el sector productivo, para beneficio no solo de los productores, sino de toda una población cuya alimentación adecuada y el logro de la erradicación del hambre depende de esta práctica.