FAO en Bolivia

La COVID-19 amenaza el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

26/07/2020

Mientras la pandemia debida a la COVID-19 no encuentre freno, la seguridad alimentaria para nuestros países se verá inevitablemente amenazada.

 

Theodor Friedrich, Representante de la FAO en Bolivia

Mientras la pandemia debida a la COVID-19 no encuentre freno, la seguridad alimentaria para nuestros países se verá inevitablemente amenazada. Las evaluaciones preliminares basadas en las últimas perspectivas económicas mundiales sugieren que esta crisis sanitaria puede sumar este año entre 56 y 120 millones de personas al número total de personas con hambre en el mundo. Para la región esto es catastrófico porque inviabiliza el logro que prácticamente estaba ya alcanzado de cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2, Hambre Cero, hasta el año 2030.

Según el informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, recientemente publicado, al 2030 el hambre afectará a casi 67 millones de personas, es decir, cerca de 20 millones más que en 2019. Actualmente América Latina y el Caribe representa el 6,9% de los desnutridos en todo el mundo, para 2030 sería del 7,9%.

El informe es elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP), y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Y el único dato con un atisbo de esperanza es que la región estará muy cerca de alcanzar el objetivo de reducción del retraso en el crecimiento infantil de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, errando la meta en sólo un año.

Sin embargo, la prevalencia del retraso en el crecimiento de las niñas y niños que viven en los hogares más pobres es aproximadamente tres veces mayor en comparación con los que viven en los hogares más ricos.

Y aquí es donde las cifras vuelven a cambiar en sentido negativo, ya que en el contexto actual de la COVID-19, el informe estima que este año habrá una contracción del 9,1% en el PIB de la región, la mayor en un siglo. Esto tendrá una repercusión en el ODS 1, Erradicación de la Pobreza, ya que la región podría alcanzar una pobreza del 37,2%, lo que significa un retroceso de 15 años. Y una pobreza extrema del 15,5%, lo que significa un retroceso extremo de 20 años.

Previsiblemente, las mujeres, los pueblos indígenas y los migrantes se verán afectados desproporcionadamente, por lo que urge que los países, el sector privado y la sociedad civil trabajen de manera conjunta en la búsqueda de soluciones en el corto plazo.

Esto significa atender diversos ángulos de preocupación, pues la situación política y económica sigue alimentando una disminución de los niveles de seguridad alimentaria y nutrición en los países Latinoamericanos.

Un factor preocupante es que, entre todas las regiones del mundo, América Latina y el Caribe es la que registra el costo más alto para comprar una dieta que cubra las necesidades energéticas mínimas: 1,06 dólares por persona al día. Esta cifra es un 34 por ciento más cara que el promedio global, lo que es difícil de contextualizar desde la perspectiva de riqueza y variedad de alimentos de alto valor nutritivo producidos en todos y cada uno de nuestros países.

Pero la pandemia también pone otros de los ODS en peligro. Mientras toda la atención está dirigida hacia la COVID-19, sigue la destrucción de la Amazonía con incendios forestales en toda la cuenca Amazónica. Con esto no sólo ponemos en riesgo el acuerdo de Paris, sino también el logro del ODS 13 del cambio climático, y el ODS 15 de la vida de ecosistemas terrestres, aumentando con esto el riesgo de futuras pandemias creadas por zoonosis de virus de origen animal como el SARS-COV2.