FAO en Costa Rica

Del mar a la tierra: el desafío de un grupo de mujeres emprendedoras

19/08/2020

Tras el fallo de la Sala Constitucional de Costa Rica en el 2013, en el que se prohibió la renovación o emisión de nuevos permisos para la pesca de camarón mediante el arte de arrastre, muchas personas de la provincia de Puntarenas se quedaron sin empleo debido al vencimiento de sus licencias.

Ante la crítica situación, un grupo de mujeres dedicadas al pelado de camarón y pescadores se unieron para hacer realidad una gran iniciativa: una serie de módulos de producción de hortalizas bajo un innovador sistema llamado “casas malla”.

Priscilla Sandí Chinchilla fue la primera hija, de siete, en graduarse de bachiller en el Liceo de Chacarita. Ella nació en una familia históricamente dedicada a la pesca y al pelado de camarón.

“Una de mis hermanas mayores, Maribel, quien se ha dedicado por muchos años al pelado de camarón fue la lideresa que impulsó la creación y consolidación del grupo. Yo, sinceramente, no quería participar, pero mi hermana me insistía para que me fuera involucrando. Finalmente, le hice caso y poco a poco aprendí sobre la importancia de la asociatividad entre personas que se dedican a la pesca y hasta la fecha aquí seguimos con el grupo”, dijo Priscilla.

Mediante el apoyo del proyecto “gestión sostenible de la captura incidental en la pesca de arrastre de América Latina y el Caribe” (Rebyc-II LAC) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca), mujeres y hombres, recibieron capacitaciones sobre el fortalecimiento organizacional, la planificación estratégica, el empleo decente y el empoderamiento de las mujeres, con el objetivo de desarrollar nuevos emprendimientos que se complementaran con la actividad pesquera.

El 30 de octubre del 2018, el grupo logró conformar formalmente la Asociación de Mujeres y Hombres Emprendedoras(es) de Bella Vista.

“Al principio, teníamos mucho temor. Sin embargo, reconozco que este proyecto productivo ha sido una gran experiencia porque pasamos del mar a la tierra. Ninguna de nosotras sabíamos cómo sembrar y pues es una actividad muy diferente a la que estábamos acostumbradas como pelar camarón y pescar”, contó entusiasmada Priscilla.

“Fomentar la asociatividad entre quienes trabajan en la pesca y fortalecer el derecho a la participación, sumado al reconocimiento real de la organización pesquera, tiene un importante papel en el desarrollo comunitario de las zonas costeras. Asimismo, contribuye a la participación de las mujeres como agentes activas del cambio en el sector, a la seguridad alimentaria y a la erradicación de la pobreza”, comentó Adoniram Sanches Peraci, Representante de la FAO en Costa Rica.

El proyecto desarrollado por la Asociación de Mujeres y Hombres Emprendedoras(es) de Bella Vista ha sido coordinado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), con el apoyo del Instituto Mixto de Ayuda Social (Imas), El Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (Inta), el Consejo Nacional de Producción (CNP), el Ministerio de Trabajo (Mtts), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) y la FAO.

 “Hemos logrado articular el trabajo de muchas entidades en torno a este proyecto que pretende ser una alternativa de producción para dar calidad de vida a un grupo de mujeres y sus familias que se vieron afectadas por el cierre de empresas camaroneras en Puntarenas.  Necesitamos seguir acompañando esta iniciativa para que sea un éxito sostenible. Estas productoras han demostrado que la transformación es posible, porque cambiaron su forma de aportar bienestar a sus familias y su forma de pensar”, expresó el Ministro de Agricultura y Ganadería, Renato Alvarado Rivera, quien destacó la importancia de la tecnología en la producción agropecuaria.

El proyecto productivo se ubica en un terreno del Consejo Nacional de Producción (CNP), localizado en Barranca, Puntarenas, el cual está cedido como préstamo en precario a la Asociación de Mujeres y Hombres Emprendedoras (es) de Bella Vista, e incluye 2.400 m2 de módulos de “casas malla”, donde se cultivan chile dulce, pepino, lechuga, repollo, culantro, albahaca, entre otros.

Este modelo de ambiente protegido (“casas malla”) contribuye a garantizar la producción de cultivos sanos e inocuos, así como a la adecuada utilización de los recursos naturales y la aplicación de buenas prácticas agrícolas. 

Los módulos fueron financiados con recursos del Programa Nacional de Apoyo a la Microempresa y la Movilidad Social (Pronamype) del Ministerio de Trabajo. A las mujeres, adicionalmente se les brindó un subsidio económico temporal, por medio del Programa Nacional de Empleo (PRONAE).

“Nosotras hemos aprendido a sembrar, cosechar, comer nuestros propios alimentos y además ahora tenemos la oportunidad de vender los productos que con tanto esfuerzo hemos cultivado. Actualmente, estoy ayudando a mercadear nuestros productos por medio de las redes sociales para ir posicionándonos mejor”, expresó sonriente Priscilla.

La producción actualmente alcanza para el autoconsumo de las familias y, a la vez, pueden comercializar los excedentes en algunas ferias del agricultor de la región, gracias también a una gestión del CNP, para mejorar la economía familiar.

En un futuro, Priscilla y cada una de las personas asociadas al proyecto aspiran a convertirse en proveedoras del Programa de Abastecimiento Institucional (PAI). Asimismo, esperan con ansias conseguir un puesto fijo de venta en la feria de Barranca para continuar con la venta de productos frescos y saludables, con ello no solo segurián llevando sustento a sus familias, sino que además fortalecerán sus capacidades empresariales.