FAO en Cuba

Proponen hoja de ruta para su adopción masiva en Cuba

Foto: Anabel Díaz/Granma
22/10/2016

La Consulta de expertos internacionales sobre Agricultura de Conservación para el desarrollo sostenible bajó sus cortinas este viernes en el capitalino hotel Comodoro, ante delegados de una decena de países, con la propuesta de una hoja de ruta que marca el camino para llevar —en mayor escala— este sistema de prácticas agrarias al campo cubano.

El evento, que del 17 al 21 de este mes ha puesto al servicio de nuestros agricultores, directivos e investigadores la sapiencia de numerosos especialistas del mundo, redundó en lazos de integración superiores y el compromiso de hacer una agricultura más atractiva para quienes producen, menos agresiva al ambiente y, sobre todo, que rime con sostenibilidad.

En la jornada de clausura, el viceministro cubano de la Agricultura José Miguel Rodríguez de Armas, refirió la trascendencia de este evento y su impacto para concebir sistemas agroproductivos rentables y de mayor resiliencia. Un paréntesis emotivo aconteció con el reconocimiento especial realizado, en nombre del titular de ese ministerio, a alguien que ha sido clave para el impulso de esta práctica en Cuba y un gran avezado en el tema a nivel internacional, el Doctor Theodor Friedrich, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en la Mayor de las Antillas. A él mucho le deben las buenas prácticas de Agricultura de Conservación en el país y el que haya convertido a La Habana en capital de esta Consulta.

Friedrich, por su parte, remarcó la pertinencia y necesidad imperiosa de agilizar la capacidad de respuesta ante los desafíos con que ya le toca abrirse paso al sector, a 360 grados en el orbe. La realidad cubana debe aprovechar más sus virtudes para adoptar masivamente esta metodología de manejo sostenible. Y resaltó la preocupación del ministro de la Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, para avanzar mancomunadamente en esta dirección.  

Esta hoja de ruta tuvo como antesala fructuosas jornadas de intercambio y consenso para trazar el derrotero de la agricultura cubana, ante un escenario cada vez más cambiante y susceptible a los efectos del cambio climático. Aspectos medulares en torno a este documento indicativo, devinieron: lo atinado e ineludible de un marco legal sobre el tópico, las vías de financiamiento, la adaptación “de la receta a los ingredientes nacionales” y otros. Empero, el reto mayor empezó el minuto después de la clausura, en aras de que ese documento guía llegue —desde el sistema del Minag— a la geografía agrícola nacional, más en forma de acciones, que de letras. (Sheyla Delgado Guerra di Silvestrelli, tomado de Granma