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INTRODUCCION

Los ríos han atraído a los núcleos de asentamientos humanos desde los orígenes de la humanidad. Muchas de las más antiguas civilizaciones surgieron sobre fértiles llanuras inundables, y desde unos 5000 años antes de nuestra era, cuando tuvieron lugar las primeras colonizaciones sistemáticas del Nilo, de Mesopotamia, del Indo y de los ríos chinos, el hombre se ha esforzado constantemente por dominar los regímenes hidrológicos en beneficio de la agricultura. La civilización romana y más tarde la de Europa occidental construyeron presas en muchos ríos menores para obtener energía hidráulica. En muchas de las partes más áridas del mundo se condicionaron las corrientes de ríos y arroyos con fines de riego. Estas tendencias se acentuaron hasta que las actuales obras de represamiento, desviación y canalización han dejado pocos cauces de ríos inalterados. A los impactos ambientales de la ingeniería hidráulica hay que añadir los riesgos de contaminación de las aguas con una serie de productos químicos agrícolas, domésticos e industriales. Por añadidura una ordenación de las cuencas mala o inexistente, la deforestación y la roturación de tierras marginales de las laderas han aumentado la erosión y las cargas de materia sedimentaria transportadas por los ríos, lo que lleva a una rápida modificación de los tramos bajos de los ríos. Estos cambios no sólo modifican el medio ambiente, privando a los peces de espacio vital y de acceso a unas partes del río que son necesarias para completar sus ciclos vitales, sino que también alteran la calidad y la cantidad del agua en que viven.

Las comunidades de peces de los ríos han sido objeto de la pesca probablemente desde las primeras fases de ocupación humana en los valles. El Anuario de Estadísticas de la Pesca de la FAO (FAO 1984) indica que las capturas nominales mundiales en agua dulce subieron de 7,1 millones de toneladas en 1977 a 8,9 millones de toneladas en 1983, lo que representa el 10,4 y el 11,6 por ciento respectivamente de la producción pesquera mundial total. El ritmo de crecimiento relativamente lento del 3% anual parece indicar que el nivel de capturas está llegando al máximo. Gran parte de la pesca continental actual procede de los ríos o de las zonas temporalmente inundadas por ellos. especialmente en América Latina y Asia Sudoriental, donde los grandes lagos son raros. El aumento del número de usos de los ríos en pugna con la pesca ha hecho que desaparezcan algunas pesquerías muy antiguas, mientras que otras están en vías de extinción.

En general, los estudios sobre las comunidades ícticas de los ríos han ido a la zaga de los dedicados a lagos y embalses, aunque en el último decenio se ha avivado el interés por este tema. La preocupación práctica por la ordenación de los ríos para la pesca empezó a fines del siglo pasado en América del Norte y en Europa y produjo investigaciones en las aguas de esas regiones en favor de programas de repoblación y de mejoramiento físico, principalmente en beneficio de la pesca deportiva de salmónidos. Se llegó así a unas primeras clasificaciones de los ríos de Europa occidental en zonas, en las que la pesca comercial de peces ordinarios era también económicamente importante. Uno de los primeros estudios sistemáticos sobre grandes ríos fue el de Antipa (1910), cuya obra original sobre el Danubio fue continuada por otros investigadores hasta que el Danubio ha llegado a ser uno de los grandes ríos mundiales más ampliamente estudiado. La conclusión general de Antipa de que la producción pesquera del Danubio era directamente proporcional a la extensión y la duración de las inundaciones de cada año (Botnariuc, 1968) ha resultado igualmente aplicable a todos los demás ríos de crecida estudiados. Los trabajos sobre el Danubio pusieron también de manifiesto que la zona anegable no puede considerarse aisladamente, sino que ha de verse como parte integrante del sistema en general (Botnariuc, 1967; Balon, 1967). Algo más tarde empezaron en Rusia los estudios sobre el río Volga, aunque éstos se intensificaron sólo después de la construcción de la cascada de embalses en ese sistema, y sólo hay traducciones de una parte de la bibliografía. Los estudios detallados del sistema Mississippi-Missouri se demoraron más, y sólo en el último decenio se llegó a una comprensión de ese sistema. Los trabajos modernos sobre estos y otros ríos de la zona templada son ya muy complejos y consideran muchos aspectos biológicos y ecológicos, en especial los relativos a la conservación de los hábitats fluviales.

El estudio sistemático de la ecología en las pesquerías de los ríos tropicales empezó en el Níger cuando se estableció un laboratorio en su delta central (Blanc et al., 1955), cuyos resultados en forma de las numerosas publicaciones de Daget aclararon en gran medida la taxonomía y la biología de los peces de ese río. Varios proyectos de la FAO se han relacionado con el estudio de este río en Níger, Benin y Nigeria. El Nilo Sudd en Sudán ha sido estudiado por una serie de misiones, entre ellas la del Grupo de Investigación de Jonglei (1954) y la de Mefit Babtie (1984). Estudios intensivos pero de corta duración en el río Kafue realizados por las Universidades de Idaho y Michigan contribuyeron mucho a aclarar la biología de los peces en los llanos de Kafue. El equipo ORSTOM estudió la planicie inundable de Yaeres en el río Logone durante los años setenta, y en otros lugares los investigadores han reunido información sobre la pesca y la ecología general del río Shire, el delta del Okavango (Botswana Society, 1976) y partes del río Zaire.

En América del Sur, la mayoría de los sistemas fluviales han sido estudiados en alguna medida. Los numerosos trabajos de Bonetto y sus colaboradores han suministrado copiosa información sobre el río Paraná y sus afluentes, mientras que Godoy (1975) ha resumido unos extensos trabajos sobre el Mogi Guassu brasileño, afluente del mismo sistema. En el Amazonas, el personal del Instituto Nacional de Pesquisas Amazónicas ha estudiado la región de Manaus, y un proyecto financiado por la FAO permitió a las autoridades peruanas reunir información sobre el mismo río a la altura de lquitos. Los trabajos sobre el Orinoco fueron iniciados por Mago-Leccia (1970) y han sido continuados por Novoa y sus colaboradores. Lowe-McConnell realizó estudios fundamentales sobre la ecología de las comunidades de peces tropicales en el río Rupununi. Las indagaciones sobre las pesquerías del río Magdalena fueron iniciadas por el INDERENA e intensificadas gracias a las actividades de un proyecto de la FAO.

Los estudios sobre los ríos asiáticos han sido algo más limitados, aunque los trabajos sobre el río Mekong a partir de Chevey y Le Poulain (1940) han contribuido a la comprensión general de los grandes sistemas tropicales. Por otra parte, se han realizado estudios ocasionales sobre ríos en Malasia peninsular, Borneo, India, Sri Lanka y en los ríos mesopotámicos. Indudablemente hay abundante bibliografía sobre los principales sistemas chinos, pero de momento no se dispone de traducciones, aunque se han publicado algunos estudios soviéticos sobre el río Amur.

Todas estas obras y muchas otras ofrecen en conjunto una caudalosa información sobre los peces y las pesquerías del mundo, que se presenta en este Documento Técnico. De la información resulta que, si bien hay una considerable diversidad en los ríos, pueden extraerse algunas conclusiones generales. Primero, aunque el potamón y el ritrón difieren considerablemente, la forma y el comportamiento de estas dos principales zonas fluviales parecen uniformes por encima de los continentes y las latitudes. En otras palabras, los tramos de ritrón se parecen entre sí en cualquier lugar que se encuentren, y otro tanto ocurre con los tramos de potamón, y se puede considerar que cada una de estas categorías forma una serie que permite hacer un fondo común de datos e informaciones independientemente del origen geográfico. Segundo, la dinámica y el comportamiento de las comunidades de peces en el potamón de los ríos de crecida no son iguales que en los ríos de caudal constante (y en aquéllos cuyo flujo ha sido modificado artificialmente por el hombre). Tercero, la biología y la ecología de muchos de los peces en los ríos de crecida se ajustan de manera tan precisa a la crecida estacional que las modificaciones en el régimen hidrológico producen cambios en la composición y la productividad de la comunidad íctia en correspondencia con el paso de un sistema de crecida a un sistema de embalse.

El presente documento técnico resume el estado actual de los conocimientos sobre los peces y la pesca en los sistemas fluviales, aunque el tamaño del documento impone ciertas limitaciones. Se subraya el papel de los ríos como fuente de alimentos y, aunque se mencionan otros usos de las comunidades de peces, se prescinde de un análisis detallado de la amplia bibliografía sobre reglamentación y práctica de la pesca deportiva. La primera sección trata del entorno físico y químico y resume brevemente los aspectos de la productividad primaria y secundaria de los ríos que tienen interés para la pesca. Un tratado completo de limnología o sobre las aguas corrientes no sería aquí procedente, y sería preciso un volumen como éste para ese tema solamente. El análisis de la biología y la ecología de los peces se centra en los grandes ríos, ya que en ellos están las principales pesquerías y, aunque se hace referencia a la biología de las comunidades ritrónicas, no se desarrolla plenamente la extensa bibliografía sobre los ríos salmoneros, que ha sido objeto de otras publicaciones. El estudio de las pesquerías fluviales es necesariamente especulativo, ya que la cantidad y la calidad de los datos estadísticos disponibles impone límites a la profundidad del análisis. Sin embargo, se está pidiendo con insistencia creciente a los científicos especializados en pesquerías que formulen rápidas propuestas de estrategias de ordenación o evalúen los posibles impactos de las intervenciones de otros usuarios en las cuencas fluviales, de manera que se precisan algunos modelos generalizados. Tales modelos, por supuesto, deben quedar abiertos a críticas y a modificaciones eventuales a la luz de la experiencia que se adquiera en el futuro. Análogamente, la sección sobre ordenación pretende examinar los efectos de la ordenación sobre la comunidad íctica y no profundiza en las implicaciones sociales y económicas de los diversos métodos de regulación y mejoramiento de la pesca fluvial, temas que se tratan más detalladamente en obras más especializadas.


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