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Panorama general

Hay un consenso mundial sobre la necesidad de conseguir el desarrollo sostenible. Aunque es difícil llegar a una definición rigurosa del desarrollo sostenible, éste puede caracterizarse como una actividad que mejora el bienestar de la población humana actual, sin sacrificar el bienestar de las generaciones futuras. Reconoce que el bienestar humano tiene muchas dimensiones económicas y sociales. La tasa de desarrollo sostenible está limitada por la existencia de recursos naturales (y su tasa de renovación), la disponibilidad de tecnología para aprovechar eficientemente dichos recursos y la eficacia de los sistemas sociales en la distribución de los beneficios.

La pesca es una actividad importante en todo el mundo. Contribuye al bienestar humano generando ingresos para centenares de millones de personas. Provee a las necesidades alimentarias esenciales de más de mil millones de personas, especialmente en países en desarrollo. Satisface necesidades culturales y recreativas. No obstante, se han expresado preocupaciones con respecto a la contribución de la pesca al desarrollo sostenible y en relación con la sobrepesca, la excesiva capacidad de captura, el agotamiento de algunas poblaciones, los cambios en los ecosistemas inducidos por los seres humanos y el aumento y la globalización del comercio pesquero con sus posibles repercusiones en los suministros y la equidad a nivel local.

Aunque sabemos que la pesca es importante para el desarrollo sostenible y se podría mejorar su contribución, la cantidad de información científica objetiva sobre esta actividad es limitada y la que existe es de difícil acceso. En la mayoría de los países, se dispone de información detallada y se están aplicando procesos de ordenación para algunas pesquerías importantes, mientras que otras se hallan mal documentadas y apenas se ha aplicado en ellas ordenación alguna. Reconociendo que será difícil obtener información sobre la contribución de la mayor parte de la actividad humana al desarrollo sostenible, los estados del mundo han convenido en elaborar indicadores del desarrollo sostenible e informar sobre ellos. Los indicadores deberán ofrecer un medio practicable y eficaz en función del costo de a) seguir los progresos hacia el desarrollo sostenible, b) predecir o advertir problemas potenciales en el futuro, c) aprender comparando los rendimientos de distintas pesquerías, y d) determinar políticas encaminadas a seguir progresando y evitar los problemas.

Se han propuesto varios marcos, como el de «presión-situación-respuesta» y el de «desarrollo sostenible» general, para el diseño y la organización de los indicadores del desarrollo sostenible. Estos marcos se complementan entre sí y son aptos para distintas finalidades. Lo más importante es que todos los países elaboren, para sus sectores pesqueros, indicadores del desarrollo sostenible que sean compatibles con los compromisos internacionales de presentación de informes, y que compartan esta información al nivel nacional, regional y mundial pertinente. Las diferencias regionales y nacionales en los sectores pesqueros son tales que el objetivo de que todos los estados presenten informes debe perseguirse con flexibilidad. Pero hay algunas medidas importantes que deben aplicarse en la elaboración de un sistema de indicadores y existen determinadas necesidades mínimas con relación al tipo de información que debe comunicarse, si se quiere que el sistema sea útil.

Al elaborar los indicadores, deberá reconocerse que antes que nada, como su nombre indica, deben reflejar el bienestar o los problemas del recurso y de los componentes humanos del sistema, y los progresos (o la falta de los mismos) hacia el objetivo del desarrollo sostenible. Los sistemas basados en indicadores no son alternativos a series más completas de información que se necesitan y se utilizan convencionalmente para la ordenación de cada pesquería y para las cuales se dispone ya de Orientaciones Técnicas de la FAO. No obstante, las tendencias en los indicadores pueden estimular la introducción de cambios en las políticas de desarrollo, así como en los enfoques generales de la ordenación pesquera.

Una consideración importante en la elaboración de indicadores es la elección de «unidades» geográficas con relación a las cuales se presentarán los informes sobre los indicadores. Tales unidades deben reflejar la escala geográfica de los procesos ecológicos que razonablemente definen los límites del ecosistema (reconociendo que los límites de los ecosistemas acuáticos son siempre abiertos), los recursos y actividad pesqueros, y las jurisdicciones políticas. Aunque se han contraído compromisos con respecto a la presentación de informes nacionales, en algunos casos será más apropiado hacerlo con respecto a unidades a escala regional (o bien dentro de un estado o para recursos compartidos por varios estados). Podrá ser útil disponer de indicadores a escalas más reducidas (por ejemplo, cada pesquería o región dentro de un estado).

Los indicadores deberán reflejar la situación del sistema en relación con metas y objetivos de la sociedad. El desarrollo sostenible es una amplia meta que se aplica a la pesca, y la pesca es una de las muchas actividades que contribuyen a él. Aunque los objetivos para la contribución de la pesca al desarrollo pueden no ser explícitos, se hallan implícitos en el carácter general del desarrollo sostenible. Es evidente que los indicadores deberán medir la sostenibilidad a largo plazo del ecosistema que apoya la pesca y la generación de beneficios netos a fin de mejorar el bienestar de los participantes en la actividad pesquera y de la sociedad en general. Puede haber objetivos más específicos para la pesca que podrán utilizarse también como base para los indicadores.

La pesca puede contribuir al desarrollo sostenible solamente si se mantienen todos sus componentes interdependientes. Hay muchas formas de representar el sistema, pero, como mínimo, los componentes decisivos son el ecosistema, la economía, la sociedad, la tecnología y el gobierno. El ecosistema incluye los recursos pesqueros que sustentan la actividad pesquera y otros aspectos que controlan la productividad del recurso, incluyennndo las especies dependendientes y asociadas. La economía es el sistema de costos y beneficios dentro del sector pesquero y los flujos monetarios hacia y desde el sector pesquero. La contribución general de la pesca al desarrollo sostenible se reflejará en un flujo económico neto desde el sector pesquero. El componente de sociedad del sistema consiste en los costos y beneficios no monetarios que son elementos importantes del bienestar humano. El gobierno incluye las instituciones, así como las normas que rigen el sistema. Los indicadores deberán reflejar el rendimiento del sistema en cada componente.

Idealmente, los indicadores para cada componente deberán elaborarse i) identificando objetivos en relación con el componente, ii) especificando un «modelo» (conceptual o numérico) de nuestros conocimientos científicos sobre la forma en que funciona el componente y iii) determinando las variables a partir del modelo que indican el rendimiento en relación con los objetivos y sobre las cuales se tiene, o puede obtenerse fácilmente, información y pueden construirse indicadores.

Hay muchos criterios para seleccionar los indicadores que cubren el proceso arriba descrito. Aunque tales criterios son útiles, hay que señalar algunas consideraciones críticas. En primer lugar, los indicadores deben ser científicamente válidos en el sentido de que, según nuestros mejores conocimientos científicos, indiquen el objetivo que deben reflejar y utilicen «los mejores datos científicos disponibles». En segundo lugar, los indicadores deben ser viables y eficaces en función del costo por lo que respecta a la información que requieren. En tercer lugar, los indicadores deben ser fáciles de entender.

Podrá ser necesario más de un indicador por componente del sistema. Por ejemplo, los indicadores para el componente de ecosistema deberán reflejar no sólo el estado de los recursos pesqueros (es decir, si están sometidos a sobrepesca), sino también de los componentes no objetivo del ecosistema (especies asociadas y dependientes), así como la «salud» general del ecosistema.

Para interpretar los cambios del indicador, es necesario especificar valores de referencia (o puntos de referencia) que son o bien objetivos (que indican estados deseables del sistema y buen rendimiento) o bien umbrales que han de evitarse. Estos niveles de referencia pueden derivarse empíricamente considerando el funcionamiento pasado del sistema (por ejemplo, es probable que una pesquería se malogre cuando queda menos del 30 por ciento de la biomasa desovante), o derivarse de modelos matemáticos que indican cómo es de esperar que funcione el sistema.

En la medida de lo posible, los estados deberán tratar de buscar algunos indicadores comunes para cada componente de un sistema. Esto será especialmente práctico en lo relativo a los indicadores del estado de los recursos pesqueros dentro del componente de ecosistema, y a los indicadores de los beneficios y costos (nivel da capitalización o participación) en el componente de economía para el que existen generalmente objetivos y metodologías acordados. Pero incluso cuando no es posible tener indicadores comunes, se pueden hacer comparaciones útiles de la dirección en que está cambiando cada indicador (por ejemplo «la gestión está mejorando en un 60 por ciento de las pesquerías mundiales»).

La utilidad de los indicadores será mucho mayor si los estados y organizaciones internacionales aseguran que el sistema general de indicadores sea completo. Por ejemplo, el sistema completo incluye mecanismos para la comunicación eficaz entre los interesados en el sector pesquero y con otros ministerios, sectores y el público en general. Hay varios métodos de información visual que mejoran enormemente la comunicación. El sistema de indicadores deberá ser examinado periódicamente a fin de poder mejorarlo. Además, el saber que se va a hacer un examen rutinario, estimulará a los responsables tanto de la recogida de los datos como de los informes sobre los indicadores a trabajar de la mejor manera posible.

Por último, los estados y organizaciones internacionales deberán convocar periódicamente (cada pocos años) grupos de expertos para evaluar e interpretar los indicadores. Los indicadores deberán estar diseñados de forma que se entiendan fácilmente pero, lo mismo que cualquier dato estadístico, pueden ser mal interpretados y mal utilizados. Una interpretación e información autorizadas, realizadas por un grupo de expertos (con la participación de la industria y de los interesados), será la salvaguardia contra las interpretaciones y abusos. Reviste igual importancia el hecho de que los responsables de las políticas deberán adoptar medidas en respuesta a lo que muestren los indicadores.

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