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4.  EL CONTROL DEL ESFUERZO PESQUERO EN PESQUERIAS DE DIVERSO TIPO

Evidentemente, las caracteríticas de una pesca determinan en cierto modo las posibilidades de controlar el esfuerzo de pesca mediante regulación. En esta sección examinamos seis tipos principales de pesca: pequeñas especies pelágicas, pesca al arrastre de media altura y demersal para relativamente pocas especies, arrastre demersal de múltiples especies, túnidos, especies sedentarias y especies muy vulnerables y andrónomas. Al caracterizar estos tipos de pesca, somos conscientes de que ninguna pesquería encajará exactamente en nuestra clasificación. Sin embargo, esperamos poder destacar las importantes diferencias existentes entre las posibilidades de ordenar la pesca de cada tipo.

4.1  Pesca pelágica

En función del volumen, la pesca de especies pelágicas es, con gran diferencia, la más importante del mundo. La vida de las especies pelágicas varía considerablemente; de uno a dos años, como las anchoas, y hasta 20 años, como el arenue atlántico-escandinavo. A fines de ordenación, es mejor distinguir entre las que viven poco - anchoas, sardinas, espadín, capelán - y las que viven más - arenques y caballas. Muchas, por no decir la mayoría de las especies, han disminuido enormemente su reclutamiento como consecuencia de la reducción de las poblaciones rproductoras (Ulltang, 1980). Muchas veces, incluso después de haberse reducido o detenido la pesca, algunas poblaciones no pueden recuperarse (Daan, 1980). Muchas poblaciones también experimentan variaciones a largo plazo en la abundancia, independientemente de cualquier efecto de pesca (FAO/IOC, 1983).

La pesca de estas especies con redes de cerco de jareta y la pesca al arrastre en aguas de media altura, indica típicamente que no existe relación entre la captura por unidad de esfuerzo y el tamaño de la población (Ulltang, 1975 y 1980). La vigilancia directa de la abundancia de la población se efectúa mejor con métodos acústicos. Las técnicas del análisis virtual de la población y los análisis de cohortes son insuficiente para evaluar el estado de las especies pelágicas de corta vida o aquellas especies de vida larga que han sido excesivamente explotadas (Bailey, 1980; Ulltang, 1980). La razón es que una pesca excesiva reduce el tamaño de los grupos de edad más viejos y la dinámica de la población está dominada por los grupos de edad más jóvenes. La abundancia de estas clases de edad on puede ser evaluada con ninguna precisión real utilizando el análisis virtual de población o el análisis de cohortes. En las especies de corta vida el nivel de mortalidad natural es de tal naturaleza que esta situación continúa incluso cuando no hay pesca.

Evidentemente, existen importantes problemas de conservación al ordenar las especies pelágicas. Uno de los descensos más importantes de poblaciones ícticas se ha producido con las especies pelágicas (Glantz y Thompson, 1981; Zuleta y Serra, 1984). Por lo tanto, hay que hacer todo lo posible para que haya un escape razonable de la población reproductora.

Hay varios problemas económicos y sociales generados por las pesquerías pelágicas. Para las especies pelágicas de larga vida existe muchas veces una competencia entre la pesca para la transformación en harina y la que se dedica para el consumo humano. Típicamente, las pesquerías para la fabricación de harina se concentran en las clases de edad más jóvenes y abundantes. Las pesquerías para el consumo humano, generalmente, tienen un tamaño mínimo comercial. La competencia directa entre estos grupos al no existir una regulación tiende a favorecer a la pesquería industrial, ya que puede explotar una clase de edad antes de que lo haga la pesca dedicada al consumo humano. Una pesca sin reglamentación de esta naturaleza ha provocado una disminución enorme de poblaciones altamente productivas. El hundimiento de la pesca del arenque del Mar del Norte (Saville y Bailey, 1981) es un ejemplo bien conocido, y otros figuran en diversos documentos de Saville (1980).

Los conflictos entre pesquerías que utilizan equipo muy móvil y las pesquerías con equipo fijo son especialmente importantes en la pesca de especies pelágicas. Como ya se ha indicado, los índices de captura del equipo móvil son independientes del tamaño de la población. Los índices de captura del equipo fijo tienden a reflejar la abundancia de la población con más exactitud. En consecuencia, las disminuciones de la población inicialmente tendrán pocos efectos económicos sobre las operaciones con equipos móviles, mientras que la explotación de la pesca con equipo fijo afrontará una grave interrupción.

Como, por regla general, las especies pelágicas son muy moviles, varias de ellas han de ser compartidas entre las ZEE de distintos Estados ribereños. En consecuencia, se incrementan los problemas de ordenación, ya que es necesario acuerdos internacionales sobre regulación.

La supercapitalización de las flotas que explotan especies pelágicas puede ser especialmente acusada. Hay dos razones: la primera es que la disponibilidad de especies pelágicas en un fenómeno estacionaly, en consecuencia, existe el incentivo de incrementar la capacidad para lograr una captura enorme con un tiempo limitado. En segundo lugar, la proyección de los cerqueros facilita la construcción de embarcaciones de mayor tamaño con superior capacidad. Estos factores tiendan a crear la necesidad de algunos reglamentos sobre capacidad y tamaño de la flota.

La ordenación de especies pelágicas de corta vida mediante la CTP es probablemente la única viable cuando existe un programa de exámenes regulares de la población. Estos exámenes necesitan efectuarse justamente antes de cada período principal de pesca.

El análisis virtual de la población y los cohortes pueden ser utilizados para la evaluación de poblaciones de especies de larga vida, pero también tienen valor para establecer la CTP, sólo si la intensidad de pesca es relativamente pequeña. Un alto nivel de mortalidad íctica produce efectivamente especies de corta vida que requieren métodos directos para evaluar la abundancia.

Para evitar el fallo total del reclutamiento, hay que incluir en los objetivos de ordenación, la garantía de que no ha de reducirse la población reproductora por debajo de un nivel razonable, lo cual exigrá la vigilancia de las capturas y abundancia de la población. Será caro, especialmente si se trata de obtener un rendimiento lo más alto posible.

El empleo juicioso de temporadas y zonas de veda puede constituir un buen método para reducir la mortalidad íctica de juveniles. Muchas especies pelágicas tienen un acusado grado de separación geográfica de la clase de edad joven durante ciertas épocas del año. Se han intentado algunas de estas medidas al ordenar especies similares en el Atlántico norte. Desgraciadamente, se han aplicado, en muchos casos, demasiado tarde (Saetersdal, 1980).

Los límites de tamaño y regulación de la luz de malla son métodos alternativos para reducir la mortalidad de juveniles y mejorar la población reproductora. Probablemente las regulaciones sobre la luz de malla tendrán un empleo relativamente escaso en las pesquerías pelágicas; no tienen utilidad con las redes de cerco de jareta e incluso en la pesca al arrastre a media altura necesitan ir acompañadas de restricciones de equipo, tales como tiempo limitado para remolque. Sin embargo, un tamaño mínimo ejecutado en el lugar de descarga puede alterar las características de la pesca de manera beneficiosa.

No es probable que el control directo del esfuerzo de pesca mediante el otorgamiento de licencias tenga éxito para controlar la mortalidad íctica de la población, a menos que se adopte una política muy conservadora con respecto al número de licencias otorgadas. La razón es que los índices de captura de las poblaciones pelágicas no tienden a disminuir con el tamaño de la población, lo que significa que, en años malos, la captura total no disminuirá y la población tenderá a reducirse aún más. De todas formas, las poblaciones pelágicas suelen fluctuar por razones naturales de una manera muy acusada. Por lo tanto, existe el problema de que un período con un escaso volumen de población que ha tenido lugar naturalmente puede ser ampliado por la pesca, con los riesgos consiguientes de fallos máximos de reclutamiento.

No hay factores especiales relacionados con el otorqamiento de licencias a las flotas pelágicas para controlar la supercapitalización. Por el contrario, las pesquerías de especies pelágicas pueden plantear a los administradores un conjunto completo de problemas entre diferentes grupos de pescadores. En general, la resolución de estas controversias a favor de grupos menos móviles y capitalizados, tenderá a tener beneficios de conservación. Existen dos razones. La primera, los equipos menos móviles tienden a obtener un índice de captura que está más estrechamente relacionado con el tamaño de la población que el equipo móvil. Esto significa que, en años de escasez de poblaciones, las capturas del equipo menos móvil tendrán a disminuir. En segundo lugar, el objetivo del equipo menos móvil está constituido por las clases de edad más viejas y mayores. A menos que los índices de captura de estos grupos de edad sean muy altos, hay pocos riesgos de reducir la población reproductora provocando el colapso del reclutamiento.

4.2  Pesca de especies demersales y semipelágicas en aquas templadas

Existe una conjunto de especies de aguas templadas que constituyen un espectro que va de los peces planos verdaderamente demersales a las especies semipelágicas de media altura, como es el caso de la merluza y la bacaladilla. Las pesquerías de estas especies son importantes desde el punto de vista económico, ya que tienen un alto valor unitario.

Con estas especies se han producido fallos dramáticos como consecuencias del colapso del reclutamiento. Las posibles excepciones son el bacalao del Artico (Garrod, 1977), el bacalao del Pacifico (Ketchen, 1961; Westrheim, 1978) y el eglefino del Banco Georges. Los problemas de conservación están generalmente relacionados con lo que podría definirse pesca excesiva o, más simplemente, mortalidad íctica superior al rendimiento máximo por recluta. Muchas veces, la pesca se concentra en las clases de edad más jóvenes que, al no existir esta mortalidad íctica, incrementa considerablemente la biomasa en los últimos años. Aunque el fallo del reclutamiento no ha sido frecuentemente observado, esto no significa que no se hayan producido reducciones drásticas en los rendimientos pesqueros. La captura de lenguado de aleta amarilla en el nordeste del Pacífico fue superior a medio millón de toneladas en 1961 y, 20 años después, alcanzó la cifra de 77.000 toneladas. Aún más evidente es la disminución de las capturas de la pesca del Océano Pacífico. Las capturas de 1975 se situaron justamente por debajo de medio millón de toneladas, descendiendo a 13.000 en 1979 y, en 1981, a 26.000. Estas cifras producen cierta confusión, ya que las capturas máximas suceden cuando se pesca en la biomasa sin explotar más allá y, por debajo, del nivel en que se produce el máximo rendimiento sostenido.

Hay algunos ejemplos de especies de este tipo que continúan teniendo escasos niveles de abundancia durante períodos prolongados cuando no hay pesca. Indudablemente, la mayoría de estas especies parece responder rápidamente a la disminución de la explotación. Sin embargo, en algunas de ellas y, en especial, el bacalao y eglefino, la fortaleza de la clase anual puede variar masivamente. La proporción de la clase de edad más alta y más baja en estas especies puede ser del orden de un millar (Hennemuth y otros, 1980). Los índices de mortalidad son generalmente pequeños y las especies tienen una vida relativamente larga (Pauly, 1979b).

Estas características pueden plantear importantes problemas de ordenación, ya que la variación del tamaño de la población tenderá a aumentar considerablemente con la explotación. Ello se debe a que cuanto más se explota una pesquería mayor es la contribución proporcional de la clase anual en reclutamiento. Las pesquerías excesivamente explotadas tenderán a ser dependientes de pocas clases anuales; cuando el reclutamiento es muy variable, puede plantear problemas, al ser distintos los niveles de ingresos de los pescadores y efectuarse interrupciones en las modalidades de comercialización.

Excepto cuando la pesca se efectúa sobre concentraciones de reproductores, generalmente los índices de captura son proporcionales a la abundancia. Aunque existen problemas en lo relativo a calibrar un esfuerzo eficiente cada vez mayor, son relativamente sencillos. Por ello, los controles sobre el esfuerzo de pesca proporcionarán un control bastante aproximado de la mortalidad íctica.

La evaluación del estado y volumen de la población es relativamente fácil. El análisis de cohortes o AVP puede efectuarse siempre que existan datos confiables sobre la longitud y edad de las capturas y, en la mayoría de los casos, estas evaluaciones deben ser dignas de confianza. El corolario de esta observación es el siguiente. Si la administración confía en los datos sobre capturas para hacer evaluaciones científicas del estado de la población, será necesario instituir un programa que garantice el acopio de datos de una manera confiable. Ello puede ser caro. Hay dos importantes problemas de ordenación generalmente relacionados con la pesca de este tipo. Casi siempre la pesca se realize sobre individuos más pequeños, a menos que esté regulada, y esta regulación del tamaño de las capturas produce frecuentemente unos altos índices de descarte.

El segundo problema es que hay dos importantes niveles de capturas incidentales en el sentido de que las especies objeto de la pesca serán raras veces las únicas capturadas. Existe una tendencia especial hacia los individuos de pequeño tamaño de las especies no explotadas intencionalmente que han de capturarse y descartarse.

Los descartes también suceden incluso cuando no hay regulaciones de tamaño mínimo, ya que el valor comercial de las especies de esta clase depende generalmente del tamaño. Los peces de mayor tamaño son más valiosos por peso unitario que los pequeños (Gates y Norton, 1974); en consecuencia, hay unos grandes índices de descarte de pequeños individuos cuando la capacidad de la bodega llega a sus límites o cuando se establecen éstos con cupos para determinadas embarcaciones.

Reglamentación según límites de captura:

Se trata del método más común de control de este tipo de pesquerías en el mundo desarrollado. El principal problema es que se produce una subnotificación de capturas, lo cual plantea importantes problemas de evaluación si los datos no son confiables y los análisis de cohortes o AVP son los únicos métodos para evaluar el tamaño de la población. De la misma manera, los límites de capturas aisladamente (que generalmente se ejecutan como límites de descarga) aun cundo asignados a determinadas embarcaciones, provocarán un alto nivel de descartes, lo cual también produce una evaluación científica no confiable así como evidentes pérdidas económicas. Las capturas incidentales sin notificar o las capturas incidentales que se descartan, plantean problemas similares.

Por lo tanto, estas pesquerías tienden a ser administradas con diversos reglamentos relativos al tamaño de las capturas y el nivel de las capturas incidentales. La reglamentación de la luz de malla es común pero puede ser difícil de ejecutar. En algunos casos, sería conveniente prohibir la fabricación o importación de redes con una luz de malla inferior a un determinado tamaño. Las reglamentaciones sobre la luz de malla son impopulares entre los pescadores que frecuentemente declaran que no tiene nada que ver con sus necesidades. El problema de demostrar los beneficios que se derivan de una reglamentación en términos de rendimiento aumentado para los pescadores, ya ha sido objeto de debate. En el Atlántico norte, durante muchos años, la regulación del tamaño de malla aisladamente fue el único método para controlar las pesquerías. Es probablemente un acompañamiento útil de cualquier control pesquero de este tipo pero insuficiente por sí mismo para proporcionar la debida protección a las poblaciones. Los pescadores que tienen más éxito dentro de un grupo tienden a faenar con redes con luz de malla superior, aun cuando no existan reglamentos al respecto. Quizás esto se haga para evitar los gastos y dificultades de tener un gran número de descartes.

Las vedas estacionales plantean muchas veces graves problemas económicos, en el sentido de que se interrumpe la comercialización. No tienen éxito especial para resolver problemas de ordenación a menos que sean necesarios para reglamentar una pesca sobre cardúmenes de reproductores por razones de conservación o “calidad del pescado”.

Se pueden utilizar las vedas con cierto éxito para proteger determinadas especies o clases de tamaño. Típicamente las clases de tamaño más pequeñas tienden a estar más cerca de las aguas de bajura y la veda de estas áreas puede controlar el esfuerzo pesquero sobre estos grupos. Un importante problema es que dichas áreas tienden a ser explotadas por los pescadores con menos movilidad. Los equipos más móviles faenan, por regla general, en aguas de media altura actuando sobre individuos de más edad. Por lo tanto, en estas pesquerías puede existir cierta justificación del tratamiento preferencial del equipo más móvil en una asignación de límites de captura o licencias. La supercapacidad en este tipo de pesca ha sido grave (Anon, 1968; Mayo, 1970); también se ha tratado con subvenciones y considerables problemas (Brochmann, 1984b).

4.3  Pesca tropical de especies múltiples

En varias zonas tropicales la composición de las especies de las capturas es muy diversa, generalmente varias decenas de especies en un único arrastre. La ordenación de las pesquerías en estas comunidades plantea bastantes problemas especiales. Se recomienda la celebración de un simposio lo antes posible (Pauly y Murphy, 1982), como introducción completa a los problemas de ordenación planteados por dichas pesquerías.

El primer problema es que los índices de captura de la comunidad pueden disminuir considerablemente al aumentar el esfuerzo. En el Golfo de Tailandia, donde el incremento del esfuerzo de pesca ha sido acompañado de un programa de investigaciones, los índices de captura en los estudios de investigación han disminuido el 80 por ciento entre 1963 y 1975 (Boonyubol y Hongskul, 1978). En otras zonas menos documentadas se piensa que se han producido dismunuciones en los índices de captura. Pope (1979b) estudió las propiedades del modelo de producción aplicadas a toda la comunidad y Gulland (1982), al examinar este trabajo, indicó que dicho análisis podría utilizarse para determinar si la reducción del esfuerzo puede causar un mayor rendimiento de la comunidad. Sin embargo, el principal problema de conservación es lo que ha denominado Pauly (1982), pesca excesiva en el ecosistema. Este dramático nombre describe un proceso algo menos dramático donde lacomposición de especies de la comunidad cambia de una dominada por teleósteros de mayor tamaño a otra dominada por peces más pequeños e invertebrados. Esto ha sucedido en el Golfo de Tailandia, en varias zonas alrededor de Indonesia y frente a las costas de Malasia (Boonyubol y Hongskul, 1978; Pauly, 1979a; Majid, 1984; Sardjono, 1980). El problema es que este cambio en la composicion tiende a reducir el valor de las capturas en el sentido que actualmente se captura una proporción considerablemente superior de "morralla". Mientras que en los estudios del Golfo de Tailandia las capturas parecen reflejar los cambios de la comunidad íctica, esto puedo que no sea cierto con las capturas comerciales, lo cual añade dificultades de evaluación.

Aunque el problema está fácilmente planteado, su solución no le está. En la actualidad, no hay teoría que prevea el efecto de distintos niveles de capturas sobre comunidades de esta clase. Pope (1979) intentó desarrollar extensiones de modelos de producción simples a estas comunidades. No es fácil determinar si estos métodos son válidos o si pueden aplicarse a datos acopiados típicamente por pesquerías de esta naturaleza. Pauly (1979a) examina los problemas de ordenación de estos sistemas y propone varias hipótesis interesantes. No desarrolla estas hipótesis a un nivel donde puedan ser utilizadas para evaluar las repercusiones de distintos niveles de captura en la comunidad. En varios documentos de Pauly y Murphy (1982), se examina el estado actual de la teoría.

A pesar de esta falta de teoría coherente, se puede suponer con cierta razón que unos niveles de capturas algo inferiores tendrían un efecto perturbador sobre la estructura comunitaria, lo que significa que habrá una compensación recíproca potencial en las pesquerías de estas comunidades entre el nivel de captura y sus especies o la composición de tamaños.

Un problema afín se refiere a la composición seqún tamaños de la captura v la selección del equipo. Se han intentado examinar los beneficios potenciales de un mayor rendimiento que podría obtenerse si se instituyera una reglamentación de la luz de malla (Jones,1976). Muchas veces se ha planteado el problema pero no se ha resuelto. Los tamaños óptimos de la primera captura son muy distintos seqún las diversas especies y, en consecuencia, la definición de un óptimo para el sistema depende de los valores relativos de cada una de ellas. Además, estos cálculos sólo pueden hacerse válidamente cuando las especies no tienen interacciones biológicas y evidentemente las tienen. A pesar de estos problemas, podrían existir ciertas ventajas con la alteración de la luz de malla. La elección del tamaño será, no obstante, en su mayor parte arbitraria. Una dificultad adicional es que los camarones tienen un gran valor a pesar de su pequeño tamaño y aparentemente se benefician de la reducción de otras especies en estas comunidades.

Por todas estas razones, la regulación de los niveles de captura y luz de malla no puede ser estimada como instrumento de ordenación primario en esta fase de conocimientos.

Los cambios en la estructura comunitaria y en las reducciones del índice de captura, han producido problemas muy diffciles en lo relativo a conflictos sociales. El cambio hacia la morralla es enormemente perjudicial para las pesquerías artesanales que, por regla general, buscan peces que se dedican a la alimentación. Por el contrario, el alto valor de los camarones y la mayor proporción de éstos y calamares en las capturas de los arrastreros de media altura, ha significado que sus operaciones han padecido menos dificultades económicas de lo que en otro caso podía haber sucedido.

Las autoridades han intentado con el control de las licencias restringir el nivel de capturas y también, según se espera, el cambio de la composición. El éxito de estas medidas no puede ser fácilmente evaluado por el momento, ya que los datos se han acumulado con relativa lentitud y las medidas para restringir las licencias o han tenido poco éxito relativamente (Majid, 1984), o son recientes (índonesia). La prohibición de la pesca al arrastre en índonesia constituye una importante oportunidad para observar su efecto sobre la composición comunitaria e índices de captura.

4.4  Pesca de especies sedentarias

Las especies sedentarias, como las almejas, ostras, cangrejos y algas marinas y, marginalmente, otras menos sedentarias, como las langostas, peces de arrecife y algunos cangrejos, plantean problemas de ordenación bastante especiales. Los problemas de conservación son importantes debido a la vulnerabilidad de las especies; sin embargo, el reclutamiento - aunque variable - no parece ser que esté relacionado con la población adulta. Las catástrofes relacionadas con el reclutamiento no plantean correspondientemente problemas importantes. Sin embargo, las especies son vulnerables al crecimiento de la pesca excesiva, sin reglamentación, la tendencia es reducir considerablemente los ejemplares de mayor tamaño hasta que la pesca se concentra en los más pequeños y menos valiosos. Su naturaleza sedentaria hace que la ordenación de las especies mediante la asignación de derechos de propiedad sea una elección evidente. Así se ha producido frecuentemente la ordenación; ejemplos bien conocidos son las ostras de la Bahía de Chesapeake (Christy, 1964), las langostas de la costa del Maine (Acheson, 1975), los bancos de mejillones en muchas partes de Europa septentrional, los arrefifes de coral en el Pacífico sur (Johannes, 1978) y las algas marinas de Breton. Muchas veces estas pesquerías existen de manera limitada, pero, sin embargo, han tenido cierto éxito económico. Raras veces han planteado problemas de conservación. Las excepciones son cuando se pueden producir daños al hábitat, por ejemplo, pesca de peces de arrecife con dinamita o muro-ami.

Cuando no han existido los derechos de propiedad o la presión pública ha erosionado los actuales derechos, la ordenación se ha realizado frecuentemente estableciendo temporadas de veda y límites de tamaño. Esta ordenación es muy conveniente para los crustáceos y se han llevado a cabo programas que han tenido éxito sobre una variedad de cangrejos, almejas, orejas marinas y langostas (Johannes, 1978).

Frecuentemente la reglamentación del equipo permite la introducción de límites efectivos al tamaño sin una vigilancia especial. Generalmente, estas reglamentaciones del equipo tienen por finalidad el escape de los ejemplares más pequeños.

Cuando existe un importante dimorfismo sexual, hay que tener cuidado al elegir el límite de tamaño. En la pesca del cangrejo Dungeness, se retienen algunas hembras, ya que raras veces sobrepasan el mínimo tamaño.

Aunque estas regulaciones pueden tener éxito y, de hecho, lo han tenido para resolver problemas de conservación, no obstante, existen importantes problemas de ineficacia económica cuando hay una participación en la pesca limitada.

Los planes de limitación de licencias se han aplicado a las orejas marinas en algunos lugares del mundo, pero otros ejemplos de limitación de licencias para este tipo de pesca son raros.

Las especies sedentarias son especialmente vulnerables a las operaciones móviles que pueden amenazar la productividad del recurso en lo relativo a poblaciones locales. Cuando se realizan operaciones muy móviles para especies sedentarias, es necesario establecer determinadas asignaciones a favor de las comunidades locales.

4.5  Pesca de especies muy vulnerables

Algunas especies, debido a su historial, son muy vulnerables a la pesca. Cuando hay una supercapacidad, se plantean problemas graves de conservación y la extinción de determinadas poblaciones puede ser una posibilidad real. El salmón y especies afines son frecuentemente vulnerables, como también las que se concentran en grandes cardúmenes para el desove, por ejemplo, ciertos arenques. Algunos mamíferos marinos, cuando llega la estación de reproducción son fácilmente accessibles: también son vulnerables las ballenas jorobadas, ballenas francas y lobos marinos de dos pelos. En las poblaciones ícticas el principal problema de conservación es garantizar suficientes escapes.

El principal método para ordenar estas pesquerías es estableciendo límites de captura. Debido a la vulnerabilidad de las especies, por regla general, los límites de capturas van acompañados de otras regulaciones encaminadas a que se logren ciertos escapes. La pesca de estas especies se concentra normalmente en estaciones breves con regulación de la luz de malla, tamaño mínimo de los peces y equipo y zona restringidos.

La asignación de las capturas a las unidades competitivas en la pesca se hace de diversas maneras. Cuando se asigna parte de la CTP a un pequeño grupo de embarcaciones, se produce una supercapitalización. Sin embargo, se trata de un hecho de menor importancia cuando se compara con una pesca a la que se aplican políticas de escape fijo y capturas sin asignar. En algunas pesquerías, para obtener huevas de arenque se puede explotar toda la CTP en cuestión de minutos. Crutchfield y Pontecorvo (1969) observaron que el grado de supercapitalización en una pesquería de salmón de Alaska era tal que las capturas de las embarcaciones en Bristol Bay, que utilizaban redes de enmalle de deriva, a finales de 1950, se podrían haber producido utilizando aproximadamente una sexta parte del equipo.

La asignación de derechos de propiedad a estas pesquerías se ha visto erosionada en el pasado por su enorme éxito. Cuando se inició la pesca del salmón en América del Norte se adoptaron diversos derechos de propiedad sobre los ríos salmoneros. Con ello se produjeron enormes rentas económicas que han provocado una erosión de estos derechos a causa de las presiones públicas.

Sucede algo distinto con la pesca del salmón en el Reino Unido. Los derechos de propiedad de las pesquerías del salmón en los ríos se han visto erosionados por la naturaleza migratoria de las especies. Actualmente la pesca se produce en alta mar y en estuarios y ríos.

En resumen, la ordenación de estas especies altamente vulnerables se logra probablemente mejor mediante la ordenación y escape constante y, si fuera posible, aplicando límites de captura. Cuando se utilizan los límites de captura necesitan ser asignados preferntemente como proporción de la CTP disponible. Al asignar estos derechos hay que hacer todo lo posible para que la rentabilidad individual no sea excesivamente alta. Entre estos métodos fiquran las medidas de caracter monetario.

Cuando no se pueden aplicar límites a las capturas, será necesario establecer estaciones de veda o área, con objeto de que la población adulta alcance un tamaño razonable mediante los escapes. Estos métodos se efectúan mejor con cierta forma de entrada restringida o control del esfuerzo.

4.6  Pesca del atún

Los túnidos son altamente migratorios, pero hay una amplia gama de comportamientos desde las popblaciones relativamente estables de “tongol” en el estrecho de Malaca, pasando por el rabil del Pacífico que se traslada generalmente unas 5–600 millas hasta el atún rojo y albacora. Sin embargo, la mayor parte de los túnidos viven en más de una ZEE y generalmente necesitan de una ordenación mediante acuerdos internacionales.

Hay pocas pruebas de que haya disminuido el reclutamiento de la mayoría de los túnidos, aunque hay cierta preocupación por el atún rojo. Para algunas especies existen problemas de conservación debido a “pesca excesiva”, pero los principales problemas de ordenación son la supercapacidad y las controversias entre distintos grupos de usuarios.

Vigilar la abundancia de los túnidos es difícil. Los métodos acústicos son insuficientes y aunque las capturas por esfuerzo unitario, particularmente de los palangreros, parece ser que están relacionadas con el tamaño de la población, la CPUE es muy variable, por lo que es difícil el análisis del esfuerzo. Existen dos problemas principales: el atún parece ser que se agrupa considerablemente según sean las características oceanográficas, así como alrededor de desechos y mamíferos (especialmente marsopas). Esta aglomeración puede provocar una débil relación entre las CPUE y la abundancia (Clark y Mangel, 1979). Otro problema es que los distintos componentes de la pesca funcionan sobre diversos componentes de la población; los palangreros tienden a capturar los animales de mayor tamaño, el equipo de pesca superficial (por ejemplo, pesca con caña y línea) la mayor parte de los juveniles. Los cerqueros pueden capturar una gama de tamaños que dependen de la forma de explotación, como al instalar instrumentos de atracción para peces o en bancos de marsopas. Correspondientemente los problemas de intercalibración del esfuerzo son difíciles.

Las diversas preferencias específicas del volumen de la pesca presentan importantes problemas de ordenación, como las pesquerías de transformación en harina y para el consumo humano plantean problemas en la pesca de especies pelágicas. En consecuencia, los administradores frecuentemente tendrán que afrontar importantes problemas de asignación.

Esto se agrava cuando los índices de captura de la embarcación son muy sensibles a la presencia de otras embarcaciones. Esta disminución del índice de captura con un mayor esfuerzo ha provocado, en algunos casos, una enorme supercapitalización.

La ordenación de los túnidos según limites de captura no parece posible pero la delimitación precisa de las capturas para lograr el nivel óptimo, exigirá un elevado acopio de datos. Sin asignación de estos límites de captura, el aumento de la capacidad pesquera es probablemente demasiado rigurosa.

Cuando no son posibles los límites de captura como consecuencia del costo de la vigilancia, se puede intentar la reglamentación de las licencias o control del esfuerzo. Como ya se ha indicado, estos programas de otorgamiento de licencias probablemente se consiquen mejor si se aplican de manera conservadora. Es importante el potencial para aumentar la eficacia del esfuerzo sobre especies ícticas con unas características de comportamiento muy desarrolladas. Por las mismas razones, puede ser necesario restringir el equipo o definir licencias sobre tipos de equipo.

La innovación técnica puede presentar beneficios mixtos si se permite que la pesca esté incontrolada. La reciente aparición de los dispositivos para la atracción de peces ha tenido éxito pero ya ha sido necesario limitar su empleo, por ejemplo, estableciendo leyes mediante las cuales no pueden estar situados unos al alcance de la vista de otros. Las alternativas aplicables en las Maldivas, Samoa y Filipinas, indican una distancia mínima entre estos dispositivos.

El problema mejor conocido de las capturas incidentales en la pesca de túnidos ha sido la de marsopas con redes de cerco de jareta en el este Pacifico tropical oriental. Este problema se ha reducido considerablemente hace poco al haberse introducido cambios en las técnicas operacionales. Sin embargo, todavía se producen capturas incidentales. Una complicación especial en las capturas de especies mixtas de los palangreros que pueden efectivamente detener la CPUE es un índice de la abundancia de las poblaciones. Las capturas incidentales de otras especies pelágicas se relacionan frecuentemente con las capturas de túnidos. Pueden tener una importancia económica considerable, por ejemplo, en las operaciones de Paya (atracción de peces) en las Filipinas (White y Yesaki, 1982). Además se puede plantear un importante problema de descartes de especies ícticas de pequeño tamaño, entre ellas túnidos juveniles, en las operaciones en alta mar de los cerqueros, especialmente cuando están en vigor reglamentos sobre capturas incidentales o cupos de captura.


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