Página precedente Indice Página siguiente


4. ORDENACION ANTE LAS ACCIONES RECIPROCAS DE LA PESQUERIA Y LOS CONFLICTOS ENTRE DIVERSAS PESQUERIAS Y LOS INTERESES PESQUEROS

La información anterior sobre la ordenación de las pesquerías de captura propiamente dicha de los esteros ha tratado de los recursos pesqueros y las pesquerías casi exclusivamente dentro del contexto de las lagunas o esteros como sistemas biológicos y económicos aislados. Se ha insistido en la ordenación de los propios recursos. Sólo se ha prestado escasa atención a los conflictos de ordenación existentes y potenciales entre diversas clases de pesquerías o intereses pesqueros dentro de estas aguas y a las acciones recíprocas entre las pesquerías de lagunas y esteros y las marinas costeras o de bajura. Por esto, en esta sección se examinan ejemplos de varias clases distintas de conflictos dentro de las lagunas: la competencia entre diversos grupos económicos y técnicos que emplean distintas clases de artes de pesca; los conflictos de los pescadores comerciales y deportivos; y, como tercer ejemplo, los conflictos potenciales entre la pesca propiamente dicha y la acuicultura. Finalmente, se examinan las acciones recíprocas entre las pesquerías propiamente dichas de lagunas y esteros y las marinas costeras y de media altura.

4.1  Conflictos entre los pescadores artesanales de diferentes grupos étnicos y económicos

Un factor que puede causar enorme presión pesquera sobre los recursos de lagunas y esteros y crear conflictos entre los diversos grupos de pescadores que los explotan, es el aumento general de las poblaciones costeras, el incremento consecuente de la demanda de pescado para el consumo local y para el transporte a centros urbanos próximos. El aumento general de la población va acompañado de un incremento de pescadores. Por ejemplo, en México, Acosta Ruíz y Alvarez Borrego (1974) mencionan que en momentos en que los recursos costeros de Baja California disminuyen gradualmente debido a la explotación comercial, el número de pescadores de las cooperativas aumenta por razón del crecimiento demográfico de la península. Castro Ortiz y Sanchez Rojas (1976)facilitan datos gráficos que demuestran que, aproximadamente, ha aumentado a razón del 10 por ciento anual el número de pescadores de los tres grandes sistemas de lagunas a lo largo de la costa de Sinaloa (Pacífico) desde 1940 hasta 1976, y dan tendencias del rendimiento por pescador en los datos de años recientes. En dos de los tres sistemas de lagunas han tendido a disminuir los rendimientos por pescador. Barrera Huerta (1976) menciona que el número de socios de una cooperativa pesquera de una laguna en Oaxaca (costa del Pacífico ) aumentó de 270 en 1973 a 355 entre 1974 y 1975. La información facilitada por Hernandez Carvallo (1976) sobre la pesca de camarón en Sinaloa sugiere que la presión demográfica ha creado problemas de ordenación de recursos tales que es posible que se tengan que reorganizar las cooperativas y limitar sus miembros al número actual o al de personas con tierra en contacto inmediato con aguas salobres. Examinando los antecedentes socioeconómicos de la evolución de las pesquerías de camarón en la misma zona, McGoodwin (1979) menciona que con el rápido aumento demográfico a lo largo de la costa sur de Sinaloa (un aumento de cerca de 8 000 en 1935 a 35 000 en 1973) incrementó la competición por los recursos marinos de la zona. Las cooperativas de pescadores existentes se transformaron en entidades económicas mientras que el pescador de subsistencia o pescador libre se encontró con diversas regulaciones que le prohibían pescar en lugares reservados exclusivamente para las cooperativas. Entretanto, éstas mismas han sufrido los efectos del aumento demográfico hasta el punto en que están sobrecargadas y los ingresos por pescador disminuyen.

Figura 13

Figura 13: Estructuras artificiales para atraer peces, desde la sencilla hasta la compleja (de Honma, 1980)

McGoodwin (1979) manifiesta que la introducción del motor fuera de borda y las redes de nylon agravó una situación que ya era difícil. Los recursos de camarones y ostras se explotaban ya intensamente para la exportación y la atención se dirigió hacia los peces de escama para el consumo nacional. Pero las innovaciones tecnológicas y la intensa presión de pesca hicieron que se depauperara rápidamente las poblaciones de los peces más valiosos. Los pescadores se dedican ahora a explotar especies de importancia económica secundaria.

La evolución de la pesca en la laguna Ebrié (Costa de Marfil) documentada por Verdeaux (1979) y Verdeaux, Gerlotto y Stéquert (1980) ofrece un buen ejemplo de las acciones recíprocas de factores socioeconómicos complejos que se han de tomar en consideración para formular estrategias de ordenación nacional o local de las pesquerías tradicionales de las lagunas.

Ebrié es un complejo de 56 600 hm² con dos comunicaciones naturales con el mar y una artificial. Verdeaux (1979) distingue tres períodos en la evolución de la pesquería: el precolonial, el colonial y el actual, que es el de rápida expansión económica. En el período precolonial, hasta fines del siglo XIX coexistían dos clases de pesca, una comunitaria empleando grandes nasas de madera y frondas de palmera y redes de cerco de fibras naturales. Para construir y utilizar estas artes se necesitan varias personas, una familia o toda una aldea, según el tamaño. La otra clase de pesca utilizaba artes manipuladas por individuos, tales como nasas pequeñas, esparaveles y palangrés de fondo. La captura de las artes individuales se destinaba al consumo diario y la de las nasas para la conservación y venta. No existían verdaderos mercados de pescado en aquellos momentos y la venta la realizaban miembros responsables de las familias.

Durante el período colonial, desde 1910 hasta 1958–60, los métodos de comercialización tradicionales de pescado por miembros de la familia los usurpaba gente que vino de fuera. Con la pérdida de la estructura de las ventas por los pescadores, las redes de cerco fueron abandonadas rápidamente y las grandes nasas de madera desaparecieron progresivamente. El cambio a la pesca individual también lo estimuló la disponibilidad de fibras de algodón introducidas por los europeos, lo que permitía la construcción de redes de malla de diversas clases que podía manipular una sola persona. Otro factor en el cambio de la pesca individual, fue la desaparición de los árboles, por lo que se dispuso de menos madera (y más cara) para la construcción de nasas, y la abertura del canal artificial de Vidri del mar a la laguna para hacer un puerto en Abidjan. Este último factor cambió la salinidad en la laguna y permitió que los teredos destruyeran las nasas de madera.

El tercer período, el de rápida expansión económica de la pesquería, comenzó en los

primeros años sesenta y se caracterizó por la reaparición de las grandes artes de pesca, de cerco de playa y de jareta, que necesitaban varias personas para manipularlas. No obstante, estas artes eran actualmente propiedad de personas no autóctonas y la mano de obra para su manipulación estaba asalariada.

Durante el período de 1964 a 1975, el número de artes manipuladas por extranjeros se multiplicó por 3,6 mientras que la luz de malla empleada disminuyó sensiblemente. Por otro lado, casi todos los pescadores del país emplean métodos de pesca individuales pequeños fijos en un lugar y selectivos para ciertas especies. Las grandes artes activas y no selectivas son manipuladas y propiedad de extranjeros, principalmente de Ghana y también del Sahel.

El conflicto social y económico entre estos dos grupos, que en ocasiones ha sido violento, ha resultado agravado por el hecho de que las artes no indígenas capturan 45 veces más que las nacionales manipuladas individualmente, lo que equivale a 4,5 veces más pescado por pescador en un lance. Aunque el número de pescadores de la Costa de Marfil supera al de extranjeros más de 3 veces, el grueso del rendimiento de la laguna lo adquieren los últimos. La situación ha sido agravada todavía más por la invasión por los pescadores extranjeros que emplean redes de cerco de playa y jareta en lugares de la laguna reservados por la tradición para los pescadores nacionales.

El pescador de la Costa de Marfil se encuentra ante un conflicto económico en el sentido de que sus ingresos de la pesca no bastan para que puedan invertir en equipo competitivo y al mismo tiempo los pescadores extranjeros pueden aumentar su riqueza invirtiendo los beneficios que sacan de la pesca en actividades diversificadas, tales como explotaciones agrícolas o reinvirtiendo en equipo de pesca.

La ordenación de la pesquería de la laguna de Ebrié se tiene que examinar en el contexto de las condiciones sociológicas y económicas. Ambos grupos consideran los recursos pesqueros de la laguna como un medio de adquirir fondos suficientes para hacer inversiones en otras actividades. Para el pescador individual, la pesca en la laguna es un paso obligatorio en el camino para obtener fondos suficientes para adquirir una finca pequeña. Para el propietario de un arte de cerco de playa o de jareta, los recursos constituyen un medio de acumular rápidamente el dinero para hacer otras inversiones provechosas. Para los dos grupos la pesca representa una oportunidad para la acumulación temporal de dinero que será empleado en otros lugares sin compromisos a largo plazo de conservar los recursos pesqueros. Esto ha llevado a lo que Verdeaux (1979) denomina una ‘dinámica del pillaje’ con explotación excesiva de los recursos pesqueros, como lo demuestran las recientes tendencias de las capturas. Verdeaux (1977) da más detalles socioeconómicos de la situación en la Costa de Marfil, destacando la importacia de las pesquerías artesanales marinas y los conflictos étnicos en ellas.

Otro ejemplo que demuestra la necesidad de efectuar cuidadosas investigaciones socioeconómicas antes de que la ordenación pesquera o los programas de desarrollo pesquero puedan implantarse satisfactoriamente, es lo próxima que estuvo al colapso la tradicional pesquería con canoa en el delta de Valenca, en el Estado de Bahía, Brasil, que documenta Cordell (1974: 1978a y 1978b). Como se ha mencionado anteriormente (Sección 2.3.3) la explotación tradicional del recurso la regulaba una organización social que confiaba los conocimientos detallados necesarios para predecir mareas y las corrientes, y de aquí el éxito de la pesca, a un grupo relativamente pequeño de capitanes de pesca, y también se interesaba de la evolución de los derechos de pesca a ciertos caladeros y la presión social de la comunidad.

La desorganización de la pesquería tradicional ocurrió con la introducción premeditada de redes de nylon para aumentar el rendimiento y suministrar a los centros urbanos. También se suponía que la introducción de las redes de nylon redundaría en beneficio del pescador tradicional, pero debido al alto costo de estos materiales nuevos, esos pescadores no pudieron adquirirlos y fueron comprados por hombres de negocios que empleaban a los pescadores pagándoles un salario. Como consecuencia de la entrada de materiales nuevos, hubo conflictos para controlar los caladeros existentes, con el resultado de que las embarcaciones y las redes sufrieron averías. Otro resultado fue que se perdieron los derechos de pesca territoriales y el recurso pesquero se convirtió en propiedad común. Todavía otra consecuencia fue que mientras el rendimiento pesquero aumentó brevemente, con posterioridad las capturas disminuyeron y resultaron perjudicados tanto para el que usaba redes de nylon como para el que usaba métodos tradicionales. Los pescadores tradicionales comenzaron a emplear redes manipuladas individualmente y a ampliar su pesca de manera que comprendía mariscos, a la vez que llevaban sus actividades a los manglares adyacentes, con lo que sufrieron graves perjuicios económicos y sociales.

Esto demuestra que la introducción de una tecnología pesquera nueva más eficiente no era inapropiada per se, pero sus efectos potenciales no se estudiaron con anterioridad, lo que produjo conflictos sociales y desorganización económica de la comunidad pesquera tradicional, así como la probable sobreexplotación del recurso.

4.2  Conflictos entre las pesquerías comerciales y recreativas

En la actualidad probablemente no existen conflictos graves entre las pesquerías comerciales y deportivas en las lagunas y esteros costeros de los países en desarrollo. No obstante, la poca información que se tiene indica que la pesca recreativa adquiere cada vez más importancia en algunos lugares. Por ejemplo, se cree que cerca del 10 por ciento del rendimiento de los 274 000 hm² de las aguas brasileñas de la Lagoa Mirim corresponde a los pescadores recreativos (Machado, 1976). Por tanto, se plantea la cuestión como un posible problema de ordenación futura, basado en la marcha de los hechos en países más desarrollados en los que la abundancia de tiempo libre y otros factores económicos se han combinado para hacer de la pesca deportiva un factor de importancia en la explotación de aguas continentales, salobres y costeras. Por ejemplo la pesca recreativa de peces de escama tiende a exceder la comercial en cinco de las siete bahías principales de la costa de Texas (EE.UU) (Hefferman et al.., 1979). El objetivo de la ordenación en este caso consiste en proveer de una recolección equitativa y sostenible a los dos grupos de usuarios para lo cual se emplean diversos controles, comprendidos los cupos sobre las capturas comerciales y recreativas, prohibir el uso de ciertos aparejos en ciertos momentos (por ejemplo, durante el fin de semana) así como dar licencias a ambos grupos (Hefferman y Kemp, 1980). El programa de ordenación se basa en la investigación biológica aplicada, pero los mayores insumos para el control se determinan por la inspección directa o indirecta de las actividades de los pescadores comerciales y deportivos.

La pesca recreativa es también una consideración importante en la ordenación de los recursos pesqueros de esteros y lagunas de Australia. Los objetivos de la ordenación por el Estado de Victoria, consisten en asegurar la accesibilidad al recurso por toda la comunidad y que se conserva para beneficio continuo de la comunidad. En este contexto se reconoce la importancia de las pesquerías comerciales como proveedoras de pescado fresco para la comunidad y un objetivo de la ordenación ante la creciente presión de la pesca recreativa, es tratar de mantener la cosecha y el esfuerzo de la pesquería comercial cerca de sus niveles actuales. La pesca comercial se regula de dos maneras: una sirve para conservar los recursos regulando la pesca donde se considera que la captura deportiva y comercial combinadas son excesivas actual o potencialmente y con este objeto se limita la entrada y se aplican restricciones para los tipos de artes y aparejos. La otra manera trata de reducir los conflictos . o confrontaciones entre los pescadores comerciales y deportivos de maneras tales como restringiendo la pesca comercial con redes durante los fines de semana en los esteros y prohibiendo toda la pesca comercial en determinados lugares por períodos más largos (Winstanley, 1981).

4.3  La acuicultura y la pesca propiamente dicha: posibles conflictos

Muchos de los autores citados en las secciones anteriores sobre ordenación han recomendado la acuicultura como uno de los medios de aumentar los rendimientos pesqueros de lagunas y esteros mediante un uso mejorado de la superficie de agua disponible, aumentando ésta en lugares convenientes y como panacea para evitar la necesidad y dificultades acompañantes de ordenar las pesquerías propiamente dichas de lagunas y esteros.

Se anticipan algunas interacciones de la acuicultura y la pesca propiamente dicha. Las de naturaleza biológica/química/ambiental de las que se trata más extensamente a continuación, podrían incluir cambios en la calidad del agua y pérdida del sustrato productivo natural a las instalaciones de acuicultura, bien en el sistema propiamente dicho o en las zonas costeras adyacentes. Hay otros efectos quizás más claros, tales como las interferencias de las instalaciones acuícolas en las pesquerías propiamente dichas, y todavía otros, de naturaleza socioeconómica aun más difíciles. En esta última categoría podría incluirse el desplazamiento de la mano de obra y la pérdida de ingresos por los pescadores propiamente dichos si éstos no encuentran empleo en la industria acuícola o no pueden beneficiarse como propietarios/manipuladores del tipo de cultivo emprendido. No obstante, los gerentes pesqueros, los proponentes de la acuicultura, los economistas sociales han prestado muy poca atención a la manera en que las pesquerías propiamente dichas y la acuicultura podrían reaccionar benéficamente, competir o cambatir entre ellas en las lagunas y esteros costeros, sin mencionar los aspectos ambientales.

4.3.1  Efectos ambientales de la acuicultura

Odum (1974) incluye los efectos de la acuicultura en categorías amplias, comprendida ésta como contaminante, los problemas especiales del cultivo en bateas, las alteraciones físicas del ambiente y la introducción de organismos exóticos.

Entre las consecuencias adversas de la contaminación por la acuicultura están los cambios de la composición de las poblaciones naturales de plantas y animales causados por el aumento o disminución de la producción acuática, los cambios en el pH y la disminución de la concentración de oxígeno suelto. Cuando se emplean productos químicos exóticos para combatir las enfermedades o los depredadores, éstos también pueden perjudicar a las comunidades naturales adyacentes.

Al examinar el cultivo en bateas como un caso especial de posibles efectos adversos debido a la gran densidad de mariscos que se crían, Odum (1974) advierte de la reducción de las concentraciones de oxígeno disuelto y las densidades de fitoplancton como consecuencia de tal cultivo por lo que los organismos de las bateas podrían competir con los mariscos que ocurren naturalmente, además de crear condiciones adversas para otros organismos. Otro efecto adverso causado por las bateas puede ser el aumento de la sedimentación relacionado com la reducción de la circulación.

Chesney e Iglesias (1979) han investigado los efectos de la cría de mejillones en batea en la distribución y abundancia de peces demersales en la parte alta de la ría de Arosa (España) practicando la pesca al arrastre en zonas con y sin bateas de la ría. Aunque los autores no mencionan el área de la superficie de la parte interior de la ría, parece ser que los 80 hm² de bateas que producen cerca de 2 0000y hm-2 anualmente cubren menos del 10 por ciento de la parte superior semicerrda de la ría.

Chesney e Iglesias (1979) no encontraron diferencias notables en la biomasa de peces demersales en los lugares donde había y no había bateas, aunque los índices de diversidad, riqueza de especies y uniformidad, eran en general más altos en la zona de las bateas. Las razones dadas por estos resultados son que los peces demersales no podían utilizar los enormes recursos epifaunales relacionados con las bateas debido a que muchas de las clases de tales recursos no eran convenientes como alimento. Análogamente, la fauna bentónica debajo de las bateas quedaba perjudicada por las heces y seudoheces de los mejillones por lo que era de suponer que los peces demersales disponían de menos fauna por unidad de superficie que en lugares donde no había bateas.

Otras formas de acuicultura que no se mencionan específicamente en Odum (1974) pero que en algunas circunstancias podrían ser perjudiciales para los sistemas acuáticos en los que se practican, son los cultivos de jaulas y corrales. Leopold y Bninska (1981) y Korycka y Zdawowsky (1981) advierten de los efectos negativos del cultivo en jaulas en agua dulce en Polonia. Estos incluyen las cargas minerales y orgánicas que pueden llevar a la eutroficación y proliferación consecuente de las algas y cambios permanentes en la distribución del oxígeno disuelto.

Por otro lado, parece ser que equilibrar con cuidado la ‘cargo’ de las jaulas, o corrales de cultivos con la capacidad del sistema en los que aquéllos están instalados, las lagunas y esteros oligotróficos podrían producir maś peces para la pesca, en beneficio mutuo de la pesquería propiamente dicha y la de cultivo. En la mucha literatura sobre los efectos de la contaminación en los sistemas acuáticos tiene que haber mucha información de utilidad que podría emplearse como referencia y punto de partida para formular criterios que faciliten tal equilibrio.

Las alteraciones físicas del ambiente para formar corrales de peces, construir estanques y diques, cerrar algunas secciones de la laguna, puede plantear problemas al limitar o alterar la circulación, incrementar la sedimentación por efecto del dragado y llenado, modificar la llegada de agua dulce y destruir los sistemas productivos (hierba de pantanos, manglares, hierba de anguila) adyacentes o dentro del estero o laguna. Este último problema podría ser especialmente grave en el caso de organismos que dependen de los esteros y de su pesca, tanto dentro como fuera del sistema afectado. La dependencia aparente de los rendimientos de camarones en las zonas entre mareas, se ha demostrado en el caso de Indonesia por Martosubroto y Naamin (1977) y a escala mundial por Turner (1977) que menciona la gravedad de la pérdida de estas zonas por la razón que sea.

Odum (1974) sugiere que una solución a la ordenación sería que la instalación de acuicultura liberase una cantidad de juveniles equivalente a la que se hubiera producido naturalmente de no haberse cerrado el estero. Por otro lado,señala que la liberación equivalente podríano igualar a la sobrevivencia lograda por las poblaciones naturales. Esta solución da por sentado lo que se trata de demostrar y, no solamente eso, sino que también no es práctica porque es probable que la acuicultura se base solamente en una o unas pocas especies de gran valor económico. Aun si se soltara un número suficiente de estas especies, podrían no ser las mismas en que se basa la pesquería de la laguna, el estero o la costa. Además, se tendría que considerar la pérdida de espacio para otros peces, invertebrados y flora no comerciales, pero que son importantes para mantener la capacidad productiva de estas aguas.

Odum (1974) pasa a examinar los posibles efectos del afloramiento artificial de agua empleado para la acuicultura (probablemente insignificante si son proyectos pequeños) y del peligro de que los organismos exóticos empleados en la piscicultura pasen accidentalmente al agua natural. Este último problema puede ser grave no sólo por los efectos adversos de los propios organismos introducidos, sino también por efecto de los agentes patógenos que podrían introducirse inadvertidamente con ellos. Finalmente, Odum (1974) menciona la posible proliferación de organismos patógenos y su introducción en aguas naturales debido a la gran densidad de animales cultivados que favorecen una mayor incidencia de enfermedades de lo que es usual en sistemas naturales.

4.3.2  Otros efectos de la acuicultura en la pesca propiamente dicha

Una acción recíproca posiblemente adversa de la acuicultura con la pesca propiamente dicha es el uso de dependencia de la acuicultura extensiva de agua salobre en la obtención de semilla natural. En la India se han hecho muchas investigaciones para determinar la distribución temporal y espacial de las larvas de camarón y de los peces juveniles en las aguas naturales, con objeto de usarlas como semillas a favor de las operaciones de cultivo (Shetty et al., 1971; Bhanot, 1971; Thakur,1975, por ejemplo). En Filipinas existen extensas pesquerías basadas en la captura de alevines de Chanos para el cultivo. Se rechazan los demás alevines, que pueden comprender larvas del valioso Penaeus monodon. Se desconoce la amplitud en que la recogida de semilla influye en la productividad natural y en las pesquerías propiamente dichas, pero es posible que cxija examen y ordenación en el caso en que la recogida de semillas sea intensiva, hasta que las técnicas reproductivas artificiales se hayan perfeccionado y la tecnología difundido.

Otro posible motivo de conflicto es el espacio. Esto no siempre significa que el número de instalaciones de acuicultura sería tan grande que eliminaría físicamente y por completo la pesca propiamente dicha. Si, por ejemplo, se montasen grandes instalaciones de cultivo en caladeros usados tradicionalmente por una familia o una cooperativa pequeña, en ese caso podría perturbarse el proceso de asignación de pesca propiamente dicha a la comunidad. Otra posibilidad es la interferencia directa con algunas operaciones de pesca propiamente dicha, como por ejemplo el cultivo de mejillones en bateas. Owen (1981) observa análogamente que las actividades de los que pescan con redes están gravemente restringidas por la ostricultura en muchos esteros de Gales del Sur (Australia). El problema se debe en parte a que algunos ostreros están mal administrados e insuficientemente marcados.

En el lado positivo está la posibilidad de que algunas clases de cultivos podrían actuar recíprocamente de manera benéfica con la pesca propiamente dicha, de la manera en que se ha sugerido para la ‘acuicultura’ de parques naturales en la Sección 3.5. Por ejemplo, las instalaciones de cultivo en corrales podrían atraer peces a sus periferias y ofrecer refugio, posibilidad de alimentarse de lo que saliera del corral y hacerlo de organismos alimentarios para peces relacionados con el propio corral. La ingestión por peces silvestres de alimentos que salen de las jaulas puede reducir los problemas de calidad del agua

creados por la descomposición de alimento no usado. La concentración de peces silvestres en las proximidades de las instalaciones de acuicultura podría beneficiar a los pescadores propiamente dichos al mejorar localmente la captura por esfuerzo de pesca. No obstante, con frecuencia existen sospechas y antipatías mutuas entre los pescadores y los piscicultores. La integración económica y social de estas dos actividades es un requisito previo para lograr beneficios combinados.

En Australia es normal que las decisiones sobre la conveniencia de ampliar la acuicultura en bahías y estuarios se tomen en consultas con muchas organizaciones para asegurar la explotación racional de los recursos costeros. Por ejemplo, en Tasmania los arrendamientos los hace el Departamento de Tierras pero también participan en ello el Organismo de Desarrollo Pesquero de Tasmania, la Asociación de Pescadores Profesionales, varios organismos gubernamentales interesados en la salud, navegación, ambiente, parques nacionales y vida silvestre, así como los propietarios vecinos, los clubes de remo y el público en general (Dix, 1981).

4.4  Acciones recíprocas con las pesquerías marinas de media altura y de bajura

La competencia entre la pesca en lagunas y la marina de bajura y de media altura en las que se capturan las mismas especies en diferentes momentos de su vida, existe ya en el caso de algunas especies de camarones. Por ejemplo, García (1978) ha mencionado este problema con respecto a la pesca en lagunas y de bajura de Panaeus duorarum notialis en la Costa de Marfil, y García, Boely y Domain (1980) también estudian el problema dentro del contexto de las pesquerías de Africa occidental. Marcille (1978) menciona un problema pesquero análogo relativo al camarón en Madagascar en el caso de P. indicus, y McGoodwin (1979) ofrece una reseña de los conflictos de la pesquería tradicional contra la marina de camarón en la costa del Pacífico de México. Es evidente que hay casos de conflictos similares para los peces de escama. Al intensificarse la pesca en lagunas y esteros, es inevitable que aumenten tales conflictos. Por el contrario, uno se puede imaginar con el esfuerzo intensivo a que se someten las poblaciones costeras y de bajura, que las pesquerías de esteros y lagunas podrían quedar cada vez más perjudicadas en proporción a la amplitud en que dependen del arribo de especies pescadas en la costa o cerca de ella. Por ejemplo, Jhingran y Natarajan (1973) han expresado la preocupación que causa que el rápido desarrollo de las pesquerías de bajura en el Golfo de Bengala influya adversamente en los peces de escamas del Lago Chilka (laguna).

La base biológica de tales conflictos es que algunos organismos dependen de los esteros, es decir que tienen que pasar parte de sus vidas en los esteros y lagunas para completar sus ciclos vitales. Existen más pruebas en el caso de los camarones y los langostinos (figuras 14 y 15). Otros conflictos potenciales pueden tener por base biológica las especies anádromas, tales como Hilsa ilisha de la India que pasa por lagunas y esteros en sus emigraciones de desove aguas arriba. Gopalakrishnan (1971) ha mencionado el problema de que muchas de las especies más importantes en la pesquería del estero de Hooghly-Matlah son anádromas y también se pescan en cierto grado en el Golfo de Bengala. Los conflictos también pueden depender de especies marinas que visitan estacionalmente los esteros y las lagunas por razones puramente tróficas. También se pueden prever las posibles acciones recíprocas adversas entre las pesquerías de lagunas y esteros y las de aguas continentales de especies catádromas como Macrobrachium (figura 14).

Los casos de las acciones recíprocas de las pesquerías de lagunas y esteros con las marinas que son cuantificables hasta el punto en que las posibilidades de ordenación pueden evaluarse, parecen ser raros en la literatura de las regiones tropicales y subtropicales. Lhomme (1979) ha estudiado el efecto de la pesca artesanal en los esteros de Penaeus dourarum notialis en las pesquerías de bajura de la misma especie en cuatro esteros de Africa occidental, Senegal, Sine Saloum, Gambia y Casamance, pero apenas ha encontrado pruebas de interacciones negativas entre las pesquerías de los esteroos y de alta mar.

García (1977 y 1978) ha estudiado el problema con más detalles en lo relativo a las acciones recíprocas entre las pesquerías costeras industriales y las de laguna de Penaeus duorarum notialis en la Costa de Marfil.

Figura 14

Figura 14: Distuibución del camarón comercial de la India en distintos ambientes (de Mohamed y Rao, 1971)

Figura 15

Figura 15: Grado supuesto en que los camarones penéidos comerciales habitan ambientes de estero durante el desarrollo ontogénetico (de Kutkuhn, 1966)

En la práctica, la pesca industrial de altura de Penaeus duorarum notialis comenzó en la Costa de Marfil en 1969. Los principales caladeros del país abarcan unos 1 000 km².

Las migraciones de Penaeus duorarum notialis de las lagunas y esteros ocurre cuando tienen de 3 a 4 meses de edad, después de pasar un período de 2,5 a 3 meses en aguas salobres. Las migraciones máximas ocurren cuando los ríos vienen crecidos y disminuyen las salinidades en los esteros y las lagunas. El tamaño en el momento de la migración puede variar de una parte de la laguna a otra y entre lagunas en el mismo año y entre año con respecto a la salinidad (García, 1977; García y Lhomme, 1980).

La Costa de Marfil tiene unos 1 800 km ² de lagunas y manglares costeros que pueden servir como zonas de cría de P. duorarum notialis poslarval. La pesca del camarón en la laguna se efectúa con grupos de redes caladas muy próximas al bajar la marea, que capturan los juveniles emigrantes, y por una especie de red de tijera que se empuja y actúa en efecto como una red de arrastre. Esta última arte captura camarones que es posible que no hayan completado su crecimiento en aguas salobres. La pesca artesanal de camarón en las lagunas produce en general mayores ingresos para los pescadores que otras clases de pesca (García y Lhomme, 1980). En 1973, el 55 por ciento de los reclutas potenciales de la pesquería marina fueron pescados en la pesquería artesanal de la laguna.

García (1978) empleando los datos de rendimiento marinos y de lagunas disponibles y otros parámetros de la pesquería combinados con datos biológicos sobre P. duorarum notialis ha examinado las acciones recíprocas de la pesquería artesanal de laguna y la industrial simulando las variaciones de las tasas de explotación en términos de rendimiento de bajura y laguna y de valor relativo (figura 16).

Los resultados generalizados de este estudio indican que las variaciones de los índices de explotación en lagunas (0–50 %) sólo tendrían un pequeño efecto en el rendimiento total (laguna más media altura) donde la explotación de los adultos en el mar se aproxima al rendimiento sostenible máximo pero en el que el valor global de la captura podría aumentarse del 12 al 40 por ciento incrementando la pesca industrial en el mar de los ejemplares y de más valor.

García (1978) observó que ninguna medida extrema de ordenación de recursos sería viable: eliminación de la pesquería artesanal de la laguna o de la industria. La eliminación de la pesquería de la laguna tendría graves consecuencias socioeconómicas, y vayan sin mencionarse las políticas. La supresión de la pesquería industrial marina, con todo el esfuerzo futuro concentrado en las lagunas podría dar por resultado, por lo menos, la extinción económica, sino biológica, de las especies por sobrepesca en la laguna de no mantenerse una abundancia mínima de población reproductora. García (1978) propone cuatro medidas generales de ordenación pesquera de las lagunas, que contribuirían a segurar un mayor reclutamiento de camarones para la pesquería industrial de media altura; 1) control de la luz de malla de redes fijas; 2) limitación estricta o prohibición de redes que capturan camarón juvenil antes de su emigración; 3) regulación de la colocación de las redes en las rutas de emigración del camarón en los canales y 4) una veda en el mar y en las lagunas en el momento de la emigración máxima hacia las lagunas y durante el período de crecimiento poslarval máximo.

Las acciones recíprocas de las pesquerías de camarón artesanales y industriales las ha examinado Marcille (1978) en la costa noroeste de Madagascar. En ese lugar, la pesca artesanal se practica con presas de nasas de maderas naturales caladas en forma V en las aguas de las mareas, en las desembocaduras de los ríos o sus proximidades, que son adyacentes a las zonas de cría del camarón, principalmente P. indicus. Como resultado de su emplazamiento y debido a las características de la propia nasa, se capturan muchos camarones que no alcanzan el tamaño comercial. El uso de tales dispositivos ha aumentado en los últimos años en la Baie d'Ambaro, debido al estímulo de la formación de compañías exportadoras de camarón que envían camiones isotermos a los pueblos costeros para recoger la captura. Tambień se usan en cierto grado los artes de arrastre de playa.

Figura 16

Figura 16: El efecto del índice de explotación por las pesquerías artesanales de laguna y el esfuerzo ejercido por las pesquerías industriales marinas de camarón en el rendimiento total y el valor total de la pesquería de camarón de la Costa de Marfil. Situación real en 1973 y otras situa- ciones simuladas (de García, 1978)

Empleando los datos y las técnicas analíticas muy parecidas a los empleados por García (1977) (supra), Marcille (1978) pudo demostrar que la supresión de la pesca artesanal en la Baie d'Ambaro podría incrementar la captura de la pesca industrial entre 8 y 30 por ciento, basándose en supuestos diferentes de índices de mortalidad natural, con aumentos consecuentes de los beneficios relacionados con el tamaño del camarón del 15 al 45 por ciento.

Entre las opciones de la ordenación de la pesca artesanal propuesta por Marcille (1978) estuvieron: 1) cotos; 2) veda a comenzar después de alcanzarse un cierto rendimiento; 3) veda durante un período fijo; y 4) protección del camarón joven. Las tres primeras medidas se rechazaron como inhábiles por no poderse identificar los diversos lugares de cría de varias especies (se incluyen tres especies en la pesquería de media altura) con los calderos en que se pescan y debido a los diferentes momentos de la fase vital entre poblaciones y, por lo tanto, diferente disponibilidad temporal.

El control de la selectividad de la presa de nasas se creyó que era una posibilidad viable de la ordenación. Los datos indicaban que la distancia media entre las mallas de la nasa era sólo de 7,5 mm y debería aumentarse a unos 11 mm, lo que podría lograrse fácilmente modificando los materiales empleados. La adopción de esta medida beneficiaría a los pescadores en el sentido en que el tamaño medido del camarón en la captura aumentaría, como también lo haría su valor por unidad, a la vez que aumentaba el reclutamiento para la pesquería industrial. La limitación del número de presas en uso no se consideró aconsejable debido a que también pescan peces de escama que tienen importancia en las aldeas. No obstante, se propuso un cambio gradual hacia las redes de cerco de playa basándose en que las luces de sus mallas podrían controlarse más fácilmente que las de las presas de nasas.


Página precedente Inicěo de página Página siguiente