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PARTE 1
Examen mundial de la pesca y la acuicultura

EL ESTADO DE LOS RECURSOS PESQUEROS: TENDENCIAS DE LA PRODUCCIÓN, APROVECHAMIENTO Y COMERCIO

PANORAMA GENERAL

Pese a las fluctuaciones en la oferta y la demanda, causadas por los cambios en la situación de los recursos pesqueros, el entorno económico y las condiciones ambientales, la pesca y la acuicultura siguen siendo muy importantes como fuentes de alimentos, empleo e ingresos en muchos países y comunidades.

La producción mundial notificada de la pesca de captura y la acuicultura bajó de 122 millones de toneladas en 1997 a 117 millones en 1998, debido principalmente a los efectos de la anomalía climática, El Niño, sobre algunas de las principales pesquerías de captura marinas (Figura 1, y Cuadro 1). Sin embargo, se recuperó en 1999 y, según una estimación preliminar, la producción de ese año asciende a unos 125 millones de toneladas. El aumento de 20 millones de toneladas con respecto al decenio anterior se debió principalmente a la acuicultura, ya que la producción de la pesca de captura se mantuvo relativamente estable.

CUADRO 1
Producción pesquera mundial y su utilización

 

1994

1995

1996

1997

1998

19991

 

(millones de toneladas)

PRODUCCIÓN

           

CONTINENTAL

           

Captura

6,7

7,2

7,4

7,5

8,0

8,2

Acuicultura

12,1

14,1

16,0

17,6

18,7

19,8

Continental total

18,8

21,4

23,4

25,1

26,7

28,0

MARINA

           

Captura

84,7

84,3

86,0

86,1

78,3

84,1

Acuicultura

8,7

10,5

10,9

11,2

12,1

13,1

Marina total

93,4

94,8

96,9

97,3

90,4

97,2

Captura total

91,4

91,6

93,5

93,6

86,3

92,3

Acuicultura total

20,8

24,6

26,8

28,8

30,9

32,9

Total de la pesca mundial

112,3

116,1

120,3

122,4

117,2

125,2

UTILIZACIÓN

           

Consumo humano

79,8

86,5

90,7

93,9

93,3

94,8

Reducción a harina y aceite de pescado

32,5

29,6

29,6

28,5

23,9

30,4

Población (miles de millones)

5,6

5,7

5,7

5,8

5,9

6,0

Suministro de pescado como alimento por persona (kg)

14,3

15,3

15,8

16,1

15,8

15,8

1Estimación preliminar.

Durante los dos decenios siguientes a 1950, la producción mundial de la pesca de captura marina y continental aumentó por término medio hasta un 6 por ciento al año, pasando de 18 millones de toneladas en 1950 a 56 millones en 1969. Después de ello, durante los decenios de 1970 y 1980, la tasa media de crecimiento disminuyó al 2 por ciento al año, y se redujo casi a cero en los años noventa. Este estancamiento de las capturas totales se debe a la tendencia general registrada en la mayoría de las zonas pesqueras del mundo, donde se ha alcanzado el potencial máximo de captura pesquera, ya que la mayoría de las poblaciones están plenamente explotadas. Por esta razón, es muy improbable que se obtengan aumentos sustanciales en la captura total. En cambio, el crecimiento de la producción acuícola ha registrado la tendencia opuesta. Partiendo de cifras totales insignificantes, la producción de la acuicultura continental y marina creció alrededor del 5 por ciento al año entre 1950 y 1969, en un 8 por ciento aproximadamente durante los años setenta y ochenta, y se ha incrementado ulteriormente a más del 10 por ciento al año desde 1990.

Las pautas mundiales de la producción pesquera reflejan en gran medida las actividades de China, donde se notifica una producción que, en peso, representa el 32 por ciento del total mundial. Otros de los principales países productores son Japón, India, Estados Unidos, la Federación de Rusia e Indonesia.

Sin embargo, si se excluye a China, la producción de pescado utilizada para el consumo humano se ha mantenido relativamente estable (Figura 2), mientras que la destinada a piensos se ha reducido en los últimos años, habiéndose registrado en 1998 un descenso mayor a causa de los efectos de El Niño, especialmente en los suministros de anchoveta que representan una proporción importante de las cantidades utilizadas para fabricar harina y aceite de pescado. En cambio, el fenómeno ejerció un impacto mucho menor en los suministros de pescado para la alimentación, que se redujeron ligeramente, a 11,8 kg/per cápita. Fuera de China, desde mediados de los años ochenta, la población mundial ha aumentado más rápidamente que el total de la producción pesquera, por lo que el suministro de pescado per cápita ha disminuido.

En cambio, China ha registrado aumentos en la producción de pescado y no hay muchos indicios de que disminuya la tasa de crecimiento (Figura 3). La mayor parte de la producción se usa dentro del país y se destina al consumo humano, pero recientemente se ha incrementado también la destinada a piensos. Se ha registrado un notable incremento de la acuicultura, que actualmente domina la producción de China, si bien también ha aumentado la pesca de captura. Sobre la base de la producción notificada, los suministros de pescado per cápita han aumentado espectacularmente durante los últimos 20 años, lo que indica la importancia creciente del pescado como alimento. El incremento del suministro per cápita se ha debido también a la reducción del crecimiento demográfico en China.

Se estima que, en 1998, la población empleada en los sectores primarios de la producción acuícola y la pesca de captura ascendía a unos 36 millones de personas, 15 millones de ellas ocupadas a jornada completa, 13 millones a jornada parcial y 8 millones como trabajadores ocasionales. Por primera vez, hay indicios de que ha cesado el crecimiento del empleo en los sectores primarios de la pesca y la acuicultura (Figura 4). El empleo en la acuicultura continental y marina ha ido aumentando y actualmente se estima que estos sectores representan un 25 por ciento del total. La pesca de captura marina representa alrededor del 60 por ciento y la de captura continental, el 15 por ciento restante.

El comercio internacional de productos pesqueros se redujo del valor máximo de 53 500 millones de dólares EE.UU. (f.o.b.) alcanzado en 1997 a 51 300 millones de dólares en 1998. Probablemente esto se debe a una combinación de factores, especialmente la recesión padecida en Asia oriental que debilitó la demanda, sobre todo en Japón, y al descenso de la producción y comercio de harina de pescado como consecuencia de la reducción de las capturas de anchoveta. Los datos preliminares de 1999 indican un incremento del 4 por ciento del valor del comercio pesquero mundial (53 400 millones de dólares EE.UU.). Sin embargo, no hay indicios de un aumento de la producción de pesca de captura a largo plazo, por lo que cualquier crecimiento a largo plazo del valor de las exportaciones dependerá probablemente del incremento de la producción de la acuicultura o de los precios de los productos. Los países en desarrollo obtuvieron en el comercio pesquero un superávit neto de 16 800 millones de dólares EE.UU. en 1998, cifra algo inferior a la de 17 300 millones de dólares alcanzada en 1997.

PRODUCCIÓN DE LA PESCA DE CAPTURA

La producción total de la pesca de captura en 1998 fue de 86 millones de toneladas, cifra que representa un notable descenso con respecto a la cota máxima de unos 93 millones de toneladas alcanzada en 1996 y 1997, si bien en 1999 se produjo una notable recuperación al nivel estimado en 92 millones de toneladas. En 1998, China, Japón, Estados Unidos, la Federación de Rusia, Perú, Indonesia, Chile e India (por este orden) fueron los principales países productores, que juntos representaron más de la mitad de la producción total, en peso, de la pesca de captura (Figura 5). Aunque está disminuyendo, la pesca de captura marina sigue representando más del 90 por ciento de la producción mundial de pesca de captura, mientras que el resto procede de las pesquerías de aguas continentales, cuyo total ha aumentado en casi 0,5 millones de toneladas al año desde 1994.

La producción mundial de la pesca de captura marina disminuyó a 78 millones de toneladas en 1998 (Cuadro 1), lo que representa un descenso del 9 por ciento con respecto al récord de todos los tiempos, de unos 86 millones de toneladas, alcanzado en 1996 y 1997. El descenso se ha debido esencialmente a las condiciones climáticas. Sin embargo, no afecta a la disminución ya indicada de la tasa de incremento de las capturas marinas registrada durante el último decenio. Disminuyó también el valor estimado de la primera venta de los desembarques, reduciéndose de unos 81 000 millones de dólares EE.UU. en 1996 y 1997 a 76 000 millones en 1998.

La mayor parte del descenso en los desembarques mundiales de la pesca marina en 1998 puede atribuirse a las variaciones registradas en el Pacífico sudeste, donde más graves fueron los efectos del fenómeno El Niño en 1997-1998. En esta zona la producción pesquera de captura bajó de 17,1 millones de toneladas en 1996 a 14,4 en 1997, registrándose un descenso aún más espectacular, a 8 millones de toneladas, en 1998. Estas cifras representan reducciones anuales del 15 y 44 por ciento, respectivamente, que se produjeron en dos años consecutivos en una de las principales zonas de pesca del mundo. Aparte del Atlántico sudeste, el Pacífico sudoeste y el Pacífico centro-oeste, donde las tendencias de las capturas han sido positivas en los últimos años, en todas las principales zonas pesqueras del mundo se registraron variaciones o disminuciones poco importantes en los desembarques.

En la zona del Pacífico noroeste fue donde se notificaron las mayores capturas en 1998, seguida del Atlántico nordeste y del Pacífico centro-oeste (Figura 6). Normalmente la abundancia de desembarques depende de una o dos poblaciones productivas, tales como el colín de Alaska y la anchoveta japonesa en el Pacífico noroeste, el arenque del Atlántico en el Atlántico nordeste y el listado y el rabil en el Pacífico centro-oeste. El hecho de que en algunas zonas se dependa de la producción de unas pocas especies explica la baja clasificación del Pacífico sudeste, como consecuencia del fenómeno El Niño 1998. Esta zona suele figurar en segundo lugar después del Pacífico noroeste.

Los mayores desembarques en 1998 fueron los de colín de Alaska en el Pacífico norte (Figura 7a). También esto es poco frecuente, ya que los desembarques de anchoveta suelen superar esta cantidad y los de jurel chileno la equiparan. Sin embargo, la pesca de estas dos últimas especies resultó gravemente afectada en 1998. Las capturas de colín de Alaska han disminuido en 0,5 millones de toneladas desde 1996, continuando el descenso general registrado desde mediados de los años ochenta, en que los desembarques superaban los 6 millones de toneladas.

En el Pacífico centro-oeste se ha registrado una tendencia general al aumento de la producción que no parece vaya a reducirse en un futuro próximo y que depende no sólo de las importantes poblaciones de túnidos, sino también de una amplia gama de especies marinas, por lo que resulta difícil evaluar las tendencias fundamentales de las distintas especies y poblaciones. En contraste con estas dos regiones, en el Atlántico nordeste la producción se ha mantenido estable en 11 millones de toneladas aproximadamente desde mediados de los años setenta (Figura 7b), si bien la biomasa de las poblaciones de bacalao se halla actualmente en un nivel muy bajo.

Vale la pena señalar que la producción del Pacífico noroeste ha mostrado un crecimiento general constante desde 1950. Sin embargo, desde 1992, ha ocurrido esto solamente porque China ha notificado aumentos de producción que han contrarrestado con creces la suma de los descensos padecidos en todos los demás países de la zona (Figura 8).

Durante los tres últimos años, se han registrado fluctuaciones importantes en relación con determinadas especies. Son particularmente importantes los incrementos, registrados entre 1997 y 1998, de los desembarques de algunas de las 30 especies más productivas, como merluza de cola (285 por ciento más), bacaladilla (67 por ciento más), carite oriental (51 por ciento más), sardina (30 por ciento más) y anchoita japonesa (26 por ciento más). Sin embargo, en general, los aumentos en la producción de algunas especies han quedado contrarrestados por las reducciones en la de otras, especialmente las principales especies altamente productivas, como anchoveta (78 por ciento menos), jurel chileno (44 por ciento menos), capelán (38 por ciento menos), pota japonesa (37 por ciento menos), pota argentina (33 por ciento menos), jurel del Atlántico (22 por ciento menos) y estornino (21 por ciento menos).

En 1998, la producción procedente de la pesca de captura continental ascendió a 8 millones de tone-ladas, es decir, un 6 por ciento más que en 1997. Los países con mayor producción de pesca continental, que se enumeran en el Cuadro 2, representan el 65 por ciento de las capturas mundiales. Más del 90 por ciento de esta producción procede de los países en desarrollo y sólo el 3,5 por ciento, de los industrializados.

La mayor parte de la información sobre capturas de pesca continental no está desglosada por especies. Alrededor del 46 por ciento de las capturas son de peces de agua dulce que no se identifican por especies, mientras que los crustáceos y moluscos no identificados representan el 7,6 y 7,0 por ciento, respectivamente, de la producción. En general, el 80 por ciento de la captura en aguas continentales no está identificado por especies.

SITUACIÓN DE LOS RECURSOS PESQUEROS

Aunque la situación de algunas de las especies más productivas ha empeorado, la explotación mundial de las principales poblaciones ícticas marinas, sobre cuya evaluación se dispone de información, se mantiene en la tendencia general observada en años anteriores. El número de recursos pesqueros explotados insuficiente o moderadamente continúa disminuyendo ligeramente y, a medida que aumenta la presión de pesca, el número de especies plenamente explotadas se mantiene relativamente estable, si bien el número de las sobreexplotadas, agotadas y en recuperación está aumentando lentamente.

Entre las principales especies o grupos de especies ícticas marinas sobre las que se dispone de información, se estima que del 25 al 27 por ciento se hallan explotadas insuficiente o moderadamente, lo que representa la principal fuente potencial de crecimiento de la producción total de la pesca de captura. Del 47 al 50 por ciento de las poblaciones están plenamente explotadas y, por lo tanto, sus capturas han alcanzado o están muy cerca de alcanzar sus límites máximos, sin que queden posibilidades de expansión. Del 15 al 18 por ciento están sobreexplotadas y no tienen potencial alguno de incremento ulterior. Además, existe la probabilidad creciente de que las capturas de estas especies se reduzcan, si no se adoptan medidas correctivas para reducir o invertir las condiciones de sobrepesca. Sólo entonces se podrá sostener un incremento de las capturas. Del 9 al 10 por ciento restantes de las poblaciones se hallan agotadas o recuperándose del agotamiento. Las poblaciones agotadas o en recuperación, al ser menos productivas de lo normal, tienden a tener un amplio potencial de recuperación, que es proporcional a los niveles de sus capturas antes del agotamiento. Sin embargo, la realización de este potencial puede constituir una empresa importante y suele implicar la adopción de medidas drásticas de ordenación para invertir la presión pesquera incontrolada o excesiva, así como cualquier otra situación que haya podido contribuir a la sobreexplotación o agotamiento de la población.

Las capturas totales procedentes del Atlántico noroeste y sudeste están dejando de aumentar tras haber alcanzado sus niveles máximos hace un decenio o dos. En el Atlántico centro-este y el Pacífico noroeste, el total de las capturas vuelve a aumentar tras un leve descenso que siguió a sus máximos niveles de producción hace un decenio. La mayoría de estos cambios se derivan de los incrementos de los desembarques de peces pelágicos pequeños. En el Atlántico nordeste, el Atlántico centro-oeste, el Pacífico nordeste, el Mediterráneo y mar Negro, el Pacífico centro-este y el Pacífico sudoeste, las capturas anuales se han estabilizado o están disminuyendo ligeramente, tras haber alcanzado sus máximos potenciales hace unos años. En el Atlántico sudoeste y el Pacífico sudeste, las capturas totales anuales han disminuido pronunciadamente hace unos pocos años tras haber alcanzado sus máximos volúmenes de todos los tiempos. En estas dos zonas se han padecido gravemente la reducción y, en algunos casos, el agotamiento de poblaciones importantes, como las de pota y merluza argentinas en el Atlántico sudoeste y anchoveta y caballa en el Pacífico sudeste.

Las zonas en que las capturas totales tienden todavía a crecer y donde, al menos en principio, hay el máximo potencial de incremento de la producción son las del océano Índico oriental y occidental y el Pacífico centro-oeste. En ellas tiende a haber una menor incidencia de las poblaciones ícticas plenamente explotadas, sobreexplotadas, agotadas o en recuperación y predominan las explotadas insuficiente o moderadamente, si bien se registra también la máxima incidencia de las poblaciones cuyo estado de explotación es desconocido o incierto y, por consiguiente, se tienen sobre ellas estimaciones de producción menos fiables.

Los recursos acuáticos continentales siguen sometidos a la presión causada por la pérdida o degradación del hábitat y la sobrepesca. Se señala que las especies de agua dulce son el grupo más amenazado de los vertebrados capturados por los seres humanos, pero es difícil obtener datos exactos. En zonas donde se han realizado estudios, alrededor del 20 por ciento de las especies de agua dulce se hallan amenazadas, en peligro o extinguidas1. Las estadísticas de la pesca continental reflejan el mal estado de la información sobre muchos recursos pesqueros continentales; sólo tres de los diez grupos taxonómicos principales para la producción están identificados por especies y tres de ellos representan menos del 8 por ciento de la producción total. Como se ha señalado ya2, en muchas zonas, el rendimiento real de la pesca continental puede ser varias veces superior al notificado, pero se están realizando todavía trabajos para corregir esta situación. La Comisión del Río Mekong ha revisado sus estimaciones no oficiales de la producción pesquera en la cuenca de dicho río, elevándolas de 300 000 a 1,2 millones de toneladas aproximadamente, mediante la inclusión de los pescadores familiares y en pequeña escala cuyas capturas no se contabilizaban anteriormente. Resulta muy difícil evaluar la situación de los recursos de pesca continental porque los informes no incluyen todos los sectores de esa pesca y no se desglosan las capturas por especies.

CUADRO 2
Diez países con mayor producción de pesca continental

País

Producción de 1998

% de la producción mundial

 

(toneladas)

(65% de los diez países principales)

China

2 280 000

28,5

India

650 000

8,1

Bangladesh

538 000

6,7

Indonesia

315 000

3,9

República Unida de Tanzanía

300 000

3,7

Federación de Rusia

271 000

3,4

Egipto

253 000

3,2

Uganda

220 000

2,8

Tailandia

191 000

2,4

Brasil

180 000

2,3

SITUACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS

Además de las preocupaciones por las distintas poblaciones, es cada vez mayor el interés en los ecosistemas y en el impacto de la pesca sobre su estructura y función. Es escasa la información general sobre las relaciones entre la situación de los ecosistemas marinos y la pesca. Se obtienen amplios indicadores del cambio a partir de datos sobre la producción de pesca de captura en las principales zonas pesqueras, pero suele ser difícil separar los cambios en las pautas de explotación de los registrados en el ecosistema subyacente.

Ha tendido a aumentar la variedad de los recursos explotados, probablemente debido a que se están alcanzando los límites de producción en las principales poblaciones y están creciendo los mercados para una gama más amplia de productos pesqueros. Los indicadores sobre la ecología en que puede desarrollarse la pesca sugieren que en la mayoría de las zonas los ecosistemas se hallan próximos a la explotación plena. El océano Índico este y el Pacífico centro-oeste son las únicas zonas donde hay potencial para continuar desarrollando los recursos y se manifiestan pocos signos de tensión.

CUADRO 3
Producción de pesca continental por clase económica

Clase económica

Producción de 1998

% de la producción mundial

 

(toneladas)

 

Países o zonas en desarrollo

7 347 000

91,8

Economías en transición

370 000

4,6

Países industriales

284 000

3,6

Total

8 003 000

 

En el Atlántico nordeste se ha registrado la tendencia a una reducción de las capturas y a un aumento de los desembarques de pescado que ocupa niveles inferiores en la cadena alimentaria, lo que puede indicar un cambio ecológico subyacente (véase Seguimiento del impacto de la pesca en los ecosistemas marinos, Parte 2, pág. 66). Los índices que se elaboraron para el seguimiento de estos cambios indican que podría ir desapareciendo el estado de no explotación de los ecosistemas, por lo que surge la preocupación de que la continuación de una pesca intensa puede provocar cambios más extensos.

Los ríos, lagos y humedales representan menos del 1 por ciento de la superficie mundial, pero proporcionan al menos el 8 por ciento de la producción pesquera. No obstante, estos ecosistemas productivos están bajo la presión de las necesidades de una población humana creciente. El Instituto Mundial sobre Recursos señaló que la mitad de las tierras húmedas del mundo se perdieron durante el último decenio y que las presas, desviaciones y canales fragmentan casi el 60 por ciento de los mayores ríos del mundo3. El consumo de agua per cápita aumentó un 50 por ciento de 1950 a 1990, y se prevé que la utilización humana de los recursos hídricos disponibles aumentará de su actual nivel de un 54 por ciento aproximadamente a más del 70 por ciento en 20254. Aunque los ecosistemas de aguas continentales han mejorado en algunas zonas de América del Norte y Europa, su situación sigue empeorando en gran parte del mundo.

SITUACIÓN DE LAS FLOTAS PESQUERAS

Grandes barcos pesqueros

Desde la última publicación de El estado mundial de la pesca y la acuicultura (1998), se han añadido 1 124 barcos a la base de datos de Lloyd de barcos de más de 100 toneladas de tonelaje bruto5, 548 de los cuales se construyeron en el período 1997-1999. El resto se construyeron antes y su inclusión en la base de datos representa una mejora en la cobertura de ésta, y no un incremento real de la flota. Las tendencias son semejantes a las identificadas en 1998, con una disminución de las flotas pesqueras de países desarrollados y un aumento de las pertenecientes a algunos países en desarrollo. La tardanza en la notificación sigue constituyendo un problema, por lo que, aunque los datos deberían referirse a 1998 y 1999, es más práctico considerar el período desde mediados de 1997 hasta mediados de 1999. Hubo 955 supresiones de la base de datos, pero esta cifra es probablemente más baja que la real, ya que algunos de los barcos desguazados eran de pabellón desconocido. La reducción estimada de la flota (barcos eliminados de la base de datos menos los construidos en 1998-1999) es de 407 barcos, lo que da un total de 23 014 al final de 1999.

En los Estados Unidos el incremento fue del 10 por ciento aproximadamente, debido principalmente a que se incluyeron en 1998-1999 unos 300 barcos que deberían haber figurado en las bases de datos en 1997 y antes. De hecho, la flota de los Estados Unidos disminuyó en 26 unidades. En Belice el número de barcos pesqueros con su pabellón aumentó de 158 a 427. Se explica este incremento por los nuevos barcos y por el abanderamiento de los procedentes de otros países. La flota de Panamá disminuyó desde el máximo de 574 barcos alcanzado en 1994 a 226 en 1999. La reciente reducción se debe a los esfuerzos realizados por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico (CICAA) para controlar las actividades de la flota atunera en alta mar. Filipinas incrementó su flota de 367 a 436 unidades (16 por ciento) debido a la construcción de nuevos barcos y al abanderamiento de extranjeros. La flota de Cuba disminuyó de 113 a 49 mediante el desguace de barcos construidos principalmente en los años sesenta.

Algunos países prepararon planes de reducción de la capacidad de pesca con arreglo al Plan de Acción Internacional para la Ordenación de la Capacidad Pesquera.

Construcción de nuevos barcos

La base de datos registra la construcción de 548 nuevos barcos en el período de dos años transcurrido desde la publicación de El estado mundial de la pesca y la acuicultura 1998, de los que 171 son barcos construidos en 1997 pero registrados tarde, 243 construidos en 1998 y 134 en 1999 (cifra que probablemente aumentará debido a la tardanza en la notificación). Cinco países suman el 58 por ciento de este total: Estados Unidos (75 barcos), Belice (47), España (99), Noruega (43) y Japón (56). Los demás países de la Unión Europea (UE) suman otros 82 barcos, con lo que su contribución se eleva al 73 por ciento del total. El notable número de nuevos barcos construidos con el pabellón de Belice significa que el 15 por ciento del total de nueva construcción se matricula en registros libres. Estados Unidos, Japón y España, pese al número de barcos construidos durante el período de dos años, consiguieron reducir sus flotas nacionales mediante desguaces y abanderamientos en el extranjero. La reducción en la construcción desde comienzos de los años noventa es importante, no sólo en términos de cifras, sino también en promedio y tonelaje agregado. En el período 1991-1993, se construyeron 2 126 barcos, con un tonelaje agregado de 990 000 toneladas. En el período 1997-1999, se construyeron 1 127 barcos con un tonelaje agregado de 418 000 toneladas. El promedio del tonelaje bajó de 465 a 370 toneladas, si bien es muy probable que esta reducción fuese aún mayor, puesto que durante el período cambió también la unidad de medición del tonelaje de registro bruto al tonelaje bruto.

Desguaces y pérdidas

En el período de dos años se eliminaron de la base de datos 955 barcos, es decir, menos de los previstos en El estado mundial de la pesca y la acuicultura 1998. Sin embargo, aumentaron notablemente los barcos que cambiaron a pabellones «desconocidos», de seis en 1994 a 694 en 1997 y a 931 en 1999. La edad media de estos barcos es de 27 años, por lo que es probable que la mayoría se destinen al desguace. No obstante, los barcos de más de 40 años representan algo más del 1 por ciento del total. La edad media de los barcos desguazados o perdidos fue de 30,6 años, frente a 27,3 hace dos años, mientras la edad media de la flota era de 21,3 años, frente a 22,1 hace dos años. Se redujo la edad media porque, aunque se construyeron muy pocos barcos nuevos, se eliminaron de la flota algunos barcos muy viejos.

Cambios de pabellón

Durante el período de dos años, cambiaron de pabellón 1 216 barcos. Los cambios más importantes fueron los realizados al pabellón de Belice (182), bajo el que se abanderaron también muchos barcos nuevos (47). El número de barcos pesqueros bajo pabellón de Belice aumentó de 211 a 427. Aumentaron ligeramente las cifras de los barcos matriculados en los registros libres de Honduras, San Vicente, Vanuatu y Chipre. Por otra parte, como consecuencia de las medidas de la CICAA para mejorar la responsabilidad del Estado del pabellón, Panamá registró una notable reducción, de 321 a 226 barcos. En el Recuadro 1 se describen el registro de barcos pesqueros y su reabanderamiento.

DESARROLLO DE LA TECNOLOGÍA PESQUERA

Las tecnologías pesqueras evolucionan respondiendo a distintos factores. Los avances impulsados por la demanda son importantes. Otro factor que probablemente lo es incluso más es el desarrollo derivado de innovaciones técnicas generales en disciplinas no siempre relacionadas directamente con la pesca. Los siguientes avances recientes influirán probablemente de forma significativa en la pesca en el futuro.

Limitación del impacto ambiental de la pesca

El impacto de la pesca en el medio ambiente es una cuestión mundial por la que existe una preocupación cada vez mayor. Varios artes y métodos de pesca llaman la atención por su impacto potencial en el medio ambiente. Las preocupaciones se relacionan sobre todo con la selectividad de los artes y los daños al hábitat, y las cuestiones principales son:

Se ha hecho mucho últimamente para resolver estos problemas y se están modificando los artes y técnicas para reducir su posible impacto. Se está mejorando continuamente la selectividad de los artes de arrastre y la utilización de redes selectivas ha eliminado en gran medida las capturas incidentales de peces en las pesquerías de camarón del norte. En varias pesquerías de arrastre se utilizan redes selectivas y mallas cuadradas para reducir la captura de peces de talla pequeña. En pesquerías tropicales del camarón se están introduciendo cada vez más tecnologías que dependen de las diferencias de comportamiento entre el camarón y los peces, con lo que se reducen las capturas incidentales de peces. Otra tendencia que está predominando en las pesquerías tropicales del camarón es la de aumentar los desembarques de las capturas incidentales de peces.

En muchos países se está investigando el impacto del arrastre en el fondo marino. Salvo lo relativo a los daños evidentes que los grandes arrastreros causan en los arrecifes coralinos, por ejemplo, en algunas zonas a la altura de las costas de Noruega, se sabe poco sobre los efectos a largo plazo. En 1999, Noruega prohibió la pesca de arrastre en zonas donde había un riesgo elevado de causar daños a los arrecifes coralinos de aguas profundas. Una práctica que se está difundiendo es la envolver los objetos a la deriva -dispositivos de atracción de peces- con redes de cerco en la pesca de túnidos. Estos dispositivos suelen atraer muchos peces pequeños y la captura de túnidos pequeños y otras especies de peces se considera ahora un problema importante en algunas pesquerías con red de cerco. No se ha encontrado todavía ninguna forma de mitigar este problema, salvo reducir la utilización de tales prácticas. Una posible solución que se está investigando ahora es la de insertar en la red de cerco dispositivos selectivos hechos con paneles de malla mayor o rejillas selectivas.

La captura incidental de aves marinas en la pesca con palangre puede reducirse con distintas medidas, especialmente poniendo un peso suplementario en la línea al largarla, largando la línea en la oscuridad y utilizando espantapájaros al largar la línea. Se están introduciendo estas técnicas de mitigación en varias pesquerías de palangre, o bien como parte de los reglamentos nacionales o bien mediante la adopción voluntaria por los pescadores, los cuales reconocen los beneficios de no perder el cebo que las aves roban de sus anzuelos. Es muy probable que el Plan de Acción Internacional para Reducir las Capturas Incidentales de Aves Marinas en la Pesca con Palangre, adoptado por los Miembros de la FAO en 1999, acelere la aplicación de me-didas para reducir estas capturas de aves marinas.


RECUADRO 1
Registro de barcos pesqueros y cambio de pabellón

Para evitar la duplicación de la administración, la mayoría de los Estados siguen la práctica de incluir a los grandes barcos pesqueros en sus registros de barcos como otra clase de barcos. Es menos importante incluir en el registro a los barcos menores que faenan dentro de la jurisdicción nacional, si bien en muchos países su registro es obligatorio.

Los reglamentos sobre barcos y pesca exigen cada vez más que los barcos lleven certificados nacionales de registro, especialmente en alta mar y en aguas de jurisdicción de otro Estado. Este requisito se resume como sigue en la Parte VII, Alta Mar, de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar:

Artículo 91
Nacionalidad de los buques

    1. Cada Estado establecerá los requisitos necesarios para conceder su nacionalidad a los buques, para su inscripción en un registro en su territorio y para que tengan el derecho de enarbolar su pabellón. Los buques poseerán la nacionalidad del Estado cuyo pabellón estén autorizados a enarbolar. Ha de existir una relación auténtica entre el Estado y el buque.
    2. Cada Estado expedirá los documentos pertinentes a los buques a que haya concedido el derecho a enarbolar su pabellón.

Las normas internacionales para el registro de los barcos han sido codificadas en el Convenio de las Naciones Unidas sobre las condiciones para el registro de buques (1986). Aunque este Convenio no está todavía en vigor y no afecta a los barcos pesqueros, describe claramente los procedimientos para evitar cualquier abuso o práctica fraudulenta relacionados con el registro. Por ejemplo, describe los procedimientos que han de seguirse para el flete de un barco cuando éste está sujeto a doble registro.

La cuestión de los «registros libres» se deriva de la estipulación arriba citada: «ha de existir una relación auténtica entre el Estado y el buque». Aunque muchos Estados han aplicado normas y requisitos para establecer dicho vínculo auténtico para el registro, no se ha acordado ningún criterio internacional sobre lo que constituye una «relación auténtica». Los reglamentos suelen establecer relaciones por medio de la nacionalidad del propietario y/o de la tripulación. Se plantea así la cuestión de grado de relación, la cual se describe en términos definidos vagamente, tales como, en grado de relación decreciente «registros nacionales auténticos», «registros extraterritoriales», «registros libres» y «registros de pabellón de conveniencia».

Los propietarios eligen registrar sus barcos pesqueros bajo pabellones extranjeros por distintas razones. El hecho de que las flotas comerciales y las pesqueras sigan pautas semejantes de registro indicaría que una de las principales razones para el registro bajo un determinado pabellón es la de evitar impuestos. Algunos países con registros libres son también bien conocidos como paraísos fiscales. Sin embargo, el cambio de pabellón de los barcos de pesca en determinadas pesquerías está cada vez más asociado directamente con el deseo de evitar medidas de ordenación pesquera y la proporción de grandes pesqueros matriculados en registros libres ha aumentado a alrededor del 6 por ciento del total mundial.

Fuente: A. Smith, Departamento de Pesca de la FAO.

Nuevas fibras

Desde que se introdujeron fibras sintéticas como poliamida, poliéster y polipropileno en los artes de pesca durante los años cincuenta, no se había registrado ninguna introducción importante de nuevas fibras hasta la llegada de la fibra Dynema, que es un polietileno de peso molecular ultraelevado. La industria pesquera dispone ahora de un material que puede tener consecuencias importantes para el rendimiento de los artes de pesca. La propiedad fundamental de la fibra Dynema es que tiene una densidad ligeramente inferior a 1, por lo que flota en el agua. Su resistencia a la tracción en relación con el diámetro es superior a la del acero del 50 al 100 por ciento y a la de la poliamida (nailon) del 300 a 400 por ciento. Otra característica de la fibra Dynema es su bajo alargamiento en comparación con otras fibras sintéticas, por lo que resulta casi tan inelástica como el acero.

Actualmente, esta fibra es relativamente costosa, por lo que su aplicación es limitada. Sin embargo, hay indicios de que está aumentando su utilización, especialmente en el arrastre pelágico, donde el bramante más delgado provoca una menor resistencia de remolque y contribuye a ahorrar combustible (con un arrastre de tamaño semejante) o, cuando se aumenta el tamaño del arrastre, mejora la eficiencia de captura del barco en comparación con otros de su tamaño. Esta última característica sirve para desarrollar pesquerías viables de arrastre en concentraciones dispersas de peces, que exigen redes de arrastre de gran apertura. Otras pesquerías en las que esta fibra podría aportar mejoras rentables son las destinadas a individuos menores, como los crustáceos pequeños y peces mesopelágicos, en las que se necesita filtrar grandes volúmenes de agua.

Remolque de arte múltiple

Hasta hace poco tiempo, sólo los arrastreros de tangones dedicados al camarón practicaban el remolque de dos o más redes de arrastre simultáneamente. Miles de estos arrastreros pescan camarones en aguas tropicales. Hacia fines de los años noventa, se introdujo con éxito el arrastre de varios artes en las pesquerías de especies como cigalas, camarones de aguas profundas y, en cierta medida, peces planos. Sobre todo en Islandia y Noruega, se han construido grandes arrastreros equipados con remolque de dos artes para pescar camarón de aguas profundas. La eficiencia de captura de los barcos que utilizan arrastre múltiple aumenta del 50 al 100 por ciento, lo que indica claramente una ampliación de la capacidad para explotar recursos de camarón. El arrastre múltiple se utiliza ahora ampliamente en las pesquerías de cigala del mar del Norte y está sustituyendo cada vez más al arrastre con una única puerta. Otra innovación importante que facilita las operaciones de las parejas de arrastreros es el sensor de simetría, que controla a los dos arrastreros durante el remolque.

Ayudas electrónicas para la navegación y la pesca

En los últimos años, la introducción de las comunicaciones por satélite, que están sustituyendo a las radios de frecuencia media, ha influido mucho en la capacidad de los patrones de controlar todos los aspectos de las operaciones pesqueras. El nuevo equipo se controla mediante microordenadores, incluyendo un módulo incorporado del sistema de posicionamiento mundial (GPS). Algunas de las aplicaciones mejor conocidas de equipo de comunicación por satélite son el sistema mundial de socorro y seguridad marítimos (SMSSM) o el sistema de vigilancia de buques (VMS). Cuando se activa el SMSSM apretando un botón, se envía a todos los demás barcos y estaciones de radio de la zona inmediata un mensaje electrónico que incluye la identidad del barco y su posición. La tripulación del barco puede concentrarse después en la emergencia, estando segura de que el mensaje de socorro será eficaz. El mensaje activa las alarmas en los demás barcos y les permite dirigirse directamente a la emergencia sin tener que buscarla.

El VMS es utilizado por las autoridades de ordenación pesquera para observar la posición de los barcos. A intervalos determinados previamente, el sistema de comunicaciones por satélite manda automáticamente al centro de vigilancia de la pesca un mensaje que contiene la identidad y posición de cada barco. La secuencia de las posiciones de cada barco puede almacenarse y representarse después en la pantalla para obtener una indicación de las actividades de ese barco. Si se considera que el barco está actuando de forma sospechosa, se puede enviar directamente una patrulla para que siga investigando.

El VMS está desempeñando una función cada vez más importante en el seguimiento, control y vigilancia y resulta cada vez más eficaz en función del costo. La aplicación del VMS por parte de la Unión Europea para el seguimiento de la mayoría de sus barcos pesqueros fuera de las 24 millas hará que el número total de barcos que comunican su identidad y posición a las autoridades de ordenación pesquera utilizando la tecnología del VMS ascienda a unos 8 000 en todo el mundo.

La vigilancia por satélite de los barcos pesqueros se está convirtiendo en un instrumento para el seguimiento, control y vigilancia. Los palangreros son especialmente fáciles de localizar mediante sensores de microondas porque llevan reflectores de radar en sus boyas. La información complementaria y la vigilancia por satélite permitirán localizar a los barcos que no cumplan las normas, los cuales son los que más probablemente participarán en la pesca ilegal. Posiblemente la vigilancia por satélite se realizará con mayor rapidez que el seguimiento, control y vigilancia porque es completamente independiente del barco y no se basa en la cooperación del mismo.

La integración de tres módulos separados del equipo en una unidad (es decir, ordenador, GPS y sistema de comunicación por satélite) contribuirá a incrementar la eficiencia. Se están ensayando libros de bordo electrónicos para la pesca, lo que permitirá enviar la información a las autoridades de ordenación pesquera, a intervalos determinados o según se solicite, por medio de satélite. Se podrá mandar también información a los mercados del pescado, lo que aumentará la rapidez y eficiencia del proceso de ventas y mejorará la calidad del producto gracias a la reducción al mínimo de la manipulación. Incluso las evaluaciones de las poblaciones ícticas y la ordenación pesquera se beneficiarán de la información casi en tiempo real sobre las capturas y de la disponibilidad de una información más detallada sobre dónde se captura el pescado. Se está ordenando ya por estos medios una pesquería de Australia. La unión de cámaras de vídeo con una banda suficientemente amplia a los sistemas de comunicación por satélite permite la trasmisión de imágenes en vídeo. Podría utilizarse esto para ayudar a tratar al personal herido o enfermo en los barcos pesqueros. La reparación de equipo, como motores, chigres o equipo electrónico, que normalmente requiere la intervención de técnicos especializados, podrá realizarse también recibiendo asesoramiento por satélite. Esto evitaría los costosos y largos viajes de técnicos especializados que actualmente se necesitan.

El equipo de navegación más actualizado, el sistema mundial de orientación GPS, tiene ahora una precisión de +/-10 m debido a que la señal del satélite no se degrada ya artificialmente. Sin embargo, el tamaño de otras piezas de equipo y su dependencia de los microprocesadores permiten vincularlos entre sí para que resulten más interactivos. Se utilizan ya monitores para obtener imágenes en pantalla o lecturas de piezas múltiples del equipo. Los monitores pueden superponer la información obtenida del radar, sonar y equipo de navegación.

Estos adelantos pueden hacer que algunos de estos equipos lleguen a ser dentro del próximo decenio un requisito legal para los barcos de más de 300 toneladas de tonelaje bruto. Ejemplo de ello son los registradores de datos de viaje que son semejantes a los registradores de vuelo de los aviones. La utilización de la identificación automática de los barcos llegará a ser también obligatoria en líneas de navegación muy concurridas para los barcos pesqueros de ese tamaño. Este sistema de identificación utiliza la formulación de preguntas automática por satélite, de forma que, en el centro de control del tráfico, se pueden ver en el radar el nombre, tipo y tamaño del barco, junto con detalles de su ruta y velocidad. El sistema es potencialmente útil para los barcos patrulleros de la pesca cuando atraviesan zonas de gran densidad de pesca, ya que con ello se evitaría la necesidad de abordar a cada pesquero y comprobar sus licencias.

POLÍTICAS Y ORDENACIÓN PESQUERAS6

Objetivos

Los objetivos de la ordenación son semejantes en la mayoría de los países, si bien hay diferencias entre los países desarrollados y en desarrollo en cuanto al hincapié que se hace en los distintos aspectos. Los países desarrollados suelen enfrentarse con poblaciones explotadas plenamente o en exceso, por lo que sus objetivos de ordenación se centran en la reconstrucción de la población y la reducción de la capacidad, aunque la mayoría de los países tienen también objetivos importantes relacionados con los mercados y el conflicto social. El objetivo más urgente es reducir el tamaño de la flota a fin de que se adapte a una explotación sostenible de los recursos. Los planes de ordenación reconocen también cada vez más la necesidad de una política que integre la pesca con la ordenación de la zona costera o las aguas continentales.

En cambio, los objetivos de los países en desarrollo tienden a centrarse en el desarrollo pesquero en lo relativo a nuevos recursos y tecnología. Aunque se reconoce que algunas de las poblaciones se pescan en exceso, los objetivos se centran más en intensificar y diversificar la pesca que en limitar el esfuerzo. Esto se debe quizá a que la preocupación subyacente para muchos países es la gran importancia relativa de la pesca para la creación de empleo y la seguridad alimentaria de algunas de sus poblaciones más pobres. Entre las metas más específicas figuran la creación de infraestructura (sobre todo para la elaboración a fin de reducir pérdidas postcaptura e incrementar el valor añadido), la intensificación de la pesca mediante repoblaciones y la reducción de los conflictos sociales, no sólo entre los distintos grupos pesqueros, sino también entre la pesca y otros sectores.

Situación actual de la ordenación

Se considera frecuentemente que la ordenación pesquera es ineficaz debido al mal estado de importantes poblaciones ícticas. Sin embargo, en muchos aspectos, la ordenación ha mejorado en gran medida durante los últimos años. Las políticas y objetivos son más realistas, ya que se centran más en la ordenación y menos en el desarrollo, y tratan de fomentar el mejor uso social de los recursos. El reconocimiento explícito del riesgo y la consideración de la producción a plazo más largo, por ejemplo en la aplicación del enfoque precautorio, se reflejan cada vez más en la adopción de decisiones y se tiene más en cuenta la necesidad de proteger el ecosistema, lo mismo que las poblaciones individuales, mediante medidas que incluyan la creación de reservas marinas. Se han desarrollado rápidamente innovaciones técnicas para mejorar el asesoramiento sobre ordenación, pero su aplicación ha sido lenta debido a las consecuencias económicas y políticas a corto plazo. Por esta razón el ritmo de la introducción de cambios reales en la ordenación ha sido lento y es discutible si las mejoras han mantenido el paso de la creciente presión sobre los recursos. No obstante, existen ejemplos de una mejora de la ordenación y pruebas de sus beneficios. Algunos países han señalado que se han aplicado con éxito planes de derechos de propiedad para la pesca (véase Derechos de propiedad y ordenación pesquera, Parte 2).

Es manifiesto que la ordenación pesquera eficaz, tanto en las etapas de adopción de políticas como de aplicación, depende decisivamente del consenso y la participación, así como de la utilización de información objetiva y fiable sobre la situación y tendencias de la pesca (véase el Recuadro 2).

Administración

Se está utilizando el Código de conducta para la pesca responsable de la FAO7 como base para las políticas y ordenación pesqueras. Junto con las orientaciones para su aplicación, el Código de conducta contiene una amplia serie de principios y métodos para el desarrollo y la ordenación de la pesca y la acuicultura. Los gobiernos y organizaciones no gubernamentales (ONG) reconocen ampliamente que establece las metas para la pesca sostenible durante los próximos decenios y que constituye la base para la legislación nacional, así como para elaboración de códigos de conducta con apoyo de la industria.

Algunos países no tienen una política oficialmente aprobada. Aunque este enfoque parece dejar a la ordenación pesquera libertad para funcionar como considere apropiado, en muchos casos da lugar a una falta de transparencia y eficacia. El problema se plantea tanto en los países desarrollados como en desarrollo y hace que las autoridades de ordenación tengan que rendir pocas cuentas al sector pesquero. Se está tratando de resolver el problema mediante amplios procedimientos de consulta entre las partes interesadas (por ejemplo en Australia y Nueva Zelandia), y haciendo hincapié en sistemas de ordenación común. Existe un amplio apoyo, al menos en principio, para los enfoques participativos en los que las comunidades pesqueras intervienen en la planificación, aplicación y evaluación de los sistemas de ordenación.

Controles de la pesca

Las capturas totales permisibles son probablemente el instrumento más común de ordenación pesquera, al menos para las pesquerías principales y las del hemisferio norte. Se reconoce cada vez más la necesidad de controlar la capacidad, especialmente el tamaño de las flotas, para proteger las poblaciones y mejorar el rendimiento económico. Los controles de los artes son también una medida común de conservación e incluyen la prohibición de métodos destructivos como la utilización de venenos y dinamita, la introducción de artes que reduzcan las capturas incidentales, como los instrumentos para excluir las tortugas, y limitaciones en el tamaño de la malla. Existe también preocupación por artes que han sido objeto de críticas de los ambientalistas, tales como las redes de enmalle a la deriva, palangres y arrastreros demersales, y otros artes que probablemente deberían utilizarse de forma más selectiva. Muchos países tienen una política de fomento de las poblaciones ícticas mediante la repoblación de recursos intensamente pescados, para evitar así la necesidad de reconstruir las poblaciones mediante reducciones de la actividad pesquera. Se realiza esto especialmente en la pesca continental, donde las actividades de fomento, la rehabilitación de los hábitats y la reducción de la contaminación son las metas principales, junto con la limitación de la pesca para conservar los recursos.

El control y la reducción de la capacidad pesquera constituyen características de las políticas de muchos países. Entre los medios utilizados figuran la concesión de licencias, planes de recompra o cuotas individuales transferibles (véase Derechos de propiedad y ordenación pesquera, Parte 2, pág. 52). La reducción del acceso permitido a otros países se considera también un método útil para conservar los recursos pesqueros y frecuentemente se adopta antes de imponer controles y límites a la capacidad de esfuerzo nacional. La diversificación de la pesca estimulando a los barcos a explotar recursos infrautilizados, cuando es posible, se considera la mejor alternativa a la reducción de la flota, si bien cuando tales recursos son muy escasos y no hay un control del esfuerzo de pesca, no se pueden explotar de forma sostenible.

Los conflictos entre los grupos de usuarios se resuelven mediante la creación de zonas, las actividades de fomento de poblaciones, la educación del público, una mejor aplicación de la legislación y, muy raramente, la asignación de los recursos y el control del acceso. Un problema común es el conflicto entre las flotas industriales y las artesanales. El sector artesanal es particularmente vulnerable ya que suele depender de una serie de artes que son incompatibles con las artes remolcadas, como los arrastreros industriales. La solución es frecuentemente clara: introducir zonas que separen los artes (especialmente cuando las poblaciones no se mueven), pero puede resultar difícil garantizar su observancia.


RECUADRO 2
Información objetiva y fiable sobre la
situación y tendencias de la pesca

La pesca y acuicultura sostenibles requieren decisiones y medidas adoptadas con conocimiento de causa en todos los niveles, desde el de los responsables de las políticas hasta el de los pescadores individuales, así como de los ambientalistas que se preocupan cada vez más por la pesca, los consumidores y el público. Para adoptar decisiones basadas en los mejores datos científicos es preciso disponer de información fiable, pertinente y oportuna. Existe una demanda creciente de información objetiva, no sesgada, confirmada por expertos y transparente sobre la situación y tendencias de la pesca y los recursos pesqueros, como base para la adopción de políticas y la ordenación pesquera. Las fuerzas que impulsan esta demanda son, entre otras, el reconocimiento cada vez mayor de que la sobrepesca está generalizada y falta en muchos casos una ordenación efectiva; la adopción generalizada del enfoque precautorio de la ordenación pesquera incorporado en el Acuerdo de las Naciones Unidas sobre las poblaciones de peces1 y el Código de conducta para la pesca responsable de la FAO; las cuestiones de ecoetiquetado; y las preocupaciones por especies raras o en peligro y por el medio ambiente.

La presentación de informes sobre la situación y tendencias ha llegado a convertirse en un problema debido al riesgo de una información falsa. Un estudio de la Universidad de Washington2 evaluó la validez de 14 declaraciones presentadas formalmente sobre la situación de los recursos marinos y encontró que diez de ellas eran insostenibles o discutibles, mientras que sólo cuatro eran fundadas. (La mayoría de estas últimas y sólo unas pocas de las insostenibles se atribuían a la FAO.) Independientemente de si esta información inexacta se produce deliberadamente para promover una causa específica, o inadvertidamente, por ignorancia, es un hecho que dicha información ejerce efectos importantes en la opinión pública y la adopción de políticas, que tal vez no redunden en beneficio de la utilización sostenible de los recursos pesqueros ni de la conservación de los ecosistemas acuáticos.

La FAO aborda esta cuestión proponiendo la mejora de los informes sobre la situación y tendencias de la pesca mediante la utilización de un enfoque polifacético formulado por el Comité Asesor sobre Investigaciones Pesqueras (CAIP) de la Organización. El CAIP ha propuesto que podría facilitarse esto mediante un Plan de acción internacional para la presentación de informes sobre la situación y tendencias de la pesca, que los Estados aprobarían por medio del Comité de Pesca (COFI). Según lo propuesto, el Plan de acción sería un instrumento voluntario que especificaría medidas y procedimientos que habrían de adoptar los Estados, tanto individualmente como a través de las organizaciones o acuerdos pesqueros regionales, y la FAO para mejorar la información sobre la situación y tendencias de la pesca. El Plan de acción podría construirse sobre la base de los principios siguientes:

Sostenibilidad y seguridad. Los Estados demostrarían su empeño en el desarrollo sostenible de los recursos pesqueros y de la pesca facilitando, entre otras cosas, la mejor información posible sobre la situación y tendencias de la pesca dentro de sus jurisdicciones y en las pesquerías de otras zonas en las que participan.

Los mejores datos científicos. Los Estados tratarían de mejorar sus procedimientos de recogida, compilación y difusión de los mejores datos científicos disponibles sobre las características y realización de la pesca, incluyendo información ambiental y socioeconómica, de conformidad con lo acordado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.

Participación y cooperación. Los Estados adoptarían mecanismos para incluir a todos los participantes pertinentes en la preparación, análisis y presentación de la información pesquera, especialmente los pescadores, los gobiernos y las ONG. Los Estados cooperarían con otros Estados para elaborar y mantener dicha información pesquera directamente o por medio de las organizaciones o acuerdos pesqueros regionales, según proceda.

Objetividad y transparencia. Los Estados, individualmente y por medio de las organizaciones pesqueras regionales y la FAO, prepararían y difundirían información pesquera de forma objetiva, teniendo en cuenta los mejores datos científicos disponibles (incluyendo la incertidumbre), el enfoque precautorio y las obligaciones nacionales e internacionales relacionadas con el mismo, y aplicando criterios de calidad y protocolos de garantía de calidad. El Plan de acción se aplicaría de forma transparente de conformidad con el Artículo 6.13 del Código de Conducta para la pesca responsable.

Se está preparando en la FAO un mecanismo para comparar e intercambiar información pesquera, incluyendo informes sobre situación y tendencias, que podría servir como vehículo fundamental para la aplicación del Plan de acción. La FAO está realizando un esfuerzo importante para desarrollar un Sistema Mundial de Información sobre la Pesca (FIGIS) que facilitará el intercambio de información pesquera desde una amplia variedad de sectores: estadísticas de pesca, especies explotadas, recursos pesqueros y poblaciones ícticas, las mismas pesquerías, métodos de pesca, flotas pesqueras, elaboración del pescado y su inocuidad, mercadeo y comercio del pescado, introducciones de especies y enfermedades de los peces. Se diseñará el sistema de información de tal modo que se presente toda su complejidad de forma simplificada mediante canales de navegación lógicos. El FIGIS no será sólo un sistema de difusión, sino también un medio para que los asociados aporten información. La información se intercambiará con arreglo a las disposiciones especificadas en los acuerdos de asociación en que participen la FAO, organizaciones pesqueras regionales y centros nacionales de excelencia, y utilizando protocolos convenidos. De esta forma, la novedad principal será la recolección y síntesis más sistemáticas y transparentes de la información obtenida desde la escala nacional y regional hasta la mundial, dando a los usuarios la posibilidad de acceder a una gama de información mucho más completa. Otro de los principales objetivos y beneficios de este enfoque será la síntesis sobre la situación mundial de los recursos pesqueros marinos.

La FAO tiene la importante responsabilidad de apoyar la creación de capacidad en los países en desarrollo para que los usuarios tengan acceso a los sistemas de información y conocimientos, incluido el FIGIS, los utilicen y contribuyan a ellos. Por ejemplo, la base de datos bibliográficos de los Resúmenes sobre las Ciencias Acuáticas y la Pesca (ASFA) podría vincularse al FIGIS, y se está haciendo un notable esfuerzo para que en los PBIDA se tenga acceso al ASFA y para que haya una mayor aportación de estos países a la base de datos. Durante las primeras fases de la iniciativa del FIGIS se dará preferencia a la comunicación entre el FIGIS y los sistemas regionales de información de la FAO, tales como los relativos a la pesca de captura y acuicultura del Mediterráneo o a un proyecto de sistema de información geográfica (SIG) para la costa del África occidental. Asimismo, en muchos países en desarrollo se ha preparado el programa informático para la compilación y elaboración de estadísticas de pesca, a fin de mejorar la calidad de las estadísticas nacionales y facilitar el intercambio a nivel regional y mundial.

1 Acuerdo sobre la Aplicación de las Disposiciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 10 de Diciembre de 1982 relativas a la Conservación y Ordenación de las Poblaciones de Peces Transzonales y las Poblaciones de Peces Altamente Migratorios.
2 D.L. Alverson y K. Dunlop. 1998. Status of world marine fish stocks. University of Washington School of Fisheries, Washington, Estados Unidos.
Fuente: R. Grainger, Departamento de Pesca de la FAO.

Desarrollo social y económico

La mejora de la elaboración después de la captura se considera un medio para desarrollar la industria pesquera sin incrementar las capturas. Además de reducir las pérdidas debidas a una mala manipulación, la mejora de la elaboración puede elevar el valor añadido de los productos pesqueros y establecer usos para peces que se descartan. La inocuidad de los alimentos sigue siendo importante y es cada vez más estricta para los productos exportados; en muchos casos los elaboradores deben aplicar procedimientos de análisis de peligros y de puntos críticos de control (HACCP). La distribución del pescado marino a zonas continentales distantes de la costa es un problema en muchos países que dependen de la pesca de captura y tienen una mala infraestructura. Suele ser ésta en muchos casos la razón para desarrollar la acuicultura de agua dulce más cerca de los mercados.

Para los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos (PBIDA), la seguridad alimentaria, el empleo, la mitigación de la pobreza y el acceso equitativo a los recursos se consideran preocupaciones prioritarias. En muchos planes de ordenación se identifica a la mujer y a los grupos económicamente menos privilegiados para tenerlos especialmente en cuenta al proporcionar ayuda financiera o capacitación. Las limitaciones presupuestarias y de recursos en general se consideran un problema importante para la ordenación. En muchos países en desarrollo hay ciertamente escasez general de recursos humanos y financieros para la ordenación de la pesca, pero algunos están tratando de aplicar métodos para sufragar los costos de la ordenación con los ingresos obtenidos de los recursos.


RECUADRO 3
Órganos regionales de ordenación:
Comisión del Atún para el Océano Índico
y Comisión de Pesquerías del Atlántico Nordeste

Comisión del Atún para el Océano Índico

En los océanos Atlántico y Pacífico oriental existen desde hace varios decenios organismos de ordenación de los túnidos. Los debates que condujeron a la creación de la Comisión del Atún para el Océano Índico comenzaron en 1986. El acuerdo de su establecimiento entró en vigor con la adhesión del décimo miembro en 1996. Se estableció este órgano en virtud del Artículo XIV de la Constitución de la FAO y tiene ahora 18 miembros, a saber, la CE y 17 Estados. Pueden participar como miembros los países ribereños del océano Índico, así como otros países no ribereños que pescan túnidos en este océano.
El objetivo de la Comisión es la utilización óptima de 16 especies de túnidos existentes en su área de competencia, que se define como el océano Índico y mares adyacentes. Esta Comisión es la primera de este tipo en la FAO, ya que tiene facultades de ordenación y está financiada íntegramente por contribuciones de los miembros.

Inicialmente, las capturas de atún realizadas en esta zona eran la mitad de las registradas en los océanos Atlántico o Pacífico oriental, pero han aumentado rápidamente y ahora representan más de la cuarta parte de los desembarques mundiales de túnidos. El valor de los 1,2 millones de toneladas que se capturan anualmente es también muy elevado (estimado entre 2 000 y 3 000 millones de dólares), ya que en gran medida se trata de valiosos peces capturados con palangre. Otro hecho importante es que casi la mitad de las capturas procede de pesquerías artesanales, mientras que en los demás océanos la mayoría se obtienen con operaciones industria-lizadas de amplio alcance.

Las actividades técnicas que dieron origen a la Comisión comenzaron en 1982 por medio del Programa sobre el fomento y la ordenación del atún del Indo-Pacífico (IPTP), que fue financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ejecutado por la FAO. El programa se encargó de compilar datos estadísticos sobre pesquerías de túnidos y ofreció a los países participantes un foro para la investigación y el debate sobre el estado de las poblaciones. Por toda la duración del IPTP, se prestó apoyo científico por medio de un proyecto financiado por Japón. En 1986, los miembros participantes proporcionaban ya todos los fondos para la realización del programa.

La secretaría de la Comisión está funcionando en su sede de las Seychelles desde comienzos de 1998. Durante este período, se ha nombrado personal, se han constituido bases de datos estadísticos, se han compilado datos de los países que pescan atún y se ha organizado la difusión de los datos e información por medio de Internet y medios electrónicos e impresos. La secretaría presta también apoyo para la recogida de datos y actividades de capacitación y científicas a las partes contratantes y cooperantes. La Secretaría desempeña una activa función a nivel internacional cooperando estrechamente con la FAO y otros órganos pesqueros regionales en sectores como la información sobre situación y tendencias, el establecimiento de normas estadísticas, el intercambio de datos e información y los planes de acción internacionales sobre capturas incidentales de aves marinas, ordenación de la pesca del tiburón y capacidad pesquera. Se ha introducido un mecanismo de coordinación entre todos los organismos de ordenación de los túnidos en todos los océanos a fin de afrontar el peligro que plantea la pesca ilegal, no reglamentada y no declarada.

La Comisión se reúne cada año. Se facilita asesoramiento sobre cuestiones técnicas y científicas por medio de un comité científico y se realizan trabajos científicos a través de grupos de trabajo. Hasta la fecha, se han constituido grupos de trabajo para estadísticas y marcado, así como para túnidos y pez ballesta de zonas tropicales, templadas y neríticas. Poco tiempo después de su creación, la Comisión ha tomado ya decisiones sobre normas mínimas para la presentación de datos, la confidencialidad de los datos y medidas para reglamentar la pesca ilegal, no regulada y no notificada, y ha creado la nueva condición de Parte Cooperante, con el fin de facilitar el acceso a países que pudieran dudar en adherirse o podrían no tener los recursos financieros necesarios. Se prevé que en la próxima reunión se adoptarán medidas de ordenación de los recursos.

Fuente: D. Ardill, Secretario de la Comisión del Atún para el Océano Índico.

Comisión de Pesquerías del Atlántico Nordeste

La fundación de la Comisión de Pesquerías del Atlántico Nordeste (CPANE) puede remontarse al período entre las dos guerras mundiales. En los años treinta, se organizaron varias conferencias para afrontar la cuestión de la explotación racional de los recursos pesqueros, pero la segunda guerra mundial abortó los intentos de establecer un acuerdo internacional. En 1946, el Reino Unido organizó una Conferencia Internacional sobre pesca excesiva, que dio lugar a la institución de una Comisión Permanente.

Esta Comisión, fundada en 1953, fue la precursora de la CPANE. A su primera reunión asistieron delegaciones de doce partes contratantes y en ella se trataron principalmente cuestiones relacionadas con la talla mínima de los peces y la utilización de distintos artes. En 1955, la Comisión estableció un comité científico especial para que estudiara las cuestiones debatidas y recabara asesoramiento del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM).

Durante su primer año de funcionamiento, resultó evidente que las medidas que pudieran aplicarse eran insuficientes para proteger debidamente las poblaciones ícticas. Entre 1954 y 1958, se tuvieron varios debates informales para examinar nuevos tipos de reglamentación internacional. En 1959, una conferencia dio lugar al Convenio de pesquerías del Atlántico nordeste, que entró en vigor en 1963. La CPANE, que se constituyó en el ámbito de este convenio, sucedió a la Comisión Permanente. La nueva Comisión recibió facultades adicionales y pudo establecer medidas más estrictas de conservación y ordenación.

La CPANE constituyó el marco para la cooperación internacional en la reglamentación de la pesca más allá de los límites nacionales. Su finalidad principal fue la de recomendar medidas para mantener la explotación racional de las poblaciones ícticas en la zona del convenio, recibiendo asesoramiento del CIEM. En 1967, la CPANE estableció un Plan de obligación conjunta del cumplimiento que contenía normas para la inspección y control mutuos fuera de las jurisdicciones pesqueras nacionales. Aunque todas las decisiones sobre los procesos judiciales correspondían al Estado del pabellón, se consideró que este plan era un notable logro.

En 1969, la Comisión recomendó la prohibición completa de la pesca del salmón fuera de los límites nacionales. Acordó también imponer una veda obligatoria en la pesca del arenque en el mar del Norte desde 1971. En 1975 se acordó la recomendación de prohibir la pesca industrial del arenque en el mar del Norte.

Durante este período, aumentaron las facultades de la Comisión, ya que podía establecer límites para capturas totales permisibles y limitaciones de esfuerzo, incluyendo la asignación de cuotas. La primera recomendación sobre cuotas fue la relativa al arenque del mar del Norte en 1974 y, el año siguiente, la CPANE recomendó capturas totales permisibles y cuotas para 15 poblaciones. Para el final de 1976, la CPANE era consciente de que las novedades que se estaban registrando después de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS III) darían lugar a una ampliación de los límites de pesca a 200 millas. En 1977, en que los Estados ribereños del Atlántico norte declararon la jurisdicción dentro de las 200 millas a la altura de sus costas, la mayor parte de las zonas de poblaciones reguladas por la CPANE se convirtieron en zonas nacionales. La ordenación de las poblaciones conjuntas se convirtió en cuestión de responsabilidad bilateral y multilateral, en lugar de responsabilidad de la CPANE.

En 1980 se llegó a un acuerdo sobre la participación como miembro en la organización, entre las partes contratantes de la CPANE y la Comunidad Económica Europea, por el que se permitió a esta última convertirse en firmante. La reunión de 1980 dio lugar al Convenio sobre Cooperación Futura Multilateral en las Pesquerías del Atlántico Nordeste. En 1982, se estableció una nueva comisión cuyas funciones y obligaciones eran semejantes a las de la primera.

Debería servir como foro para consultas e intercambio de información acerca de las poblaciones y para la ordenación, y debería tener facultad para formular recomendaciones relativas a la pesca en aguas internacionales en la zona del Convenio. Sin embargo, como la mayor parte de la actividad pesquera se realizaba dentro de la jurisdicción del Estado ribereño, la CPANE careció de cualquier responsabilidad real para la ordenación de la misma.

El desarrollo del marco jurídico para la ordenación pesquera después de la UNCLOS, en particular la Declaración de Río y el Acuerdo de las Naciones Unidas sobre la conservación y ordenación de las poblaciones de peces transzonales y las poblaciones de peces altamente migratorios, provocó una nueva reducción de facultades de la CPANE. La Comisión decidió examinar su futuro a la luz de las novedades recientes relacionadas con el marco jurídico para la pesca fuera de la jurisdicción nacional.

En los últimos años se ha registrado una mayor actividad pesquera y la CPANE se ha hecho responsable de la ordenación de varias poblaciones en la zona del Convenio. En 1998, las actuales partes contratantes -Dinamarca (en relación con las Islas Feroe y Groenlandia), los Estados Unidos, Islandia, Noruega, Polonia y la Federación de Rusia- acordaron fortalecer CPANE con el establecimiento de una secretaría independiente en Londres. Se llegó a un acuerdo sobre un nuevo Plan de control y cumplimiento para aplicarlo en aguas externas a la jurisdicción nacional. Esto permite la inspección recíproca de los barcos autorizados a faenar en aguas internacionales y declarar las capturas realizadas.

Las partes contratantes han acordado que, desde el 1º de enero de 2000, exigirán el seguimiento por satélite de los barcos pesqueros fuera de la jurisdicción nacional en el Atlántico nordeste. Mediante su inspección en la zona, la secretaría facilitará a las partes contratantes información actualizada sobre las actividades pesqueras en curso. Las partes contratantes en la CPANE han acordado también medidas que han de adoptarse para las partes no contratantes que faenan en la zona; por ejemplo, si se pescan poblaciones reglamentadas por la CPANE contraviniendo las recomendaciones de ésta, se podrán prohibir los desembarques de las capturas de las partes no contratantes.

Fuente: S. Engesaeter, Secretario de la CPANE.

Ordenación regional y mundial

La cooperación regional proporciona muchos otros beneficios además de ahorros en gastos. Muchas políticas pesqueras atienden explícitamente a la necesidad de armonizar las medidas de ordenación entre los países e incluso dentro de éstos (en los de mayores dimensiones). Los beneficios se derivan principalmente de la mejora del seguimiento, control y vigilancia, que constituyen uno de los aspectos más costosos de la ordenación. La cooperación regional puede reducir mucho estos costos. La cooperación multilateral muestra también un interés creciente por las formas de compartir la información y los conocimientos técnicos, así como por la ordenación conjunta de poblaciones compartidas. Para apoyar estas actividades es necesario fortalecer las organizaciones regionales de ordenación pesquera y hacerlas más eficaces (véanse en el Recuadro 3 ejemplos de actividades de las organizaciones pesqueras regionales).

Aunque se ha registrado una reducción general de la pesca en aguas distantes, algunos países en desarrollo siguen dependiendo, para la explotación de los recursos a la altura de sus costas, de flotas que cubren largas distancias, pertenecientes normalmente a países desarrollados. Debido a la necesidad de compartir la información sobre las flotas extranjeras, la ordenación regional es particularmente útil para controlar la pesca que tiene un elevado componente extranjero. Además, los organismos regionales mejoran la cooperación entre los Estados, incluso en los casos en que está reduciéndose la pesca en aguas distantes. Las organizaciones regionales de ordenación pesquera tienen una importante función que desempeñar para combatir la pesca ilegal, no reglamentada y/o no declarada (véase Pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, Parte 2).

Ordenación de la pesca continental

La ordenación de la pesca continental se encuentra limitada por los mismos factores que dificultan la obtención de datos exactos: el carácter diverso y difuso de las pesquerías; la notificación incompleta o inexacta; y la competencia por los recursos hídricos con otros sectores como la agricultura y la producción de energía. Se han adoptado medidas de repoblación (frecuentemente con especies exóticas) y otras actividades de fomento de las poblaciones con el fin de reconstruir la pesca y añadir valor a las capturas en algunas masas de agua. La acuicultura puede ser también una medida de fomento de los recursos, pero en muchas zonas rurales la producción acuícola representa sólo una pequeña fracción de la producción de pesca continental y no debería considerarse como sustitutivo para la ordenación pesquera. El acceso a la pesca es controlado frecuentemente por personas poderosas dentro de la comunidad. Como la pesca deportiva está llegando a ser una fuente valiosa de ingresos en los países en desarrollo (por ejemplo, mediante el cobro de derechos de acceso o el turismo), los pescadores locales de subsistencia y comerciales están perdiendo el acceso a muchas masas de agua.

Esto plantea un problema para la ordenación de cada pesquería, por lo que se tiende más a la ordenación de las cuencas hidrográficas y los hábitats. Es de esperar que la protección de los hábitats en las cuencas hidrográficas y el desarrollo de planes de acceso y propiedad para las masas de agua continentales contribuyan a promover la pesca continental responsable, incluso en casos donde no se dispone de información precisa sobre las capturas por especies.

ACUICULTURA

Producción y valor

La mayor parte de la acuicultura se ha desarrollado en agua dulce (Figura 9) y principalmente en Asia. El desarrollo de la acuicultura continental se considera una fuente importante de seguridad alimentaria en Asia, especialmente en países sin litoral.

La producción acuícola de agua dulce consiste principalmente en peces propiamente dichos, especialmente carpas plateadas, comunes y otras variedades (Figuras 10 y 11). La acuicultura en aguas salobres se ha dedicado principalmente a la producción de camarón, sobre todo langostino tigre dando lugar al crecimiento de los mercados de exportación de camarón. La producción de sabalotes predominó en la piscicultura en aguas salobres durante los años ochenta, pero posteriormente creció más lentamente. En cuanto a la maricultura, lo que más se ha producido en volumen ha sido algas, sobre todo la kelp japonesa, y moluscos, principalmente el ostión del Pacífico. Sin embargo, como las cifras de producción se dan en peso en vivo (incluyendo un elevado contenido de agua en las algas y pesadas conchas en los moluscos), las estadísticas ofrecen la impresión de que estos productos son fuentes de alimentos y empleo mayores de lo que en realidad lo son.

La acuicultura en aguas salobres y saladas ha incrementado sobre todo la producción de salmón de valor elevado, mientras que en la de aguas salobres el camarón es el principal producto de valor elevado. Ambos tipos de acuicultura se orientan al mercado de exportación. El volumen total de camarones (crustáceos) y salmones (peces diadromos) exportados es menor que el de peces de agua dulce, como tilapias o carpas, pero su precio es más elevado por lo que constituyen un importante componente en valor.

La producción está dominada por los países de Asia (Figura 12), sobre todo China, donde se registraron incrementos de producción de 0,7 millones de toneladas al año hasta 1992 y de 2,6 millones en los años siguientes. En cuanto al resto del mundo, el crecimiento medio de la producción ha sido de 0,4 millones de toneladas al año. En el último decenio, los PBIDA, excluida China, han registrado una alentadora tendencia general al aumento de la producción y, en términos cuantitativos, su incremento se ha mantenido en el nivel de la tasa notificada en los países no pertenecientes a este grupo (Figura 13). China y otros países de Asia tienen la mayor producción acuícola de los PBIDA (Figura 14) porque han promovido mucho más activamente la acuicultura, especialmente para la subsistencia. Mientras en Asia, las Américas y Europa se ha registrado una notable expansión de la producción acuícola, en África se ha desarrollado lentamente su potencial. A diferencia de Asia, África tiene poca tradición de acuicultura y ésta ha resultado afectada por toda una serie de problemas externos que han impedido una ordenación adecuada y el desarrollo, a pesar de las inversiones. No obstante, la producción acuícola de África ha aumentado de 37 000 toneladas en 1984 a 189 000 en 1998, pudiendo atribuirse la mayor parte del aumento a la producción de carpas y tilapias de agua dulce.


Desarrollo y políticas

En la región de Asia, se ha desarrollado la acuicultura principalmente como actividad rural integrada en los sistemas de explotación agrícola existentes. La acuicultura rural, incluyendo las pesquerías en que se han fomentado las poblaciones y basadas en el cultivo, ha aportado una contribución importante a la mitigación de la pobreza, directamente mediante la cría de organismos acuáticos en pequeña escala, en los hogares, para el consumo doméstico o la obtención de ingresos, e indirectamente proporcionando empleo a la población pobre o pescado barato para los consumidores pobres de zonas rurales y urbanas. Experiencias realizadas recientemente en estos países indican que existen grandes oportunidades para la población pobre que puede adoptar la acuicultura integrándola en sus actuales sistemas de explotación agrícola.

Todos los países de la región cuentan con un gran potencial de crecimiento no explotado, si bien la acuicultura rural se halla mucho mejor desarrollada en países como China y la India. En China, se está produciendo una notable expansión e intensificación de la acuicultura. Los sistemas intensivos basados en la utilización creciente de piensos formulados son más comunes en las provincias costeras, donde la explotación en pequeña escala representa el 60 por ciento de la producción, mientras que en las provincias más pobres y lejanas siguen predominando los sistemas integrados tradicionales basados principalmente en la utilización de abonos. En la India, la acuicultura rural que utiliza modos de producción de extensiva a semiintensiva en estanques y depósitos contribuye notablemente a los ingresos de los hogares rurales. En Filipinas, una parte considerable de la producción de algas y moluscos de las zonas costeras se realiza en pequeña escala. En Bangladesh, donde la mayoría de los piscicultores son relativamente pobres, hay enormes posibilidades de que los miembros más pobres de la sociedad se conviertan en nuevos productores acuícolas. En Nepal, pescadores pobres son productores y propietarios de jaulas de peces, mientras que en Filipinas los agricultores pobres suelen explotar estos sistemas como aparceros y menos frecuentemente como propietarios. En Indonesia, un 78 por ciento de las explotaciones agrícolas cultivan peces en pequeños estanques de menos de 500 m2, y la acuicultura es la principal fuente de ingresos del 66 por ciento de los hogares que cultivan peces en arrozales y estanques. La acuicultura es también la principal fuente de ingresos del 65 por ciento de los hogares que disponen de estanques de aguas salobres de superficies inferiores a la hectárea. Se señala que el sistema tradicional de explotación agrícola integrada de Viet Nam puede contribuir a los ingresos del hogar tanto como el cultivo del arroz, ocupando una superficie mucho menor. No obstante, la contribución de la acuicultura rural al desarrollo es desigual, lo que indica que existe todavía un notable potencial no aprovechado. La acuicultura rural es una forma de mejorar los medios de subsistencia de la población pobre, y muchos gobiernos y organismos de desarrollo reconocen la importancia a este sector en la región de Asia y el Pacífico.

La acuicultura sigue enfrentándose con toda una serie de problemas, entre los que destacan el acceso a la tecnología y a los recursos financieros para los pobres, el impacto ambiental y las enfermedades. Las esferas prioritarias para continuar investigando son:

Aunque muchas políticas se elaboran específi-camente para la acuicultura, los planes resultantes se integran en muchos casos con los del sector de la pesca de captura. Se considera que la acuicultura no sólo tiene mayor potencial de desarrollo que la pesca de captura, sino también es un instrumento importante para elevar la seguridad alimentaria. Muchos países han identificado una escasez futura de suministros de productos pesqueros y apoyan el desarrollo de la acuicultura para evitar tener que importar los escasos productos pesqueros.

Se propone frecuentemente la acuicultura como un medio de obtener pescado para comunidades no costeras, exportaciones de valor elevado, material de siembra para reponer los recursos y cebo para la pesca. La mayoría de los planes para la acuicultura incluyen, además del desarrollo de nuevas zonas, el apoyo a zonas infrautilizadas debido a ineficiencias de producción, lo que constituye un problema común a muchos países en desarrollo. Otros problemas importantes que afrontan los planes de ordenación y desarrollo son la lucha contra las enfermedades, los usos conflictivos de la tierra y problemas ambientales generales derivados del desarrollo de la acuicultura, como la pérdida de hábitat fundamental, las introducciones de especies y la contaminación.

El desarrollo futuro de la acuicultura dependerá de las mejoras en investigaciones nuevas y de adaptación y en la ordenación. El marco para esta cooperación, ofrecido por la Declaración de Bangkok y Estrategia para el Desarrollo de la Acuicultura más allá de 20008, es particularmente importante para los países en desarrollo, que necesitan compartir sus conocimientos y tecnología. Se está llevando a cabo la organización regional de la acuicultura para el Mediterráneo por medio de la aplicación del Artículo 9 del Código de conducta para la pesca responsable de la FAO. Es éste el primer intento institucional de armonizar distintos principios nacionales del Código, en lo referente a la planificación integrada y mejorada con la participación de todos los sectores, a la conservación ambiental y a cuestiones económicas y comerciales.

UTILIZACIÓN DEL PESCADO

Desde 1994 se ha registrado la tendencia a utilizar una proporción mayor de la producción pesquera para el consumo humano directo, en lugar de destinarla a otras finalidades (Figura 15). De los productos destinados al consumo humano, la parte correspondiente al pescado fresco aumentó mucho durante los años noventa, compensando el descenso en la utilización del pescado enlatado. Esta tendencia ha estado impulsada en gran medida por el crecimiento de consumo que elevó la demanda de pescado fresco y provocó un ligero descenso en otros usos (Figura 16).

El pescado ofrece notables posibilidades de elaboración. En 1998, sólo el 36 por ciento de la producción pesquera mundial se comercializaba como pescado fresco, ya que el 64 por ciento restante se sometía a alguna forma de elaboración. El 79,6 por ciento del pescado se utilizaba para consumo humano, mientras que el 20,4 por ciento restante era para finalidades no alimentarias, casi exclusivamente para su transformación en harina y aceite. Del pescado utilizado para consumo humano directo, el fresco era el producto más importante, ya que se destinaba a este uso el 45,3 por ciento, seguido del pescado congelado (28,8 por ciento), el enlatado (13,9 por ciento) y el curado (12 por ciento). En equivalente de peso en vivo, el volumen del pescado consumido en fresco aumentó de 25 millones de toneladas en 1988 a 42 millones en 1998, mientras que el consumo de pescado elaborado (congelado, curado y enlatado) aumentó de 46 millones de toneladas en 1988 a más de 51 millones en 1998.

Consumo

El suministro total de pescado para la alimentación ha ido aumentando a la tasa del 3,6 por ciento al año desde 1961, mientras que la producción mundial ha crecido al promedio del 1,8 por ciento al año. Las proteínas derivadas de peces, crustáceos y moluscos representan entre el 13,8 y 16,5 por ciento de la ingestión de proteínas animales de la población humana.

El suministro total de pescado para la alimentación aumentó de 27,6 millones de toneladas en 1961 a más de 93 millones al final del siglo XX. El consumo medio aparente aumentó de unos 9 kg por persona al año a comienzos de los años sesenta a 16 kg en 1997. Por consiguiente, la disponibilidad per cápita de pescado y productos pesqueros se ha duplicado casi en 40 años, aumentado más que el crecimiento de la población, que casi se duplicó también en el mismo período.

En los países industrializados, donde las dietas suelen contener una gama más diversificada de proteínas animales, el suministro aumentó de 13,2 millones de toneladas en 1961 a 26,7 millones en 1997, lo que significa un incremento del suministro per cápita de 19,7 a 27,7 kg, es decir, una tasa cercana al 1 por ciento al año. En este grupo de países, el pescado representó una parte cada vez mayor de la ingestión total de proteínas hasta 1989 (entre el 6,5 y el 8,5 por ciento), pero su importancia ha ido disminuyendo desde entonces y, en 1997, su contribución porcentual volvió a bajar al nivel predominante a mediados de los años ochenta.

A comienzos de los años sesenta, el suministro de pescado per cápita en los PBIDA era, por término medio, un quinto del existente en los países más ricos, pero la diferencia se ha ido reduciendo gradualmente y en 1997 el consumo medio de pescado en los PBIDA era casi la mitad del registrado en las economías más ricas. Excluyendo China, el suministro per cápita en los PBIDA aumentó de 4,9 a 7,8 kg durante el período, lo que equivale a una tasa de crecimiento del 1,3 por ciento.

Pese a que, en peso, el consumo en los PBIDA es relativamente bajo, la contribución del pescado a la ingestión total de proteínas animales es considerable (cercana al 20 por ciento). Sin embargo, durante los cuatro último decenios, la proporción de proteínas de pescado en el total de proteínas animales ha ido disminuyendo debido a que ha sido más rápido el crecimiento del consumo de otros productos de origen animal.

La función del pescado en la nutrición muestra, además de las variaciones relacionadas con los ingresos, notables diferencias según los continentes, regiones y países (Figura 17). Por ejemplo, de los 93,9 millones de toneladas disponibles para el consumo en todo el mundo en 1997, en África se consumieron sólo 5,2 millones (con un suministro per cápita de 7,1 kg), mientras que en Asia, se consumieron los dos tercios del total: 31,7 millones de toneladas en Asia excluyendo China (13,7 kg per cápita) y una cantidad semejante en China solamente (donde el suministro aparente ascendió a 25,7 kg per cápita).

Actualmente, los dos tercios del suministro total de pescado para la alimentación se obtienen de la pesca en aguas marinas y continentales, mientras que el tercio restante procede de la acuicultura. La contribución de las capturas marinas y continentales al suministro alimentario per cápita se ha estabilizado (en el nivel de 10 a 11 kg per cápita en el período 1984-1998). Por consiguiente, los aumentos recientes en las disponibilidades per cápita se deben a la producción de la acuicultura, tanto a la rural tradicional, como a la comercial e intensiva de especies de alto valor. Por término medio, en todos los países del mundo, con la excepción de China, la contribución de la acuicultura a las disponibilidades de alimentos per cápita ha aumentado de 1,2 kg en 1984 a 2,1 kg en 1998, a la tasa media del 4,1 por ciento al año. En China, donde la piscicultura tiene una larga tradición, el suministro per cápita obtenido de la acuicultura durante el mismo período ha aumentado, según los informes, de 6 a casi 17 kg, lo que implica un crecimiento anual medio del 15 por ciento.

La cantidad total de pescado consumido y la composición por especies del suministro alimentario varían según las regiones y países, reflejando los distintos niveles de disponibilidad natural de recursos acuáticos en aguas adyacentes, así como las distintas tradiciones alimentarias, los gustos, la demanda y los niveles de ingresos. Los peces demersales son los preferidos en el norte de Europa y en América del Norte, mientras que los cefalópodos se consumen en varios países del Mediterráneo y Asia y, en mucha menor cantidad, en otras regiones. Los crustáceos, pese al rápido crecimiento de la contribución de la acuicultura a la producción, son todavía productos de alto precio y su consumo se concentra sobre todo en economías ricas.

De los 16,1 kg de pescado disponibles por persona para el consumo en 1997 (Figura 18), la mayor parte (75 por ciento) consistía en peces propiamente dichos. Los mariscos representaban el 25 por ciento o 4 kg por persona, subdivididos en 1,4 kg de crustáceos, 2,2 kg de moluscos y 0,4 kg de cefalópodos.

En cuanto al suministro total, 25 millones de toneladas eran de peces de agua dulce y diadromos. Las especies de peces marinos proporcionaban 45 millones de toneladas, subdivididas en 16 millones de toneladas de especies demersales, 19 millones de pelágicas y 10 millones de peces marinos varios y no identificados. El 20 por ciento restante del suministro para la alimentación consistía en mariscos, incluyendo 8 millones de toneladas de crustáceos, 2,5 millones de toneladas de cefalópodos y 13 millones de toneladas de otros moluscos. A lo largo de los años, no se han producido cambios espectaculares en la parte correspondiente a los distintos grupos en el promedio del consumo mundial. La parte correspondiente a las especies demersales se ha estabilizado en torno a 2,7 kg por persona y la de peces pelágicos en 3,2 kg. Hay dos grupos que constituyen excepciones en cuanto registraron aumentos considerables entre 1961 y 1997: la disponibilidad per cápita de crustáceos se triplicó con creces, pasando de 0,4 a 1,4 kg, debido principalmente a la producción de camarones y langostinos obtenida de la acuicultura; y también la disponibilidad de moluscos aumentó de 0,6 a 2,2 kg per cápita.

El pescado aporta hasta 180 calorías per cápita al día, pero se alcanzan niveles tan elevados sólo en unos pocos países donde faltan otros alimentos proteínicos alternativos de producción local y donde se ha desarrollado y mantenido una preferencia por el pescado (por ejemplo en Japón, Islandia y algunos pequeños Estados insulares). Lo más normal es que el pescado suministre de 20 a 30 calorías por día. Las proteínas de pescado son esenciales en las dietas de algunos países densamente poblados, donde la ingestión total de proteínas puede ser baja (por ejemplo, el pescado aporta cerca o más del 50 por ciento del total de proteínas en Bangladesh, la República Popular Democrática de Corea, la República del Congo, Ghana, Guinea, Indonesia, Japón y Senegal), y es muy importante en las dietas de muchos otros países (por ejemplo, Camboya, Benin, Angola y la República de Corea).

A nivel mundial, para 1 000 millones de personas el pescado es la fuente principal de proteínas animales. La dependencia del pescado suele ser mayor en las zonas costeras que en las continentales. Alrededor del 20 por ciento de la población mundial obtiene del pescado al menos el 20 por ciento de su ingestión de proteínas animales (Figura 19), y algunos pequeños Estados insulares dependen casi exclusivamente del pescado.

COMERCIO PESQUERO

El pescado es un producto muy comercializado, sobre todo en forma congelada y cada vez menos como enlatado o muy secado, y su comercio ha sido estimulado por las condiciones económicas predominantes en la mayoría de los mercados consumidores y por las ideas sobre los beneficios para la salud que se derivan de su consumo. Respondiendo al aumento de los precios registrado en los últimos años, la producción de la acuicultura ha influido positivamente en los suministros y precios al consumidor. Sin embargo, en 1998 se redujo de forma pronunciada la demanda de importación en algunos mercados importantes. Aunque en algunos casos la debilidad de la demanda de importación de determinadas especies se debió a aumentos de la producción interna, más en general fue el resultado de la crisis financiera que afectó a algunas de las economías industriales de crecimiento más rápido. Además, la crisis económica mundial, que comenzó el verano de 1997 y se extendió rápidamente por todo el Asia oriental, a la Federación de Rusia y América Latina, condicionó la economía mundial y ocasionó una reducción del comercio y de los precios de los productos de origen marino. En Japón, que es el país con el mayor consumo y mercado de importación, la oferta interna se mantuvo en más de 8 millones de toneladas con pequeñas fluctuaciones hasta 1995, pero desde entonces ha tendido a disminuir.

Durante los dos últimos años, el consumo de pescado y productos pesqueros sufrió fuertemente la influencia de la crisis económica de los países de Asia, en particular del Japón. En 1998, la crisis y el descenso del valor del yen determinaron la reducción de las importaciones y del consumo. Los principales países abastecedores tuvieron que bajar los precios y encontrar salidas alternativas para su producción. En 1999, la economía japonesa comenzó a recuperarse, pero no con la rapidez prevista en un principio, debido a que la población no siguió gastando con la misma liberalidad que antes de la crisis. Los productos alimenticios considerados costosos han tenido dificultades para recuperar sus cuotas de mercado anteriores a la crisis. En cambio, en los Estados Unidos la economía se ha mantenido especialmente fuerte y el consumo de pescado sigue aumentando. El mercado de Europa septentrional se mantuvo fuerte en la segunda parte de 1999 gracias a las buenas condiciones económicas y al aumento del consumo en los restaurantes. La tendencia general al aumento del consumo de pescado en los restaurantes a medida que la gente gasta más en comer fuera de casa no se registra sólo en Europa, ya que los hábitos alimentarios están cambiando también en los países desarrollados. Los mercados se han hecho más flexibles y nuevos productos y especies han encontrado nichos de mercado. Se tiende a incrementar el valor añadido del pescado en el suministro de comidas preparadas y mercados al por menor, lo que facilita la preparación del pescado a los consumidores.

Además de la preparación tradicional, los adelantos en las ciencias y tecnología de los alimentos, así como las mejoras en la refrigeración y la utilización de hornos de microondas, están haciendo que la industria productora de alimentos fáciles de preparar, comidas preparadas, productos de pescado rebozado y otros artículos de valor añadido crezca rápidamente, especialmente en la UE y los Estados Unidos. Las razones de esta rápida expansión son, entre otras, los cambios en factores sociales, la inserción creciente de la mujer en la fuerza laboral, la fragmentación de las comidas en los hogares, así como la reducción general del tamaño familiar, y el aumento de hogares con una única persona. Ha cobrado así gran importancia la necesidad de ofrecer comidas sencillas preparadas o fáciles de preparar.

Otra tendencia es la importancia cada vez mayor del pescado fresco. A diferencia de muchos otros productos alimenticios, el pescado fresco sigue teniendo todavía en el mercado una acogida más favorable que el elaborado. Sin embargo, históricamente, el pescado fresco ha tenido poca importancia en el comercio internacional debido a su naturaleza perecedera y su limitada duración en almacén. Las mejoras en el envasado, la reducción de los precios de los fletes aéreos y un transporte más eficaz y fiable han creado nuevas salidas para las ventas de pescado fresco. Las cadenas de supermercados y los grandes almacenes están participando también cada vez más en el sector de los alimentos marinos frescos, y muchos han abierto tiendas de pescado fresco con una mayor variedad de pescados y platos o ensaladas de pescado recién preparados, junto a sus mostradores de alimentos congelados. Los cambios sociales han influido mucho en la estructura de los mercados del pescado y al pormenor. Las grandes cadenas y supermercados son cada vez más comunes. Son muchos más los consumidores que limitan sus compras a un día por semana y tienden a preferir, por comodidad, los grandes almacenes de venta de alimentos.

Se prevé que los mercados de productos pesqueros de los Estados Unidos y la UE crecerán en los próximos años como consecuencia de la conciencia sanitaria del consumidor y de su creencia en las repercusiones positivas del consumo de pescado en la salud. La salubridad de los alimentos es una preocupación creciente en los países desarrollados y la indicación del aporte de calorías, los planes dietéticos y nutricionales y las recetas que figuran en los envases del pescado son una adición útil a los productos con valor añadido.

Por otra parte, el consumo de sashimi y sushi está creciendo, fuera del Japón, en otros países de Asia, en los Estados Unidos y en Europa. Además, el consumo de especies cultivadas como tilapias, barbos y salmones, constituye una alternativa a productos tradicionales cuyo suministro es más escaso y sus precios son elevados.

Está cambiando también la estructura de la industria pesquera en los países desarrollados, donde grandes empresas multinacionales integradas verticalmente están comprando fábricas menores.

Entre los factores que podrían influir en la demanda futura de productos ícticos cabe señalar el crecimiento de la población, los cambios en la situación económica y condiciones sociales (como el estilo de vida y la estructura familiar); las mejoras en las estrategias de producción, elaboración, distribución y mercadeo del pescado y los precios del pescado en comparación con los de otros alimentos competitivos. Por ejemplo, el precio del pollo resulta cada vez más atractivo en todos los principales mercados, por lo que el interés del consumidor se está desviando del pescado hacia el pollo. Además pueden provocar efectos importantes la globalización y el crecimiento del comercio internacional de productos pesqueros, así como los acuerdos internacionales sobre normas comerciales, aranceles, normas de calidad (véase Calidad e inocuidad del pescado, Parte 2) y la ordenación pesquera. Las tendencias mundiales de la oferta y la demanda a largo plazo, así como las novedades en la distribución y el consumo, tienen notables repercusiones en la industria nacional y los consumidores internos. Proyecciones de la demanda basadas en el crecimiento de la población y los ingresos indican un aumento del déficit entre la oferta y demanda que podría provocar subidas de los precios. Esto podría contribuir, a su vez, a ampliar la diferencia existente en el consumo medio de pescado entre los países desarrollados y los PBIDA. La tendencia del consumo, en lo que respecta a las especies, indica una inclinación creciente hacia las especies cultivadas, pescado blanco, crustáceos y moluscos en los países desarrollados, y hacia especies de poco valor, como los peces pelágicos pequeños, en los países en desarrollo.

Gran parte de la producción pesquera entra en el comercio internacional, ya que en 1998 se exportó un 33 por ciento de ella (equivalente de peso en vivo). Los PBIDA desempeñan una función activa en este comercio y actualmente representan casi el 20 por ciento de las exportaciones. El conjunto de los países en desarrollo suministró casi el 50 por ciento de las exportaciones totales en valor. En 1998, el total de las exportaciones de pescado y productos pesqueros alcanzó un valor de 51 300 millones de dólares EE.UU., que representa una reducción del 3,8 por ciento con respecto a 1997.

Más del 90 por ciento del comercio de pescado y productos pesqueros consistió en productos elaborados de una u otra forma (es decir, excluyendo el pescado vivo y fresco entero). La mayor parte de las exportaciones fueron de pescado congelado, fresco y refrigerado (Figura 20). Aunque el pescado vivo, fresco o refrigerado representa sólo una parte pequeña del comercio pesquero mundial debido a su naturaleza perecedera, su comercio está creciendo debido a la mejora de la logística y al aumento de la demanda.

En 1998, las importaciones de pescado y productos pesqueros totalizaron 55 000 millones de dólares EE.UU., lo que implica un pequeño descenso del 2,8 por ciento con respecto a 1997 y un 3,9 por ciento menos que en 1996. Japón volvió a ser el mayor importador de productos pesqueros, absorbiendo un 23 por ciento de las importaciones totales, pero las importaciones japonesas de pescado y productos pesqueros han disminuido recientemente a causa de la recesión económica (Figura 21). La UE siguió aumentado su dependencia de las importaciones para sus suministros de pescado. Los Estados Unidos, pese a ser el quinto mayor país exportador, fueron también el segundo mayor importador. Más del 77 por ciento del valor total de las importaciones mundiales se concentró en estas tres zonas.

Camarones

El camarón es, en valor, el principal producto pesquero comercializado, ya que representa un 20 por ciento del valor total de los productos pesqueros en el comercio internacional. La crisis económica internacional padecida en los principales países productores y en sus mercados, junto con problemas de enfermedades, provocaron retrocesos en la producción, comercio e inversiones en el sector del camarón en 1998 y 1999. Los principales productores tuvieron que bajar los precios y buscar salidas alternativas para vender su producción.

En 1998 y 1999, muchos países productores de camarón, especialmente de América del Sur, experimentaron un descenso en su producción debido principalmente a enfermedades o problemas meteorológicos. En Ecuador, Perú, México, Bangladesh e India, los niveles de producción y exportación del camarón fueron decepcionantes en comparación con los de años anteriores. En cambio, la producción camaronera de Tailandia alcanzó cotas máximas en 1998 y 1999, después de los problemas de enfermedades padecidos en 1996 y 1997. Este país sigue siendo el principal productor de camarón del mundo.

El mercado japonés del camarón, después del descenso de 1998, se recuperó en 1999, sobre todo en la segunda mitad del año. La fortaleza del yen y la elevada demanda fueron las razones principales de este auge. El mercado camaronero de los Estados Unidos se mantuvo muy activo en 1999, en que el consumo de camarón alcanzó la cifra récord de 400 000 toneladas, de las que 330 000 toneladas eran de importación.

El comercio europeo del camarón, tras un lento comienzo, se fortaleció en los últimos meses de 1999 y mejoró en la parte septentrional del continente gracias a las buenas condiciones económicas y al aumento del consumo en los restaurantes.
España es el principal importador de camarón fresco y congelado entre los países de la UE, seguida de Francia, el Reino Unido e Italia.

Túnidos

Las capturas de túnidos en 1999 fueron muy superiores a las de 1998 prácticamente en todas las áreas de pesca principales. En particular, las capturas en el Pacífico oriental (hasta un 40 por ciento en 1998) mantuvieron la tendencia positiva experimentada en 1998. Según las estimaciones, las capturas de túnidos en 1999 se aproximaron al récord de 4 millones de toneladas. Durante 1999 hubo un exceso de oferta en el mercado internacional de los túnidos, lo que provocó descensos sin precedentes de los precios, que ya habían empezado a bajar a mediados de 1998. En noviembre de 1999 el listado se cotizó en Bangkok al precio tan bajo de 400 dólares EE.UU. por tonelada.

Las importaciones japonesas de túnidos frescos y congelados ascendieron a 307 400 toneladas en 1999, lo que representa una reducción del 9,7 por ciento en comparación con 1998, y las de túnidos enlatados aumentaron algo en 1999 alcanzando las 21 000 toneladas.

Los dos principales mercados de túnidos enlatados son los Estados Unidos y la UE. Mientras las importaciones de Estados Unidos aumentaron en 1999, el mercado europeo se mantuvo bastante débil. Las importaciones estadounidenses de túnidos enlatado totalizaron 151 700 toneladas en 1999, un 32 por ciento más que en 1998. El atún blanco enlatado representa todavía sólo una parte pequeña de las importaciones estadounidenses de túnidos enlatados, pero se halla en aumento. Los Estados Unidos representan un tercio del consumo mundial de túnidos enlatados, pero este consumo ha disminuido en los últimos años. La calidad general de los túnidos enlatados en los Estados Unidos está disminuyendo, si bien está creciendo el segmento de la calidad mejor.

Los productores italianos de pescado en conserva han incrementado la utilización de lomos de túnidos como materia prima, ya que este producto representa alrededor del 60 por ciento de la producción total de atún enlatado de Italia. España es ahora el principal productor de atún de Europa, habiendo superado a Italia.

Después de los Estados Unidos, Tailandia es el segundo mayor productor de túnidos enlatados en el mundo, y las empresas conserveras están promoviendo el atún en los mercados nacionales destacando el bajo contenido de colesterol de este producto.

Peces de fondo

Durante varios años consecutivos, han disminuido las poblaciones y las cuotas de varias de las principales especies de peces de fondo. En los Estados Unidos esta situación ha facilitado la entrada en el mercado de nuevas especies cultivadas, como bagres y tilapias, mientras que en Europa parece que el salmón está sustituyendo a los peces de fondo. La reducción de los suministros de bacalao ha incrementado el interés de la industria en el cultivo de esta especie. Sin embargo, no existen muchas alternativas en el mercado de productos tradicionales como los peces de fondo salados y secos. Los precios en los Estados Unidos y Europa se mantuvieron relativamente deprimidos en 1999, registrándose una subida hacia fines del año.

La reducción de los suministros de especies tradicionales de peces de fondo parece quedar compensada con ventas mayores de otros productos, especialmente comidas preparadas y salmón cultivado. En general, está aumentando el consumo mundial de salmón y el salmón del Atlántico cultivado está adquiriendo mayor popularidad tanto en fresco, como ahumado y enlatado. La producción de salmón cultivado creció considerablemente en 1999, ascendiendo a casi 890 000 toneladas, frente a 798 000 toneladas en 1998. En Chile se experimentaron varios problemas relacionados con la producción de salmón cultivado durante 1999, mientras que Noruega incrementó su cuota en el mercado de los Estados Unidos.

Cefalópodos

La pesca de cefalópodos fue buena en 1999, especialmente las capturas de Illex, por lo que los suministros en el mercado mundial fueron muy abundantes. El incremento de la oferta de calamares fue absorbido inicialmente sin problemas, ya que se registró un mayor interés en su compra en España y Japón. Sin embargo, a fines del año, la demanda bajó repentinamente y empezó la caída de los precios en el mercado.

Las importaciones japonesas de calamar alcanzaron el elevado nivel de 62 500 toneladas en 1999, casi un 30 por ciento más que en 1998.

En 1999, las importaciones japonesas de sepias disminuyeron un 3,1 por ciento, a 43 400 toneladas, y Tailandia suministró casi la mitad de ese total. Las capturas de pulpos fueron buenas en el Atlántico centro-este en 1999, lo que provocó un incremento de las exportaciones al Japón y una reducción de los precios en el mercado mundial.

En muchos de los países que no son consumidores tradicionales de cefalópodos, está aumentando el consumo de calamares. El mejor ejemplo lo constituyen los Estados Unidos, donde los calamares son ahora una comida que se encuentra en todas las cadenas de alimentos rápidos. En países con bajo consumo de pescado, como la Argentina, el calamar ha encontrado un nicho de mercado en el sector de los alimentos de preparación fácil y rápida.

Peces pelágicos pequeños

Los problemas financieros de la Federación de Rusia provocaron una fuerte caída de los precios en 1998, seguida de una tendencia al alza de los precios del jurel durante la segunda mitad de 1999. Las exportaciones de jurel de Noruega a la Federación de Rusia y a los Estados del Báltico disminuyeron casi un 50 por ciento entre 1998 y 1999. Noruega empezó a orientarse más a los países de Asia y Europa oriental, como Polonia, Turquía y Ucrania.

En 1999, las exportaciones de jurel del Atlántico de la UE a Europa oriental fueron menores que en 1998, lo que indujo a la UE a incrementar mucho sus exportaciones a mercados africanos (especialmente Nigeria).

Al final de 1998, se produjo un colapso en el mercado mundial del arenque como consecuencia del exceso de oferta de la temporada 1997/98 y de la crisis económica en la Federación de Rusia y Japón, que son los dos principales mercados para este producto. El precio del arenque en el mercado mundial bajó considerablemente, en algunos casos en un 75 por ciento. En 1999, las importaciones a Europa central y oriental empezaron a aumentar y parece que la Federación de Rusia volverá a ser el principal importador de arenque. Los precios subieron algo en 1999.

Harina de pescado

La producción de harina de pescado de 1999 se estima en 6,6 millones de toneladas, cifra próxima al promedio anual de 6,5 millones de toneladas registrado en 1976-1997. Dicho nivel es superior en un 29 por ciento al de 4,8 millones de toneladas alcanzado en 1998, que fue uno de los peores años de producción. El crecimiento de la producción se debió a la recuperación de la pesca en América del Sur después del fenómeno El Niño. La producción de harina de pescado del Perú en 1999 duplicó con creces la cifra de 815 000 toneladas alcanzada en 1998, lo que representa un regreso a niveles normales. Los ingresos de las exportaciones de harina de pescado aumentaron un 35 por ciento en 1999 con respecto a 1998, totalizando 534 millones de dólares EE.UU. En cambio, en Chile la situación no volvió completamente a la normalidad, ya que la producción total de harina de pescado fue de 980 000 toneladas en 1999, volumen superior al de 640 000 toneladas de 1998, pero todavía inferior al de 1,2 millones toneladas registrado en 1997. Las exportaciones de harina de pescado de Chile ascendieron a casi 600 000 toneladas en 1999, unas 100 000 toneladas más que en 1998.

El aumento de la producción provocó una fuerte reducción de los precios durante 1999, si bien mejoraron luego hacia fines del año, pues la competencia con la harina de soja es todavía favorable a la harina de pescado. La actual relación de precios de 2:1 es una de las más bajas de los últimos años.

Las exportaciones de harina de pescado de los cinco principales países exportadores se duplicaron en 1999, ascendiendo a 2,85 millones de toneladas. China fue el principal importador, seguido del Japón, Taiwan Provincia de China y Alemania.

Aceite de pescado

La producción mundial de aceite de pescado totalizó 1,2 millones de toneladas en 1999, 0,8 millones más que en 1998. Los productores latinoamericanos, especialmente el Perú, registraron un notable incremento de la producción de aceite de pescado, que volvió a los niveles anteriores al fenómeno El Niño. El aumento de las disponibilidades de aceite de pescado entrañó descensos de los precios, los cuales eran, en diciembre de 1999, de 290 dólares EE.UU. por tonelada, frente a 740 dólares a mediados de 1998.

La principal utilización actual del aceite de pescado corresponde a la acuicultura, que absorbe el 60 por ciento del total. La baja producción de 1998 repercutió negativamente en la utilización de aceite de pescado comestible, pero en 1999 se recuperó la utilización de aceite de pescado para el consumo humano directo.

Peces vivos ornamentales

El comercio de peces vivos ornamentales ha ido aumentando desde los años ochenta y actualmente su valor al por mayor se estima en unos 900 millones de dólares EE.UU., mientras que al por menor totaliza unos 3 000 millones de dólares (sólo animales vivos para acuarios). Asia representa más del 50 por ciento del total de la demanda mundial de peces ornamentales. Singapur es con mucho el principal exportador, seguido de los Estados Unidos, Hong Kong, Japón, Malasia, la República Checa, Israel, Filipinas y Sri Lanka. El cuidado de peces es una actividad recreativa practicada principalmente en países industrializados debido a que es relativamente costosa. Los principales importadores son los Estados Unidos, Japón y Europa, especialmente Alemania, Francia y el Reino Unido.

1M. Bruton. 1995. Have fishes had their chips? The dilemma of threatened fishes. Env. Biol. Fish., 43: 1-27 e Instituto Mundial sobre Recursos, www.wri.org/wri/wr2000/index.html
2 FAO. 1999. Circular de Pesca, No 942. Roma.
3 Instituto Mundial sobre Recursos, www.wri.org/wr2000/freshwater.html/
4 S.L. Postel et al. 1996. Human appropriation of renewable freshwater. Science, 271.
5 Las cifras son de enero de 2000 y se refieren al tonelaje bruto (TB). La información del Lloyd's Register of Shipping se ofrece bajo licencia exclusiva de Lloyd's Maritime Information Services (LMIS).
6 Esta sección se basa en la información facilitada al Departamento de Pesca de la FAO sobre políticas y ordenación pesqueras nacionales en los Estados Miembros, la mayor parte de la cual se obtuvo durante los dos últimos años.
7 Adoptado en el 28o período de sesiones de la Conferencia de la FAO en octubre de 1995. En esta publicación, por «el Código» se entiende el Código de conducta para la pesca responsable.
8 Puede consultarse en: www.fao.org/fi/default.asp

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